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3.01. Asociar residencia y empleo
Uno de los motivos de generación de viajes más importante es el
desplazamiento al trabajo. De ahí el interés de este criterio para
mejorar la sostenibilidad de las ciudades. Al ser el sector del
transporte uno de los mayores contribuyentes a la llamada
contaminación difusa (en directa relación con la cuestión del cambio
climático) debería aparecer en buena parte de la legislación y, por
supuesto, en las guías y recomendaciones. Las escasas menciones en la
normativa y las referencias genéricas en guías y recomendaciones hacen
sospechar de la dificultad del empeño. Se trata, sin embargo, de un
criterio que debería estar muy relacionado con la complejidad de los
usos del suelo (ya estudiada en el apartado anterior) y con el fomento
de la vivienda en alquiler. La complejidad en los usos del suelo
permitiría la existencia de empleos mezclados con la residencia y la
existencia de una oferta suficiente de viviendas de alquiler
permitiría acercar ambos elementos.
3.02. Establecer plataformas logísticas de distribución en cada barrio
La comercialización de los productos y su distribución tanto mayorista
como minorista es una de las asignaturas pendientes del planeamiento
urbanístico. Desde el punto de vista de la sostenibilidad del sistema
resulta básico reducir las distancias recorridas por el producto hasta
que llega al consumidor. Incluso desde una perspectiva de puro
rendimiento económico. Urge introducir este tipo de consideraciones en
el planeamiento urbanístico sostenible.
3.03. Fomentar el policentrismo
Este criterio podría ser tratado como un caso particular del anterior
pero presenta peculiaridades que no lo aconsejan así. El caso de los
productos agrícolas es un ejemplo bastante sintomático.
Tradicionalmente la vocación de la agricultura periurbana era su
desaparición ante el avance del proceso urbanizador de la ciudad. De
forma que el planeamiento ni tan siquiera se planteaba su permanencia
(y, a veces, ni se reconocía su existencia). Sin embargo existen
muchas razones que avalan la necesidad de mantener vivas y operativas
estas áreas. Desde el aumento de complejidad que introducen hasta la
disminución de las distancias de transporte de los productos, pasando
por otras más psicológicas como el contacto del urbanita con la
agricultura y no sólo con áreas de naturaleza protegida, más o menos
controladas.
3.04. Reducir las infraestructuras necesarias para el funcionamiento de la ciudad
Sobre todo (pero no sólo) las de comunicación. El aumento del espacio
urbanizado por habitante, de progresión casi geométrica como
demuestran múltiples estudios realizados al respecto (ver Naredo y
Gascó para la Comunidad de Madrid) se basa, esencialmente, en el
crecimiento de las infraestructuras viarias y en los espacios
destinados al ocio y al tiempo libre. En particular, los metros
cuadrados destinados a infraestructuras son relativamente sencillos de
cuantificar (existen estudios de principios del pasado siglo como los
que incluye Unwin en su manual de urbanismo). Y, por tanto, no parece
muy complicado legislar un estándar mediante una horquilla de
máximo-mínimo.