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Nota del editor: Existe una versión actualizada de esta experiencia presentada al concurso de 2004.
País/Estado — Argentina
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — continental
Ámbito de la actuación — ESCpueblo
Agentes — fundaciónCategorías — Servicios sociales: educación; ocio; salud y bienestar; seguridad ciudadana; reducción y prevención del delito. Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; de 10 años a la edad adulta; salud y nutrición; programas ambientales dirigidos a los jóvenes; programas de apoyo comunitarios (protección frente a abusos, abandonos, violencia y delincuencia); abusos, trabajo infantil, guerras; grupos vulnerables. Participación ciudadana y riqueza cultural: participación comunitaria; riqueza social y cultural; expresión y animación; educación cívica; artes.
Bogado 571, piso 1º. Boulogne B1609IFC Buenos Aires, Argentina Tel: (0054) 011 4700-1600 Fax: (0054) 011 4708-0742E-mail: info@crearvalelapena.org.ar
Bs.As. ArgentinaE-mail: Patricia.Kistenmacher@avina.net
ProAme BIDE-mail: juanbp@elotro.org.ar
Colaboración financiera.
El propósito de la iniciativa es lograr que el programa Arte & Organización social
se consolide como un modelo de desarrollo viable que contribuya a la mejora de la calidad de vida de las población a través de un doble propósito: facilitar la integración de personas en situación de exclusión social y recuperar el valor de la cultura como motor de la vida social, donde se jerarquice el ejercicio de la participación y el acceso a la cultura como derecho.
El programa trabaja en Centros Culturales Comunitarios (CCC) surgidos a partir de proyectos precarios iniciados en comunidades muy pobres. Los CCC tienen como objetivo colaborar en la generación de ámbitos de pertenencia, promover la participación institucional y alentar la puesta en marcha de actividades que favorezcan la construcción de una identidad social acreditada para los que viven en situación de exclusión. Al mismo tiempo se pretende promover el desarrollo de proyectos de vida individuales y colectivos, facilitar el acceso a la educación artística, capacitar a las personas interesadas para desempeñar una profesión artística como medio de vida y desarrollar con el arte una herramienta de integración social para una sociedad fragmentada por la creciente desigualdad.
Entre los logros de la iniciativa se encuentra la creación de 3 centros culturales comunitarios con una estructura de gobierno integrada por más de 15 miembros cada una, un grupo de 20 docentes formados en los propios centros, funciones representadas en diversos teatros como el Centro Cultural Recolet con una programación semanal organizada por los participantes del programa, un grupo de 85 voluntarios internos y externos y un fuerte trabajo de asociación con organizaciones locales, empresas, personas y entes gubernamentales con quienes pretendemos consolidar un circuito cultural.
Arte & Organización social.
El primer problema de tipo cultural a superar fue el menosprecio de las personas de los barrios por su capacidad de gestión y de formación, que se contradecía con sus acciones. El punto de inflexión para el cambio que dio lugar a la participación activa de las personas de los barrios fue trabajar desde lo existente, desde los recursos y capacidades instalados y desde allí proyectar de manera conjunta el desarrollo del programa. Esta manera de actuar fue también la herramienta fundamental para dar la vuelta a otro de los problemas comunes en la realización de este tipo de programas: la dificultad de lograr una participación comprometida. Los programas educativos muchas veces se plantean a partir de parámetros demasiado universales. Por otro lado, los habitantes de estos barrios suelen recibir servicios de asistencia o clientelismo político que paralizan la relación donante-beneficiario y promueven una actitud pasiva donde la exageración de la carencia es la estrategia para la obtención del beneficio. Pocas veces se logra una autentica participación inicial de los que generalmente se denominan beneficiarios
y se confirma así su posición de agente pasivo en la iniciativa. Al principio se consiguió involucrar en gran medida a los participantes en el diseño y la proyección del proyecto. Probablemente el inicio de la actividad a pequeña escala hizo posible este trabajo artesanal de la primera fase que sentó las bases que garantizan la transferibilidad de la estrategia.
Otra dificultad que se encontró fue la ruptura de los límites invisibles que aíslan a las personas de estos barrios con los ámbitos generales de la cultura. La discriminación y la violencia policial y mediática favorecen la fragmentación social y los jóvenes de estos barrios optan por circular casi exclusivamente en el interior de los mismos. Esta situación impedía progresar tanto en el plano pedagógico como en el social. Las salidas en grupo, las becas de intercambio con otras instituciones y la participación en espectáculos en conjuntos con artistas de otra condición socio-cultural permitió habilitar espacios de encuentro que favorecieron la integración social. Estas acciones, que generalmente tienen una proyección limitada al interior de la propia organización, promovieron sin embargo la posibilidad de pensar en una comunidad ampliada.
Entre los profesionales formados en el ámbito del programa hay veinte nuevos docentes. Esto significa que veinte nuevas familias se están integrando nuevamente al mundo del trabajo y que muchos nuevos vecinos de barrios pobres recibirán formación en disciplinas artísticas. Las personas que habitan estos barrios consideran los Centros Culturales Comunitarios como espacios de pertenencia y reconocen las ventajas que han aportado a sus vidas ya que allí han encontrado un lugar de recogimiento y creación. Esto se ha logrado fundamentalmente gracias al esfuerzo de las mujeres, que han luchado para que se les reconozca su derecho a existir fuera de sus casas y a poder participar en la vida institucional, logrado también atraer a hijos, maridos, familiares y vecinos al espacio comunitario del CCC. La participación de las mujeres sigue siendo mayoritaria (un 70% en la actualidad) incluso en los ámbitos de dirección de los CCC, y todavía hoy son las mujeres las que asumen mayores compromisos y responsabilidades.
En el ámbito educativo, a los participantes en el programa se les hace entrega de certificados de estudio avalados por un organismo gubernamental. Respecto a los recursos humanos, se han sumado a la iniciativa cincuenta nuevos voluntarios y cuarenta socios que aportan apoyo financiero. El proyecto ha establecido nuevas relaciones con el mundo empresarial, con instituciones académicas, culturales y sociales, con organizaciones con las que se han creado nuevos ámbitos de trabajo vinculados a la vida democrática o interesadas en transferir la experiencia a sus propios barrios y con entes gubernamentales, todo ello a pesar de la enorme crisis institucional que sufre el país.
En cuanto a los aspectos sociales y económicos, existe en el programa una amplia mayoría de mujeres tanto en labores de dirección como en calidad de alumnas o docentes. Las actividades de promoción social que se realizan dan cuenta de los beneficios que obtienen los participantes del programa, que les permiten consolidar su situación en el mercado de trabajo y en la vida social. Los aspectos culturales son el eje central del proyecto. En este sentido se trabaja en favor de la diversidad, valorando especialmente las ventajas de poder integrarse en entornos diversos generando un circuito cultural más amplio.
La integración se ha alcanzado gracias al trabajo simultáneo y coordinado de las diversas facetas de la iniciativa, en lugar de considerar cada ámbito como un elemento aislado. En Crear Vale la Pena no se promueve únicamente la capacitación, la organización social o el desarrollo artístico sino que se ha logrado triplicar el total de participantes en menos de dos años gracias a la coordinación del trabajo cotidiano. Esta iniciativa tiene como objetivo desarrollar un capital social que se establezca como herramienta principal para la sostenibilidad del proyecto. Los barrios cuentan con tres centros culturales comunitarios estables que disponen de personal capacitado en los ámbitos pedagógico, artístico y organizativo así como para la gestión, administración y desarrollo de los recursos que permitan el crecimiento de los CCC.
Otra de las lecciones aprendidas está vinculada a la calidad en todos los aspectos desarrollados en la institución. Debido al hecho ser un proyecto de educación informal que vincula el arte y el desarrollo comunitario en un modelo propio de organización social, la cantidad de participantes es muy grande --más de 800--. Sin embargo, y precisamente por el hecho de repercutir en una gran cantidad de personas, se valora en gran medida la calidad en la formación, en las relacione humanas y en las presentaciones artísticas realizadas en el proyecto.
La tercer lección está relacionada con lo aprendido de otras iniciativas y es la importancia de asociarse a otras organizaciones, ya sean gubernamentales o no gubernamentales, de apoyo técnico o financiero, de campo o políticas. Siempre se ha considerado sumamente importante fortalecer la institución a través de acciones conjuntas que, a su vez, han demostrado que el trabajo con otras organizaciones es imprescindible para el desarrollo. Se están investigando nuevos campos de actuación, como la participación ciudadana y las herramientas de acción pública. Además, se están generando espacios comunitarios para trabajar de manera coordinada con otras organizaciones en torno a cada CCC, aumentando así los beneficios para las personas que se encuentran en situación de exclusión.
Finalmente se han acumulado muchos conocimientos relacionados con las relaciones inter-institucionales, el desarrollo de recursos, el crecimiento y la diversificación de los orígenes de fondos. Esto fortalece la independencia de la organización y hace posible sostener un sistema social y económicamente más solidario.
Villa de emergencia, en Moreno. La propuesta de adaptación del proyecto se basa en un trabajo de doble dirección, acercando el proyecto a la población con la puesta en marcha de algunas actividades relacionadas con la capacitación y la formación de dirigentes en la comunidad, informándoles sobre aspectos básicos para la gestión cotidiana. Al mismo tiempo, se facilitará el acceso a alguno de los Centros Culturales Comunitarios existentes a personas interesadas en algunas disciplinas artísticas, dando comienzo a un proceso de formación de formadores a través del cual puedan ser testigos del funcionamiento de un CCC. En la actualidad se está trabajando en la sistematización de la transferibilidad del proyecto, que tiene como objetivo realizar una guía-manual para que los propios formadores de los centros puedan formar a su vez a nuevos formadores y aportarles su experiencia personal. La idea principal del programa de
Arte & Organización sociales la posibilidad de potenciar la diversidad local a la vez que se fomenta el sentimiento de formar parte de un ente mayor que engloba a todos los centros. La integración en el circuito cultural permite el trabajo conjunto respetando la identidad de cada centro y de su comunidad.
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