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El Parque Agrario de Sabadell.
Contención del crecimiento urbano mediante la recuperación de un espacio agrícola para la ciudadanía


Sonia Freire Trigo

El Parc Agrari de Sabadell es una actuación de unas 587 hectáreas de superficie que engloba todo el Suelo No Urbanizable ubicado al noroeste del núcleo urbano y conocido con el nombre de Rodal. Este espacio, sometido a una fuerte presión urbanística en los últimos años, constituye una área rural de gran valor natural y estratégico, pues además de tratarse de un espacio tradicionalmente agrícola sirve de separación física entre los municipios de Terrasa y Sabadell.

La reivindicación de un parque agrario en Sabadell surgió a principios de los años ochenta cuando la recuperación ambiental de los barrios periféricos trasladó la presión urbanística hacia el espacio agrícola del entorno de la ciudad. Los campesinos de la zona, que vieron amenazado su modo de vida, reaccionaron ante esta situación reclamando la actuación de la administración para proteger este espacio productivo. Las constantes presiones dieron lugar a la firma del Protocolo del Rodal en 1987, entre la Unió de Pagesos y el Ayuntamiento de Sabadell, hecho que se puede considerar como el germen de la creación del Parque Agrario. Mediante la firma de este protocolo, el Ayuntamiento se comprometió a proteger legalmente el espacio del Rodal, a través de su clasificación definitiva como terreno agrícola y forestal, así como a fomentar el conocimiento y valoración de este espacio periurbano.

Cumpliendo con dichos compromisos, el Ayuntamiento ha ido elaborando todos los instrumentos urbanísticos necesarios para dar cobertura legal al Parque Agrario, habiéndose aprobado recientemente el último de ellos, el Plan Especial. Lo más interesante de dichos instrumentos es el modo en que el Ayuntamiento plantea la implantación del Parque en un ámbito donde el 81% de su superficie es de propiedad privada: en vez de enfrentarse a los propietarios para obtener la propiedad de las tierras, ha centrado sus esfuerzos en la gestión de las actividades posibles del parque, a la vez que ha desarrollado una labor educativa e informativa sobre los valores del mismo, buscando así la implicación de la ciudadanía y de los propietarios en el proyecto. Por otro lado, también es destacable la idea común subyacente en los documentos elaborados por la administración, que entiende el Parque Agrario como un espacio donde la confluencia de valores productivos, ecológicos y paisajísticos legitima de modo suficiente la actuación planteada, permitiendo en última instancia la contención del crecimiento urbano.

Otro aspecto relevante de la conformación del Parque Agrario es la implicación de todos los actores sociales en su constitución. A la actividad de la administración hay que sumarle la de los campesinos, organizados en asociaciones como la Unió de Pagesos y la Cooperativa Agraria de Sabadell y Comarca (Coagsa); la de los ciudadanos, organizados en la Comisión de Ecología de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Sabadell (FAV); y la de entidades del conocimiento, como la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona (ESAB), la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA). Gracias a este trabajo conjunto, la implantación del Parque Agrario se está entendiendo desde la ciudadanía como una demanda propia y no como una imposición administrativa o un proyecto ajeno a sus necesidades.

Igualmente importante para el desarrollo del Parque Agrario ha sido su inclusión en el ámbito del Parque Agrícola del Vallés (PAV). La creación de este espacio, promovido desde la administración autonómica, supone la inclusión del Parque Agrario en un marco territorial, de ámbito supramunicipal, como eslabón de una cadena ecológica, paisajística y productiva de mayor escala. Este hecho, además de suponer un espaldarazo legal al desarrollo del parque, refuerza su consideración como suelo finalista, lo que le protegerá de las presiones urbanísticas de un modo aún más efectivo, si cabe, que los instrumentos urbanísticos mencionados.

Por otro lado, la labor de educación y divulgación del espacio periurbano de la ciudad (Rodal) que se está llevando a cabo se ha convertido en una herramienta indispensable para la implicación de la ciudadanía en la defensa del Parque Agrario. Esta labor «se concentra sobre todo en la señalización de la red de caminos, y va dirigida tanto a la ciudadanía como a los propietarios de los terrenos que conforman el espacio. Además la simbología y la señalización desarrollan otra función: hacen posible que la ciudadanía identifique aquella pieza del territorio como espacio particular y diferenciado del resto del espacio periurbano» (Domingo i Utset, 2008).

Tampoco se puede obviar la incidencia positiva que ha tenido sobre la educación y concienciación ciudadanas la creación de un mercado de productos agrícolas locales de alto valor añadido. Conscientes de que la sostenibilidad debe tener en cuenta los aspectos ambientales, económicos y sociales, el Ayuntamiento de Sabadell, junto con Coagsa, la Fundació Miquel Agustí y la UPC, han cerrado un círculo de cultivo de productos ecológicos y venta directa en tiendas y restaurantes de la ciudad, que además de permitir un aumento en los beneficios de los agricultores ayuda a la revalorización de esta actividad por parte de los urbanitas.

A modo de conclusión se podría decir que la experiencia de Sabadell está resultando positiva, tanto en la consecución de sus objetivos como desde el punto de vista de la sostenibilidad. Sin embargo, el parque aún no está en funcionamiento. Cuando lo haga, la Junta de Desenvolupament del Parc Agrari de Sabadell [Junta de desarrollo del Parque Agrario de Sabadell], constituida a partes iguales por la administración, los propietarios de los terrenos y los arrendatarios de los mismos, tendrá que ser capaz de gestionar un espacio en el que se combinan explotación privada del suelo y el disfrute público del mismo. La dificultad que entraña este paso obliga a revisar la experiencia dentro de algún tiempo para comprobar si, finalmente, las intenciones se han materializado con éxito.


Edición del 6-9-2011
Revisión: Susana Simón Tenorio
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