Nota del editor: Esta práctica es una actualización de Generando capital social desde el arte. El desarrollo de Centros Culturales Comunitarios de la zona norte de la provincia de Buenos Aires, buena práctica GOOD de 2002. El texto resaltado en negrilla corresponde al añadido en la práctica actualizada.

País/Estado — Argentina
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — continental
Ámbito de la actuación — pueblo
Agentes — fundación

Categorías — Infancia y adolescencia. Participación ciudadana y riqueza cultural. Cooperación Técnica e Internacional.

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Tel:(5411) 4316-9700/ Fax: (5411) 4313-1233.

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Buenos Aires, Argentina.
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Bogado 571, Piso 2.
1609IFC, Boulogne.
Buenos Aires, Argentina.
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CP 1059, Capital Federal 
Buenos Aires, Argentina.
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Tagle 2828.
CP. 1425, Capital Federal.
Buenos Aires, Argentina.
Telefax: (5411) 4780-0964.

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Basavilbaso, 1253
CP1003, Buenos Aires, Argentina.
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CP1098AAF, Buenos Aires - Argentina.
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CP1049, Buenos Aires, Argentina.
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Rama acceso Tigre, 197.
Buenos Aires, Argentina .
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10823 Berlin, Alemania.

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Corrientes 411, P 17.
CP1049, Buenos Aires, Argentina.
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Vuelta de Obligado 2667.
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Buenos Aires, Argentina.
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CP 1058AAF, Buenos Aires, Argentina.
Tel:(5411) 4311-9814/ Fax:(5411) 4311-7747.

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Osvaldo Cruz, 3201.
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Dr. J.F. Aranguren, 1551.
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Tel:(5411) 4432-7626/ Fax:(5411) 4432-8813.

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Tel:(5411) 4719-8312/ Fax: (5411) 4719-8501 int. 8312.

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Tel:(0351)4208303.

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9 de Julio, 576.
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Corrientes, 2038.
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Venezuela, 2255.
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Tel:(5411) 4808-6556, Fax:(5411) 4808-6598.

Resumen

Nuestra iniciativa se basa en tres acciones principales:

• Desarrollo y multiplicación de la experiencia de los Centros Culturales Comunitarios (CCC) para fomentar el arte y la organización social, llevada a cabo por Crear vale la pena. Los Centros Culturales Comunitarios comenzaron como iniciativas precarias en comunidades muy pobres. Constituyen una nueva forma de impulsar acciones locales y de fortalecer la participación institucional. Impulsamos las actividades que favorecen la integración de los excluidos, construyendo una identidad social, y que promueven proyectos de vida individuales y colectivos. Proporcionamos acceso a la educación en el campo del arte para formar a artistas profesionales, así como para que sirva de herramienta de integración social en una sociedad que se ha ido fragmentando debido a la creciente desigualdad.

  Apoyamos por tanto a los Centros Culturales Comunitarios, que se autogestionan de mano de los jóvenes y se integran en un circuito cultural más amplio gracias a la cooperación de artistas profesionales, instituciones gubernamentales y otras organizaciones.

• Metodologías de intervención:
  • Talleres. Nuestra meta principal es desarrollar las habilidades y fortalecer la asunción de responsabilidades, como medio poderoso de lograr la integración y construir organizaciones comunitarias autónomas y sostenibles.

    El objetivo es que los jóvenes trabajen con y para la comunidad, se proyecten individual y colectivamente, revaloricen la idea del compromiso y el sentimiento de pertenencia a una institución, y refuercen valores como la solidaridad, la participación cívica y la responsabilidad.

  • Herramienta artística y pedagógica. Permite la producción de obras expresivas que se realizan en las escuelas, lo que pone la expresión artística al servicio de un proceso de adquisición de conocimientos, gracias a la incorporación de acciones y prácticas creativas en este proyecto educativo institucional.
• Organización en red. Consolidación de una red nacional argentina (con la posibilidad de ampliarla a América Latina y de ahí a Europa) de organizaciones dedicadas al arte y el desarrollo social, que promueva la acción cultural para crear conciencia social, expresar multiplicidad y desarrollar alternativas para generar oportunidades que mejoren la calidad de vida en los sectores menos privilegiados, con el fin de establecer un campo de fuerza común que permita fomentar la idea del desarrollo social hacia la igualdad a través del arte.

Fechas Clave

• 1992 — Inicio del programa de Arte & Organización social.
• 1997 — Constitución legal de la fundación para el desarrollo específico del programa.
• 1998 — Alquiler de la primer sede propia para el desarrollo del primer centro cultural comunitario.
• 1999 — Obtención de apoyo financiero que permitió triplicar la cantidad de participantes en el programa.
• 2001 — Constitución de tres centros culturales con equipos de gestión en cada uno de ellos.
• 2002 — Consolidación de la integración de Crear vale la pena a nivel internacional como generador de sinergias de cooperación que fortalecen el desarrollo y la consolidación del arte y la inclusión social. Establecimiento de alianzas locales e internacionales que nos permiten labrarnos una posición. Promoción de la inserción de Crear vale la pena y otras organizaciones comunitarias en escenarios internacionales, a través de la presentación de producciones artísticas y de la participación en redes, foros, festivales y encuentros temáticos que permiten establecer vínculos entre organizaciones con programas dirigidos a la juventud, la comunidad y la cultura.
• 2003 — Red nacional argentina de organizaciones (en expansión hacia América Latina y Europa) dedicadas al arte y al desarrollo social. Creación de un proyecto de red de cooperación, intercambio y vinculación entre organizaciones, artistas y organismos públicos que consideran el arte como una posible herramienta para la inclusión y la integración social

Descripción

Situación previa a la iniciativa

Los grupos de población a los que va dirigido este proyecto pertenecen a comunidades que viven por debajo del umbral de la pobreza, en áreas desfavorecidas, asentamientos y barrios bajos. Las condiciones de habitabilidad de esos barrios son famosas por su alto nivel de precariedad y hacinamiento: no siempre cuentan con servicios públicos (electricidad, gas, alcantarillado) y las casas están construidas básicamente con chapa y madera. En lo referente a la red, antes de la iniciativa, había una desarticulación total entre las organizaciones dedicadas al arte y el desarrollo social, lo que hacía difícil impulsar el desarrollo social como base común para dotar a la población de capacidad de organización y de toma de decisiones.

Establecimiento de prioridades

Nuestra prioridad viene determinada por nuestra meta principal (ver punto siguiente). Centrándonos en nuestro objetivo, hemos fundado instituciones culturales gestionadas por la propia comunidad y destinadas a lograr el progreso individual y colectivo; fomentamos y llevamos a cabo iniciativas culturales y promovemos la acción cultural y el trabajo en red para consolidar la idea de Arte y organización social como modelo de desarrollo viable, capaz de contribuir a la mejora de la calidad de vida, con el propósito doble de permitir la integración de los individuos en situación de exclusión social y de recuperar el valor de la cultura como motor de la vida social.

Formulación de objetivos y estrategias

Nuestro objetivo principal es mejorar las condiciones de vida de las personas (especialmente los más jóvenes) que se encuentran en una situación desfavorecida. La modificación de las condiciones de vida supone realizar cambios inmediatos pero, fundamentalmente, implicar a más individuos y mejor cualificados para modificar sus posibilidades reales, proporcionando oportunidades de desarrollo personal y social a medio y largo plazo.

Para alcanzar este objetivo, nuestra estrategia es el fortalecimiento de los Centros Culturales Comunitarios como espacios autogestionados, para formar en ellos a profesores, técnicos y artistas y para integrarlos en un circuito cultural que promueva la integración social; trabajamos para lograr una generación de capacidad relacionada con estrategias de multiplicación (multiplicar la experiencia con un criterio de ampliación); apoyamos el conocimiento mutuo entre distintos proyectos, acciones y prácticas, dentro de la red de arte y transformación social, donde el arte constituye una herramienta básica para consolidar la creación de ciudadanía eficaz.

Creemos que es vital promover acciones que produzcan un impacto contundente y que contribuyan a establecer las habilidades necesarias a fin de garantizar la continuidad.

Movilización de recursos

Durante sus diez años de vida, Crear vale la pena ha atravesado distintas fases de desarrollo. Para que se pueda seguir más fácilmente, hemos dividido su historia en las siguientes etapas:

• 1992-1996. El programa tiene su origen en la fundación El otro. Durante estos primeros años, la gestión de los recursos formaba parte de la estrategia implantada por esta organización. Las fuentes de recursos más importantes eran las donaciones de particulares y el evento anual. Los encargados de estas tareas eran miembros del consejo de administración y personal especializado. La estrategia se basaba en relaciones de confianza y en un círculo de amigos de los miembros del consejo de administración.
• 1997-1998. Esta etapa se puede considerar como de transición. En este periodo, el programa se hizo autónomo y se creó la fundación Crear vale la pena, con un crecimiento planificado que se acordó con la organización de la que surgió.

  Se empezó a asumir la responsabilidad sobre la movilización de los recursos. El primer paso fue la organización de una estructura administrativa para continuar con los trabajos de las personas asociadas. Al mismo tiempo, se consiguió establecer acuerdos con el Estado y se iniciaron las primeras experiencias de gestión con algunas fundaciones nacionales.

• 1999-2001. En este periodo, aumenta el alcance del proyecto y se modifican de forma sustancial el presupuesto y las fuentes de financiación. Aparte de algunas pequeñas contribuciones aseguradas por parte del Estado, de otra fundación nacional y de la continuidad del apoyo económico por parte de la fundación El otro, Crear vale la pena consigue la primera fuente de financiación importante para el programa. Esta financiación la concede la Secretaría de Desarrollo Social de la Nación con fondos procedentes del Banco Interamericano de Desarrollo.

  Esta ampliación del alcance se ve reforzada todavía más en el año 2000, cuando la fundación Avina (Suiza) se asocia al programa como una nueva fuente importante de recursos.

• 2002-2003. Esta etapa se caracteriza por una detención del crecimiento, el reconocimiento de un riesgo muy alto para la continuidad del proyecto y el desarrollo de las acciones necesarias para revertir esta situación.

  A finales de 2002 y durante 2003, Crear vale la pena se centró en el desarrollo de un programa de sostenibilidad para el proyecto.

  Los distintos miembros de la organización comenzaron a implicarse más en la gestión de los recursos y en poco tiempo se obtuvieron resultados positivos. Podemos decir que conseguimos los resultados que esperábamos con el plan aplicado: nos permitió sostener el desarrollo del programa, diversificamos las fuentes de financiación y ampliamos el periodo de garantía presupuestaria. En la actualidad, el proyecto se nutre de más de 22 fuentes de financiación, cuenta con una inserción y una presencia suficientes para garantizar su crecimiento y dispone de recursos para afrontar ese crecimiento garantizando el desarrollo a largo plazo.

Proceso

Uno de los obstáculos a los que nos hemos tenido que enfrentar constantemente en estos diez años de existencia de Crear vale la pena ha sido el problema económico. Al principio, nos resultaba difícil obtener financiación debido a que la iniciativa se consideraba cultural por parte de las instituciones de trabajo social y social por parte de las instituciones relacionadas con la cultura.

A medida que fue pasando el tiempo, el programa llamado Arte y organización social empezó a ganar prestigio. Sin embargo, el fuerte crecimiento de la demanda en los CCC por un lado y, por otro, el rango de posibilidades de acción derivado del conocimiento de la organización, han hecho de la financiación un obstáculo recurrente.

El programa comenzó con un ámbito de actuación muy pequeño y con la formación constante de los participantes, a partir de los recursos y habilidades existentes. Por tanto, el programa se inició con una gran implicación de los participantes en el diseño, la proyección y las actividades cotidianas (es decir, la administración y la enseñanza) de la empresa. De esta forma, se garantizó que las preocupaciones de los individuos, centradas en el reconocimiento social, la educación y el acceso a la cultura, se reflejasen adecuadamente. El inicio de las actividades a muy pequeña escala nos permitió realizar este trabajo con mucho cuidado y de forma artesanal, así como establecer las bases que garantizaran la multiplicación de esta estrategia.

Una vez que conseguimos los resultados esperados con el desarrollo de tres Centros Culturales Comunitarios, tuvimos que enfrentarnos a otro problema. Si el impacto del programa superaba el ámbito local, la cuestión era: «¿qué necesitamos para conseguir una red internacional y poder ampliar la iniciativa?»

La respuesta fue la siguiente: conseguir la capacidad suficiente como para multiplicarnos, mediante el desarrollo de las herramientos artísticas y de integración social; identificar los socios posibles y vincularnos con ellos; y conocer de las políticas gubernamentales relacionadas con el arte para el desarrollo en otros países.

En pocas palabras, el reto consistía en encontrar el modo de trasladar el aprendizaje y el desarrollo local a una escala nacional e internacional. Otro obstáculo se sumó a este reto: la necesidad de difusión (difusión de la estrategia artística y de la organización social como método innovador de crear oportunidades para los grupos menos favorecidos) y la presencia del programa en entornos académicos, foros sociales, corporaciones y el ámbito internacional. Para fomentar esta presencia, realizamos presentaciones destinadas a incorporar el proyecto a distintos programas y promovimos el aumento de la calidad y de las posibilidades de sostenibilidad del proyecto. Intentamos hacer un hueco para el proyecto en el entorno corporativo porque pensamos que podríamos aprovechar las alianzas de ese entorno con organizaciones no gubernamentales.

Se trata de un proceso que se está asentando poco a poco en Argentina: la comprensión del compromiso que deben asumir las corporaciones en relación con el desarrollo sostenible y la responsabilidad social de las empresas. De ahí nuestra iniciativa de contar con un espacio de reconocimiento del proyecto a nivel internacional, a través de la participación en programas tanto de ámbito institucional como artístico, en festivales, foros y espacios de debate.

La estrategia de establecimiento de una red y las herramientas para desarrollar la intervención, dentro y fuera de los centros, se convirtieron en dispositivos para superar obstáculos que permitieron a Crear vale la pena centrar sus esfuerzos en la multiplicación de los CCC, en la exportación de la idea de Arte y organización social y en la consolidación de la primera red nacional articulada de organizaciones centradas en el arte y la inclusión social, concebida para la expansión a América Latina y Europa.

El desarrollo de estrategias de trabajo para superar los problemas se basa siempre en el trabajo conjunto, en el que participan tanto la fundación Crear vale la pena como los CCC, a partir de las experiencias de los últimos diez años, para diseñar nuevas acciones de intervención.

Resultados obtenidos

Los resultados que podemos identificar hasta ahora han sido muchos. Contamos con tres Centros Culturales Comunitarios gestionados por los propios participantes, formados y asistidos por los profesionales de la fundación. Se ha dado formación a líderes jóvenes para que puedan realizar tareas administrativas, organizativas, pedagógicas, sociales y de recaudación de fondos. Se ha formado a 25 profesores nuevos, lo que supone que 25 familias han entrado de nuevo en el mercado laboral, así como mayores posibilidades de acceder a formación en disciplinas artísticas.

La formación de artistas profesionales se premia ahora con un diploma respaldado por instituciones gubernamentales.

Los vecinos valoran los CCC como espacios de participación y reconocen las ventajas que los centros les ofrecen. Contamos con 111 voluntarios y 120 asociados que nos proporcionan apoyo económico.

Muchos de los logros han sido posibles gracias al esfuerzo de las mujeres, que han luchado por conseguir el reconocimiento de su derecho a existir fuera del ámbito doméstico y a participar en la vida institucional. Hasta el momento, el 70% de los responsables de la toma de decisiones dentro de cada CCC son mujeres.

Podemos enumerar muchas presentaciones profesionales tanto en los centros culturales como en teatros importantes de Buenos Aires y fuera de Argentina.

Gracias al proyecto se han establecido relaciones nuevas y duraderas con el sector empresarial, con centros académicos y con el medio cultural y social. Hemos fundado una red sudamericana de organizaciones que trabajan en el ámbito del arte y la organización social para intercambiar buenas prácticas, que reflejan la experiencia y la creatividad de las distintas organizaciones.

Gracias a la creación de esta red, hemos conseguido dar voz a numerosas organizaciones pequeñas y medianas, promocionar nacional e internacionalmente la idea del arte como medio para transformar la sociedad, y fortalecer el trabajo de las organizaciones individuales gracias a la cooperación mutua.

Este año hemos participado en un festival en Alemania y tenemos planeado para septiembre otro viaje que nos llevará a participar en festivales europeos (Barcelona, Londres, Hannover, Viena y Berlín), donde podremos mostrar el trabajo de los artistas jóvenes de Crear vale la pena, presentar nuestro programa institucional y fortalecer las relaciones con organizaciones europeas para la eventual creación de una red.

Sostenibilidad

Las actividades de esta iniciativa están dirigidas en realidad al ámbito de la igualdad, la inclusión y la integración sociales, por lo que la naturaleza de nuestro trabajo incluye elementos sociales, culturales y económicos en la misión de alcanzar un sistema de solidaridad.

El apoyo económico obtenido hasta ahora procede de subvenciones (administración nacional, instituciones no gubernamentales internacionales, aportaciones individuales, empresas y fundaciones) que no es preciso reembolsar.

Favorecemos la diversidad de las fuentes económicas y reclamamos el compromiso social de los asociados con mayor nivel adquisitivo.

Una parte muy valiosa de nuestros recursos está integrada por voluntarios de la propia comunidad. En lo referente a los aspectos económicos y sociales, las actividades de promoción social muestran los beneficios que obtienen los participantes del programa, que les permiten fortalecer su posición relativa en el mercado laboral y en la vida social.

Si consideramos la igualdad de géneros, podemos decir que en el programa contamos con una mayoría de mujeres en las funciones administrativas, así como en la participación como alumnos o profesorado.

En relación con los aspectos culturales, son centrales en el proyecto: trabajamos desde la diversidad y subrayamos las ventajas de integrar a personas de distintos entornos en un circuito cultural más amplio.

Nuestra receta para una integración exitosa de estos elementos reside en trabajar esos aspectos en distintos contextos y situaciones del programa y nunca como elementos aislados.

En Crear vale la pena no sólo impulsamos la formación, la organización social y el desarrollo artístico, sino, lo que es más importante, hemos desarrollado un capital social que establece los cimientos para la sostenibilidad del proyecto. Hemos sido capaces de triplicar el total de participantes en menos de dos años gracias a la articulación del trabajo cotidiano. Además de los tres Centros Culturales Comunitarios que hemos establecido, los vecinos cuentan con personas cualificadas en los ámbitos de la pedagogía, el arte, la organización y la gestión, la administración y el desarrollo de recursos, lo que permite continuar con el crecimiento de los centros existentes, así como fundar nuevos CCC (multiplicación).

Por último, nos hemos dado cuenta de la importancia de establecer redes y mecanismos de articulación para consolidar un programa sostenible.

Una de nuestras metas principales para 2003 incluía el diseño de un programa de crecimiento sostenible que contemplara los siguientes aspectos:

• Establecer los principios directores para elaborar un programa de crecimiento bianual, sostenible desde el punto de vista económico y asentado en una estrategia de intervención social y un esquema organizativo
• Diversificar y aumentar las fuentes de financiación.
• Crear alianzas locales e internacionales que nos permitieran labrarnos una posición, desde la cual obtener recursos de empresas financieras importantes.
• Implantar una estrategia de desarrollo de micro-emprendimientos.
• Desarrollar e implantar un esquema de trabajo implicando a voluntarios.
• Establecer comunicación con el exterior.

Lecciones aprendidas

Hemos aprendido, gracias al éxito de nuestros centros culturales, que la calidad es muy importante en todos los aspectos de una institución. Dado que se trata de un proyecto de formación profesional no formal que conecta el arte con el desarrollo comunitario a través de un modelo original de organización social, el número de participantes es muy elevado, más de ochocientos. Sin embargo, a pesar de la importancia de llegar a un gran número de personas, nos esforzamos por preservar la calidad de la formación, la calidad de la asociación humana interna y la calidad de las exposiciones artísticas institucionales. En pocas palabras: es decisivo para la inserción del programa que el arte y la cultura de contextos no privilegiados cuenten con la misma calidad que el arte que se produce en contextos favorecidos.

En segundo lugar, la clave del éxito reside en una fuerte presencia institucional, lo que significa que los procesos de crecimiento y aprendizaje deben ir acompañados de un contexto institucional.

La tercera lección está relacionada con lo que hemos aprendido de otras iniciativas. Con el paso de los años, hemos comprobado las ventajas que supone la asociación con otras organizaciones, ya sean no gubernamentales, de apoyo técnico o económico, de campo o de generación política u otras organizaciones gubernamentales. Hemos considerado siempre que es extremadamente importante fortalecer la institución a través de distintas acciones y hemos comprobado que el trabajo con otras organizaciones es indispensable para crecer. La colaboración con otras organizaciones nos permite descubrir nuevos campos para aumentar los beneficios de las personas que habitan en las zonas de los CCC y que sufren exclusión, definiendo el arte y el desarrollo social como base común para dotar a la población de capacidad de organización y de toma de decisiones. Hemos descubierto durante estos años el valor añadido del trabajo en red: desarrollo de canales de apoyo mutuo, intercambio y aprendizaje, toma de conciencia de la matriz local, regional e internacional. La búsqueda de nuevas relaciones con instituciones culturales y personas sensibilizadas (motores de la comunidad) para obtener nuevos recursos (tiempo, espacio, iniciativas personales y a veces financiación) permite facilitar nuevas oportunidades y posibilidades laborales, sin comprometer las políticas personales o los valores éticos, artísticos y estéticos de los artistas.

Transferibilidad

La posibilidad de transferir la idea del arte para transformar la sociedad constituye un factor extremadamente importante, ya que sólo multiplicando el modelo de trabajo en muchas ubicaciones se puede conseguir un cambio real en la sociedad.

(La clave para lograr la transferibilidad de las ideas, el conocimiento y las experiencias fue comenzar a trabajar de forma articulada: dentro de Crear vale la pena y de los Centros Culturales Comunitarios, así como en colaboración con otras organizaciones)

Desde el principio, la tarea de Crear vale la pena fue transferir conocimientos y conceptos a los Centros Culturales Comunitarios. Formamos a los jóvenes de forma constante en varias áreas y transferimos a las comunidades la idea del arte como motor para transformar la sociedad.

Esta iniciativa comenzó con un solo Centro Cultural Comunitario; después, un grupo de personas de otro barrio que se encontraba en las mismas condiciones socioeconómicas se unió a nuestras actividades, lo que llevó a la creación del segundo CCC El tercer centro se inició por parte de un grupo que estaba fascinado con el concepto y que adaptó el programa a las posibilidades del barrio al que pertenecía.

Crear vale la pena y los CCC han establecido relaciones con otras personas y organizaciones comunitarias interesadas en el modo de utilizar el arte como herramienta pedagógica para la educación y como fuerza transformadora del entorno (centros sanitarios, organizaciones comunitarias, personas de otros barrios...). Asimismo, hemos buscado otras ubicaciones donde fundar nuevos centros a medida que los ya existentes se han ido haciendo más independientes.

En la actualidad, la transferibilidad del concepto de arte para transformar la sociedad se ha convertido un el segundo pilar de nuestro programa. Ahora trabajamos en el desarrollo de una red sudamericana de organizaciones que trabajan en el campo del arte y del desarrollo social para multiplicar las acciones y su impacto. Dentro de la red podemos transmitir experiencias, desarrollar estrategias comunes para la producción artística, las acciones políticas y la gestión eficaz, así como promocionar el trabajo de un modo articulado más allá de las fronteras, promoviendo una acción cultural capaz de generar conciencia social, expresar multiplicidad y desarrollar alternativas para crear oportunidades que mejoren la calidad de vida de los sectores menos privilegiados.

En este sentido, recibimos apoyo de organizaciones británicas que han compartido sus conocimientos y su experiencia con nosotros, en el campo del establecimiento de redes y en herramientas de gestión sociocultural, como, por ejemplo, programas públicos dedicados a promover la cultura como herramienta de integración social, conocimientos relacionados con temas de desarrollo y micro-emprendimientos de gestión de producción artística.

Perfil Financiero

Referencias

Balletin dance  (2003)   «Arte en acción solidaria»,   Balletin dance, Marzo 2003 

Basaldúa, Florencia  (2003)   «Creo en el arte que transforma»,   Sophia, Diciembre 2003 

Clavín, Patricio  (2004)   «Actuar para vivir»,   La Semana, Marzo 2004 

Croniquita  (2003)   «Originales historietas»,   Croniquita, Febrero 2003 

Palos y piedras  (2003)   «Espacios de libertad»,   Palos y piedras, Noviembre 2003 

Ramos, Carmen María  (2003)   «Las ONG que apoyan el arte»,   La Nación, 20 de abril de 2003 

Rossel, Pablo  (2003)   «En favor de los excluidos»,   Picadero, Enero-Febrero 2003