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Fecha de inicio: diciembre de 1996
Localización: ciudad de Córdoba
El problema
Superpoblación infantil de 0 a 10 años; escaso o nulo poder
adquisitivo; estructuras edilicias precarias y con espacios
reducidos; alimentación deficiente; amplias superficies cubiertas
de basura.
El programa B.I.D.A. nace como una respuesta a la conjunción de
distintas necesidades que se estaban sucediendo en la comunidad.
Quizás la más urgente era la de contribuir a través de un mecanismo
de promoción social a la cadena alimenticia de los sectores más
desprotegidos de la sociedad. Otro aspecto importante era la
creciente proliferación de basurales en espacios libres y la
acumulación de inorgánicos en la mayoría de las viviendas precarias
precisamente de los asentamientos irregulares. Esta problemática
implica un alto riesgo de accidentes para quienes viven en esos
hogares, un inminente peligro de infecciones y además los basurales
constituyen el lugar de habitat natural de los roedores. Por otra
parte, a través de la Federación Agraria Argentina, filial Córdoba,
los productores del cinturón verde de la ciudad nos manifestaban su
preocupación por el decreciente rendimiento que se percibía en las
ventas de sus productos y la consecuente repercusión en los
trabajadores del sector.
Los actores
Los sectores menos consolidados de la ciudad, generalmente villas
de emergencia en las que viven unos 100.000 vecinos. Muchas de
ellas están organizadas como cooperativas recibiendo un apoyo extra
por parte del programa para el inicio y/o apoyo de los comedores
comunitarios.
Los espacios del conflicto
La ubicación mayoritaria de estas villas es a la vera del Río
Suquía, en los canales que cruzan la ciudad y en las vías del
ferrocarril. Los asentamientos relevados alcanzan a 100.
Las estrategias
Es un programa de promoción social que mediante el sistema de
trueque, permite intercambiar residuos inorgánicos por productos
frutihortícolas. Los vecinos solicitan la aplicación del programa
en su zona y luego de seleccionado el mismo se organiza una primera
reunión con ellos, procurando un acercamiento entre los
funcionarios responsables del programa y los beneficiarios directos
del mismo. Ese día le son entregados al referente, que de este modo
se responsabiliza, una determinada cantidad de credenciales
numeradas según la densidad poblacional de la zona: una por
familia. En una planilla se hace constar los datos de los
titulares. Este sistema asegura que sólo participarán del programa,
los vecinos del sector, desalentando, de esta forma, la intromisión
de otras comunidades y, por ende, el cirujeo oportunista. El día
dispuesto para la acción, los participantes se acercan hasta un
sector del barrio en donde se han dispuesto dos lugares bien
diferenciados; primeramente, deben pesar los residuos que traen y,
utilizando la credencial que los acredita como vecinos del sector,
reciben un vale por una determinada cantidad de alimentos. Mientras
los residuos son depositados en contenedores, el titular del vale
se dirige a otro lugar en el cual cambiará el mismo por los
productos frutihortícolas que le correspondieran. Para una correcta
e igualitaria distribución de los alimentos se ha establecido la
entrega de 7 kg. de alimentos por los primeros 5 kg. de basura
inorgánica y 14 kg. de alimentos por 10 o más kgs. de basura.
Una moderna Planta de Reciclaje construida por la Municipalidad y
administrada por una cooperativa obrera, es el lugar donde
finalmente son llevados los residuos inorgánicos. Esta cooperativa
clasifica, compacta y recicla los elementos recolectados para luego
venderlos y cerrar, así, este ciclo de beneficios múltiples.
Paralelamente, se envían a los sectores beneficiados un equipo de
promotores de salud, asistentes sociales y monitores
deportivo-recreativos, quienes inician un trabajo en el tiempo
tendiente a contribuir a la promoción humana, planificación
familiar, contención efectiva y ocupación del tiempo libre.
Los logros
En forma directa, el programa alcanzó en sus primeros 9 meses a
45.120 vecinos, lo que representa el 3,66% de la población de la
ciudad. A esto debe sumarse la población económicamente activa que
se desempeña en la siembra, cosecha y venta de los productos
frutihortícolas como así también a los miembros de la cooperativa
obrera que se encarga de la selección y reciclaje.
El beneficio indirecto se mide relacionando la cantidad de residuos
inorgánicos retirados en función de la superficie de terreno de
origen de los mismos, con la densidad de población de dicha
superficie. De este procedimiento podemos determinar que,
indirectamente y desde el punto de vista urbanístico, el beneficio
alcanzó a una población estimada en 160.000 vecinos que representan
el 14,41% de la población de la ciudad.
Habiéndose proyectado tres acciones semanales para lo que resta del
año en curso, se beneficiarán con el B.I.D.A. en 1997, un total de
80 sectores en los que viven unos 64. 560 vecinos, los que
representan el 5,56% de la población cordobesa alcanzando el
beneficio indirecto a 458.240 vecinos (25,18%).
El impacto significativo
Los beneficiarios han reaccionado favorablemente a los estímulos
introducidos notándose un deseo de modificar sus hábitos de
conducta con respecto a la acumulación innecesaria de residuos, al
sistema de alimentación, fundamentalmente en los menores, y a una
revalorización de la persona considerada y proyectada en la idea de
ciudad.
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