Diagnóstico global de la situación
La evolución, tanto de los asentamientos humanos como de la
vivienda, que se ha producido en España en estos últimos veinte
años, evolución analizada en los apartados anteriores, ha
conducido a una situación muy distinta de la que existía en 1976
(año de la Conferencia HÁBITAT I), con nuevos problemas pero
también con nuevas oportunidades.
De lo que se ha expuesto en los apartados anteriores surge un
diagnóstico que, en sus elementos fundamentales, puede resumirse
en los puntos siguientes:
En materia de asentamientos humanos:
- Como consecuencia del acelerado proceso de urbanización, que
continúa el iniciado en la década de los sesenta, se produce la
concentración de la población en determinadas zonas del
territorio (particularmente en las grandes áreas metropolitanas
y más recientemente también en las ciudades medias), a costa de
las áreas rurales, que sufren un despoblamiento acusado. El
número de municipios desaparecidos desde 1960 es del orden de mil
cien, en su práctica totalidad pequeños municipios rurales.
- Esta concentración está en el origen de los fuertes
desequilibrios territoriales, desequilibrios no sólo espaciales
sino también económicos, y de los graves problemas
infraestructurales (redes de acceso y transporte, agua y
saneamiento, etc...) a los que las ciudades han de enfrentarse.
Éstas adquieren además un papel cada vez más predominante como
motores del desarrollo económico y de la creación de empleo.
- Esta situación ha contribuido también a agravar los problemas
medioambientales, tanto los locales de los propios asentamientos
(contaminación, tráfico, ruido,...) como los globales derivados
de la relación entre la ciudad y su entorno (lluvia ácida, efecto
invernadero, disminución de la capa de ozono,...).
El crecimiento de las ciudades se ha producido de forma
claramente "no sostenible", con evidente despilfarro de recursos,
ineficiencia energética, creciente producción de residuos y de
contaminantes y degradación del medio ambiente urbano. Sólo en
los últimos años se han comenzado a tomar en algunas ciudades
medidas encaminadas hacia la sostenibilidad, aunque de una forma
dispersa y no integrada.
- Los años de fuerte crecimiento han dejado en numerosas
ciudades españolas una herencia de barrios de viviendas baratas,
mal dotados tanto desde el punto de vista de las infraestructuras
como de los equipamientos sociales necesarios. Escasez dotacional
que está en la base de graves problemas de dualidad social y
marginación que repercuten en toda la ciudad (delincuencia,
tráfico de drogas, inseguridad ciudadana,...).
- La especulación inmobiliaria que este proceso ha fomentado
es la causa fundamental de la fuerte elevación de los precios del
suelo y ha contribuido de forma importante al abandono o a la
destrucción de buena parte del patrimonio histórico de algunas
ciudades que han perdido así las raíces históricas que
constituían sus señas de identidad. El acusado proceso de
terciarización de los centros urbanos, con la expulsión de los
usos residenciales, ha contribuido también a la decadencia de los
modos de vida "urbana" que eran característicos de esas áreas de
la ciudad.
- La presión de los asentamientos humanos sobre el resto del
territorio, favorecida por el incremento de la movilidad personal
y familiar derivado de la creciente tasa de motorización, afecta
cada vez más al medio natural y a los ecosistemas que lo
constituyen (mantenimiento de la diversidad biológica, calidad
de las aguas, bosques, fauna silvestre,...), sin que hasta el
momento las medidas legales de protección de determinados parajes
hayan sido suficientes para invertir la tendencia.
- Por último, y pese a los profundos cambios que se han
producido en las estructuras administrativas de las ciudades
desde la restauración, en 1979, de los Ayuntamientos
democráticamente elegidos, la participación activa de los
ciudadanos en la toma de decisiones sobre la ciudad, que van a
afectarles muy directamente, es aún escasa, lo que genera
conflictos difíciles de solucionar "a posteriori".
En materia de vivienda:
- La escasez, particularmente en las grandes ciudades, de suelo
urbanizado a un precio razonable, ha repercutido en los precios
de mercado de la vivienda libre, que han sufrido fuertes alzas
haciendo más difícil el acceso a una vivienda en propiedad a las
familias de nivel medio y bajo. En este sentido, la inexistencia
de un mercado libre eficiente conlleva la necesidad de
intervención de las administraciones públicas, a través de
regímenes especiales de protección, particularmente si se tiene
en cuenta los niveles de pobreza relativa que se dan en
determinadas áreas, tal como se ha expuesto en el apartado
correspondiente.
- El bajo porcentaje de viviendas en alquiler (del orden del
15%, muy inferior al del resto de países de la Unión Europea)
contribuye a hacer aún más difícil el acceso a una vivienda, en
cualquiera de sus formas, a los jóvenes y a las familias de
menores ingresos.
- Si bien el número de viviendas por cada mil habitantes ha
aumentado notablemente en estos últimos años (de 313 en 1970 a
441 en 1991), ello no ha repercutido en la misma forma en las
necesidades realmente cubiertas, debido a la importante
proporción de viviendas vacías o destinadas a segunda residencia.
- La opción por la construcción de nuevas viviendas frente a
la rehabilitación de las viviendas vacías existentes, además de
constituir un despilfarro de capital fijo, contribuye a agudizar
los problemas derivados de la ocupación de nuevos suelos, el
incremento de las necesidades de transporte y, en definitiva, a
la "insostenibilidad" del crecimiento urbano.
- Una gran parte del parque de viviendas existente responde a
formas y características constructivas ineficientes desde el
punto de vista energético y medioambiental (aislamiento
insuficiente, materiales no reciclables, instalaciones
inadecuadas,...), contribuyendo a la ineficiencia global de la
ciudad como sistema.
- El supuesto anterior se da, en buena parte de los casos, en
viviendas ocupadas por inquilinos con rentas antiguas (que no
permiten al propietario invertir en su mantenimiento) o en
viviendas antiguas propiedad de colectivos de bajos ingresos
(jubilados o pensionistas que no tienen capacidad económica para
adecuar la vivienda a estándares de calidad actuales), lo que
plantea la necesidad de líneas específicas de ayuda para la
mejora de las mismas.
- Pese a las previsiones de crecimiento moderado de población,
la continuación de los procesos de concentración urbana y los
cambios en la estructura y composición de las familias (reducción
del número de miembros, incremento del número de familias
monoparentales, hogares unipersonales etc...) darán lugar a unas
necesidades de vivienda cuyo número se cifra en más de 1.700.000
unidades para los próximos quince años.
La anterior relación constituye, evidentemente, el elenco de
problemas prioritarios a los que España habrá de enfrentarse en
materia de vivienda y de asentamientos humanos a lo largo de los
próximos años. Problemas a los que, en buena parte, ya se está
tratando de dar solución por medio de diversos planes y políticas
sectoriales que se exponen en el siguiente apartado de este
Informe y que configuran las posibles metas y objetivos concretos
de las líneas de actuación que han de guiar un futuro Plan
Nacional de Acción o "Programa HÁBITAT" para España.
Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente
Fecha de referencia: 31-05-1997