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Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 1996, y catalogada como BEST.
(
Best Practices Database.)
País/Country: Brasil
Región según Naciones Unidas: América del Sur
Región ecológica: Ribereño (cuencas hidrográficas)
Ámbito de la actuación: Ciudad
Instituciones: Gobierno local
Palabras clave = Elaboración del presupuesto. Planificación de
la inversión. Participación. Justicia social. Gestión urbana.
Categorías = Buena gestión urbana: descentralización; gestión y
administración públicas. Participación ciudadana y riqueza
Cultural: educación cívica; participación de la comunidad;
reducción de la exclusión social; integración social. Igualdad
y equidad de género: acceso a los recursos; control de los
recursos; plena participación en la sociedad; funciones,
atribuciones y cometidos en razón del género.
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Miele, Marcelo
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En este sistema, llamado Presupuesto Participativo, no participan
únicamente los técnicos y las autoridades del gobierno municipal,
decidiendo sobre la recaudación de impuestos y el gasto de los
fondos públicos, encerrados en sus oficinas. Es la población, a
través de un proceso de debates y consultas, quien determina y
decide la cuantía de los ingresos y los gastos, así como dónde
y cuándo realizar las inversiones, cuáles son las prioridades y
cuáles son los planes y acciones que debe llevar a cabo el
Gobierno.
El Presupuesto Participativo ha demostrado que la administración
transparente y democrática de los recursos es la única manera de
evitar la corrupción y el despilfarro de los fondos públicos. A
pesar de alguna opinión en contra de los tecnócratas, la
participación popular ha demostrado que el gasto es eficaz y
efectivo donde tiene que serlo, y que los logros conseguidos en
las obras públicas y en otros ámbitos son importantes para la
población. Desde su inicio, los proyectos decididos mediante el
Presupuesto Participativo, suponen inversiones superiores a los
700 millones de dólares, principalmente en infraestructura urbana
y en la mejora del nivel de vida de la población.
El Presupuesto Participativo ha demostrado también que la
intención de contar con mecanismos eficaces de participación y
el compromiso del Gobierno de hacer aquello que ha decidido la
población, es esencial para romper las cadenas y las barreras
burocráticas que separan a la sociedad del Estado, y para formar
una ciudadanía activa y movilizada. Hoy, en Porto Alegre, los
ciudadanos conocen las cuestiones públicas y deciden sobre ellas,
transformándose por tanto, ellos mismos, en los protagonistas de
su propio futuro.
El Presupuesto Participativo es conocido por el 60% de la
población, de acuerdo con un estudio de opinión pública, y
millones de personas participan activamente en el proceso,
acudiendo a encuentros, convenciones regionales, o asambleas para
tratar temas específicos.
En la actualidad hay al menos 70 ciudades en todo Brasil que
utilizan el sistema de Presupuesto Participativo, basándose en
la experiencia que tuvo lugar en Porto Alegre.
Inicio: 1989
Final: Continúa
Una historia breve
Porto Alegre es la capital del Estado de Rio Grande do Sul. Tiene
1.290.000 habitantes y está situada en el centro de una región
metropolitana de 3 millones de habitantes. Hasta los primeros
años de la década de los ochenta, Porto Alegre experimentó un
acelerado proceso de crecimiento de su población, que junto con
una fuerte concentración de los ingresos, generó una gran
inestabilidad y que dejó a una tercera parte de la población en
zonas periféricas de la ciudad sin infraestructuras urbanas.
Esta población ha sido históricamente olvidada por todos los
gobiernos municipales anteriores. En 1989 había una enorme
cantidad de personas que vivían en barrios ilegales de la ciudad,
sin alcantarillado ni calles pavimentadas, y cuyas chabolas
carecían de agua potable. Eso suponía una enorme deuda de los
poderes públicos con una parte muy importante de la población.
Cuando se inició el sistema de Presupuesto Participativo se pudo
comprobar que algunas personas habían estado luchando por
conseguir un sistema de alcantarillado o el pavimentado de las
calles durante más de 30 ó 40 años.
El Gobierno totalmente centralizado y no democrático era un
obstáculo insalvable para establecer una relación de
transparencia con la sociedad. El Ayuntamiento decidía las
inversiones, dejando a la población totalmente al margen del
proceso, y sus prioridades eran muy distintas a las de una parte
muy importante de la población.
Además de esto, la ciudad se enfrentaba a un desequilibrio
financiero y administrativo de naturaleza estructural. Los
ingresos del Ayuntamiento provenientes de los impuestos, eran
completamente desequilibrados e insuficientes para financiar ni
siquiera una mínima parte de las obras públicas que se debían
realizar para equilibrar el crecimiento de la ciudad y comenzar
a pagar la deuda social contraída con los millones de ciudadanos
que vivían en la miseria.
En 1989, cuando empezó a funcionar el sistema de Presupuesto
Participativo, éste se enfrentó a una difícil situación que,
además de la novedad del sistema, logró una modesta participación
de la población. En 1990, la participación se mantuvo muy
restringida, especialmente por las dificultades de financiación
que el Ayuntamiento atravesaba. A partir de ese momento, cuando
la ciudad recuperó su capacidad de inversión, gracias a una
profunda reforma fiscal, el Presupuesto Participativo recibió un
fuerte impulso. El Gobierno comenzó a tener fondos para abordar
las demandas y la población empezó a sentir y a ver con sus
propios ojos que se respetaban sus decisiones y que esto
repercutía en un mejor nivel de vida.
A partir de 1991, el Presupuesto Participativo se convirtió en un proceso masivo y emocionante que empezó a movilizar a las comunidades de todos los barrios. En 1994, por ejemplo, más de 11.000 personas, y en 1995, más de 14.000 acudieron a los encuentros y asambleas regionales dirigidas y coordinadas por el Ayuntamiento. Si añadimos a este número de personas la enorme cantidad de asociaciones locales y organizaciones populares participantes, tendríamos más de 100.000 personas ligadas de alguna manera a la elaboración del Presupuesto de la ciudad. Además de esto, cerca de mil entidades y asociaciones se han inscrito para participar en este Presupuesto.
Desarrollo del proyecto
El funcionamiento del Presupuesto Participativo ha mejorado en
los últimos años, al tratar de resolver los muy distintos
problemas que fueron surgiendo. Ya desde el principio, se vio
claramente que las prioridades de las regiones más pobres, donde
vivía la mayor parte de la población, eran muy diferentes de las
que tenían las regiones que disfrutaban de mejores condiciones
financieras . En las zonas pobres, por ejemplo, lo más necesario
era un sistema básico de alcantarillado, mientras que los
suburbios ricos aspiraban a tener una ciudad más limpia con más
parques y bulevares. Por otro lado, dentro de las zonas más
pobres de la ciudad no había un sentimiento común, y el grado de
organización de los ciudadanos para conseguir sus aspiraciones,
era muy dispar.
Otro problema al que se hizo frente fue a la tradición de la
relación política existente entre los poderes públicos y los
ciudadanos, basada en el intercambio de favores. Esta tradición,
profundamente arraigada en nuestra cultura política, conduce a
la pasividad y no a la participación. Además, no había
experiencia previa de debatir sobre temas importantes y técnicos,
como el presupuesto. Incluso después de la reforma fiscal, los
ingresos no eran suficientes para satisfacer todas las demandas
de la sociedad.
Por ello, se necesitaba una solución que rompiera, que
desarraigara la pasividad y esta relación política. Se tenía que
estimular la participación para determinar las inversiones y los
gastos basándose en criterios objetivos, aceptados por las
comunidades y capaces de abarcar toda la ciudad, a partir de una
lista de prioridades enfocada a reducir las enormes diferencias.
Las soluciones encontradas para resolver estos problemas, para
asegurar la plena participación, garantizar la democracia del
proceso y hacer que las discusiones fuesen educativas,
productivas y más ricas, son las siguientes:
La ciudad se dividió en 16 zonas, según criterios
geográficos, sociales y de organización de la comunidad, a través
de los cuales se organizó la plena participación de la población;
además, para permitir que otros ciudadanos y entidades ligados
a cuestiones como los derechos de la mujer, la asistencia
sanitaria, las asociaciones culturales, etc., participasen, se
crearon otras cinco organizaciones de participación dedicadas a
temas concretos: organización y desarrollo urbano de la ciudad,
transporte y circulación, asistencia sanitaria y social,
educación, cultura, actividades recreativas, desarrollo
financiero y previsión fiscal.
Anualmente, el Ayuntamiento promueve al menos tres grandes
asambleas de las organizaciones regionales, más las dedicadas a
asuntos concretos. En la primera, la contabilidad de la inversión
aprobada el año anterior, se hace pública para comprobar qué se
ha hecho realmente, qué se esta haciendo, y qué no se ha empezado
todavía y por qué. En este momento los ciudadanos pueden criticar
a la administración pública. Esta fase garantiza la transparencia
necesaria en el proceso, condición fundamental para mantener la
franca relación que pretende establecer el Presupuesto
Participativo. En la segunda fase, los vecinos de cada calle, de
cada barrio y los participantes de las organizaciones temáticas
deciden sus prioridades y eligen a los asesores del Presupuesto
Participativo.
Entre estas dos fases hay tiempo para una fase intermedia, en la
que se celebran numerosos encuentros, tanto en la esfera temática
como en la regional (dividida a su vez en microregiones). Es
entonces cuando la población expresa sus necesidades y establece
una cierta prioridad para las obras más urgentes. Aunque esto se
lleva a cabo en reuniones más reducidas, esta fase es la
fundamental del proceso porque para establecer prioridades, la
gente expresa sus deseos, dando lugar a una sana discusión sobre
lo que es más importante.
Una vez establecidas las prioridades, se eligen los delegados
y asesores de cada región u organización temática, y se
constituyen el Foro de los Delegados Regionales y de los
Delegados para cuestiones temáticas, el Consejo Municipal del
Plan de Gobierno y del Presupuesto.
El Consejo Municipal del Plan de Gobierno y del Presupuesto lo
constituyen dos asesores titulares y sus correspondientes
sustitutos elegidos por cada una de las 16 zonas de que consta
la ciudad, dos asesores titulares y sus correspondientes
sustitutos elegidos por cada una de las cinco organizaciones
temáticas, un representante titular y su sustituto del Sindicato
de Empleados Municipales, y un representante titular y su
sustituto de la Unión de las Asociaciones de Vecinos de Porto
Alegre. Los representantes del Gobierno son dos y no tienen
derecho al voto. El mandato de los delegados es por un año con
posibilidad de presentarse a la reelección. No obstante, este
mandato se puede revocar en cualquier momento, mediante un
proceso concreto que tiene lugar en el Foro de los Delegados
Regionales y de los Delegados para cuestiones temáticas, y que
requiere una mayoría cualificada de dos tercios.
El Consejo coordina y organiza el proceso de elaboración de los
presupuestos y del plan de inversión y, más tarde, comprueba la
ejecución del presupuesto acordado. Se celebran reuniones
semanales con un orden del día y se activa un vínculo permanente
con el poder ejecutivo.
Los delegados, cuyo número es muy superior al de los asesores,
tienen una reunión mensual y constituyen el mencionado Foro de
los Delegados Regionales y de los Delegados para cuestiones
temáticas. Su labor consiste en apoyar a los asesores recogiendo
información que después hacen pública e informando a la población
de los temas discutidos por el Consejo, y hacer el seguimiento,
junto con la comunidad, y la puesta al día de las obras públicas
previstas en el Plan de Inversión.
Después de las reuniones de las organizaciones temáticas y
de las regiones y de la constitución del Foro de Delegados y del
Consejo Municipal del Plan de Gobierno y del Presupuesto, se
comienza a elaborar el borrador final del Presupuesto Municipal
y del Plan de Inversión. En primer lugar, todas las secretarías
junto con los órganos de gobierno participan en las reuniones del
Consejo Municipal para discutir sobre las obras, su coste
económico y su viabilidad técnica. Con esa información en las
manos, los asesores y delegados vuelven a discutir con las
comunidades. Después, el poder ejecutivo presenta a los asesores
y delegados una propuesta de presupuesto detallada, que incluye
todas las partidas de ingresos y gastos. Después de que las tres
cifras principales del presupuesto están establecidas, el
siguiente paso es elaborar el Plan de Inversión. Se observan tres
criterios a la hora de concebir el Plan de Inversión:
Al final del proceso el Plan de Inversión se presenta para su
aprobación al Consejo Municipal del Plan de Gobierno y del
Presupuesto.
Después de la aprobación del Presupuesto Municipal por el Consejo, el poder ejecutivo envía la propuesta a los concejales del Ayuntamiento. Es así como se produce la unión real de la democracia directa y participativa con la democracia representativa. Naturalmente, es una relación tensa y difícil pero que ha demostrado ser extremadamente positiva. Los concejales de la ciudad discuten con el poder ejecutivo y con los asesores acerca de las cifras del presupuesto, presentan enmiendas y eventualmente sugieren cambios. Se establece entonces una difícil negociación, que da lugar a importantes cambios que no afectan a la estructura global del presupuesto, ya que los concejales saben que el presupuesto es el resultado de un verdadero proceso de representación política y social.
Los resultados del Presupuesto Participativo
Desde que el Presupuesto Participativo se ha consolidado, el
Ayuntamiento ha dedicado un porcentaje que varía entre el 15 y
el 25% de los ingresos e inversiones (el resto se emplea para el
pago de los salarios de los empleados y para sufragar los gastos
administrativos corrientes). De esta manera y de acuerdo con lo
dicho al principio, las obras decididas mediante el Presupuesto
Participativo, representan inversiones superiores a los 700
millones de dólares.
A lo largo de los años, el Presupuesto ha dado prioridad a las
obras de saneamiento básicas. Esto ha permitido un incremento del
suministro de agua, entre 1990 y el principio de 1995, de 400.000
hasta 465.000 familias. Hoy, la red de abastecimiento de agua
aprovisiona al 98% de las familias. Con respecto al sistema de
alcantarillado, el incremento ha sido aún mayor. En 1989, el
sistema de alcantarillado llegaba al 46% de las familias y, en
la actualidad, al 74%.
Con las inversiones que se prevé realizar el próximo ejercicio,
se debería llegar al final de 1996 con un 85% de la población
conectada al sistema de alcantarillado.
Otra cuestión prioritaria para el Presupuesto Participativo es
la pavimentación de las calles de los suburbios. Anualmente se
pavimentan entre 25 y 30 kilómetros de calles en los suburbios
y zonas más pobres de la ciudad. El alcantarillado, el alumbrado
público y la urbanización de zonas, la salud y el alojamiento,
son otras cuestiones que se consideran prioritarias.
En el campo de la educación, las inversiones decididas por el
Presupuesto Participativo permitieron aumentar el número de
matrículas a más del doble entre 1988 y 1995, además de una
considerable mejora de la calidad de la enseñanza.
Pero los resultados del Presupuesto Participativo no pueden ni
deben ser juzgados solamente por las cifras y los porcentajes,
aunque sean fundamentales para demostrar que la participación,
la transparencia y la democracia pueden hacer que el gasto
público sea mucho más eficiente y eficaz.
Tan importante como los resultados reales del Presupuesto Participativo, es la recuperación de la ciudadanía de Porto Alegre y su despertar ante una activa participación en los asuntos públicos.
Buenas Prácticas > América Latina y el Caribe > Concurso Internacional 1996 > http://habitat.aq.upm.es/bpal/onu/bp049.html |