Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2006 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/06/bp1213.html |
Nota del editor: Esta práctica es una actualización de La Asociación de Recicladores de Bogotá (ARB), buena práctica GOOD de 2004. El texto resaltado en negrilla corresponde al añadido en la práctica actualizada.
País/Estado — Colombia
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — montañosa
Ámbito de la actuación — ciudad
Agentes — organización no gubernamental (ONG); organización de base comunitaria (OBC).Categorías — Desarrollo económico: formación; desarrollo económico local / metropolitano; desarrollo industrial. Gestión ambiental: reducción de la contaminación; restauración ambiental; higiene ambiental. Modelos de producción y consumo: reciclaje y reutilización de residuos; concienciación del consumidor; responsabilidad de los productores; ciclos de producción y consumo.
Carrera 3 No. 14-46/48, Bogotá, D.C.- Colombia Tel: (+57 1) 341 8365 Fax: (+57 1) 2 848213E-mail: arbesp@tutopia.com
Carrera 22 No.86A-70 Bogotá, D.C. Colombia Tel: (+57 1)622 4570 Fax: (+57 1)611 3183E-mail: afidalgo@supercabletv.net.co
Carrera 4 No.26-23 Bogotá, D.C., Colombia Tel: (+57 1) 2435416E-mail: ccraices@etb.net.co
Carrera 7 No.67-39 Of:420 Bogotá, D.C. Colombia Tel: (+57 1) 235 7228 / 2357268E-mail: aduran@Consorcio.org.co
Carrera 30 No.24-90 Piso 13 Bogotá, D.C., Colombia Tel: (+57 1)244 9087 Fax (+57 1)244 9085Colaboración técnica.
Calle 71 No. 5-23 Of. 501 D Bogotá, D.C., Colombia Tel: (+57 1)347 4965 Fax (+57 1)545 1158E-mail: ashokacol@etb.net.co
Carrera 7 No. 71-21 Torre B Of. 802 Bogotá, D.C., Colombia Tel: +57 1 313 7000 Fax (+57 1) 313 7079Colaboración financiera.
Calle 82 No. 19-26 Bogotá, D.C., Colombia Tel: (+57 1) 256 2424 Fax (+57 1) 236 0024Colaboración financiera.
En la década de 1990, los recicladores de Bogotá decidieron comenzar un proceso organizativo que promovió mejores condiciones sociales, ambientales, económicas, de eficiencia técnica y de representación política, además de desarrollar proyectos de producción concernientes al reciclaje y a la afiliación de distintas organizaciones. Podemos resumir el desarrollo de la organización en los siguientes puntos:
Es preciso remarcar que estos esfuerzos por parte de la Asociación Cooperativa de Recicladores de Bogotá (ARB) ha contribuido significativamente al desarrollo de varias leyes locales y nacionales concernientes a los servicios públicos y al establecimiento de una estructura equitativa de impuestos relativos a los servicios de gestión de residuos.
Consecuentemente, estas políticas han conseguido una reducción de las 25 mil toneladas de residuos diarios producidos en Colombia por el impacto ambiental de la mala gestión actual. Los esfuerzos de los recicladores han contribuido a la reducción de un 10% de este problema.
Gracias a los esfuerzos de la ARB el Tribunal Constitucional promulgó la ley C-742 que insta al Ayuntamiento de Bogotá a incluir a los recicladores en todas las futuras negociaciones para contratar los servicios relativos a la gestión de residuos.
En 1987 se diseñó un Plan General de Gestión de Residuos que incluía una privatización de servicios que amenazaba la capacidad de 18.500 familias de recicladores (60.000 personas) de continuar con su trabajo, dada la consideración de ilegalidad que pesaba sobre sus actividades. Esto sucesivamente fue afectando a sus condiciones de vida diarias.
En 2003, el Sistema Operativo Público de Reciclaje en la ciudad de Bogotá no incluyó a los recicladores en sus planes de organización, lo que sucesivamente forzó a los mismos a tomar parte en diversas acciones civiles que tenían como objetivo ganar reconocimiento frente al gobierno dada su situación desesperada y la necesidad de que se reconocieran sus propuestas para la gestión responsable de los residuos. El 49% de los recicladores son mujeres.
Llegar a un consenso con el Ayuntamiento respecto a las metas de las iniciativas de gestión de residuos tal y como éstas se determinan a través del Plan General de la ciudad de Bogotá. La Asociación Cooperativa de Recicladores de Bogotá (ARB) ha diseñado la siguiente estructura para identificar y considerar factores clave:
La ampliación de los contratos en servicios de limpieza destinó los recursos a los consorcios para que se pudiera financiar la puesta en marcha de las medidas dentro del Plan General y, en especial, de aquellas que permitieran el montaje y adquisición de Centros de Reciclaje, preparando a la ciudad para los nuevos planes de gestión de residuos sólidos y actividades de reciclaje.
Se ha conseguido una contribución por parte de los recicladores, al constituir éstos sus propios fondos de compras y gestión comercial de las cooperativas y de las entidades comerciales, lo que ha sido reforzado con pequeñas ayudas monetarias por parte de algunas entidades gubernamentales y privadas (Red de Solidaridad Social de la Presidencia de la República, Fundación Corona, Fundación Social, Christian Children Fund, otras, etc); así como de otras entidades privadas (como la ASHOKA o la McKinsey & Company Colombia Inc.) que han elaborado un plan empresarial relativo al reciclaje en Bogotá, con acuerdos institucionales para el estudio de estrategias, tecnologías e investigaciones; realizados con Universidades como la Pontificia Javeriana, la de los Andes, la Nacional de Colombia y otras.
La ausencia de una cultura del reciclaje ha generado problemas a nivel técnico, social y ambiental, que afecta directamente a personas para las que el reciclaje es su medio de vida y a las que tenemos que tener en cuenta para establecer medidas de cambio hacia un sistema integral de gestión de residuos que permita el desarrollo sostenible. En este sentido, la administración comenzó, de acuerdo con las comunidades, el diseño y la puesta en marcha de políticas y alternativas para conseguir los objetivos de sostenibilidad social y ambiental. Aquellas personas que se dedican al reciclaje han sufrido presión para intentar desestabilizarlos, especialmente por parte de los mediadores del mercado de los materiales reciclados y, de forma increíble, también por parte de la Unidad Ejecutiva de Servicios Públicos, presión con objeto de disminuir las capacidades desarrolladas por la organización y de poner en tela de juicio su organización y sostenibilidad, haciendo necesario un gran esfuerzo personal e institucional por parte de los recicladores.
Las organizaciones intentan responder a las expectativas de sus asociados y de otros recicladores, así como a las presiones del mercado de reciclaje. La unión de las organizaciones de base en alianzas significó una gran incógnita para los asociados y las organizaciones más débiles (con deficiencias de infraestructura, capital de trabajo, centros de encuentro y frágil capacidad administrativa y financiera si las comparamos con otras organizaciones del sector más consolidadas, con gran experiencia y trayectoria). Los recicladores de Bogotá han visto desde hace cinco años cómo decrecía su capacidad de recolección como consecuencia de un complejo cúmulo de circunstancias que les perjudica progresivamente en sus condiciones de vida y laborales y que se caracteriza por:
La Asociación Cooperativa de Recicladores de Bogotá (ARB) y sus organizaciones asociadas han recuperado su imagen, participación y progreso en la gestión de la incidencia ambiental, reforzando la expectativa sobre los procesos de inclusión efectiva en el comercio y en el sistema de manipulación de residuos y reciclaje de la ciudad. El cambio de administración generó gran confianza de tener posibilidades reales, y mostró un gran conocimiento de la materia e interés en afrontarla del modo más urgente y serio.
Administrativamente, los procedimientos han mejorado, generando confianza interna y externa, lo que contribuye a dar pasos importantes de preparación de cara a ser parte de un sistema formal, sostenible y eficiente.
Pero donde ha habido grandes mejorías ha sido en la parte de refuerzo del lado organizativo y comercial, visible en las capacidades de discurso, análisis y participación mostradas por los recicladores locales y, a su vez, representada colectivamente en los espacios en interés y defensa del comercio; usando éste para recuperar el reconocimiento institucional y la representación que se deben mantener para ser un organismo capaz de generar respuestas con rigor y eficacia, calidad y criterios cooperativos; manteniendo una participación coherente y propositiva y un estatus de organización comercial representativa del interés de los recicladores, ganándole espacio al reconocimiento.
El asunto ha seguido en curso, tanto en la administración antigua como en la actual, habiendo mostrado ésta gran receptividad y hacia las consideraciones expuestas por el sector comercial, habiéndose concertado un diario de trabajo que será capaz de dar detalles en la tercera semana de enero de 2004; esto ha generado una renovación de esperanzas y expectativas en las organizaciones y en los recicladores, que permite al comercio mantener las dinámicas de participación.
El esquema abordado por la Asociación Cooperativa de Recicladores de Bogotá ha generado procesos sociales y productivos con un impacto económico, que contribuye también a que los recicladores y sus familias hayan conseguido mayores ingresos por los precios de sus materiales y, al mismo tiempo mejorías en sus condiciones sanitarias, educativas, laborales y de alojamiento, a través de:
La participación ciudadana de los recicladores de un modo organizado permitió que se incluyeran como proridades, en el caso específico de Bogotá, donde se producen 6.400 toneladas de basura que deben ser recogidas y gestionadas con las mejores técnicas para reducir el impacto medioambiental que genera su degradación:
A nivel institucional: la ARB y las organizaciones de base han desarrollado su formación cuando han establecido y mantenido claramente sus objetivos sociales, trabajando juntas para reforzar las estrategias y condiciones de naturaleza comercial, reforzando su condición de naturaleza cooperativa y solidaria y reafirmándose en criterios cooperativos; haciendo ganar al entorno confianza interna y externa y mejorando la capacidad de comprensión tanto de las relaciones como de las condiciones que en su papel de entidad comercial deben generar tanto ella misma como sus miembros, en su propio beneficio y el de la comunidad de recicladores. Finalmente, la capacidad de generar incidencias, en una dinámica urbana, es esencial para que las comunidades organizadas consigan cambios positivos en el desarrollo de condiciones colectivas inclusivas.
Los recicladores de Bogotá han promovido procesos de integración comercial y desarrollo de la población a nivel local y nacional (22 organizaciones); en su seno se ha desarrollado la iniciativa de conformar una Asociación Nacional de Recicladores consiguiendo darle forma y reconocimiento; apoyando y manteniendo la preocupación por generar revisiones y reflexiones sobre las acciones que rodean la actividad y la exclusion de los recicladores de la formulación de políticas.
El uso de las herramientas legales y constitucionales establecidas, ha permitido que los recicladores de todo el país protejan su derecho a la supervivencia, ganando espacios de participación en la formulación de planes de gestión integral de manipulación de residuos en los ayuntamientos del país, regulados por el Ministro de Medio Ambiente, Alojamiento y Desarrollo Territorial, siguiendo el ejemplo de la capacidad para influir a escala nacional, desarrollada por los recicladores de la capital. Esto ha generado posibilidades de apoyo directo (información e intercambios) junto con organizaciones de recicladores de Santander (Barrancabermeja Regional) y del sur del país (Putumayo, Huila y Caquetá).
Las organizaciones de recicladores del país y de fuera de él, encontraron en el proceso una herramienta esencial para introducir el tema en la agenda de las políticas públicas, animando a que la discusión sea parte de la inclusión del comercio en los esquemas de cambio propuestos por la modernización de la plataforma de los servicios públicos de limpieza en América Latina.
Así como la participación de los recicladores en los hitos de reciclaje en Brasil y Argentina hizo posible el establecimiento de una cadena de intercambios virtuales y físicos con las organizaciones de base para apoyar la opinión continental que mantiene la actualidad de este tema en los intereses regionales, los nuevos contratos no deberían olvidar que en el continente existen más de 150.000 familias que, hace setenta años, encontraron en la basura la manera de generar su subsistencia y, por ello, deberían desarrollar grandes esfuerzos para participar y organizarse al respecto.
Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2006 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/06/bp1213.html |