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Buenas Prácticas > América Latina y el Caribe > Concurso Internacional 1998 > http://habitat.aq.upm.es/bpal/onu98/bp587.html

Proyecto de construcción de viviendas en Rio das Flores y Rio Novo. Asociación para la construcción, Sao Paulo (Brasil)


Fecha de referencia: 26-07-98

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 1998, y catalogada como BEST. ( Best Practices Database.)
País/Country: Brasil

Región según Naciones Unidas: América Latina
Región ecológica: ribera (cuenca hidrográfica)
Ámbito de la actuación: ciudad
Instituciones: Organizaciones de base comunitaria (OBC). Organizaciones no gubernamentales (ONG). Gobierno local. Sector privado. Agencia multilateral.

Palabras clave = Situaciones de emergencia y desastres naturales. Vivienda.
Categorías = Concienciación y preparación cívica; planificación para casos de emergencia; reducción de la vulnerabilidad; rehabilitación y reconstrucción; capacidad de reacción. Vivienda asequible; personas sin hogar.

Contacto principal:
Ana Maria Quiroga
Estr. Variante de Jacarepagua 1441
Jacarepagua. Rio das Pedras
Rio de Janeiro
Brasil
55 21 556 5004
55 21 556 1381
E-mail: vivario@ax.apc.org

Socio:
Movimento Viva Rio
Baltazar Morgado Neto
Ladeira da Glória, 98
Glória
Rio de Janeiro
Brasil
22211-120
55 21 556 5004 / 556 5923
55 21 551 1381
E-mail: vivario@ax.apc.org

Socio:
City Goverment of Rio de Janeiro
Isabel Tostes
Rua Afonso Cavalcanti 455
Centro
Rio de Janeiro
Brasil
2021110
55 21 503 3637
55 21 293 2295
Colaboración financiera

Socio:
Instituto de Desenvolvimento Social C&A
Paulo Castro
Rua Conde de Bonfim 366
Tijuca
Rio de Janeiro
Brasil
20521-000
55 21 284 9012
55 21 264 7343
Colaboración financiera

Socio:
USAID United States Agency for International Development
Ricardo Falcão
Av. das Nações Q801 L3
Brasilia
DF
Brasil
70403-900
55 61 321 7272 R 2402
55 61 323 6875
E-mail: RFaucão@usaid.gov
Colaboración financiera

Financiación
Para el ejercicio económico de 1996/1997
Presupuesto total de operaciones: 3.066.000 dólares de los EE.UU.
Ayuntamiento de Rio de Janeiro: 2.296.000 dólares de los EE.UU. (79% del total).
Instituto de Desarrollo Social C&A: 600.000 dólares de los EE.UU. (19,5% del total).
USAID: 50.000 dólares de los EE.UU. (1,5% del total).

Para el ejercicio económico de 1998
Presupuesto total de operaciones: 1.056.000 dólares de los EE.UU.
Viva Rio: 755.000 dólares de los EE.UU. (71,5% del total).
Ayuntamiento de Rio de Janeiro: 301.000 dólares de los EE.UU. (28,5% del total).


R E S U M E N

En febrero de 1996, las fuertes y prolongadas lluvias que cayeron sobre Rio de Janeiro, Brasil, provocaron extensas inundaciones que causaron un total de 10.000 víctimas que perdieron sus hogares. La mayoría de las víctimas vivían en las comunidades más pobres y en los barrios de viviendas precarias, donde se produjeron graves daños, que dejaron a miles de personas sin hogar, porque los sistemas de drenaje eran precarios o inexistentes. Las redes de saneamiento se vieron afectadas por las interrupciones del servicio eléctrico, lo que provocó la rápida propagación de enfermedades contagiosas como la hepatitis B y la leptospirosis.

En 1996, el Movimiento Viva Rio se implicó en las tareas de socorro en casos de desastre necesarias tras las inundaciones. En aquel momento, se inició una campaña en toda la ciudad para proporcionar ayuda de emergencia a las víctimas. De esta iniciativa surgieron los proyectos de construcción de viviendas de "Rio das Flores" y "Rio Novo", gracias a los cuales se han construido viviendas nuevas y se ha realojado a 246 familias que perdieron sus hogares y pertenencias en las inundaciones de 1996.

Con la ayuda de un equipo de trabajadores sociales y arquitectos, las familias trabajaron en pequeños comités para organizar la mano de obra y los materiales de construcción. Las casas se construyeron haciendo un esfuerzo de ayuda mutua y demostrando gran solidaridad, tras haber sufrido la misma tragedia. Con la experiencia adquirida en el ámbito del socorro en casos de inundaciones y de la coordinación de la comunidad, el Movimiento Viva Rio pretende que el grupo de Voluntarios de la Ciudad, recientemente constituido, organice comités de ciudadanos que puedan contar con sus propios recursos y capacidad organizativa para proporcionar ayuda de una manera efectiva en sus barrios, de manera que la próxima vez que se produzca una situación similar, se puedan evitar y superar las tragedias.






Fechas clave

Febrero de 1996: Las fuertes y prolongadas lluvias causan una catástrofe.
Abril de 1996: Se traslada a las familias a refugios temporales.
Mayo-Julio de 1996: Las familias se organizan y se forman grupos: construcción y saneamiento.
Diciembre de 1996: Construcción según un esquema de ayuda mutua.
Octubre de 1998: Traslado de las familias.


D E S C R I P C I Ó N

El objetivo de la iniciativa era atender a las personas sin hogar, que acababan de perder no sólo sus casas o chabolas, sino también todas sus posesiones materiales e incluso a parientes por las inundaciones y los deslizamientos de lodo. Las intensas y prolongadas lluvias que cayeron en Rio de Janeiro, Brasil, provocaron que grandes porciones de bosque se deslizasen colinas abajo entre avalanchas de lodo, rocas y árboles causando una catástrofe.

La población más afectada fue la que vivía en zonas densamente pobladas en condiciones vulnerables: en las colinas, en las riberas del río o en zonas inundables. Estas personas ocupaban ilegalmente zonas de alto riesgo porque carecían de los medios económicos para establecer su residencia legalmente en zonas seguras. La mayoría de las familias que participaron en los proyectos de construcción de viviendas procedían de la zona situada en las orillas del Canal do Anil, de la comunidad Cidade de Deus y del barrio de chabolas de Rio das Pedras. Estas zonas se consideraban inapropiadas para su reasentamiento porque fueron destruidas en el desastre o porque no ofrecían niveles de seguridad razonables. Se han localizado nuevas zonas para realizar en ellas los proyectos de construcción de nuevas viviendas.

La fase inicial del proyecto se ocupó de la situación de emergencia. Un gran número de personas sin hogar de la región fueron alojados en escuelas, hospitales, centros comunitarios, iglesias, etc. Al principio, se hizo una lista de las familias, en un intento por establecer sus necesidades y distribuir las donaciones que se recibieron como respuesta al desastre. Después, se envió a las familias a refugios temporales cuyas condiciones sanitarias eran extremadamente precarias.

La prioridad era encontrar soluciones viables para los problemas inmediatos y, que a su vez, fuesen una demostración de solidaridad. El Movimiento Viva Rio se puso en contacto con la cadena de establecimientos comerciales C&A y TELERJ, la compañía telefónica estatal. Estas tres organizaciones elaboraron un plan de comercialización de teléfonos, que permitió establecer una red de solidaridad. El movimiento creció rápidamente; en tres semanas, 82 personas trabajaban a tiempo completo en la sede de Viva Rio, procesando 3.609 donaciones particulares: 400 toneladas de ropa, comida, materiales de construcción, etc., que se distribuyeron entre más de cien organizaciones de base comunitaria, que de una forma organizada atendieron a más de 10.000 víctimas.

Mientras tanto Viva Rio, el Ayuntamiento, C&A, USAID y las familias que iban a participar en el proyecto de construcción de viviendas, adoptaron las medidas de emergencia. Los objetivos de la iniciativa son la recuperación de los bienes materiales, la construcción de viviendas nuevas y la recuperación de las familias después de su traumática experiencia en relación con los vínculos comunitarios, el sentido de plena participación en la sociedad, la dignidad, etc. Las prioridades de la iniciativa son la construcción de casas dignas, desarrollar organizaciones comunitarias, lograr la integración del barrio en la ciudad, organizar actividades que generen ingresos y proporcionar formación profesional.

Acciones emprendidas:

Se consiguió apoyo político mediante la negociación entre los socios, la asociación de vecinos y el poder de la opinión pública. Los recursos se obtuvieron gracias a donaciones, contratos y campañas de información pública realizadas a través de los medios de comunicación.

Viva Rio asumió la dirección del proceso y el establecimiento de una relación de asociación, la movilización de los recursos no aportados por el Gobierno y la movilización de las personas. La organización y la implantación fue un esfuerzo conjunto realizado por Viva Rio y la población en reuniones, asambleas, etc., en las que se tomaban las decisiones que darían forma al proyecto. Se constituyeron comités comunitarios para los distintos problemas y de acuerdo con la capacitación de las personas. Estos comités, tras sus deliberaciones, presentaban sus conclusiones y decisiones y así se establecía un proceso autónomo.
Uno de los problemas que surgieron en el período de discusiones que se mantuvieron en la fase de emergencia fue la propuesta idealista de que todo los trabajos de construcción se hiciesen según un programa de ayuda mutua. A medida que se realizaba el diseño de las casas y las discusiones giraban en torno a las cuestiones prácticas, se hizo evidente que el empleo exclusivo de mano de obra no cualificada y la ayuda mutua no sería un plan viable. Se decidió contratar a una empresa constructora porque los cimientos debían ser supervisados por un profesional dada su dificultad. La empresa también asumió la construcción de los elementos básicos de las viviendas: los cimientos, la sala de estar, la cocina y el cuarto de baño. Las actividades de ayuda mutua se dedicaron exclusivamente a la construcción de los dormitorios y a las labores de acabado.

El largo proceso de expropiación y legalización retrasó el inicio de la construcción. Además, el suelo no podía prepararse para la fase de construcción hasta que no hubiese finalizado el proceso legal.
Las obras de construcción de las viviendas nuevas y el traslado de las familias finalizaron en octubre de 1997. No obstante, el trabajo con las familias para que asumieran su nueva comunidad y colaborasen en su mantenimiento y mejora fue una tarea constante. Es de extrema importancia que continúen las tareas de mejora de los servicios en el barrio, de acuerdo con un programa que intente reducir la tendencia de las familias a vender y una vez más pasar a formar parte de las estadísticas de personas sin hogar o que viven en zonas de alto riesgo o en condiciones infrahumanas.

Los programas de formación profesional y las actividades de generación de ingresos se realizan antes de que el equipo del proyecto deje a la comunidad, en un esfuerzo por garantizar la inversión y la calidad de vida de las familias en su nueva
comunidad.
La construcción comunitaria llevada a cabo en "Rio das Flores" y "Rio Novo" debida al traslado de comunidades procedentes de distintas regiones tiene cuatro fases:

Los resultados obtenidos fueron cuantificados por un estudio realizado en julio de 1997, casi un año después de que las familias se trasladasen al nuevo barrio.
Sentimientos en relación con el traslado a un lugar nuevo:
Nivel de preferencia por la nueva vivienda en relación con la anterior:
Recursos movilizados para la mejora de las viviendas:
Las mejoras realizadas en las viviendas nuevas un año después del traslado a ellas (Comunidad Rio das Flores):

El proceso se basó en la implicación y la participación de la población seleccionada:
El impacto del proyecto en relación con otros proyectos de construcción de viviendas:
El trabajo realizado con las familias en relación con los residuos y la conservación del medio ambiente ha tenido los siguientes resultados:
El proyecto proporcionó infraestructura urbana (abastecimiento de agua, alcantarillado, alumbrado público, etc.) a todas las viviendas, servicios de los que no disponían las residencias anteriores.

El barrio cuenta con servicios municipales de recogida de basura y limpieza de las calles.

El impacto en las distintas entidades que han colaborado en el proyecto:
El Movimiento Viva Rio:
Fue capaz de transformar las campañas, las acciones y las movilizaciones ciudadanas en una intervención y una experiencia concreta, en un barrio determinado y con un grupo socioeconómico (la comunidad de Rio das Pedras), en el que se crearon diferentes servicios.

Los grandes almacenes C&A, en tanto que institución para el desarrollo social:
La ayuda de emergencia, que iba a ser sólo para la construcción de las viviendas, se ha ampliado para crear y mantener servicios sociales (guarderías infantiles) y la capacitación de la comunidad (programas de capacitación para los dirigentes, los jóvenes y trabajadores de las guarderías).

El Ayuntamiento de Rio de Janeiro:
La práctica ha tenido una influencia directa en el programa municipal en las siguientes áreas:

Las comunidades de Rio das Flores y Rio Novo no son homogéneas, sin embargo el proceso permitió la introducción de valores sociales y culturales. Cada familia adaptó su vivienda conforme a sus necesidades y valores estéticos.
Esta expresión heterogénea hizo que la relación entre las familias fuese mejor. Actualmente, sólo el 6% de las familias no han realizado mejoras ni han dado a las viviendas un toque personal.

Otros cambios de actitud observados fueron:

La introducción de elementos de sostenibilidad se produjo a través de las discusiones que mantuvieron los distintos socios. Según se presentaban las necesidades se buscaban los fondos para satisfacerlas.

En el área de los servicios sociales, hubo un equipo que participó en todas las fases del proceso. Este grupo fue fundamental en la elaboración, la ejecución, el seguimiento y la evaluación de las prácticas que se llevaron a cabo.

Los recursos movilizados:
El Ayuntamiento:

El Movimiento Viva Rio:
Los grandes almacenes C&A
USAID
Donación de materiales de construcción.

Todas las inversiones anteriormente mencionadas se hicieron sin planes para el reembolso, debido al carácter de emergencia de la situación. Los recursos movilizados se emplearon en un contexto social de atención a las víctimas de un desastre natural. Aunque no se iba a pedir a las familias que pagasen por la ayuda recibida, participaron en la construcción de las viviendas. Cada familia trabajó una media de 640 horas en la construcción y el acabado de las viviendas lo que supone aproximadamente 4.200 dólares de los EE.UU., de acuerdo con los salarios de los trabajadores locales y son una contribución importante de la comunidad a la asociación con los sectores público y privado.

Lecciones aprendidas y transferibilidad

  1. La planificación urbana debe hacerse de manera que queden claramente definidos los ámbitos de actuación pública y privada. Sólo se producen conflictos cuando la definición de estos ámbitos es dudosa.

  2. Se debe hacer un mejor uso de los espacios comunes cuyo fin no está definido; los que no están dedicados a parques, ocio o equipamiento público.

  3. La importancia de los vínculos de confianza y de seguridad para una población que ha sufrido unas pérdidas importantes, sus casas y sus pertenencias. La sustitución de la casa y las pertenencias es sólo uno de los aspectos que hay que solucionar.

  4. Los organismos públicos responsables, que deberían hacerse cargo de las situaciones de emergencia, tienen que estar mejor preparados para actuar en estas situaciones (en relación con la provisión de alojamientos temporales) y en la selección de las familias que requieren asistencia. La selección se hizo de una manera inapropiada; con una premura tremenda debida a la urgencia de la situación.

  5. El período durante el cual las familias vivieron en alojamientos temporales fue una experiencia que tuvo múltiples consecuencias:
    1. Fue un período tenso puesto que las familias tenían que vivir juntas (las cocinas y las instalaciones sanitarias eran comunes), en un espacio reducido y prácticamente sin privacidad.
    2. Un período de aprendizaje de cómo emprender acciones colectivas (rotando los equipos de limpieza, discusiones y la implantación de un código de conducta que regulaba los horarios, el ruido, la higiene y la limpieza).
    3. Un período de aumento de las relaciones sociales conflictivas y de solidaridad de las familias.
    4. La formación de grupos de ayuda mutua para la construcción y un código de conducta para los grupos.
    5. La supervisión de la construcción de las viviendas es una medida para garantizar la calidad.
    6. El ahorro de las familias durante un período de 10 a 15 meses, durante el cual no tenían que pagar alquiler, luz, agua, etc. y la canalización de este ahorro hacia la vivienda y la recuperación de bienes.
  6. El proceso de construcción basado en la ayuda mutua: es de extrema importancia tener en consideración el trabajo educativo y social que ha acompañado a los trabajos de construcción y el desarrollo de la ayuda mutua, una experiencia colectiva. La mayoría de la población recibió ocasionalmente muestras de solidaridad y las apreciaron más [N.T.: El texto original resulta difílmente comprensible.] que las reglas explícitas de la comunidad, las discusiones o las decisiones tomadas en un proceso democrático. Sin embargo, la característica predominante de este período fue el hábito de la obediencia o la "ley del más fuerte" o el más "poderoso".
    El proceso de ayuda mutua requiere de un proceso educativo y social mucho más amplio que el dedicado sólo a la construcción de las viviendas. No obstante, las viviendas eran y deberían ser el factor de mayor motivación y la manifestación más patente que confiere significado a las otras acciones organizativas que han llevado a cabo las familias.

  7. El proceso de ayuda mutua debería ser constante y estar diseñado de acuerdo con cada uno de los pasos dados por el grupo. El modelo inicial (10 familias por cada grupo) cambió a cinco o tres familias en otras etapas. Por otra parte, el proceso de ayuda mutua transciende los grupos estructurados cuando los vecinos se ayudan mutuamente independientemente de cuales sean sus grupos asignados.

  8. La adopción de un sistema de puntos (a cada familia se le computaban los puntos ganados) fue un factor positivo que motivó a las familias y permitía realizar una evaluación, de acuerdo con los criterios internos, cuyo seguimiento resultaba mucho más fácil. Los miembros de las familias encargados de computar los puntos ganados por cada una realizaron su tarea de manera honesta y respetuosa. Fueron rigurosos al anotar las horas trabajadas pero también se mostraron flexibles con los miembros de la comunidad más débiles o menos protegidos (los enfermos, los ancianos, etc.) cuando hubo que seleccionar a los responsables de cada tarea. La cuidadosa supervisión y el registro detallado de la participación es fundamental.

Este documento se ha editado a partir de una versión inglesa.
Traducido por Lourdes Domingo.

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