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Transformación de entornos habitables para la prevención del mal de Chagas en El Pinalito (Santa Ana, El Salvador)

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2012, y catalogada como BEST. (Best Practices Database)
País/Estado — El Salvador
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — tropical y subtropical
Ámbito de la actuación — pueblo
Agentes — fundación; organización no gubernamental (ONG); gobierno regional.

Categorías — Gestión ambiental. Vivienda. Vivienda y derechos humanos.


Contacto Principal

Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (FUNDASAL) — fundación
Ismael Castro Velásquez, Director

Calle L-B 7,
421 Ciudad Delgado,
San Salvador (El Salvador)

Tel: +503 2536 3501
Fax: +503 2276 3953
E-mail: direccion@fundasal.org.sv
Web: http://www.fundasal.org.sv


Socio

Manos Unidas — organización no gubernamental (ONG)
Raquel Carballo

Barquillo 38 planta 3, 
28004 Madrid (España)

Tel: +34 91 7003389 / +34 91 3082020
Fax: +34 91 7003818
E-mail: cofitec7@manosunidas.org
Web: http://www.manosunidas.org
Colaboración financiera.


Socio

Gobierno de Cantabria — gobierno regional
Ma Elvira Roel Sánchez

Juan de Herrera 19 planta 3,
39002 Santander,
Cantabria (España)

Tel: +34 942 208606
Fax: +34 942 208563
E-mail: cantabriacoopera@cantabria.es
Colaboración financiera.


Socio

Misereor — organización no gubernamental (ONG)
Marcelo Waschl [waschl@misereor.de]

Mozarstrasse 9,
D-52064 Aquisgrán (Alemania)

Tel: +49 241 442230
Fax: +49 241 442188
Colaboración financiera.


Socio

Fundación Gloria de Kriete — fundación
Douglas Marroquín [douglasmarroquin@gmail.com]

José Martí, 7ª calle Poniente bis 276,
29 Colonia Escalón,
San Salvador (El Salvador)

Tel: +503 2263 4223 / +503 2237 8673
Fax: (503)2237 8673
Colaboración financiera.

Resumen

El mal de Chagas tiene un impacto significativo en las familias empobrecidas que viven en condiciones precarias, especialmente en los niños, cuyas expectativas de vida se ven mermadas debido a esta mortal y silenciosa enfermedad. El Pinalito, un asentamiento rural aislado en El Salvador, se encontraba carente de servicios básicos y cuidados médicos en un entorno propenso a la proliferación de la chinche picuda (el Triatoma dimidiata).

FUNDASAL puso en marcha el proyecto Formación y mejora del hábitat para la prevención del mal de Chagas en El Pinalito basándose en tres líneas príncipales: la reducción de las vulnerabilidades socioeducativas, el fortalecimiento de las capacidades organizativas para la autogestión sanitaria de la comunidad y la reducción de la vulnerabilidad física de las viviendas y de su entorno. Las intenciones del proyecto han sido establecer un modelo de intervención replicable y reducir las vulnerabilidades físicas y sociales de las familias y sus viviendas.

La población es consciente de la importancia de mejorar su espacio habitable y regularizar el régimen de propiedad de la tierra. Mediante el empleo de materiales locales, han desarrollado y aplicado capacidades constructivas para reparar y mantener sus viviendas y su entorno, haciéndolas seguras, saludables y ambientalmente sostenibles.

Las entidades comunitarias, las familias, los jóvenes y los niños conocen la enfermedad y los aspectos físicos que incrementan su transmisión. Por ello, practican hábitos sanitarios higiénicos y otras medidas preventivas que han hecho decrecer la presencia de otras enfermedades. Se crearon, además, varios comités sanitarios con la ayuda de los jóvenes del área, quienes llevaron a cabo acciones para mantener las mejoras ambientales y fomentar los hábitos saludables entre sus familias.

Las entidades comunitarias coordinan y ponen en marcha planes de autogestión enfocados a la mejora de la sanidad y el desarrollo de la comunidad, y cuentan con la implicación de agentes públicos y privados para otras medidas complementarias.

En 2011 el proyecto recibió el premio Ayudando a quienes ayudan de la Fundación Kriete. La contribución monetaria del premio se invirtió en construir corrales, cocinas ecológicas y letrinas de compostaje, que mejoran las condiciones de vida y refuerzan el impacto sobre la prevención de enfermedades.

Fechas Clave

Descripción

Situación previa a la iniciativa

El Pinalito es una comunidad rural con casas hechas de adobe y quincha, la mayoría muy deterioradas, sin servicios de asistencia sanitaria y con fuentes de infección de la chinche picuda, tales como las gallinas que la gente guarda bajo sus camas, la leña almacenada cerca de los alféizares o las paredes y los tejados de plástico. Se trataba por tanto de una zona con alta incidencia del mal de Chagas en la que no se habían tomado medidas preventivas.

Establecimiento de prioridades

Un estudio apoyado por la Unidad de Control de Vectores de Santa Ana verificó las condiciones del área y el efecto del mal de Chagas. Tras la celebración de varias reuniones con directivos comunitarios, se detectaron serios problemas en materia de vivienda y vulnerabilidad de mujeres y niños, así como el abandono del área por parte de las instituciones estatales. Por ello, la propuesta de FUNDASAL apuntó a reducir la vulnerabilidad física y social al mal de Chagas y a fortalecer la organización y el acceso a la información desde una edad temprana.

Formulación de objetivos y estrategias

El modelo de trabajo integra la mejora física de las vivienda y los espacios habitables del entorno a través de la concienciación, la formación y la organización comunitaria, ayudando a erradicar manifestaciones directas de pobreza y marginalidad.

La organización de los habitantes generó en la comunidad un sentimiento de pertenencia, así como de responsabilidad a la hora de abordar sus problemas. Durante el proceso de autogestión, la comunidad reunió criterios y elementos para la toma de decisiones en lo referente a su situación particular. La población fue capaz de reconocer y llevar a cabo acciones técnicas, educacionales y organizativas consideradas esenciales para la mejora de la sanidad y el desarrollo de la comunidad.

Movilización de recursos

Los recursos financieros fueron gestionados y administrados por FUNDASAL. En la escala local, las familias contribuyeron mediante el suministro de materiales locales, mano de obra no cualificada y apoyo logístico.

La fundación española Manos Unidas y el Gobierno de Cantabria fueron las agencias de financiación para la construcción y rehabilitación de viviendas y la puesta en marcha del proceso socio-organizativa.

La Fundación Kriete, a través del premio Ayudando a quienes ayudan y del apoyo de un donante anónimo, proveyó de fondos para la construcción de letrinas de compostaje, cocinas ecológicas y corrales para 27 familias (acciones todas ellas complementarias al proyecto).

Misereor apoyó el proceso técnico de educación, aportando fondos para costear los profesores y los materiales necesarios para la formación.

La situación legal del régimen de propiedad del suelo era un serio problema en la comunidad, por lo que FUNDASAL se encargó de aportar asesoría legal, resolviéndose la mayoría de los conflictos.

Por otro lado, se firmó un acuerdo con la directiva del Departamento de Educación para coordinar y dar charlas a los niños y los jóvenes de las escuelas del asentamiento.

Asimismo, las autoridades del Sistema Básico de Salud Integral de la municipalidad reconocieron oficialmente a los comités sanitarios establecidos por el proyecto, aportándoles asesoramiento y formación. Además, nombraron a un miembro de los comités sanitarios como promotor sanitario del área.

Proceso

Durante el desarrollo del proyecto surgieron varios problemas. Uno de ellos fue la situación del régimen de propiedad del suelo, ya que más del 60% de las familias no disponía de escrituras sobre los terrenos. Algunas de ellas se asentaron en tierras cuyos terratenientes no cedieron los permisos de propiedad. Otras poseían las tierras gracias a herencias familiares, pero no habían formalizado la transferencia de la propiedad. En respuesta, Manos Unidas autorizó una flexibilización de los requerimientos y se estudiaron soluciones a corto plazo. Para ello, FUNDASAL asesoró y preparó contratos y alternativas legales que consideraban de manera apropiada la relación con los propietarios.

Por otro lado, algunos hogares no pudieron ser rehabilitados debido al grado de deterioro y tuvieron que ser completamente reconstruidos.

Además, por tratarse de un área rural excluida y marginada, el acceso rodado al asentamiento era difícil y casi intransitable durante la estación de lluvias, por lo que el suministro de materiales de construcción sufrió varios retrasos. La gestión comunitaria ha logrado varias mejoras en ciertos tramos críticos de la carretera.

Para no interferir en las labores agrarias de las familias, se adaptaron los diferentes procesos socioeducativos y constructivos en función de la disponibilidad de éstas.

La implicación de las familias se llevó a cabo de una manera organizada, fortaleciendo las relaciones dentro de la comunidad, promoviendo la formación de nuevas estructuras comunales para coordinar las acciones con instituciones estatales.

Debido a la mala coordinación, la falta de un marco legal apropiado y los limitados recursos provenientes de instituciones tales como el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Obras Públicas, surgieron grandes brechas en los servicios suministrados a la población.

Para afrontar esta situación, se llevó a cabo una extensa campaña de concienciación en todo el asentamiento, así como en diversas instituciones públicas y privadas. Esto ayudó a que se crearan grandes expectativas en torno al proyecto, adquiriendo el compromiso de la población gracias al impulso generado por las acciones que se llevaron a cabo. Asimismo, las instituciones se vieron motivadas a contribuir, formando la Red de Prevención del Mal de Chagas.

El uso de técnicas de aprendizaje efectivas fomentó ciertos cambios de conducta en la población que resultaron fundamentales para la aparición en la comunidad de nuevas actitudes, prácticas y conocimientos.

En un primer momento, no se consideró trabajar específicamente con niños en los colegios; sin embargo, se llegó a la conclusión de que la formación en educación sanitaria sería más efectiva si se empezaba con las generaciones más jóvenes, por lo general más receptivas a mensajes de cambio. Por consiguiente, involucrar a este grupo demográfico se convirtió en un mecanismo perfecto para influir en las familias y hacerles partícipes de la comprensión del problema.

Resultados obtenidos

El principal apoyo financiero para desarrollar el proyecto fue aportado por el Gobierno de Cantabria, en colaboración con la fundación española Manos Unidas. Ambas instituciones firmaron un acuerdo por el cual FUNDASAL sería el principal organismo de ejecución. Asimismo, las familias del asentamiento El Pinalito contribuyeron con materiales locales y mano de obra no cualificada, mientras que la Fundación Kriete también aportó medios financieros al proyecto a través del premio Ayudando a quienes ayudan, que se empleó para actividades sanitarias complementarias.

Las familias desarrollaron nuevos conocimientos sobre cómo mejorar sus viviendas con una tecnología apropiada y usando materiales locales, lo que ayudó a reducir costes y mantener las casas sin la asistencia de FUNDASAL respetando y actualizando los sistemas que ya se estaban empleando (como, por ejemplo, la construcción con tierra), pero aplicando métodos tradicionales y bajo condiciones de pobreza.

Este aprendizaje mejoró el tipo de construcción, lo hizo ambientalmente sostenible y de fácil mantenimiento y redujo los brotes infecciosos causados por la chinche picuda.

La construcción de letrinas de compostaje, cocinas ecológicas y pequeños corrales fomentó que aparecieran cambios en los hábitos higiénicos de las familias para prevenir la enfermedad. Las habilidades desarrolladas hicieron que les fuera más fácil mantener y mejorar todo lo que se había construido durante el desarrollo del proyecto (algunos participantes ya han construido sus propias cocinas empleando los conocimientos adquiridos).

La concienciación sobre la enfermedad permite que exista una estrecha relación entre la comunidad y las unidades sanitarias, pudiendo ahora los habitantes identificar los síntomas y alertar de manera inmediata a las instituciones.

La conformación de los comités sanitarios hace posible que se establezca una relación estratégica con el Ministerio de Sanidad a través de la organización comunitaria, que se ha visto reforzada y sigue autogestionándose con el apoyo de instituciones públicas y privadas. La Municipalidad, la Unidad de Control de Vectores de Santa Ana, SIBASI, las escuelas de la zona, etc., coordinadas con las organizaciones comunitarias, llevan a cabo actividades que contribuyen al desarrollo del área y a la sostenibilidad de los proyectos.

Lecciones aprendidas

La estrategia de trabajo con otros agentes, incluyendo a las instituciones estatales como el Ministerio de Educación y el Ministerio de Sanidad, debe ser fortalecida a través de la firma de acuerdos o cartas de compromiso que aseguren un desarrollo integral de la comunidad, así como la permanencia de los resultados más allá de la duración del proyecto.

Los proyectos piloto de esta naturaleza, que tienen un impacto no sólo en las condiciones físicas y organizativas de las comunidades, sino también en las sanitarias, deben ser evaluadas para determinar y remarcar la efectividad de las acciones.

El éxito de un proyecto que propone la eliminación del mal de Chagas recae fundamentalmente en la capacitación de las familias para llevar a cabo futuras reparaciones en las viviendas, así como en seguir desarrollando actividades a favor de la salud (prevención, cambios en los hábitos higiénicos, etc.). Para alcanzar este objetivo, es fundamental el apoyo institucional (entre otros, del Ministerio de Sanidad).

Las familias rurales con las que se trabajó en el proyecto tienen vulnerabilidades físicas en su hábitat, lo que significa una gran incidencia del vector que provoca el mal de Chagas. Sin embargo, dichas familias padecen otra grave vulnerabilidad adicional: la referente al régimen de propiedad del suelo, ya que no poseen documento alguno que les proteja.

El proyecto también ha fortalecido la cohesión comunitaria. Antes de la intervención, cada familia se preocupaba únicamente de resolver los problemas relativos a su propia subsistencia. La metodología del proyecto ha facilitado la integración entre diferentes familias dentro de la comunidad, así como entre las diversas comunidades. Dicho aspecto fortalece el proyecto y es vital para la sostenibilidad del mismo.

Otra importante lección aprendida es la necesidad de ejecutar intervenciones integrales. Éstas deben incorporar acciones complementarias involucradas directa e indirectamente en una aproximación global a la mejora de las condiciones sanitarias.

La motivación de los agentes para coordinarse a sí mismos surgió tras el impacto generado en el área por la acción del proyecto. La extensión en el modelo de atención ha hecho que estos resultados sean posibles.

Transferibilidad

Varias comunidades vecinas que han presenciado la transformación del hábitat de la zona han comenzado a aplicar algunas de las técnicas constructivas desarrolladas en El Pinalito, siendo asesorados en ocasiones por representantes de dicha comunidad.

Las capacidades desarrolladas en materia de liderazgo y autogestión han contribuido a poner en marcha acciones para el desarrollo de la comunidad, todo un ejemplo para las organizaciones vecinas que se han unido al consejo intercomunal constituido en la zona.

La sensibilización y concienciación de las familias, los niños y los jóvenes ha hecho evidente un cambio de actitud en cuanto a la involucración de estos en la mejora de sus viviendas y de su entorno, así como en la práctica de buenos hábitos higiénicos. La experiencia vivida en el proyecto ha sido un ejemplo para las transferencias con familias de diferentes municipalidades.

Los comités sanitarios han desempeñado un papel protagonista en la supervisión y el control de las medidas preventivas, generando una estrecha coordinación entre las instituciones públicas y las privadas. El reconocimiento del trabajo ha sido un ejemplo para las comunidades vecinas y como resultado, se ha conseguido que se proporcione a la zona un trabajador sanitario.


Edición del 29-10-2012
Traducción del inglés: Equipo de traducción y edición
Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2012 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/12/bp4479.html   
 
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