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Nota del Editor: Existe una versión actualizada de esta práctica.
Fecha de referencia: 26-07-98
Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 1998, y catalogada como BEST (SHORTLIST).
(
Best Practices Database.)
País/Country: Brasil
Región según Naciones Unidas: América Latina
Región ecológica: tropical y subtropical
Ámbito de la actuación: nacional
Instituciones: organización no gubernamental
Categorías = Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años, de 10 años
a la edad adulta, situaciones límite(abusos, trabajo infantil y
guerra), salud y nutrición, programas culturales y recreativos,
grupos vulnerables. Participación ciudadana y riqueza cultural:
participación comunitaria, expresión y animación, riqueza social
y cultural. Servicios sociales: salud y bienestar, ocio.
Contacto principal:
DOUTORES DA ALEGRIA
Wellington Nogueira Santos/
Rodrigo Alvarez
Rua Cristiano Viana, 80 - Casa 2
São Paulo
Brasil
05411-000
Tel: (011) 280-5609 y 883-5700
Fax: (011) 3061-5523
E-mail:doutores@virtual-net.com.br
http://www.doutoresdaalegria.org.br
Socio:
ITAÚ SEGUROS(sector privado)
Rosane Santos
Pça Oswaldo E. Souza Aranha, 100-12 fl.
São Paulo
Brasil
04390-900
Tel: (011)5582-3449
Fax: (011)5582-3088
http://www.itauseguros.org.br
Colaboración financiera.
Socio:
Roche Produtos Químicos e Farmacéuticos S/A (sector privado)
Elison Broza
Av. Engenheiro Bellings, 1729
São Paulo
Brasil
05321-900
Tel: (011) 819-4855
Fax: (011) 819-4981
http://www.roche.com.br
Colaboración financiera.
Socio:
W. K. KELLOG FOUNDATION (fundación)
Marcos Kisil
Calçada dos Cravos, 108
São Paulo
Brasil
06453-000
Tel: (011) 421-2233
Fax: (011) 421-2448
Colaboración financiera.
Financiación:
Para el año fiscal de 1998 el presupuesto operativo de la
iniciativa asciende a 920.000 dólares. Los socios financieros
contribuyen de la siguiente forma:
Mediante el trabajo personal con los niños enfermos crónicos, sus
padres y los profesionales de la salud, estos médicos de la risa
ayudan a relajar el estrés de la hospitalización reintroduciendo
en sus vidas un poco de alegria.
Estos programas de atención se establecen en colaboración con los
hospitales, mientras que la financiación proviene de donantes
privados y patrocinadores. El objetivo es llegar a todos los
pacientes del área de pediatría, sea cual sea su origen social
o económico, de los principales hospitales de Brasil. Mientras
los doctores y las enfermeras enfocan su trabajo al tratamiento
de la enfermedad, los médicos de la risa hacen hincapié en lo que
hay de salud y alegría en el paciente, estimulándolo mediante la
interacción de la creación artística. Este ambiente relajado y
jovial reporta beneficios a todos los implicados.
El programa, establecido en 1991, ha recibido el reconocimiento
de importantes asociaciones médicas, así como de los medios de
comunicación y del público en general. En 1997 fue premiado con
el prestigioso "Children Award", concedido por la Fundación
Abrinq, la principal organización de defensa de los derechos
infantiles de Brasil. En apenas siete años, la iniciativa se ha
establecido en siete grandes hospitales(cuatro públicos y dos
privados) de São Paulo. El año 1998 será el año de la expansión
nacional del proyecto con la apertura de los programas de dos
grandes hospitales de Rio de Janeiro y otro en Campinas, en el
estado de São Paulo; con esta expansión se podrá llegar a atender
a 40.000 niños.
La expansión también incluye una iniciativa pionera en Brasil:
la creación de un centro de estudios dedicado a la investigación
de las relaciones entre el humor y la salud, el arte y la
ciencia. La intención de este proyecto es realizar un trabajo
serio y documentado que culmine en un estudio útil y un material
de investigación en torno a este tema que resulte de provecho a
futuras generaciones.
Esta iniciativa se encuentra establecida en la actualidad en seis
grandes hospitales de São Paulo, todos los que cuentan con más
de 50 plazas en el área de pediatría:
El hospital de Campinas asociado es el Hospital Boldrini, el único hospital pediátrico de América del Sur especializado exclusivamente en tratamiento hematológicos y oncológicos.
En un momento en el que existía en Brasil un gobierno militar,
donde se consideraba al teatro, la cultura o el arte como cosas
superfluas, y a los artistas como personajes subversivos;
trabajar en los hospitales como artista profesional, influyendo
visiblemente en la vida de los pacientes de pediatría, era una
forma de recuperar el papel social del artista.
Durante los tres años en los que
Wellington trabajó como payaso
en Nueva York, actuó principalmente en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Centre, donde se encontraban ingresados un
número significativo de pacientes brasileños que se mostraban
realmente encantados de interactuar con un payaso de su mismo
origen; de esta manera escuchó a los padres quejarse sobre la
inexistencia de este cualquier tipo de actividades en los
hospitales de Brasil para hacer más llevaderos los tratamientos
médicos y las largas estancias hospitalarias tanto a los
pacientes como a sus familias.
Sintiendo que ya había adquirido suficiente experiencia en Nueva
York, decidió que era la hora de regresar a Brasil y poner en
marcha un programa de las mismas características. 1991 fue un año
traumático en la vida económica y social de Brasil:
depreciaciones monetarias, inflación, corrupción política, la
despreocupación absoluta por temas sociales, la producción
artística en su peor momento histórico, y como colofón a todos
estos problemas, el proceso de destitución del presidente del
país. Esta fue la situación a la que tuvo que enfrentarse esta
iniciativa en sus comienzos.
Aunque la situación del país no parecía ser la más adecuada para
poner en funcionamiento una empresa de este tipo, era el momento
exacto para hacerlo. El objetivo estaba claro: poner en marcha
un programa experimental de actuaciones de payasos en hospitales
para poner a prueba su aceptación entre el público brasileño. Era
necesario un hospital idóneo; tras presentar el proyecto a
numerosos doctores de diversos hospitales, la propuesta de
colaboración más apropiada resultó ser la opción menos obvia: un
pequeño hospital desconocido de São Paulo, el Nossa Senhora de
Lourdes. La administradora,
Cristiane D'Andrea, no necesitaba ser
convencida de las bondades del proyecto; lo comprendió
perfectamente e hizo todo lo posible, desde el punto de vista
administrativo, para facilitar su puesta en marcha.
Se diseñó un plan de trabajo según el cual
Wellington actuaría
dos veces por semana en el hospital, durante un período
experimental de tres meses, adaptando y ajustando su
interpretación al marco hospitalario y a los pacientes
pediátricos, de tal manera que el trabajo pudiera ser evaluado
por el personal del hospital. Todo el proyecto se puso en marcha
asegurando la total profesionalidad de los actores, que en muchas
ocasiones eran percibidos como personas indisciplinadas y poco
dignas de confianza como para andar sueltas por un hospital. Los
resultados de la evaluación fueron terribles. En diciembre se
llegó a las siguientes conclusiones:
El propósito del trabajo no era el entretenimiento, sino una
interacción creativa y artística con el niño hospitalizado, en
la que el actor ofrece lo mejor de su trabajo y sus habilidades
y el niño decide participar o no, con lo cual recupera cierto
control sobre su cuerpo y su vida durante el período de
hospitalización. Gracias a esta posibilidad de elegir, se respeta
la dignidad de los niños, mientras que la calidad continua del
trabajo permite que ellos mismos decidan el momento de abrirse
a la interacción a su propio ritmo; la regularidad de las visitas
les motiva para responder mejor al tratamiento, se sienten mejor
y se hacen a la idea de que llevan una vida normal fuera del
hospital, lo que constituye el deseo compartido por todos los
niños hospitalizados. Como dice el Dr.
Martin Nash del Babies
Hospital de Nueva York, es mucho más fácil tratar a un niño
feliz.
Puesto que el trabajo, aunque se centra en los niños, también
implica a los padres y al personal del hospital, durante las
visitas de los payasos todos ellos tienen la misma posibilidad
de actuar y participar en la experiencia de la risa como
tratamiento de la salud, convirtiendo la atmósfera pesada del
hospital en un ambiente alegre y festivo. Después de todo, la
alegría pone a todos en contacto con su lado más sano; esta es
la clave de la colaboración con el personal médico: mientras unos
curan lo que se encuentra enfermo, los médicos de la risa
estimulan todo aquello que está sano y por tanto requiere sólo
un poco de atención.
De esta forma nacía un nuevo concepto de tratamiento. El reto
radicaba en educar e informar a la gente a todos los niveles,
para que pudieran entender, respetar y apoyar esta iniciativa,
especialmente:
En noviembre de 1992 se habían dado tres importantes pasos:
En septiembre de 1994, Itaú Seguros, la tercera compañía
brasileña de seguros, compartió nuestro punto de vista y accedió
a financiar Doutores da Alegria durante un año, con un
presupuesto de 220.000 dólares. Esta colaboración permitió llevar
a cabo la investigación diseñada por la psicóloga
Morgana
Masetti, establecer la ONG y pagar al personal administrativo.
Los resultados fueron inmediatos, el proyecto y la relación entre
arte y ciencia, humor y salud empezaron a ser tomados en serio.
Las invitaciones para intervenir en conferencias médicas
comenzaron a ser regulares, así como las demandas de expansión
y de creación de pautas de desarrollo.
Esto fue lo que sucedió a continuación:
Referencias Morgana M. Masetti (1996) Clowns Solutions for Hospitalised
Children. Ademir Assunçao (1995) "Em nome da Alegria", (Veja SP, 95 June) . Kitty Balieiro (1997) "Retratos da Alegria", (Inovaçao Empresarial,
Ano VII - 86, 97 July) . Malu Gaspar (1997) "Doutor da Alegria ajuda a curar crianças",
(Foha de Sao Paulo, July 27th) . Adriana Moreira (1997) "Riso invade hospitais da regiao", (O Estado
de Sao Paulo, October 7th) . D E S C R I P C I Ó N
Doutores da Alegria nace en São Paulo, Brasil, por la iniciativa
del actor de origen brasileño
Wellington Santos. Entre 1983 y
1991, había vivido en Nueva York, estudiando arte dramático y
trabajando como actor; en 1988 se unió a la Big Apple Circus
Clown Care Unit (unidad de cuidado-circo de clowns de la gran
manzana), un programa que se encargaba de enviar payasos
profesionales a los hospitales para realizar visitas individuales
a los niños ingresados; el objetivo consistía en ayudarles a
superar los traumas de la hospitalización y con ello colaborar
en el tratamiento médico. Esta labor supuso un cambio radical en
la vida de este brasileño que le llevó a desarrollar un proyecto
similar en Brasil: Doutores da Alegria.
El sentimiento general entre el personal del hospital y los
actores era que se estaba realizando una labor con repercusiones
históricas. Quedaba mucho por hacer, pues la actuación
profesional de payasos en los hospitales para hacer más agradable
la estancia de los niños hospitalizados en colaboración con el
personal médico, era percibida como una iniciativa excesivamente
innovadora; antes de desarrollarla con éxito había que sortear
diversos obstáculos:
Por otro lado, también hubo que superar las reticencias de la
mayoría de los profesionales que trabajaban en los hospitales:
No entendían que se dedicase dinero a entretener a los niños,
cuando no había presupuesto para medicamentos. Consideraban que
mientras el hospital proporcionaba el tratamiento, debían ser las
familias las que dedicasen atención a los pacientes; en cualquier
caso, para prestar estos servicios bastaría con voluntarios, no
eran necesarios actores profesionales.
Poco a poco, llegó el reconocimiento. Seis meses después de que
Wellington y su nueva acompañante iniciaran la segunda fase del
trabajo, uno de los noticiarios más vistos de la televisión de
Brasil los descubrió, a través de un periodista que realizaba una
visita al hospital y que quedó impresionado con la belleza y la
seriedad del trabajo de interacción, realizando un reportaje muy
serio. Este primer paso produjo una importante atención por parte
de los medios de comunicación, que se convirtieron en el mejor
medio de difusión, dedicándole al tema gran cantidad de tiempo
y espacio y describiendo claramente la naturaleza del trabajo.
El presupuesto obtenido ascendió a 25.000 dólares anuales por un
período de dos años. Durante este tiempo, bajo la dirección de
Wellington Santos, el proyectó se amplió a tres nuevos
hospitales, con la contratación de nueve payasos profesionales.
La iniciativa comenzó a conocerse a lo largo de todo el país, lo
cual no condujo a que la gente o las empresas la vieran como algo
en lo que poder invertir, a pesar del creciente interés. Se
necesitaban resultados tangibles. En este momento fue cuando
apareció en escena la psicóloga
Morgana Masetti, fascinada por
los resultados del proyecto, que, según ella, debían ser puestos
de manifiesto y articulados. Era la oportunidad perfecta; la
psicóloga se introdujo en el mundo de los payasos, que comenzaban
a profundizar su relación con el proyecto y sentían la necesidad
de un sistema de apoyo emocional. La colaboración permitió a
Morgana Masetti investigar la relación del humor con la salud con
los siguientes resultados:
Para mediados de 1994, ya se había realizado una importante labor
necesaria para dar el siguiente paso:
El trabajo ya realizado era cuantioso, pero aún faltaban
patrocinadores que creyesen en su importancia; finalmente,
nuestro patrocinador se plegó a nuestras aspiraciones y nos vimos
posibilitados para dar un gran salto cualitativo. Debido a los
problemas antes referidos de depreciación e inflación, este
proyecto se consideraba demasiado caro de mantener, a pesar de
que costaba una tercera parte que su equivalente norteamericano
(y también por aquel tiempo se había puesto en marcha una versión
francesa del programa), porque se enfrentaba a una población con
una mentalidad muy específica y difícil- según los "expertos" en
financiación consultados. Sin la estructura adecuada para
realizar el trabajo y responder a la demanda pública, continuar
con el proyecto significaba una amenaza al nivel de calidad; así
pues, se decidió terminar con el proyecto si no se encontraba un
patrocinador antes de finales de 1994.
El nombre y el trabajo de Doutores da Alegria reciben
reconocimiento a nivel nacional; la calidad de vida de los
pacientes ingresados en centros hospitalarios se ha convertido
en un importante tema de debate a todos los niveles. Doutores da
Alegria se congratula de ser el responsable de la iniciativa
pionera en tomarse en serio este problema y sacarlo a la luz
pública, estimulando la aparición de otros muchos nuevos
proyectos relacionados con este tema a lo largo de todo el país.
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