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País/Estado — Uruguay
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — continental
Ámbito de la actuación — nacional
Agentes — organización no gubernamental (ONG); agencia internacionalCategorías — Erradicación de la pobreza: generación de ingresos; formación profesional; acceso a créditos. Buena gestión urbana: recursos humanos y formación de dirigentes; movilización de recursos; colaboración con la sociedad civil. Vivienda y derechos humanos: aplicación del derecho a una vivienda digna; prevención de deshaucios forzados; vivienda accesible; habitabilidad y adecuación cultural de la vivienda; vivienda asequible.
Calle Guayabo número 1522, Montevideo, Uruguay. Tel: +598 2 4009545E-mail: info@untechoparamipais.org
Colaboración financiera.
Un Techo para mi País nace en el año 1997, cuando un grupo de jóvenes chilenos tuvo la inquietud de realizar algo que ligara su generación con las personas más pobres del país. A partir de ese año surgió la necesidad de, no sólo trabajar con los más pobres del país, sino involucrar a la sociedad completa en esta cruzada, dando a conocer que la injusticia y la falta de oportunidades en que vive la gente pobre es un problema y una obligación de todos.
En 2001 se decidió cruzar la frontera y compartir el modelo de intervención con otros países de Latinoamérica. Un Techo para mi País-Uruguay se fundó en junio de 2003 cuando universitarios inquietos y disconformes con la realidad del país salieron de sus casas y decidieron involucrarse con los más necesitados. El proyecto se lleva a cabo mediante tres etapas de intervención:
El principal propósito del proyecto es que jóvenes, voluntarios y profesionales trabajen en los asentamientos de Latinoamérica construyendo viviendas de emergencia, investigando, denunciando, apoyando y capacitando a los pobladores, a sus familias y comunidades para que cuenten con oportunidades reales que les permitan salir de su situación de extrema pobreza.
Nuestras prioridades son, principalmente:
Somos una agrupación de jóvenes que se propone mejorar la calidad de vida de las familias uruguayas que se encuentran en las peores condiciones habitacionales, mediante la construcción de viviendas de emergencia, y a partir de éstas, crear un espacio de interacción entre los jóvenes voluntarios y las familias necesitadas, reconociéndoles dignidad y dándoles mejores oportunidades.
Nuestro objetivo es desarrollar la conciencia social y el espíritu de solidaridad a través del trabajo voluntario, integrando los distintos componentes de la sociedad en la gran tarea de superación de la extrema pobreza, para conseguir que ninguna familia siga teniendo la necesidad de una vivienda mínima.
Trabajamos con jóvenes de once países de Latinoamérica (Colombia, Argentina, México, Perú, El Salvador, Ecuador, Paraguay, Costa Rica, Guatemala, Brasil y Chile) porque tenemos la convicción de que los más de 200 millones de pobres del continente no pueden seguir esperando.
Un Techo Para Mi País nace de la experiencia y el impulso entregado por la ONG Un Techo Para Chile, uno de los principales y más exitosos proyectos de labor social voluntaria de dicho país.
Un Techo Para Chile nació en 1997 cuando un grupo de jóvenes universitarios se acerca al sacerdote jesuita Felipe Berríos con la idea de construir viviendas básicas en las zonas más pobres de Chile.
A partir de ese año surgió la necesidad de, no sólo trabajar con los más pobres del país, sino involucrar a la sociedad completa en esta cruzada, dando a conocer que la injusticia y la falta de oportunidades en que vive la gente pobre es un problema y una obligación de todos.
Tras los terremotos en El Salvador y en el sur de Perú, surge la idea de exportar el proyecto a otros países.
Desde entonces esta labor se está llevando a cabo en El Salvador, Colombia, Chile, Argentina, Perú, Ecuador, Brasil, Costa Rica, Guatemala, Paraguay, México y Uruguay, adaptando el proyecto con gran éxito a la realidad local de cada uno de estos países.
Un Techo para mi País-Uruguay se fundó en junio de 2003. Desde ese año, miles de jóvenes del país han trabajado, conocido y principalmente compartido con nosotros el sueño de erradicar la extrema pobreza. Sin embargo, aún queda mucho por hacer y seguiremos trabajando hasta poder decir que vivimos en un Uruguay con oportunidades para todos.
La pobreza une Latinoamérica. En 2003 llega a Uruguay un grupo de chilenos que, motivados por los éxitos de Un Techo para Chile, decide llevar el proyecto a Uruguay. Convocan a estudiantes de todas las universidades, y logran consolidar un equipo de diez jóvenes uruguayos que se comprometen a sacar adelante el proyecto.
Conseguir dinero para construir las primeras casas no era fácil: en un país pequeño con empresas pequeñas y escasa Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Sin embargo, hubo empresarios que creyeron en el proyecto, y en los jóvenes que lo lideraban.
Se da un gran crecimiento en cuatro años, superando las 800 casas construidas. A finales de 2007 se toca un techo en el mercado local en el que pueden tomarse dos caminos: disminuir el ritmo de crecimiento o apelar a fondos extranjeros. A pesar del escaso desarrollo de la Responsabilidad Social Universitaria, miles de jóvenes se involucraron en trabajos sociales, algo sin precedentes en el país. El techo derriba el mito de que en Uruguay, por ser un país pequeño, no pueden hacerse grandes cosas. Eso tiene gran eco en la sensibilidad de la población, que ve muy positivo a esos jóvenes idealistas, dispuestos a arriesgar por el país. En los asentamientos reconocen nuestro trabajo, se ven grandes progresos en la calidad de vida y en las expectativas de la gente.
Se crea un vínculo muy fuerte entre universitarios y beneficiarios. Coordinando esfuerzos con organizaciones sociales y estatales, por ejemplo en el realojo de Maldonado o en el transporte de Cutcsa para las construcciones, trabajamos para que Uruguay sea un país más justo.
Las nueve mesas de trabajo en distintos asentamientos que alcanzamos en 2007 potencian derechos civiles y políticos, para elaborar y ejecutar proyectos que mejoren la situación de la comunidad, a través del gradual empoderamiento que hace que las propias familias salgan por sus medios de la situación en la que están. El objetivo para este año es duplicar la cantidad de mesas de trabajo.
La sociedad civil también sigue involucrándose mediante la construcción por parte de universitarios y secundarios, en familia y con empresas. Esto colabora con el objetivo final: involucrar a toda la sociedad.
Para realizar un eficaz rendimiento, implementamos varias herramientas: un balance anual auditado por Deloitte, un estudio de imagen de marca realizado por la consultora Equipos Mori y una encuesta trimestral que mide la calidad de la intervención. Estas herramientas sociales y comerciales hacen que la intervención sea más eficaz, y permiten evaluar y planificar a largo plazo.
Dentro de los principales resultados que hemos alcanzados tenemos:
La integración entre los elementos de sostenibilidad la hemos alcanzado mediante una búsqueda permanente por mejorar la calidad de vida de las personas vulnerables del país y de Latinoamérica, centrándonos principalmente en políticas de promoción y no paliativas o de alivio. Trabajamos con la gente, proporcionándoles herramientas, capacitaciones de oficio, micro créditos, etc. para que puedan integrarse a las redes que ofrece el mercado y el Estado, siendo ellos los principales actores de sus procesos de desarrollo.
El plan de cobertura que llevamos a cabo es otro factor que nos proporciona la sostenibilidad, ya que comenzamos trabajando primero con un sector específico, un asentamiento, una región, un país, etc. De esta forma buscamos siempre ampliar nuestra cobertura, teniendo como una de nuestras metas llegar al 2010 con presencia en todos los países de Latinoamérica.
Por otra parte, el promover la conciencia social y el espíritu de solidaridad entre los jóvenes y entre los diferentes actores de nuestra sociedad, nos permite que cada vez obtengamos una mayor convocatoria, sumando manos y recursos a este sueño.
Hemos aprendido que las siguientes acciones resultan muy provechosas:
Todo comenzó en Curanilahue, pequeño pueblo de Chile, donde un grupo de jóvenes chilenos universitarios trabajaron codo a codo con los pobladores. Esta colaboración derrotó prejuicios, creó cercanías y amistades y terminó cambiando radicalmente la vida de esos muchachos. Su cosmovisión, el sentido de profesión y de los estudios se vieron profundamente modificados por el conocimiento de una forma de vida que para ellos era geográficamente tan cercana, pero culturalmente tan distante y desconocida. Surgió así la inquietud de que si se tenían los recursos y las posibilidades de construir una vivienda de emergencia como capilla junto a quienes vivían promiscuamente hacinados, también podrían llegar a construir sus viviendas. Posteriormente se fue descubriendo una realidad que quedaba oculta para la mayoría del país. Subversivamente se comenzó a discutir acerca de los asentamientos y de las viviendas de emergencia. Los universitarios volvían a sus casas embarrados, cansados y cuestionados, hablando no de lo que les habían contado, sino de lo que sus propios ojos habían visto. Se comenzó a tomar conciencia, se daban cuenta de lo que en un fin de semana se podían farrear, a un poblador le tomaba meses para ahorrar y podía significar la cuota para su casa.
De esta forma nace Un Techo para Chile, que mediante su plan de intervención de tres etapas, construcción de viviendas de emergencia, habilitación social y vivienda definitiva, espera llegar al 2010 sin asentamientos en Chile. Hoy cuenta con más de 150 profesionales contratados, moviliza anualmente a más de 17.000 voluntarios y cuenta con un presupuesto anual de 9.200.000 pesos. Debido al éxito de esta iniciativa y dados los desastres naturales, en El Salvador y luego en Perú, en 2001, junto a universitarios de esos mismos países, se decide replicar el modelo en varios países de Latinoamérica y de esta forma nace Un Techo Para mi País. Hoy ya se ha replicado el modelo en once países de Latinoamérica, y Un Techo para mi País-Uruguay se ha visto beneficiado con esta práctica, y con la experiencia de los diferentes países. La metodología para llevar esto a cabo, es exportando la experiencia a través de jóvenes universitarios de un país a otro e implementando las prácticas que han dado buenos resultados en los otros países. Creemos que podemos seguir replicando el modelo y esperamos tener presencia en toda Latinoamérica en el 2010, ya que los pobres no pueden seguir esperando.
Para la realización del proyecto, aparte del BID aportan económicamente:
Los pobladores, personas a las que se les construye. Que aportan el 10% del valor de la casa que se les construye. El objetivo es no realizar asistencialismo.
Personas particulares. Que realizan donaciones mensuales, anuales o aportan en las diversas campañas que realizamos durante el año.
Empresas. Que realizan donaciones mensuales, anuales o aportan en las diversas campañas que realizamos durante el año.
Socios | Familias beneficiadas % | Particulares % | Empresas % | BID % | Presupuesto total US $ |
2005 | 1 | 39 | 60 | 108.925 | |
2006 | 3 | 20 | 66,18 | 10,82 | 520.015 |
2007 | 3 | 18,5 | 58,8 | 19,7 | 550.474 |
Esta práctica ha sido apoyada por una política de carácter municipal, donde se efectuó un convenio de trabajo conjunto entre la Intendencia del Departamento de Maldonado y Un Techo para mi País-Uruguay. Este convenio surge a partir de una demanda específica de la Intendencia Municipal Maldonado de trabajar de forma conjunta en el realojo de 57 familias del asentamiento Granja Cuñeti que vivían en condiciones sumamente precarias, aislados de los servicios básicos. Las familias se realojaron a unas cuadras, en un terreno donde está previsto que tengan acceso a los servicios básicos.
En una segunda instancia, se realizaron reuniones de monitoreo y seguimiento de las acciones realizadas (construcción de viviendas de emergencia y habilitación social) entre ambas partes, para evaluar el impacto y planificar futuras acciones. En la actualidad, se está trabajando en habilitación social desde una mesa de trabajo semanal con voluntarios de Un techo para mi País-Uruguay de forma conjunta con los vecinos de Nueva Esperanza, apoyando a la comunidad en la gestión de sus necesidades con otras organizaciones. Este convenio marco ha sido el inicio de una alianza estratégica entre Estado y Sociedad Civil para la erradicación de la extrema pobreza de los asentamientos.
Hernández, Ximena (2007) «Para que todos puedan irse a casa», El Observador, Montevideo-Uruguay, 14 de octubre p. 3
Díaz, Virginia (2007) «Manos uruguayas construyendo en Perú», El País, Montevideo, Uruguay 2 de septiembre , pp. 3-4.
Revista Deres (2008) «El voluntariado genera un círculo virtuoso», Revista Deres, La Revista de Responsabilidad Social Empresaria, Redacción Consejo Editorial, abril, séptima edición, pp. 46-47.
Pérez, Cecilia (2006) «El FMI en un asentamiento, breve viaje hacia la economía doméstica», El Observador, Montevideo, Uruguay. 2 de septiembre, p. 7.
El País Montevideo (2006) «Arquitectura de urgencia una modalidad que crece», El País Montevideo, 25 de junio, p. 4, sección ciudades.
La República (2007) «Lograron la meta propuesta para construir 50 viviendas en el proximo mes. Un Techo para mi País recaudó más de un millón de pesos en jornada solidaria», La República Montevideo, Uruguay, 13 de agosto, edición 2638, año 9.
Almada Maldonado, Ricardo (2007) «Fueron tres jornadas intensas, emotivas y de gran solidaridad. Un Techo para mi País erigió 50 viviendas en una zona humilde de la ciudad de Maldonado», La República Montevideo-Uruguay, 29 de mayo, edición 2562, año 9.
La República (2007) «Una nueva jornada de construcción en los asentamientos Los Sueños, 3 de enero, y Granja Cuñeti. Un fin de semana entre chapa, madera, clavos y martillos», Diario La República Montevideo, 27 de mayo, edición 2560, año 9.
Almada, Ricardo (2006) «Un Techo para mi País recibió una donación de 212 mil pesos del BID», Diario La República Montevideo, 10 de marzo, p. 36, segunda sección: Comunidad.
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