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Fecha de inicio: 1974
Duración: Quince años, aprox.
Contexto geográfico de aplicación: Distintos lugares del
mundo: Africa, América Latina, Asia, Australia, Canadá,
Europa occidental, Japón, Malasia, y USA.
Organismos responsables: UNESCO, División de Ciencias
Ecológicas. Programa el Hombre y la Biosfera, MAB |
De acuerdo al informe que establece el alcance general,
estructura y objetivos, el Programa MAB / UNESCO, se define como
un programa interdisciplinario de investigación, que tiene como
propósito desarrollar las bases dentro de las ciencias naturales
y sociales para el uso y la conservación racional de los recursos
de la biosfera y para el mejoramiento de la relación global entre
el hombre y el medio ambiente; este enfoque innovador no tenía
precedentes y destaca la interdisciplinariedad que adquiere
características decisivas en el enfoque del ecosistema urbano.
La estructura científica del programa fue establecida de acuerdo
a áreas temáticas con el propósito de incorporar enfoques
disciplinarios múltiples en el estudio de problemas ecológicos
aparentes en determinados tipos de ecosistemas o en factores
humanos específicos. Así el programa se clasifico según proyectos
numerados en 14 áreas temáticas. El proyecto MAB 11, motivo de
esta sintesis, nacio para el estudio de la utilización de la
energía, pasando por una serie de transformaciones preconizadas
por los planificadores urbanos, analistas de sistemas,
sociólogos, antropólogos, y biólogos evolucionistas, cuyos
distintos intereses, en cuanto al estudio de grandes ciudades y
pequeños asentamientos, llevaron al planteamiento del estudio
ecológico integrado de los asentamientos humanos.
La revisión de los proyectos llevados a cabo desde 1974, pone en
evidencia los modelos o marcos conceptuales sobre los cuales se
han basado los estudios, y que incluyen el flujo de energía y
materiales; el flujo de información y de gente; interrelaciones
y flujos entre los sistemas urbanos y sus entornos; estudios de
percepción del medio ambiente por parte de diferentes actores,
incluyendo los niños; el estudio de espacios verdes urbanos y
periurbanos; la evaluación y percepción de riesgos, todo lo cual
ha conducido a una visión más holística e interactiva del sistema
urbano a través de la utilización de modelos y de la aplicación
de análisis de sistemas. En este sentido, los proyectos MAB, en
su conjunto, han hecho importantes aportaciones en el campo de
acción de los estudios ecológicos integrados de los sistemas
urbanos y periurbanos como base para la planificación y gestión
de las ciudades.
Sin embargo, la experiencia de más de un centenar de proyectos,
ejecutados en otros tantos países, indican que ninguna disciplina
científica basta para resolver los problemas complejos de
utilización y manejo de tierras y de recursos. Es necesario
establecer puentes entre las ciencias naturales y sociales, los
planificadores, los responsables de la toma de decisiones y la
población en general para poder afrontar este reto. Por lo tanto,
la interdisciplinariedad es una condición necesaria para abordar
los problemas relacionados con la Ecología Humana y Urbana,
aunque su implementación en la práctica resulta muy dificil, pues
no basta con una planificación cuidadosa de la investigación, o
una modelización compleja y estructuras financieras y
administrativas. Estos esfuerzos también dependen en gran parte
de la voluntad de la comunidad científica de trabajar dentro de
sí misma para resolver conflictos de interés, dificultades en la
comunicación, rigidez institucional e inercia, la sectorización,
la intransigencia intelectual y el dogmatismo. Ha quedado claro,
que la mejor manera de lograr la interdisciplinariedad será a
través de personas que tengan la disposición de ver este enfoque
como un estímulo y un desafío que realza la pertinencia de sus
disciplinas más bien que una forma de amenaza.
En este sentido, según uno de los responsables del MAB [J.
Celecia , 1987], los esfuerzos dentro del Programa 11, han sido
orientados hacia enfoques y estrategias integrativas que logren
el funcionamiento de la interdisciplinariedad, con el objeto de
llegar más allá del reino de las buenas intenciones y de la
retórica, para responder al desafío de cómo integrar. Estos
enfoques y estrategias combinaban la utilización racional
(científica) de tierras y recursos con la planificación sostenida
a largo plazo del desarrollo. Al respecto, para los estudios
ecológicos de las ciudades, se ha promovido la investigación
sobre nuevos enfoques integrativos, basados en los conceptos de
los sistemas de utilización humana, e inspirados en una voluntad
de dar mejores respuestas a los graves problemas de la
planificación y gestión urbana. Esto significaba menos
abstracción teórica y, por supuesto más práctica y
experimentación y especialmente tomar en cuenta el bienestar de
la población. El objetivo era lograr ciudades más equitativas,
humanas y autosuficientes que se reconciliacen con la naturaleza
y sean a la vez menos consumidoras de recursos naturales, más
eficientes y más saludables, de manera que se garantice el
bienestar al que tienen derecho los ciudadanos.
Finalmente, se debe destacar que la metodología ecológica
integral, en sí mismo, no proporciona soluciones a los problemas.
Ella exige a las personas una reflexión y lo estimula a hacerlo
sobre los problemas importantes para que tome en consideración
todas las consecuencias posibles de un plan, así como todos los
factores que puedan contribuir a una falta de armonía en la
sociedad. También llama la atención sobre los principios que
dominan las interrelaciones de los ecosistemas humanos y de los
procesos de adaptación cultural; principios que deben tenerse en
cuenta al buscar soluciones a los problemas de la sociedad o
cuando se planifican transformaciones de la sociedad o del medio
ambiente.
Alfredo Lozano
Fecha de referencia: 30-06-1997
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