Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2012 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/12/bp4329.html |
País/Estado — Argentina
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — costera
Ámbito de la actuación — ciudad
Agentes — institución académica o de investigación; organización no gubernamental (ONG); organización de base comunitaria (OBC); fundación; gobierno local.Categorías — Gestión ambiental: reducción de la contaminación; tecnología ambientalmente responsable; sostenibilidad ecológica. Infraestructuras, comunicaciones y transporte: uso y producción de la energía; abastecimiento de agua potable; gestión y tratamiento de residuos. Infancia y adolescencia: salud y nutrición; programas ambientales dirigidos a los jóvenes; desarrollo de la capacidad de participación y del liderazgo en niños.
Av. Cabildo 40, 1425 Buenos Aires (Argentina) Tel: +54 4771 7198Web: http://www.msthompson.esc.edu.ar/mst/index.php
Juana Azurduy 2070, 3º G, 1429 Buenos Aires (Argentina) Tel: +54 11 4702 3850Web: http://exactas.uba.ar/
Juan B. Justo 4302, B7608FDQ Mar del Plata, Buenos Aires (Argentina) Tel: +54 223 4816600Web: http://www.intema.gov.ar/
Lezica 4356, C1202AAJ Buenos Aires (Argentina) Tel: +54 11 498 5122E-mail: info@clayss.org
Bompland 2446, 1425 Barrio de Palermo, Buenos Aires (Argentina)Web: http://www.mincyt.gov.ar/actj/clubes.php
Bouchard 557, piso 6, C110ABG Buenos Aires (Argentina) Tel: +54 11 4319 4420/1637E-mail: contacto@hacercomunidad.org
Paseo Colón 255, 1063 Buenos Aires (Argentina)E-mail: anchis90@hotmail.com
El proyecto Cosechando biogás de las bacterias consiste en difundir el uso de tecnologías medioambientales para el manejo de residuos orgánicos y su posterior transformación en un biocombustible (biogás). De esta forma se pretende cambiar el uso ancestral de la tala y quema de árboles y yungas que realizan 387 familias que forman la comunidad aborigen Kolla de Nazareno, ubicada en la provincia de Salta, para cocinar y dar calor a sus ranchos.
Teniendo en cuenta la perspectiva holística, donde la transmisión de conocimiento se realiza de joven a joven, donde ellos son los propios protagonistas de sus procesos de enseñanza y aprendizaje, se les capacita para transformar los desechos orgánicos en biogás. Esto es posible gracias al proceso de degradación anaeróbica, que consiste en la fermentación de material orgánico en un contenedor cerrado sin presencia de oxígeno, el cual se denomina biodigestor.
En cuanto a las prácticas ambientales, el proyecto estimula a todos los pobladores autóctonos acerca de los beneficios de la utilización de los residuos orgánicos para lograr una energía alternativa. Esto será el puente para que los jóvenes aborígenes sean los portavoces de la transmisión de esos conocimientos hacia sus mayores. Esta forma de trabajo garantizará que los saberes llegarán de forma clara y precisa a los beneficiarios directos; es decir, a toda la comunidad de Nazareno, con el fin de garantizar el éxito a largo plazo. Así, esta forma de trabajo tendrá efecto e impacto directo sobre los pobladores.
Anteriormente a esta iniciativa no existía una temática ecológica de tratamiento de residuos orgánicos en la región sobre la que se ha trabajado. En el pueblo de Nazareno se observó además una reducción en la agricultura debido al avance de la desertificación, causada por los mismos pobladores al cortar de forma indiscriminada yungas y árboles para generar energía, siguiendo viejas costumbres ancestrales. Asimismo, se vio afectado el ganado camélido, que es el que ocupa el mayor porcentaje seguido por las cabras, ovejas y vacas. Los desechos sólidos de los animales no eran aprovechados, ya que se enterraban en vertederos sin la adecuada supervisión. Tampoco se procesaba la basura para su reciclado y la eliminación de los residuos estaba causando conflictos en la comunidad. Las fuentes naturales de agua estaban a menudo contaminadas por aguas residuales y los niños enfermaban debido a la baja calidad del agua. De esta manera, se daba una delicada situación de la población aborigen amenazada por la contaminación de napas de agua y una creciente desertificación de la zona.
Por otro lado, había una marcada brecha entre quienes tenían acceso al conocimiento y aquellos que no. Un alto porcentaje de jóvenes aborígenes no concluían sus estudios y poseían una información limitada respecto al avance de nuevas tecnologías y sus posibles aplicaciones. No había creación de proyectos de base tecnológica como incentivo al estudio de las ciencias duras en las escuelas rurales aborígenes Kolla y no se disponía de herramientas tecnológicas adecuadas.
Una de las prioridades tenidas en cuenta en el momento de realizar esta práctica fue atender la seguridad alimentaria de las familias aborígenes, produciendo más y mejores alimentos de alto valor biológico gracias al fertilizante orgánico obtenido tras del proceso de generación de biogás. Además, se promovió la incorporación paulatina de conocimientos tecnológicos como la degradación anaeróbica y otras tecnologías medioambientales en las escuelas rurales aborígenes.
Por último, se definieron los tiempos de aprendizaje de esta tecnología por parte de los adolescentes, adaptando los mismos para ser replicados en las escuelas rurales de la comunidad de Nazareno, respetando siempre su identidad, sus valores y sus costumbres culturales.
Una de las estrategias utilizadas fue asignar a las escuelas rurales aborígenes un protagonismo fundamental, ya que se logrará un proceso participativo de motivación, capacitación y acompañamiento técnico en todas las etapas del proyecto. Por otro lado, se implementó una nueva forma de trabajo, integrando organizaciones populares, ONG, institutos de investigación e instituciones locales del pueblo de Nazareno. Además, se realizó un diagnóstico de prioridades y organizaron talleres participativos donde se ofreció formación no sólo a docentes de las escuelas rurales, sino también a miembros de la comunidad, quienes se interesaron en conocer técnicas medioambientales que ayudaran a mejorar su calidad de vida y su acceso a conocimientos teóricos y prácticos de nuevas tecnologías. Finalmente, se produjeron nexos sociales a partir del intercambio de experiencias y conocimientos, los cuales lograron márgenes crecientes de libertad a través del aprovechamiento productivo de los recursos disponibles en la zona y la independencia de recursos externos, así como también la mejora del aprendizaje de las ciencias en las escuelas rurales aborígenes.
Para el desarrollo y puesta en marcha del proyecto Cosechando biogás de las bacterias, se contó con el apoyo y ayuda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, mediante su Programa de Fortalecimiento de la Educación en la Escuela Media y Técnica, que establece una alianza indispensable entre el gobierno local, que aporta recursos financieros y las organizaciones como la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Social (CLAySS), el Club de Ciencias Cóndor y la Fundación La Nación, del diario del mismo nombre, que aportan recursos técnicos especializados y recursos financieros propios. Los recursos humanos están asegurados íntegramente por todas las instituciones participantes, ya que son de índole solidaria, y por parte de los beneficiarios, gracias al acta acuerdo firmada por los referentes de la comunidad aborigen de Nazareno.
Nuestra institución tiene como objetivo la realización de tareas solidarias. De esta manera, en el año 2008 nuestra escuela participó en un concurso de subsidios organizado por la Fundación YPF (http://www.fundacionypf.org.ar/educacion/07/fypf2.html). En la presentación de los proyectos ganadores estaba esta comunidad aborigen, y así surgió un nexo entre ellos y nosotros. Al año siguiente solicitaron nuestra ayuda para tratar de crear alguna tecnología medioambiental que suplantara el uso de madera de los yungas para cocinar y dar calor a los ranchos donde viven, y de esta forma minimizar el impacto medioambiental, especialmente en el agua, además de un mejor manejo de los residuos de origen animal. Fue por eso que, solidarizándonos con ellos, creamos este proyecto de biogás en favor de esta comunidad aborigen relegada junto a otras instituciones que se sumaron al proyecto aportando materiales, instrumental, herramientas conocimientos y saberes técnicos y científicos en el proceso.
Para lograr el acceso total a esta tecnología medioambiental de toda la sociedad aborigen se decidió usar sus escuelas rurales como nexo multiplicador de esta tecnología. Se crearon talleres participativos con todos los beneficiarios en los que los integrantes plantearon problemáticas y se delinearon estrategias. También se acordaron propuestas de regulación de los espacios públicos y privados para la realización final del proyecto. Asimismo, se establecieron responsabilidades pertinentes entre los beneficiarios, las organizaciones asociadas y el sector público y se realizó una división de tareas para la organización del proyecto según las capacidades de cada grupo.
A partir de la concreción de esta práctica, logramos que todas las escuelas de la comunidad aborigen de Nazareno dispusieran de una unidad de biodigestor, el cual es utilizado como una herramienta didáctica que permite a los maestros rurales enseñar de forma práctica conocimientos sobre los diferentes temas involucrados en el proceso de degradación anaeróbico, como la química, la biología, las matemáticas o la física. Se logró además no sólo un incremento del 40% en la incidencia y permanencia de los niños en el sistema escolar, sino también la participación de 387 personas de la comunidad de Nazareno. Dicha comunidad espera poder transmitir el uso de esta tecnología medioambiental a las localidades aledañas, que suman un total de 728 familias originarias, para mejora su calidad de vida, creando perspectivas de mejora energética y oportunidades de mejor educación en lugares desfavorables.
El proyecto fue concebido como la integración de elementos sociales, ambientales y educativos y en conjunto ha sido definido como proyecto de traspaso de tecnología para el saneamiento ambiental y la mejora de la educación en las escuelas rurales aborígenes.
Dado el nivel de pobreza e indigencia de los beneficiarios, para el inicio y la finalización de esta práctica ha sido necesario subsidiar el componente de infraestructura e insumos hasta que alcancen un nivel de manejo adecuado de la tecnología que les permita reemplazar materiales que fueron utilizados en la construcción del biodigestor original por materiales accesibles a los miembros de la comunidad.
Hay acuerdos firmados con el Gobierno Municipal para la sostenibilidad futura del proyecto, además de otras instituciones que lo apoyan y que se suman a él año tras año al mismo al ver su pequeño pero constante progreso en el tiempo.
La inclusión de estos sectores marginados de nuestra sociedad constituyó un instrumento para mejorar tanto la autoestima de los integrantes del grupo de trabajo como la valoración social de la labor por parte de la sociedad. Dichas acciones permitieron fortalecerse por medio de acciones solidarias concretas que tienen como objetivo final promover tecnologías medioambientales de autosubsistencia y la utilización futura del biogás y el fertilizante orgánico generado.
En nuestra práctica, se valoran y rescatan saberes populares previos, aplicándolos al proyecto por medio del consenso grupal. De esta forma se logra un intercambio intercultural y el respeto por la herencia étnica y social de esta comunidad aborigen.
Esta práctica trata la problemática ambiental realizando un manejo adecuado de los residuos orgánicos para su tranformación en un biocombustible, el cual la comunidad aborigen utilizará para cocinar y dar calor a susu ranchos dejando atrás viejas practicas ancestrales como el uso de leña y la generación de fertilizante orgánico.
Se produjo un cambio hacia las comunidades aborígenes dando a conocer sus problemáticas en la actualidad.
Para transferir esta iniciativa a otras instituciones es importante, a nuestro entender, contar con el apoyo del Gobierno Nacional, así como a difundir de la práctica a través de distintos medios nacionales y locales, por medio de radio, medios gráficos, internet, etc., para involucrar a todos los sectores a participar en la misma. También es conveniente realizar acuerdos mediante la firma de actas de compromiso participativos con los beneficiarios y demás actores de la práctica. Asimismo, es trascendental mostrar la práctica en funcionamiento a otras comunidades aledañas por medio de visitas o bien usar Internet y armar una página web con el proyecto (http://www.msthompson.edu.ar/proyectoblog/).
Socio | 2009 | 2010 | 2011 |
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales | 1.000 (10,2%) | 1.600 (14,46%) | 2.000 (9,36%) |
CLAYSS | 460 (4,71%) | 460 (4,15%) | 460 (2,14%) |
Club de Ciencias Cóndor | 2.800 (28,68%) | 3.500 (31,67%) | 4.000 (18,66%) |
Fundación La Nación | 7.970 (11,66%) | ||
Escuela Técnica 3 | 1.000 (10,2%) | 1.000 (9,04%) | 2.500 (11,66%) |
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires | 4.500 (46,41%) | 4.500 (40,68%) | 4.500 (20,99%) |
Total (dólares estadounidenses) | 9.760 | 10.160 | 21.430 |
Esta práctica fue apoyada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GBCA) por medio de pequeños subsidios al mismo para la realización de prototipos y compra de materiales, encuadrados en el Plan de Fortalecimiento Educativo 2009, que continúa hasta el momento.
Prudkin, Alejo (2010) «Entrega de premios educ.ar - Intel a proyectos educativos», educ.ar, http://portal.educ.ar/debates/protagonistas/entrega-de-premios-educar-inte.php.
Palacios, Cyntia (2011) «Un biodigestor para la comunidad colla», La Nacion, 5 de noviembre, suplemento Comunidad, p. 2.
Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2012 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/12/bp4329.html |