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Alojar para el desarrollo: una tarea para los asentamientos humanos > http://habitat.aq.upm.es/iah/cepal/a009.html

Resumen


En el período transcurrido entre la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos [Vancouver , 1976] y la próxima Conferencia que se realizará en Estambul, ha cambiado sustancialmente el escenario en que se inscriben los asentamientos humanos de la región. Los esfuerzos en materia de políticas públicas desplegados en los años setenta para reducir en alguna medida los problemas que enfrentaban las ciudades debido a su acelerado crecimiento se vieron interrumpidos en la década de 1980, a raíz de la recesión económica inducida por las políticas de estabilización y ajuste que siguieron a la crisis de la deuda. En los años noventa, los países de la región recuperaron cierta capacidad de crecimiento y hoy los gobiernos reorientan sus estrategias para el desarrollo de los asentamientos humanos en un marco de competencias, recursos y enfoques muy diferente del que existía en décadas pasadas.

A medida que América Latina y el Caribe se consolidan como un continente predominantemente urbano, disminuye el ritmo del proceso de urbanización, sobre todo en las grandes ciudades, mientras que el tamaño de los centros urbanos medianos y menores sigue aumentando velozmente. Esta evolución abre hoy a los países la posibilidad de reorientar las pautas de asentamiento territorial hacia una distribución más equilibrada y eficiente de su población en el espacio continental y nacional.

Uno de los principales problemas que encaran las ciudades latinoamericanas es el de la pobreza urbana. Una distribución del ingreso crecientemente inequitativa se expresa entre los habitantes de la ciudad en un acceso muy desigual a los servicios, el equipamiento y la vivienda. Superar la segregación urbana como expresión física de esta inequidad es una condición necesaria para avanzar hacia una ciudad que asuma los desafíos de un crecimiento económico con equidad y sustentabilidad en un marco de democracia y participación.

Las carencias acumuladas en materia de empleo se agravarán en los próximos años por el aumento de las demandas, debido en especial a loa progresiva incorporación de los jóvenes y las mujeres al mercado laboral. Potenciar la capacidad de la ciudad para generar empleo productivo y apoyar la formación de capital humano aparecen como objetivos centrales para contribuir a la superación de la pobreza y aumentar la productividad de la ciudad.

Una gestión adecuada del proceso urbano requiere que se fortalezcan gobiernos locales democráticos a nivel metropolitano, urbano y vecinal, de modo que sea posible movilizar una amplia gama de recursos de la sociedad hacia la reposición, ampliación y modernización de una infraestructura urbana en gran medida insuficiente u obsoleta. Asimismo, para dicha gestión es importante que el suelo urbano se maneje en el marco de una expansión de la ciudad económica y ambientalmente racional y que se adopten estrategias apropiadas para abordar los principales problemas de congestión urbana.

De acuerdo con los censos nacionales, el déficit habitacional acumulado afecta a un tercio de los hogares de la región, y continuará aumentando en la medida en que el ritmo de la producción de viviendas se mantenga muy por debajo del acelerado crecimiento de los hogares.

Para evitar una agudización del déficit de arrastre haría falta construir anualmente entre dos y tres millones de viviendas. Esto requiere incrementar la eficiencia y la eficacia de la gestión habitacional mediante la canalización hacia este campo de nuevos y mayores recursos, especialmente desde el sector privado, sobre la base de sistemas de financiamiento transparentes. También parece necesario modernizar ciertos aspectos de la oferta a fin de rebajar los costos de la vivienda y los servicios urbanos. A la luz de las deficiencias detectadas en los países, resalta igualmente la necesidad de ampliar la atención habitacional a áreas hasta ahora no debidamente consideradas en las políticas sectoriales, tales como el mejoramiento de las viviendas existentes y la dotación de servicios básicos de saneamiento. Por último, una mayor articulación entre los programas de vivienda y las políticas de desarrollo urbano y territorial podría aumentar significativamente la eficacia y la eficiencia del sector.

Pese a que en el campo urbano y habitacional aún persisten graves problemas, éstos hoy parecen manejables en la medida en que los países los encarecen con un enfoque a la vez audaz y realista. A la luz de la experiencia de las últimas décadas y las perspectivas que se vislumbran hacia el futuro, se constata que acoger el desarrollo es una tarea no sólo necesaria, sino además posible para los asentamientos humanos de América Latina y el Caribe en los próximos años.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Fecha de referencia: 30-04-1997

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