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Los programas y proyectos aquí recogidos, representan los
esfuerzos de diversos organismos internacionales (UNESCO; UNCED;
UNCHS; UNDP; UNEP; OMS; ICLEI; DG. XI./U.E.; OECD; EUEA; EFCLW),
y nacionales (principalmente, Ayuntamiento de Barcelona, y FEMP),
en el afán de contribuir a la mejora del ambiente urbano y de las
condiciones de habitabilidad de las ciudades y, en términos más
amplios, de los asentamientos humanos. En la actualidad, estas
iniciativas cobran validez en un doble sentido: primero, como
muestra de los esfuerzos de dichos organismos, en los temas que
estamos tratando, y segundo, como antecedentes metodológicos,
teóricos o conceptuales, en la búsqueda de la "sustentabilidad
o sostenibilidad", lo que en nuestro caso podría traducirse como
la indagación acerca de los planteamientos precedentes para el
"desarrollo urbano sostenible". Los resultados obtenidos son
evidentes y nos enseñan que, a pesar de los esfuerzos realizados,
los problemas, son cada vez más complejos y de difícil solución;
lo cual indica que todavía existe un largo camino por recorrer
y que, en los momentos actuales, continua siendo un reto,
alcanzar marcos teóricos inter y transdisciplinarios para la
interpretación del espacio urbano (ambiente y ecosistema).
Una breve revisión de los proyectos más representativos de estas
dos últimas décadas (1974 - 1994), muestra que predomina un
enfoque sectorial, aunque las aportaciones de los proyectos MAB
11, Ecoville, y últimamente el proyecto Ciudades Sostenibles (DG.
XI / U.E) ponen el acento en una visión ecosistémica de la
ciudad. El resto de proyectos enfatizan el dictado de medidas
políticas, para atajar los cada vez más acuciantes problemas que
aquejan a las ciudades[1], y los más recientes incorporan
aspectos ligados a la sostenibilidad del medio ambiente urbano.
En cualquier caso, se echan en falta enfoques conceptuales con
una clara visión integral (holística), que permitan
conceptualizar los problemas urbanos desde la multi
dimensionalidad; así, por ejemplo, de una parte, los procesos y
los elementos implicados en el sistema urbano, la dependencia
externa de la ciudad con el territorio, la interpretación del
desarrollo interno (barrios y zonas), y los cambios de la ciudad
en el transcurso del tiempo; y de otra parte, las dimensiones
económicas, político-administrativas, sociológicas, psicológicas
y sobre todo culturales (formas propias de organización, uso y
manejo del territorio, y costumbres, valores y modos de vida de
la población), de manera que permitan comprender la compleja
organización del sistema ciudad, y entender las relaciones
sociedad-naturaleza, vigentes en la actual civilización, las
cuales, en última instancia, han definido las características de
los asentamientos humanos.
En estos años también hemos sido testigos de la creciente
concienciación sobre los problemas ambientales, y en concreto la
problemática del medio ambiente urbano y sus efectos nocivos en
las ciudades y la calidad de vida de sus habitantes. Igualmente
hemos asistido a los intentos para una mejor integración de la
urbanización, el medio ambiente y el desarrollo sostenible;
dichos intentos, en el campo de la ciencia urbana, han dado
origen a nuevos términos como: Ecociudad, Ecoville, Ciudad
Saludable, Ciudad Educadora, Ciudad Autosuficiente, Ciudad
Sostenible, Ciudad Ecológica, Ecopolis... etc., aunque hay que
decir, en esencia, que por ahora son términos que se mueven en
el reino de lo deseable y lo futurible.
En relación, a estos temas, en el presente informe se recoge un
resumen de trece proyectos inscritos en los respectivos programas
de las instituciones que los promovieron, e incluso, en el caso
de algunos de reciente implantación, que siguen en curso. Debemos
advertir que la relación de proyectos que aquí se presentan no
tiene la pretensión de ser exhaustiva. Somos concientes de que
ello requiere un arduo trabajo, y el objetivo por ahora es
referirnos a los más "emblemáticos o representativos",
especialmente para el caso español. Además, la insuficiencia de
información conspira con cualquier tentativa de presentar una
relación completa de los proyectos realizados. En cualquier caso,
creemos que las deficiencias aludidas, podrán ser solventadas a
corto plazo, con la conexión a las redes de información -de
reciente aparición- sobre esta temática.
La actual problemática medioambiental se remonta a finales de los
años 60, período en el cual habían irrumpido en la escena mundial
una serie de problemas relacionados con el deterioro
medioambiental, el movimiento de población hacia las ciudades y
la incontrolable expansión urbana, que originaba nuevos tipos de
pobreza y un escuálido urbanismo, con frecuencia estéril en
términos culturales, ruidoso y degradante. A esta preocupante
situación, se sumaba el creciente rechazo al sistema de valores
por un número cada vez mayor de la población, la enajenación de
la juventud y los problemas derivados del consumo del alcohol y
las drogas, la inseguridad en el empleo, la inflación, así como
otras perturbaciones económicas y monetarias. Síntomas de un
modelo social en crisis que incluso empezaba a ser fuertemente
cuestionado por diferentes movimientos sociales (México y Paris
1968) silenciados con la represión.
A principios de la década de los 70, la aparición del informe:
"Los Límites del Crecimiento" (1971), auspiciado por el Club de
Roma, sirvió para abrir el debate y crear conciencia sobre la
capacidad del planeta frente a las necesidades y modos de vida
de una creciente población mundial, cuyo progreso y desarrollo
económico (la meta del crecimiento económico era sinónimo de
bienestar) estaba cimentado en la voraz explotación de los
recursos naturales disponibles, causando daños irreparables al
medio ambiente, y poniendo en serio peligro el equilibrio global
del planeta. Las conclusiones del mencionado informe indicaban
que la humanidad no puede considerar el desarrollo material como
su principal objetivo y proliferarse a una tasa acelerada, sin
encontrar obstáculos a este proceso.
En este contexto, presionados por la eclosión de los movimientos
sociales urbanos, y preocupados por la situación, los organismos
internacionales pertinentes comienzan a tomar cartas en el
asunto. Se organizan reuniones y se convocan conferencias, al más
alto nivel político, para alertar a todos los gobiernos de los
distintos países y continentes, sobre la grave situación. Los
problemas tienen dimensiones de alcance mundial y ciertas
características comunes (se trata de problemas complejos y
sumamente variados puesto qure incluyen elementos técnicos,
sociales, económicos y políticos, e interactúan vigorosamente
entre sí), que afectan a todos los países en ciertos niveles de
desarrollo, independientemente de los sistemas políticos y
sociales vigentes. Entre las reuniones convocadas tiene singular
importancia, para el caso que nos ocupa, la Conferencia de
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, (CNUMAD/
UNCED), celebradas primero en Estocolmo (1972), y recientemente
en Río de Janeiro (1992). Reuniones que han servido para que los
representantes de las diferentes naciones tengan en cuenta la
necesidad de atender los problemas medioambientales, ocasionados
por el crecimiento económico ilimitado, basado en la explotación
exhaustiva e indiscriminada de los recursos naturales, con un
desmesurado afán de enriquecimiento.
En este sentido, se evidencian las derivaciones implícitas en
todos los programas y proyectos implementados, a nivel
internacional, con las reuniones celebradas a nivel político,
para conocer la problemática mundial. En el ámbito particular de
este informe, la Conferencia de Estocolmo sirvió para dar un
decisivo apoyo al Programa MAB de UNESCO, que había nacido un año
antes (1971), y que posteriormente lanzará los Proyectos MAB 11
en diversas partes del mundo. La experiencia acumulada en la
ejecución de los diferentes proyectos, a lo largo del tiempo, ha
permitido clasificarlos en tres generaciones, que pasaremos a
explicar de forma breve. De la primera generación de estudios los
proyectos más representativos son los siguientes: "El Programa
de Ecología Humana de Hong Kong" (1974); "Estudio de Sistemas
Regionales para Götland", Suecia (1976); "Sensivitastsmodell de
Frankfurt", Alemania (1976); y "Ecología Urbana aplicada a la
ciudad de Roma" (1977).
En la segunda generación de estudios destacan proyectos como "Lae
y su entorno", Papua, Nueva Guinea (1977); y "Proyecto climático
de Dayton", Estados Unidos de América (1979). A comienzos de
1979, los proyectos MAB 11 estaban en marcha en unos cuarenta
países. Precisamente en España, y como parte de esta generación
de estudios, se realiza el proyecto "Percepción del paisaje y
predicción del impacto de la urbanización y grandes obras
públicas" (1973), promovido desde la Universidad Autónoma de
Madrid, por Fernando González Bernáldez.
La tercera generación de estudios MAB 11 está representada por
los proyectos tales como "Estrategias alternativas para mejorar
las condiciones de alimentación y uso de energía en las ciudades.
El caso argentino" (1985); y "Ecología urbana del Valle de
México: mamíferos silvestres de la cuenca de México", (1985). En
el caso español, existe un significativo número de proyectos, que
se realizan en el "Centre del Medi Urba" del Ayuntamiento de
Barcelona. Dichos proyectos son: "Los niños y su ciudad:
Barcelona" (1979 - 1980), auspiciado por el Ayuntamiento de
Barcelona y dirigido por J. Muntañola; "Descubrir el Medio Urbano
1: Itinerario por los barrios de la Sagrada Familia y del Clot"
(1981), liderado por Miguel Monge; "Descubrir el Medio Urbano 2:
Ecología de una ciudad, Barcelona" (1985), dirigido por Pares,
M.; Pou, G.; y Terradas, J.; "Descubrir el Medio Urbano 3:
Itinerario por el Puerto, la Ribera y Barceloneta" (1985),
dirigido por Asensi, J.M.; y Saura, C.; "Descubrir el Medio
Urbano 4: El agua en Barcelona" (1986), dirigido por Conillera,
P.; Llabres, A.; Pares, M.
De estos proyectos, para la temática que estamos tratando,
destaca sin lugar a dudas, "Descubrir el Medio Urbano 2: Ecología
de una ciudad, Barcelona", trabajo pionero en el ámbito español,
y que recoge las experiencias, sobre este tema, de proyectos
MAB11, realizados con anterioridad (Hong Kong, Seul, Roma, etc.).
Actualmente el Programa MAB, conjuntamente con el Programa Life
de la Unión Europea, está apoyando el Plan Verde de Valencia
(1992 - 1996), un Plan Especial de Urbanismo que desarrolla una
política verde integral para la ciudad; de esta manera Valencia
es una de las doce ciudades europeas que examinará su
"sostenibilidad" mediante unos índices que intentarán ajustarse,
de forma progresiva, a los lineamientos definidos en el proyecto
"The European Sustainability Index Project".
En síntesis, la red de proyectos ecológicos integrados de
asentamientos humanos de distintos tamaños y complejidad,
impulsados por el Programa MAB, ha permitido elaborar un
interesante enfoque metodológico y conceptual que, a través del
contenido de los proyectos, se fueron ejecutando y reformulando
cuidadosamente durante más de una década. Lo cual representa una
seria garantía a la hora de retomar sus aportaciones y sacar
conclusiones de sus experiencias.
En la misma década de los 80 se implementa el Proyecto Ecoville
(1981), en el marco del Programa de análisis de cambios en la
Biosfera, de la Federación Internacional de Institutos para el
Estudio Avanzado (IFIAS), que cuenta con el patrocinio de la
Universidad de Toronto y, posteriormente, con el apoyo del
Programa MAB de UNESCO, debido a que compartía los objetivos
básicos del análisis ecológico de los asentamientos humanos. En
este sentido, uno de los propósitos del proyecto Ecoville es el
de trabajar para la creación de ciudades sanas y sostenibles
desde el punto de vista ecológico, y se formula como un programa
pragmático de estudios, enfocado más al problema de los servicios
en ciudades con un rápido crecimiento de población para encontrar
soluciones a los problemas de la urbanización acelerada en los
países en desarrollo, prestando particular atención a las
dimensiones ecológicas de estos problemas.
Patrocinado por la Universidad de Toronto, Canada, el proyecto
Ecoville se diseminará posteriormente en una serie de proyectos
independientes en ciudades de todo el mundo (siete en países de
Africa; seis en América Latina y diez en Asia oriental),
lográndose conformar una red de veintiseis grupos cooperativos
formada por departamentos universitarios, unidades
gubernamentales de investigación y organizaciones no
gubernamentales. La orientación principal del proyecto Ecoville
se dirige hacia las vinculaciones ecológicas tanto dentro de la
ciudad como en relación a su entorno. Por lo tanto, el proyecto
se apoya sobre algunos juicios normativos; el principal de ellos
plantea que nos es intelectualmente válido, ni politicamente
aceptable, formular recetas para acciones sólamente sobre la base
de cambios en la biosfera. El impacto de la urbanización en la
biosfera debe ser apreciado conjuntamente con las necesidades
básicas de las poblaciones humanas (urbanas y rurales), en el
contexto de los procesos sociales, económicos y políticos en los
niveles nacionales e internacionales. Desde esta perspectiva, el
propósito normativo del Proyecto Ecoville pasa por intentar
generar de forma más efectiva la preocupación acerca de los
procesos biosféricos y de las vinculaciones ecológicas en el
planeamiento y gestión de la urbanización. Es decir, estudiar la
urbanización en el contexto del ecodesarrollo, que se convierte
en el planteamiento central del enfoque Ecoville, el cual puede
resumirse en la consideración de los aspectos siguientes:
En principio, el proyecto europeo propuso suscitar la
participación de seis a doce ciudades, preferentemente repartidas
en igual número de países, con el objetivo de ejecutar un
proyecto piloto de cinco años de duración que permitiera probar
la validez y eficacia del concepto "ciudad saludable", y medir
sus potenciales efectos beneficiosos desde el punto de vista
social, sanitario y medioambiental en relación a una lista de
indicadores que quedaban por precisar. Se organizaron diversas
reuniones de información (Lisboa, 1986) para confirmar las
ciudades que iban a participar, entre las cuáles estaba
Barcelona; y otras de carácter técnico, para precisar los
detalles prácticos del proyecto: Göteborg/Suecia
(1986,Barcelona/España (1987), Rennes/Francia (1987), y
Düsseldorf/Alemania (1987).
Identificado el grupo piloto de ciudades, que finalmente sumaron
treinta (entre las que estaban incluidas por parte española
Barcelona y Sevilla), pertenecientes a dieciocho países miembros
de la región europea de la OMS, se estableció un plan de trabajo
que cubría el período 1989 1992. Plan que se basaba en
monitorizar y evaluar los esfuerzos realizados y la experiencia
recogida. Al mismo tiempo, considerando el gran número de
ciudades interesadas en participar en el proyecto, se decidió
estimular la constitución de redes nacionales de ciudades
saludables. El inesperado éxito del proyecto, exigió a la
organización el desarrollo de actividades destinadas
específicamente a las redes nacionales, con el fin de promover
intercambios de experiencias entre las ciudades saludables
europeas, e incentivar la difusión y cooperación con ciudades
interesadas en países en desarrollo. La experiencia acumulada ha
demostrado que el proyecto ciudades saludables es el vehículo más
efectivo y versátil para incorporar la salud en el ámbito local.
En la actualidad se esta desarrollando, una segunda fase del
proyecto (1993-1997), con un grupo de aproximadamente sesenta
ciudades, en el que, continuando con la metodología de
monitorización y evaluación de esfuerzos y experiencias, se pone
enfásis especial en lo referente a políticas públicas saludables
y a la planificación de la salud en la ciudad de un modo
integral, así como en el establecimeinto de una red de ciudades
saludables en todos los países de Europa. La aspiración de
mejorar las condiciones de salubridad y habitabilidad en las
ciudades significa promover la salud, y ayudar a la gente a ser
más saludable; prevenir la enfermedad y las discapacidades; crear
un entorno con carácter marcadamente ecológico; reconocer e
identificar las necesidades de los pobres y los socialmente
desfavorecidos y, también, crear servicios que sean accesibles
para todos y sensibles a las necesidades y deseos de la población
a la que se destinan. [Tsouros, Agis , 1993]
En el ámbito español, el proyecto Ciudades Saludables tiene
especial relevancia, porque está contribuyendo a sentar las bases
para la introducción de un nuevo concepto de salud pública a
partir de los municipios, un ámbito particularmente cercano a los
ciudadanos y mucho más sensible a las necesidades de la
población. Precisamente, la clave del proyecto reside en la
acción local y el desarrollo de redes de ciudades que colaboren
en la formulación de estrategias de acción para fomentar y
proteger la salud de sus ciudadanos, lo cual, ha generado amplio
interés y soporte tanto en la región europea como más allá de sus
fronteras. La Red Española de Ciudades Saludables, basada en
principios y actividades acordes con el programa de la OMS, se
inició en la reunión celebrada en Barcelona (1987), donde se puso
la primera piedra. Posteriormente, la firma del convenio (1988)
entre el Ministerio de Sanidad y Consumo, la Federación Española
de Municipios y Provincias (FEMP) y el Ayuntamiento de Barcelona,
sirvió para la creación legal de la Red, la cual se dará a
conocer durante el 1er Congreso Español de Ciudades Saludables,
celebrado en Alicante (1989).
Posteriormente, se han celebrado los congresos de Pamplona
(1990), Zaragoza (1993), Santander (1994) y Madrid (aunque éste
último fue celebrado conjuntamente con otras instituciones que
trabajan sobre el tema de ciudades ecológicas, denominándose
"Congreso de Ciudades Saludables y Ecológicas". 1995). Los frutos
de estas reuniones, han sido, entre otras cosas, la creación de
las Redes Autonómicas de Ciudades Saludables, a saber: Red
Andaluza, Red de Castilla La Mancha, Red Catalana, Red Navarra,
y Red Valenciana, que garantizan la consecución de los objetivos
de la Red española, y la meta genérica del proyecto, cual es la
promoción de la salud y el bienestar de los ciudadanos.
Por otra parte, en el ámbito del Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo (UNDP), a mediados de los 80, se decide implementar
el Programa de Gestión Urbana, PGU (1986), que es una iniciativa
de cobertura mundial, impulsada para fortalecer la gestión urbana
en los países en desarrollo. Ejecutado por el Centro de Naciones
Unidas para los Asentamientos Humanos, (UNCHS/HABITAT), y el
Banco Mundial (Proyecto Desarrollo Urbano), el programa
adicionalmente cuenta con el apoyo de varios países (Alemania,
Dinamarca, Irlanda del Norte y Reino Unido) y la colaboración de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), quién contribuye con
sus conocimientos en materia de salud ambiental, así como otras
organizaciones multilaterales, bilaterales y no gubernamentales,
estas últimas de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos de América,
Reino Unido y Suecia.
El PGU está concebido para un horizonte temporal de diez años
(1986 - 1996), y básicamente tiene como propósito la cooperación
técnica con los países en desarrollo en la generación de las
capacidades locales de gestión para enfrentar problemas en cinco
áreas:
En otro orden de cosas, la publicación del Informe: "Nuestro
Futuro Común", de la Comisión Brundtland (1987), significó un
revulsivo a la forma de pensar de la comunidad internacional,
entre otras razones, debido al esfuerzo por articular la relación
entre naturaleza y sociedad, así como por los elocuentes datos
presentados, sobre el consumo de energía y alimentos en el mundo:
los países desarrollados, con sólo el 26 por 100 de la población
mundial, consumen el 80 por 100 de la energía, el acero y otros
metales, y el papel del mundo; y el 40 por 100, aproximadamente,
de todos los alimentos. Igualmente son responsables del
empobrecimiento del planeta a consecuencia de la progresiva
pérdida de la biodiversidad y los recursos naturales. Todo lo
cual sirvió para entronizar el concepto de sustentabilidad y su
corolario, el desarrollo sostenible. Dichos conceptos son
integrados rápidamente a la retórica política, alcanzando una
amplia difusión, de forma que tanto los gobiernos, como las
organizaciones sociales, utilizan estos términos para justificar
los actos que se proponen llevar a cabo. Se debe puntualizar que
el concepto entendido en la actualidad como Desarrollo
Sostenible, es decir "un desarrollo capaz de asegurar la
satisfacción de las necesidades actuales, sin poner en peligro
o comprometer la subsistencia de las futuras generaciones" se
asemeja, e incluso ,como dice I. Sachs (1992), es la traducción
anglosajona, del concepto que en los primeros años de la década
del 70, se denominó Ecodesarrollo.
El "Informe Brundtland", fue ampliamente difundido, y al parecer,
fue tomado en cuenta por los gobiernos en la elaboración de los
programas sobre medio ambiente y desarrollo. En particular, la
Comisión Europea, en la redacción del Cuarto Programa de Medio
Ambiente (1987-1992), subraya la necesidad de un planteamiento
integrado en relación con el Medio Ambiente Urbano. De hecho,
posteriormente, la elaboración del "Libro Verde sobre el Medio
Ambiente Urbano" ( 1990, aprobado por el Consejo de Ministros,
en 1991), parte desde una concepción integral, e insiste en que
se debe superar el enfoque sectorial en el tratamiento de los
problemas urbanos, lo cual significa, no sólo, dirigirse a las
causas más próximas de la degradación ambiental, sino examinar
también las opciones sociales y económicas que constituyen la
auténtica raíz del problema. Evidentemente, dichos lineamientos
se formulan como un primer paso para iniciar el debate y la
reflexión, y se proponen señalar posibles líneas de actuación
sobre esta temática.
De acuerdo al dictamen del Comité Económico y Social (VII -
1991), en el Libro Verde se expone la problemática relacionada
con el medio ambiente urbano, y se hace un amplio análisis de las
causas de la degradación urbana. En un segundo capítulo se
formulan los objetivos y directrices tendientes a una mejora del
medio ambiente urbano. Una vez expuestos los eventuales
instrumentos de actuación comunitaria, se especifican los
diferentes ámbitos y las medidas aplicables a toda la Comunidad:
En síntesis, el Libro Verde, representa la primera iniciativa
útil de la Comisión Europea en el ámbito del Medio Ambiente
Urbano, ofreciendo un marco de actuación política para su mejora.
La preocupación por la solución de los problemas urbanos obedece
no sólo a contribuir en gran medida a resolver los problemas
ambientales más acuciantes a nivel mundial, en particular el
efecto invernadero y la lluvia ácida, sino porque en las ciudades
se concentra la mayor parte de la población, la actividad
económica y consecuentemente las emisiones de gases y residuos.
A su vez, en las ciudades se toman decisiones a largo plazo, y
a menudo de forma irreversible, sobre inversiones en
infraestructuras, suministro energético, industrial y tratamiento
de aguas y de residuos. A tenor de lo expuesto, la ciudad es el
principal centro de acción para el estudio y mejora del medio
ambiente urbano. Pero para poder obtener mejoras sensibles será
necesario actuar tanto a nivel nacional como comunitario,
comparando las respectivas funciones y responsabilidades en un
marco de cooperación. A nivel comunitario, es importante que las
distintas políticas sectoriales tengan debidamente en cuenta los
problemas de las zonas urbanas, y que converjan hasta llegar a
constituir una estrategia comunitaria para las ciudades de
Europa. (Libro Verde. 1991).
Retomando la secuencia cronológica de los proyectos, el inicio
de la década del 90, está marcado por un hecho relevante en la
relación entre ambiente urbano y educación. Esta preocupación,
que nace desde la perspectiva de los gobiernos locales, se había
gestado en un encuentro de ciudades, y en Barcelona, al calor de
la preparación de los Juegos Olímpicos, surgió la idea de
definirse como ciudad educadora, para vivir la fiesta olímpica
mundial en paz y libertad. Para el efecto, organizado por el
Ajuntament de Barcelona, se celebro del I Congreso de Ciudades
Educadoras (1990), evento en el que se discutieron un conjunto
de aproximaciones teóricas a la concepción de la ciudad
educadora, expresión de gran contenido significativo que, en
definitiva, plantea la consideración de las posibilidades
educativas del conocimiento de la ciudad y las experiencias de
relación entre ciudad y escuela, entre educación y nuevas redes
culturales.
El resultado del Congreso se plasmó en la aprobación de la Carta
de Ciudades Educadoras, declaración de intenciones que contiene
veinte puntos de compromiso, aceptados y firmados por los
gobiernos locales de las ciudades que querían ser y reconocerse
como ciudades educadoras. Posteriormente, se han celebrado los
congresos de Göteborg (1992), y Bolonia (1994), que han servido
para formar la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras,
con el objetivo de ofrecer experiencias e ideas y acoger, avalar
e integrar otras, en un proceso de enriquecimiento. Igualmente
se crea el Banco Internacional de Experiencias de Ciudades
Educadoras, donde se recogen las numerosas experiencias en este
campo. Finalmente se debe destacar que la comisión permanente,
formada ya por representantes de ciudades de los cinco
continentes, dibuja una posible articulación continental,
regional y nacional dentro de la asociación.
En el ámbito de la atención de los problemas urbanos, el Centro
de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, CNUAH (UNCHS),
emprende (1990), conjuntamente con el Programa de Naciones Unidas
para el Medio Ambiente, PNUMA (UNEP), el Programa Ciudades
Sustentables, (Sustainable Cities Programme). Dicho programa fue
concebido para proveer a las autoridades locales de técnicas y
habilidades para el mejoramiento de la planificación urbana,
medioambiental y la capacidad de gestión. El programa tiene
proyectos de demostración en catorce ciudades en todo el mundo,
a saber: Concepción (Chile), Guayaquil (Ecuador), Tunis (Tunez),
Ibadan (Nigeria), Accra (Ghana), Dakar (Senegal), Dar-es-Salaam
(Tanzania), Ismailia (Egipto), Katowice (Polonia), Madras
(India), Shenyang, Wuham (China) y otras ciudades secundarias de
Indonesia; uno de los propósitos, es fomentar y compartir
experiencias y habilidades entre ciudades de diferentes regiones
del planeta. Los proyectos no solamente buscan redefinir lo que
una ciudad necesita para alcanzar un desarrollo sostenible y
saludable, sino que además se están rediseñando los medios para
alcanzar mayor presencia de áreas verdes. Para ello se organizan
grupos especiales en los que participan representantes de los
gobiernos locales, organizaciones no gubernamentales, comunidades
de base y el sector privado. Estos grupos formulan estrategias
para enfrentar diversos problemas urbanos, como la eliminación
de desechos y el uso de terrenos públicos.
El Programa de Ciudades Sustentables continúa un proceso que
empezó cuando el PNUMA (UNEP) y el Centro de Naciones Unidas para
los Asentamientos Humanos, (UNCHS/HABITAT), colaboraron en el
desarrollo de las directrices medioambientales para la gestión
y planificación de asentamientos, publicada conjuntamente en
1987. Adicionalmente, el programa está estrechamente unido a
otros proyectos en curso, enfocados hacia la mejora del Medio
Ambiente Urbano y sus relaciones con el desarrollo, como son el
Programa de Gestión Urbana (PGU), reseñado con anterioridad, y
que está promovido por el PNUD (UNDP), (UNCHS), el Banco Mundial,
y otras organizaciones; y el Programa de Mejora del Medio
Ambiente Metropolitano, promovido también por el PNUD (UNDP), y
el Banco Mundial.
Por otra parte, en el marco del Programa de Naciones Unidas para
el Medio Ambiente, PNUMA, a principios de esta década, durante
el Congreso Mundial de "Gobiernos Locales para un Futuro
Sostenible", celebrado en las Naciones Unidas en New York (1990),
y patrocinado por la Unión Internacional de Autoridades Locales
(IULA), representantes de más de dos centenares de autoridades
locales de todas partes del mundo, fundaron el Consejo
Internacional para las Iniciativas Medioambientales Locales
(ICLEI), con el propósito de constituirse como una red de
autoridades locales, para facilitar el intercambio de
experiencias entre pueblos, ciudades y países, y difundir
ejemplos de buena práctica medioambiental. Un dato destacable es
que, un año más tarde (1991), más de un centenar de ciudades
firmaron la declaración de Toronto sobre Ciudades en el Mundo y
su Medio Ambiente, comprometiéndose a la preparación de planes
de desarrollo sostenible.
En 1992, cerca de medio centenar de ciudades tomaron parte en el
Foro Urbano Mundial, uno de los eventos asociados con la
Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y
Desarrollo (UNCED); en este evento se firmó el Compromiso de
Curitiba para el Desarrollo Urbano Sostenible. En muchas
direcciones este compromiso proporciona directrices para la
acción en las ciudades y anima a seguir preparando planes de
acción para el desarrollo sostenible en consulta con las
comunidades locales.
Actualmente, ICLEI está facilitando la puesta en práctica de la
Agenda Local 21, que desarrolla a nivel local los planteamientos
del Programa 21 (aprobado en la Conferencia de Río 92),
agilizando los procesos de gestión y promoviendo las
asociaciones entre gobiernos locales y otros sectores, con miras
a establecer pautas para alcanzar modos de crecimiento social y
económico sostenibles. Además, está apoyando el Programa Modelo
de Comunidades (Model Comunities Programme),y la Campaña Europea
de Ciudades y Pueblos Sostenibles (The European Sustainable
Cities and Towns Campaign).
Sin lugar a dudas, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo, CNUMAD (UNCED), también conocida como la
"Cumbre de la Tierra", celebrada en Río de Janeiro (1992), sirvió
para llamar la atención mundial sobre la necesidad de cuidar la
salud del planeta y promover el desarrollo sostenible a escala
global. Fruto de las deliberaciones de las distintas comisiones,
sus principales resultados fueron: la Declaración sobre Medio
Ambiente y Desarrollo; el Programa 21; el Convenio sobre la
Diversidad Biológica; la Convención Marco sobre el Cambio
Climático; y la Declaración de principios respecto de los
bosques.
La Unión Europea, tuvo un papel destacado en las negociaciones
de Río, firmando los acuerdos sobre el Cambio Climático, y las
acciones que hay tomar para reducir las emisiones de carbón;
todos los estados miembros se comprometieron a la Declaración de
Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo y apoyaron la Agenda 21,
un detallado programa de acción que esboza los caminos y medios
para llevar a cabo los propósitos de la Cumbre.
El Programa 21, aprobado por todos los países miembros de
Naciones Unidas, refleja un nuevo compromiso político al más alto
nivel en favor del desarrollo sostenible, convirtiéndose en un
plan de acción internacional para entrar en el siglo XXI. Dicho
programa es un documento complejo, que contiene cuarenta
capítulos; cada capítulo esta dividido en una o varias áreas de
subprogramas, y contiene una amplia variedad de actividades que
deben llevar a cabo los gobiernos, las organizaciones
internacionales y las organizaciones no gubernamentales y/o el
sector privado. Al respecto, la Asamblea General de las Naciones
Unidas (1993), ha establecido, en el marco del Consejo Económico
y Social, una Comisión de alto nivel sobre Desarrollo Sostenible,
(CSD), integrada por representantes de cincuenta y tres países
escogidos al efecto, con el fin de supervisar la marcha de la
ejecución del Programa 21. En este sentido, los respectivos
gobiernos deberán preparar estrategias nacionales para el
desarrollo sostenible y remitir informes progresivos a la
Comisión de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (CSD),
quien controlará los progresos de los acuerdos alcanzados en Río.
La Unión Europea, haciéndose eco de los principales aspectos
tratados en la Cumbre de la Tierra/Conferencia de Río 92,
relacionados con la superpoblación, el cambio climático, la
protección de la biodiversidad, la deforestación, la
contaminación, la capa de ozono y el reciclaje de residuos,
decide realizar un cambio considerable de su política con
respecto al Medio Ambiente, con la creación del Quinto Programa
de acción titulado "Hacia un desarrollo sostenible. Programa
Comunitario de Política y Actuación en materia de Medio Ambiente
y Desarrollo Sostenible, para el período 1993 - 2000". Dicho
programa no sólo se preocupa por la protección del Medio
Ambiente, sino que aborda las formas de gestión del crecimiento
futuro, tratando de abordar las causas de fondo, más que los
síntomas de los problemas ambientales. Resalta el concepto de
responsabilidad conjunta y compartida en relación con el medio
ambiente, en lugar de un criterio jerarquizado, e introduce la
idea de que no podemos utilizar libremente ni abusar del Medio
Ambiente terrestre, el cual, al igual que los factores de
producción, tiene un valor y un precio que han de
reconocerse.(Diario Oficial de las Comunidades Europeas, N. C
138/5.1993)
En lo que tiene relación con el ambiente urbano y las ciudades,
el programa concretamente hace hincapié en el uso racional de los
recursos. En primer lugar producir menos y utilizar lo que se
produce de forma más eficaz; en este sentido, reutilizar y
reciclar es un aspecto vital si queremos conservar los recursos
finitos. La gestión de residuos debe basarse en los principios
de evitar los desechos, recuperar (reciclando o reutilizando) la
mayor cantidad de residuos posible y asegurarse de que los
restantes se eliminen de forma segura y eficaz. Por otra parte,
también es muy importante tomar medidas relacionados con el
consumo energético, con el fin de reducir las emisiones de CO2.
De forma prioritaria se debe potenciar la utilización de fuentes
de energía renovables y no contaminantes, así como la
recuperación de energía residual de los procesos industriales
para generar electricidad y calor.
La adopción del Quinto Programa marco, significa implementar
nuevas acciones en materia medioambiental, las cuales vienen a
reforzar las directrices apuntadas en el Libro Verde,
favoreciendo la elaboración de nuevas estrategias. Esta
oportunidad será aprovechada por el grupo de expertos sobre medio
ambiente urbano, que la Comisión había creado con representantes
de los países miembros y especialistas independientes, y que por
resolución del Consejo de Ministros, se les había encomendado las
tareas siguientes:
Por otra parte, se abordan temas como la materialización de los
conceptos de sostenibilidad, haciendo énfsis en el pensamiento
sobre ecosistemas; la aplicación de principios e instrumentos a
áreas clave de actuación política; la relación entre
sostenibilidad y economía urbana; la integración del medio
ambiente urbano y la ordenación del territorio; el medio ambiente
urbano en relación con la movilidad y la accesibilidad;
recomendaciones para las directrices políticas, la práctica y la
investigación; y los temas claves en la gestión urbana para el
desarrollo sostenible.
Finalmente, se anuncia que los resultados previstos del proyecto
son un informe sobre actuación política, una guía de buenas
prácticas y una base de datos sobre lo ya realizado. Además, hay
que resaltar, en relación al proyecto ciudades sostenibles, las
nuevas acciones emprendidas tales como la Iniciativa Comunitaria
Urban (1994), cuyos proyectos inciden sobre tres ejes
fundamentales: renovación urbana, animación socioeconómica, e
integración social. Así como apuntar el apoyo que se recomienda,
sobre todo, a las campañas ambientales orientadas a lograr la
sostenibilidad a nivel local y mundial, como por ejemplo las
campañas sobre: "Ciudades en favor del clima" y el "Club de
ciudades sin coches".
Otras iniciativas que también cuentan con el apoyo de la Comisión
Europea (cofinanciamiento de fondos) son los Proyectos Integrales
de Revitalización de Barrios en Crisis, impulsados por la
Asociación Internacional para la Revitalización de Barrios en
Crisis, y en el que están participando Madrid y Toledo; los
trabajos de la Asociación de Ciudades Metropolitanas Europeas,
Eurocities, que actualmente cuenta con cincuenta y ocho miembros,
de los cuales cinco son ciudades españolas: Barcelona, Madrid,
Málaga, Valencia, Valladolid, y Vigo. Esta iniciativa está
enfocada hacia trabajos relacionados con mejores prácticas de
proyectos urbanos. Precisamente, en el caso español se han
seleccionado la Campaña de Regeneración urbana de Barcelona, que
ha venido ejecutándose desde el período 1986-1992, y continuará
hasta 1999; y el Plan Estratégico para la revitalización de
Bilbao Metropolitano (1989).
En el contexto de las directrices emanadas del Quinto Programa
de acción de la Unión Europe en materia de Medio Ambiente
(1993-2000), la Fundación Europea para la Mejora de las
Condiciones de Vida y de Trabajo, en su Programa cuatrienal de
trabajo (1993-1996), recoge los objetivos de sostenibilidad y,
en concreto, las cuestiones relativas al desarrollo sostenible
que se ven reflejadas en el capítulo 5: "Aspectos Socioeconómicos
del Medio Ambiente". En el marco de este capítulo, los
principales proyectos directamente relacionados con el tema de
la la sostenibilidad urbana son:
En relación, al tema del desarrollo regional sostenible, las
recientes directrices del Documento "Europa 2000 + Cooperación
para el Desarrollo del Territorio Europeo", elaborado por la
DG.XVI, de la Comisión Europea. Bruselas,(1995), abordan de
manera exahustiva esta temática, siendo de particular relevancia
para las actuaciones que se quieran implementar en el ámbito de
la sostenibilidad regional.
Para terminar este breve recuento de programas y proyectos
internacionales, debemos mencionar el Programa Urbano de la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, OECD,
que tiene como objetivos: realzar la comprensión de los
ecosistemas de áreas urbanas; evaluar ejemplos de buena práctica
en mejora del medio ambiente urbano y valorar la eficacia de
políticas integradoras promovidas por autoridades locales y por
otras agencias de los sectores público, privado o voluntarias,
en varios niveles de gobierno. Un número de políticas generales
y directrices principales han surgido desde este programa, todas
ellas de gran relevancia en el ámbito urbano. Más recientemente,
y de particular importancia para el tema que estamos tratando,
es el "Proyecto Ciudad Ecológica", (The Ecological City Project)
acordado por el grupo de asuntos urbanos de la OCDE para el
período 1993 - 1995. Dicho proyecto está centrado principalmente
en políticas de desarrollo y procesos de sosteniblidad ambiental.
Entre los objetivos del proyecto están la clarificación del
significado de sostenibilidad para la ciudad y la búsqueda de
estrategias integradoras para que ésto pueda ser conseguido. La
integración parece trabajar mejor mediante la persecución de
metas claras que son atrevidas y bastante importantes para
requerir nuevos procedimientos y estructuras. En este sentido,
una estructura integradora exige técnicas que puedan interactuar
en distintos sectores de la compleja realidad urbana, alcanzando
no sólo a las actividades u organización urbana, sino también al
inventario crítico de los recursos consumidos en la ciudad y
producidos por ella. Igualmente a la calidad de los servicios y
los efectos de las actividades urbanas sobre otras regiones y el
territorio.
Por último, en relación a la mejora de la sostenibilidad en las
ciudades, o en nuevos asentamientos, se deben destacar las
actuaciones de la la Academia Europea del Entorno Urbano,
empeñada en llevar a la práctica la construcción experimental de
asentamientos sostenibles en diversos países europeos (Alemania,
Austria, Dinamarca, Grecia, Países Bajos y Suiza). También la
Declaración por una ciudad accesible y habitable , síntesis de
las cuestiones planteadas de cara a favorecer una mayor
habitabilidad en las ciudades, fruto de los congresos celebrados
en España sobre "Movilidad y Calidad Ambiental en las ciudades"
(Granada 1993), y la "Ciudad accesible", (Toledo 1994). La
elaboración de la "Carta de las Ciudades Europeas hacia la
sostenibilidad", (conocida como La Carta de Aalborg, en el marco
de la 1a Conferencia sobre Ciudades Sostenibles, celebrada en
Aalborg , Dinamarca (1994) es otro ejemplo en este sentido.
También, en relación al tema de las ciudades, recientemente la
Asociación de Ciudades Metropolitanas Europeas, EUROCITIES, ha
elaborado una Carta de Ciudades Europeas (Bolonia, 1995). Hacia
la revisión de el Tratado sobre la Unión Europea, con lo cual se
quiere reclamar mayor protagonismo al papel de las ciudades en
la construcción de la nueva Europa.
En conclusión, tras la presentación de este mosaico de
iniciativas tendentes a la mejora del ambiente urbano, podemos
decir que existe una clara percepción de los problemas que
aquejan a las ciudades, aunque todavía no se ha acertado con
soluciones válidas. Y no se trata de buscar recetas aplicables
en cualquier lugar. Es obvio que la degradación ambiental es el
elevado precio que se ha pagado por el desarrollo, tanto por
parte de los países enriquecidos a su coste, como por los países
empobrecidos económicamente por ésta misma causa. Quizás, el
mayor conflicto que actualmente confronta la afanosa búsqueda del
desarrollo, es que los países pobres están empeñados y quieren
seguir el modelo de los países ricos.
En este contexto, en los países industrializados avanzados, la
actual situación medioambiental que afecta de cerca a la calidad
de vida, la salud y al futuro de los ciudadanos no sólo pasa por
la búsqueda de metodologías innovadoras o estrategias
integradoras, que recuperen la visión global de la ciudad en
relación con todo el territorio, sino que exige el planteamiento
de medidas drásticas que pasan por modificar los hábitos de
consumo. Algo que los propios ciudadanos no estarían muy
dispuestos a realizar. En contraposición, la acuciante
problemática de las ciudades del tercer mundo, exige pensar en
formas alternativas al modelo urbano impuesto por la colonización
europea, de manera, que recuperen y encuentren sus propios
estilos de vida. En cualquier caso, tanto en el Norte como en el
Sur es necesario un cambio radical de la voluntad política. Los
numerosos datos e informes científicos sobre el perjuicio que
está sufriendo el medio ambiente son alarmantes, y es necesario
la cooperación de todos (políticos, planificadores, empresarios,
financieros, sectores público y privado, organizaciones sociales,
etc.), para hacer frente a este desafío y convertir la retórica
sobre el medio ambiente en acciones concretas[2]. Existe
preocupación por la certeza, que muchas de las principales
batallas ambientales deberán librarse este decenio, pues el
próximo siglo, puede ser demasiado tarde.
Alfredo Lozano
Fecha de referencia: 30-06-1997
Documentos > La Construcción de la Ciudad Sostenible > http://habitat.aq.upm.es/cs/p5/a021.html |