Ciudades para un Futuro más Sostenible
Búsqueda | Buenas Prácticas | Documentos | Boletín CF+S | Novedades | Convocatorias | Sobre la Biblioteca | Buzón/Mailbox
 
Documentos > http://habitat.aq.upm.es/lbl/a-lbl.es_33.html   
 
Libro blanco de la sostenibilidad en el planeamiento urbanístico español
José Fariña Tojo, José Manuel Naredo (directores)
<<< 4.2 Minimizar el impacto de los materiales de construcción |5.0 Reducir los residuos| 5.1 Gestionar los residuos para reducir su impacto >>>

5.0 Reducir los residuos

5.01. Fomentar la recogida selectiva y las redes separativas de saneamiento
Esto ya se viene haciendo de forma bastante generalizada en muchos lugares. Sin embargo no siempre se recoge en la normativa. Ello probablemente sea debido al hecho de la dificultad de referirse a la casuística específica de cada localidad. Se trata, una vez más, de un indicador más propio de una normativa local (de una ordenanza) que de otra más general. Sin embargo es posible obligar desde un ámbito menos local a la recogida selectiva de residuos, y llevar a las guías y recomendaciones la bondad de utilizar redes operativas de saneamiento.

5.02. Proximidad del usuario a los sistemas de recogida
Este criterio también trata una cuestión de diseño urbano. Ello no debería impedir que se pudieran establecer estándares de máxima lejanía de las viviendas a los puntos de recogida. De cualquier forma es una práctica común en el planeamiento urbanístico español no considerar, más que en el caso de recogida neumática de basuras, los sistemas de recogida. Esta práctica resultaría imprescindible cambiarla ya que el equilibrio que se establece entre comodidad del usuario, molestias y ruidos, y eficiencia en el recorrido para los camiones, debería de estar pensada ya desde el momento de la planificación de la ciudad. Se comprende la dificultad no sólo de conseguirlo, sino de mantenerlo a lo largo del tiempo.

5.03. Promover reservas para compostaje y tratamiento de residuos vegetales
En determinadas tipologías de vivienda (por ejemplo, unifamiliares con jardín) el problema de los residuos vegetales, sobre todo en época de poda, suele dejarse sin resolver. La solución tiene que producirse durante la etapa de planificación ya que se necesitan reservas de suelo para el compostaje y el tratamiento de los residuos. La necesidad de reciclaje de forma que el mismo se pudo producir en las cercanías de la producción de residuos, de manera que no se alargue artificialmente el recorrido de los mismos, resulta conveniente.

5.04. Utilizar sistemas de aprovechamiento de aguas grises
La utilización de aguas semi-depuradas no está exenta de polémica debido a los problemas que puede causar en la salud de las personas si no se tienen en cuenta las debidas cautelas. Sin embargo en este caso la mayor parte de la legislación, tanto estatal como la autonómica, le otorgan la debida importancia. Resulta imprescindible legislar estas cautelas y no utilizar las aguas grises de forma indiscriminada (sobre todo en el caso del riego). También el planeamiento urbanístico debería incluir los planos correspondientes a estas redes de aprovechamiento de aguas grises. Esta inclusión debería ser una obligación impuesta desde la normativa.

5.05. Fomentar el reciclaje y la reutilización
También en este caso pudiera parecer que se trata sencillamente de una declaración genérica de buenas intenciones. Sin embargo habría que darle a esta declaración un contenido. Para hacerlo se podría recurrir a diversos sistemas, desde subvenciones hasta multas el legislador cuenta con bastantes medios para poder conseguirlo.

Resultados

En este apartado destacan el propio estado español, Canarias, Cantabria y el País Vasco. En general podríamos decir que las comunidades autónomas que han legislado aspectos relativos a este tema lo han hecho en casi todos los criterios considerados, y aquellas que todavía no los han introducido en su normativa no lo han hecho con ninguno. Solamente cuatro comunidades han considerado el criterio de promover reservas para compostaje y tratamiento de residuos vegetales, mientras que el criterio más genérico de fomentar el reciclaje y la reutilización es el más mencionado en las diferentes normativas. La dispersión que se produce en la mayor parte de los criterios que se han considerado hasta ahora se acentúa todavía más en el actual de forma que parece necesaria una unificación de los mismos ya que lo contrario las diferencias que se pueden producir entre comunidades llegan a ser muy importantes. Si se trata de sostenibilidad global habría que intentar un objetivo común. Y esta reflexión, que se deduce del análisis realizado hasta el momento debería ser de aplicación no solamente al ámbito del estado español sino también al europeo y al mundial. Probablemente ello implicaría la necesidad de considerar relativamente pocos criterios para que pudieran ser consensuados, con una definición muy clara de los mismos y con sistemas de medición mediante indicadores comunes que permitieran establecer si todos los entes gestores van en la misma dirección. Conforme se va avanzando en el análisis aparece cada vez con mayor claridad la necesidad de coordinación sobre todo en lo relativo a las cuestiones más ambientales que, normalmente, no pueden circunscribirse a unas fronteras administrativas delimitadas de forma artificial. Dado que el concepto de sostenibilidad que manejamos no diferencia entre las tres patas típicas con las cuales se ha intentado hacer pedagogía con el término, esto significa que tanto los aspectos de capital natural, sociales y económicos, deberían estar coordinados y caminar en una misma dirección.