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Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2008 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/08/bp1979.html   
Recuperación de una comunidad gracias a su capacidad de autogestionarse tras un desastre natural (Colombo, Sri Lanka)

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2008, y catalogada como BEST. (Best Practices Database)
País/Estado — Sri Lanka
Región según Naciones Unidas — Asia
Región ecológica — costera
Ámbito de la actuación — ciudad
Agentes — agencia internacional; organización no gubernamental (ONG)

Categorías — Vivienda: vivienda asequible; carencia de hogar, personas sin hogar; propiedad del suelo y seguridad; acceso a la financiación de la vivienda; industria de la construcción; diseño eco-lógico. Equidad de género e inclusión social: funciones y cometidos por razón del género; necesidades por razón del género; plena participación en la sociedad; control de los recursos; características étnicas; integración.


Contacto Principal

ONU-HABITAT — agencia internacional
Conrad de Tissera [conrad.detissera@unhabitat.lk]
202, Baudhaloka Mawatha, Colombo, Sri Lanka
Telephone - 941 2580691 


Socio

Red Crescent Society UAE [Asociación de la Media Luna Roja de los Emiratos Árabes Unidos] — agencia internacional
Colaboración financiera.


Socio

Muslim Foundation for Culture and Development (MFCD) [Fundación Musulmana para la Cultura y el desarrollo] — organización no gubernamental (ONG)
1A, Hill Castle Place, Bandaranayake Mawatha, Colombo, Sri Lanka 
Telephone - 9411 5357381 
Fax - 9411 5336781
E-mail: info@mfcdlanka.org
Colaboración técnica.


Resumen

El tsunami de diciembre de 2004 destruyó el 90% de los asentamientos de la costa de Sri Lanka, afectando especialmente al distrito de Ampara, en la provincia oriental de la isla. Un total de 25.770 viviendas fueron parcial o totalmente destruidas, y un año más tarde, muchas de las familias que las habitaban seguían viviendo en campamentos de emergencia con un futuro incierto. El objetivo inicial del proyecto era ayudar a 290 familias a reconstruir sus casas y a otras 290 a repararlas, ambos grupos en el distrito de Ampara, además de otras 100 en el de Tricomale. También se propuso, con ayuda de la Fundación Musulmana para la Cultura y el Desarrollo, la extensión del proyecto, aprovechando la gran influencia que por su trabajo previo tiene esta ONG en la zona.

El gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, a través de la Media Luna Roja, se comprometió a subvencionar el proyecto. Tanto ONU-HABITAT como MFCD habían empezado ya los trabajos preliminares; estaban identificando a los beneficiarios y negociando con las autoridades locales la fecha de inicio del proyecto para abril de 2006.

En las primeras fases del proyecto, debido a la enorme necesidad de levantar nuevas viviendas, se decidió que los beneficiarios fueran 850 familias de estos dos distritos, aunque durante su ejecución fueron 1.074 las que se beneficiaron de las ayudas para reconstruir sus refugios y la infraestructura que necesitaban. Si el proyecto fue capaz de alcanzar su meta de forma tan eficiente fue por la estrecha y armónica colaboración con las instituciones locales a la hora de realizar trabajos de campo, y por su postura, enfocada a conseguir el mayor beneficio para los habitantes.

Fechas Clave

Descripción

Sin contar la pérdida de vidas humanas, los bienes más afectados por el tsunami de diciembre de 2004 fueron las viviendas, por lo que su reconstrucción se convirtió en la prioridad máxima de las familias que luchaban por sobreponerse al desastre. ONU-HABITAT, gracias al apoyo financiero prestado por el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos a traves de la Media Luna Roja, pudo ayudar a muchas familias que se encntraban en esta situación. El factor clave de este proyecto, cuyos puntos principales se explican a continuación, fue dar a la propia comunidad las herramientas que les permitieran recuperarse rápidamente por sus propios medios.

ONU-HABITAT proporcionó financiación y asesoría técnica en el diseño y la construcción de nuevas viviendas, siempre utilizando tecnologías apropiadas, rentables y asequibles.

El tsunami de diciembre de 2004 arrasó miles de viviendas, y mucha gente se quedó sin hogar. ONU-HABITAT consiguió que los Emiratos Árabes Unidos donaran los fondos necesarios para reconstruir 1074 viviendas en dos distritos del sector oriental de Sri Lanka.

El proyecto ayudó a las comunidades a obtener, a través de mecanismos guberamentales, el derecho de propiedad sobre el suelo que habitaban. Este aspecto era muy importante, ya que era necesario para conseguir los permisos de edificación por parte del gobierno local.

El gobierno de Sri Lanka dió una subvención básica de 2.500 dólares por cada vivienda totalmente destruida y de 1.000 dólares por las parcialmente dañadas. Aprovechando que ONU-HABITAT participa en los comités que se ocupan de este asunto, y que además en su trabajo colabora estrechamente con los representantes locales del gobierno, el proyecto fue capaz de adaptar su estrategia de reconstrucción al sistema de pagos de subvenciones del gobierno.

En la industria de la construcción se crearon muchos puestos de trabajo, tanto personas especializadas como mano de obra no cualificada, y hubo un grandísimo aumento en la producción de materiales de construcción como ladrillos, madera y artículos relacionados con el inicio del programa de construcción. Otro factor que contribuyó a la mejora de la economía local fue la formación como artesanos que muchos miembros de las comunidades afectadas recibieron por parte del proyecto, lo que se tradujo en la creación de más oportunidades de empleo.

Todo esto se llevó a cabo sin dejar de dar la debida consideración a los factores ambientales durante la reconstrucción de viviendas dañadas. Primero, durante el proceso de reconstrucción el proyecto se aseguró de construir sistemas adecuados de drenaje, alcantarillado, letrinas y suministro de agua; más tarde, en la etapa de consolidación, se plantaron árboles y se implantó en las comunidades un sistema de recogida de basura.

El proyecto tuvo bastante éxito en lo que se refiere a conseguir que las mujeres tuvieran un papel activo en las comunidades, de hecho las coordinadoras de varias de las organizaciones comunitarias eran mujeres que desempeñaban un papel clave para el desarrollo del proyecto, encargándose de la reducción de costos y de garantizar la calidad en la reconstrucción.

El programa de consolidación que siguió a la fase de construcción quería garantizar nuevos medios de subsistencia para las mujeres. Para asegurarles estas fuentes de ingresos alternativas, el proyecto se encargó de dar clases de costura, artesanía y fabricación de productos de coco, así como de establecer contactos para su comercialización. También el diseño de las viviendas se modificó para adecuarse a las necesidades y nuevas formas de trabajo de las mujeres.

Por ocupar cargos como presidentes, secretarias y tesoreras de los Consejos Comunitarios de Desarrollo, las mujeres fueron las que gestionaron el programa de reconstrucción y posteriormente el de consolidación. Tuvieron la oportunidad de establecer relaciones con funcionarios de gobierno, garantizando su derecho a ocupar estos cargos. La mayoría de los tesoreros de los consejos eran mujeres, cuyo papel era básicamente asegurar el uso óptimo de los recursos limitados de los que disponían. Se encargaron del uso juicioso de los fondos y de que ningún recurso se malgastara, con la ayuda y la asesoría práctica que el proyecto les ofreció.

Al trabajar en los consejos de desarrollo comunitario, y siendo miembros activos de las organizaciones comunitarias, las mujeres aseguraron el uso racional de los fondos otorgados por el proyecto y el gobierno, ocupándose de que nada se malgastara. Ellas consiguieron obtener el máximo beneficio de los limitados recursos que tenían.

El proyecto se aseguró de que se mantuviera la armonía e igualdad entre los tres grupos raciales que conviven en Sri Lanka: cingaleses, tamiles y musulmanes. Independientemente de la etnia a la que pertenecieran, todos tuvieron representación en los Consejos Comunitarios de Desarrollo y todos trabajaron juntos bajo el objetivo común de recuperarse del tsunami.

Los responsables del proyecto eran conscientes de que para asegurar la sostenibilidad de la iniciativa, era necesario poner un interés especial en la integración social de los beneficiarios, y para ello buscó la ayuda de líderes e instituciones religiosas. Las mezquitas, templos e iglesias desempeñaron una función importantísima para la integración de grupos sociales. La movilización de la comunidad y las iniciativas de liderazgo proporcionaron una plataforma común en la que todos los grupos pudieran reunirse y trabajar en beneficio del asentamiento.

Situación previa a la iniciativa

La provincia oriental de Sri Lanka fue la región más afectada por el maremoto de diciembre de 2004. Miles de familias perdieron a alguno de sus miembros, sus posesiones y hogares, y muchos de ellos se quedaron viviendo en refugios temporales con las mínimas instalaciones básicas. En general, la situación era de completa desesperación.

Establecimiento de prioridades

El tsunami dejó tras de sí una situación de completa desesperanza y miseria, por ello la primera prioridad fue levantar el ánimo de la población. Tras consultar con los miembros del gobierno local, se identificaron las siguientes prioridades:

  1. Identificación de las familias que necesitaran ayuda más urgentemente.
  2. Organización de estas familias en comunidades.
  3. Establecimiento de Consejos de Desarrollo Comunitario (CDC).

Formulación de objetivos y estrategias

Los siguientes objetivos fueron formulados por ONU-HABITAT y MFCD, con la colaboración de los miembros del gobierno encargados de gestionar los asuntos relacionados con los trabajos de rehabilitación derivados del maremoto en los distritos afectados.

  1. Ayudar a las comunidades afectadas a restituir su capital social estableciendo grupos con representación propia.
  2. Ayudar a las familias seleccionadas a reconstruir los servicios básicos, incluyendo sus viviendas, para permitirles recuperar poco a poco sus condiciones de vida normales.
  3. Crear empleo en los procesos de reconstrucción.
  4. Generar oportunidades de empleo en los nuevos asentamientos.

Movilización de recursos

En un principio, los recursos necesarios para poner en marcha el proyecto fueron suministrados por el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, a través del Media Luna Roja y bajo un contrato firmado con ONU-HABITAT. Más adelante se consiguió apoyo financiero por parte de otras agencias y del Estado, que se utilizó en trabajos que se realizaron en cooperación con éstas.

El personal de ONU-HABITAT y de la Fundación Musulmana para la Cultura y el desarrollo se encargó del apoyo técnico a nivel local.

La comunidad, a través de los Consejos de Desarrollo Comunitario, facilitó los recursos humanos necesarios.

Todas las decisiones que se tomaron para que las familias afectadas empezaran con el programa de reconstrucción se basaron en la organización de la comunidad. Así, se aseguró la movilización de los recursos energéticos latentes de la comunidad para la puesta en práctica del proyecto.

Proceso

El programa de reconstrucción adoptó una actitud enfocada al beneficio de los habitantes. Primero se identificaron las zonas en las que el daño fue mayor y en las que las comunidades eran más vulnerables. Después se organizaron unas instituciones locales, los Consejos de Desarrollo Comunitario, cuya función era resolver de manera rápida las cuestiones más urgentes. Las autoridades locales llevaron un registro de estos consejos y de los grupos de familias de los que cada uno de ellos se hizo responsable.

La comunidad construyó las viviendas y la infraestructura bajo una serie de contratos redactados por el Consejo de Desarrollo Comunitario y con la asesoría técnica provista por personal técnico de ONU-HABITAT y la Fundación Musulmana para la Cultura y el desarrollo.

Una de las mayores dificultades que se experimentó tras la devastación causada por el tsunami, fue conseguir organizar a los afectados en grupos y comunidades. En una situación tan triste y miserable como la que vivían estas familias, su tendencia natural fue mirar cada uno por sí mismo, más que agruparse para resolver sus problemas. Sólo con tiempo e incansable esfuerzo por parte de los trabajadores sociales fue posible conseguir que empezaran a pensar y actuar como un grupo.

Resultados obtenidos

El proyecto fue capaz de proporcionar vivienda digna y asequible a 1.074 familias que habían perdido sus hogares y pertenencias y vivían en campamentos temporales. Mientras el proceso de reconstrucción se llevaba a cabo se garantizaron a través de mecanismos gubernamentales los derechos de propiedad sobre los terrenos que habitaban.

Planificando en detalle el proceso de reconstrucción y con la ayuda de otras instituciones que colaboraron en el proceso, se consiguió que los recursos financieros provenientes de otras agencias y del Estado se utilizaran de la mejor forma posible.

Además de las 1.074 viviendas, se construyeron infraestructuras comunitarias como calles, abastecimiento de agua, centros comunitarios y guarderías.

El proyecto fue capaz de sustituir el sentimiento de dependencia de la comunidad por otro de confianza en sí mismos, al enseñarles los beneficios que un programa de reconstrucción y recuperación podía darles.

La situación financiera de la comunidad se fortaleció restaurando los medios de vida que se habían perdido y creando conexiones con otras organizaciones que proveyeran servicios complementarios.

Sostenibilidad

La sostenibilidad financiera de las comunidades se logró mediante el establecimiento de planes de economía y ahorro y otros sistemas de microcréditos, gestionados en su mayoría por mujeres.

Lecciones aprendidas

La gestión por parte de la comunidad de la reconstrucción del asentamiento propuesto por el programa ha demostrado ser ventajosa comparada con la contratación de constructores para el mismo propósito. Se aprovechan mejor los fondos y la calidad del trabajo es muy superior, al encontrarse el proceso bajo la supervisión directa de los propios beneficiarios.

Mediante la ejecución del proyecto a través de una comunidad centrada en el proceso participativo se ha demostrado que todos los afectados pueden recuperar tanto los bienes materiales como los medios de vida perdidos, siempre que se tomen con cuidado las decisiones que afectan a varios individuos.

El proyecto ha demostrado que, aunque la contribución financiera con la que se cuente sea limitada, se pueden conseguir beneficios importantes, en este caso para varias comunidades que han sido víctimas de una catástrofe natural.

Transferibilidad

El proyecto ha demostrado que el programa de recuperación basado en comunidades centradas en un proceso participativo es enormemente eficaz y económico cuando se usa en labores de recuperación. Otras ONGs que trabajan en zonas afectadas por el tsunami la han adoptado, incluso el gobierno de Sri Lanka, en las zonas que cuentan con apoyo gubernamental directo, está ahora mismo gestionando la creación de organizaciones comunitarias para la recuperación de asentamientos afectados por el tsunami.

Asimismo la Autoridad para el Desarrollo Nacional de la Vivienda [National Housing Development Authority] de Sri Lanka también quiere adoptar este sistema de recuperación para reproducirlo a través del programa de reconstrucción de vivienda propuesto por International Fund for Agricultural Development (IFAD).

Perfil Financiero

AñoPresupuestoTotalSocio
20061.931.700100%EAU
20071.268.890100%EAU
200886.370100%EAU

MFCD: colaboración técnica

Referencias

  (19 de junio de 2007)   «Regalo del pueblo de los Emiratos Árabes Unidos al pueblo de Sri Lanka»,   Daily News,  
  (Enero de 2008)   «Khalifa City Project»,   ONU-HABITAT,  

Edición del 13-11-2008
Traducción del inglés: Margarita Ruiz de Arcaute
Revisión: Carlos Jiménez Romera
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