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Fecha de referencia: 26/07/98
Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 1998, y catalogada como GOOD.
(
Best Practices Database.)
País/Country: Brasil
Región según Naciones Unidas: América Latina
Región ecológica: Tropical y subtropical
Ámbito de la actuación: nacional
Instituciones: Gobierno central
Categorías = Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; de 10 años
a la edad adulta; programas de apoyo comunitarios; grupos
vulnerables. Erradicación de la pobreza: acceso a créditos;
generación de ingresos; formación profesional. Buena gestión
urbana: responsabilidad; descentralización; recursos humanos y
formación de dirigentes; reforma institucional; legislación;
evaluación.
Contacto principal:
Milton Rond? Filho
(Gobierno Central)
Esplanada dos Ministerios Bl."A"
4o andar, sala 442
CEP
Brasilia
BRASIL
70054-900
+(061)411-4780/-4790
+(061)322-1388/226-1615
E-mail:annpeliano@planalto.gov.br
Socio:
Heloisa Machado de Souza
Ministry of Health
(Gobierno Central)
Esplanada dos Ministerios, Bl."G"
CEP
Brasilia
BRASIL
70058-900
+(061) 315-2797/226_2693
+(061) 224 0014
Otra característica es el hecho de que la ejecución del programa
no se ha centralizado en un solo organismo: tras reconocer que
los Ministerios existentes eran capaces de desarrollar los
programas gubernamentales necesarios, se decidió que lo único que
hacía falta era una adecuada coordinación.
Por este motivo, la cuerpo técnico del programa se mantiene en
los Ministerios, bajo la coordinación de la Secretaría Ejecutiva,
que pertenece a la Presidencia de la República. El programa
dispone de una plantilla muy reducida que, en su mayoría, es la
requerida por los Ministerios.
El ideario de trabajo se resume en "colaboración pública y
privada", "solidaridad" y "descentralización".
Las partes que colaboran son: el Gobierno Federal, los Estados
Federados, los Ayuntamientos, y las organizaciones sociales.
Los objetivos principales del programa son:
Situación de partida
La necesidad de combatir el hambre y la pobreza en Brasil ha sido
lo que ha motivado el desarrollo de esta iniciativa. Cuando el
programa se creó, en 1995, más de 32 millones de personas corrían
peligro de sufrir inanición, y casi 50 millones de brasileños se
encontraban en el umbral de pobreza.
Antes de la iniciativa, la relación entre las partes del programa
se caracterizaba por la descoordinación y la duplicación de
esfuerzos, con la consecuente pérdida de valiosos recursos y la
interferencia del partidismo político en los programas.
Según el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, Brasil
es uno de los países con mayor concentración de riqueza. En
palabras del Presidente de la República,
Fernando Henrique
Cardoso, Brasil "no es un país pobre, sino injusto".
En el momento de la creación del programa, los principales
problemas a atender eran: asegurar el acceso a la alimentación
básica, la reforma agraria, la creación de empleo, la salud, la
asistencia educativa, la vivienda y el saneamiento.
Preparación de la información y establecimiento de prioridades
En el mismo decreto que instauró el Programa, se estableció de
qué forma se implicarían los participantes.
Las iniciativas y las prioridades se establecieron y matizaron
después de debatirlas conjuntamente y alcanzar un consenso
mínimo, del que derivaron los planes de acción.
Formulación de los objetivos, estrategias y movilización de
recursos
El objetivo es combatir el hambre y la pobreza en Brasil,
teniendo en cuenta sus causas: la concentración de riqueza y de
tierras, o la exclusión de una parte muy significativa de la
población de los beneficios sociales, entre otras.
La estrategia se ha centrado en tres aspectos básicos:
Desde el principio del proyecto, se identificó la necesidad del
apoyo político como uno de los aspectos fundamentales a resolver.
Para ello, el programa se estableció desde el nivel más alto: la
Presidencia de la República. Desde tan alta instancia, la
movilización de los ministerios, los gobiernos estatales y los
ayuntamientos resultó una tarea mucho más sencilla. Cabe destacar
que el Programa dispone de un Consejo compuesto por once
Ministerios (Agricultura, Sanidad, Educación, Trabajo,
Planificación Urbana, Economía, Reforma Agraria, Deportes,
Bienestar, Justicia y Servicios Sociales), además de la
Secretaría Ejecutiva del Programa y veintiuna personalidades
destacadas de organizaciones pertenecientes a la sociedad civil.
El Consejo se propone: a) movilizar a la sociedad, b) realizar
nuevas experiencias y c) establecer prioridades. Los recursos
económicos se han obtenido de los anteriores programas del
Gobierno Federal; de hecho, el Programa no tiene un presupuesto
propio. Cada Ministerio desarrolla los programas específicos que
están a su cargo, con sus propios recursos presupuestarios.
La responsabilidad de establecer los objetivos se reparte entre
las instituciones implicadas (federales, estatales o
municipales), según la importancia institucional del problema a
resolver y bajo la observación del Programa.
En cuanto a la realización de la iniciativa, la responsabilidad
se reparte entre el Ministerio encargado, el Estado Federal o el
Ayuntamiento, y el propio Programa.
Proceso
La mayor dificultad a la hora de llevar a cabo las acciones se
está encontrando en la coordinación entre los participantes y el
mantenimiento de los objetivos. En cualquier caso, el programa
aún está en la fase de acumulación de experiencia.
Las dificultades se han ido superando con la creación de una red,
y el consiguiente aumento de la comunicación entre los
participantes, así como de su capacidad para organizar peticiones
y dialogar entre ellos; por ejemplo, los representantes de los
Estados Federales crearon su propio foro para compartir las
experiencias de forma más adecuada. La decisión de evitar al
máximo la creación de burocracia permitió que los recursos
logísticos previstos para este fin se destinaran a los objetivos
principales. Es digno de mención el que cada Estado elige a sus
representantes en el Programa, de manera que no coinciden con los
representantes federales de los estados.
Quizá el principal problema aún no resuelto es la escasez de
soluciones imaginativas que se han propuesto para paliar el
desempleo. En las áreas más necesitadas, la medida más importante
es la de permitir su avance para que puedan alcanzar un mayor
nivel de desarrollo. Actualmente, las acciones se dirigen a crear
empleo y a ofrecer formación a los habitantes de dichas áreas.
Resultados alcanzados
Los principales objetivos marcados se han cumplido. El mejor
ejemplo lo encontramos en los datos de mortalidad infantil: entre
los años 94 y 97 se produjo una reducción del 43% en el número
de defunciones. Otros datos relevantes: los municipios más
necesitados están recibiendo al menos ocho programas federales
destinados al desarrollo socio-económico, y un 20% de dichos
municipios reciben la ayuda de más de 10 programas. De esta
manera, se logra una mayor sinergia en los resultados de estos
programas, que ha resultado, por ejemplo, en una reducción del
25% de las hospitalizaciones de niños menores de 5 años en las
áreas con mayores índices de pobreza, durante el periodo 95-97.
A la hora de medir los resultados, y dada la escala de los
objetivos, se prefirió una aproximación cuantitativa.
Se ha logrado una mejor coordinación e integración de las
acciones. Hay que destacar que la preocupación por la integración
ha estado presente desde el primer momento, como su propio
formato refleja claramente: el Programa está basado en la
colaboración entre los tres niveles de gobierno y sus diversos
departamentos técnicos, y en el diálogo de éstos con las
organizaciones sociales. Este formato facilita la integración de
los diferentes planteamientos temáticos, concediendo la máxima
prioridad a las acciones dirigidas al desarrollo de las regiones
necesitadas.
El Programa es una referencia fundamental en cuanto a políticas
socio-económicas de escala nacional. Ha demostrado la importancia
de la coordinación y la integración de los esfuerzos, mejorándose
así la tolerancia política y ampliando la competencia y la
capacidad institucionales.
En lo que concierne a la institucionalización de los
colaboradores, el programa representa un ejemplo de políticas
públicas que está resultando muy útil, no sólo para el desarrollo
socio-económico de las comunidades seleccionadas, sino también
para reforzar las relaciones políticas y estratégicas a escala
nacional, mediante la vinculación cooperativa de diferentes
administraciones gobernadas por partidos políticos distintos, en
la búsqueda de objetivos comunes de mayor alcance.
La oportunidad de aplicar planteamientos más modernos en los
programas sociales ha surgido de la evolución política de Brasil
y de la necesidad de combatir el hambre y la pobreza. El programa
ha aprovechado la movilización de los recursos para poner en
marcha un sistema de cooperación entre los distintos actores
responsables del desarrollo social (los tres niveles de gobierno
y las organizaciones de la sociedad civil).
La ampliación de la base política de los programas sociales ha
favorecido una movilización de recursos similar a la que se
produce a veces en "tiempos de guerra", cuando todas las fuerzas
positivas se unen contra el enemigo. De este modo, los recursos
humanos se pusieron en marcha con mayor agilidad, sin necesidad
de aumentar el personal ni los costes.
La transparencia a la hora de destinar los recursos económicos,
basándose en parámetros estrictamente técnicos, ha contribuido
a garantizar la confianza de la población en los proyectos, así
como su voluntad de participación. También ha resultado
importante el espacio para la participación: la posibilidad de
presentar sugerencias propias hizo que las partes participantes
se implicaran más, y demostró ser un planteamiento adecuado para
obtener los mejores resultados al menor coste.
Sostenibilidad
La integración de aspectos de sostenibilidad social, económica,
ambiental y cultural se ha logrado principalmente mediante la
participación de los distintos agentes implicados: a través de
la defensa de los intereses particulares, se llegó al consenso
sobre cuáles eran los intereses comunes.
La asignación de recursos fue promovida principalmente desde los
Ministerios, con la seria recomendación por parte de la Ejecutiva
del Congreso de mantenerlos en los debates presupuestarios.
Mientras el Programa ha mantenido sus criterios técnicos, los
partidos políticos han ido reforzado su apoyo para que se
aumenten anualmente las ayudas.
La recuperación de los costes se produce en los casos necesarios.
Por ejemplo, los créditos concedidos a los pequeños productores
rurales y urbanos se han recuperado en su totalidad.
Los recursos económicos externos son sólo complementarios, y así
debería seguir siendo. Dado que el Programa aborda los temas de
salud, educación, infraestructura y reforma territorial, resulta
difícil establecer en qué momento se alcanzará la
autosufuciencia.
Lecciones aprendidas
Se han aplicado las lecciones aprendidas del extinto Consejo
Nacional de Alimentación, mejorándolas. Los principios
fundamentales incorporados han sido: la colaboración entre el
Estado y la sociedad, la aplicación de sistemas democraticos en
el establecimiento y desarrollo de estrategias y programas, y la
transparencia de los criterios para la asignación de recursos
económicos. La incorporación de estos principios al programa ha
sido automática, pues se ha llegado a un consenso pleno sobre su
validez. A finales de 1997, se pidió a la organización no
gubernamental Instituto Brasileño para la Administración
Municipal que evaluara el programa, con el fin de contar con una
auditoría externa.
Transferibilidad
El apoyo unánime obtenido por el anterior Consejo Nacional de
Alimentación en el ámbito de Naciones Unidas (por parte de la
Organización de las NU para la Agricultura y la Alimentación
(FAO), el Programa Munidal de Alimentos (WFP), la Conferencia de
las Democracias Jóvenes y Restauradas, ALADI, etc) hizo que el
Programa estuviera concebido desde su inicio para compartir la
experiencia. Después de tres años de aplicar sus premisas en la
vida real, la preocupación por un planteamiento más sistemático
del proceso -con la vista puesta también en la cooperación
internacional- ha llevado al Programa a establecer un
departamento de documentación y a solicitar al Ministerio de
Asuntos Exteriores la colaboración de un diplomático/a que
coordinara la cooperación recibida y prestada por el Programa.
Puesto que los principios en los que se basa el Programa son
universales, éste puede reproducirse en cualquier otro lugar,
principalmente en países con democracias jóvenes o recientemente
restauradas. En tal situación, el diálogo entre las distintas
fuerzas políticas ha de dejar de ser un obstáculo para
convertirse en una herramienta para el desarrollo socio-económico.
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