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Antes de estudiar la desigualdad en las ciudades, conviene
introducir dos temas importantes como marco del estudio de la
desigualdad urbana: la desigualdad en la sociedad española y las
características del sistema de ciudades.
En el apartado 2.1 se presenta una síntesis de los resultados del
estudio sobre las desigualdades en España que realizó Analística en
1996 para la Fundación Argentaria. En este apartado se puede
comprobar cuál es la dimensión de la pobreza en España y las
diferencias intraterritoriales, así como las principales
situaciones de desigualdad a nivel generacional, de genero y de
clase social.
En el apartado 2.2, se aporta un estudio de la Subdirección General
de Urbanismo del Ministerio de Fomento, en el que se analiza la
situación actual y dinámica reciente del sistema de ciudades
español. Las características de los distintos sistemas urbanos en
su estructura actual y en la dinámica de urbanización de los
últimos 40 años, permitirá entender mejor la situación de los
barrios de distintas ciudades españolas.
A pesar de que en la década de los ochenta se han producido avances
notables en la equiparación de las distintas regiones españolas,
las desigualdades entre regiones y provincias, o entre el campo y
la ciudad, siguen siendo muy acusadas en España. De hecho las
desigualdades existentes en España son, en general, más fuertes que
en buena parte de los países europeos más desarrollados.
La información estadística disponible permite afirmar que, en
términos generales, a lo largo de este último período se ha
producido una mejora de la situación de las zonas más
desfavorecidas al haber aumentado el nivel de equipamientos,
infraestructuras y servicios. No obstante, también existe evidencia
de que el desarrollo se ha producido en una dirección que ha
reforzado la hegemonía de las ciudades y de las áreas
metropolitanas haciendo disminuir las posibilidades de generación
de trabajo y de rentas en las áreas menos centrales y/o más
rurales.
Este cambio tiene su reflejo más palpable en el hecho de que, entre
1981 y 1991, en tanto que la población española aumentó en 1,7
millones de personas, los municipios de menos de 10.000 habitantes
perdieron cerca de medio millón de residentes.
En un resumen, forzadamente simplista, puede decirse que la
situación menos favorable corresponde a las regiones y provincias
con mayor importancia del sector agrario y del mundo rural.
Ahora bien, respecto a algunos fenómenos, las situaciones más
desfavorables se concentran en las grandes ciudades que, sin
embargo, suelen ocupar mejores posiciones en los indicadores
tradicionalmente utilizados para medir el bienestar, y las
desigualdades en los recursos económicos y en otros componentes del
bienestar.
Pero existe un conjunto de fenómenos indicadores de una situación
desfavorable que tienen mayor presencia en las ciudades y que son,
en general, tanto más frecuentes cuanto mayores son éstas:
Aproximando las desigualdades a nivel regional y provincial por la
tasa de paro y los gastos o rentas de los hogares, se obtiene una
primera visión de las diferencias existentes, que van a condicionar
los resultados obtenidos en algunos de los estudios presentados en
los que la referencia es la media nacional:
Algunos países tienen investigaciones específicas para medir la
pobreza; en otros, se deriva de información de encuestas realizadas
para otros fines. Este es el caso de la práctica totalidad de los
países de la Unión Europea donde los distintos países miembros
realizan Encuestas de Presupuestos Familiares que son la fuente
estadística utilizada con más frecuencia para realizar una
aproximación operativa de la pobreza, definida como "aquellas
situaciones en las que se dispone de menos del 50 por ciento de la
renta disponible media por adulto equivalente, en el país de que se
trate".
Esta aproximación de la pobreza -que considera al hogar, y no a las
personas, como unidad estadística básica para el análisis-
descansa, por tanto, en una concepción "relativa" de la pobreza y
utiliza variables monetarias (ingresos y/o gastos) para su
estimación. Al tratarse de un concepto relativo, se esta
considerando la pobreza como un caso particular, aunque extremo, de
desigualdad en relación con la distribución de los recursos
económicos.
Las regiones que concentran una mayor proporción de población en
situación de pobreza no son muy diferentes de las que resultan
comparando tasas de paro u otros indicadores convencionales.
Proporción de la población española bajo distintos umbrales de
pobreza
Gasto 1981 | Gasto 1991 | Renta 1981 | Renta 1991 | |
Umbral del 10 por ciento | 0,4 | 0,2 | 0,5 | 0,4 |
Umbral del 25 por ciento | 3,5 | 2,3 | 3,3 | 2,3 |
Umbral del 50 por ciento | 19,6 | 17,9 | 18,4 | 15 |
Umbral del 75 por ciento | 42,7 | 41,3 | 41,5 | 39,5 |
Umbral del 100 por ciento | 62,2 | 62 | 62,3 | 61,2 |
Fuente: La desigualdad en España. Argentaria.
La dimensión cuantitativa de la situación de pobreza relativa tiene
unos límites precisos, en términos de la definición anteriormente
aludida, por otra parte ampliamente asumida. En España, según puede
observarse en la tabla anterior, la población en situación de
pobreza relativa, tomando como referencia el umbral del 50 por
ciento, se situaba entre el 15 y el 18%, en 1991, dependiendo de
los indicadores que se tomen (índices de gasto por hogar o por
persona, indicadores de ingresos, etc.). Cuando la referencia es la
pobreza más severa y los umbrales son inferiores, la población
afectada también es, lógicamente, menor.
Proporción y numero, de hogares y personas, en situación de pobreza
relativa en la UE.
Hogares |
Personas |
|||
(%) |
Miles |
(%) |
Miles |
|
EUR 12 |
19.170 |
48.628 |
||
Alemania ('88) |
12 |
3.250 |
10,9 |
6.675 |
Bélgica ('88) |
6,6 |
261 |
7,4 |
729 |
Dinamarca ('87) |
4,2 |
98 |
3,9 |
200 |
España ('88) (1) |
17,5 |
1.920 |
16,9 |
6.546 |
Francia ('89) |
14,9 |
3.238 |
14,7 |
8.234 |
Grecia ('88) |
20,8 |
711 |
18,7 |
1.868 |
Holanda ('88) |
6,2 |
366 |
4,8 |
706 |
Irlanda ('87) |
16,4 |
166 |
15,7 |
556 |
Italia ('88) |
22 |
4.494 |
21,1 |
12.111 |
Luxemburgo ('87) |
9,2 |
12 |
11,1 |
41 |
Portugal ('89) |
26,5 |
839 |
24,5 |
2.532 |
Reino Unido ('88) |
17 |
3.819 |
14,8 |
8.436 |
Fuente: EUROSTAT: Eurostat's statistical research on poverty. Ponencia presentada al Seminar on the Measurement
and Analysis of Social Exclusion, Bath, Inglaterra 17 y 18, junio 1994. El paréntesis indica el año al que se
refiere la Encuesta de Presupuestos Familiares utilizada; en el caso de España, se han utilizado los resultados
de la Encuesta Continua de 1988.
En las estimaciones de pobreza existentes para diversos países
europeos, las proporciones de población y de hogares afectados son
substancialmente diferentes. Como se puede apreciar en la tabla
siguiente, Grecia, Portugal e Italia se situaban por delante de
España en la fecha de referencia; en tanto que las estimaciones
correspondientes a Francia, Irlanda y Reino Unido no se alejan
mucho de las españolas.
La generalización de los sistemas de educación y sanidad publica,
así como las substanciales mejoras en el sistema de pensiones y la
creación de salarios de integración, han contribuido a mejorar las
condiciones de algunos grupos desfavorecidos, mostrando que la
actuación del sector público cumple una función claramente
redistributiva. La participación en el PIB de las prestaciones de
protección social aumentaron un 33% en el periodo 1980-93 pasando
de un 17.5 a un 23.4%, lo que supuso un aumento de las prestaciones
por hab. del 80% en ptas. constantes.
Otros factores político-institucionales, como los Fondos Europeos
y el Estado de las Autonomías, han tenido su reflejo en la mejora
de las infraestructuras y equipamientos a lo largo y ancho del
territorio. Asimismo, el desarrollo económico ha reducido el peso
de las ocupaciones menos cualificadas y peor remuneradas.
Sin embargo en los 90 existen síntomas de agudización de algunas
situaciones de desigualdad, que afectan a colectivos específicos,
apareciendo nuevas formas de marginación y de exclusión: se ha
consolidado una tasa de paro elevada con grupos en situaciones de
desempleo con difícil acceso al mercado laboral (larga duración,
sectores básicos, etc.), que afectan especialmente a trabajadores
con escasos recursos económicos (que dificultan el autoempleo),
profesionales (experiencia laboral, formación inadecuada,
dificultad de adaptación, etc.) y sociales (hogares con mas cargas
para el trabajador como los monoparentales o con varios hijos,
etc.).
La dualización es un peligro anunciado pero no una tendencia, al
menos hasta 1991. De hecho la pobreza en el ámbito nacional esta
estabilizada en torno a un 20% entre 1974 y 1991.
Las desigualdades generacionales son superiores a las que se
observan según genero, clase social o lugar de residencia:
Es difícil el conocimiento de los colectivos más próximos a
situaciones de pobreza y exclusión social. No se dispone de
cuantificaciones precisas, entre otras causas por su dispersión
territorial, y las situaciones de marginalidad e ilegalidad de
algunos de sus protagonistas.
La pobreza (línea del 50%) disminuyó ligeramente, afectando al
18.1% (entre el 15 y el 18.5% según los indicadores que se
utilicen) de la población española, es decir a unos 7 millones de
hab. Esta población podría considerarse como precarizada por su
situación económica y, por lo tanto, con serias dificultades de
integración social.
La incidencia de la pobreza es superior en los ancianos, aunque ha
disminuido mucho en el ultima década, y, sin embargo ha aumentado
entre los jóvenes. Los hogares más afectados son los formados por
ancianos y los monoparentales (en los que el 94% de los casos
tienen a una mujer como sustentador principal). Los grupos sociales
en los que hay mayor incidencia son los trabajadores agrarios y los
parados de larga duración.
La pobreza severa (línea del 25%) afecta a unas 885.000 personas,
un 2.3% de la población española. Una estimación realizada por M.
Gaviria, de la dimensión de la población afectada por pobreza
severa o exclusión en España la sitúa entre 1.5 y 2 millones de
personas.
Entre los grupos más afectados por la pobreza, según estimaciones
de algunos expertos, se encuentran: mujeres con cargas familiares
no compartidas, personas entre 58-65 años con pobreza severa y
hogares en los que nadie trabaja con serias dificultades para ser
empleados.
Por otro lado, los grupos principales en procesos de exclusión,
siguiendo de nuevo la opinión de distintos expertos, pueden ser:
personas de etnia gitana, inmigrantes extranjeros de países
exteriores a la UE, muchos de ellos en situación ilegal, y
transeúntes o sin-techo.
El análisis de las desigualdades territoriales a través de las
tasas de paro y las rentas de los hogares, permite una primera
visión de las diferencias regionales existentes.
Las tasas de paro son muy diferentes, sobre todo las femeninas,
llegando a duplicarse entre regiones y a triplicarse entre
provincias. Las regiones con más paro son Andalucía, Extremadura y
Canarias, y las provincias, Cádiz, Málaga y Badajoz, que tenían en
1993 un tercio de su población activa desempleada, cuando la media
española era del 22.7%. Asturias y País Vasco tienen las mayores
proporciones de parados de larga duración.
En los últimos cinco años, la evolución de la tasa de paro ha sido
más favorable en la cornisa Cantábrica, Cataluña, La Rioja y
Madrid, y han mejorado respecto a la media nacional regiones
desfavorecidas como Extremadura, Andalucía y Castilla-León. La
proporción de contratos temporales es muy superior en Extremadura
y Andalucía.
El tamaño del municipio es discriminante tanto en el gasto total
familiar como en su estructura, y de forma inversa en la proporción
de hogares que poseen vivienda propia y en el tamaño de las
viviendas.
En cuanto a la tenencia de automóviles el valor disminuye en el
estrato de más de 500.000 hab, respecto al anterior. Las grandes
ciudades dan los valores más desfavorables en indicadores de
necesidades y tiempo de transporte y de contaminación atmosférica
y acústica, así como en delincuencia, (especialmente Madrid).
La desigualdad en materia de educación (población analfabeta y sin
estudios), alcanza valores próximos al 40% en Extremadura,
Castilla-La Mancha y Andalucía.
El análisis de la pobreza por regiones sobre la base de la
clasificación, según deciles del conjunto nacional (A en la tabla),
de los ingresos de los hogares, sitúa en las posiciones más
desfavorables (suma de los tres primeros deciles) a Extremadura,
Andalucía, Canarias, Murcia y las dos Castillas, junto con Ceuta y
Melilla que son casos especiales de pequeñas ciudades. Sin embargo
si la clasificación se hace para los deciles internos de cada
región (B en la tabla), las que tienen más desfavorecidos son
Cataluña, Madrid, Murcia y Navarra.
Proporción de personas según deciles de ingresos del conjunto
nacional (A) y de la Comunidad Autónoma (B), por Comunidades
autónomas. 1991.
Deciles |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
8 |
9 |
10 |
Total |
|
Andalucía |
A |
8,3 |
11,0 |
11,6 |
11,7 |
10,8 |
10,9 |
9,8 |
9,1 |
8,9 |
7,9 |
100 |
B |
6,0 |
7,3 |
8,6 |
9,6 |
10,3 |
10,6 |
11,4 |
11,5 |
11,9 |
12,7 |
100 |
|
Aragón |
A |
6,2 |
7,1 |
9,0 |
9,5 |
9,0 |
12,1 |
12,3 |
12,6 |
13,2 |
9,0 |
100 |
B |
5,5 |
6,5 |
8,2 |
8,8 |
10,6 |
10,9 |
11,3 |
12,3 |
12,5 |
13,2 |
100 |
|
Asturias (Principado de) |
A |
3,4 |
4,8 |
6,3 |
9,3 |
12,2 |
13,1 |
13,7 |
15,2 |
10,5 |
11,7 |
100 |
B |
5,0 |
6,7 |
9,5 |
9,1 |
9,8 |
10,4 |
11,3 |
12,3 |
12,5 |
13,4 |
100 |
|
Baleares (Islas) |
A |
4,8 |
5,7 |
6,1 |
8,5 |
11,5 |
6,5 |
13,4 |
12,9 |
16,2 |
14,3 |
100 |
B |
6,1 |
5,3 |
9,3 |
10,1 |
9,7 |
10,9 |
12,1 |
11,4 |
12,6 |
12,5 |
100 |
|
Canarias |
A |
8,2 |
10,1 |
10,6 |
11,6 |
8,5 |
9,7 |
8,9 |
8,5 |
12,6 |
11,2 |
100 |
B |
6,9 |
6,8 |
8,4 |
9,3 |
9,9 |
10,2 |
11,3 |
10,9 |
12,4 |
13,9 |
100 |
|
Cantabria |
A |
3,6 |
6,9 |
5,7 |
8,4 |
11,6 |
9,5 |
13,6 |
12,9 |
19,2 |
8,6 |
100 |
B |
6,5 |
6,5 |
9,6 |
7,7 |
10,3 |
12,1 |
12,2 |
12,0 |
12,9 |
10,2 |
100 |
|
Castilla-La Mancha |
A |
8,2 |
13,3 |
13,1 |
9,9 |
10,5 |
10,9 |
9,0 |
7,9 |
9,8 |
7,5 |
100 |
B |
4,5 |
6,7 |
8,5 |
9,6 |
9,9 |
10,7 |
11,3 |
12,4 |
12,7 |
13,6 |
100 |
|
Castilla y León |
A |
7,7 |
8,2 |
10,1 |
9,1 |
10,8 |
11,5 |
11,3 |
9,9 |
10,7 |
10,9 |
100 |
B |
5,4 |
6,5 |
8,3 |
8,9 |
10,0 |
10,9 |
12,2 |
11,8 |
12,7 |
13,3 |
100 |
|
Cataluña |
A |
3,4 |
4,3 |
7,0 |
7,4 |
8,8 |
10,8 |
12,1 |
12,7 |
14,3 |
19,4 |
100 |
B |
5,5 |
7,4 |
8,7 |
9,2 |
11,0 |
10,5 |
11,3 |
11,3 |
12,6 |
12,5 |
100 |
|
Comunidad Valenciana |
A |
5,7 |
7,6 |
9,8 |
10,9 |
11,8 |
12,0 |
10,8 |
11,5 |
11,0 |
9,0 |
100 |
B |
5,2 |
7,3 |
8,5 |
9,4 |
10,3 |
10,8 |
11,3 |
12,0 |
12,5 |
12,6 |
100 |
|
Extremadura |
A |
15,2 |
13,1 |
13,8 |
12,1 |
11,5 |
10,6 |
6,6 |
6,5 |
6,0 |
4,7 |
100 |
B |
6,0 |
7,2 |
7,8 |
8,2 |
10,3 |
10,8 |
12,0 |
11,9 |
13,1 |
12,7 |
100 |
|
Galicia |
A |
4,7 |
8,4 |
8,6 |
9,7 |
10,5 |
10,6 |
12,6 |
11,9 |
12,5 |
10,6 |
100 |
B |
4,7 |
7,6 |
8,3 |
8,9 |
10,1 |
10,1 |
12,3 |
12,3 |
12,7 |
12,9 |
100 |
|
Madrid (Comunidad de) |
A |
2,6 |
2,5 |
5,2 |
8,4 |
8,5 |
10,6 |
13,1 |
14,5 |
16,0 |
18,5 |
100 |
B |
6,0 |
8,2 |
9,3 |
10,1 |
9,5 |
10,8 |
10,9 |
11,2 |
12,1 |
11,9 |
100 |
|
Murcia (Región de) |
A |
8,0 |
11,9 |
9,7 |
13,2 |
10,4 |
9,8 |
10,0 |
7,9 |
9,6 |
9,5 |
100 |
B |
6,8 |
8,0 |
8,7 |
8,6 |
10,4 |
9,9 |
11,3 |
12,1 |
12.6 |
11,6 |
100 |
|
Navarra (Comunidad Foral) |
A |
1,9 |
3,7 |
4,8 |
9,3 |
8,4 |
11,5 |
11,7 |
15,5 |
15,0 |
18,2 |
100 |
B |
5,7 |
7,9 |
9,5 |
9,2 |
10,0 |
11,0 |
10,8 |
10,9 |
12,1 |
12,8 |
100 |
|
País Vasco |
A |
3,2 |
4,8 |
4,2 |
7,4 |
9,4 |
11,5 |
12,2 |
14,5 |
13,9 |
19,0 |
100 |
B |
5,7 |
7,2 |
9,1 |
10,1 |
10,2 |
10,4 |
10,8 |
11,5 |
11,7 |
13,3 |
100 |
|
Rioja (La) |
A |
2,1 |
6,2 |
7,3 |
9,0 |
9,1 |
9,7 |
9,0 |
13,4 |
13,7 |
20,6 |
100 |
B |
5,7 |
7,3 |
8,2 |
9,2 |
10,9 |
9,8 |
10,4 |
12,7 |
12,8 |
13,1 |
100 |
|
Ceuta y Melilla |
A |
14,0 |
9,6 |
12,9 |
11,8 |
8,9 |
11,3 |
3,1 |
8,9 |
10,0 |
9,6 |
100 |
B |
7,6 |
7,3 |
7,8 |
9,1 |
10,5 |
10,0 |
12,2 |
11,9 |
12,2 |
11,4 |
100 |
|
Total |
5,7 |
7,4 |
8,7 |
9,7 |
10,1 |
10,9 |
11,2 |
11,4 |
12,1 |
12,6 |
100 |
Fuente: Encuesta de Presupuestos Familiares 1990/91. Principales Resultados. INE
La desigualdad dentro de cada región es similar entre todas ellas
pero tiende a ser más acusada en las regiones ricas que en las
regiones pobres. El análisis de la proporción de personas en los
tres deciles inferiores de ingresos, en distintas regiones,
respecto al conjunto nacional, o respecto al propio conjunto
regional, ofrece los siguientes resultados:
Situación actual y dinámica reciente, del sistema de ciudades
español.
Antes de entrar a analizar el sistema de ciudades, hay que tener en
cuenta la peculiar estructura municipal española, por la
importancia que ésta tiene sobre la información estadística
disponible. Esta división administrativa, resultado de distintos
procesos históricos, ha dado lugar a un mapa municipal con fuertes
diferencias entre las distintas Comunidades Autónomas.
Podemos establecer una tipología básica en cuanto al tipo de
asentamiento, que contendría tres grandes categorías:
El primer gráfico, muestra con claridad el proceso urbanizador en
España a lo largo del siglo: en 1900, aproximadamente el 70% de la
población vivía en municipios inferiores a 10.000 hab, en tanto que
en 1996, algo más del 70% de la población vive en municipios
mayores a ese tamaño, siendo especialmente notable el incremento de
los municipios superiores a 100.000 hab, si bien, en las décadas
recientes toman protagonismo los municipios intermedios (10 -
100.000 hab), en detrimento de las grandes (más de 500.000 hab),
que ven disminuir su peso a partir de 1981.
La situación en 1996 por Comunidades Autónomas, muestra en primer
lugar el escaso número de municipios con más de 500.000 habitantes
que tan sólo se presentan en cinco de las diecisiete CC.AA: C. de
Madrid, Catalunya, C. Valenciana, Andalucía y Aragón. Las cuatro
primeras tienen además un apreciable volumen de población residente
en municipios de más de 100.000 hab, a pesar de tener grandes
ciudades.
Por otro lado, en cinco CC.AA., la población residente en
municipios de menos de 10.000 habitantes es superior al 40%,
aproximándose esta proporción al 60% en el caso de Extremadura.
Estas cinco Comunidades tienen en común su localización en el
interior peninsular. En el extremo contrario está la Comunidad de
Madrid la que, a pesar de su localización interior, tiene el mayor
grado de concentración de la población en municipios de más de
50.000 habitantes.
Los desequilibrios existentes en la distribución actual del
poblamiento son claros, como denota la existencia de grandes
comunidades en extensión como Aragón, en que la en más de un 50% de
la población reside en la capital de la Comunidad Autónoma, sin que
por otro lado exista ningún otro municipio con más de 50.000
habitantes. Tan sólo cinco CC.AA. (Madrid, Cataluña, Comunidad
Valenciana y Andalucía), tiene representación de todos los estratos
de población considerados, siendo Madrid, la que menos porcentaje
de población se agrupa en municipios inferiores a 10.000 habitantes
y la que más población agrupa en los de más de 500.000 habitantes,
manifestando, por tanto, su carácter netamente metropolitano.
Características territoriales del sistema de ciudades.
Analizando el sistema de ciudades, desde una óptica territorial
integrada, se vislumbran los principales ejes de desarrollo
existentes y las zonas con una desestructuración territorial más
fuerte.
Como se aprecia en el mapa de 1996, hay dos zonas, Madrid y
Barcelona, que tanto por el volumen de población de sus ciudades
principales, como por el gran número de ciudades intermedias y
pequeñas que las rodean se sitúan a un nivel superior al resto.
Figura 3: sistema de ciudades por volúmenes de población
En 1960, en la provincia de Madrid había 5 ciudades con más 10.000
habs. que pasaron a ser 33 en el año 1996. Este fenómeno ha
provocado una pérdida muy fuerte del peso relativo de la capital
sobre el conjunto, pasando de suponer un 87% del total del conjunto
de la población urbana en 1960 a solo un 57% en 1996. El
crecimiento de los municipios de su entorno se produjo generalmente
a partir de pequeñas poblaciones cercanas a la capital en el
recorrido de las carreteras nacionales principales, situándose los
municipios de mayor crecimiento en las carreteras de Extremadura,
Andalucía y Barcelona.
En Barcelona el proceso ha sido similar aunque partiendo de una
situación muy diferente en el año 1960. En ese año en la provincia
ya existían 25 ciudades con más de 10.000 habitantes pasando a ser
63 en el año 1996. El peso relativo de la capital sobre el conjunto
ha pasado de suponer un 54% del total del conjunto de la población
urbana en 1960 a solo un 33% en 1996. El desarrollo, realizado
sobre la red de ciudades preexistentes ha tenido un gran impacto en
el frente litoral y en los valles interiores.
En otro nivel, se encuentran los desarrollos de las zonas litorales
mediterráneas e insulares, siendo las más destacadas:
La formación y configuración de este sistema urbano-metropolitano,
ha estado íntimamente ligada a la adopción de un modelo territorial
urbano-industrial que ha tenido su expresión más evidente en los
grandes flujos migratorios campo-ciudad que se dieron en nuestro
país en el periodo 1950-1970 y que generaron la aparición de
desarrollos urbanos incontrolados en las periferias de nuestras
ciudades. En estas dos décadas, casi 7.000.000 de personas se
desplazaron desde sus núcleos de origen a las grandes ciudades que
concentraban la mayor parte del tejido industrial, Madrid,
Barcelona y Bilbao. En el periodo 1961-1970, década en la que se
produjo la mayor parte del flujo migratorio (casi 4.000.000 de
personas), Madrid y Barcelona concentraron el 64% del total de la
corriente migratoria. También la Comunidad Valenciana,
fundamentalmente las provincias de Valencia y Alicante, actúa en
este periodo como receptora importante de población inmigrante.
La urbanización acelerada de estos años le ha supuesto al país
costes sociales y medioambientales que representan una pesada
herencia con la que cargan las ciudades españolas. Herencia que las
nuevas administraciones democráticas - Gobierno nacional (1976),
Ayuntamientos (1979) y Autonomías Regionales (1980-83)- han
intentado restañar con sus nuevas políticas, de forma más o menos
afortunada según los casos.
A partir de 1970 se produce una crisis industrial en los sectores
más tradicionales, manifestada principalmente en el abandono de la
industria manufacturera de los ámbitos metropolitanos, con especial
incidencia en las localidades más centrales. No sólo entra en
crisis el modo de producción industrial, sino que también
contribuyen a este proceso los cambios en las pautas de
localización derivadas fundamentalmente de la aparición de nuevas
tecnologías y de la mejora general de las infraestructuras y redes
de transporte, que independizan la localización industrial con
fuertes demandas de espacio de los tradicionales centros urbano -
metropolitanos.
Al mismo tiempo, en los últimos 20 años, la globalización económica
ha tenido en el caso español efectos reforzados por las políticas
derivadas de la incorporación a la UE (1985), la implantación del
Mercado Único (1989) y las políticas orientadas por el proceso de
convergencia de Maastricht en los últimos años. La entrada de
España en la OTAN y la CEE, bajo un régimen democrático con
estabilidad política, facilitó la incorporación acelerada del país
al ámbito de las economías de mercado desarrolladas.
En los años ochenta se registró en el plano internacional un
profundo proceso de liberalización de los movimientos de capital,
en los que España se vio progresivamente implicada, adoptando una
sucesión de medidas de liberalización de los mercados financieros
internos, que culminaron en 1989 con las medidas de libre
circulación de capitales dentro de la UE.
Por otra parte, las nuevas demandas de centralidad se producen en
actividades de servicios especializados a la producción y al
consumo, con demandas de espacio moderadas, pero con una fuerte
generación de valor añadido. Estos cambios substanciales en el
modelo productivo, bajo la premisa de una creciente globalización
e internacionalización de la economía, tienen unos efectos
importantes a medio plazo que se manifiestan en algunos procesos de
crisis como sucede en las áreas metropolitanas y aglomeraciones
urbanas del norte de España (fundamentalmente Bilbao y Asturias).
Asimismo, la aparición del fenómeno turístico como elemento
principal de la economía española tiene su reflejo territorial en
la consolidación de determinados ejes de desarrollo urbano en
aquellas zonas con mayor potencial y atractivo turístico.
Las ciudades han mejorado notablemente su habitabilidad, en estos
años, debido a políticas de equipamiento, mejora del sistema de
transporte y oferta de vivienda protegida. Sin embargo las
fracturas sociales derivadas de la acelerada urbanización, en la
que primaba la resolución cuantitativa de la oferta de vivienda mas
que el crecimiento equilibrado de la ciudad, se ha visto reforzado
en los últimos años por la mayor diferenciación entre barrios
apoyada en la fuerte subida de precios inmobiliarios y la
suburbanización.
Como conclusiones generales sobre el sistema de ciudades español y
su evolución más reciente se podrían establecer las siguientes:
Fecha de referencia: 20-10-2001
Documentos > La desigualdad urbana en España > http://habitat.aq.upm.es/due/a2.html |