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En primer lugar hay que precisar que no existe una definición oficial del término ecobarrio propuesta por las instituciones u organismos competentes y consensuada en foros de debate. Aunque sí contamos con las aportaciones de diferentes expertos que han configurado un contexto teórico en el que nos basaremos en la presente definición. Si acudimos por otro lado a las realizaciones físicas presentadas como ecobarrio, la confusión aumenta, pues las actuaciones que se denominan de tal forma se están multiplicando en los últimos años y tienen características bastante diversas. Para aclarar estas contradicciones se intenta hacer un rastreo de el origen del término y las diferentes definiciones o usos que se le ha venido dando.
A primera vista parecería fácil distinguirlo de otros términos cercanos, como ecociudad por ejemplo, pues por lógica relacionaremos ecobarrio con una actuación realizada dentro de una ciudad existente o en su periferia, pero integrado en el sistema urbano, y en cambio pensaremos que ecociudad se refiere a una realización autónoma con entidad propia. Sin embargo en la práctica estos términos se confunden y lo mismo se denomina ecobarrio a actuaciones que por su lejanía del núcleo urbano de referencia realmente no actúan como tales, como se llama ecociudad (por ejemplo en relación con el programa Ecocity de la UE) a actuaciones realizadas dentro de terreno urbano consolidado y que incluyen incluso rehabilitación de patrimonio construido.
Por otra parte, atendiendo a la escala de las realizaciones, en principio no debería ser lo mismo una actuación de una escala reducida, que desarrollos que por su extensión o ocupación de terreno natural podríamos entender más bien como ecoPAUs. Efectivamente, encontramos proyectos urbanos de este tipo que, más allá de su carácter experimental y sus bondades como repertorio de mecanismos ecológicos, están contraviniendo los principios más claros de la sostenibilidad, al mantener un modelo expansivo de ocupación del territorio y extensión de la urbanización.
Una de las ideas que generalmente se relaciona con el término ecobarrio es el de nuevo desarrollo, debido a que parte de los proyectos más espectaculares que llevan este nombre se han realizado de esa manera; pero la asociación no es del todo correcta, ya que existen igualmente realizaciones en terrenos urbanos, basadas en la recuperación y rehabilitación de construcciones existentes. Este punto es muy importante, pues en él se encuentra la clave de que el término adquiera unas connotaciones de transformación radical del modelo urbano o se quede en el tipo de actuaciones más simples que se tiñen de verde pero no inciden en los problemas básicos.
En ese sentido hay que destacar que en la actual coyuntura de extensión de la urbanización por el territorio es vital disminuir la presión sobre el suelo no ocupado y preservar el paisaje cultural y los usos productivos tradicionales así como los ecosistemas naturales. Por otro lado en cuanto al modo de vida de los nuevos desarrollos verdes, se da por supuesto que las relaciones y las redes sociales van a surgir de una configuración física y una variedad tipológica de las viviendas. Esto puede ser así, pero el proceso para que llegue a ocurrir es lento, pues en estos nuevos barrios se establecerán personas sin una historia o unos referentes comunes que les den el sentido comunitario. Por el contrario, en la reforma y adaptación de los barrios históricos ya se cuenta con una complejidad social y una identidad compartida claves para la acción comunitaria.
Aunque las acciones encaminadas a lograr mayor eficiencia energética en el ámbito urbano están en pleno desarrollo, en parte porque las exigencias de las normativas europeas así lo requieren, y por tanto se han desarrollado métodos de control y certificación, es necesario ampliar el análisis y realizar una contabilidad ambiental de todo el proceso constructivo, desde el movimiento de tierras, al transporte de materiales y maquinaria, puesta en obra, etc. En este sentido sería interesante realizar un análisis comparativo de lo que supone la adaptación en términos de sostenibilidad de un barrio existente frente a la construcción de uno nuevo.
En las definiciones de los siguientes autores constataremos que el aspecto ambiental (el puro metabolismo urbano) y el diseño físico, sólo son uno más entre varios de los factores que definirían un ecobarrio. Los aspectos sociales y económicos: de diversidad y participación, de gestión de lo público, de desarrollo local; modos de vida: consumo, alimentación, creatividad, uso del tiempo, implicación... son tanto o más importantes. Desde esta perspectiva de la complejidad todos están relacionados y pueden influirse potenciándose mutuamente, es decir de una manera sinérgica.
Aunque este marco teórico viene construyéndose desde hace unos diez años (el primer texto de referencia que citamos data de 1999), no ha sido trasladado en toda su extensión a las realizaciones físicas, tan de moda en los últimos años, que están absorbiendo el significado del término.
Por tanto se puede considerar que el término ecobarrio es un término en proceso y también en conflicto. Al no contar con una definición oficial consensuada, aún depende de la defensa que se haga de sus aspectos radicales que no sea empobrecido y se extienda su interpretación más débil. El modelo de ecobarrio tal como lo entendemos, al igual que el de sostenibilidad, requerirá un cambio en el modelo de consumo y en la gestión de los recursos. Más allí de actuaciones puramente técnicas debe ampliarse e incluir los procesos sociales, la participación y la autogestión, y los estilos de vida caracterizados por diversos aspectos como el empleo, o los modos de alimentación.
Los autores inciden en la importancia de cada una de las palabras del término utilizado Sustainable Urban Neighbourhood (barrio urbano sostenible). La idea es que se trata de un entorno construido sostenible, que forma parte de una ciudad y que las actuaciones se refieren a la escala de barrio y se sitúan dentro de esos límites. El barrio sería el entorno lo bastante extenso como para acometer transformaciones amplias y lo bastante reducido como para que sus habitantes se sientan implicados en ellas. Consideran que el modelo teórico de asentamientos sostenibles conformado por pequeños núcleos densos interconectados, como podrían se el modelo defendido por las ecoaldeas, no se puede generalizar en un territorio ya ocupado y apuntan que el reto de la sostenibilidad urbana está en la recuperación de las ciudades existentes. Siguiendo los epígrafes utilizados por los autores, veremos cuáles son los elementos que conformarían un barrio urbano sostenible.
Los principios fundamentales de la sostenibilidad urbana serían la reducción de las entradas de energía y materiales, mediante el uso de recursos locales (energía solar, agua, y los propios residuos generados); la reducción de salidas en forma residuos y la puesta en valor de las economías locales. Dentro de las actuaciones encaminadas a lograr la sostenibilidad urbana priorizan las relacionadas con la consolidación del territorio ocupado frente a la ocupación de terrenos naturales. En ese sentido una de las medidas fundamentales sería la recuperación de terrenos ya transformados pero abandonados o infrautilizados (que incluso podrían estar contaminados), como instalaciones industriales o militares. Destacan también la importancia de la compactación urbana, es decir, el aumento de la densidad de las áreas urbanas existentes mediante la construcción de nuevas viviendas y equipamientos en los vacíos urbanos, teniendo como referencia la elevada densidad de la ciudad medieval, aunque en este sentido hay que tener en cuenta el contexto de los autores, puesto que en Inglaterra el modelo tradicional de los asentamientos es el disperso. En segundo lugar sitúan un modelo de movilidad basado en la accesibilidad peatonal y ciclista. Para lograrlo es necesario que el diseño urbano ofrezca una variedad de rutas seguras y atractivas para el peatón, que el espacio sea permeable, y también legible, que sea fácil orientarse y recuperar la ruta. La movilidad peatonal requiere un espacio público en el que la escala y las proporciones de calles, edificios y plazas ofrezcan un carácter urbano a escala humana; y una densidad elevada que junto a la mezcla de usos haga posible la cercanía de oficinas, comercio, equipamientos... En cuanto al tráfico, no se trataría tanto de eliminarlo como de reducirlo, con acciones disuasorias como la disminución de carriles y espacio de aparcamiento para introducir arbolado, y recuperar la calle para ciclistas y peatones. También se destaca la importancia de un sistema de transporte público. Otro de los pilares de la sostenibilidad urbana sería el ahorro y eficiencia energética. Reducir el uso de energía aplicada a la construcción de infraestructuras y edificación, para ello vuelve a surgir la necesidad de priorizar la reutilización, tanto de carreteras y suelo, como de edificios, adaptando el patrimonio existente y pensando en la capacidad de adaptación y reciclaje de las nuevas construcciones, teniendo en cuenta desde las primeras etapas del diseño los gastos asociados a todo el ciclo de vida de un edificio. En cuanto a la generación de electricidad se propone disminuir la ineficiencia y las pérdidas debido al consumo de electricidad generada a largas distancias, mediante plantas menores y cercanas.
Respecto a los residuos, más allá de los sistemas centralizados de recogida separativa, se deberían aprovechar las actividades económicas relacionadas con la reutilización y el reciclaje como elemento de desarrollo local. En el ciclo del agua, las acciones estarían encaminadas a reducir los gastos asociados al sistema lineal de distribución y depuración, cerrando localmente los ciclos, mediante materiales y sistemas que faciliten la absorción o evaporación de pluviales, o su aprovechamiento para riego y otros usos secundarios. En cuanto a las aguas grises y negras, el uso de sistemas de depuración por filtrados, lagunaje, algas, plácton... relacionándolas también con los residuos orgánicos para la obtención de compost. Además destacan la importancia de los espacios verdes dentro del barrio, destinados a aumentar la calidad ambiental y el bienestar de los habitantes, y como espacios de biodiversidad. Se propone la introducción de la agricultura urbana en esos espacios verdes, como una actividad relacionada también con el reciclaje de los residuos y el agua.
En el texto se defienden especialmente el modelo de ciudad tradicional densa y con mezcla de usos, frente a aquel del movimiento moderno y las periferias difusas. Los elementos característicos de este tipo de estructura urbana serían la calle corredor y la manzana, capaces de configurar un espacio público de calidad, que proporcione lugares de estancia diseñados a una escala abarcable, en el que se desarrollen las actividades de vecinos y extraños. La identidad de estas áreas la daría la estructura compacta, con hitos de referencia asociados a espacios públicos y una sucesión de vistas y situaciones urbanas que generen recorridos, permitan la orientación e individualicen los espacios. Para obtener este tipo de espacios es fundamental la escala de actuación. La variedad tradicional en la línea de fachada se debe a que no toda ella es desarrollada por el mismo diseñador, sino que se produce en lo que Alexander llamaría crecimiento lento posibilitado por parcelas de pequeño tamaño desarrolladas en diversos momentos por distintos diseñadores.
Para que una comunidad sea sostenible socialmente es necesario que mejore la calidad de vida de sus habitantes, y que el entorno sea agradable para vivir y para visitar. Para lograr la complejidad requerida es necesario el paso del tiempo para que se desarrolle el sistema urbano en todos sus aspectos. Para conseguir la diversidad no es sólo importante la mezcla de usos y la existencia de distintos modelos de alojamiento: en compra, alquiler, etc. La simple mezcla de rentas en el mismo espacio no es suficiente para lograr que funcione como una comunidad compleja. La diversidad y cooperación social sólo se puede lograr mediante una comunidad de intereses y objetivos. El carácter urbano al que se hacía referencia en el anterior epígrafe facilitaría el sentimiento de apropiación y responsabilidad. Además mediante los procesos de participación en el diseño de proyectos de vivienda social o la creación de cooperativas de gestión, se responde a las necesidades y deseos de los habitantes y además se crea una estructura comunitaria, en la que los participantes desarrollan un sentimiento de responsabilidad hacia el grupo y el edificio o espacio. Las actuaciones urbanas realizadas en extensiones reducidas, parcela a parcela, pueden corregir mejor los fallos al tener mayor capacidad de reacción y adaptación a los cambios. La diversidad favorece la evolución en tiempos lentos.
El modo de asegurar el éxito de una estructura local de este tipo tiene que ver con la capacidad de decisión de la comunidad que la habita. Será sólo desde el conocimiento, el respeto y el cariño al del lugar, a su gente y a su historia como se podrá actuar mejorando el todo. El modo en que tradicionalmente se creaban las ciudades estaba basado en esa capacidad de transformación de sus habitantes, un crecimiento y transformación natural que no puede ser planificado sino que requiere un espacio de libertad de acción. Según C. Alexander una estructura urbana de este tipo sólo puede generarse mediante un crecimiento a pequeñas dosis, realizado a lo largo del tiempo. La morfología total se constituirá naturalmente a partir de las decisiones en lo local. Las personas poseen el conocimiento instintivo de lo que encaja bien en los entornos que habitan, por la simple experiencia y conocimiento del lugar. El espacio urbano es entendido en positivo en estas actuaciones. Aunque los autores asumen que los principios del modo intemporal de construir definido por Alexander parecen responder más al modo en que se construyeron históricamente las ciudades y no es fácil de compatibilizar con el modo de planificación actual, destacan algunos ejemplos de diseño urbano en los que se ha trabajado con guías y códigos de diseño más o menos restrictivos que pretendían favorecer la variedad de actuaciones y el crecimiento natural.
La concepción de la ciudad como un conjunto de piezas a la vez interconectadas y con un alto grado de autonomía, que funcionan como escenario cotidiano de articulación entre lo local y lo global, por una parte, y la idea de la regeneración ecológica de la ciudad como marco fundamental de actuación, por otra, son los dos pilares fundamentales sobre los que descansa la idea de ecobarrio.Verdaguer (2000)
Uno de los criterios que el autor destaca como fundamentales en relación con el ecobarrio es su modo de inserción en la ciudad. El concepto de ecobarrio centra la atención en la importancia del barrio como ámbito físico local en el que se desarrollan los procesos urbanos. No se trata de un elemento aislado, sino integrado en una ciudad y un territorio concretos con los que interactúa. Por una parte debe producirse una conexión adecuada del barrio con el resto de la ciudad, de modo que sus habitantes puedan acceder a los servicios y equipamientos centrales, pero además se debería potenciar la importancia del propio barrio dentro de los flujos urbanos, localizando en él equipamientos o elementos atractores. En palabras del autor:
rasgos distintivos de un ecobarrio serían también el respeto a las preexistencias y los hitos considerados signos de identidad cultural local, el respeto y la integración de los elementos paisajísticos y la preservación de las áreas naturales [...] Sin embargo, si hubiera que resumir en tres rasgos esenciales la imagen de un ecobarrio éstos serían la densidad, la mezcla de usos y el predominio del transporte público, ciclista y peatonal sobre la movilidad basada exclusivamente en el vehículo privado. En efecto, en estos criterios confluyen y se solapan sinérgicamente muchos de los factores que contribuyen a la sostenibilidad de un sistema urbano.Verdaguer (2000)
El espacio público debe ser concebido como lugar de encuentro y contar con valores simbólicos con sentido para sus habitantes; además debe ser diseñado atendiendo a su seguridad y a la diversidad de usos. Un sistema de movilidad sostenible será el que facilite el acceso a los servicios y equipamientos y al trabajo, consiguiendo la reducción de desplazamientos en coche. Una movilidad de este tipo sólo es posible si está ligada a una estructura con una densidad adecuada y en la que se produzca la mezcla de usos urbanos.
En relación con el metabolismo urbano, la escala del barrio resulta especialmente apropiada para hacer frente a la gestión de los recursos, uno de los criterios fundamentales del urbanismo sostenible. En efecto, es en esta escala intermedia donde se pueden aplicar sistemas más controlados de gestión del agua, de los residuos y sistemas de energías renovables. Dicha gestión deber introducir criterios de ahorro y reducción de la demanda, así como asegurar la eficiencia en la distribución.
La nueva edificación ha de realizarse con criterios bioclimáticos, teniendo en cuenta el ahorro de recursos durante todo su ciclo de vida. En consecuencia se valorará la utilización de materiales ecológicos, y la eficiencia energética, así como la posibilidad de reciclaje de los materiales.
En un ecobarrio se debe hacer patente la situación de la ciudad dentro del ecosistema, mediante la visibilización de los ciclos naturales. En el caso del agua, por ejemplo, son muy interesantes los proyectos de su incorporación en el espacio público.
Un modelo de barrio como el que estamos definiendo debería facilitar las interrelaciones sociales, generando un aumento de la comunicación, que facilitaría una toma de conciencia sobre la comunidad y el entorno habitado. De ese modo se crea una estructura comunitaria con una identidad propia y se posibilita la acción conjunta. Además en un ecobarrio se debería potenciar la participación directa de los habitantes en la gestión del entorno, mediante diferentes mecanismos de participación.
En el primer capítulo de este libro Salvador Rueda define el término ecobarrio basándolo en cuatro ejes fundamentales: la compacidad, la complejidad, la eficiencia y la estabilidad social; que pueden aplicarse al diseño, nueva construcción o remodelación de barrios.
La compacidad hace posible la accesibilidad a los distintos servicios y usos de la ciudad, permite un sistema de transporte público eficiente, y la posibilidad de realizar desplazamientos a pie. En la ciudad compacta tradicional se produce una diversidad de rentas que es otro elemento fundamental de la convivencia y la fortaleza de las comunidades locales. Mediante la compacidad y mezcla de usos se facilita el intercambio entre los habitantes de la ciudad, su comunicación y relación. En ese sentido es fundamental la función del espacio público, en el que «toma sentido la vida ciudadana». El modelo de ciudad sería el estructurado por la calle corredor continuada por los diversos equipamientos.
A primera vista, la complejidad es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades. Pero la complejidad no abarca solo cantidades de unidades e interacciones, abarca también incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En cierto sentido, la complejidad siempre está relacionada con el azar.Rueda (2005)
La complejidad estaría relacionada con la acumulación de información que porta cada uno de los actores del sistema urbano. La diversidad de actividades económicas, instituciones y asociaciones urbanas, la mezcla de usos y funciones en el marco del ecobarrio posibilitan el aumento de la relación y contacto entre estos actores y «proporciona una de las características básicas de las ciudades complejas: la creatividad» (Rueda, 2005), que será lo que le permita influir en el presente y controlar el futuro, reaccionando ante distintas situaciones para adaptarse a ellas.
En cuanto al metabolismo urbano, en el ecobarrio se debe tender a la autosuficiencia energética y de agua, y respecto a los flujos materiales reducir los residuos, mediante una gestión basada en las 3R (reducir, reutilizar, reciclar). El objetivo es aumentar la eficiencia del sistema urbano, aumentando el grado de información y conocimiento, y disminuyendo el consumo de recursos, buscando el mínimo impacto sobre los ecosistemas naturales.
Aparte de la diversidad y la mezcla de usos que posibiliten los intercambios de información de un sistema complejo, que genera estabilidad al autorregularse, es necesario «consolidar e incrementar las estrategias de cooperación entre el sector público y el sector no lucrativo, a fin de promover la participación cívica, el voluntariado y la coordinación de esfuerzos» (Rueda, 2005). Por tanto deberá potenciarse el asociacionismo y el desarrollo de las redes ciudadanas en un contexto participativo. Para lograr la cohesión social y la fortaleza del sistema urbano además deben asegurarse las necesidades básicas: el trabajo, la vivienda, la educación, la sanidad, la cultura, la seguridad...
A continuación intentaremos hacer una síntesis de las definiciones de los diferentes autores. agrupando en lo posible los criterios que mencionan. Aunque la terminología utilizada en cada caso no coincide exactamente y en ocasiones se producen diferencias sobre los diferentes aspectos constitutivos de un ecobarrio, y el grado de importancia que se les otorga, consideramos que hay ciertos conceptos fundamentales que se repiten y que intentaremos ordenar de acuerdo al siguiente esquema:
Aunque éste es un buen instrumento para identificar los factores clave que definirán el ecobarrio, eso no quiere decir que se pueda trasladar directamente a la realidad como un listado de actuaciones que se pueden ir sumando para obtener la máxima puntuación. La suma de muchas acciones aisladas no puede tener el mismo valor que una concepción compleja, con acciones que actúen de manera transversal y sinérgica entre los diferentes procesos urbanos. Será el sentido que se dé a cada una de esas acciones y su relación e interacción con las demás lo que defina un modelo verdaderamente fuerte de ecobarrio.
Primando la reutilización de suelo y patrimonio construido sobre los nuevos desarrollos.
Energía
Transporte
Agua
Materiales
Siguiendo la jerarquía Reducción, Reutilización, Reciclaje.
Lugar de encuentro, participación, e iniciativa social. El barrio como organización compleja, que acumula información y debido a ello tiene capacidad de adaptación y de transformación. En relación con la secuencia: relaciones sociales --comunicación -- concienciación -- asociación -- acción.
El distrito Vauban es el resultado de la recuperación de una base abandonada de la OTAN, utilizada por el ejército francés desde 1945, en la ciudad de Friburg. En 1993 el ayuntamiento compra los terrenos a las autoridades federales con la intención de desarrollar en él un nuevo distrito de 42 ha, concebido como barrio residencial para 5000 habitantes, con 600 puestos de trabajo, oficinas, comercio y equipamientos de cercanía.
Friburg es considerada la capital ecológica de Alemania, gobernada por los verdes, se la llama el pequeño Berlín, por elevada presencia de movimientos sociales alternativos.
La idea básica del proyecto era la de un de diseño urbano denso, con criterios de consumo mínimo de energía para las viviendas, espacios verdes y accesible en transporte público. Mediante el proceso participativo liderado por la asociación local de vecinos Forum Vauban se introducen en el planeamiento nuevos objetivos: el concepto de ciudad sin coches, la construcción de viviendas pasivas, el fomento de la autopromoción, construcción, mantenimiento y gestión de los edificios a través de grupos cooperativos; la inclusión de un centro comunitario y la participación de los vecinos en el diseño de espacios públicos.
En cuanto al respeto a las preexistencias, en el proyecto se mantiene el trazado de las calles, se conservan los árboles septuagenarios y la zona natural del arroyo. Debido a la presión del colectivo SUSI se realiza también el proyecto de rehabilitación de 10 cuarteles, destinados a viviendas, talleres y centro social.
Tres grupos principales intervienen en el desarrollo del proyecto:
Además existen otros grupos implicados, como la Asociación de Coche compartido y los 30 grupos y cooperativas de vivienda. Las empresas constructoras son 153, y los pequeños constructores 233, de los cuales 185 son grupos de autopromoción.
Mediante las iniciativas Barrio sin coches y Barrio sin aparcamiento, se introduce un modelo de movilidad basado en los desplazamiento peatonales o en bicicleta. El 40% de los habitantes del barrio no tiene coche. En el plan se prohíbe la construcción de aparcamientos en las parcelas, delimitando un aparcamiento común en el perímetro del área residencial. Sólo se permite la entrada de coches para reparto y recogida, con una velocidad máxima de circulación en el distrito de 30 km/h, y en las áreas residenciales de 5 km/h, priorizando la movilidad peatonal.
En el diseño la distribución de los servicios, equipamientos y lugares de trabajo se ha hecho de modo que los desplazamientos puedan realizarse a pie o en bicicleta. En cuanto al transporte público, dos líneas de autobús conectan con el centro de la ciudad, y una línea de tranvía atraviesa el barrio que también cuenta con una parada de tren de cercanías. Se ha organizado una asociación de coche compartido, que dispone de cinco coches y una furgoneta en el aparcamiento común, sus usuarios además obtienen descuentos en el transporte público.
En el plan se obliga a las viviendas a consumir menos de 65 kWh/m2 anuales, para ello recomienda el uso de energía solar mediante colectores y placas fotovoltaicas. Se introduce una planta de cogeneración que funciona con astillas, destinada a proveer de calefacción a todo el distrito.
Los distintos grupos de vivienda incorporan diversas medidas para lograr el consumo de energía marcado por el plan. Uno de los proyectos más destacados en este sentido es el de Passiv Haus (Viviendas Pasivas), de las que se han construido 100 unidades; en ellas las necesidades de calefacción son casi cubiertas con ganancias pasivas y mediante un sistema técnico de recuperación de calor. También el proyecto de viviendas Energía Plus centra sus innovaciones en sistemas de ahorro energético, son diez unidades de viviendas pasivas mejoradas, que producen más energía de la que consumen.
En cuanto a los mecanismos de recuperación del ciclo natural del agua, se mejoran las infraestructuras existentes en el barrio, introduciendo un sistema de alcantarillado separativo. Mediante la distribución de espacios verdes se consigue una filtración de pluviales al terreno natural en el 80% del área residencial.
Además en una de las cooperativas de vivienda, Wohnen und Arbeiten [Habitar y trabajar], se ha desarrollado un proyecto piloto de inodoros al vacío, en el que las aguas negras son conducidas junto a los residuos orgánicos a una planta de biogás en la misma parcela, la energía obtenida se utiliza en las cocinas. Las aguas grises por su parte, se depuran en una plantas de filtrado biológico y se devuelven al ciclo natural.
Además de las determinaciones relativas al bajo consumo energético el plan de desarrollo incluía otros criterios relacionados con la edificación, como la obligación de conservar los árboles existentes y plantar otros nuevos, el uso de materiales ecológicos, de cubiertas verdes, o de sistemas de filtración de pluviales. Las cooperativas y grupos de vivienda por su parte han incorporado determinaciones más exigentes en algunos aspectos y han añadido nuevos criterios como el uso de materiales locales.
El proceso participativo organizado por la asociación Fórum Vauban abarca aspectos informativos, formativos (talleres, visitas, jornadas, festivales) y de decisión (talleres de diseño).
La asociación ha impulsado la creación de iniciativas como la cooperativa de alquiler Genova, y la gestora Buergerbau, que se encarga de la formación de los diversos grupos de vivienda colectiva, y les apoya en el proceso de construcción. También surge de la asociación la idea del centro comunitario.
Se realizan talleres de formación sobre temas relacionados con la edificación: construcción ecológica, ahorro de energía, energía solar; cubiertas y fachadas verdes, uso de pluviales; construcción con materiales locales, diseño ecológico de espacios verdes; así como de formación básica para cooperativas: gestión, trámites y financiación.
Otro tipo de talleres realizados con los vecinos son los de diseño de espacios públicos, en concreto las calles y las zonas verdes y de juego; y el taller para la rehabilitación de un cuartel como centro comunitario, utilizando el método Planning for Real.
La asociación Fórum Vauban continúa con el trabajo en el barrio, celebrando reuniones, editando una revista local, y realizando presentaciones y publicaciones. Además tiene activos cuatro grupos de trabajo: trafico/movilidad; energía; coordinación de cooperativas y grupos de construcción; asuntos sociales (comité de iniciativas sociales en colaboración con el gobierno local y diversas instituciones).
El trabajo comunitario realizado en el proceso de desarrollo del proyecto urbano (mediante los talleres y actos) y de las viviendas (dentro de las distintas cooperativas y grupos de vivienda) favorece las relaciones entre los vecinos y crea estructuras vecinales fuertes. De estas estructuras seguirán surgiendo iniciativas en relación con el barrio, como la tienda cooperativa de alimentos, el mercado de productos ecológicos, el centro de madres, el centro social, los jardines comunitarios o la organización de fiestas.
Es el nombre que se le ha dado al centro comunitario. Alberga servicios sociales, como una guardería, y locales para trabajo comunitario, en los que se reúnen diversos grupos de jóvenes, mujeres, y relacionados con iniciativas ecológicas y sociales. También actúa como centro de actividades culturales: teatro, conciertos, conferencias, cine y diversos actos.
La cooperativa de alquiler autogestionada Genova fue fundada en 1997. Se ha desarrollado en dos fases, en cada una de las cuales se construye un edificio con 36 y 40 viviendas respectivamente. Los habitantes son predominantemente jóvenes y ancianos, así como grupos desfavorecidos con rentas bajas.
Los cooperativistas han participado en la definición del proyecto mediante diversas reuniones y talleres en el diseño de los edificios, desde los aspectos más generales como la orientación, los accesos, el diseño de las fachadas y de los espacios colectivos, hasta la escala de las viviendas. En la edificación se incorporaron diferentes medidas de construcción ecológica, como el uso de materiales locales que además aportaran inercia térmica, o paneles solares y sistemas de recogida de pluviales. La cooperativa gestiona las propiedades colectivas: la casa comunitaria, un albergue, y una lavandería.
Es un grupo constituido en un principio básicamente por estudiantes, pero a los que pronto se unen desempleados y madres solteras debido al interés del proyecto. Aprovechando el plan Vauban, proponen la conservación y rehabilitación de los cuarteles, y finalmente consiguen que se les asignen cuatro para un proyecto de vivienda social en ayuda mutua, que alberga a unas 260 personas.
Ellos mismos rehabilitan los edificios mediante 24 equipos de construcción. Organizan las viviendas en 10 apartamentos por edificio, en los que se alojarán de 1 a 10 personas. En las rehabilitación se procura demoler lo mínimo y las reformas se realizan con materiales naturales del entorno. El aislamiento de cubiertas y fachadas se realiza mediante celulosa o planchas de corcho. Se incorporan sistemas de recogida de pluviales mediante cisternas y se desarrollan diferentes sistemas de reciclaje. Entre las mejoras del entorno que realizan destaca el campo de juegos para niños, los locales destinados a talleres de trabajo y el centro social que se sitúa en los antiguos calabozos.
SUSI se define como una asociación basada en la vivienda, el trabajo la cultura y el espacio. Se organiza mediante asambleas semanales, y cuenta con una junta directiva y distintas comisiones de trabajo. Desarrolla diversos proyectos de autoempleo, para los que cuenta con locales de trabajo: taller de carpintería, taller de forja, edita una revista. Tiene también un taller de bicicletas, otro de cerámica, un laboratorio de fotografía...
La vieja prisión rehabilitada como centro comunitario funciona como lugar de encuentro, en el que se realizan las asambleas, y reuniones de diversos grupos, como la cooperativa de alimentos ecológicos, también tiene una biblioteca, salas de exposiciones, y una cafetería, en la que se realizan diversos actos lúdicos, como proyecciones de cine.
Se ha prestado especial atención a asegurar la continuidad del proyecto a lo largo del tiempo y a evitar posibles procesos especulativos dentro de la cooperativa, el modo de tenencia es común y ningún cooperativista puede vender su parte obteniendo beneficio económico.
Recapitulando vemos que el distrito de Bauvan cuenta con todos los factores que hemos considerado fundamentales para definir un ecobarrio.
Atiende de diversas maneras a la sostenibilidad ambiental, procurando cerrar localmente los ciclos de materia y energía, mediante las determinaciones del plan sobre la estructura urbana, y sobre las propias edificaciones. Se realizan actuaciones concretas en materia de energía, tanto relativas a la arquitectura bioclimática, como al modelo de movilidad. En cuanto al ciclo del agua también son diversas las actuaciones y directrices para lograr cerrarlo localmente.
Por otra parte ha introducido un amplio proceso de participación, mediante el que se ha enriquecido el proyecto, gracias a la implicación personal de los vecinos, que han ido más allá de lo planificado y finalmente han superado el plan de desarrollo, creando su propia estructura y continuando con el día a día del proyecto. Una debilidad del barrio es la falta de diversidad social en el perfil de sus habitantes.
En cuanto al modelo de ciudad, aunque no se han conservado y rehabilitado todos los cuarteles, como proponían algunos grupos, el plan de desarrollo ha mostrado cierta sensibilidad hacia las preexistencias de la zona, conservando el trazado viario, el arbolado, y algunas construcciones que funcionan como hitos de referencia y memoria del origen del barrio.
Frente al tipo de actuaciones extensivas que generalmente desarrollan las promotoras comerciales, se han fomentado los proyectos de grupos de autopromoción y cooperativas. De este modo las promociones comerciales ocupan áreas específicas pero no tienen una presencia demasiado fuerte en el conjunto del distrito. El carácter del barrio viene dado por la diversidad de soluciones que han desarrollado los diferentes grupos de construcción, no sólo en los propios edificios, mediante colores, tipos de fachada y de acceso, sino también en los espacios comunitarios, como plazas, jardines y campos de juego, y en el mismo espacio público, al participar los vecinos en el diseño y mantenimiento de las calles, aportando murales, señales viarias y otros elementos.
Aunque no puede decirse que la formación de la ciudad haya seguido un modelo de crecimiento lento, suma de distintas aportaciones a lo largo del tiempo, se ha producido una aproximación a él, al dar cabida a la diversidad de actuaciones de los habitantes, no sólo en lo relacionado con la acción coordinada sobre los espacios públicos, sino también en las actuaciones individuales sobre los edificios, los habitantes del barrio no deciden pensando sólo hacia dentro de sus viviendas y espacios privados, sino que también lo hacen hacia lo colectivo, aportando al paisaje urbano. Así, de una manera informal se general una colaboración entre los grupos e individuos para configurar un todo común.
Desde la redacción del texto en el curso de doctorado 2007-2008 hasta la actualidad ha aumentado considerablemente la documentación sobre ecobarrios en nuestro país (y en el ámbito internacional), con la edición de publicaciones, la realización de jornadas y congresos [4] o el desarrollo de proyectos concretos. Ese es el motivo por el cual no aparecen en el cuerpo del trabajo textos o actuaciones que hoy se pueden considerar de referencia.
Ante la duda de reescribir el texto incorporando nuevas referencias teóricas o prácticas, la autora ha considerado que si bien su estructura es apta para incluir nuevas fuentes de definición, el resultado final no variaría considerablemente, dado que no consiste en una recopilación de metodologías y herramientas concretas, ni en una definición aportada por un único autor, sino que apunta a una serie de criterios esquemáticos ordenados en tres dimensiones (sostenibilidad ambiental, modelo de ciudad y sostenibilidad social) que permiten incorporar todos los aspectos que pueden contribuir a la conformación de un ecobarrio. Este esquema mantiene su vigencia en la actualidad, y es compatible con las aportaciones teóricas más recientes y aplicable al análisis de proyectos y actuaciones.
También se constata que en el tiempo transcurrido no se ha solucionado la indefinición del término, y ha continuado la tendencia hacia su interpretación débil en muchas actuaciones urbanísticas que se suman al discurso de la mezcla de usos, la compacidad, la variedad, la proximidad, la movilidad sostenible...para seguir planteando nuevos crecimientos de grandes dimensiones. Las principales carencias que presenta la mayor parte de proyectos tienen que ver con el modelo de crecimiento urbano, con los mecanismos reales de participación, y con el fomento de nuevos modos de vida menos insostenibles.
Por último es necesaria una referencia explícita al desarrollo del proyecto ECOCITY y a la publicación de sus materiales de difusión, proceso en el que ha participado Carlos Verdaguer, autor de uno de los textos de referencia utilizados para ilustrar el término ecobarrio. El proyecto ECOCITY fue patrocinado por la Comisión Europea en el 5º Programa Marco, y aunque en sus inicios se orientó al estudio de alternativas de movilidad y transporte sostenibles, fue ampliándose hasta convertirse en un programa integral sobre sostenibilidad urbana, que ha aportado un marco analítico y conceptual amplio, y ha desarrollado nuevas técnicas y herramientas para la planificación. Entre 2002 y 2005 se realizaron los siete proyectos piloto, y en los años siguientes se comenzaron a difundir los resultados, con la publicación de la versión original del libro en 2008, y su traducción al castellano en 2009. El libro Proyecto Ecocity. Manual para el diseño de ecociudades en Europa, consta de dos tomos, el Libro I. La ecociudad: un lugar mejor para vivir, expone el marco conceptual, la descripción de los proyectos y su evaluación. El Libro II: La ecociudad: cómo hacerla realidad, expone las directrices para el diseño de una ecociudad, describiendo indicadores, técnicas y herramientas concretas utilizadas y desarrolladas durante el proyecto.
En la revisión del texto se ha decidido incorporar una bibliografía básica de referencia en torno al concepto de ecobarrio, puesto que el trabajo original sólo incluía las referencias bibliográficas citadas y los recursos digitales correspondientes al estudio de caso.
EMVS (2005) Ecobarrios en Europa. Nuevos entornos residenciales. Empresa Municipal de Vivienda y Suelo, Ayuntamiento de Madrid.
Forum Vauban e.V. (2002)Construcción del barrio sostenible de Freiburg-Vauban (Friburgo, Alemania), Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2002, y catalogada como BEST. En Catálogo de Buenas Prácticas de la Biblioteca CF+S. http://habitat.aq.upm.es/dubai/02/bp312.html
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[1]: Este artículo forma parte del trabajo de documentación
Glosario de términos clave relacionados con un urbanismo y una arquitectura más sostenibles
realizado en Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid,
desarrollado a lo largo del curso de doctorado
Por una Ciudad más Sostenible. El Planeamiento Urbano frente al Paradigma de la Sostenibilidad
bajo la tutela de Agustín Hernández Aja
[2]: Para un trabajo más reciente de Verdaguer sobre ecobarrios ver Adenda marzo de 2011 en este documento.
[3]: Publicado con motivo de las jornadas del mismo nombre
celebradas en Madrid en julio de 2005.
[4]: Desde 2008 se han lanzado tres ediciones del congreso internacional Ecocity Conference Ecocity World Summit,
en 2011 en Montreal http://www.ecocity2011.com/, en 2009 en Estambul, y en 2008 en San Francisco
Documentos > Temas de sostenibilidad urbana > http://habitat.aq.upm.es/temas/a-ecobarrio.html |