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Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 1996 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/96/bp209.html

Mejora de la vivienda en Agadir (Marruecos)


Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 1996, y catalogada como AWARD. ( Best Practices Database.)
País/Country: Marruecos

Región según Naciones Unidas: África (Norte de África y Madagascar incluidos)
Región ecológica: Árido y semiárido
Ámbito de la actuación: Barrio
Instituciones: Gobierno local, organizaciones no gubernamentales (ONG) y organizaciones de base comunitaria (OCB)

Palabras clave = Participación de la comunidad. Subvención cruzada. Pobreza. Ayuda mutua. Mejora.

Categorías = Buena gestión urbana: fomento de la colaboración pública y privada. Erradicación de la pobreza: generación de ingresos; creación de puestos de trabajo. Vivienda y uso de suelo: vivienda asequible; acceso a la financiación de la vivienda; propiedad del suelo y seguridad; ordenación territorial y normativa (SIG incluido).

Contacto principal:
M. Benali Merahi
Quartier Tarrast
Commune Urbaine Inezgane, Agadir Marruecos
(212-8) 84-52-80

Patrocinador:
Moroccan National Shelter Upgrading Agency, ANHI
Directeur General/ANHI
2 Rue Osqofia
Rabat, Marruecos
(212-7)70-05-36

Socio:
Commune d'Agadir, Morocco
M. Oumouloud Mohamed
Commune Urbaine Inezgane, Agadir Marruecos
(212-8) 83-28-60

Socio:
Commune d'Inezgane, Agadir, Morocco
M. Watiq Mohamed
Commune Urbaine d'Agadir
Agadir Marruecos
(212-8) 22-34-93

Socio:
Commune de Tikiouine, Agadir, Morocco
President de la Commune
Commune de Tikiouine
Tikiouine, Agadir Marruecos


R E S U M E N

La práctica ejemplar ha sido realizada por la Agence Nationale de Lutte contre l'Habitat Insalubre (ANHI) (Agencia Nacional de lucha contra la Vivienda Insalubre), en el área metropolitana de Agadir, una ciudad grande devastada por un terremoto en 1960 y en donde, desde aquel momento, la disponibilidad de viviendas para las familias de ingresos más bajos ha sido insuficiente en extremo. Este práctica ha ayudado a los ocupantes ilegales de los barrios de chabolas y a otras familias de ingresos bajos (muchas de ellas tienen una mujer como cabeza de familia), a mejorar no sólo las condiciones de sus viviendas, sino también su integración en la vida económica, social y política de la ciudad. El programa integrado se caracteriza por una visión de largo alcance y la participación activa de los usuarios en la planificación y la ejecución.


Inicio: 01/90
Final: 12/98


D E S C R I P C I Ó N


La práctica ejemplar que se propone ha sido realizada por la ANHI para mejorar las condiciones de la vivienda de los ocupantes ilegales y de los habitantes de barrios de chabolas de Agadir, Marruecos. El enfoque de la ANHI se centra en todo el área urbana y en sus necesidades a largo plazo, en la participación activa de la comunidad, en la asistencia técnica a los usuarios de ingresos bajos y en los resultados integrados. Tres proyectos realizados en Agadir ilustran este enfoque: en R'Mel se ha transformado una zona de ocupantes ilegales; en Marins-Pecheurs se ha realojado a los ocupantes ilegales de los barrios urbanos densamente poblados; y en Tikiouine se ha realojado, de maneras distintas, a los ocupantes ilegales, se han mejorado los barrios ilegales y se han creado áreas nuevas dedicadas a viviendas.

Agadir, una de las ciudades más grandes de Marruecos, tiene un grave problema de infravivienda, especialmente en los barrios marginales. La ciudad fue devastada por un terremoto en 1960. Los esfuerzos realizados por el gobierno para reconstruir la infraestructura de la ciudad (un puerto importante y la industria conservera y del turismo) no fueron eficaces a la hora de procurar viviendas dignas a los pobres debido al rápido crecimiento de la población (casi el doble de la media nacional) y a los escasos recursos disponibles. En 1992, en el área metropolitana había 77 zonas de chabolas distintas, en las que vivían 12.500 familias aproximadamente. Según el censo, más del 13% de la población de Agadir vive en barrios marginales. Además, en Agadir, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de las ciudades marroquíes, muchos de los residentes en barrios marginales han vivido en sus chabolas durante décadas, en muchos casos desde la época del terremoto, y no es fácil convencerlos de que se trasladen. El problema de la vivienda se agrava aún más por la aparición de nuevos barrios en la periferia, sin planificar y sin urbanizar (sin empresas de servicios públicos, ni calles y donde no hay servicios municipales disponibles), habitados por familias de ingresos bajos.

El primer proyecto, el proyecto integrado de R'Mel del municipio de Inezgane, Agadir, fue diseñado por la ANHI, para mejorar las condiciones de vida de más de 1.000 familias de ingresos bajos, y está dirigido a una comunidad chabolista de ocupantes ilegales. El proyecto ayuda a los miembros de un barrio marginal a adquirir parcelas urbanizadas para que construyan viviendas definitivas y les proporciona los servicios básicos: agua, alcantarillado, electricidad, calles, y el derecho a la propiedad legal. El proyecto se ha concebido y realizado con la participación activa de la comunidad. Se han creado cerca de 25.000 puestos de trabajo al año, durante los tres años que ha durado la construcción de las viviendas. Muchos puestos de trabajo en microempresas se han conservado una vez finalizado el proyecto, a medida que el barrio se desarrolla y que familias de ingresos medios se trasladan a parcelas reservadas para la construcción de casas o pisos que se han adquirido con subvenciones cruzadas.

Este proyecto fue concebido en 1988, como una de las primeras actividades de la ANHI en Agadir. R'Mel es un barrio marginal de chabolas. Algunas familias se trasladaron allí (a terrenos públicos no edificados), justo después del terremoto de 1960, y emplearon las piedras de los edificios destruidos para la construcción de minúsculas chabolas, y a medida que la familia crecía, se fueron construyendo nuevas dependencias. El barrio no estaba urbanizado y carecía de servicios públicos. Las familias de R'Mel sabían lo que querían: vivir mejor y permanecer donde estaban. El proyecto de la ANHI, consistía en la demolición progresiva de las chabolas, y el traslado de la población a medida que las nuevas parcelas para las viviendas estaban acabadas y se pagaba el primer plazo. Sin embargo, casi el 40% de las familias habían construido pequeñas casas durante años y se negaban a que éstas se tocasen. Por esta razón el proyecto no pudo realizarse tal y como había sido diseñado.

En lugar de abandonar y ocuparse de un proyecto más fácil, la ANHI aceptó modificar el proyecto teniendo en cuenta las propuestas de los vecinos. El nuevo plan resultaba más caro: construir infraestructura en una zona ya construida es mucho más difícil que en un terreno sin construir. Llevaría más tiempo. El barrio remodelado no sería tan atractivo como el que habían imaginado las autoridades municipales: las casas auto-construidas eran de estructura sólida, pero no bonitas. Afortunadamente, la administración local aceptó ser muy flexible. Para ayudar a sufragar los costes, se vendieron algunas parcelas para la construcción de casas más grandes y pequeños edificios de pisos alrededor de la zona, y los beneficios se ingresaron en la cuenta del proyecto.

Los representantes de la comunidad, del ayuntamiento y del gobierno, y los técnicos de la ANHI constituyeron una comisión permanente para supervisar el proyecto. La comisión hizo aportaciones al diseño del proyecto y tuvo un papel fundamental en la tarea de conseguir la adhesión de los vecinos. Se organizaron reuniones de grupo, campañas informativas y reuniones de asesoramiento individuales para interesar a los residentes y conseguir su apoyo. Las familias recibieron ayuda para la demolición y el traslado (incluso para trasladar a la nueva parcela las piedras para la construcción), se les permitió comenzar la construcción del nuevo hogar a su propio ritmo y se les proporcionaron unos planos de obra, que podía usar el maestro de obras que contrataba cada familia para supervisar la construcción. En el lugar se encontraba una oficina técnica, en la que había un arquitecto privado, un jefe de obra y otros empleados que proporcionaban asesoramiento técnico y se ocupaban de cobrar los pagos de los plazos de las parcelas (y de conectar a los servicios básicos a quienes no se trasladaban). Cada familia pagó por su parcela y por los servicios y construyó su propia vivienda. Más de 1.000 familias de R'Mel (el 27% tenía una mujer como cabeza de familia), obtuvieron a través del proyecto el derecho de propiedad legal.

La comunidad cooperó en el proyecto. Los vecinos, con la ayuda de la ANHI y de la administración local, ayudaron a los traslados. Los primeros que construyeron sus casas aprendieron albañilería, lo que les permitió trabajar en las casas de los vecinos y, en ocasiones, fuera del barrio. La demolición de todas las viviendas deterioradas duró 14 meses: cerca de 45 familias se trasladaban cada mes. Una vez en la nueva parcela, algunas familias terminaron de construir rápidamente, otras construyeron sólo la planta baja de un proyecto de dos plantas. Muchas familias buscaron copropietarios que les ayudasen a pagar la vivienda, (vendieron los derechos de sobreelevación) y, de hecho, construyeron viviendas de dos plantas. En Marruecos es una costumbre admitida para financiar la vivienda. A los más pobres se les permitió reconstruir las chabolas, esta vez detrás de un muro y con conexión a los servicios básicos.

El proyecto mejoró el asentamiento de un modo sostenible. El barrio de R'Mel se conservó como vecindario. Nadie tuvo que irse. Por primera vez la comunidad actuó como un grupo organizado en los contactos mantenidos con el gobierno e hizo oír su voz. Los residentes mejoraron su nivel de vida con su propio esfuerzo. El comité de barrio sigue trabajando, atiende las necesidades de los ciudadanos, se ocupa de cualquier conflicto social que pueda surgir con la transformación del barrio y fomenta la participación de la comunidad.

El proyecto se autofinancia. La venta en el mercado de las parcelas destinadas a casas, pisos y usos comerciales situadas en los alrededores del barrio, genera beneficios que permiten rebajar los precios a los usuarios de ingresos más bajos. El coste estimado del proyecto de la ANHI es de 14 millones de dólares estadounidenses. Casi el 80% del coste se sufraga mediante subvenciones cruzadas. Los anticipos de los usuarios, tanto de los compradores de ingresos medios como de los de ingresos más bajos, permiten que se terminen las obras de infraestructura (todas contratadas al sector privado). El proyecto siguió el ritmo de los pagos.

El proyecto creó puestos de trabajo. Muchos residentes aprendieron albañilería y consiguieron un empleo que se mantiene a medida que las viviendas de clase media se construyen. Se han creado servicios nuevos, como la preparación de alimentos, que con frecuencia realizan las mujeres en casa. Las parcelas que cuentan con subvención cruzada (para construir casas y edificios de pisos para vecinos de ingresos medios), contribuirán a conseguir un barrio integrado, así como a prevenir el establecimiento de nuevos barrios marginales. El nuevo barrio de R'Mel contará con 4.000 viviendas cuando esté totalmente construido. La administración local está construyendo escuelas, se han abierto comercios y mercados, y en las cercanías hay una mezquita y una comisaría de policía, todo ello contribuye a crear un barrio como los demás. Este es el logro principal.

El segundo proyecto, el proyecto de Marins-Pecheurs, aborda un problema algo distinto, los asentamientos urbanos de ocupantes ilegales. El proyecto intenta resolver el problema del realojo de los ocupantes ilegales en un espacio urbano muy edificado, que cause la mínima ruptura social posible. Según el proyecto se construirán pequeñas casas en hilera que comprarán los ocupantes ilegales, cerca de sus actuales emplazamientos. Además se edificarán pisos, para familias de ingresos medios, que se comprarán con subvenciones cruzadas.

El proyecto de Marins-Pecheurs se inició en 1988, y pretendía que 175 familias de ocupantes ilegales, se realojasen en edificios de pisos multifamiliares. Se consideraba que el barrio urbano estaba demasiado poblado como para permitir que cada familia construyese su propia vivienda. Vivir en pisos es habitual entre las familias urbanas de ingresos medios de Marruecos. Sin embargo, las familias de ocupantes ilegales (el 37% tenía una mujer como cabeza de familia y estaba acostumbrado a vivir en casas individuales, aunque fuesen chabolas), se negaron a mudarse a edificios compartidos. El ayuntamiento tenía la opción de obligarlos a trasladarse a la fuerza (a pisos o a cualquier otro lugar) o la opción de encontrar una solución de compromiso.

Con la ayuda de la oficina regional de la ANHI, recientemente inaugurada, el ayuntamiento optó por esta última opción. Después de consultar a la comunidad, en varias ocasiones, la ANHI modificó el proyecto de manera que fuese posible que los ocupantes ilegales construyesen una unidad mínima de vivienda en hilera y que hubiese parcelas para construir pisos que fuesen adquiridos mediante subvenciones cruzadas. La comunidad, la ANHI y la administración local se pusieron de acuerdo sobre éste modelo que constaba de: 175 casas en hilera semiacabadas (50m2 con posibilidad de añadir una planta) para las familias de ocupantes ilegales, 40 parcelas para construir casas y 450 para edificar pisos que se comprarían con subvenciones cruzadas. El coste estimado del proyecto es de 4,3 millones de dólares estadounidenses. La venta de viviendas asegura casi el 80% de la financiación (el 55% procede de las subvenciones sociales y el 25% de los antiguos ocupantes ilegales). El gobierno de Marruecos contribuye con el 20% de los recursos financieros, por la pobreza de la comunidad de ocupantes ilegales y el coste añadido que supone realojar a los residentes en un barrio urbano edificado.

El proyecto se modificó y se está realizando en estrecha colaboración con la comunidad. Se celebran reuniones semanales en el lugar del proyecto, en las que participan funcionarios municipales elegidos, representantes oficiales del gobierno, personal de la ANHI y representantes de la comunidad, para supervisar la ejecución del proyecto y resolver problemas concretos. La oficina técnica y la oficina de ventas trabajan en el mismo lugar, lo que permite el contacto diario con los usuarios. Las familias de ocupantes ilegales reciben ayuda para demoler sus chabolas y trasladar sus pertenencias. Quienes desean ampliar o mejorar sus nuevos hogares, reciben planos de obra y asesoramiento técnico. Durante la fase de construcción, muchos residentes consiguieron un empleo remunerado en la construcción o relacionado con este sector. Se prevé que muchos residentes continuarán trabajando a medida que el barrio crezca. Algunos usuarios ya han mejorado su núcleo habitacional, invirtiendo un promedio de 6.000 dólares estadounidenses, casi el 50% del coste de la vivienda original.

El nuevo barrio no sólo ayuda a los ocupantes ilegales a que se integren en la ciudad, sino que beneficia también a los residentes de los alrededores, porque se construyen carreteras, alcantarillado, tuberías principales y sistemas de iluminación públicos. Toda el área se beneficia de unas condiciones ambientales y de unos servicios de saneamiento mejores.

El tercer proyecto, el del municipio de Tikiouine (una nueva comunidad satélite del área metropolitana de Agadir), aúna tres enfoques para mejorar las condiciones de alojamiento de las familias de ingresos medios. En doce años, los residentes de Tikiouine han pasado de ser 8.400 a casi 27.000. Si el crecimiento de Agadir sigue su ritmo actual, Tikiouine, que se encuentra entre el centro de la ciudad y el aeropuerto, y cerca de una zona industrial, tendrá 171.000 habitantes en el año 2010. La ciudad satélite ya tiene los mismos problemas que su ciudad madre: asentamientos de ocupantes ilegales, barrios sin planificación y no urbanizados y una deficiente infraestructura básica al servicio de una población en aumento.

El proyecto de la ANHI en Tikiouine afronta estos problemas. Se están construyendo tres nuevas áreas de viviendas, que contarán con cerca de 11.000 parcelas, de las que el 32% se venderán a los ocupantes ilegales, el 40% a familias de ingresos medios e ingresos más bajos y el resto mediante subvenciones cruzadas. Casi 3.200 viviendas, situadas en dos barrios no planificados, accederán a los servicios básicos (agua potable, alcantarillado). Se están construyendo núcleos habitacionales familiares y semiacabados (según el modelo de Marins-Pecheurs) para 300 usuarios pobres seleccionados.

Por tratarse de un nuevo municipio, Tikiouine no tiene que tener en cuenta los factores limitativos que tenía R'Mel (en donde la gente llevaba años viviendo y no iban a trasladarse de ninguna manera) o Marins-Pecheurs (que debía realojar a los ocupantes ilegales en un barrio muy denso). No obstante, la ANHI ha tenido en cuenta la experiencia adquirida en estos dos proyectos. Los programas se están realizando en colaboración con las asociaciones de vecinos, el municipio y las autoridades locales. Los principios de autoayuda y de participación de los usuarios en la financiación son fundamentales. Por ejemplo, en los barrios sin planificar, la comunidad se hace cargo de las aguas residuales, de las conducciones del alcantarillado y de las conexiones individuales a los servicios básicos, las tasas de conexión se cobraban por anticipado. La financiación del proyecto es equilibrada y los beneficios de las subvenciones cruzadas los comparten todos los usuarios. Se han creado puestos de trabajo. Las mejoras ambientales del emplazamiento y los barrios de los alrededores suponen un beneficio importante derivado del proyecto. El logro de todos los programas es la transformación de las zonas de chabolas en barrios urbanos socialmente integrados y sostenibles: una práctica ejemplar.

Los tres proyectos son sostenibles, porque han transformado barrios de chabolas en barrios iguales a los de otras áreas urbanas y fomentan la integración de los residentes de ingresos más bajos en la vida política, económica y social de la ciudad.

El proyecto integrado de R'Mel es un modelo que puede ser reproducido en otras ciudades que tengan asentamientos de ocupantes ilegales en terrenos públicos. El resultado del proyecto de R'Mel es un barrio urbano sostenible, socialmente integrado y económicamente viable. Los aspectos positivos de este enfoque son:


El logro del proyecto es un barrio nuevo en el que más de 1.000 familias de ingresos bajos han conseguido el derecho de propiedad legal, el acceso a los servicios básicos (agua potable, alcantarillado, electricidad), y vivir en un entorno ambientalmente más seguro. Las familias se están integrando en un barrio más grande, socialmente integrado, y tienen acceso a los servicios públicos. A través del proyecto muchos de los antiguos ocupantes ilegales han adquirido una nueva formación y han conseguido un puestos de trabajo en microempresas. Por primera vez, constituyen una comunidad con voz en la toma de decisiones locales.

El proyecto de Marins-Pecheurs es un modelo de realojamiento de ocupantes ilegales en un barrio urbano muy edificado, donde las consideraciones de tipo político, físico y social excluyen el enfoque de emplazamiento y servicios básicos adoptado en R'Mel. La técnica empleada en Marins-Pecheurs de construir pequeñas unidades de vivienda en hilera que pueden ampliarse, a la vez que se preparan otras parcelas para edificar casas y pisos que se venden en el mercado libre, permite el realojamiento de los ocupantes ilegales en el barrio y la construcción de nuevas viviendas para que las adquieran otras familias. Los promotores inmobiliarios del sector privado pueden reproducir este modelo. Al igual que en R'Mel, el enfoque supone la estrecha colaboración con los residentes, de modo que se garantice que aceptan el proyecto definitivo.

El proyecto de Tikiouine aprovecha la experiencia de los proyectos de R'Mel y Marins-Pecheurs, en una comunidad suburbana de crecimiento rápido con graves problemas de ocupación ilegal y barrios sin urbanizar, pero con gran cantidad de suelo disponible para edificaciones nuevas. La ANHI se ocupa de edificar viviendas en emplazamientos nuevos, donde las parcelas, de distintos tamaños según estén dedicadas a la integración social de los antiguos ocupantes ilegales o a familias de ingresos medios, están mezcladas. Las condiciones de los barrios no planificados mejoran mediante la ayuda mutua. La comunidad participa en todas las actividades de diseño y realización. Todos los proyectos son equilibrados en cuanto a su financiación y los beneficios de las parcelas que se compran con subvenciones cruzadas se emplean para rebajar los precios a las familias pobres.



I M P A C T O



Este documento se ha editado a partir de una versión inglesa.
Traducido por Lourdes Domingo.


Revisado por Isabel Velázquez.

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