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Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 1996 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/96/bp019.html

Normas de Planeamiento (1978) para el control del crecimiento de Botswana (Botswana-Suecia)


Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 1996, y catalogada como GOOD. ( Best Practices Database.)
País/Country: Botswana

Región según Naciones Unidas: África (Norte de África y Madagascar incluidos)
Región ecológica: Árido y semiárido
Ámbito de la actuación: Ciudad
Instituciones: Académicas y científicas, gobierno central, gobierno local y organismos internacionales.

Palabras clave = Medio ambiente. Igualdad. Residencial. Desarrollo sostenible. Planificación urbana.

Categorías = Igualdad y equidad de género: Disponibilidad de los recursos; control de los recursos; plena participación de la sociedad; legislación (igualdad). Erradicación de la pobreza: acceso a los préstamos; creación de empleo. Servicios sociales: educación; salud y bienestar; seguridad; grupos vulnerables. Vivienda y uso de suelo: vivienda asequible; acceso a la financiación de la vivienda; propiedad del suelo y seguridad; organización territorial y normativa (SIG incluido).

Contacto principal:
DRTP
P Bag 0042
Gaborone, Botswana
+267 354100

Patrocinador:
Swedish International Development Cooperation Agency (SIDA), Stockholm
Sida
Stockholm, Suecia

Socio:
Department of Town and Regional Planning, Ministry of Local Government (DTRP)
Richard Segodi
P Bag 0042
+267 357145

Socio:
Swedeplan, National Board of Housing, Building and Planning (KTH), Stockholm
Viking, Nils
Stockholm, Suecia
S-100 44
+46 8 790 7978/7967
viking@arch.kth.se


R E S U M E N

El Código de Control Urbanístico de Botswana de 1978, que regula el uso del suelo en parcelas individuales, preveía un uso eficaz del suelo, la infraestructura, el transporte y los recursos humanos. Esto beneficiaba a los más favorecidos. El Código de 1995 fomenta la eficacia y beneficia a los menos favorecidos- sin perjudicar a los más ricos. Todo parece demostrar que los impactos tangibles serán duraderos. Las peculiaridades de su historia y de su economía pueden ser la razón de la planificación equitativa de los espacios urbanos del país y de que el nuevo Código haya sido ratificado por el Gabinete. Esto puede limitar la extrapolación inmediata pero los indicios de que el enfoque conlleva beneficios a largo plazo deberían ser un aliciente para otros países.


Inicio: 01/89
Interrupción: 03/95


D E S C R I P C I Ó N


El urbanismo de Botswana es uno de los más rápidos del mundo. El Código de Control Urbanístico del país de 1978, que regula el uso de suelo residencial, comercial e industrial en parcelas individuales, preveía un uso eficaz del suelo, las infraestructuras, el transporte y los recursos humanos. El código proponía densidades bajas, establecía áreas residenciales compactas y no fomentaba las actividades económicas del sector informal. El que tuviera distintas normas para cada grupo socioeconómico no facilitaba el alojamiento de la mayoría de la población de bajo nivel de rentas: tenían que cumplir la misma ocupación máxima de parcela, a pesar de que algunas parcelas eran mucho más pequeñas; y se les permitía menos autonomía para el uso de sus parcelas. Las normas del Código respecto a la localización y tamaño de los edificios, con una fosa séptica en cada solar y mayor proporción de suelo para urbanizar, dejaban como edificable menos de la mitad de la parcela.

Los ricos no tenían limitaciones. Podían edificar una segunda vivienda para alquilar. Podían construir un almacén para todo tipo de usos. A los pobres, que a menudo dependían del subarriendo como suplemento para su economía, no se les permitía tanta libertad. Las economías sumergidas de subsistencia se refugiaron en las reservas de suelo para viales y los espacios abiertos fuera de ordenación.

La expansión urbana, el establecimiento de zonas de edificación en bloques, la falta de un transporte público eficaz y asequible y el hacinamiento en un tipo de vivienda pequeña "europea", a menudo construida con materiales "permanentes" no asequibles, constreñían a la mayoría de la población urbana.

El nuevo Código favorece una mayor eficacia al anticiparse al crecimiento de las infraestructuras y los costes del transporte, la carencia de suelo y otros recursos en las áreas urbanas. Generalmente permite el incremento de densidades, acepta usos mixtos de suelo y fomenta una economía informal. Sus normas para la gestión residencial son las mismas para todos. Los avisos se realizan de forma que puedan ser conocidos por la mayoría de la población. En este sentido se favorece a los menos privilegiados. La alineación de fachadas respecto a fondos y linderos se reduce a 2,5 metros y la ocupación del solar se incrementa del 33% al 50%. Se permiten las actividades económicas sin perjuicio del medio ambiente. Actualmente todos tienen libertad para construir una segunda vivienda, que se puede alquilar, y para construir un almacén permanente. Se fomentan los ingresos suplementarios.

El nuevo Código se ocupa de los ancianos y los desfavorecidos en los usos de suelo residencial para varias familias, suelo comercial y, actualmente regulado, ciudadano y comunitario. Se garantiza la accesibilidad, por ejemplo, por medio de rampas. Se debe proporcionar espacio libre privado y zonas verdes para niños y adultos en las viviendas multifamiliares. Se permite el aumento de la altura de la edificación para este uso de suelo, pero se restringe mediante normativa sobre ascensores y escaleras de incendios. Deben proporcionarse áreas de zonas verdes para los usos de suelo comercial, ciudadano y comunitario.

El nuevo Código pretende ser claro para todos sus usuarios respecto a los derechos y obligaciones. Para este fin, proporciona un listado con una interpretación de las palabras clave y los conceptos utilizados. Las ilustraciones son sencillas.

El nuevo Código tenía que ser el resultado de una acción conjunta con otras agencias involucradas, sobre todo las de Vivienda, Investigación y Cartografía, Obras, Comunicaciones, y los Departamentos de Edificación, Salud e Ingenieros Civiles a nivel del gobierno local, la Corporación Paraestatal de Vivienda de Botswana (BHC)) y la Oficina del Fiscal General. El borrador se envió a los ministerios y departamentos involucrados, organizaciones profesionales y ONG para su consulta. También se organizaron seminarios y talleres a nivel local y regional para discutir y evaluar el borrador. Todo lo que se extrajo de esta revisión se reflejó en la propuesta final que fue aprobada por la Junta de Planificación de la Ciudad y el País (TCPB). El Ministerio consideró el Código de interés nacional e intervino para ampliar las bases de aplicación a nivel de gabinete. Anteriormente, el Comité de Revisión de la Normativa comprobó su compatibilidad con el marco superior de normativas. El gabinete aprobó el nuevo Código en marzo de 1995.

La revisión reconoció dos premisas: en primer lugar, que la expansión urbana, la calificación para construcción de bloques, los estándares no asequibles e inadecuados y la falta de equidad, no llegaban a un desarrollo sostenible; y segundo, que el potencial de alojamiento y construcción de asentamientos, que movilizaría, tanto recursos humanos como de otro tipo, debía ser explotado al máximo. El diseño del nuevo Código basa, pues, su enfoque en una estrategia de capacitación, solicitando reformas en la regulación para evitar el hacinamiento innecesario. También acepta que el desarrollo sostenible requiere tanto la erradicación de la pobreza como concienciar sobre lo relativo al medio ambiente. La equidad es un factor fundamental para lograr ambos.

Para acometer la revisión del Código era necesario valorar si el enfoque seleccionado era realista. Las especificaciones nacionales en cualquier sistema de normativa para proporcionar asentamientos y vivienda tienden a ser extensas e imprecisas, pero pueden ser un indicador que lleva implícita la intención del gobierno. No había una especificación clara para favorecer a los menos privilegiados en el Plan de Desarrollo Nacional de Botswana (NDP7) pero existían indicios de cambio. El Plan, ahora en curso, de 1991-97 reconoce la necesidad de un enfoque de desarrollo integrado. En cuanto a justicia social, éste argumenta que una transición a una gestión más diversificada podría conllevar que las subvenciones estuvieran mejor repartidas y que todos pudieran tener acceso a un alojamiento adecuado; habrá "...subvenciones específicas, determinadas, para proporcionar vivienda a aquellos que lo necesiten, para correr con los gastos de los servicios básicos y de vivienda..." (MFDF 1991, pag 421).

En la Ley para la Planificación de la Ciudad y el País de Botswana de 1997 no se hacía referencia a la autogestión. Algo típico en esa época es la estrategia de "arriba a abajo" en el hecho de devolver el poder de planificar a la autoridad local. Aun así, la agencia responsable había aceptado cambiar la ley y considerar que la presente debería actualizarse a este respecto.

Los Estándares Urbanísticos (UDS) de 1981, operacionales desde el inicio de los trabajos sobre el Código, contenían referencias específicas con vistas a favorecer a los menos privilegiados: los servicios de infraestructura y las instalaciones deberían establecerse de forma que aseguraran las mejores condiciones para el desarrollo futuro. Las UDS revisadas de 1992 no hacen ninguna referencia respecto a favorecer a la mayoría de rentas bajas, pero impone una reducción del 50% del tamaño mínimo de parcela para esta categoría. Exigen, sin embargo, que todas las parcelas de uso residencial estén provistas de instalaciones de saneamiento que les permitan prevenir la contaminación de las aguas. Con dudas desde la consideración convencional del medio ambiente, este sistema permite una economía de escala y hace innecesaria la zona de protección sanitaria entre la fosa séptica y el espacio habitable. La parcela se puede utilizar de forma más eficaz. Se ha reducido considerablemente el consumo de agua, gracias a modernos sistemas de suministro de agua compatibles con el medio ambiente que ya están en el mercado.

La todavía vigente Ley de la Construcción de 1981, contiene dos tipos de normativas para el control de la edificación: uno, con estándares de intervención, para la vivienda de bajo coste y autogestionada; y el otro, para el resto de las categorías. Legalmente, la mayor parte de la construcción debería regularse con el primer tipo. Pero en la práctica no se utiliza. La razón es que adoptar materiales de construcción "permanentes" y técnicas "modernas" llega a ser un requisito indispensable para conseguir la licencia de edificación. Al reconocer que también esta ley está desfasada, el gobierno se propone revisarla. Como decisión preliminar, decidió que el nuevo Código debería recoger aquellos asuntos relacionados más directamente con la construcción antes que la normativa para la planificación. El Código sería objeto de continuas modificaciones, posibilitando cambios y ajustes, y la compatibilidad con unas nuevas TCPA y una nueva Normativa de la Edificación.

El alojamiento urbano en Botswana está supervisado por el Código y organizado a través de la Agencia para la Vivienda Autogestionada (SHHA). La Agencia es una institución del gobierno local apoyada por el gobierno central. Dejando aparte el comparativamente menor sector de la vivienda privada, BHC proporciona el mayor porcentaje de vivienda. El gobierno prepara actualmente parcelas SHHA e infraestructura básica tales como viales pavimentados y asfaltados, drenajes, conexiones a la red de abastecimiento de agua y saneamiento para prevenir la contaminación de las aguas. Las parcelas se destinan a ciudadanos de rentas bajas que residan en un área concreta, empleados o empresarios, con no menos de 21 años y que no tengan todavía en propiedad o en arriendo una parcela. Los ingresos medios anuales para una unidad familiar tipo fueron de 630 a 5.250 dólares estadounidenses (1 BWP, Botswana Pula= 0,35 dólares estadounidenses) en 1994. Al inquilino de la parcela se le aseguraba la forma de tenencia y se le ofrecía un préstamo de materiales de construcción (Building Materials Loan (BML)) como materiales de construcción "permanentes". El préstamo se concede sólo si los estándares de la construcción se ajustan a lo establecido en la normativa de la edificación, señalada más arriba, inicialmente concebida para vivienda no autogestionada. En 1994, la tasa de servicio para cubrir los costos de gestión de la parcela y canalizaciones de agua fue de 4,2 a 5,27 dólares al mes. El plan de SHHA se ha diseñado para ser autofinanciado y se espera que los arrendatarios de las parcelas reembolsen el BML y paguen la tasa de servicio. Del 63% de todas las unidades familiares que en 1989 fueron alojadas a través de la SHHA, el 315 eran subarrendadas (MFDP 1991, pag. 408). El 4% de la provisión total de viviendas estaba ilegalmente ocupado en 1991. En Francistown, la proporción era del 16,5% (ibid, pag 408). NDP7 muestra que, justo antes del diseño del nuevo Código, el número de espacios habitables por unidad familiar era de 2,48 y la media de personas por espacio habitable era de 1,62 (ibid 1991, pag 407). Una primera observación sugiere que las viviendas del área de SHHA adolecen de hacinamiento, algo que corrobora una revisión reciente de la agencia (MLGMH 1992, pag 1). La demanda existente de vivienda de la SHHA no satisfecha, alcanzaba en 1992 12.000 parcelas, y las predicciones eran de 5.000 viviendas al año, entre el 1992 y el 2000 (ibid, pag 3-3). La previsión de población en Botswana para 1996 es de 1.492.000 personas (MFPD 1995).

El tope para un préstamo para materiales a través de la SHHA en 1994 era de 1.260 dólares, y la devolución del préstamo era al 9% a 15 años. El crédito para la gestión de la SHHA también se puede conseguir de la Sociedad de la Construcción de Botswana (BBS)), a condición de que la forma de propiedad no sea un Certificado de Derechos (COR) sino una Subvención Estatal a Plazo Fijo (FPSG). El coste medio, según un tasador privado, para acogerse a una FPSG era de 0,88 dólares por metro cuadrado. Actualmente, todas las parcelas asignadas a través de la SHHA pertenecen a esta categoría FPSG. Otra condición es que esté realizada la conexión a la red de abastecimiento de agua. El coste para ello, gracias a la diversidad de niveles socioeconómicos de los barrios residenciales del área de Botswana, fue tan sólo de 63 dólares en Gaborana, en 1994. Una renta mínima por unidad familiar de 175 dólares al mes, cualificada para conseguir el mismo año un préstamo de un máximo de 3.500 dólares, a devolver a un 14,5% de interés, a 25 años. Los ingresos medios mensuales de una unidad familiar de rentas bajas eran de 52,5 a 292 dólares en 1994, y el BBS puede establecer el salario mínimo mensual cualificado en 52,5 dólares. Esto podría proporcionar un préstamo de 1.120 dólares. A la vista de ello, el coste de una vivienda tipo SHHA construida de forma convencional es de 2.800 dólares. La BBS, no obstante, no exige la edificación con materiales de construcción "permanentes" ni técnicas "modernas".

Es útil buscar también, al objeto de hacer realistas las ambiciones del diseño, los indicios que demuestren que las declaraciones de intenciones para favorecer a las mayorías están autorizadas por las agencias ejecutoras para el proceso de planificación. Había tres indicios: en primer lugar, los estándares de servicios más equitativos en la nueva UDS; en segundo lugar, el encargo de la revisión independiente de la SHHA, la cual recomienda materiales de construcción más baratos y autóctonos, y la eliminación de subvenciones para vivienda urbana a los grupos con ingresos altos y medios; y, en tercer lugar, la actuación mediante la cual BBS concede crédito a los participantes en la SHHA, y por la que se puede extender este crédito hasta llegar a las categorías de ingresos más bajos de la SHHA.

También se encontraron indicios en la planificación espacial ejecutada en Botswana. Por ejemplo, los barrios residenciales albergan distintos niveles socioeconómicos. Únicos en esta región, ahora son pauta y están aceptados por el NDP7.

La base teórica que sostiene el enfoque para diseñar el nuevo Código encuentra apoyo tanto en la Teoría de la Justicia como Bien de Rawls ( Rawls 1972) como en el Utilitarismo. La primera aconseja que el contrato social debe basarse en la premisa de que la desigualdad sólo puede tolerarse si es en beneficio del menos favorecido. La segunda tiene como objetivo maximizar la utilidad total o felicidad, pero a menudo se le acusa de ignorar los factores distributivos, ( Daniels 1975). Beatley (1984) aplica el principio de maximización de Rawls para la gestión del crecimiento urbano, y predica que ésto produce mayores inversiones para las clases bajas, sin perjudicar a los más ricos. La definición de maximización de Rae (1981), es preferible cualquier inversión que maximice los mínimos, aprueba la teoría de Rawls, y se puede aplicar para analizar los marcos reguladores. Esto no perjudicará a los más favorecidos en una economía de crecimiento. En una economía estancada o de recesión, esto implicará sacrificios por parte de las clases más pudientes.

Ya son discernibles los impactos del nuevo Código. En el uso de suelo de vivienda unifamiliar, se ha permitido a las categorías de rentas bajas reducir la distancia a linderos e incrementar la ocupación de parcela. Se acepta la economía informal. Los bloques de vivienda de coste medio y alto, que ocupan menos espacio que las viviendas adosadas, se están haciendo habituales. Esto proporciona densidad. En las solicitudes de vivienda plurifamiliar, los monótonos bloques de apartamentos iniciales, con espacio sólo para aparcamiento justo delante y sin zonas verdes, se han reemplazado por urbanizaciones imaginativas con grandes espacios abiertos para cada apartamento, áreas de zonas verdes, aparcamientos alejados de los espacios habitables y numerosas rampas para los ancianos y discapacitados. Actualmente puede utilizarse una mayor superficie de parcela para uso de suelo comercial, ciudadano y comunitario. Esto proporciona un mayor beneficio económico al gestor. A cambio, se han tenido en cuenta la reducida movilidad de los ancianos y los discapacitados, y las necesidades generales para mejorar el medio ambiente. No hay razón para pensar que estos cambios no vayan a continuar.

Es aún pronto para evaluar los impactos en el desarrollo industrial. Las normas existentes respecto a la ocupación del solar y distancias a linderos se han relajado, y se han endurecido en lo que se refiere al cuidado del medio ambiente. Es también demasiado pronto para evaluar los impactos del nuevo Código respecto a los usos mixtos de suelo, anuncios publicitarios y gasolineras.

Las oportunidades para transferir el enfoque al nuevo Código están limitadas por las características locales. Es probable que la particular historia y economía de Botswana haya hecho posible el tratar asuntos de justicia distributiva, lo que será difícil de llevar a cabo en cualquier momento en otro lugar. ¿Es la relativamente reciente urbanización de Botswana y su buena economía lo que ha proporcionado barrios residenciales mixtos y una distribución equitativa de infraestructuras básicas, físicas y sociales?. La respuesta es posiblemente afirmativa. Con todo, existen ventajas sociales y económicas inherentes al enfoque difíciles de evaluar -una, que es inicialmente costoso, pero proporciona economía de escala, cohesión social y autogestión.

Algunos elementos deberían imitarse directamente, por ejemplo, las normas sobre protección ambiental para la industria y la atención a los ancianos y discapacitados en usos comerciales y comunitarios. Los asuntos culturalmente más complejos, como las normas de igualdad para todos los niveles socioeconómicos, la autonomía de la autoridad local para tratar los temas de intervención y control de la planificación urbana, las normas generales para regular mayores densidades y los usos mixtos de suelo, pueden necesitar una aplicación gradual. Es probable que exista la necesidad de contar con el apoyo de los tecnócratas, políticos y ONG para lograr un desarrollo sostenible, basado en la erradicación de la pobreza, el fomento de la participación ciudadana, concienciación de la igualdad de sexos y protección ambiental.

Referencias

Beatley, T. 1984. "Applying Moral Priciples to Growth Managment". En el "APA Journal". Otoño de 1984, pag 459-469.

Daniels, N(ed).1975. "Reading Rawls: Critical Studies of a Theory
of Justice". Basil Blackwell, Oxford.

(MFPD) Ministry of Finance and Development Planning. 1991. "National Development Plan 7 1991-1997".
Editorial del gobierno. Gaborone.

(MFPD) Ministry of Finance and Development Planning. 1995. "Provisional Population Projections 1991-2021".
Central Statistics Office. Gaborone.

(MLGLH) Ministry of Local Government, Lands and Housing. 1992. "Review of the Self-Help Housing Agency".
Maendelelo (Botswana) en asociación con Wohlhuter & Associates, Gaborone.

Rae, D. 1981. "Equalities". Harvard University Press. Cambridge. Massachusetts.

Rawls, J. 1972. "A Theory of Justice". Oxford University Press. Oxford.



I M P A C T O


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Este documento se ha editado a partir de una versión inglesa.
Traducido por Arantza Alvarez Zabala.


Revisado por Lourdes Domingo e Isabel Velázquez.

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