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Centros de atención a las madres, Alemania


Nota del Editor: existe una actualización de esta práctica.

Fecha de referencia: 05-07-2000

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2000, y catalogada como BEST. ( Best Practices Database.)
País/Country: Alemania
Región según Naciones Unidas: Europa
Región ecológica: Continental
Ámbito de la actuación: Nacional
Instituciones: organización no gubernamental, institución académica y de investigación, gobierno central, gobierno local

Categorías = Igualdad y equidad de género: acceso a los recursos; plena participación en la sociedad; funciones y cometidos por razón del género; necesidades por razón del género; legislación; integración. Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; salud y nutrición; legislación/intercesión; programas de ocio y culturales; grupos vulnerables. Buena gestión urbana: descentralización; recursos humanos y formación de dirigentes; reforma institucional; legislación; fomento de la colaboración pública y privada

Contacto principal:
Dagmar Engels
Hamburgo, Alemania
20257
Tel: 40-40170606/ 40-40170607
muetterzentren.bv@t-online.de
Organización no gubernamental

Socio:
Instituto de la juventud alemana (DJI) - institución académica.
Monika Jaeckel
Nockherstrasse 2, Munich, Alemania
81541
Tel: 89-62306-253/89-62306-162
jaeckel@dji.de
http://www.intern.dji.de
Colaboración técnica

Socio:
Ministerio Federal de Asuntos Familiares, mujeres, jóvenes y ancianos - gobierno central
Wolfgang Meincke
Rochusstrasse 8-10, Bonn, Alemania
53107
Tel: 228-9302538/228-930221
http://www.bmfsfj.de
Colaboración financiera

Socio:
Departamento de la ciudad de Hamburgo para el bienestar de la juventud - gobierno local
Hamburgerstrasse 37, Hamburgo, Alemania
22083
Tel: 40-2988-2882
Colaboración política


R E S U M E N

La Asociación Nacional de Centros de Atención a las Madres de Alemania, se fundó en 1989 en Hamburgo con la meta de crear una red que englobara los centros repentinamente surgidos en la Alemania de los primeros ochenta, y que consistían en grupos no profesionales de auto-ayuda para la mujer.
Siguiendo el formato desarrollado en base al proyecto de investigación del Instituto Alemán de Munich para la juventud, el cual se extendió, en tan solo una década, de los tres centros originarios a los 480 actuales. Los centros de atención a las madres reclaman la atención pública y pretenden consolidar espacios dentro del propio barrio donde atender los intereses tanto de las propias mujeres como de sus familias, creando nuevos canales para la participación y el liderazgo de las mujeres dentro de sus comunidades.
Se intentan recrear así las estructuras y los servicios vecinales estrangulados tanto por el proceso de industrialización y modernización en Alemania del oeste, como por los sistemas totalitarios de Alemania del Este.
Se proponen como un modelo innovador de refuerzo para la sociedad civil y la democracia a través de los barrios. Los centros de atención a las madres constituyen núcleos de mestizaje para mujeres de diferentes clases sociales y orígenes étnicos. Por otra parte, a través de ellos, las madres pueden expresarse políticamente. Los organismos administrativos, tanto locales, regionales y municipales como el gobierno nacional, han realizado frecuentes consultas a estos centros.
Incluso en la legislación nacional alemana han tenido su peso específico en lo referente a la reconducción de los recursos a nivel popular. Además, su influencia se ha visto reflejada en el desarrollo y planeamiento urbano en relación a las necesidades básicas de cada familia.
Gracias a la participación en simposios internacionales, la experiencia extraída de los centros ha desbordado sus fronteras, comprobándose su validez en otros contextos culturales e históricos.
En la actualidad existen 80 de estos centros en la República Checa, y ya se han producido iniciativas similares en Bosnia Herzegovina.



Fechas clave


1976- El Instituto de la Juventud Alemana (DJI) desarrolla un proyecto de investigación referente a los centros de atención a las madres.
1980- El Ministerio de la Familia Alemán funda los tres primeros centros de atención a las madres.
1985- Se publica el libro " Centros de atención a las madres, por quienes han asistido a los mismos", que supuso el punto de inflexión en la propagación de los centros.
1989- Se crea en Alemania la Asociación Nacional de Centros de Atención a las Madres.
1994/1995- Se crea la organización (GROOTS) (Mujeres del pueblo juntas en hermandad) y la comisión Huairou.
1998- El programa UNCHS de " Buenas prácticas y liderazgo local" la evalúa dentro del grupo "Buena práctica".
1999- Se producen intercambios con los centros de atención a las madres de Europa central y del este pertenecientes a la (CEE).



D E S C R I P C I Ó N

Situación previa a la iniciativa.

En Alemania, la mayoría de las mujeres sigue un esquema mediante el cual durante los 3 primeros años de la vida del niño uno de los padres permanece en el hogar. En Alemania del Oeste, esto se debe a valores compartidos que inciden en la idea de lo beneficioso que esto es para el desarrollo del niño. En Alemania del Este, este esquema redunda en unas mayores dificultades para una mujer con hijos en acceder al mercado laboral.
Asimismo, en esta sociedad orientada hacia el mercado laboral, encontramos en un punto álgido de marginación y de progresiva pérdida de la confianza en si mismas tanto a las madres que habitan en el área suburbana, para quienes el supermercado puede considerarse perfectamente el centro comunitario de mayor envergadura, como para aquéllas que viven en la ciudad y que llevan a sus hijos a los anónimos y mal localizados centros de que disponen, así como para las madres de las deprimidas y poco pobladas áreas rurales, debido a la clara y continua regresión del modo de vida agrario.
Y es que los que estas jóvenes madres necesitan son lugares a donde poder llevar a sus hijos y encontrar el apoyo, la comunión, el reconocimiento y el sano intercambio de opiniones en todo lo concerniente a sus hijos.

Objetivos, estrategias y movilización

El enfoque de dichos centros difiere radicalmente de aquel orientado hacia las carencias, ya sean de tipo laboral o social, a la manera de: "Tienes un problema, acude a nosotros, los expertos y te ayudaremos". Por el contrario, la propuesta de los centros de atención a la madre es diagonalmente opuesto:
"Sabemos que eres bueno en algo. Ven al centro y ofrece aquello que sabes hacer a tu comunidad". Los propios centros se autogestionan, y las madres, sabiéndose expertas en todo lo referente al día a día, manejan con destreza la totalidad de las actividades.

El núcleo del proyecto es una cafetería que incluye el cuidado de los niños. Dichas actividades se pagan normalmente en base al número de horas, e incluyen proyectos que contribuyen a menor gasto posible de las familias, esto es, tiendas de segunda mano, peluquerías, alimentación, clases de costura, servicios de reparación y el necesario apoyo familiar tanto en las labores cotidianas como en épocas de crisis.

En la filosofía de dichos centros se incluye el conseguir que dichas madres perfeccionen sus habilidades para una posible reincorporación al mercado laboral, mediante cursos de idiomas, de informática y de reciclaje en el trabajo, además, como parte del programa diario cuentan con servicios orientados a la relajación y a la salud.

Un hecho clave en el despegue de dichos centros fue la publicación por parte del equipo del instituto aleman por la juventud (DJI) de sus investigaciones, no bajo la óptica académica, sino facilitando un proceso mediante el cual las mujeres involucradas en los tres primeros centros de atención a la madre redactaron sus propias experiencias, de un modo auténtico y muy dinámico.

Este libro supuso, sin duda, una estrategia que impulsó el despegue de dichos centros ya que, cuando otras madres leían las historias, sentían la necesaria inspiración e impulso para intentarlo por ellas mismas.

Obstáculos que nos hemos encontrado

El principal problema con que se tropezaron los centros de atención a las madres fue el dinero, el necesario para pagar a las mismas por el trabajo que llevaban a cabo. Lo habitual en lo referente al trabajo social consiste en pagar a los profesionales y esperar que el trabajo de las madres y de los no-profesionales en general sea voluntario.

A pesar de que muchos de dichos centros han conseguido distribuir los fondos y ayudas recibidas( tanto de fundaciones y organizaciones para el bienestar como desde programas estatales y municipales) para poder pagar a las mujeres implicadas por su trabajo en los centros, una gran parte de los mismos solamente reciben subvenciones destinadas al alquiler de los centros y al equipo necesario. Este se ha convertido en uno de los principales frentes de batalla por parte del movimiento de los centros de atención a las madres. Se ha demostrado lo crucial que es tener la posibilidad de pagar los trabajos desempeñados en ellos, no sólo para conseguir un acercamiento de las familias mas desfavorecidas, sino también para reforzar la maltrecha auto-confianza de las participantes.

Resultados obtenidos

El número de familias participantes en nuestros centros oscila entre las 50 y las 500 familias por barrio (evidentemente, según el tamaño del mismo y según el tiempo que lleven funcionando). Se ha demostrado en que medida esta experiencia contribuye a menudo a cambiar las vidas de las mujeres más profundamente involucradas en los centros. Gracias a un estudio llevado a cabo por el DJI se desprendieron las siguientes respuestas a la pregunta: ¿qué efecto ha producido en usted su participación en los centros de atención a las madres?; el 70% dijo haber aprendido a ser mas tolerante; el 58% expresó el haber aprendido a participar mas y a hacerse escuchar; el 55% aprendió a calibrar lo realmente necesario y a aceptar ayuda en caso de necesitarla, además de lidiar con el día a día de manera mas relajada y con mayor confianza.

En lo referente a los niños, dichos centros se convierten en una prolongación de su espacio propio, de sus experiencias sociales y físicas. Para los padres, los centros a menudo plantean un reto donde se ponen en entredicho los tradicionales roles familiares, y donde se persigue compartir las responsabilidades. Este es un reto que el 67% de los padres consideran positivo. Estos centros cooperan incluso con un amplio abanico de programas comunitarios y diversos grupos. Además, han trazado nuevas vías y plataformas en colaboración con el gobierno local dirigidas al planeamiento. Han contribuido decisivamente al relanzamiento de los servicios vecinales y a esta nueva cultura que pretende la atención dentro de las propias comunidades.

Como hemos comentado anteriormente, se ha demostrado su eficacia para la incorporación al mercado laboral a través de programas de enseñanza y de reciclaje, además de ayudar a la creación de nuevos negocios y de generar la oportunidad de nuevos ingresos ya sea en el campo de los servicios vinculados a la familia, o en el de la atención de calidad tanto a niños como a ancianos.
Además, las campañas llevadas a cabo por dichos centros y por sus redes de ámbito nacional han contribuido decisivamente, tanto a nivel local como nacional, al cambio de mentalidad con respecto a la presente situación de las familias alemanas y acerca del potencial valor de los grupos populares, dando como resultado el cambio en la legislación a escala municipal, regional o nacional, en respuesta a las necesidades tanto de la familia como de la juventud en general. Éstas incluyen su apoyo en iniciativas populares que promueven la auto-ayuda familiar.

Lecciones aprendidas

Reclamando espacio público

La mayor fuerza del movimiento que nos ocupa reside en la reclamación de espacio público dentro de las comunidades. Según su propia denominación, los centros buscan convertirse en "salones públicos".

Los centros de madres son espacios públicos que se auto-gestionan de forma no profesional, conviertiéndose en lugares idóneos para reunirse, muy lejos de conceptos más propios de la relación profesional-cliente. Se consigue, de esta manera, una cultura mutua que premia el aliento y el estímulo y, lo que es más importante, donde la experiencia cotidiana se reconoce y valora.
El hecho de reclamar el espacio público necesario ha demostrado ser una pieza clave dentro de la dinámica de los centros. En los mismos, sentadas en torno a un café, las mujeres reconocen y aúnan sus habilidades, ofrecen mutuamente sus recursos y se apoyan las unas a las otras, desarrollando la capacidad de liderazgo útil para su comunidad.

Participación en la toma de decisiones

La participación en la toma de decisiones a todos los niveles, incluido el gobierno local, para estos grupos populares resulta, con demasiada frecuencia, un primer contacto con una cultura alienante y claramente intimidatoria que consigue desconectar a los propios líderes populares de sus comunidades y de su anterior vida. Éste es el mayor escollo con el que tropieza la participación en política para las mujeres, de base.

Sin embargo, la experiencia recogida de los centros de atención a la madre han demostrado como las mujeres de base que se han inmiscuido en labores políticas permanecen vinculadas a los centros aún cuando se comprometen con el gobierno local, quedando de este modo enraizadas en la comunidad, conscientes por tanto de las necesidades diarias del vecindario y de las familias que lo componen.

Puesta en valor de la maternidad

Si nos centramos en lo referente a la maternidad, ésta ha demostrado aunar mujeres de muy diferente estrato social y cultural. Y es que el aislamiento social de las mujeres que tienen hijos pequeños en las sociedades del Norte no respeta clases o etnias. Son auténticos crisoles dentro de la comunidad, ya que, como hemos visto, reúne a mujeres tanto de clase media como de clase trabajadora, concilia solteras con casadas, familias locales como familias inmigrantes.

Pero el nexo común de todos estos grupos radica en la necesidad de que se les reconozca la propia maternidad, además de entender la misma como la base de la experiencia diaria.

El retorno de los niños a la vida pública

Los mismos centros han hecho más patentes tanto los derechos como las necesidades de los niños, garantizando su satisfacción y cumplimiento en los espacios públicos. De esta forma, se ha propuesto un medio que acoge y hace parte integrante a los pequeños en las actividades públicas.

El enriquecimiento de los barrios y la cohesión social

Los centros crean, a su vez, redes sociales que combaten el creciente anonimato de los vecindarios, tornándose bastiones de tolerancia y democracia en la comunidad. Ya en las discusiones que versan sobre la crisis de la democracia europea, se ha hecho bien visible la importancia de la comunidad en la integración social y en el funcionamiento democrático de las sociedades. Los puntos clave que nos abocan al incipiente aumento de la violencia y el racismo los encontramos en el aislamiento producido por un contexto social cada vez más anónimo.

Sin embargo, los centros para la atención de la mujer contribuyen a crear y a consolidar barrios fuertes, que cuentan con un centro abierto, seguro y que se preocupa de todas las familias.
El entramado, a nivel tanto urbano, regional, nacional o internacional, que engloba dichos centros se compone de madres pertenecientes a barrios y culturas muy diversas, consiguiendo un sentimiento tanto de diversidad como de comunidad.

Expertas en la comunidad

Porque cuando fracasa la escuela, cuando los barrios decaen o bien se hacen poco seguros, cuando se ha de dar la bienvenida e integrar a los refugiados, la comunidad es con frecuencia la primera que se moviliza para encontrar soluciones. Y es porque la comunidad de mujeres posee a menudo grandes competencias y sabe el aspecto y el carácter que lo construido debe tener para satisfacer las necesidades de los usuarios. Dichas competencias, dentro de los centros, se canalizan y centran en el liderazgo de las propias comunidades.

A lo largo de los años, los centros para madres han dado lugar a multitud de iniciativas comunitarias( por ejemplo, una mayor flexibilidad en la atención infantil, la creación de campos de juego de calidad, unas condiciones de tráfico más seguras, o un planeamiento urbano que tome en consideración los intereses familiares). Por otra parte se han consolidado como plataformas estables en lo referente a cuestiones de paternidad y como elementos de conexión de los intereses comunitarios con las campañas y con las estrategias a nivel nacional destinadas a conseguir una sociedad y un medio ambiente más favorables a los intereses de los niños y las familias.

Servicios cercanos al hogar

Los centros crean servicios vecinales que contrarrestan el clientelismo propio de los servicios de atención profesionales de las sociedades del bienestar del norte. Y es que a menudo estos programas son alienantes porque forman parte de un contexto instrumental que se orienta a conseguir un trabajo pero que adolece completamente de auténticas relaciones personales, de verdadera " atención personal".

Por otra parte, los servicios de atención alternativos, del tipo de los centros para ancianos, servicios de recogida y acompañamiento, tanto para niños como para mayores o cuidado infantil, una vez acabadas las clases, los servicios de conserjería y mantenimiento, centros de alimentación y tiendas, todos estos servicios se han desarrollado a la par que los centros de atención a la madre, y han logrado cimentar las bases para lograr los necesarios centros de reunión vecinales, muy animados y aptos para todas las edades, dentro de un marco de relaciones personales verdaderas.

La reducción de la pobreza y de la exclusión social

En la opulenta sociedad alemana tener hijos se convierte, curiosamente, en el principal riesgo para desembocar en la pobreza. Por cada seis niños que nacen en la sociedad del bienestar, la mitad vive en familias con uno solo de los padres.
Los centros para madres han conseguido crear una red comunitaria al servicio de aquellas familias susceptibles de caer por entre los agujeros de la red de la seguridad social alemana.
Las mujeres alcanzan el ideal de comunidad en los propios centros, con sus hijos, y lo hacen incluso si no pueden permitirse el lujo de asistir a eventos públicos o a cenar en restaurantes.

De esta forma, la espiral negativa del fracaso, la amargura y el abandono se combate en la atmósfera sin complejos de dichos centros. Sin duda, una cultura y un enfoque basados en la amistad y el apoyo mutuo, y un cierto grado de reconocimiento, ayudan a recuperar la perdida confianza en uno mismo.

Acuerdos de colaboración

El movimiento de centros para madres, que en origen surgió como producto de la colaboración entre un instituto de investigaciones académicas, el Instituto de la juventud alemana (DJI), el gobierno nacional (el ministerio de la familia) y grupos populares formados por mujeres, ha proporcionado un atractivo ejemplo de fructífera colaboración entre instituciones tan dispares como la gubernamental, la profesional y la popular.
Actualmente los principales acuerdos de colaboración de estos centros se realizan con el gobierno local, donde los centros se involucran en consultas varias, en mesas redondas y en procesos de planeamiento con departamentos regionales, locales y municipales. En algunos casos tienen incluso presencia en los consejos municipales.

Los profesionales del DJI han demostrado ser un valioso aliado a la hora de introducir la idea de los centros de madres como organismos de base dentro del ámbito de la asistencia familiar de carácter profesional, superando la visión tradicional de los padres y las madres como clientes, así como la idea de que la implicación de los padres deba entenderse exclusivamente como trabajo voluntario y, por lo tanto, no remunerado.

El mayor éxito y el reto constante demostró ser la capacidad para invertir los recursos destinados a los programas de trabajo social directamente en las manos de dichos grupos populares. Debido a que estos grupos se subvencionan mediante programas municipales dirigidos a la juventud y a la familia, y a que se trabaja sin profesionales, las actividades promovidas en los centros se remuneran en la medida de lo posible.

Transformación de las instituciones locales y reforma de la legislación

Los centros de atención a la madre han supuesto un innovador cambio en el campo del trabajo social y del bienestar social con respecto a las antiguas instituciones profesionales, donde las madres eran consideradas meros recipientes donde verter los programas creados. De ahí se ha pasado a una visión en la cual las madres son parte integrante del planeamiento local y de la toma de decisiones.

Gracias a dichos centros se pudo escuchar la voz popular dentro del gobierno local y se consiguió un cambio en la política familiar desde dentro, dando como resultado la reforma de la legislación alemana en lo referente al bienestar de la juventud. Dentro de esta reforma se incluyó el necesario apoyo a las iniciativas de auto-ayuda familiar como parte integrante de las políticas del gobierno a nivel municipal, estatal y nacional.

Aumentar la escala y la capacidad para reproducir la experiencia

Dado su compromiso con las redes internacionales, los centros han pasado al siguiente nivel en cuanto a la escala de actuación y se han preparado para la transferencia internacional del programa. Actualmente ha demostrado ser una experiencia transferible a otros ambientes históricos y culturales diversos, por ejemplo hacia países de la Europa central y del este.
Un gran número de los países de la CEE se caracteriza por la falta de orientación en cuanto a los roles y patrones sociales, y esto incluye la pobreza, las relaciones de género, y las tradiciones religiosas y étnicas. Se produce un continuo aumento en la inestabilidad tanto al nivel individual como al nivel de las relaciones sociales.

Se considera, por tanto, el aislamiento como uno de los aspectos prioritarios en los países de la Europa central y del este.
El desmoronamiento de las pautas y certezas tradicionales, la vergüenza y la desesperación producidas por la pobreza y por la incapacidad de hacer frente a los problemas son la causa de que muchas personas se escondan en sus casas y no salgan a la calle.
Cuando se derrumban aquellos sistemas que antes garantizaban la integración y la cohesión social, como ocurría con el pleno empleo, con la familia extensa o con las redes sociales de los pueblos pequeños, las personas necesitan nuevos espacios donde encontrarse, reorientarse y remendar los lazos sociales.

El caso de Bosnia

En Bosnia-Herzegovina, la guerra asoló la vida social y pública, la seguridad social estaba basada en la familia extensa y en las redes colectivas. Pero la guerra lo ha destrozado todo, familias, barrios y pueblos. Ha dispersado a la gente de sus hogares, de sus ciudades y de sus comunidades y ha creado un proceso que tiende al individualismo, lo cual era completamente desconocido para la sociedad bosnia. A las consabidas tensiones étnicas se ha añadido tras el conflicto la llamada guerra social bosnia entre "los que tienen y los que no tienen" entre aquellos que han sabido aprovecharse de la guerra y los que lo han perdido todo.
Prácticamente cada bosnia cuenta en su pasado con el recuerdo de una separación familiar o un trauma provocado por la guerra.
Las ciudades de Bosnia-Herzegovina se componen casi enteramente de inmigrantes, ya sean aquellos rebotados de Alemania o aquellos refugiados de otros lugares pertenecientes a la antigua Yugoslavia, los cuales debieron abandonar sus hogares durante y después del conflicto.

Por otra parte, hay que destacar la elevada tasa de desempleo, la cual supera el 90% en algunas áreas. Si a esto unimos que las estructuras sociales han sido completamente destruidas, se nos presenta la devastadora imagen de dos grupos sociales especialmente vulnerables: los ancianos y las madres solteras, que no cuentan con el apoyo y el respaldo familiar, siendo en estos dos grupos donde se nos presenta la tasa más alta de pobreza y los problemas de salud más preocupantes. Es en este entorno donde los centros de atención a la madre resultan vitales, adoptando el papel de los centros de reunión y contacto dentro de la comunidad, especialmente en los grupos desfavorecidos antes mencionados. Se convierten en el sitio idóneo para encontrar alguien que les escuche y que les tienda la mano.

Después de un intercambio con Alemania, se han producido iniciativas similares en Sarajevo y en Sanski Most.

El caso de la República Checa

Las condiciones económicas son, de algún modo, más favorables en la República Checa que en otros países post-comunistas. La tasa de desempleo es menor, la situación del alojamiento es mejor y su sistema sanitario es más estable.

La mayor parte de las madres Checas disfrutan el esquema de permanencia en el hogar los cuatro años siguientes al nacimiento del niño, el cual incluye una pequeña manutención. Permanecer en casa según este esquema mientras los niños son pequeños se considera una decisión consciente y clara en contra de la devaluación familiar que se produjo durante el régimen comunista, y en contra del uniforme modelo socialista de participación plena en el mercado laboral.

Asimismo, siguiendo una serie de intercambios con sus equivalentes alemanes, se ha producido el movimiento de auto-ayuda en los centros de atención a la madre dentro de la República Checa, el cual ha alcanzado tal magnitud que ya se ha fundado la red checa de centros de atención a la madre que en la actualidad coordina 80 centros en el país.

Éstos resultan especialmente atractivos para las mujeres checas por varios motivos:



Su impacto

El impacto de dichos centros en la República checa se ha dejado notar en diversos frentes. Notoria es su influencia en cuestiones referentes a la paternidad y en las propias relaciones entre los chavales. De la misma manera, ha aumentado la calidad en las relaciones familiares. Sin olvidar la notable revitalización de muchos barrios y la creación de redes comunitarias que han conseguido que se escuche la voz popular en el gobierno local.
Han logrado encorajinar a un gran número de mujeres a hacerse cargo de sus vidas, así como a tomar conciencia y perfeccionar sus propias habilidades para que reviertan en beneficio de resto de la comunidad. En el ámbito personal, pueden presumir de haber alcanzado el apoyo necesario en situaciones difíciles e incluso de crisis, y no sólo eso, también han promovido un desarrollo de la personalidad y de las aptitudes personales. Podemos, por lo tanto, afirmar que se han alcanzado importantes avances en lo referente a las perspectivas laborales y en cuanto a recobrar la perdida confianza en ellas mismas, además de ganar en vitalidad y emancipación.
Se han logrado aunar objetivos comunes, como una mayor resistencia frente al estrés, mejorando la capacidad de organización y de negociación, promoviendo el trabajo en equipo, alcanzando cotas mas altas en lo que respecta a la adopción de responsabilidades, así como en tolerancia y en comunicación en general.
Por todo lo expuesto, es indudable que, para muchos, estos centros demuestran haberse convertido en un campo donde la mujer descubre estas nuevas habilidades y talentos desconocidos para ella. Hemos de destacar el impacto positivo de estos centros en las relaciones familiares, muy especialmente durante los fines de semana o por las tardes en que los padres toman parte en los eventos familiares.
Por encima de todo, los centros son lugares donde los padres aprenden unos de otros, donde expresan sus preocupaciones y donde obtienen apoyo y seguridad para desempeñar su función de padres. En muchos de dichos centros se desarrollan consejos informales de padres, que enseñan a sobrevivir con poca cosa, además de incidir en la importancia de apoyar al otro en las cuestiones cotidianas, y no solo en las épocas de crisis. Resulta de especial importancia el acceso a través de los propios centros a servicios profesionales de apoyo en caso de necesidad.
No debemos olvidar la importancia de los centros dentro de los barrios, y es que muchas de las actividades promovidas en los mismos centros han logrado recuperar tradiciones, fiestas y celebraciones que se habían abandonado (o bien habían perdido vigencia) durante el régimen precedente. Sin embargo, las relaciones vecinales son un proceso lento y es por ello que los centros se convierten en un necesario catalizador para consolidar el concepto de comunidad.
Es de destacar la notable influencia que los centros checos han ejercido tanto en la vida como en la opinión pública. Se puede hablar, por tanto, no sólo del carácter público de dichas iniciativas en sus respectivas comunidades sino también en los medios de comunicación, como es el caso de los programas de televisión a los que han sido invitados padres para participar en debates sobre temas variados, referentes no sólo a la familia y los niños, sino también a cuestiones ambientales.
Y es precisamente el hecho de que sus ideas se tomen en consideración y se escuchen en estos centros lo que le otorga a la mujer la confianza necesaria en sus propias decisiones y opiniones para tomar parte en aquellos temas que las conciernen y afectan, como son sus hijos, sus familias y su comunidad.
Gracias a su presencia en los centros de atención a la madre aprenden a moverse en pro de sus intereses y preocupaciones, en otros ámbitos, tales como colegios u hospitales de un modo nunca antes imaginado. Sin contar con las mujeres que se han presentado a los consejos de padres ya sea para las guarderías de sus hijos, colegios y que incluso han hecho campaña electoral para consejos municipales.
Actualmente es indiscutible el reconocimiento, cada vez mayor, que se les otorga a dichos centros como parte integrante del desarrollo de la sociedad civil en la República Checa, considerándolos socios de equipo no-profesionales por parte del gobierno local. Y es que gran parte de la experiencia recogida en dichos centros gravita en torno a su papel en el proceso de redemocratización del país.

Acuerdos de colaboración

Los centros de atención a la madre checos se han involucrado en diversos procesos de cooperación y negociación tanto con el gobierno local como con organismos gubernamentales, además de ser considerado en muchas comunidades (como ya hemos visto) un socio no-profesional del equipo en los temas referentes a la familia y a la comunidad.
Se han promovido y logrado acuerdos de colaboración sostenibles a escala nacional con el Ministerio de Asuntos Sociales, el Ministerio del Exterior, el de Asuntos Internos, el Ministerio de Agricultura, con el departamento de los derechos humanos y el de igualdad de género tanto como con parlamentarios de diferentes partidos, incluyendo el vicepresidente del parlamento checo. La propia oficina del gobierno central ha elaborado un borrador a varios municipios, donde recomienda la creación de centros de atención a la madre a las autoridades locales.
Por otra parte, se han logrado provechosos acuerdos de colaboración, especialmente en el ámbito municipal, donde se conciben dichos centros como un importante nexo de unión para la comunidad. Por todo esto, se les invita a participar en debates, conferencias, mesas redondas y demás procesos de consulta que abarcan un amplio espectro de temas, entre los que se incluyen el papel de la familia en la actual sociedad civil, la reforma del sistema escolar, así como la prevención de la criminalidad.
También se han desarrollado acuerdos de colaboración con agentes sociales como pediatras, psicólogos y consejeros familiares quienes han colaborado con cierta frecuencia en las actividades de los centros.
Es patente que los centros son, para los profesionales que colaboran con ellos, un magnífico sistema de apoyo para la reintegración de sus clientes en la comunidad.
Y para las mujeres de los centros es de indudable ayuda el hecho de poder remitir a profesionales a las que sufren problemas realmente graves.
A su vez, los acuerdos de colaboración con los departamentos locales que se ocupan del desempleo han resultado bastante satisfactorias, ayudando a las mujeres participantes en los centros a encontrar trabajo, además de cooperar en los anteriormente mencionados programas de educación y reciclaje laboral. Incluso, en algunos casos, el propio departamento ha creado empleos dentro de los mismos centros.
No podemos decir lo mismo de los acuerdos de colaboración con el sector privado, pues son relativamente poco frecuentes y, en cualquier caso, de pequeña escala. Lo más destacable podría ser el acceso, gracias a algunos hoteles, a servicios de telecomunicaciones como el fax, y el suministro de algunos de sus productos por parte de algunas compañías (como Johnson&Johnson) a los centros.
Pero también se han producido reacciones adversas. Como ejemplo debemos citar el hecho de que las empresas privadas tienden a considerar de mayor beneficio el patrocinio de grandes y fastuosos eventos deportivos en detrimento de iniciativas de corte social como la que nos ocupa, y es que el efecto publicitario es claramente superior en el primer caso.
Se han producido, además, encuentros negativos con instituciones locales como guarderías y algunos centros profesionales de apoyo familiar, quienes claramente identificaban los centros de atención a la madre como la competencia, sintiéndose amenazados profesionalmente por éstos.
Como tercer obstáculo debemos mencionar que al acceso a subvenciones por parte de fundaciones e instituciones donantes se regía mediante leyes a menudo demasiado complicadas, además de no ser compatibles con las necesidades y los requisitos del proyecto en cuestión.
Para finalizar, no podemos por menos que hacer mención a una de los acuerdos de colaboración que más ayuda e inspiración siguen aportando y es el que se mantiene con los centros para la atención a las madres de Alemania. Como último punto culminante en dicha relación destacaremos la visita realizada a los centros de Stuttgart, donde un grupo que representaba a 14 centros de la República Checa y 6 departamentos del gobierno local y nacional checo fue acogido por sus colegas en la alemana región de Baden Wuerttemberg. La visita incluyó una mesa redonda a la que asistieron los centros alemanes de atención a las madres y sus patrocinadores del gobierno local y regional, así como fundaciones y patrocinadores pertenecientes al sector privado. El debate giró en torno a asuntos tales como el apoyo político de la administración local, y los mecanismos para la obtención de fondos y recursos, y los participantes alemanes se detuvieron a explicar por qué los que subvencionan a dichos centros en Alemania también los patrocinan y apoyan, y a que tipo de programas políticos recurren para hacerlo.

Referencias

Brockmann, Liebel, Rabatsch(1979)Jahrbuch der Sozialarbeit (Rowohlt)


Mueller/Rauschenbach(1988)Das soziale Ehrenamt (Juventa)

Baerbel Schoen(1989)Emanzipation und Mutterschaft (Juventa)

Mary Belenky et al(1997)A Tradition with No Name: Nurturing the development of people, families and communities (Basic Books)

Jaeckel, Schooss, Weskamp(1997)Muetter im Zentrum (Auflage Weinheim)

Jaeckel, M./Laux, A.Bringing the Habitat Agenda Home



Este documento se ha editado a partir de una versión inglesa.

Traducido por Miguel Luengo Angulo.

Revisado por Carlos Verdaguer.

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