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movilidad sostenible, que en el resto de los casos se ha incluido en el punto anterior.
3.21. Establecer una oferta adecuada de transporte público a escala urbana
Este criterio parece describir más bien un deseo. Sin embargo, tal
y como ha sido evaluado, buscando aquellas referencias que
relacionaran las distintas escalas de la ciudad con la obligatoriedad
de la existencia de líneas de transporte colectivo a esas escalas ya
no se trata de un deseo. En una ciudad metropolitana, por ejemplo,
deberían de considerarse tres tipos de líneas: interbarrios,
interdistritos y de ciudad.
3.22. Construir redes integradas de transporte público
Aquí también se han incluido las referencias a los puntos de relación
entre los distintos transportes públicos.
3.23. Reducir velocidad del tráfico motorizado privado
Aunque se trata de uno de los criterios más sencillos de introducir
en la normativa parece que lo más adecuado sería incluirlo en las
ordenanzas municipales. Dado que las ordenanzas no han sido analizadas
probablemente este criterio no aparezca bien representado. De hecho,
algunas ciudades (por ejemplo, Barcelona) están obligando a esta
reducción de la velocidad por motivos de sostenibilidad: disminuir el
consumo y la contaminación. Sin embargo se ha introducido y mantenido
para llamar la atención sobre un sistema relativamente sencillo y
barato (aunque impopular) de aumentar la eficiencia de la ciudad. De
forma que el planificador debería considerarlo al diseñar el viario:
ya no son necesarios proyectos pensados para altas velocidades con el
costo que conllevan. Al contrario, parecen beneficiosas medidas de
reducción de velocidad (por ejemplo, templado de tráfico).
3.24. Reducir la superficie destinada al vehículo privado
Este criterio está directamente relacionado con el que ya se analizó
en el apartado anterior (aumentar el espacio disponible para el peatón).
3.25. Restringir el uso del vehículo privado
También es este caso, a nivel general, se puede quedar en una
recomendación o un deseo. Pero existen métodos, como la imposición de
tasas para circular por el interior de la ciudad, que permiten
mediante el instrumento de las ordenanzas municipales conseguir que
este objetivo no se quede en un simple deseo o una recomendación.
Ahora bien, también en este caso la herramienta adecuada probablemente
no sea una norma estatal o autonómica. También, como medida
disuasoria, ya se ha mencionado anteriormente la posibilidad de
restringir las plazas de aparcamiento.
3.26. Limitar las plazas de aparcamiento para vehículos privados
Se trata de otro caso típico que ilustra la necesidad en algunos casos
de establecer no sólo estándares de mínimos o de máximos, sino de
plantear una horquilla entre ambos. Sucede también con las densidades,
la superficie dedicada a zonas verdes ajardinadas o los metros
cuadrados destinados a infraestructuras viarias.