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Fecha de referencia: 26-07-98
Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 1998, y catalogada como BEST.
(
Best Practices Database.)
País/Country: Canadá
Región según Naciones Unidas: América del Norte
Región ecológica: continental
Ámbito de la actuación: metropolitana
Instituciones: gobierno local
Categorías = participación ciudadana y riqueza cultural, educación
cívica, participación comunitaria. Buena gestión urbana:
responsabilidad, seguimiento y evaluación, apertura y
transparencia, fomento de la colaboración pública y privada,
políticas públicas, visión de futuro. Uso de la información en
la toma de decisiones: mejora de la participación, indicadores
(sectoriales y generales), medidas políticas, investigación.
Contacto principal:
Toronto City Hall
Fran Perfins/
Meg Shields
100 Queen St. West, 8th fl. West
Toronto
Ontario
M5H 2N2
(416) 392-0099
(415) 392-0089
E-mail:hco@city.toronto.on.ca
http://www.city.toronto.on.ca
Socio:
Ontario Healthy Community Coalition( organización no
gubernamental)
Lisa Caton
180 Dundas St. West, Suite 1900
Toronto
Ontario
Canada
M5G 1Z8
(416) 408-4841
(416) 408-4843
Colaboración en investigación, desarrollo y divulgación.
Socio:
World Health Organization- European Healthy Cities Project
(Organización Mundial de la Salud- Proyecto Europeo de Ciudades
Saludables; agencia internacional multilateral)
Dr
Agis Tsouros, asesor regional.
World Health Organization_ European Reg
45 39171509
45 39171860
E-mail:ats@who.dk
http://who.dk/tech/hcp/index.htm
Colaboración informativa a nivel internacional y de desarrollo
del proyecto.
Socio:
Clean Air Partnership
Lydia Kostach
Canadian Imperial Bank of Commerce
21 Merlinda St. 5 East P.O. Box 367
Toronto
Ontario
Canada
M5L 1G4
(416) 980-5561
Colaboración en la administración financiera.
Financiación:
Las autoridades locales proveen la financiación general; el
presupuesto de los diferentes proyectos se configura en función
de los recursos de los participantes.
El Proyecto Ciudad Saludable se desarrolló partiendo del
reconocimiento de que la mayor parte de los temas que afectan a
la salud pública transcienden el sistema de atención médica. Para
el desarrollo de este modelo, el proyecto dispuso de un marco
independiente del departamento de salud, considerando que otros
factores como el medio ambiente, la pobreza y la vivienda, entre
otros, son determinantes para la salud de las personas.
El Proyecto Ciudad Saludable establece tres estrategias básicas:
integración de medio ambiente, economía y justicia social en
todos los aspectos y fases del proyecto, incluyendo la
participación y la dirección política; colaboración entre
distintos departamentos y sectores; participación del gobierno
local, como interlocutor clave en la resolución de los problemas
referentes a la salud.
Incluidos en estas estrategias se encuentran los temas de
democratización, acceso al proceso de gobierno y la importancia
de fomentar el reconocimiento de lo que se entiende por Ciudad
Saludable. Estas cuestiones son elementos esenciales para el
éxito del modelo de Ciudad Saludable: la democratización, o
capacitación de los ciudadanos, es un aspecto clave para llevar
a cabo las estrategias descritas, mientras que la divulgación de
este nuevo modelo de ciudad es tanto un medio como un fin en sí
mismo del proyecto.
En 1996, se delimitó el alcance exacto del Proyecto Ciudad
Saludable para realizar los siguientes cometidos:
Entre los factores cuyo seguimiento y cuantificación se propone
en el informe se encuentran los indicadores de la calidad de
vida, el nivel de eficacia de la actuación municipal y los
cambios producidos en toda la ciudad. Pueden referirse a
resultados o a objetivos alcanzados, a aportaciones o a medidas
puestas en funcionamiento, e incluir la identificación de áreas
especialmente susceptibles. Señalar los posibles puntos de
aplicación puede ser parte de este planteamiento.
El propósito de la "Estrategia para la Colaboración y la
Asociación" es proporcionar un marco de colaboración basado en
la propiedad compartida y que permita alcanzar el equilibrio
entre los factores de equidad social, sostenibilidad ambiental
y vitalidad económica.
La iniciativa fomenta la formación y difusión de nuevos enfoques
innovadores alrededor de estos temas. Esto permite a las
diferentes asociaciones encontrar patrocinadores y fondos para
llevar a cabo y desarrollar políticas y proyectos concretos. El
modelo de Ciudad Saludable ha permitido el desarrollo de
asociaciones como Clean Air Partnership(Asociación para una
atmósfera limpia), Green Tourism Partnership(Asociación de
Turismo Ecológico), Community Economic Development Partnerships
(Asociaciones para el desarrollo económico de la comunidad) y
muchas otras.
La estrategia de desarrollo de la capacidad de los ciudadanos
facilita la aplicación de recursos, métodos y enfoques que
permitan resolver conjuntamente los problemas de la ciudad; se
proporciona apoyo a los grupos emergentes y se coordina y
facilita su acceso a programas reconocidos en el marco de la
iniciativa.
Los proyectos de Ciudad Saludable promueven una participación más
activa de los ciudadanos en la toma de decisiones en lo referente
a temas que afectan a la salud de sus ciudades. Proporcionan los
medios a través de los cuales la ciudadanía puede llegar a
ejercer cierta influencia en las decisiones municipales y en las
actividades de los diferentes departamentos y organismos.
La incorporación ciudadana a la gestión de la ciudad saludable
es un planteamiento de gran valor. Las personas que colaboran en
la iniciativa tratan de prestar su apoyo administrativo,
facilitando y coordinando la labor de las comisiones ciudadanas
y grupos de actuación en la identificación de nuevas políticas,
en la educación pública y en el trabajo alrededor de diferentes
temas. Impulsan las reuniones comunitarias y la formación de
grupos de debate y cículos de estudio en torno a diversos temas.
Proporcionan información y enlaces para contactar con otras
fuentes y organizaciones ciudadanas. Este proceso permite la
identificación de temas, carencias y tendencias de cara al
desarrollo de nuevas políticas, en ámbitos tales como la
seguridad ciudadana, el empleo juvenil y el problema de las
personas sin techo.
Uno de los objetivos clave de la aplicación de las estrategias
de ciudades saludables consiste en el desarrollo y puesta en
funcionamiento de una política pública de salud. El éxito se
refleja en el grado en que está presente la administración
pública en las políticas que hacen posible un medio ambiente
urbano saludable. El éxito se pone de manifiesto cuando los
barrios, las casas, las escuelas, los lugares de trabajo y otras
partes del entorno urbano se convierten en sitios más saludables
donde vivir, trabajar y jugar.
La colaboración intersectorial es una de las claves del éxito del
Proyecto Ciudad Saludable, así como del compromiso municipal para
lograr una gestión adecuada.
Los gobiernos municipales desempeñan un importante papel a la
hora de detectar las necesidades locales, debido a que
constituyen el escalón más próximo a los ciudadanos de la
Administración. El gobierno local, con la implicación de los
ciudadanos, puede ser una de las fuentes de información más
valiosas, junto con la propia comunidad, en relación a los
desafíos que se le presentan.
Uno de los propósitos iniciales del Proyecto Ciudad Saludable era
el incremento del acceso público a la gestión de los municipios,
así como la supervisión de ésta por parte de los ciudadanos.
Además de la creación de vínculos de colaboración entre los
sectores público y privado, la democratización requiere un acceso
mayor a la información, un intercambio abierto de datos y mucha
claridad en los temas contables. Los colaboradores del Proyecto
Ciudad Saludable describen a menudo su trabajo como una manera
de abrir una nueva puerta pública en el sistema de gestión de la
ciudad, una puerta que funciona en ambos sentidos, permitiendo
un intercambio de información no entorpecido por las
desconfianzas y las expectativas irreales y que aporta
experiencias positivas a las dos partes.
El personal del proyecto utiliza principalmente tres instrumentos
para llevar a cabo las estrategias descritas anteriormente:
Existen un número de cargos inherentes a la estructura de Ciudad
Saludable. Estos incluyen el personal del Proyecto, la comisión
consultiva, el consejo municipal, la administración local, la
ciudadanía y los comités ciudadanos, así como la oficina de
coordinación.
Debido a la ventaja de trabajar con todos los departamentos, el
personal directamente dependiente del Proyecto ha podido asistir
al desarrollo de una política conjunta de carácter holístico. Los
asuntos tratados tienden a cruzar los límites "jurisdicionales".
La oficina de coordinación del Proyecto ha recibido el encargo
expreso de abordar los asuntos con un énfasis especial en el
enfoque interdepartamental.
Los planificadores de Ciudad Saludable han trabajado con comités
a modo de organismos de mediación y ayuda a la planificación
estratégica, como método para establecer los objetivos a largo
plazo, como fuente de información, como socios en acontecimientos
y proyectos particulares y como medio para convocar a todos los
agentes interesados.
Gran parte del trabajo desarrollado por las oficinas del Proyecto
se ha realizado en colaboración con asociaciones comunitarias,
organismos y ciudadanos. Con frecuencia, el ayuntamiento ha
recurrido a la creación de comités con el fin de incorporar las
aportaciones de los ciudadanos a la práctica administrativa. Cada
vez que surgía algún tema en el que el asesoramiento de los
ciudadanos pudiera ser beneficioso, se organizaba un comité para
abordarlo. A lo largo de la década de los años 80, ya se formaron
diversos comités para asesorar al gobierno municipal en temas
concretos como las relaciones entre diferentes razas, seguridad,
drogas y personas mayores, que han seguido funcionando a través
de la oficina de coordinación del proyecto.
A parte de los comités de asesoramiento, existe una amplia
variedad de medios para la participación ciudadana: reuniones del
ayuntamiento; reuniones sobre temas concretos; representantes
vecinales; delegaciones en el consejo municipal o en sus diversos
comités; participación de los ciudadanos como asesores; grupos
de trabajo en común; mesas redondas donde el ayuntamiento es uno
de los participantes; programas consultivos; aportaciones y
reacciones de los ciudadanos a los concejales.
Los recursos del Proyecto de Ciudad Saludable son utilizados por
diversos organismos: el consejo municipal, concejales, personal
de los departamentos municipales, organizaciones no
gubernamentales, asociaciones vecinales y ciudadanos. El proyecto
ha diseñado un marco de trabajo para realizar las tareas que se
le han encomendado. Esta labor se ha ido encaminando hacia el
desarrollo de un método y un proceso para afrontar los problemas
de la ciudad, más que a intentar resolverlos. Actualmente, los
temas subyacentes de la estrategia pueden dividirse en tres
áreas: el fomento de la participación y la colaboración como
factor clave para alcanzar una Ciudad Saludable; la
democratización a nivel local a través de la participación
ciudadana en la gestión de la ciudad; la integración de los tres
conceptos expuestos arriba: medio ambiente, justicia social y
vitalidad económica.
Se ha concedido prioridad al siguiente trabajo, que puede
englobarse bajo estos temas: la realización del informe sobre el
estado de la ciudad, la divulgación del modelo de Ciudad
Saludable, la elaboración de un plan estratégico y el desarrollo
de políticas integradas.
Evaluación del modelo de Ciudad Saludable de Toronto.
Siendo una de las ciudades donde se ha formado el movimiento para
las Ciudades Saludables, Toronto ha realizado junto a otras
ciudades una importante labor a favor del desarrollo y la
difusión de este modelo. Aunque aún no se ha efectuado una
evaluación formal del proyecto, es de gran ayuda comparar el
trabajo realizado en Toronto con el llevado a cabo en otros
proyectos y ciudades. Una forma de hacerlo es comparando los
niveles de calidad para barrios saludables que han sido
formulados a nivel internacional y midiendo los progresos de la
ciudad de Toronto en relación con dichos estándares.
La Organización Mundial de la Salud(OMS) ha desarrollado una
lista de seis características que todos los Proyectos de Ciudades
Saludables tienen en común(la fuente es "Twenty Steps for
Developing a Healthy Cities Project"-Veinte etapas para el
desarrollo de un Proyecto de Ciudad Saludable):
A menudo se esgrime el argumento de que el hecho de incluir las
preocupaciones ciudadanas en el proceso municipal puede
contribuir a alargar los plazos necesarios para conseguir
progresos a nivel local. Sin embargo, cuando existen medios
consistentes y flexibles para garantizar las aportaciones
intersectoriales al proceso de toma de decisiones, este argumento
ya no se sostiene. La estrategia de Ciudad Saludable puede
contribuir a cambiar el modo de establecer los vínculos estrechos
entre las autoridades y la comunidad.
Otra de las tareas implícitas del Proyecto de Ciudad Saludable
es proporcionar el apoyo necesario a los grupos que se consideran
desoídos sobre los temas en discusión así como los proyectos
promovidos por los ciudadanos y las asociaciones vecinales. Este
papel en el desarrollo de la comunidad es de gran importancia
para demostrar que todos los agentes pueden participar en el
Proyecto y que el compromiso municipal puede convertirse en un
proceso cívico abierto.
Numerosos proyectos emprendidos por la oficina de coordinación
del Proyecto han intentado generar y reforzar la acción
intersectorial mediante la creación de vínculos asociativos
dentro y fuera del ayuntamiento. Es complicado determinar si el
éxito de este proceso viene determinado por el hecho de que el
Proyecto ha trabajado en un marco de colaboración, o bien porque
los agentes participantes se encuentran más dispuestos a trabajar
dentro de un proyecto de esta naturaleza. Seguramente se deba a
una combinación de ambos factores.
Los impulsores del Proyecto de Ciudad Saludable consideran que
la innovación, considerada como desafío y como lo opuesto a
conservadurismo, es el núcleo principal de la estrategia. Este
modelo es innovador, encuentra formas nuevas y creativas con que
afrontar los problemas relacionados con la salud desde los
gobiernos locales, se adapta a los intereses públicos y responde
tanto a crisis inmediatas como a soluciones a largo plazo para
la ciudad. El desafío consiste en permitir la innovación en el
seno de un sistema a menudo aún rígido, y mantener esa innovación
en las formas de trabajo del propio Proyecto.
En relación con las políticas públicas de salud, el Proyecto ha
participado en su desarrollo, principalmente de manera indirecta,
como una asociación más en una amplia iniciativa de colaboración.
Por otro lado, el Proyecto ha colaborado con otros departamentos
y organizaciones mediante la aportación de información y el
análisis de las políticas que se estaban diseñando, en un intento
de garantizar que dichas políticas reflejaran los objetivos del
modelo de Ciudad Saludable.
El Proyecto de Toronto aspira a algo más que a cumplir el
principio de la OMS que establece que "el resultado de un
proyecto de Ciudad Saludable es una política pública de salud".
Ese es sólo uno de los objetivos; otros incluyen la extensión del
uso y el conocimiento del modelo de Ciudad Saludable, el
desarrollo de un marco de colaboración entre diversas
asociaciones, el incremento del control de los ciudadanos sobre
la administración, la capacitación, las aportaciones al sistema
de toma de decisiones y una gestión municipal responsable y
cívica.
Es esencial para la comprensión del proyecto Ciudad Saludable el reconocimiento de que los resultados son una expresión del grado de colaboración alcanzado en temas relacionados con la salud entre los diferentes agentes, siguiendo la metodología del modelo de ciudad saludable. Este trabajo no se puede evaluar en función de parámetros tradicionales tales como el número de proyectos puestos en marcha o el número de informes realizados, sino más bien por la construcción de un marco de colaboración estable, por las políticas modificadas en función de un nuevo planteamiento de las cuestiones de salud, por el grado de capacitación conseguido y por los procesos favorables a la participación ciudadana desarrollados.
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