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Con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos
Humanos (Hábitat II) que tendrá lugar en Estambul, en junio de
1996, culmina el ciclo de conferencias globales convocadas por las
Naciones Unidas para reflexionar sobre los temas más críticos que
enfrenta la humanidad hacia fines del milenio. Se espera que la
Conferencia de Estambul contribuya, en especial, a crear conciencia
acerca de las potencialidades que hoy ofrecen las ciudades para
apoyar el progreso social y el crecimiento económico en las
diversas regiones del planeta. Transcurridos 20 años desde la
realización de Hábitat I en Vancouver (1976), con esta segunda
Conferencia se pretende, además, revitalizar el interés de los
diversos sectores y su voluntad de revisar los resultados que ha
sido posible lograr durante este tiempo en el campo del hábitat,
así como los nuevos problemas que origina la concentración urbana
y las demandas que ésta impone sobre los recursos naturales, para
así llegar a plantearse nuevas metas de justicia, calidad de vida
y sustentabilidad en relación con los asentamientos humanos.
Durante estos años se ha producido un cambio importante en la
visión que se tiene del proceso de urbanización, especialmente con
respecto a los países en desarrollo. La idea de una urbanización
necesariamente vinculada a la pobreza, el hacinamiento, la
degradación ambiental, la violencia y la pérdida de identidad
cultural, hoy ha cedido lugar a un enfoque más positivo del
fenómeno urbano, que sin desconocer los problemas críticos que
predominan o se acentúan en las ciudades, descubre en ellas un
potencial sinérgico indispensable para el progreso. Las funciones
económicas, políticas, culturales y sociales de las ciudades y los
pueblos pueden ser la base de la innovación tecnológica y la
formación de recursos humanos cualitativa y cuantitativamente
adecuados para el desarrollo. De este modo, lo importante no sería
ya combatir el crecimiento urbano, por lo demás inevitable, sino
mejorar las condiciones en que este crecimiento tenga lugar.
Para América Latina y el Caribe, una de las regiones más
urbanizadas del planeta, esta nueva óptica implica cambiar el
discurso tradicional, que juzga a las ciudades como asiento y causa
de la mayoría de sus propios problemas, por una valoración
sustancialmente diferente de la realidad urbana y el potencial que
ella encierra. No se trata de desconocer que, por décadas, en las
ciudades se han acumulado la pobreza y la marginalidad, ni de
minimizar el desafío que plantea la solución de los agudos
problemas ambientales y urbanos existentes. Más bien, una nueva
aproximación debería considerar a las ciudades, sobre todo, como un
recurso valioso con que cuenta la región para impulsar el
desarrollo, y buscar la superación de los retos pendientes haciendo
uso de sus potencialidades.
Éste es un buen momento para replantear el papel de los
asentamientos humanos en la región. Los profundos cambios que están
ocurriendo en los países que hoy buscan mejorar su inserción en la
economía mundial, se reflejan en la distribución espacial de su
población. Las ciudades, ante el desafío que supone la
competitividad, se ven obligadas a lograr un funcionamiento
eficiente y un orden sustentable.
Las políticas sobre asentamientos humanos deberán proponerse
reducir en el futuro próximo la distancia entre la capacidad
efectiva de la población para solucionar sus problemas de vivienda
y servicios en la ciudad, y los costos que esto implica. Para
invertir la tendencia hacia una creciente segregación que existe en
las ciudades de América Latina y el Caribe será necesario lograr,
además, avances en el campo de la gestión y la tecnología de
producción y prestación de servicios, que aumenten la equidad de
las políticas del hábitat. En la distribución de funciones y
espacios entre los sectores público y privado han ocurrido cambios
que obligan a pensar en nuevas formas de enfrentar los problemas de
vivienda y desarrollo urbano, más allá de la exclusiva acción de
los gobiernos o la disponibilidad de presupuesto fiscal.
La CEPAL estima que en la región se puede hoy avanzar en la
búsqueda optimista, audaz y realista de nuevos caminos para
transformar la construcción y operación de ciudades y viviendas
adecuadas en oportunidades para apoyar el progreso futuro de sus
habitantes. Para lograrlo propone situar el análisis y las acciones
respecto de las ciudades y la vivienda en el marco más amplio del
desarrollo de América Latina y el Caribe en los próximos años.
Acoger el desarrollo, entendido como un proceso de transformación
productiva, equidad y sustentabilidad, puede ser el principal
cometido de los asentamientos humanos en el futuro próximo.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Fecha de referencia: 30-04-1997
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