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El ámbito territorial, el por qué de su elección
El presente trabajo se ha centrado en 17 barrios que fundamentalmente se localizan en tres de los distritos más propiamente del Sur del municipio de Madrid: Usera, Villaverde y Puente de Vallecas. A éstos hemos añadido, por motivos que explicaremos más adelante, el barrio de Perales del Río del municipio de Getafe, con lo que hacen un total de 18 barrios. No se corresponden en todos los casos con barrios administrativos, ni en la denominación empleada, ni en el perímetro considerado, tampoco acogen la totalidad de los barrios de los tres distritos, a excepción del distrito de Puente de Vallecas. Respecto al primer aspecto apuntado se optó por una denominación y delimitación de barrio más acorde con el medio social, más en función de la percepción de sus habitantes, de su morfología urbana, de sus fronteras físicas y psíquico-sociales, y de su homogeneidad social[164].
Respecto al segundo aspecto, hay que decir que se han excluido aquellos barrios que tanto desde el punto de vista social, como del urbano, presentan rasgos de integración en el municipio de Madrid, y donde no se ha detectado la presencia e influencia de las iniciativas que son objeto de estudio. Se trata de los barrios administrativos de Los Angeles, en el distrito de Villaverde, y los barrios de Moscardó y Almendrales en el distrito de Usera (Ver al respecto la Lámina 13 y la Lámina 12).
Acotando el ámbito geográfico que describen los tres distritos, nos hallamos ante la franja de territorio que discurre entre la carretera de Toledo (N-401) al Oeste y la Autovía de Valencia (A-3) al Este, y situados al Sur de la frontera marcada por la M-30. A su vez el distrito de Puente de Vallecas, en su parte Sur, queda separado del distrito Villa de Vallecas por la M-40, líneas férreas, polígonos industriales y campos abiertos. Abarcan los tres distritos una superficie de 4.294 hectáreas, lo que representa el 7,1% del territorio municipal, con un total de población en 1996 de 462.064 habitantes (385.377 para los 17 barrios del municipio de Madrid considerados) que suponen el 16% sobre el total de la población del municipio. Incluyendo los 4.570 habitantes del barrio de Perales del Río hacen un total de 389.947 habitantes.
El conjunto del área (tres distritos) se encuentra dividida por el curso bajo del río Manzanares, evidenciando dos grandes zonas con características urbanas propias. Éste, que en la actualidad cumple una función de evacuatorio del municipio de Madrid, es un elemento de problemática ambiental común a estos distritos, siendo precisamente su recualificación ambiental un aspecto potencialmente favorable para un uso compartido por ambas zonas. En el Río Manzanares se arraciman todos aquellos espacios y piezas de servicio a la gran ciudad de carácter indeseable (vertederos, escombreras, depuradoras, secaderos de lodos, incineradoras, subestaciones eléctricas, cementerios de chatarra), y al mismo tiempo, ha sido un pasillo por donde se han construido grandes infraestructuras (Carretera de Andalucía, tendido férreo del AVE Madrid-Sevilla). Aún así recoge un enorme potencial de recuperación ambiental e histórico-artístico (contiene variados elementos singulares de carácter natural, arqueológico e histórico). La cuenca baja del Manzanares, es pues, un potencial y también una verdadera columna vertebral del sur de Madrid y en particular de los distritos que nos ocupan. Este es un elemento que nos apunta, no sólo una característica de integración territorial, sino también un primer elemento de justificación del ámbito de estudio elegido, y es por ello por lo que se incluye el barrio de Perales del Río que tiene una lógica continuidad con Villaverde Bajo en la problemática común sobre el Río Manzanares, además de una relación muy intensa desde el punto de vista social y económico.
Además de ser, geográficamente hablando, el más estricto sur del municipio, y de presentar problemas y potencialidades comunes en torno al medio ambiente urbano, nos encontramos ante los tres distritos más emblemáticos desde la perspectiva de los movimientos sociales urbanos. En ellos hay que buscar el origen del Movimiento Ciudadano madrileño y de las primeras y más importantes movilizaciones ciudadanas en pos de mejoras en las condiciones de vida urbana. No en vano en estos barrios se concentra el 75% de las viviendas públicas y más del 90% de los equipamientos que se construyeron en el denominado programa de Remodelación de Barrios, producto de la lucha ciudadana, del que hablaremos más adelante, y que tiene un gran influjo sobre la emergencia del fenómeno que estudiamos aquí.
Sin embargo, ha quedado en evidencia que a pesar de esa experiencia previa de remodelación urbana, se muestra que la transformación física de barrios o distritos es una condición necesaria pero no suficiente, para la integración social de sus moradores. La profundidad y persistencia de los desequilibrios territoriales que convierten a este espacio en el eje de confluencia de una profunda desvertebración urbanística, una prolongada crisis económica y su correlato en la crisis social se manifiesta a través de múltiples quiebras que se han venido sucediendo en el espacio y en el tiempo, manifestándose simultáneamente tanto en el exterior, en forma de diferenciación de estos barrios respecto de la estructura social de la ciudad consolidada, como en el propio interior, marco donde estallan procesos de vulnerabilidad social, hasta connotar el sur periférico como un atributo de exclusión del pulso urbano y metropolitano, espita por donde se vacía de contenido la urbanidad en forma de declive al afianzarse un desigual acceso a los recursos y bienestar que la ciudad representa.
Ambos enclaves del sur municipal madrileño resultan ser el fiel exponente de un proceso de crecimiento condicionado desde sus inicios y hasta muy recientemente, por la actividad industrial. La tardía industrialización madrileña de los años cincuenta, basada en un modelo de aglomeración-concentración, explica la génesis de estos espacios como preeminentes lugares para la producción (Madrid se extendió hacia el sur en función del factor localización y la presencia de infraestructuras viarias) y constituye su definición: ser el fondo de la ciudad donde se depositan las grandes empresas industriales; ello le imprimirá un carácter de zona borde (común para toda la zona sur), un borde urbano sin rematar ni terminar. Si en efecto, cabe decir que es el proceso industrializador (con una alta intensidad y una específica cualidad de industria pesada e insalubre) el motor de despegue para esta zona, al hecho productivo que llega primordialmente de manos de la iniciativa pública --INI-- para ir dejando paso a la iniciativa privada, le sigue en justa correspondencia la recepción de contingentes humanos, indispensable elemento para la activación industrial.
Así, los flujos migratorios irán aflorando copiosamente, trazando una doble curva: la de la huida de un exangüe mundo rural y la de la inevitable atracción de la industria/ciudad. El resultado no podía ser otro que un correlato residencial de hacinamiento, altas densidades, vivienda inadecuada y de escasa calidad edificatoria, cuando no infravivienda directamente. Las carencias dotacionales, los problemas de transporte (expresados en forma de acuciante dependencia) en un marco de fuerte desestructuración interna de los barrios y distritos, conviven con una más que notable falta de calidad ambiental y una poco deseable promiscuidad entre empresas y viviendas, configurando las señas de identidad de una realidad precaria en grado sumo.
A los hitos de la crisis urbana, aún no superada en su totalidad, vienen a añadirse los efectos de una profunda crisis social, cuyos orígenes no son otros que la decadencia industrial protagonizada por los sectores productivos enclavados en la zona a partir de mediados de los años setenta. Confluyen de este modo la reconversión de los sectores productivos, que da paso a la nueva estructuración de los sectores de actividad económica, con las nuevas tendencias de localización derivadas de aquéllas, poniendo en marcha un modelo territorial que cambia el sentido del lugar. Ello se inserta a su vez en un contexto de disolución de la estructura monocentral madrileña, que crea nuevas pautas de centralidad y una dinámica de desarrollo con leyes propias para los municipios adyacentes. En el despegue y posterior consolidación de estos municipios no resulta ajena la obtención de fondos FEDER provenientes de la Comunidad Europea y su declaración de Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR). Ello acarreará nuevas relocalizaciones y actuará como efecto frontera dentro del marco regional madrileño induciendo procesos de crecimiento en el borde de la primera corona metropolitana, hecho que se traduce en una acentuada pérdida del lugar productivo de estos distritos al solaparse la quiebra de la gran industria con la emergencia de nuevos focos de atracción que se han visto favorecidos por la instalación de las nuevas actividades económicas. Así, el conjunto territorial muestra un sumatorio de piezas inconexas, una estructura urbana no articulada. Un espacio-hendidura que no conecta ni con el nivel ciudadano que representa la ciudad de Madrid, ni con el de la región, corte donde se arraciman las carencias y la práctica seccionadora de un crecimiento urbano poco o nada atento al desarrollo mismo de los barrios que integran la urbe. Lugar sin referencias o hitos de ciudadanía, lo que se traduce en una dependencia unidireccional (que esconde un amplio gradiente de dependencias a su vez, según los barrios) que les convierte en origen pero no en destino (más allá de sus moradores).
De este modo los distritos periféricos quedan sumidos en un grave proceso de deterioro, descabalgados de la planificación urbana y de la regional, a la par que quedan atrapados entre el crecimiento del centro urbano decisional y de los emergentes municipios del sur metropolitano, auténticos núcleos secundarios de centralidad.
La zona considerada compone, de otra parte, un contexto socio cultural y simbólico cargado de estereotipos peyorativos y descalificadores, arrumbada por los procesos de desindustrialización y desestructuración social, es percibida como un tránsito desde el cinturón rojo al cinturón de la droga y la delincuencia, todo ello pese al esfuerzo inversor de los últimos años por parte de las Administraciones públicas, en infraestructuras, equipamientos colectivos y programas de vivienda pública, que han erradicado la infravivienda y han cambiado la faz del sur municipal, pero no han sido capaces de acortar distancias sociales con el centro y el norte de la ciudad.
Confluyen en el conjunto de estos barrios las más altas tasas de paro, las menores rentas, la percepción más baja de los servicios públicos (salud, educación), el índice más bajo de instrucción educativa, los más altos niveles de fracaso escolar y la peor calidad de la vivienda. Igualmente se concentra en ellos la mayor proporción de perceptores del Ingreso Madrileño de Integración (IMI)[165] de la Comunidad, el mayor número de infravivienda y el mayor número de demandantes de vivienda pública.
Fuente: Resultados Provisionales del Padrón Municipal de Habitantes y Estadística de la Población de la Comunidad de Madrid, 1996. Los datos de superficie de la vivienda corresponden al Censo de Población y Vivienda de 1991.
Índices | Usera | Villaverde | Pte. Vallecas | Madrid |
Analfabetos funcionales | 21,80 | 19,60 | 23,10 | 13,10 |
Titulados Superiores | 3,50 | 3,60 | 3,20 | 11,50 |
Tasa de Actividad | 44,00 | 42,40 | 41,40 | 44,70 |
Tasa de Paro | 27,60 | 25,50 | 27,50 | 22,20 |
Asalariados Fijos | 56,90 | 58,40 | 56,70 | 62,70 |
Asalariados Eventuales | 27,50 | 27,30 | 28,40 | 19,20 |
Eventuales Peones y Trabajadores no cualificados | 14,30 | 14,60 | 14,70 | 13,90 |
Número de miembros por vivienda familiar principal | 3,28 | 3,02 | 2,93 | 2,87 |
Viviendas con menos de 70 m2 | 50,20 | 63,40 | 59,60 | 44,90 |
Sobre el territorio ello supone una dinámica de fragmentación de la estructura social, de polarización que deviene en la cristalización de una realidad social marcada por la incidencia desintegradora de los fenómenos de precarización, marginación y segregación de estos barrios periféricos respecto del sistema urbano.
Fuente: Constanza Tobío (1993). Tipología confeccionada a partir de la combinación de variables provenientes de la estructura por edades y de variables provenientes de la dimensión socioeconómica.
Estructura | Barrios Administrativos |
Estrato medio-alto y alto envejecido | Moscardó (Usera) |
Estrato medio-medio envejecido | Almendrales (Usera) |
Estrato medio-medio joven | Palomeras Bajas (Pte Vallecas), Los Angeles (Villaverde) |
Estrato medio-bajo envejecido | Zofio (Usera), San Diego (Pte Vallecas) |
Estrato medio-bajo joven | Pradolongo (Usera), Portazgo y Numancia (Pte Vallecas) |
Estrato bajo-semi precario joven | Villaverde Alto, Villaverde Bajo, Los Rosales (Villaverde) |
Estrato bajo precario envejecido | San Cristóbal (Villaverde) |
Estrato bajo precario joven | Orcasitas, Orcasur, San Fermín (Usera); Entrevías, Palomeras Sureste (Pte de Vallecas) |
De las consecuencias y de las potencialidades
El territorio es el soporte del orden simbólico y moral en que se desarrolla la vida cotidiana de una colectividad humana; factores culturales, emocionales y relacionales se generan y reproducen en una cotidianidad histórica mediante una interacción adaptativa y conflictiva respecto a las condiciones impuestas por el medio urbano, conformando una identidad social a través de la que se reconoce una comunidad.
La identidad constituye una estructura simbólica, distintiva e integradora; cuando es valorada positivamente genera y difunde sociabilidad, si por el contrario está cargada de representaciones y signos distintivos negativos, nutre las tendencias psico-sociales de desarraigo, anomia y deseo de huida de un contexto espacial percibido como hostil y degradado; así, ante las desigualdades y conflictos internos, manifiestos o latentes se produce un desgarro del tejido social y sus grupos normativos, junto a una estigmatización de la propia comunidad, en contraposición a otros referentes positivos externos.
La historia reciente de la zona sur permite establecer tres etapas en la conformación de la identidad colectiva, que describen a su vez una línea de evolución de este ámbito socio-económico y cultural.
El empleo asalariado estable entra en una profunda crisis de cantidad con despidos, prejubilaciones y cierre de los circuitos de integración laboral de los jóvenes, y de calidad, con merma del empleo estable en favor de otras formas de contratación temporal o eventual, precarizándose las condiciones de trabajo y proliferando la economía sumergida. Se intensifica el fenómeno del paro que pronto se interrelacionará con otros elementos marginatorios como la drogadicción, la delincuencia, el fracaso escolar... lo que provoca una desestructuración y debilitamiento del tejido social al resquebrajarse los vínculos y fragmentarse las posiciones dentro del espectro social.
El sustrato de lo social (ya en el plano formal, ya en el informal) deja de actuar como el catalizador de la comunidad, para atravesar el umbral de la descomposición.
La recuperación económica traza una divisoria que afianza la escisión entre solventes/insolventes, lo que en definitiva viene a romper las valoraciones intersubjetivas y la percepción antes compartida de este espacio, originándose actitudes y prácticas diferenciadas de apropiación y usos por las distintas fracciones. Las importantes inversiones públicas realizadas sobre estos distritos (fundamentalmente el programa de Barrios en Remodelación) ya en materia de vivienda, ya en dotaciones paliativas de las múltiples carencias, tampoco han servido para recualificar simbólicamente estos espacios degradados, en parte por la inadecuación cualitativa entre servicios ofrecidos y necesidades socio-culturales de los colectivos allí asentados, en parte por el modelo de gestión poco apto a propiciar la apropiación, pero al mismo tiempo porque tiene lugar un reparto selectivo de la distribución y acceso espacial, dándose una bipolaridad en la apropiación y uso que va desde la exclusión de los más insolventes, a una mayor intensidad de los mejor asentados, ello contribuye a reproducir las desigualdades sociales distanciando a grupos humanos que comparten vecindad y acercando a los más instalados a otros colectivos con similares deseos de valores signo de distinción cultural, aunque residan en entornos externos.
Esta situación compone una semántica (informa de cómo se hallan los distritos estudiados) y señala las claves de una pragmática (la de la acción desestructurada), pero lo más significativo viene del hecho de localizar o definir dentro del continuo urbano, aquellos que se revelan como efectivos puntos de fractura de la ciudad, poros por donde emergen los elementos que la descohesionan. El malestar urbano es un diagnóstico cuyos síntomas permiten establecer medidas tanto en la sistematización de problemas, significados y causas, como en las actuaciones destinadas a superar las condiciones previas.
La ciudad entraña y construye un lenguaje a partir de patrones (Alexander, 1980), cada patrón urbano describe una morfología, un modo de hacer ciudad o planificarla y los efectos derivados. La urbe expresa un orden simbólico regulado por equivalentes generales de valor y dichos equivalentes mantienen su función, únicamente, en la circulación, de lo contrario se degradan y pasan a convertirse en un disvalor. La construcción del patrón urbano del sur se opera como paradigma, sobre la contradicción Norte/integración y Sur/exclusión, lo que refiere a su vez una relación de contrariedad entre la consolidación de la diferencia y la aspiración a la equiparación.
El campo semántico referencial del sur es el norte, habiéndose producido una pérdida efectiva de su propia equivalencia de valor (es un espacio que ha quedado fuera de circulación, al quebrar su función productiva, como signo respecto del conjunto urbano). Los distritos sureños segregados no ya en el plano físico, sino en el socio-simbólico, entran en una tendencia de crisis de identidad palpable en donde referentes, signos y señas han dejado de orientar la conducta colectiva, dificultándose sumamente la reproducción socio-antropológica de las formas de vida. En la desarticulada estructura simbólica de la identidad colectiva surge la valoración de que con la zona Sur ya no se cuenta, pues ha quedado al margen; una percepción de abandono que adquiere diversos niveles según los barrios, donde los procesos de marginación social han alcanzado mayor virulencia.
Ahora bien, en la misma problemática se encuentra la perspectiva de su resolución, de su superación. Precisamente, desde el punto de vista del espacio urbano, la naturaleza de esos elementos, de los grandes espacios casi urbanizados, le confieren la potencialidad del llegar a ser, de superar la fragmentación urbana para establecerse como parte orgánica de la urbe, pero esta vez con identidad propia.
En primer lugar, la ubicación estratégica de esta periferia entre polos de centralidad, le confiere la gran oportunidad de ser un espacio conciliador que restaure la continuidad del territorio, adecuando las infraestructuras al espacio. En este sentido, la espina dorsal que representa la Cuenca Baja del Río Manzanares puede jugar el doble papel de elevar la calidad ambiental y simbólica de la zona y de restablecer la comunicación de las piezas urbanas inconexas que conforman el mosaico urbano de los distritos del Sur.
En segundo lugar, los suelos en declive, sin uso, o con uso inadecuado son espacios de intersticio que proporcionan una oportunidad estratégica para establecer nuevos usos consustanciales, complejos y flexibles, facilitando la proyección de la zona sur como un renovado escenario urbano dotado de una nueva imagen positiva y atractiva, no sólo para sus actuales moradores, sino también para el resto de los ciudadanos y agentes sociales. La complejidad, fuente de riqueza urbana y social, tiene un buen punto de partida: la variedad urbana y social de la zona. En este espacio podemos encontrar todas las tipologías urbanas de barrios y vecindarios (tramas urbanas históricas de antiguos municipios anexionados, promociones públicas de los años 40-60, polígonos de bloque abierto de promoción privada de los años 60-75, colonias singulares e históricas de viviendas unifamiliares de baja densidad, promociones públicas de los años 75-90, promociones mixtas de manzana cerrada de los años 85-95, nuevos desarrollos de baja densidad). Esta variedad encuentra altos grados de integración en gran parte del distrito de Vallecas, sin embargo, tienen unas condiciones de aislamiento, en mayor o menor grado, en parte de Usera (Orcasitas, Orcasur, San Fermín), en Villaverde y en la zona Oeste de Vallecas (Entrevías, Pozo del Tío Raimundo). Ello tiene sus propias consecuencias sobre los procesos de identidad y la simbología. La identidad vallecana pervive en una simbiosis entre el barrio, el barrio-ciudad (distrito) y la ciudad, es una identidad en armonía con el conjunto. La identidad de los barrios aislados es una identidad inestable y conflictiva propia de los sentimientos de exclusión que se derivan de las unidades urbanas no integradas en el entorno y la ciudad. La variedad es un baluarte, pero sólo si va acompañada de la integralidad, la integralidad en este caso es una potencia.
Si hay soporte físico, no podemos olvidar la historia colectiva y la potencialidad de unos recursos humanos, de una calidad del tejido social y de unas iniciativas ciudadanas que pueden servir y servirse de las potencialidades territoriales y económicas, de tal modo que éstas puedan, además de reinventar el territorio, ser un motivo de identificación y de vertebración social.
La transformación física de los espacios periféricos no implica por sí sola la satisfacción residencial de los moradores. La satisfacción residencial es un elemento imprescindible, pero no exclusivo para alcanzar el bienestar urbano. Si bien la calidad urbana, la conciliación con el entorno ambiental o la facilidad de acceso a los servicios que procura el Sistema Urbano son aspectos importantes, pero no son suficientes para superar sentimientos de vulnerabilidad y exclusión social. Sí es verdad que pueden ser elementos de soporte físico imprescindible, pero deben, porque ofrecen esa oportunidad, ir acompañados de actuaciones de carácter social que refuercen la sociabilidad, las relaciones sociales, la identificación con los espacios complejizados y enriquecidos con la acción urbana y el compromiso del ciudadano con su ciudad. Esas actuaciones urbanas ofrecen la potencialidad de intensificar la vida de barrio, la vida ciudadana, donde el usuario pueda ser consumidor, productor y actor social, donde según tiempos y espacios pueda ser objeto pasivo o sujeto activo, donde el desplazamiento sea más una opción que una imposición.
Frente a la dicotomía de barrio encerrado (gueto) o vecindarios anónimos, disueltos en la gran ciudad, se abre una tercera vía: Barrios-Ciudad[166], con los equipamientos, servicios, empleo y una cierta capacidad de gestión de todo ello por parte de los ciudadanos. Ello requiere también mantener la ponderación de los niveles de estructura y coordinación entre los distintos gradientes de la jerarquía urbana: Centro/Barrio-Ciudad/Vecindario. En definitiva, se trata de rehacer la convivencia urbana, y al respecto surgen respuestas y emergen nuevos elementos para la recuperar la identidad, de eso hablaremos seguidamente.
Llegados a este punto se está en disposición de abordar el propio objeto de estudio: la complejidad de la praxis urbana adoptada por Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana. El recorrido hasta aquí ha procurado estrechar el cerco a través de una aproximación de sucesivos posicionamientos teóricos construidos desde una perspectiva abierta, en una búsqueda de hacer compatibles diversos enfoques y orientaciones teóricas y metodológicas. Se ha buscado en sintonía con el posicionamiento epistemológico y teórico, una metodología que podríamos considerar como compleja-sencilla. Compleja por la propia multiplicidad del fenómeno emergente, que es objeto de estudio, y por la acción social interactiva que conlleva su nueva praxis urbana. Sencilla en el sentido de que el ámbito de actuación y la dimensión del fenómeno emergente (número de iniciativas) nos permitía una accesibilidad y un contacto directo y próximo; sencilla, también, porque la posición del investigador ha sido privilegiada, como residente de la zona y como partícipe de los movimientos sociales, lo que ha hecho aún más estrecha y accesible la aproximación al objeto de estudio, o dicho de otro modo, lo que ha posibilitado la modulación de la relación en términos de proximidad-distancia con respecto al objeto de estudio. La estrategia de investigación no ha sido, por tanto, hacerla desde fuera del objeto de estudio, aunque a la vez ha procurado guardar la distancia epistemológica. La estrategia ha sido, por tanto, abordar la investigación con «un pie dentro y con el otro fuera».
Desde esta perspectiva se insiste en que este trabajo se ha guiado, por un lado, por la estrategia de buscar la complementación de lo objetivo (que siempre tiene una cierta carga de subjetividad) con lo subjetivo (que siempre tiene una determinada carga de objetividad). De otro, la metodología subjetiva y la idea que de ella recogemos de Sujeto-en-proceso (Ibañez, 1991) ha llevado a buscar orientaciones que se apoyan, sin llegar por razones obvias, en la metodología de Investigación Acción Participativa (IAP), donde la implicación del sujeto investigado se produce en un cierto sentido (se investiga el sujeto en relación a los procesos que él mismo produce, y que él mismo interpreta a través de nuestra investigación) y en un cierto nivel (la investigación tiene una doble utilidad, aspira a ser una Tesis Doctoral, pero también es una investigación que se pretende recurrente, realizada en cierta medida por y para los sujetos investigados). Se ha aplicado, por tanto, una metodología poco ajustada a modelos o esquemas tradicionales. En este sentido se ha aplicado, en definitiva, una metodología de carácter estratégico u opinativo, realizada ad-hoc, en función de la particular naturaleza de los fenómenos emergentes que se quieren estudiar.
Efectivamente, en la última década han surgido iniciativas ciudadanas y comunitarias de nuevo tipo en el escenario urbano periférico que combinan múltiples funciones encaminadas a la satisfacción de las necesidades humanas. Se trata, en primer lugar, de detectar esas iniciativas en toda su amplitud para posteriormente realizar un análisis de su capacidad interactiva respecto de la complejidad implícita en la consecución de la calidad de vida. Nos interesa especialmente su capacidad de insertarse en ámbitos de barrio, de recrear el entorno concreto y próximo (físico y social) con criterios universales (de sostenibilidad ambiental y gobernabilidad social), de su capacidad para la integración socioeconómica de los sectores vulnerables y su capacidad para recrear la socialidad y construir diversos tipos de redes sociales abiertas.
Para ello se pretende establecer una metodología que a grandes rasgos consiste en establecer contacto directo con todas y cada una de las iniciativas (entrevistas informales, asistencia a reuniones y actos), seguimiento de la prensa escrita, análisis de texto de los materiales producidos por las propias iniciativas, entrevistas en profundidad semi-directivas, y finalmente elaboración de una ficha-cuestionario por parte de cada una de las iniciativas.
La información recogida en esta ficha-cuestionario contiene aspectos referidos a:
A tal efecto, en el proceso de trabajo de campo y respecto a la aplicación de diversas técnicas de investigación social se ha procedido, y ha transcurrido, de la forma que describimos a continuación:
La red de contactos fue ampliándose a través del primer listado de iniciativas, a modo de metodología en cadena (unas iniciativas nos llevaban a otras), de tal forma que el propio proceso de investigación se beneficiaba, al mismo tiempo que comprobaba la eficacia de uno de sus objetos de estudio: las redes de iniciativas y su nivel de vinculación.
Respecto del contenido de la ficha-cuestionario (el cuestionario se puede consultar en Anexo 3) es obligado hacer algunas precisiones:
Introducción
El movimiento ciudadano madrileño ha cumplido en el año 1998 su treinta aniversario. En 1968, en plena dictadura franquista y al calor de la reciente Ley de Asociaciones de 1964, se inicia la andadura del asociacionismo vecinal con la constitución de la Asociación de Vecinos de Palomeras Bajas (en Vallecas), seguida de inmediato por la creación de otras asociaciones ubicadas en la los barrios del sur de Madrid (Meseta de Orcasitas, El Pozo del Tío Raimundo, etc.) para posteriormente extenderse por todo el Área Metropolitana. Fueron un refugio para la contestación social y política a la dictadura franquista, pero sobre todo representaron la organización social fundamental de la vida de barrio y fueron la expresión de amplios sectores de ciudadanos respecto de las condiciones de vida en un contexto urbano problemático; proceso, que por otro lado vino a introducir la dimensión de la ciudad como valor de uso (Castells, 1986). Desde entonces hasta aquí el recorrido[167] del movimiento vecinal ha sufrido muy distintos avatares en función de los propios cambios sociales y políticos acaecidos. Sin intención de ser exhaustivos podemos establecer las siguientes etapas (ver el Cuadro 11):
* La figura 11 muestra gráficamente la estructura del tejido social.
Contextos de crisis | Modelos de Participación | Contenidos y Actitudes | Estructura social | Estructura del tejido social(*) |
Crisis Urbana | Participación por irrupción | Reivindicativo ofensivo | Contradicción tradicional: capital trabajo | Conexión entre GF y SA |
Crisis económica | Participación por invitación | Repliegue defensivo | El ascenso y modelo emergente de las clases medias | Conexión entre GF y administración desconexión de los GF de los SA |
Crisis social | Desencanto y Recomposición | Resistencia defensiva | Polarización social | Cierta desconexión entre los SA y la BP |
Crisis ecológica acumulación en una crisis civilizatoria | Participación por cogestión y alter-acción | Autovaloración atomizada por sectores | Fragmentación | Multiplicidad de redes sociales por sectores |
Naturaleza de las Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana
Se han detectado en el ámbito de estudio un total de 47 iniciativas de muy diversa índole. Muy variadas en cuanto a sus estructuras, redes, organización, objetivos y métodos de trabajo, etc., pero en gran medida se encuentran interconectadas entre sí y presentan rasgos substanciales compartidos. Todas ellas tienen un sentido estratégico en común: una praxis urbana dirigida a controlar y gestionar los procesos en los que se inscriben, la apropiación del espacio (locales, equipamientos, territorios...) y la gestión de actividades. Cabe advertir que algunas de ellas se encuentran insertadas en coordinadoras, plataformas o redes, que también se han considerado como Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana (10 de éstas 47 iniciativas son Coordinadoras o Nudos de Redes en las que participan prácticamente la totalidad del resto de las iniciativas, es decir 37, sin bien aquellas desarrollan sus actividades propias y tienen sus objetivos específicos; en todo caso las redes que se establecen las veremos más adelante). Hay que reseñar, por tanto, una interpenetración en las 47 iniciativas que es necesario tener continuamente presente a lo largo de toda la exposición que empezamos a desarrollar, dada la dificultad (que entendemos más bien como una cualidad) para establecer fronteras entre unas iniciativas que son tremendamente permeables tanto en la dimensión de lo sectorial y en la dimensión de los procedimientos, como en la dimensión de lo espacial o territorial. Esta plasticidad de las iniciativas y procesos impele a realizar una advertencia referente a la necesidad de hacer una lectura flexible y relativa de los cuadros que se presentan en apartados posteriores.
Si bien, en este primer apartado vamos a realizar un recorrido por aquellos aspectos de contenido de las Iniciativas que también son y representan un escenario que las distingue del resto de los agentes sociales que conforman el espectro social y organizacional. Nos referimos a todos aquellos aspectos que hacen referencia a las estrategias, métodos de trabajo y modelos de gestión, que muchas veces, dada su flexibilidad, sentido abierto y el carácter blando de sus estructuras vienen a conjugarse y, por tanto, a confundirse entre sí y con los propios objetivos y funciones de la organización, como ya apuntamos anteriormente. Ello se refleja en la falta de precisión, o también de clasificación, a la hora de expresar estos aspectos en la organización de la información requerida por la estructura de la ficha-cuestionario que se recogió de cada una de las iniciativas. Por lo tanto, la interpretación que se desarrolla a partir de ahora no se recoge del apartado concreto de la ficha-cuestionario, sino que el análisis se construye recogiendo la información expresada en el conjunto de la ficha y también de las entrevistas abiertas realizadas y de las reuniones y actos de reflexión de los que hemos participado. En todo caso, optamos por reseñar aquellos aspectos que reflejan una puesta en común, más que una distribución de frecuencias de los mismos.
Las estrategias
Se entiende aquí la idea de Estrategia como el conjunto de elementos operativos que se encaminan a establecer procesos con capacidad de transformación social. Quizás el elemento principal del que se derivan otros aspectos estratégicos es el que hace mención a la idea de implicación. En este caso, de la diversidad que conlleva la idea de implicación --la implicación de los ciudadanos, de las asociaciones, de los profesionales, de las empresas, de la administración...-- procede la función de las iniciativas de ser actores mediadores entre los diversos agentes y sectores que intervienen en el medio físico y social en el que trabajan. Es una estrategia encaminada, por tanto, a ser motivadores de la confluencia y convergencia social. Desde ahí se precisa el desarrollo de canales de comunicación que han de conectar con agentes de muy diversa naturaleza:
En definitiva, las estrategias se encaminan hacia la consecución de un nuevo escenario favorable a la implicación, al encuentro y a la complementación, pero también y como consecuencia, a la autonomía y a la apropiación.
Los métodos de trabajo
Los métodos de actuación tienen una lógica correspondencia con las estrategias difusamente establecidas, aunque y también por ello, en la mayoría de las iniciativas no se elabora un sentido metodológico sistematizado, más bien es un continuo aprendizaje y experimentación basada en la puesta a prueba permanente de la actividad que se genera.
La implicación de pleno en los procesos de transformación social, tanto de la base social, como de los sectores activos y de los grupos animadores (tejido asociativo), conlleva la adopción de metodologías muy cercanas a la IAP. Conocer para actuar es un itinerario común que de una u otra forma adoptan las iniciativas. Ese itinerario es recurrente y presenta la potencialidad permanente de incorporar a nuevos sujetos afectados. Partir del conocimiento de la realidad de los sujetos afectados para incorporarlos, se expresa, unas veces de forma implícita y otras veces de forma explícita, siempre en itinerarios del tipo: ver-juzgar-actuar, acción-reflexión-acción, explicar-implicar-aplicar. La incorporación de los sujetos afectados en los procesos de autoconocimiento-acción en pos de la transformación de sus condiciones de vida se ve arropada por un buen número de profesionales que se inscriben en la teoría y práctica de la Pedagogía de la Educación Popular, Pedagogía de la Liberación, Pedagogía Antiautoritaria...
En otro orden de cosas, del fuerte sentido de adaptación desarrollado en un contexto lleno de dificultades, procede la adopción de unos métodos que permiten establecer proyectos basados en la detección de las necesidades, y que a la vez sean capaces de generar recursos con capacidad para mantener la iniciativa, e incluso para desarrollar otros proyectos sociales que tienen dificultades para generar los recursos suficientes para su mantenimiento. Se presenta también una enorme diversidad de actuaciones que por dirigirse o inscribirse a/en sectores muy concretos (sociales, o de la Calidad de Vida), precisan de métodos específicos. En todo caso, la idea de complejidad queda reflejada en todo su relieve en aquellas iniciativas que son capaces de conjugar la gestión de proyectos muy diferentes entre sí sin perder el sentido de sus objetivos. Se construye entonces la transversalidad de una actuación global sobre múltiples proyectos y surge, por tanto, la necesidad de establecer métodos capaces de articular el conjunto de los proyectos que conforman y sostienen la iniciativa; la puesta en común con la autonomía necesaria de cada proyecto. Pero ello nos introduce en el modelo de gestión.
Finalmente, junto a la articulación interna de proyectos habría que contemplar la articulación externa de las iniciativas a través de redes de autoapoyo. Ello se encuentra desarrollado en un estado muy incipiente dadas las energías que la estructura interna de cada iniciativa y el desarrollo de sus proyectos requieren para su propio mantenimiento. Si bien la inquietud y, al mismo tiempo, la certidumbre de que esa es la dirección para poder desarrollarse tiene su correlación en una incipiente creación de pequeñas redes de puesta en común, de intercambio de experiencias, de organización de jornadas y debates, de movilizaciones sociales ante problemas y oportunidades comunes.
Los modelos de gestión
La variedad de iniciativas (según su origen, dimensión, objetivos...), marca algunas distinciones en cuanto a los modelos de gestión, aunque a través de los principios más generales presentan algunos rasgos de equivalencia. En general, la mayoría de las iniciativas se consideran como baluartes de una gestión caracterizada por la horizontalidad en las relaciones entre sus miembros, en la corresponsabilidad y adopción de compromisos de sus miembros que les vinculan de forma participativa a la gestión, y el establecimiento de criterios tendentes a favorecer la toma de decisiones en una dinámica que se apoya en el consenso. Si bien, a la hora de establecer los mecanismos dirigidos a operativizar las actuaciones de las iniciativas, en la concreción de esos principios aparecen algunos aspectos destacables en función de sus rasgos distintivos:
En síntesis, se podría establecer como una conclusión anticipada del presente apartado que la potencialidad de articulación que presentan las Iniciativas ciudadanas complejas pasa por el desarrollo de estructuras, métodos y modelos capaces de recrear un sistema de relaciones donde la dimensión territorial (de escala humana) y la dimensión comunicativa --de mediación-- han de ser compatibles y complementarias para favorecer su implantación y extensión como sistema de redes autónomas.
La dimensión y presencia de las Iniciativas Emergentes
En este apartado comenzamos a desplegar los principales resultados de corte distributivo que derivan del trabajo de campo realizado, y en primer lugar se pretende desvelar la presencia del fenómeno estudiado y su dimensión social, lo que nos permite constatar su naturaleza emergente, su carácter territorial y su importante incidencia social.
El carácter emergente de las iniciativas
La constitución del Movimiento Ciudadano, y más particularmente las Asociaciones de Vecinos, se fundamenta en la inclusión de la diversidad de sensibilidades ideológicas, políticas o confesionales. En su recorrido, a grandes rasgos, se ha mantenido ese carácter de confluencia, aunque hay que destacar que en su origen se produce una sintonía entre Grupos Animadores provenientes del PCE y de la Izquierda Radical, con los sectores de cristianos de base. En la recomposición actual, que representan las nuevas iniciativas, tenemos que tener en cuenta esta cultura de la complementación que se enriquece aún más con la incorporación de sensibilidades del denominado movimiento alternativo[171], y una cierto resurgir de los sectores de cristianos de base. En base a estas consideraciones podemos entender el Cuadro 12 siguiente:
Movimiento ciudadano | 16 | 30,2% |
Cristianos de base | 14 | 26,4% |
Movimiento alternativo | 9 | 17,0% |
Procedencia mixta | 14 | 26,4% |
Es inútil intentar desligar con exactitud las sensibilidades de procedencia de las iniciativas dada la mezcla que se produce en la composición de las mismas. Si bien, parece que claramente son mayoritarias las que tienen su origen en una o varias Asociaciones de Vecinos (en términos generales muy plurales en su composición). Si además tenemos en cuenta que el movimiento alternativo, que precisamente se caracteriza por la versatilidad de que sus miembros activos, quienes se transvasan de unos movimientos a otros con mucha facilidad; más, que en aquellos que se consideran como de procedencia mixta precisamente por no haber podido distinguir su sensibilidad de procedencia dada la diversidad en su composición (en la que en general intervienen el resto de procedencias), estamos en condiciones de hablar de una complementariedad aceptada que enriquece los procesos y que en gran medida se muestra como un rasgo esencial del carácter emergente de las iniciativas.
Incorporando la dimensión temporal a la idea de emergencia, y considerando una correspondencia entre lo viejo y lo emergente, podemos comprobar en el Cuadro 13 cómo la gran mayoría de las iniciativas han surgido en los últimos 10 años (76%), y cómo la práctica totalidad de las iniciativas son posteriores a 1980. De las cuatro experiencias anteriores a la década de los 80, sólo una se puede considerar como precoz, ya que el resto son Asociaciones de Vecinos que consideran a la iniciativa que promovieron tan vinculada a la propia Asociación que establecen el origen de ésta en el origen de la propia Asociación.
Antes de 1980 | 4 | 8% |
1980-1984 | 8 | 16% |
1985-1989 | 13 | 26% |
Después de 1990 | 25 | 50% |
La dimensión de las nuevas iniciativas desde la perspectiva del ámbito de actuación y del territorio
El surgimiento de cada una de las iniciativas (excepto las que son coordinadoras o nudos de red) está estrechamente ligado a un territorio urbano que se identifica, por parte de las iniciativas, como barrio[172]. Todas ellas han surgido desde una vinculación muy directa con el espacio urbano conocido y reconocido, y éste es la base de reproducción de cada una de las iniciativas. Si bien, como venimos insistiendo, la apertura informacional de este tipo de organizaciones --apertura, por otro lado, mucho más ostensible que la de las propias asociaciones de vecinos--, y dada su relativa especialización sectorial, implica relaciones múltiples con instituciones y organizaciones ajenas al ámbito urbano al que se deben. Ello se refleja, como veremos, en la participación en redes de segundo orden, pero lo que se viene a mostrar en el Cuadro 14 se refiere a la incidencia e intervención de las iniciativas, y sobre todo a la procedencia territorial de las personas que participan o se benefician de estas entidades al recibir servicios o prestaciones a través de sus actividades.
En un barrio exclusivamente | 20 | 42,5% |
En más de un barrio del distrito | 8 | 17% |
Distrito | 10 | 21,3% |
Zona Sur (incluyendo municipios del Sur) | 3 | 6,4% |
Barrios del sureste del municipio | 6 | 12,8% |
La mayoría de las iniciativas desarrolla sus actuaciones en un entorno que consideramos de proximidad, y primordialmente para las personas de ese entorno. Nos referimos a ese más del 80% que se inscribe en la escala de distrito o inferior al distrito[173]. Entre éstas la mayoría de iniciativas se sitúa en la escala de barrio (más de un 40% del total de iniciativas. Mientras, las tres iniciativas cuyo ámbito de actuación se refiere al conjunto de barrios del denominado Arco Sureste del Municipio de Madrid (Distritos de: Latina, Carabanchel, Usera, Villaverde, Puente de Vallecas, Villa de Vallecas, Vicálvaro y San Blas) son todas ellas Coordinadoras o Nudos de Red de las que participan una buena parte del conjunto de las entidades de barrio que nos ocupan, en unión con otras equivalentes de otros barrios del Sureste (se trata de la Coordinadora Red de Empleo, Movimiento por la Calidad de la Educación en el Sureste y Plataforma de Garantía Social). Finalmente, 6 de éstas Iniciativas presentan un ámbito de actuación aún más amplio, lo que se debe fundamentalmente a las demandas de atención que reciben de personas que se dirigen a la iniciativa desde otros distritos o municipios del sur. Se trata de iniciativas con un reconocido prestigio y eficacia que ha hecho que la proyección de sus actividades haya trascendido más allá de sus ámbitos originarios (Fundación Tomillo, Asociación Semilla, Fundación Iniciativas Sur, Madres contra la droga, Traperos de Emaús, Coordinadora de Barrios), aunque, no por ello eluden el carácter estratégico de las actividades de proximidad y de continua interacción con el barrio al que pertenecen.
En otro orden de cosas, la distribución de las iniciativas en el territorio se contempla, primeramente, desde la perspectiva de la presencia que tienen en cada uno de los barrios a través de sus actuaciones, y se establecen unos indicadores sobre el número de habitantes por iniciativa y el número de asociaciones que son el soporte de estas iniciativas. Esto nos permite establecer algunas referencias comparativas entre ámbitos sobre todo al relacionarlas con el nivel de integración urbana que tiene cada uno de los barrios.
Si contrastamos el Cuadro 15 y el cuadro de tipologías (ver el Cuadro 16 elaborado a partir de él, y lo comparamos también con el nivel de integración urbana, que a grosso modo hemos realizado a partir de los estudios urbanísticos ya citados (ver el Cuadro 17), podemos comprobar cómo, en términos generales, los barrios donde las actuaciones llevadas a cabo por las iniciativas y las asociaciones en las que éstas se apoyan presentan mayor densidad (tanto de actuaciones, como de iniciativas, o de ambas) son los barrios que tienen un cierto nivel de integración urbana. Mientras que los barrios que presentan menores cotas de integración urbana presentan, también, menor densidad de actuaciones y de asociaciones. Si bien este fenómeno no se evidencia de una forma estricta, ya que habría otras variables que entrarían en juego (históricas, estructura demográfica, estructura social...).
Barrios | Presencia de las iniciativas a través de sus actuaciones (No) | Estimación del no de asociaciones que participan de las actuaciones | Estimación de habitantes por iniciativa | Estimación de habitantes por asociación participante |
Zofio | 1 | 1 | 12.957 | 12.957 |
Cornisa | 3 | 10 | 14.864 | 1.486 |
Poblado Dirigido | 2 | 5 | 5.000 | 2.000 |
Meseta de Orcasitas | 3 | 9 | 3.251 | 1.082 |
Orcasur | 2 | 6 | 5.628 | 1.876 |
San Fermín | 3 | 7 | 4.437 | 1.901 |
Villaverde Alto | 11 | 30 | 3.636 | 1.333 |
San Cristóbal | 3 | 11 | 4.802 | 1.310 |
Villaverde | 4 | 7 | 8.489 | 4.851 |
Bajo Perales del Río | 1 | 7 | 4.570 | 653 |
Entrevías | 6 | 2 | 5.391 | 15.673 |
Pozo del Tío Raimundo | 7 | 3 | 1.040 | 2.424 |
San Diego | 10 | 9 | 4.540 | 4.035 |
Madrid-Sur | 10 | 21 | 3.389 | 1.614 |
Palomeras | 14 | 37 | 3.000 | 1.135 |
Bajas Nuevas | 8 | 36 | 3.875 | 861 |
Palomeras P. de Vallecas | 8 | 6 | 6.202 | 6.202 |
Fontarrón | 4 | 1 | 1.461 | 5.846 |
Total | 100 | 208 | 3.899 | 1.874 |
Hay en todo caso, barrios que presentan rasgos que se desvían de estos presupuestos, por ejemplo, en San Diego y el barrio de Puente de Vallecas (barrios con una buena integración urbana) influyen en el hecho de su menor densidad el presentar mayores cuotas de envejecimiento de su población, mientras, que Fontarrón, Pozo del Tío Raimundo y Meseta (barrios menos integrados urbanísticamente) obtienen una mayor densidad asociativa debido a la fuerte tradición e identidad asociativa adquirida en la lucha por la vivienda.
Se va a considerar el nivel de integración urbana en función de la accesibilidad desde cada barrio hacia su entorno inmediato, la calidad de los transportes públicos, así como el nivel de variedad urbana que contiene (actividades económicas, equipamientos, espacios públicos, tipología de viviendas, estructura poblacional).
Así, a través de la distribución territorial de las iniciativas (Ver Planos de los distritos en la Lámina 13 y la Lámina 12) se puede destacar cómo la mayor densidad de actuaciones y de asociaciones se concentra en aquellos barrios que tienen una mejor integración urbana entre sí, y también una mayor identidad de sus moradores al establecer vínculos de mayor fuerza con el espacio urbano. Esto se produce fundamentalmente en los barrios del distrito de Puente de Vallecas (exceptuando los barrios que se encuentran más claramente segregados espacialmente por barreras físicas poco permeables, como es el caso de Entrevías y Pozo del Tío Raimundo) donde la perspectiva de actuación para las iniciativas de estos barrios es precisamente de ámbito distrital, ya que en gran medida se viene a percibir y a considerar al Distrito como el barrio de Vallecas. Esta situación cobra también cierta relevancia en el barrio de Villaverde Alto, barrio que igualmente tiene mayor variedad urbana (en actividades económicas, equipamientos, comercio, estructura social, estructura urbana...), y también concentra los servicios básicos del distrito (Oficina del INEM, Seguridad Social, Junta Municipal de Distrito, Servicios Sociales, Servicios recreativos...). Todo parece indicar que hay una cierta correlación entre la riqueza urbana, la condición de ciudad, y el desarrollo de estas iniciativas y, en consecuencia, la recreación del tejido social y del tejido asociativo.
Barrios | Presencia de las iniciativas a través de sus actuaciones (número) | Estimación del número de asociaciones que participan de las actuaciones | Estimación de habitantes por iniciativa | Estimación de habitantes por asociación participante |
Barrios de Usera | 14 | 38 | 5.152 | 1898 |
Distrito de Puente de Vallecas | 67 | 115 | 3.356 | 1.955 |
Barrios de Villaverde | 100 | 208 | 3.899 | 1.874 |
El soporte de las Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana
La implantación de las Iniciativas viene también corroborada tanto por su presencia física en los barrios como por el apoyo asociativo y el contingente de miembros activos que participan en las actuaciones y proyectos. El primer aspecto viene reflejado a través de los centros y locales donde se desarrollan sus múltiples actividades, lo que junto a la existencia de un determinado nivel de vinculación con las asociaciones de barrio conforma un conjunto de acción que las hace desempeñar un papel fundamental para establecer procesos de integración social y, por tanto, de cohesión social.
La media de miembros activos[174] por iniciativa es de casi 70, mientras que la media de asociaciones que tienen algún grado de vínculo[175], y que en gran medida son un soporte de las Iniciativas, es de más de 7. En cuanto al soporte físico se han detectado en torno a unos 135 locales de estas asociaciones, lo que significa una media de casi tres locales por cada iniciativa.
Considerando ahora exclusivamente los Centros desde donde se administra y se desarrolla la gestión de los proyectos y actuaciones de las iniciativas encontramos un total de 50 de éstos, de los que un 46% derivan directamente del proceso de Remodelación de Barrios.
Régimen o Gestión de la Tenencia de los Centros | Número de Centros de las Iniciativas | Que derivan del proceso de Remodelación de Barrios | Centros que funcionan como Equipamientos de Barrio | |
Centros en su origen ocupados a la admon. | 5 | 10% | 4 | 5 |
Centros cedidos o alquilados por la admon. | 14 | 28% | 13 | 4 |
Centros cogestionados con la admon. | 7 | 14% | 5 | 6 |
Locales cedidos o alquilados por la Iglesia | 4 | 8% | - | 2 |
Locales propios en régimen de alquiler | 12 | 24% | - | 3 |
Locales en propiedad | 3 | 6% | 1 | 3 |
Iniciativas que se ubican en locales | 9 | 18% | - | - |
Total | 50 | 100% | 23 (46%) | 23 (46%) |
Es destacable cómo de estos Centros el 50% son propiedad de las administraciones públicas, y también cómo un 10% del total de los Centros fueron ocupados por las entidades ante la falta de uso y el riesgo de vandalización a que estaban sometidos, otro 14% de los Centros son compartidos y cogestionados con la propia administración, a veces con no pocas tensiones. Por otro lado, podemos considerar que 23 de estos centros funcionan como equipamientos de barrio[176] que desempeñan un papel relevante en la optimización de la Calidad de Vida, dado su carácter polivalente y complejo.
Los vínculos con profesionales[177]
Tan sólo un 17% de las iniciativas estudiadas manifiesta que su capacidad organizativa y la formación de sus recursos humanos presenta unas condiciones adversas, igualmente tan sólo un 15% expresa esta situación de adversidad cuando se refiere a su capacidad de análisis y evaluación. Por el contrario, las iniciativas que mantienen que su capacidad organizativa y formación es un aspecto favorable o muy favorable representan el 57%, y las iniciativas que aseguran que su capacidad de análisis y evaluación es igualmente favorable o muy favorable representan un 51%. Mientras que las que sostienen que se encuentran en una situación equilibrada representan, respectivamente, un 25 y 34%.
Independientemente de que las auto-valoraciones tienen siempre una cierta carga de subjetividad, esta orientación nos ayuda a comprender y explicar la dimensión de los vínculos que sectores profesionales tienen con las iniciativas. No se podría entender la proyección social de éstas sin el papel que juegan los vínculos con distintos sectores de profesionales que participan en el desarrollo de las iniciativas y sus proyectos. Así, en primer lugar, en el Cuadro 21, se puede comprobar cómo tan sólo 4 iniciativas no cuentan con un apoyo permanente de profesionales (de éstas únicamente una de ellas no tiene ningún tipo de vínculo con profesionales).
Nota: se han considerado vínculos fuertes aquellos que incluyen tanto a profesionales que son asalariados de las iniciativas como a los que son miembros activos, quedan excluidos los profesionales que son colaboradores habituales y los que son colaboradores no permanentes.
Vínculos fuertes según el n. de tipo de profesionales | n. de iniciativas | |
Ningún vínculo | 4 | 8,5% |
Un vínculo | 10 | 21,3% |
Dos vínculos | 5 | 10,6% |
Más de tres vínculos | 28 | 59,5% |
Total | 47 | 100,0% |
La mayoría de las iniciativas establecen vínculos con tres o más tipos diferentes de profesionales (casi el 60%), lo que deja constancia de una cierta capacidad técnica para afrontar el desarrollo de proyectos y actuaciones con un cierto nivel de complejidad.
Considerando los tipos de profesionales, han quedado reflejadas en las fichas confeccionadas por las iniciativas un total de 20 tipos. La presencia de estos tipos de profesionales, como se puede comprobar en el Cuadro 22, es muy diversa, aunque, manteniendo esa variedad se aprecia la predominancia de unos tipos más que de otros.
Profesionales según tipo | N. de iniciativas según el nivel de los vínculos establecidos con los tipos profesionales | |||
Asalariados de la Iniciativa | Miembros activos | Colaboradores habituales | Colaborador es no permanentes | |
Abogados | 10 | 10 | 10 | 15 |
Artistas y artesanos | 3 | 5 | 7 | 21 |
Educadores, animadores, monitores | 16 | 21 | 13 | 16 |
Enseñantes y profesores | 13 | 15 | 15 | 12 |
Informáticos | 4 | 8 | 8 | 15 |
Médicos | - | 3 | 6 | 10 |
Periodistas | 3 | 5 | 4 | 28 |
Periodistas | 3 | 5 | 4 | 28 |
Psicólogos | 5 | 11 | 11 | 10 |
Relaciones laborales | 5 | 7 | 5 | 8 |
Sociólogos | 5 | 8 | 7 | 18 |
Trabajadores sociales | 6 | 11 | 13 | 14 |
Urbanistas y/o ambientalistas | 4 | 4 | 5 | 14 |
Pedagogos | 4 | 2 | - | - |
Economistas | 2 | - | - | - |
Otros profesionales | 3 | 3 | 2 | 1 |
Tanto en el nivel de los asalariados de la iniciativa, como en el de miembros activos y colaboradores habituales, se mantiene la misma tónica de presencia de los diferentes tipos. Por orden, de mayor o menor presencia de los tipos de profesionales, podemos encontrar a los educadores (incluye a animadores, monitores), enseñantes, abogados, trabajadores sociales, psicólogos, sociólogos, relaciones laborales, informáticos, urbanistas, artistas y artesanos, pedagogos, médicos, economistas, y otros. Mientras que entre los colaboradores no permanentes cabe destacar la representación de los periodistas, artistas y artesanos, y sociólogos.
Habría que decir que la amplia gama de profesionales refuerza la idea de multidimensionalidad de las iniciativas, aunque se podrían reseñar algunos aspectos indicativos:
El calado del fenómeno
Es poco menos que imposible medir con exactitud el alcance y la dimensión del fenómeno en términos cuantitativos, tampoco lo hemos pretendido en este trabajo que tan sólo aspira a poner ahora de relieve la emergencia y la magnitud del fenómeno en términos de su cualidad y potencialidad. Se trata de iniciativas que pasan como de puntillas, sectores invisibles como denominaran Max-Neef et al. (1986), que son de difícil percepción por la sociedad, y de escaso reconocimiento por parte del Estado. Si bien se erigen como actores sociales que se hacen imprescindibles para los sectores vulnerables y desfavorecidos de la ciudad, pero que también son fundamentales para establecer procesos encaminados a la consecución de la Calidad de Vida en la ciudad. En este sentido son suficientemente significativos los datos que se presentan en el alcance de la dimensión económica y social de las iniciativas, reflejados en el Cuadro 23.
Los datos son suficientemente trascendentales, si bien cabe hacer algunas precisiones que en todo caso vienen a reforzar el sentido apuntado.
Las redes de iniciativas
Las relaciones y vínculos de/entre las iniciativas estudiadas son múltiples y sumamente complejas, máxime considerando la reducida magnitud de su universo y la dimensión territorial tan limitada en la que se insertan. De otra parte, la naturaleza de esos vínculos es sumamente diversa y desigual. Se ha considerado aquí lo que se podría denominar como vínculos fuertes que son los que pueden permitir el establecimiento, más o menos perceptible, de redes de iniciativas.
Unas tienen un carácter más formal, pero a veces más efímero, y otras tienen un carácter más informal, pero más vigoroso. Unas tienen mayor densidad e intensidad, otras tienen mayor extensidad. Aunque no hay una nitidez absoluta es preciso diferenciar entre aquellas redes que conforman coordinadoras, plataformas y federaciones, y aquellas otras redes que teniendo un carácter más informal implican un mayor nivel de compromiso y reciprocidad.
En primer lugar vamos a considerar las coordinadoras, plataformas y federaciones. Éstas se suelen crear en torno a un problema o a un objetivo común, pero de carácter sectorial o territorial muy concreto. No tienen una estabilidad continuada en el tiempo, aunque su actividad puede desaparecer para volver a aparecer más tarde si el objetivo no se ha alcanzado y se valora que es susceptible de alcanzarse. Su componente suele ser más diverso y desigual, y se inscribe en gran medida en una lógica más reivindicativa, de presión, de negociación y de movilización, que de apropiación o de gestión de actividades y de espacios. Una vez conseguido, el objetivo puede desaparecer o recomponerse buscando nuevos objetivos.
En segundo lugar, las que denominamos como redes de autoapoyo, tienen junto a su carácter instrumental, una fuerte carga expresiva. Los vínculos se establecen muchas veces por relaciones personales y de amistad. En todo caso como sintonía de estar no sólo en el mismo campo de actuación, sino también en la misma forma de entender los procesos de transformación social. En este tipo de redes no se trata sólo de afrontar objetivos comunes, sino también de establecer proyectos conjuntos, intercambiar experiencias, traspasar recursos... La naturaleza expresiva e instrumental de los movimientos sociales alcanza así una mayor madurez.
n. de vínculos | Con plataformas, coordinadoras, federaciones | Copartícipes de la misma red de autoapoyo | Ambos tipos de red |
Ninguno | 6 | 14 | 2 |
1 | 6 | 7 | - |
2 | 9 | 3 | 3 |
3 | 5 | 5 | 5 |
4 | 6 | 5 | 8 |
5 | 9 | 6 | 7 |
6 | 3 | 3 | 5 |
7 | 1 | 3 | 4 |
Más de 7 | 2 | 1 | 13 |
El Cuadro 24 nos muestra la complejidad de relaciones que se establecen entre el conjunto de iniciativas detectadas. Tan sólo dos de ellas se podría considerar que se encuentran aisladas al no participar de redes de las que participan el resto de las iniciativas, aunque indirectamente participan de otras redes de carácter regional. Es especialmente llamativo como prácticamente el 62% de las iniciativas participa de más de 5 redes diferentes a través de las cuales entra en relación, directa o indirecta, con el resto de las iniciativas. Esa misma relación es del 31,9% si consideramos exclusivamente a las coordinadoras, plataformas y federaciones y del 27,6% si consideramos solamente a las redes de autoapoyo. La maraña de conexiones entre las iniciativas, y los barrios, es tremendamente densa y difícil de imaginar, pero sí nos revela la potencialidad del conjunto de las iniciativas, a través de su complejidad relacional.
En cuanto el alcance que obtienen las iniciativas a través de las redes en las que se inscriben, se puede intuir la interpenetración que se establece entre el marco estrictamente local (de barrio) y otros ámbitos que lo superan.
Vínculos según tipo de redes | N. de iniciativas | Porcentaje sobre 47 |
Redes locales (de barrio) | 38 | 80,8% |
Redes de distrito | 12 | 25,5% |
Redes de área (tres distritos) | 13 | 27,7% |
Redes de zona (Sureste: 8 distritos) | 16 | 34,0% |
Redes regionales | 17 | 36,2% |
Redes nacionales | 14 | 29,8% |
Redes internacionales | 5 | 10,6% |
La mayoría de iniciativas participan, como hemos visto, de diversas redes a la vez y éstas pueden corresponder a marcos espaciales diferentes. La gran mayoría de iniciativas (80,8%) potencian y se potencian a través de redes de corte estrictamente local o barrial, pero en el conjunto de los 8 distritos más desfavorecidos de Madrid hay un 34% de las iniciativas que se inscriben en redes que tienen ese amplio ámbito, en general se trata de las redes y plataformas en las que participan la mayoría de las iniciativas de barrio. Ahora bien, hay que destacar que la representación de las iniciativas que superan el marco estricto del contexto de la periferia social de Madrid es especialmente significativo, un 36,2%[178] de las iniciativas participan de redes a nivel regional, casi un 30% es la representación que obtienen las que participan de redes a nivel nacional, y más de un 10% las que participan en redes de ONGs internacionales, en general las iniciativas que establecen relaciones a niveles que superan el ámbito de la Comunidad de Madrid tienen un alto nivel de cualificación y un buen número de asalariados y de miembros activos que les permiten establecer este nivel de relaciones.
Los principios, el objeto y los objetivos de las Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana
Podríamos decir con toda propiedad que el objetivo genérico de estas iniciativas emergentes es la optimización de la calidad de vida o la satisfacción plena de las necesidades humanas. Se parte de la idea de que estas nuevas iniciativas de gestión ciudadana se inscriben en una dinámica de procesos de acción interactivos, de pensamiento global en la consecución de la calidad de vida, pero con una aplicación-implicación en lo local. Ya se apuntó que el concepto de calidad de vida se inscribe en una lógica de la complejidad y de la integralidad, que en síntesis viene a significar que la satisfacción de una determinada necesidad, a través de la acción directa, tiene que tener efectos de favorecimiento en el desarrollo de la satisfacción de otras necesidades, y que en ningún caso debe desarrollarse en menoscabo de la satisfacción de otras necesidades. Ello denota todo un sentido que podemos construir a través de una serie de criterios y de principios que adoptan estas iniciativas y que bajo distintas acepciones y en distintos apartados del cuestionario se han podido detectar, y que resumimos:
En esta lógica compleja, los fines y objetivos de las iniciativas ciudadanas emergentes no son únicas y exclusivas, sino que intervienen de forma sinérgica en múltiples sentidos y dimensiones de la calidad de vida. En ese sentido habría que remarcar algunos aspectos fuertes de los objetivos y fines que establecen estas iniciativas:
Sectores de la Calidad de Vida a los que se dirigen las Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana
Si observamos el cuadro Cuadro 26, vemos que el número de sectores de la Calidad de Vida que es objetivo principal de las iniciativas que nos ocupan es de 125, es decir una media de 2,7 sectores por iniciativa, mientras que el número de sectores que se considera que son reforzados directamente por su actuación se eleva hasta 165, es decir, una media de 3,5 sectores por iniciativa. Ello muestra las vinculaciones simultáneas que se producen en las actuaciones de las iniciativas.
Nota: las cifras entre paréntesis son la expresión en términos relativos (horizontal/vertical). Por otro lado, el total horizontal cuando no alcanza el valor de 47 el resto se refiere a que son afectados negativamente por alguna de las actuaciones.
Sectores | Es el objetivo principal | Lo refuerza directamente | Lo refuerza indirectamente | Lo refuerza muy indirectamente | No le afecta ni positiva ni negativamente | Total |
Calidad ambiental | 5 (10,6/4) | 16 (34/9,7) | 10 (21,3/7,7) | 6 (12,8/6,7) | 10 (21,3/7,2) | 47 |
Reutilización, reciclaje... | 3 (6,3/2,4) | 10 (21,3/6,1) | 16 (34/12,4) | 12 (25,5/13,3) | 6 (12,8/4,3) | 47 |
Eficiencia energética (ahorro o uso de energías pasivas) | 2 (4,2/1,6) | 3 (6,3/1,8) | 14 (29,8/19,8) | 13 (27,7/14,4) | 15 (31,9/10,8) | 47 |
Accesibilidad peatonal o en bici entre elementos urbanos | 1 (2,1/0,8) | 6 (12,8/3,6) | 9 (19,1/7) | 7 (14,9/7,8) | 24 (51,1/17,3) | 47 |
Transporte público | - | 5(10,6/3) | 11 (23,4/8,5) | 6 (12,8/6,7) | 23 (48,9/16,5) | 45 |
Transporte en vehículo privado | - | 2 (4,2/1,2) | 2 (4,2/1,5) | 2 (4,2/2,2) | 34 (72,3/24,5) | 40 |
Educación, Formación | 25 (51/20) | 14 (29,8/8,5) | 5 (10,6/3,9) | 2 (4,2/2,2) | 1 (2,1/0,7) | 47 |
Salud | 3 (6,3/2,4) | 12 (25,5/7,2) | 16 (34/12,4) | 12 (25,5/13,3) | 4 (8,4/2,9) | 47 |
Vivienda | 4 (8,4/3,2) | 10 (21,3/6,1) | 9 (19,1/7) | 11 (23,4/12,2) | 13 (27,7/9,3) | 47 |
Comunicación horizontal. Información | 15 (31,9/12) | 18 (38,3/10,9) | 5 (10,6/3,9) | 7 (14,9/7,8) | 2 (4,2/1,4) | 47 |
Empleo | 17 (36,2/13,6) | 14 (28,8/8,5) | 6 (12,8/4,6) | 7 (14,9/7,8) | 3 (6,3/2,2) | 47 |
Integración y promoción social | 26 (55,3/20,8) | 13 (27,7/7,9) | 5 (10,6/3,9) | 3 (6,3/3,3) | - | 47 |
Identidad y cultura | 13 (27,7/10,4) | 21 (44,7/12,7) | 9 (19,1/7) | 6 (12,8/6,7) | - | 47 |
Democracia participativa | 11 (23,4/8,8) | 21(44,7/12,7) | 9 (19,1/7) | 4 (8,4/4,4) | 3 (6,3/2,2) | 47 |
Total | 125 (19,3/100) | 165 (25,5/100) | 129 (19,9/100) | 90 (13,9/100) | 139 (21,4/100) | 648 |
Podemos comprobar cómo los sectores de la Calidad de Vida que se consideran como objetivo principal en las intervenciones de las iniciativas son fundamentalmente los relacionados con la Integración Social (Integración Social, Educación/Formación y Empleo) que en su conjunto representan el 54% del total de sectores que se consideran objetivo principal. Mientras que entre los sectores que se refuerzan directamente cobran relevancia en primer lugar los de orden cultural (Identidad y cultura, Democracia Participativa, Comunicación horizontal), y en un segundo orden los relacionados con la Calidad Ambiental. Por otro lado los sectores que se considera que no son afectados ni positiva ni negativamente por su práctica son los relacionados con la movilidad y la accesibilidad física, y entre éstos principalmente el que hace referencia al transporte en vehículo privado[179]. En todo caso lo más destacable es la imbricación e integralidad que se establece entre los distintos sectores sobre los que intervienen estas iniciativas tal y como refuerza el Cuadro 27.
Frecuencia | N. de iniciativas según los sectores de la calidad de vida que explicitan como su objetivo principal | N. de iniciativas que explicitan como su actividad refuerza directamente otros sectores de la calidad de vida |
0 | 3 | 5 |
1 | 13 | 7 |
2 | 9 | 4 |
3 | 7 | 9 |
4 | 7 | 6 |
5 | 5 | 7 |
6 | 2 | 4 |
7 | - | 3 |
8 | 1 | 1 |
9 | - | 1 |
Total | 47 | 47 |
Podemos observar cómo la gran mayoría de las iniciativas expresan más de un sector de la Calidad de Vida como objetivo principal, y cómo también aparecen varios sectores de la Calidad de Vida reforzados directamente por su intervención sobre aquéllos. Así, el 66% de las iniciativas manifiestan que su objetivo principal se sitúa en más de una dimensión de la Calidad de Vida, igualmente casi el 75% de las iniciativas expresan cómo sus actuaciones refuerzan directamente a varias dimensiones (2 y más) de la Calidad de Vida que no son su objetivo principal.
Sectores sociales a los que se dirigen las Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana
Ya se ha mostrado cómo estas iniciativas se desarrollan en espacios caracterizados por la residencia de los sectores más desfavorecidos de la ciudad, sectores vulnerables en situación de exclusión o riesgo social. También hemos podido comprobar cómo el interés principal de su actividad se centra en dimensiones de la Calidad de Vida que se refieren a la integración social. En correspondencia con ese contexto urbano de periferia social las iniciativas establecen un trabajo que se dirigen en gran medida a esos sectores según determinados rasgos característicos (ver el Cuadro 28). Si bien, como también ha quedado expuesto, se complementan en esta actividad distintos movimientos que combinan, a su vez, lo sectorial con lo territorial, y que en la mayoría de los casos sus actuaciones son de índole diversa afrontando actividades que desde una misma iniciativa pueden dirigirse a muy distintos sectores sociales.
Desde una perspectiva amplia se podría considerar que la totalidad de las iniciativas se dirigen al conjunto de la población de sus respectivos ámbitos de actuación, en la medida que son intereses generales o universales los que se defienden y pueden ver positivamente afectados. Sin embargo, la distribución más pormenorizada de la atención predominante nos muestra cómo la particularidad de los sectores sociales en situación de exclusión y riesgo social (incluidos los desempleados) son un objetivo de referencia básica que les da el marchamo de ser organizaciones que apuestan por establecer procesos de integración social. De los distintos grupos que tienen rasgos distintivos respecto de la exclusión o situación de riesgo social llama la atención la preocupación por los jóvenes y adolescentes, seguidos por la inquietud por el colectivo de las mujeres y la feminización de la pobreza. En contraste con esto último, también llama la atención la escasa incidencia del interés por los ancianos. Este colectivo con una incidencia demográfica muy reducida en los espacios de periferia social es el sector que tiene un determinado pero cierto nivel de protección por parte del Estado, mientras que los jóvenes y adolescentes con menor nivel de protección y unos efectivos demográficos relevantes son los sectores que se inscriben en una doble perspectiva problematizada: la educación-formación y el acceso al empleo.
Hemos optado por recoger lo más fielmente posible la descripción que las propias iniciativas realizan de los sectores a los que se dirigen, en la mayoría de las ocasiones contiene una multiplicidad de sectores sociales diferenciados, por ello la confección del cuadro implica que una determinada iniciativa puede estar ubicada, en cuanto a su atención, en distintos sectores sociales.
Sectores sociales | Número de iniciativas | Iniciativas en términos relativos (%) (Sobre 47) |
Conjunto de la población | 18 | 38,3 |
Población desempleada | 4 | 8,5 |
Población en situación de exclusión o riesgo social | 4 | 8,5 |
Mujeres | 6 | 12,8 |
Mujeres desempleadas | 3 | 6,4 |
Mujeres en situación de exclusión o riesgo social | 8 | 17 |
Población infantil | 14 | 29,8 |
Jóvenes | 14 | 29,8 |
Jóvenes sin vivienda | 3 | 6,4 |
Jóvenes desempleados | 8 | 17 |
Jóvenes y adolescentes en situación de exclusión o riesgo social | 16 | 34 |
Toxicómanos y ex-toxicómanos | 5 | 10,6 |
Reclusos y ex-reclusos, y familias de éstos | 6 | 12,8 |
Inmigrantes | 4 | 8,5 |
Minorías étnicas | 3 | 6,4 |
Tercera Edad | 1 | 2,1 |
Entidades y mediadores sociales | 3 | 6,4 |
El objeto y objetivos de las Iniciativas deducidos a través de la naturaleza de los proyectos que desarrollan
A la hora de expresar, por parte de las iniciativas, la explicación de cuáles son sus objetivos, despliegan una diversidad de sentidos de difícil, y diríamos que inútil, codificación. Se puede observar (consultando las fichas) que en muchas ocasiones se confunden aspectos estratégicos y de métodos con los propios fines, o más bien habría que decir que en muchos casos los objetivos se interpenetran de tal forma con las estrategias que es difícil establecer distinciones. Así aparecen como objetivos aspectos como la identificación de las necesidades del barrio; la implicación de ciudadanos, asociaciones y administración; la coordinación interadministrativa; la potenciación y promoción del tejido asociativo; el desarrollo de soportes de comunicación horizontal; la gestión de equipamientos; la adecuación de recursos, etc. Una forma de aproximarse a esta complejidad, donde se conjugan estrategias, objeto y objetivos, puede ser a través de la identificación de los proyectos que han sido planteados por las iniciativas y que en su gran mayoría se encuentran en desarrollo o han sido ejecutados.
Se han detectado un total de 220 proyectos o actuaciones, que significan una media de 4,7 proyectos por iniciativa, si bien la distribución del número de proyectos por iniciativa nos indica cómo la gran mayoría de éstas desarrolla más de un proyecto (87,2%) y cómo más del 55% desarrolla cinco o más proyectos o actuaciones.
N. de proyectos desarrollados por iniciativas | N. de iniciativas | % |
Un sólo proyecto | 6 | 12,8 |
Dos proyectos | 7 | 14,9 |
Tres proyectos | 3 | 6,4 |
Cuatro proyectos | 5 | 10,6 |
Cinco y más proyectos | 26 | 55,3 |
Total | 47 | 100 |
Mientras, por otro lado, el grado de ejecución de los proyectos es muy elevado, más del 78% de los mismos o han sido ejecutados o se encuentran en proceso de ejecución. Aquí cabe precisar cómo una buena parte de los proyectos que se encuentran en proceso de ejecución, se vienen a conceptuar en un recorrido que no tiene fin, es decir, se encuentran permanentemente en un proceso de ejecución, Es por ejemplo el caso de los proyectos educativos y de formación, y sobre todo el de los medios de comunicación alternativos.
Grado de ejecución de los proyectos | N. de proyectos | % |
No iniciado por adversidades | 5 | 2,3 |
No iniciado esperando condiciones decuadas | 11 | 5,0 |
En sus inicios | 20 | 9,1 |
Paralizado por adversidades | 12 | 5,4 |
En proceso de ejecución | 90 | 40,9 |
Ejecutado | 82 | 37,3 |
TOTAL | 220 | 100 |
Ambos aspectos, número de proyectos que es capaces de desarrollar cada una de las iniciativas y su alto grado de ejecución, vienen a indicar su gran capacidad operativa, así como su gran capacidad de establecer procesos integrados donde se intuye cómo los proyectos establecen una interacción sinérgica. Por ello, una vez más, se muestra la inoportunidad de considerar aisladamente el sector de la Calidad de Vida en el que se enmarca su objetivo principal, precisamente porque no se trata de identificar mediante la separación, sino de reconocer la autoimplicación mutua entre los sectores de la Calidad de Vida, esta vez no a través de la expresión de las iniciativas sino a través de la identificación de la naturaleza de los proyectos.
Sectores | N. de proyectos | Comparten predominancia con el Empleo | Observaciones | Subtotal |
Calidad ambiental | 11 | 9 | - | 20 |
Reutilización, reciclaje... | 2 | 4 | - | 6 |
Eficiencia energética (ahorro o uso de energías pasivas) | 2 | - | - | 2 |
Accesibilidad peatonal o en bici entre elementos urbanos | 4 | - | - | 4 |
Transporte público | - | - | Sólo desde el punto de vista de la reivindicación | - |
Educación/Formación | 29 | 7 | Comparten una predominancia especial con la integración: 3 | 61 |
Prevención de menores | 22 | - | - | - |
Salud | 5 | - | - | 5 |
Vivienda | 5 | - | Comparten una predominancia especial con la integración: 1 | 6 |
Comunicación horizontal. Información (diversas) | 13 | 2 | - | - |
Centros de Información | 10 | - | - | 25 |
Empleo (diversas) | 20 | - | - | - |
Bolsas de Empleo | 4 | - | - | - |
Empresas de Inserción | 15 | - | - | 39 |
Integración y promoción social | 18 | 7 (Proyectos IMI) | Comparten una predominancia especial con la educación: 1 | 26 |
Identidad y cultura | 15 | - | - | 15 |
Democracia participativa | 11 | - | - | 11 |
TOTAL | 189 | 29 | 5 | 220 |
Las implicaciones entre unos proyectos y otros las vamos a intentar agrupar en cuatro itinerarios que aparecen como relevantes. En primer lugar, la continuidad del itinerario Educación-formación y empleo (ampliándose a la idea de Integración y promoción social) hace inseparables los tres conceptos. En segundo lugar aparece un solapamiento relevante entre los proyectos de Calidad Ambiental (incorporando la Reutilización, reciclaje...) y los proyectos de Empleo. En tercer lugar la ida de Calidad Ambiental puede ser ampliada (Reciclaje, eficiencia energética, vivienda, movilidad y accesibilidad). En último lugar, es evidente que se puede intuir un itinerario recurrente entre los sectores de Comunicación horizontal, Identidad y cultura y Democracia participativa tal y como muestra el hecho de que aquellas iniciativas que se inscriben en el campo de la Comunicación horizontal lo hacen a la vez en la dimensión de la Identidad y cultura, y muy frecuentemente en la dimensión de la Democracia participativa, y viceversa. Se pueden establecer múltiples correspondencias, pero desde la lógica de acercarse a la complejidad, y a la vez, a la idea de Calidad de Vida retomamos el esquema que de ésta establecimos en el Apartado 5, y construimos las correspondencias con la naturaleza de los proyectos que desarrollan las Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana.
La predominancia de diversos sectores a la vez implica un cruce entre los mismos que se refleja en la duplicidad de objetivos en los proyectos, sin embargo lo que nos interesa es el peso que cada sector de la calidad de vida tiene sobre el conjunto de proyectos, por ello los porcentajes los obtenemos del total de proyectos (220). Cabe advertir que el sector de la Calidad Ambiental lo hemos conformado con el sector el propio de Calidad Ambiental más los de Reutilización y reciclaje, Eficiencia energética, Accesibilidad peatonal y o en bici entre elementos urbanos y Vivienda; Los proyectos de Integración y Promoción Social los hemos incluido en Educación; y los proyectos del sector Identidad Cultural quedan conformados por Comunicación, Identidad y cultura, y Democracia participativa.
Sector de la calidad de vida | N. de proyectos | Términos relativos (%) |
Calidad Ambiental | 38 | 17,3 |
Bienestar | 142 | 64,5 |
Empleo | 68 | 30,9 |
Educación/Formación | 69 | 31,3 |
Salud | 5 | 2,3 |
Identidad Cultural | 51 | 23,2 |
Las fuentes de financiación
Las fuentes de financiación de las iniciativas son múltiples. Tan sólo 11 (23,4%) de las iniciativas obtienen sus ingresos de una sola procedencia. En su mayoría son coordinadoras de asociaciones que son sostenidas económicamente por éstas. El resto se basa en una financiación mixta en la que predomina la combinación entre cuotas de socios y subvenciones de muy distinto tipo.
Tipo de financiación | N. de iniciativas |
Contratos, convenios y programas con la administración pública (Subvenciones) | 27 |
Cuotas de socios | 21 |
Generan recursos propios (ingresos por servicios, productos y actividades) | 15 |
Donaciones privadas | 9 |
Cuotas o aportaciones de Asociaciones | 10 |
La complementación es la tónica del soporte económico de las iniciativas, de lo que se deduce que ninguna de las iniciativas se encuentra en condiciones de sostenerse con una única fuente de ingresos. Si bien, lo más reseñable es que mientras 27 (57,4%) de éstas reciben, de una u otra forma, fondos de la administración pública, sólo 15 (31,9%) son capaces de generar recursos económicos a través de sus propias actuaciones o proyectos. Habría que deslindar, en referencia a los recursos que se obtienen de la administración, cuáles de esos ingresos se consiguen por ventas de servicios a la administración (fundamentalmente contratos o convenios) y cuáles son ingresos obtenidos por subvenciones corrientes de actividades, proyectos o programas. Pero es tan poco significativo el número de iniciativas que se podría considerar que tienen capacidad para obtener una demanda de contratación por parte de la administración (2 4,2 %) que habría que pensar, dada también la cultura institucional hacia las iniciativas, que se encuentran en una situación de fragilidad permanente, dada su excesiva dependencia de la financiación directa por parte del sector público. Ello habrá posibilidad de comprobarlo en el siguiente apartado donde se plantean las relaciones de tensión con la administración.
Las dificultades de las Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana[180]
Estas iniciativas surgen en gran medida para asumir un papel de agentes mediadores entre los ciudadanos (base social) y las instituciones, principalmente la administración pública. Esa mediación se produce para contrarrestar los impactos negativos de la globalización, es decir para buscar alternativas de superación de la crisis social y ambiental de la metrópoli, y en consecuencia esa mediación es fruto de la existencia de grandes vacíos en la intervención pública. De esa mediación se deriva la necesidad de establecer puentes entre dos polos --base social y administración-- motivados precisamente por la creciente distancia entre ambos, aspecto que, por otro lado, viene a reflejar también el creciente déficit democrático. Hay que reseñar por tanto la doble vocación de esas iniciativas: de una parte establecer canales de conectividad con la base social a la que pretenden dar servicios, concienciar, implicar transformaciones en sus condiciones de vida..., de otra, en la mayoría de las iniciativas aparece una clara vocación de colaboración con las instituciones públicas.
Precisamente de esa doble estrategia surgen distintas dimensiones de relaciones que definen algunos de los rasgos de las dificultades que encuentran para el desarrollo de los proyectos que acometen o pretenden acometer las nuevas iniciativas de gestión ciudadana. Estas dimensiones de relación son de distinta naturaleza:
Si bien aquellas iniciativas que manifiestan importantes dificultades para implicar a la base social en el desarrollo de sus proyectos son 13 de las 47 analizadas. Se trata, por un lado de aquellas iniciativas que siguen basándose en gran medida en una lógica de corte reivindicativo, y por otro, de aquellas otras iniciativas que se dirigen a sectores muy específicos de población, como es el caso de las que se dedican exclusivamente a colectivos de alto riesgo (toxicómanos, inmigrantes, minorías étnicas...). En ambos casos se trata de iniciativas con un bajo nivel de profesionalización y cierta situación de aislamiento respecto al tejido asociativo.
En este sentido, la práctica totalidad de las iniciativas manifiestan su disconformidad con lo que se consideran exiguos apoyos de las administraciones públicas y el escaso reconocimiento a la labor que desarrollan, que incluso en algunas ocasiones se han manifestado en actuaciones de corte represivo. La falta de profesionalidad que se refleja en las dinámicas e intereses electoralistas; la falta de estrategia política para con el tejido asociativo como sector mediador fundamental para la vertebración social; el sentido de competitividad con el que se contempla a estas iniciativas que en ocasiones se traduce en la apropiación de ideas y de proyectos por parte de la administración, y que en todo caso demoniza la capacidad de gestión de espacios y actividades por parte del tejido asociativo; la lentitud y la rigidez burocrática y fiscalizadora que pone de manifiesto una incapacidad de adaptación a los ritmos adecuados que permitan la supervivencia y crecimiento de las iniciativas, y que se traduce en retrasos, en ahogo económico, en el fomento de irregularidades fiscales, en el fomento de actitudes clientelares, en la paralización de unos proyectos y en la falta de proyección en la continuidad de aquellos otros que han obtenido buenos resultados, etc., quiebran los procesos de colaboración que potencialmente podrían optimizar el diagnostico de los problemas y la planificación de la intervención social.
Particularmente los recursos financieros y los mecanismos de obtención de los mismos es un aspecto crucial en las dificultades que se derivan de la relación con la administración. No hay una cultura desde la administración que permita reconocer la potencialidad que presenta el Tercer Sector a través de un tipo de gestión indirecta de los recursos públicos que ofrezca una gran capacidad de eficacia en la intervención sobre los territorios y sectores desfavorecidos. Ello tiene sus consecuencias en las políticas de participación pública y de financiación de las entidades sociales. Éstas se producen fundamentalmente a través de subvenciones cerradas en las que las entidades sociales que finalmente acceden a ellas no pueden negociar condiciones ni establecer adaptaciones a un trabajo que se debe obligadamente a la flexibilidad de los procesos sociales. Las subvenciones corresponden a ejercicios presupuestarios concretos, lo que no permite garantizar una consolidación y continuidad suficiente en el trabajo de las entidades sociales y las hace tremendamente dependientes y vulnerables. La visión de la gestión indirecta supone que las instituciones públicas compran servicios a las entidades sociales, en función de su mayor eficacia, proximidad, capacidad de implicar, compromiso, calidad y democracia económica, etc., para lo que se necesita sustituir subvenciones por contratos y convenios-programas que discriminen positivamente (por ejemplo a través de pliegos de condiciones específicos para la contratación de empresas de Economía Social) su desarrollo y su consolidación.
De las contradicciones en ambos tipos de relaciones (con el tejido social y con la administración) y de sus consecuencias, se derivan determinados aspectos que afectan negativamente al desarrollo de estas iniciativas y que son trasladables a las contradicciones que se manifiestan con el propio tejido asociativo y en las dificultades internas en las propias experiencias, lo que viene a significar a veces la vulneración de los principios y criterios que se pretenden desarrollar. Pero antes de entrar en ello hagamos una lectura del Cuadro 34 donde podemos observar cómo son los aspectos que se encuentran en relación con la mayor capacidad de control por parte de las iniciativas (cohesión, sensibilización de los ciudadanos, y relaciones y apoyo de redes externas) los que se valoran, en general, como equilibrados o favorables. Sin embargo, los aspectos que tienen mayor relación con aquellos elementos más ajenos a las iniciativas (fundamentalmente los que provienen de la administración) presentan un gradiente tendente a considerarlos aspectos adversos. Si en lo referente a los recursos materiales esto no es tan ostensible (recordemos que la mayoría de las iniciativas se han beneficiados de los locales y equipamientos generados en el proceso de Remodelación de Barrios), sí es significativo en cuanto a lo que se refiere a los recursos de financiación, y los compromisos y reconocimientos institucionales. En el primero de éstos, prácticamente el 64% de las iniciativas valoran como adversos o muy adversos los recursos financieros disponibles, mientras que en el segundo más del 50% de las iniciativas se inscriben en la valoración de que son poco reconocidos y apoyados por las instituciones, como, por otro lado, ya se ha puesto de manifiesto con mayor claridad en el análisis que deriva de las preguntas abiertas.
Aspectos | Distribución de las iniciativas según su valoración | ||||
Muy adverso | Adverso | Equilibrado | Favorable | Muy favorable | |
Cohesión interna | - | 3 | 16 | 12 | 16 |
Sensibilización, implicación de los ciudadanos | 1 | 9 | 11 | 20 | 6 |
Relaciones y apoyo de redes externas (asociaciones, profesionales, medios de comunicación) | - | 3 | 15 | 18 | 10 |
Recursos materiales | 3 | 11 | 23 | 6 | 4 |
Recursos financieros | 6 | 24 | 12 | 5 | - |
Reconocimiento, apoyos y compromisos institucionales | 13 | 11 | 11 | 11 | 1 |
Las múltiples adversidades provienen de la combinación de su cualidad (ser mediadores entre dos polos separados y en gran media hostiles) y de su precariedad como punto de partida (escasez de recursos humanos, materiales y financieros). En general es evidente que las condiciones de precariedad hacen muy difícil desarrollar estrategias, modelos y metodologías de gestión y de participación social, lo que conlleva una insuficiente cualificación de los miembros activos, siendo además el acceso a la formación de los mismos muy limitada dada la escasa disponibilidad y recursos para ello. Lo que significa que la dedicación a las tareas de gestión de la iniciativa recae en muy pocas personas que, en base a un enorme esfuerzo personal, logran mantener a duras penas la infraestructura de la iniciativa.
Esto que se produce de forma generalizada, sobre todo se hace más ostensible en aquellas iniciativas que se soportan sobre colectivos de jóvenes, ya que sus efectivos humanos, y más concretamente sus cuadros dirigentes, carecen de experiencia y sufren una renovación permanente que hace difícil la estabilidad de su estructura. Por otro lado, la falta de profesionalización y la escasez de personas liberadas hace que la gestión se dirija con mayor énfasis a la supervivencia de la iniciativa, más que a construir un modelo y desarrollarlo, lo que significa que la orientación de la mayoría de esos esfuerzos se dirige sobre todo a mantener la capacidad financiera, y por tanto, a dedicar la mayor parte de la actividad de la iniciativa a la relación con la administración (realización de proyectos, contabilidad interna, justificación de actividades, etc.).
Las consecuencias a las que conducen esas condiciones son diversas y entrelazadas. Por un lado, se produce una cierta distancia entre la actividad de los técnicos de las iniciativas y los objetivos para los que fueron creadas, es decir, se produce una cierta separación entre los grupos animadores y la base social a la que se dirigen. Lo que supone una pérdida del equilibrio propio del papel de mediador que se pretende, ya que se abandona el sentido de búsqueda de la complementación, en términos de reciprocidad, entre la financiación conseguida desde las instituciones públicas, con la autonomía e independencia de la iniciativa y sus proyectos. De otro lado, esa dinámica gestionista supone también el abandono, y a veces, el rechazo del factor reivindicativo, y de articulación con el movimiento asociativo tradicional. Ambos aspectos expresan una doble incapacidad articuladora:
Resumiendo, de esta dinámica impuesta por la cultura administrativa, que tiene una fuerte carga dirigista y tecnocrática, derivan consecuencias que vienen a incidir muy negativamente en la naturaleza de las iniciativas. Dos aspectos cabe reseñar en este sentido. En primer lugar, los peligros de la gestión que convierte a ésta en el factor principal olvidando los objetivos para la que ésta debe servir. Significa la paulatina pérdida de confianza en el objetivo (en la calidad de vida de los ciudadanos) en la medida que la gestión se va convirtiendo en la propia razón de ser de la iniciativa. En segundo lugar, estrechamente relacionado con lo anterior, se deriva desde los tratamientos fragmentados y sectorializados, junto a los procesos de competitividad entre las iniciativas y el aislamiento de las mismas, el peligro del corporativismo y la pérdida de los referentes globales y de solidaridad. Ambos aspectos, en definitiva, apuntan el riesgo a caer en una dinámica de progresiva institucionalización de las iniciativas.
Aún así, las experiencias que analizamos, y aún a pesar de su reciente creación, mantienen unas constantes de implantación y consolidación que se han traducido en éxitos y transformaciones de las condiciones de partida que dan sentido a una proyección de futuro.
Las valoraciones sobre los éxitos y logros de las iniciativas
La auto-valoración que sobre sí mismas tienen las nuevas iniciativas de gestión ciudadana, y de los resultados de su práctica, no podía ser menos que muy positiva. No podría explicarse de otro modo la continuidad y alto grado de motivación de las mismas. Optamos por clasificar los logros alcanzados a tres niveles: 1- En relación con la administración, 2- en relación con el Tejido Asociativo, 3- en las transformaciones de las condiciones de partida de la base social.
Recapitulando, nos interesa reseñar especialmente las estimaciones cuantitativas que son suficientemente elocuentes como para pensar que estas iniciativas que actúan en estos 18 barrios de tres distritos de la periferia sur de Madrid, con una población cercana a los 400.000 habitantes y unas cifras de desempleo que superan las 50.000 personas (Según los datos provisionales del Padrón Municipal de Habitantes y Estadística de Población de la Comunidad de Madrid), están contribuyendo de forma determinante a atenuar la crisis social de estos distritos: 47 iniciativas, con 220 proyectos (68 de ellos generando expectativas de empleo), que cuentan con más de 3.000 miembros activos con un cierto nivel de cualificación y capacidad de gestión, y que han desarrollado procesos de formación con 15.000 personas, que han establecido dinámicas de comunicación con más de 60.000 personas y que han creado cerca de 6.000 puestos de trabajo en los últimos años; representan un sector que precisa de toda la atención tanto por parte de técnicos e investigadores, como por parte de las instituciones, las empresas y las asociaciones.
Ahora bien, la capacidad de transformación del medio físico y social, la optimización de la Calidad de Vida en todas sus dimensiones ambientales, sociales y culturales parten de una experiencia previa que podríamos denominar de naturaleza ciudadanista, pero que necesita para su pervivencia y desarrollo de unas condiciones determinadas y adecuadas. Las condiciones urbanas necesarias y las condiciones institucionales, que abordamos en la última parte de este trabajo, representan, al menos, el sentido de un modelo urbano adecuado para la recuperación de la ciudad (re-volver -a- la ciudad significa, como se viene insistiendo, la vuelta a una escala humana de organización que permita a nivel espacial desarrollar la idea de sujeto en proceso) y por tanto alternativo al metropolitanismo; y una nueva cultura de la intervención pública que permita el encuentro con los ciudadanos y en consecuencia la profundización de la democracia urbana en un sentido de democracia participativa. Finalmente, ambos aspectos condicionales, modelo urbano sostenible y democracia urbana, son inseparables, y son, a la vez, un punto de partida que permite (de forma recurrente) la praxis urbana.
[163]: En el presente apartado pretendemos dejar constancia de los
pilares (un marco socio-territorial de periferia social y urbana) en los
que se desarrollan los fenómenos emergentes que son objeto de estudio. No
se pretende realizar un diagnóstico exhaustivo, sino fundamentalmente
situarnos en el contexto, y verificar unas características físico-sociales
que han sido explicadas y desarrolladas de forma exhaustiva en los trabajos
que se han venido produciendo a lo largo de la década de los 90, en
algunos de los cuales (los elaborados por CEMIC) el investigador ha
tenido la oportunidad de participar muy activamente. Puede considerarse,
por tanto, el presente apartado como un resumen muy ajustado de los
aspectos concluyentes de esos trabajos que pasamos a citar en orden
cronológico: CEMIC (1991), Diagnóstico sociológico sobre la demanda de viviendas
en Vallecas; Alcázar, M y Alguacil, J. (1991): Vallecanos la identidad que
pervive; Camacho, J. y Trabada, E. (1991) La condición socioeconómica de
la población vallecana; Denche, C. y Rodríguez-Villasante,
T (1991) De
redes, tejidos y encajes sociales: el Valle del Kas;
FEDEKAS (1992)
Proyecto de Desarrollo Local de Vallecas; EUSA
Sociológica (1993) Diagnóstico para una Actuación Integral en la Periferia Sur y Este de
Madrid; CEMIC y Estudio Tres (1993), Estudio socio-urbanístico para el
desarrollo de un Plan Integral en los distritos de Villaverde-Usera de
Madrid; Ynzenga, B. et Al. (1993): Plan Integral de Recuperación del Medio
Ambiente Urbano en Usera y Villaverde; ALFOZ (VV.AA.) (1993),
Espacio
social y periferia urbana; EAP Vicente Soldevilla (1995): Modos de vida y
Salud en el Barrio de San Diego-Puente de Vallecas;
Hernández Aja y CEMIC (1995), Estudio Analítico sobre la situación urbanística actual de
determinados ámbitos del distrito de Puente de Vallecas; Arthur
Andersen (1997), Estudio para el Reequilibrio Socioeconómico y Desarrollo del
Empleo en los Distritos de Villaverde y Usera del Municipio de Madrid.
[164]: No entramos de forma exhaustiva en la justificación analítica de
la definición de barrio, sobre todo cuando este aspecto lo retomamos desde
aquellas otras investigaciones previas que hemos citado. En todo caso,
desde este trabajo se ha podido comprobar cómo se corrobora la
identificación de estas unidades urbanas desde las iniciativas estudiadas.
[165]: Los
perceptores del IMI de
los tres distritos representan más del 32 % del total de beneficiarios del
municipio de Madrid, mientras que el porcentaje de los hogares de los tres
distritos con respecto a Madrid apenas alcanza el 15 %.
[166]: El concepto de Barrio-ciudad lo
intuimos en un primer trabajo:
Retrato de chabolista con piso. Análisis de redes sociales en la
remodelación de barrios de Madrid (R. Villasante, Alguacil, Denche,
Hernández Aja, León, Velázquez, 1989). Lo identificamos en el
Estudio
socio-urbanístico para el desarrollo de una Plan Integral en los Distritos
de Villaverde y Usera de Madrid (Cemic-Estudio Tres, 1993). Lo comenzamos
a explicar y definir en: La ciudad de los ciudadanos
(Hernández Aja, Alguacil, Medina, Moreno, 1997). En síntesis, lo consideramos como el modelo
urbano susceptible de hacer compatibles la sostenibilidad ambiental y la
sostenibilidad social (sostenibilidad, cooperación, gobernabilidad) a
través de una autonomía que se construye en su relación con el conjunto
urbano y social al que pertenece (elemento-objeto que construye su
autonomía en un proceso dialógico del sistema urbano). Es el espacio
susceptible de optimizar la Calidad de Vida en la medida que establece una
dimensión mínima que permite la variedad urbana y social, y la libertad
individual; y una dimensión máxima que está en disposición de permitir la
identidad social y la apropiación del espacio (recordamos que la identidad,
en un sentido ético, sólo se puede construir partiendo de la alteridad
--reconocimiento del otro--, y viceversa). También, como veremos en el
Apartado 9, pensamos que la idea de Barrio-Ciudad establece las
condiciones urbanas adecuadas para que se produzca el
encuentro, y por
tanto el desarrollo de Nuevas Iniciativas de Gestión Ciudadana cuyo
significado es el sujeto-en-proceso.
[167]: Al respecto hay una amplia
bibliografía sobre la evolución del
movimiento ciudadano. Entre otros, cronológicamente, véase los trabajos de:
Madrid/barrios 1975 (CIDUR, 1976a); Vallecas:
razones de una lucha popular
(CIDUR, 1976b); La lucha de barrios en Barcelona
(Equipo de Estudios, 1976); Las Asociaciones de Vecinos en la encrucijada: el movimiento
ciudadano en 1976-77 (VV.AA., 1977); Movimiento
ciudadano: crisis (Omeñaca (1977)); Participación
ciudadana y urbanismo (IOE, 1985); El movimiento
vecinal en el Área metropolitana de Bilbao (Urrutia, 1985);
La ciudad y las
masas. Sociología de los movimientos sociales urbanos
(Castells, 1986);
Movimiento ciudadano e iniciativas populares
(Rodríguez-Villasante, 1991);
Asociacionismo y tejido social (VV.AA., 1986);
Mundo Asociativo (VV.AA., 1994).
[168]: El proceso de Remodelación de Barrios contemplada en su conjunto
es la operación de remodelación urbana que se considera como la más
importante de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Supuso la
sustitución y construcción de más de 30 barrios, con más de 40.000
viviendas, el realojamiento de cerca de 200.000 personas, y la construcción
de más de 100 equipamientos, y que hoy aún sigue su proceso a través de una
segunda edición en el denominado Programa de Rehabilitación
Integral. Un
análisis del papel del movimiento ciudadano en el proceso de Remodelación
de Barrios y de los procesos singulares de participación de los vecinos en
la transformación de sus barrios lo hemos abordado en otro trabajo:
Retrato
de Chabolista con piso: análisis de redes sociales en la remodelación de
barrios de Madrid (Rodríguez-Villasante, Alguacil, Denche, et
al., 1989).
[169]: Una de las conclusiones más comunes en los estudios más recientes
sobre asociacionismo viene a plantear que éste progresa fundamentalmente
entre aquellos sectores sociales que tienen un componente de clase media,
media-alta. Sectores más ilustrados, por tanto, con mayor accesibilidad a
la información y con una mayor percepción y preocupación por la
problemática global, lo que unido a la resistencia que se produce al
aislamiento social, producto de los procesos de individuación provocados
por el modelo social, generan más que nada un tipo de asociacionismo de
corte expresivo y también corporativo. Ese asociacionismo que presenta
una alta capacidad relacional, sin embargo, tiene una baja capacidad para
afrontar los procesos de transformación social. Este fenómeno también tiene
su proyección, dados los mecanismos de imitación que derivan de los
«medios
de socialización de referencia» (Rocher, 1985), y su influencia sobre los
estratos y sectores menos favorecidos de la sociedad. Sin embargo a este
último aspecto hay que añadir cómo tradicionalmente el asociacionismo entre
los sectores populares ha tenido una fuerte carga
instrumental, sobre
todo en el movimiento ciudadano, y cómo la conjugación de lo expresivo y lo
instrumental, junto con la mayor densidad de las redes sociales que se da
entre estos sectores de población, implican al menos el cuestionamiento de
que el asociacionismo con mayor operatividad instrumental, en un sentido de
transformación social, tenga mayor importancia entre los sectores
ascendentes de la sociedad.
[170]: Una explicación de este fenómeno, en particular del caso de las
denominadas Patrullas Ciudadanas lo podemos encontrar en el artículo de
Víctor Renes (1990): «Autodefensa vecinal y patrullas ciudadanas: entre el
corporativismo vecinal y la lucha social».
[171]: Se entiende aquí
el movimiento alternativo en un sentido
amplio, en general nos referimos a todo lo que se ha denominado como
Nuevos Movimientos Sociales (ecologistas, pacifistas, antimilitarista,
feministas, juveniles, okupas...).
[172]: El concepto de barrio puede tener múltiples acepciones
(administrativo, según morfología urbana, límites físicos o misma trama
urbana, promoción urbanística, misma composición social o cierta
homogeneidad social, población...), que en muchas ocasiones son
coincidentes a la hora de establecer la unidad urbana que define un barrio.
Este concepto lo definiremos más adelante, en todo caso cabe precisar sobre
los barrios que nos ocupan lo siguiente: que en el caso de las iniciativas
del distrito de Villaverde éstas se agrupan en correspondencia con los
barrios establecidos por la delimitación administrativa (Villaverde Alto
--San Andrés--, Villaverde Bajo --Los Rosales--, San Cristóbal). Mientas que en
el caso de los barrios que se han escogido en el Distrito de Usera las
iniciativas se distribuyen según las promociones o unidades urbanas
surgidas del proceso de Remodelación de Barrios (Zofio, Cornisa, Poblado
Dirigido, Meseta de Orcasitas y Orcasur), y en el barrio Administrativo de
San Fermín. Con respecto al Distrito de Vallecas la delimitación de barrios
es más difusa y se corresponde tanto a barrios administrativos (San Diego,
Entrevías, Numancia --Pte de Vallecas--) como a promociones que provienen o
se derivan del proceso de Remodelación de Barrios (Fontarrón, Pozo del Tío
Raimundo, Palomeras Bajas, Nuevas Palomeras, Madrid-Sur). Finalmente, se ha
incluido el barrio de Perales del Río que aunque administrativamente
pertenece al municipio de Getafe; su vinculación al distrito de Villaverde,
la existencia de una problemática común (tanto social como ambiental y
territorial), y la vinculación de las iniciativas que estudiamos al
conjunto de iniciativas así lo aconsejan.
[173]: Por ejemplo, es significativo que en el distrito de Vallecas se
suele hacer referencia a él en términos de barrio, de hecho la trama urbana
está más estructurada y es más continua que en el distrito de Villaverde o
Usera, como ya hemos indicado.
[174]: Cabe precisar aquí qué se entiende por miembros activos: desde
luego no se trata sólo de los dirigentes o de los líderes sociales. Se
comprende por miembros activos aquellas personas que tienen un nivel de
compromiso alto con la iniciativa y dedican una parte considerable de su
tiempo al desarrollo de los proyectos. Pueden ser asalariados de la
iniciativa, aunque mayoritariamente se trata de voluntarios. Por otro
lado, cabe advertir que sólo se han contabilizado como miembros activos los
que desarrollan actividades en las iniciativas en sí, y no aquellos
miembros activos de las asociaciones de barrio que tienen una vinculación
con ellas.
[175]: Los vínculos de las asociaciones de barrio con las iniciativas
son de naturaleza muy diversa, aunque siempre de colaboración y autoapoyo.
No se trata, por tanto, exclusivamente de aquellas asociaciones que
participan en la gestión directa de la iniciativa, aunque en general, de una u
otra forma son asociaciones que desde las iniciativas se consideran
integradas en las mismas de
algún modo
[176]: El concepto de
equipamiento lo desarrollamos en el Apartado 9. En todo caso se considera aquí que estos centros cumplen el
papel de equipamiento por que son de carácter colectivo y reúnen, tanto las
condiciones físicas propias de un contenedor colectivo (tamaño,
instalaciones adecuadas para desarrollar actividades de diverso tipo),
como
por su accesibilidad pública, los servicios que se prestan y las
actividades que se realizan.
[177]: Por profesionales entendemos aquí aquellos sectores que por su
titulación (estudios superiores o estudios técnicos) se encuentran en
predisposición de aportar un trabajo cualificado a las actividades y
proyectos desarrollados por las iniciativas.
[178]: En todo caso, cabe considerar que la mayoría de iniciativas que
se desarrollan en el marco de las asociaciones de vecinos han dejado
constancia de que se encuentran asociadas a la FRAVM (Federación Regional de
Asociaciones de Vecinos).
[179]: Este último que no consideramos como sector de la Calidad de Vida
(Es más bien una variable del Nivel de Vida) se introducía,
intencionadamente, como elemento de contraste. De hecho un total de 7
iniciativas considera que su actuación afecta negativamente al desarrollo
de este sector.
[180]: Cabe advertir que la elaboración del presente apartado se ha
realizado en base a la información recogida de diversos apartados de la
ficha-cuestionario, tanto de las preguntas cerradas (número 13: «Valoración
de lo que ha significado o significan los siguientes aspectos para el
desarrollo de la iniciativa y de las actuaciones») como de las preguntas o
temas abiertos (número 9, «descripción de las dificultades para el
desarrollo de la iniciativa y de los proyectos»; número 10, «descripción de
los aspectos favorables»; número 11, «objetivos parciales o totales
alcanzados» y números 14, 15 y 16, «descripción de los vínculos o
relaciones con asociaciones, empresas y administraciones públicas»). Desde
el punto de vista distributivo presenta desajustes en la información
obtenida de la pregunta cerrada respecto de los temas abiertos,
precisamente se buscaba la potencialidad de este contraste, así consideramos
que la información obtenida es complementaria, aunque estadísticamente
diferente. En el texto, salvo referencias explícitas la información
elaborada en forma distributiva se refiere a la información obtenida a
través de los temas abiertos.
Documentos > http://habitat.aq.upm.es/cvpu/acvpu_11.html |