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Documentos > Iberoamérica ante Hábitat II > Ponencias > http://habitat.aq.upm.es/iah/ponenc/a004.html

Los desafíos de América Latina y El Caribe en el campo de los asentamientos humanos

[1]

Joan MacDonald, arquitecta (Chile)
Ex-Subsecretaría de Vivienda y Urbanismo de la República de Chile

En el marco del proceso preparatorio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat II), los países de América Latina y el Caribe han coincidido en una apreciación general de su realidad urbana y habitacional, así como en lineamientos básicos para encarar el desarrollo de sus ciudades en los próximos años.
Es posible sintetizar en los siguientes puntos las consideraciones que subyacen al Plan Regional de Acción elaborado en la Reunión Regional Preparatoria a HABITAT II (Santiago, noviembre de 1995) y ratificado en el Foro Iberoamericano de Vivienda y Desarrollo Urbano (Valdivia, abril de 1996):

  1. Constatación de profundas transformaciones acaecidas a partir de los años 80 en la evolución de los asentamientos humanos en el continente;
  2. Persistencia y acentuación de la pobreza urbana, con graves secuelas de segregación, exclusión y disminución del capital humano en las ciudades y pueblos del continente;
  3. Rol fundamental de las ciudades para posibilitar y acelerar el proceso de desarrollo regional, contrastado con la vulnerabilidad que aquellas presentan en materias tales como infraestructuras, gobernabilidad y ordenamiento del uso del suelo;
  4. Extrema fragilidad ambiental de las ciudades metropolitanas, intermedias y menores a la luz de exigencias cada vez mayores de productividad y competitividad, y de las necesidades de elevar la calidad de vida de sus habitantes;
  5. Posibilidad real de lograr un desarrollo urbano sustentable en plazos razonables sobre la base de consensos sociales amplios, creación de efectiva ciudadanía y participación en un marco democrático.
La naturaleza de los problemas y características actuales de los asentamientos humanos exige una aproximación al tema necesariamente más amplia que la prevalencia hace algunas décadas. si en los años 70, el camino para enfrentar el proceso de urbanización y las carencias urbanas y habitacionales parecería ser el incremento de presupuestos públicos sectoriales, hoy el énfasis está colocado en una gestión de los procesos de asentamiento y alojamiento que apoye al proceso de desarrollo en sus diferentes dimensiones. En este contexto, la tarea de los próximos años en materia de asentamientos humanos no está circunscrita a la ampliación de inversiones o el mejor manejo de instrumentos sectoriales específicos, sino apunta conjuntamente a logros de equidad, aumento de la productividad, sustentabilidad ambiental y consolidación de un marco democrático en las tareas de desarrollo que operan en la región en los 90, es posible identificar los principales rasgos que deberían tener las estrategias de desarrollo urbano y habitacional de los próximos años.



Evolución de los asentamientos de la región


1. El proceso de urbanización ha entrado en la Región en una fase más madura y pausada. 350 millones de Latinoamericanos y Caribeños, que representan el 74% del total, han optado progresivamente por asentarse en áreas urbanas; en una década más, la población urbana llegará a unos 600 millones, representando a 85% del total. América Latina y el Caribe integra el grupo de regiones altamente urbanizadas, junto con las regiones más desarrolladas del planeta, mientras en los demás continentes en desarrollo aún predomina la población rural.

2. Por otra parte, el crecimiento demográfico se desacelera sobre todo debido a la menor fecundidad asociada a las pautas de urbanización. Por el aumento más moderado de la población urbana regional y la evolución explosiva que han tenido las ciudades en otros continentes, la presencia de las principales ciudades latinoamericanas en el conjunto de las grandes ciudades del mundo es creciente [2]. La desaceleración del crecimiento demográfico se observa tanto a nivel nacional como urbano, y especialmente notoria en las grandes ciudades. En consecuencia, los patrones de asentamiento tienden a ser equilibrados a medida que disminuye la primacía urbana [3] en la mayoría de los países.

3. La desaceleración del crecimiento demográfico y la reducción del aumento absoluto anual de la población de la Región no implica, por otra parte, una menor presión de demanda de vivienda para los próximos años. Pautas de vida cada vez más urbanas ocasionan la reducción del tamaño de los hogares, lo que se acusa en un sostenido incremento de los hogares. Este se sitúa en un promedio de un 3%, muy por sobre el crecimiento poblacional. A su vez, aparecen estructuras familiares más diversificadas que a su vez exigen ser acogidas en tipologías, estándares y localizaciones acordes con la dinámica urbana.



La pobreza urbana


4. La distribución del ingreso es hoy más concentrada e inequitativa que a fines de los años 70, por lo que la región no ha podido lograr progresos importantes en materia de reducción de la pobreza. En muchos países se observa un aumento de la pobreza urbana y de las desigualdades de acceso a niveles adecuados de calidad de vida y oportunidades de progreso. En términos generales, el 20% más rico acumula cerca del 50% de los ingresos, mientras el 20% más pobre sólo percibe alrededor del 5%. El crecimiento económico no ha ido acompañado de un aumento de los puestos de trabajo productivo para absorber el crecimiento de la fuerza laboral, y un desempleo persistente o en aumento sigue afectando preferentemente a los más pobres de la región, con tasas de un 15 o 20% [4].

5. Si hasta los años 80 la mayoría de los pobres de la región habitaban en áreas rurales, hoy existe una pobreza predominantemente urbana. La ciudad es hoy el escenario principal de la inequidad y la exclusión. Ello no significa que exista una asociación causal entre urbanización y pobreza [5], ya que ésta es aún más grave y generalizada entre los habitantes de las áreas rurales. Sin embargo el predominio cuantitativo de pobreza urbana en el continente pone como desafío central de la lucha por la equidad, la superación en ciudades, barrios y viviendas, de situaciones de exclusión social y funcional que disminuye el potencial de progreso de los pobres urbanos y favorecen la reproducción intergeneracional de la pobreza.

6. El precario cuadro habitacional de la región exige encarar deficiencias cuantitativas y cualitativas de la vivienda, si se quiere lograr una mayor equidad a nivel de los hogares. Un tercio del parque habitacional necesita ser repuesto o reparado. De cada 100 hogares, sólo 60 cuenta con viviendas adecuadas, mientras que 22 requieren mejorar sus viviendas y 18 necesitan que se les dote de una nueva habitación o se les reconstruya la que hoy ocupan. Las políticas habitacionales demuestran en general una incapacidad de generar volúmenes suficientes de viviendas nuevas para proveer, al menos, alojamientos par los nuevos hogares que se constituyen, y así evitar que aumente el déficit ya acumulado. Más débil, casi inexistente es la acción habitacional en el campo del mejoramiento del parque existente, por lo que las tasas de deterioro y obsolescencia son altas en la región. La tarea de hacer frente al problema de vivienda actual y futuro debe situarse en el marco de una gestión de macroeconomía cautelosa que exige una alta eficiencia del gasto público y la integración de esfuerzos significativos del sector privado y los propios hogares afectados para resolver las carencias.

7. A pesar de los avances logrados en materia de saneamiento, el acceso a agua limpia y a sistemas de evacuación que aseguren un mínimo de salubridad, sigue siendo un objetivo no alcanzado par muchos lugares, pese a los altos niveles de urbanización alcanzados. Más del 30% de las viviendas no contaban a inicios de los 90 con acceso a agua por tubería, y el 60% tampoco a alcantarillado, situación que se puede relacionar en algunos países con aspectos tales como las tasas de desnutrición, mortalidad infantil, ocurrencia de enfermedades estacionales, ausentismo escolar y laboral, etc. Los países se han comprometido a elevar los niveles de saneamiento básico de modo de contribuir a las metas de equidad y formación de capital humano, realizando esfuerzos financieros, tecnológicos e institucionales importantes en este campo.

8. La excesiva segmentación existente hasta ahora entre las políticas habitacionales y urbanas, y entre estas y otros programas sociales e iniciativas del sector privado, ha disminuido la eficacia de las acciones en la lucha contra la pobreza. Es necesaria una mayor integración con otras políticas sociales y económicas, para lograr sinergias en torno a los objetivos tales como los incrementos del empleo, redistribución del ingreso, o mejoras en la productividad. Para mejorar su eficacia, las políticas urbanas y habitacionales enfrentan el desafío de focalizar mejor sus recursos en los grupos vulnerables, y ser complementarias en temas tales como la localización de la vivienda social, la accesibilidad a servicios urbanos y empleos, o la gestión del suelo urbano.



Rol de las ciudades en el progresos económico


9. El rol económico de las ciudades se reconoce más y más a medida que se evidencia su potencial sinérgico indispensable para el progreso. Ya no se considera tan válida la asociación aceptada en los años 70, entre urbanización y pobreza, entre ciudad y pérdida de identidad cultural. En la medida que las funciones económicas, políticas, culturales y sociales de las ciudades y los puebles pueden ser la base de la innovación tecnológica y la formación de recursos humanos cualitativa y cuantitativamente adecuados para el desarrollo, la alta urbanización que caracteriza a América Latina ya no sería un obstáculo sino un factor potenciador de ese desarrollo. Para que eso suceda, cobre renovada importancia una gestión urbana eficiente que garantice un ordenamiento urbano de modo que las actividades productivas, de servicio y habitacionales se puedan desarrollar desde la perspectiva de la productividad y competitividad.

10. Las ciudades latinoamericanas no sólo tienen necesidad de una gestión terrritorial más eficiente para desempeñar un buen papel en el cuadro económico actual. Las insuficiencias de infraestructura social y productiva también limitan seriamente la capacidad de las ciudades para ser competitivas. Si hasta los 70, los gobiernos fueron los principales responsables de la inversión, operación y mantenimiento de la infraestructura, con las políticas de ajuste en los 80 ellos dejaron de lado esta responsabilidad, sin que ésta fuera asumida adecuadamente por el sector privado. A medida que hoy el esperado incremento de la actividad exportadora e importadora demanda mejores servicios de energía, telecomunicaciones, vialidad, transporte, etc., se hace imprescindible acelerar y facilitar la incorporación del sector privado en el área de infraestructura para efectuar las importantes inversiones requeridas e instrumentar nuevos modos de gestión en la materia.

11. Particularmente relevante resulta hoy el tema del transporte urbano. Sobre todo en las grandes ciudades, pero también en aquellas de tipo intermedio, la congestión vial generada sobre todo por el aumento sostenido del parque vehicular privado, afecta tanto a la productividad como a la calidad de vida de sus habitantes. La promoción de sistemas eficientes de transporte público implica no sólo un importante rediseño de la viabilidad y los sistemas de transporte en y entre las ciudades, sino, además, generar consensos amplios acerca de la necesidad de ajustar patrones de vida y convivencia para lograr ciudades más eficientes.

12. La localización de la vivienda en la ciudad es motivo de creciente preocupación en los programas habitacionales. La experiencia latinoamericana sugiere que una mejor relación de las zonas habitacionales con las fuentes de empleo podría favorecer la productividad de la mano de obra al acortar los tiempos de viaje y liberar tiempo y esfuerzo para el desempeño laboral o el perfeccionamiento [6]. Asimismo, la accesibilidad a los servicios urbanos, educacionales y de salud sería fundamental para ampliar la calidad de vida y las posibilidades de progreso de las familias, y favorecer su integración a la vida ciudadana.




El medio ambiente urbano


13. En los próximos años, será necesario encarar con mayor decisión los problemas ambientales de nuestras ciudades. Desde la perspectiva de la competitividad y productividad urbanas, hay más exigencias de poner freno a la contaminación atmosférica e hídrica que afecta sobre todo a las ciudades industriales y su entorno, y manejar de forma eficiente los desechos gaseosos, líquidos y sólidos tanto industriales como urbanos. Será importante el diseño de mecanismos institucionales y normativos que garanticen la absorción por parte de los agentes privados de los costos ambientales que originan las inversiones productivas.

14. El crecimiento y la expansión de las ciudades de la región ha ocurrido hasta ahora en forma espontánea, con patrones de baja densidad. La incorporación especulativa de tierras no ha respetado debidamente los recursos naturales, consumiendo suelos agrícolas y ocupando zonas de riesgo natural. Las bases normativas y legales que rigen la propiedad y el mercado de suelos urbanos requieren ser renovadas de modo de traspasar los costos sociales, productivos y ambientales que originan la incorporación de nuevas tierras a los agentes inmobiliarios que las ocasionan, e incluir en las decisiones sobre el desarrollo urbano la evaluación de costos de operación y uso de ciudad.

15. Los estándares y diseños de vivienda social han contribuido de forma importante a la extensión de las ciudades. Buscando suelos baratos, se construye cada vez más lejos en bajas densidades. Las viviendas sociales se acumulan en grandes extensiones de baja accesibilidad a servicios y empleos, acentuando la exclusión y segregación espacial y funcional de los pobres. El parque habitacional no sólo necesita crecer, también es importante su recuperación, mantenimiento y actualización. Será necesario acentuar la densificación urbana por medio de los programas de vivienda, utilizando ka renovación, rehabilitación y el mejoramiento en ciudades y barrios. Los proyectos más pequeños y diversificados cuya escala se ajusta a terrenos intersticiales en los cascos urbanos existentes, deberían reemplazar parcialmente a los grandes conjuntos de vivienda situados en la periferia que en décadas pasadas no favorecieron el desarrollo urbano.



Rol del Estado, gobiernos locales y sector privado


16. Los cambios ocurridos en estos años en la concepción de la institucionalidad y el rol del gobierno también han planteado desafíos en materia de gestión de asentamientos humanos. La desconcentración y descentralización de responsabilidades y recursos hacia los gobiernos locales, aspiración presente por varias décadas en la región, se ve hoy impulsada por el proceso de globalización a medida que un número importante de ciudades latinoamericanas adquiere gravitación económica mundial. Al mapa tradicional de un continente trocado por países y provincias, con sus gobiernos y límites territoriales, se superpone hoy un nuevo orden que corresponde a la red de ciudades. Estas se comunican por sobre las fronteras nacionales circulando información, recursos e inversión urbanas, basados en la acción centralizada y grandes ministerios públicos nacionales, se verán puestos a prueba por nuevos esquemas de gestión urbana en que el gobierno local y los diferentes actores tendrán mayor relevancia.

17. La concepción actual de un Estado orientador y articulador, más que protagonista excluyente en el que hacer nacional, se traduce ya hace algunos años en una disminución importante del gasto público en vivienda e inversiones urbanas. A la luz de las tendencias observadas, las metas de aumento de la inversión en los asentamientos humanos sólo serán posibles con una creciente presencia del sector privado en el financiamiento urbano y de vivienda o en la gestión y administración de infraestructuras y servicios. Para lograrlo se requiere construir mecanismos estables y transparentes, y realizar un notable esfuerzo en materia de regulaciones y ajustes institucionales. Asimismo, se puede visualizar una mayor participación de los propios sectores carenciados en la producción, la financiación y la administración de los procesos de vivienda y servicios urbanos, en la medida que el crecimiento económico se traduzca en su capacidad de ahorro, de endeudamiento o pago por servicios.



Comentario final


A los largo del preparatorio a la Reunión de Estambul, la región de América Latina y el Caribe ha consolidado la percepción de que sus asentamientos humanos son un valioso recurso para el desarrollo, y que es posible encontrar y crear en ellos las oportunidades para el progreso de sus habitantes. Al mismo tiempo, se ha tomado conciencia de la vulnerabilidad que hoy presentan los asentamientos humanos en diversos aspectos para hacer posible que estas potencialidades se concreten.

Aún teniendo en cuenta que el proceso urbano puede ofrecer sorpresas en los próximos años en cuanto a la dimensión y las características de las tendencias acá esbozadas, es posible para los que trabajamos desde diversas perspectivas en el campo de los asentamientos humanos, imaginar los esfuerzos que habrá que desplegar para superar la vulnerabilidad físico-espacial de la ciudad latinoamericana, expresada en su gran extensión y segregación, sus bajas densidades, sus carencias de infraestructura, su falta de saneamiento y de vivienda, etc.

Más difícil nos resulta en cambio, visualizar las correcciones a la vulnerabilidad político-cultural de las ciudades de nuestra región, tarea que podría ser aún más decisiva para potencia en ellas el desarrollo. ¿Cómo lograr los necesarios acuerdos sobre escenarios urbanos futuros entre los actores o sectores?; ¿cómo fijar prioridades y articular intereses entre los grupos sociales etarios o étnicos?; ¿cómo articular las velocidades y ritmos con que se desarrollan los hechos macroeconómicos, sociales, urbanos y ambientales?;¿cómo crear en las ciudades del futuro el clima adecuado para la solidaridad, la integración, la diversidad, la historia, la innovación? En torno a estas preguntas se perfila una necesaria y urgente invitación a pensar en la construcción de la ciudad latinoamericana del próximo milenio a partir de nuevos conceptos, instrumentos y tecnologías "blandas" que acompañen los complejos procesos que caracterizan el desarrollo urbano de la región.

Madrid, mayo de 1996


Joan Mac Donald. Arquitecta, especialista en políticas habitacionales y urbanas, investigadora de la Corporación de Promoción Universitaria (CPU), Santiago de Chile. Consultora de organismos nacionales e internacionales. Es profesora de la Universidad de Chile y de la Universidad Central; Ex-subsecretaria de Vivienda y Urbanismo de la República de Chile. Ex-oficial de Asentamientos Humanos de la CEPAL. Ha publicado unos veinte trabajos en diversos aspectos de diagnóstico y propuestas en materia de vivienda social.

Fecha de referencia: 30-04-1997


1: Los contenidos de esta ponencia están basados en el documento de la CEPAL "Alojar el Desarrollo: una Tarea para los Asentamientos Humanos" incluido en este libro. (Ver páginas 91 a 158).
2: Si en 1994 cuatro ciudades - Ciudad de México, Sao Paulo, Buenos Aires y Rio de Janeiro - estaban entre las 15 aglomeraciones mayores, en el año 2000 sólo participarán las dos primeras ciudades mencionadas en este grupo. Latinoamérica y el Caribe es la única región entre aquellas de menor desarrollo en que, al igual que en Europa y Norteamérica, la proporción de población residente en ciudades de más de 5 millones de habitantes en relación al total se reducirá en el período 1970-2015.
3: La primacía urbana, entendida como relación entre la población de la ciudad principal y la de tres ciudades que le sugieren tamaño, disminuyó en diez países, se mantuvo en cinco y sólo aumentó en un país entre las décadas 70 y 90.
4: Véase para un tratamiento de este tema a CEPAL: Panorama Social de América Latina, 1995.
5: De hecho, hay menos pobres, proporcionalmente, en las ciudades que en el campo, y menos pobres en las grandes ciudades que en las más pequeñas.
6: Los prolongados viajes que efectúan los latinoamericanos para acceder a sus lugares de trabajo y regresar a sus hogares ciertamente afectan a su disponibilidad de tiempo para la capacitación, la participación vecinal u otras actividades que contribuyen al desarrollo personal, vecinal o urbano.

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