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Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2008 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/08/bp1872.html   
Programa de Paz Comunitaria (Ciudad del Cabo, Suráfrica)

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2008, y catalogada como BEST. (Best Practices Database)
País/Estado — Suráfrica
Región según Naciones Unidas — África
Región ecológica — continental
Ámbito de la actuación — nacional
Agentes — gobierno central; gobierno regional; gobierno local; organización no gubernamental (ONG); agencia internacional; fundación; institución académica o de investigación.

Categorías — Buena gestión urbana: gestión y administración públicas; fomento de la colaboración pública y privada; políticas públicas; recursos humanos y formación de dirigentes; movilización de recursos; reforma institucional; sistemas de informacion administrativa; colaboración con la sociedad civil; transparencia y responsabilidad; seguimiento, evaluación y auditoría; mujeres en puestos de responsabilidad. Equidad de género e inclusión social: funciones y cometidos por razón del género; necesidades por razón del género; control de los recursos; eliminación de trabas a la igualdad de género (medidas de discriminación positiva); integración; fomento del auto-liderazgo de las mujeres. Participación ciudadana y riqueza cultural: participación comunitaria; riqueza social y cultural; educación cívica; respeto a la diversidad cultural.


Contacto Principal

Programa de Paz Comunitaria — organización no gubernamental (ONG)
Eleine Jenneker [jenneker@mweb.co.za], directora
Community Peace Programme. Centre of Criminology.
Wilfred \& Jules Kramer Law Building, Middle Campus, University of Cape Town.
Private Bag.
Rondesbosch.
South Africa.

Tel.: 27-21-864-1145 
Fax.: 27-21-864-1145 


Socio

Fondo de Cooperación Local de la Embajada de Finlandia en Suráfrica — agencia internacional
Maarit Laitinen [Laitinen@formin.fi]
Local Cooperation Fund, Embassy of Finland in South Africa.
Lincoln Road, Cape Town, 8001. 
PO Box 693, Cape Town, 8000.
South Africa.

Tel.: 27-21-461-4732 
Fax.: 27-21-461-5768 
Colaboración financiera.


Socio

Policía de Suráfrica — gobierno central
Ganief Daniels (Inspector)
South African Police Service.
25 Alfred Street, Greenpoint.
Private Bag X9004, Cape Town, 8000.
South Africa.

Tel.: 27-21-417-7129 
Fax.: 27-21-417-7336
E-mail: dpcsupport@saps.org.za
Colaboración financiera.
Colaboración política.


Socio

Distrito Municipal de Cape Winelands — gobierno regional
Christilene Brink [ccbrink@bolanddm.co.za], concejala
Cape Winelands District Municipality.
194 Main Road, Paarl, 7620.
PO Box 23, Paarl, 7646.
South Africa.

Tel.: 27-21-871-1001
Colaboración financiera.
Colaboración política.


Socio

Departamento de Seguridad Comunitaria de la provincia de Cabo Oeste — gobierno regional
Sulaiman Isaacs [sisaacs@pgwc.gov.za]
Department of Community Safety, Western Cape Province.
7 Wale Street, Cape Town, 8001. 
PO Box 5346, Cape Town, 8000.
South Africa.

Tel.: 27-21-483-3747 
Fax.: 27-21-483-3479
Colaboración política.


Socio

Utrust — organización no gubernamental (ONG)
Yusuf Patel [ypatel@telkomsa.net]
10 Play Street, Paarl, 7620.
PO Box 876, Huguenot, 7645.
South Africa.

Tel.: 27-21-864-1145 
Fax.: 27-21-864-1145
Colaboración financiera.

Resumen

El programa que aquí se presenta promueve la seguridad y la justicia a pequeña escala. Su objetivo es la construcción de un modelo sostenible de gobierno local. Este modelo se basa en la movilización de los conocimientos y las capacidades locales, en los procesos de intermediación y resolución de conflictos, así como en el desarrollo comunitario.

El proceso de investigación y acción conjunta comenzó en 1997. Desde entonces, se ha logrado incrementar el nivel de compromiso comunitario. En concreto, se han creado los llamados Comités de Paz, que son unos grupos de trabajo formados por los propios habitantes de las comunidades más desfavorecidas. Su labor consiste en facilitar la resolución de los conflictos locales. También se encargan de apoyar a los emprendedores del lugar que se comprometen con proyectos y empresas que repercuten positivamente en las causas primeras de los problemas de sus comunidades.

A través de las continuas iniciativas de este modelo de desarrollo comunitario se persiguen los siguientes objetivos:

  1. Establecer colaboraciones público privadas implicando a las comunidades más desfavorecidas y a la administración pública dentro de una relación de respeto mutuo.
  2. Capacitar e incrementar la eficiencia de los miembros de los Comités de Paz y de las personas que prestan los servicios comunitarios a través de dos procesos denominados de Conciliación de Diferencias y de Construcción de Paz.
  3. Fomentar la cultura de la solidaridad comunitaria, del autogobierno y del respeto de los derechos humanos.
  4. Demostrar cómo los incentivos de mercado, es decir, la ordenación remunerada del trabajo frente a la voluntaria, son una herramienta eficaz para movilizar y organizar a la sociedad civil en el marco de la gestión local de la justicia y la seguridad.
  5. Transferir el modelo a otros países y jurisdicciones, adaptándolo cuando fuere necesario a las circunstancias locales, pero manteniendo siempre su objetivo fundamental, esto es, la movilización de los conocimientos locales como estrategia eficaz dentro de un marco regulatorio adecuado y favorable.

Hasta el momento, los Comités de Paz han facilitado la resolución de más de 15.000 disputas. Además, han ofrecido formación y un puesto de trabajo remunerado a 500 de sus miembros en activo. Asimismo, la última expansión del modelo desde 2007 ha supuesto la incorporación de 1.000 personas más dedicadas a facilitar la resolución de conflictos en 100 comunidades.

Fechas Clave

Descripción

Situación previa a la iniciativa

Después del Apartheid, en Suráfrica, la policía, la justicia y la administración de las sanciones penales (Department of Correctional Services) tuvieron que cambiar para adaptarse a un modelo democrático en el que se respetaran los derechos humanos. Sin embargo, en aquel momento, el estado no podía ofrecer adecuadamente estos servicios a la numerosa población que vivía en condiciones de pobreza en las ciudades y en los municipios semirurales. Este proyecto vino a demostrar que aquellas personas poseían los conocimientos y los recursos necesarios para ayudarse a ellas mismas de una manera pacífica, no patriarcal y sostenible.

Establecimiento de prioridades

El objetivo de la iniciativa en su primer desarrollo piloto fue apoyar la construcción de una comunidad estable y en paz a través del empleo de los conocimientos, las capacidades y el trabajo de los propios habitantes. Para identificar los problemas y las dificultades que se repetían con más frecuencia, se celebraron una serie de reuniones públicas y abiertas. En ellas, se consultó a todas las organizaciones comunitarias reconocidas, junto con la policía, la magistratura y los miembros del gobierno local. Todos ellos coincidieron en que no existía ningún mecanismo fiable que permitiera resolver de forma pacífica los problemas locales o las disputas entre vecinos, y que, además, este proceso estaba entorpeciendo el desarrollo de la comunidad. Por consiguiente, el proyecto se centró en la formulación de una serie de principios y procedimientos sostenibles que permitieran que la propia comunidad cubriera esta necesidad por sí misma.

Formulación de objetivos y estrategias

A continuación, el Programa de Paz Comunitaria organizó unas jornadas de trabajo que se celebraron en mayo de 1998. En ellas, se contó con la participación de unas treinta personas de la comunidad de Zwelethemba y se acordaron los valores y los principios fundamentales que se debían seguir en esta experiencia piloto. Todos los participantes coincidieron en que el liderazgo ejercido de forma dominante, patriarcal, jerárquica o tendente al autoritarismo no era aceptable. De esta manera, acordaron por unanimidad que el proyecto debía caracterizarse por el desarrollo de un modelo de liderazgo que fuera conciliador y respetuoso con las diferencias de género, de ideas políticas o de raza. También establecieron que el modelo debía valorar al menos en condiciones de igualdad tanto los conocimientos y las aptitudes locales como las capacidades de tipo profesional o de la administración central.

Movilización de recursos

La Fundación Raoul Wallenberg, a través de la Universidad de Lund (Suecia), reconoció el potencial que tenía esta innovadora aproximación a la labor de garantizar la seguridad del ser humano, y ofreció financiación para la fase inicial de desarrollo del modelo, con una duración de tres años. Posteriormente, la Embajada de Finlandia en Suráfrica ofreció su colaboración financiera para extender y perfeccionar el modelo entre los años 2000 y 2007. A ello, le sucedieron tres años en los que el objetivo fue la transferencia del modelo a nivel nacional. En este periodo, el apoyo financiero provino de la colaboración con diversos Departamentos del gobierno central de la República de Suráfrica: el Departamento de Servicios Públicos y Administración, el Departamento de Seguridad Comunitaria, el Departamento de Educación, y el Departamento de Servicios Sociales.

La colaboración financiera de los gobiernos municipales para la introducción de los Comités de Paz en sus demarcaciones ha sido más limitada. Por ello, el Programa de Paz Comunitaria organiza la introducción y el desarrollo completo del modelo y se encarga de la gestión financiera. Por su parte, el Servicio de Policía Surafricano comparte sus instalaciones e información con los Comités de Paz locales. A pesar de ello, el objetivo fundamental del programa sigue siendo la identificación de los recursos humanos infravalorados existentes las comunidades más desfavorecidas para movilizarlos en su propio beneficio. Para lograrlo, se les ofrece formación y capacidad para generar ingresos con su trabajo, y se gestiona la resolución de sus conflictos de manera sostenible.

Proceso

Las personas que viven en comunidades desfavorecidas cuentan en general con unos recursos limitados, y tienen una formación y un nivel educativo insuficientes. El objetivo de esta iniciativa era demostrar que, aún así, estas personas poseen unos conocimientos y unas capacidades que son susceptibles de generar un cambio sustancial, positivo y sostenible en sus vidas y en las de sus vecinos.

El entonces Ministro de Justicia, Dullar Omar en su última etapa, y los altos cargos de la policía y la magistratura, ofrecieron su apoyo y estimularon el desarrollo del modelo. Sin embargo, no hay que olvidar que el trabajo real se llevó a cabo a pie de calle. Se comenzó con una experiencia piloto en una comunidad compuesta por unas 20.000 personas que había tenido un papel muy activo durante la lucha contra el Apartheid. A pesar de ello, esta comunidad seguía careciendo de recursos y vivía en condiciones de pobreza.

En un primer momento, se realizaron extensas consultas entre la comunidad y se celebraron reuniones de debate público para establecer las prioridades de la iniciativa. La conclusión fue que la mayor prioridad debía ser la resolución de las disputas locales existentes. Al principio, los hombres de mayor edad tendieron a protagonizar este proceso. Sin embargo, poco a poco se fue animando a las mujeres de todas las edades a que participaran, y rápidamente ganaron confianza en sí mismas. De esta manera, la igualdad entre géneros y el respeto mutuo se convirtieron en una de las piedras angulares del modelo que se estaba desarrollando. Además, esto tuvo su reflejo en las costumbres y en el día a día de la comunidad, donde se pudo percibir un mayor compromiso con los derechos humanos. Por otra parte, se puso en marcha y se fue perfeccionando el proceso de formación de los miembros de los Comités de Paz.

Para llevar a cabo las labores de evaluación y reflexión sobre la iniciativa, el Programa de Paz Comunitaria organizó reuniones periódicas. Asimismo, se editaron unos exhaustivos formularios que permitían valorar los procesos de paz, se realizaron sucesivas encuestas entre la población sobre el estado de la seguridad pública dentro de las comunidades, y se fueron recogiendo las declaraciones de los miembros de la comunidad que participaban en los encuentros de reconciliación. Toda esta información se estudiaba y resumía posteriormente en un informe mensual de evaluación.

Otra de las estrategias del modelo fue la puesta en marcha de un innovador sistema de incentivos financieros que recompensaba la participación activa en las actividades de los Comités de Paz. Esto ofrecía una modesta generación de ingresos a los miembros de la comunidad y, sobre todo, originaba una gran mejoría de la autoestima, especialmente entre las mujeres implicadas.

Por último, cabe destacar que se han realizado intercambios entre comunidades que han contribuido a la construcción de una cultura común. Se trata de una cultura alternativa que está cimentada sobre los valores que se ejercitan en estas prácticas o actividades de intermediación y resolución de conflictos desde el respeto.

Resultados obtenidos

En marzo de 2008, existían 35 Comités de Paz en Suráfrica, que habían facilitado la resolución de más de 15.000 encuentros de reconciliación. Estos encuentros habían generado unos 3 millones de Rand [1] en forma de ingresos para los Comités de Paz. La totalidad de los ingresos se reinvirtió en las comunidades.

Los Comités de Paz se han introducido recientemente también en 100 escuelas de primaria y secundaria. Se esperan dos beneficios principales de esta estrategia: la consolidación de la sostenibilidad del modelo de los Comités de Paz gracias a su integración en las estructuras de base comunitaria; y la apertura de la participación en los Comités de Paz de manera más temprana a niños y jóvenes, tanto como miembros de los Comités de Paz como en busca de soluciones en el papel de afectados en alguna disputa.

Hasta el momento de redactar este informe, el análisis de los informes de evaluación refleja que más de 140.000 personas se han implicado directamente en el modelo, participando en la resolución de conflictos en sus comunidades a través de los encuentros de reconciliación. Esto significa que más de 140.000 personas han experimentado un cambio que les ha hecho evolucionar desde su anterior situación de dependencia hacia una nueva de responsabilidad. También significa que han logrado pasar de la postura de echar la culpa al prójimo a la de mostrar una actitud constructiva enfocada hacia la creación de un nuevo futuro.

Los porcentajes de participación por géneros en los encuentros de reconciliación han sido de un 65% de mujeres y un 35% de hombres, de los cuales, el 10% eran jóvenes, el 87% adultos y el 3% restante personas de la tercera edad.

El caso más frecuente de litigio (48%) ha sido por temas de dinero: disputas por préstamos, impagos de créditos o de bienes, y apropiación indebida de fondos. Las agresiones han supuesto el 15% de los casos, los ataques a la propiedad el 44%, las disputas entre vecinos el 26%, los casos de violencia doméstica el 21%, los asuntos de abuso de sustancias ilegales el 11%, y las agresiones sexuales el 2%. En total, han sido 14.847 casos.

En el 99% de los encuentros de reconciliación celebrados, los participantes establecieron unas directrices de actuación y todas las personas se atuvieron a ellas. En algo menos del 75% de los encuentros hubo algún tipo de gesto que marcó que el conflicto había llegado a su fin. En algunos casos, se trató de la aceptación de un compromiso de paz por parte de todos los presentes, y en otros, sólo por parte de los implicados directos en la disputa.

El hecho de participar en los procedimientos de los Comités de Paz, bien como miembro activo, bien como parte implicada en la discordia, implica comenzar a verse a uno mismo como un ciudadano pleno, con derechos y deberes, y no como un mero consumidor o una persona sin recursos ni valor. Dadas las costumbres y las prácticas extremadamente patriarcales que caracterizan la mayor parte de las comunidades de Suráfrica, este aspecto resulta de especial relevancia para las mujeres y los niños.

Sostenibilidad

Durante los diez años de desarrollo con que cuenta este proyecto, se ha ido construyendo una cultura basada en los valores de la responsabilidad cívica y personal, el respeto y la resolución pacífica de los conflictos. Esta cultura se reafirma y se fortalece día a día a través de su práctica.

La sostenibilidad a largo plazo de este modelo de activismo comunitario ha sido uno de los objetivos fundamentales desde el comienzo, y se ha desarrollado en varias dimensiones, como reflejan los siguientes hechos:

La Comisión Surafricana para la Reforma de la Justicia creó un Comité de Proyecto en 2001 para asesorarles en la cuestión de las Estructuras de Resolución Alternativa de Litigios en Suráfrica. El informe del Comité de Proyecto, que está aún pendiente de su remisión al Ministerio de Justicia por parte de la Comisión, hace una mención especial al modelo de los Comités de Paz dedicándole un capítulo entero. En él, el modelo de los Comités de Paz se destaca como un proyecto ejemplar para la movilización organizada de los conocimientos y capacidades locales. Además, las recomendaciones generales del informe reflejan de manera muy cercana los valores y las prácticas que promueve el modelo de los Comités de Paz.

Lecciones aprendidas

Sin lugar a dudas, las comunidades más desfavorecidas también tienen la capacidad y los conocimientos necesarios para mejorar por sí mismas sus propias condiciones de seguridad y bienestar de una manera seria y sostenible. Cuando encuentran la oportunidad y el lugar donde poder reflexionar sobre su propia situación, sin presiones ejercidas de manera patriarcal, autoritaria, o por liderazgos convencionales, su profundo conocimiento de las comunidades en las que residen, adquirido a través de sus duras experiencias, hace que puedan dar respuestas innovadoras a los problemas que tienen con los recursos de que disponen.

En este proceso, las colaboraciones sinceras, comprometidas y respetuosas son esenciales. La manera de abordarlo es preguntarse, en primer lugar, qué es lo que puede hacer cada persona, o su organización, o su comunidad, que los servicios convencionales administrados por el poder y las autoridades no pueden hacer. Y, en segundo lugar, cómo pueden complementarse entre todos mediante el reconocimiento mutuo de lo que el otro hace mejor.

Los siguientes dos ejemplos muestran el resultado de este planteamiento en esta experiencia:

La construcción de un modelo sostenible y transferible es una tarea muy diferente a la de sencillamente llevar a cabo un proyecto con éxito en una comunidad. La voluntad de querer construir el modelo tiene que estar ahí desde el comienzo. Asimismo, tiene que llevar aparejado un proceso de reflexión, debate y documentación sobre qué funciona y qué no, comprobando la viabilidad de cada paso no sólo en términos de eficiencia y eficacia, sino también en cuanto a su coherencia con los valores y las prioridades que se hubieran acordado por todas las partes implicadas al comienzo del proyecto.

Transferibilidad

El modelo de los Comités de Paz ha llamado la atención a profesionales e instituciones académicas de Europa, América del norte y del sur, Australia y África, que han venido a visitar y a observar la actividad de los Comités de Paz en directo. Esto no implica que el modelo de los Comités de Paz Surafricanos pueda ser exportado o transferido tal cual a otros entornos. Más bien, la transferibilidad de esta iniciativa reside en lo que subyace bajo la estructura y las prácticas particulares de los Comités de Paz. Esto no es otra cosa que una serie de ideas, principios fundamentales y modos de concebir la tarea de gobierno y el alcance de las actividades profesionales. No obstante, Quebec (Canadá) y Uganda han mostrado su interés y están buscando financiación para probar el modelo a nivel local.

Esta exitosa experiencia de movilización de conocimientos y capacidades locales se ha transferido y puesto en práctica ya en diversos lugares, donde se ha adaptado de manera adecuada a las condiciones variadas de cada entorno. Cabe destacar los siguientes ejemplos:

Perfil Financiero

Socio20032004200520062007TOTAL
Embajada de Finlandia398.618,81606.297,03352.722,77352.301,61139.851,491.849.791,71
Policía de Suráfrica---2.824.292,82-2.824.292,82
Distrito Municipal de Cape Winelands----12.376,2412.376,24
Departamento de Seguridad Comunitaria de la provincia de Cabo Oeste9.282,18----9.282,18
Utrust----2.414.975,252.414.975,25
Presupuesto Total (dólares EE.UU.)407.900,99606.297,03352.722,773.176.594,432.567.202,987.110.718,20

Legislación y políticas relacionadas

Entre las recomendaciones del Comité Especial de Proyecto, creado por la Comisión Suráfricana para la Reforma de la Justicia (ver apartado de Sostenibilidad), está la de no considerar necesario o conveniente que el estado promulgue ningún tipo de legislación nueva o especial para reconocer o regular la actividad de las estructuras de resolución alternativa de litigios. Un ejemplo de estas estructuras es el modelo de los Comités de Paz, cuya labor ha sido destacada y ha recibido los elogios del mencionado Comité.

La razón de dicha recomendación, apoyada por todos los miembros del Comité de Proyecto tras una amplia labor de estudio, es que lo que le da la grandeza a estas estructuras es el hecho de que representen la voz de las comunidades frecuentemente infravaloradas o marginadas. Ceñir a estas personas dentro de un marco especial de regulación o control, más allá del alcance de las leyes vigentes que ya existen y regulan el comportamiento individual y colectivo, significaría acabar con su carácter único y con su efectividad dentro de una sociedad democrática y multicultural.

Referencias

Clifford Shearing, Jennifer Wood y Enrique Font  (2006)   Gobernanza Nodal y Justicia Reparadora   Teoría de Criminología 

Jan Froestad y Clifford Shearing  (2005)   Haciendo Justicia: El Modelo Zwelethemba de Resolución de Conflictos   Justicia Reparadora, Ministerio de Justicia de Brasil, Brasilia 

Clifford Shearing y Les Johnson  (2005)   «Justicia en la Sociedad de Riesgos»,   Revista Australiana y Neozelandesa de Criminología, Volúmen 31, Número 1, págianas 25 a 38 

John Cartwright y Madeleine Jennerker  (2005)   «Movilizando Conocimientos y Capacidades Locales, Un Caso de Estudio Suráfricano»,   New Community Quarterly, Revista trimestral, Melbourne 

Clifford Shearing y Jennifer Wood  (2004)   Gobernanza Nodal, Democracia y los Nuevos Denizens [2]: Desafiando el Ideal de Westfalia,   Editorial Oxford: Jamen Currey, edición de Steve Robins Límites a la Libertad: Cultura, Ciudadanía y Gobernanza despúes del Apartheid 

Declan Roche  (2002)   «Justicia Reparadora y Características de la Legislación en las ciudades Surafricanas»,   British Journal of Criminology, Número 42, páginas 514 a 533 

Les Johnston y Clifford Shearing  (2002)   El Gobierno de la Seguridad: Exploraciones en Seguridad y Justicia   Editorial Routledge, Londres 

Clifford Shearing  (2001)   Tranformando la Seguridad: Un Experimento Surafricano,   Justicia Reparadora y Sociedad Civil, H. Strnge y J. Braithwaite, Cambridge University Press, páginas 14 a 34 

Clifford Shearing y David Bayley  (2001)   La Nueva Estructura de Cooperación entre Policía y Ciudadanía   Washington, Instituto Nacional de Justicia, Departamento de Justicia de E.E.U.U. 

John Braithwaite  (2000)   «El Nuevo Estado de Regulación y la Transformación de la Criminología»,   British Journal of Criminology, Número 40, páginas 222 a 238 

Notas


[1]: Moneda de Suráfrica: Rand suráfricano (R)
[2]: Denizen: voz británica, individuo que reside permanentemente en un país extranjero donde disfruta de ciertos derechos exclusivos de ciudadanía.


Edición del 13-11-2008
Traducción del inglés: Javier Muñoz Galán
Revisión: Carlos Jiménez Romera
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