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País/Estado — Argentina
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — tropical y subtropical
Ámbito de la actuación — ciudad
Agentes — organización no gubernamental (ONG)Categorías — Servicios sociales: educación; ocio; reforma del sistema judicial; grupos vulnerables (incluyendo a las mujeres). Equidad de género e inclusión social: funciones y cometidos por razón del género; necesidades por razón del género; legislación; eliminación de trabas a la igualdad de género (medidas de discriminación positiva); integración; fomento del auto-liderazgo de las mujeres. Participación ciudadana y riqueza cultural: participación comunitaria; riqueza social y cultural; expresión y animación; educación cívica; artes.
Roque Sáenz Peña 1234, Córdoba. CP: 5000, Argentina Tel: +54 351 4728137 Fax: +54 351 4728137 Bolívar 612 Dpto. 2, Córdoba. CP: 5000, Argentina Tel: +54 351 155630554E-mail: cbaredmujeressol@hotmail.com
Artigas 65, Córdoba. CP: 5000, Argentina. Tel: +54 351 4804469 Fax: +54 351 4808576 Dean Funes 1428, Córdoba. CP: 5000, Argentina. Tel: +54 351 4804180 Fax: +54 351 4808576E-mail: rrberguero@yahoo.com.ar
Chubut 90 5to. B, Córdoba. CP: 5000, Argentina. Tel: +54 351 156173668 Fax: +54 351 4723231 Rio Negro 117, Córdoba. CP: 5000, Argentina. Tel: +54 351 156173668 Fax: +54 351 4723231E-mail: cordoba30x60@hotmail.com
La Red Solidaria de Centros Comunitarios surgió cuando nuestro país quedó imerso en una profunda crisis social, como una manera de paliar el hambre en las regiones más empobrecidas. Con el transcurso del tiempo, la red solidaria abarcó otros aspectos que afectaban a la calidad de vida, como es, especificamente para esta práctica, la participación de la mujer en las esferas de mayor responsabilidad, al margen de su responsabilidad en el trabajo diario. El Centro Cultural y Social Rodolfo Walsh y la Red de Mujeres Solidarias se asociaron para abordar el problema de género desde una metodología innovadora, al menos respecto a las experiencias previas de asociación entre organizaciones: un proyecto de creación colectiva, y el objetivo de su trabajo fueron los adultos de los barrios más pobres. Se desarrollaron talleres en los cuales se identificó la violencia doméstica como la expresión más dramática del problema de género. Respecto a este problema uno de los objetivos marcados fue mejorar la situación por parte de las autoridades judiciales.
El grupo social escogido se compone de mujeres de diferentes barrios de la ciudad de Córdoba. Debido a la crisis que atravesaba nuestro país, muchas de ellas eran beneficiarias de subsidios sociales, trabajaban en centros comunitarios o desempeñaban otras acciones sociales a cambio del dinero que recibían. En ese momento se dieron cuenta de que su papel no tenía por qué ser únicamente doméstico y de que su participación en ciertas esferas era limitada. Visualizaron que durante muchos años les habían negado derechos que les pertenecían.
Durante las prácticas y los talleres de reflexión coordinados por las tres organizaciones participantes sobre el problema del género, se llegó a la conclusión de que el primer aspecto a considerar debía ser el de la violencia doméstica sufrida por muchas mujeres. Esta violencia era tanto la causa como la expresión de las limitaciones de la participación de la mujer en otras esferas. Durante muchos años la violencia de género se aceptó y silenció por ser considerada un asunto privado. En la década de los 70, tras la Asamblea General de las Naciones Unidas se empezó a considerar como problema social y, en 1993, ya se define la violencia de género como «toda acción que tenga o pueda tener como resultado el sufrimiento físico, psicológico o sexual, tanto en el ámbito público como en el privado, siempre que tenga como base la inequidad de género.»
Estrategias:
El proceso se llevó a cabo con escasos recursos financieros, basándose fundamentalmente en la contribución solidaria de tiempo y esfuerzo de los miembros de las organizaciones participantes. La Red de Mujeres Solidarias aportó a sus profesionales en áreas como la psicología, el trabajo social y la legislación. El Centro Cultural y Social Rodolfo Walsh aportó los profesionales en el ámbito artístico (teatro, artes plásticas y cine), las técnicas de educación popular empleadas en el desarrollo de los talleres, así como el material técnico necesario para la grabación de las películas (luces, cámaras, etc). Los recursos se repartieron entre todos los barrios periféricos donde opera la Red Solidaria de Centros Comunitarios. Los propios Centros Comunitarios suponen la estructura física para el desarrollo de los talleres. En muchas ocasiones el Gobierno de la Ciudad de Córdoba ha contribuido facilitando la realización de representaciones teatrales, la proyección de películas y la impresión de material de difusión.
Las mujeres que trabajaban en los centros comunitarios comenzaron un proceso de reflexión sobre el problema del género a través de talleres organizados por la Red de Mujeres Solidarias acompañadas por profesionales que proporcionaba la red. En esos talleres, la violencia doméstica comenzó a considerarse como un problema central, tanto en la esfera pública como en la privada, consecuencia de las relaciones de poder existentes entre hombres y mujeres.
Con el desarrollo de estos talleres comenzaron a aparecer situaciones problemáticas relacionadas con la violencia. En primer lugar se empleó el necesario tiempo de reflexión con el grupo para asimilar el ciclo de la violencia y reconocer los perjuicios que ésta conlleva. Concluida esa fase, se comenzó a trabajar directamente con las mujeres que habían sufrido violencia. Surgió la necesidad de un espacio para ofrecer asesoramiento y asistencia a estas mujeres. Se crearon escuelas de fomento del género con el objetivo de desarrollar talleres, llevar a cabo estudios en cada barrio y proporcionar información.
El proyecto de la la Red de Mujeres Solidarias se coordinaba con las actividades del Centro Cultural y Social Rodolfo Walsh, que se encarga de la parte artística, realizando conciertos, obras de teatro y talleres de marionetas sobre temas de contenido social y de responsabilidad hacia la comunidad, y en los que participaban los estudiantes de colegios y universidades y los trabajadores del área. Sin embargo, no se conseguía integrar a la población de los barrios más pobres, a pesar de mantener contacto con varias organizaciones sociales y de haber participado en encuentros y talleres en algunos centros sociales. Por consiguiente, analizando la repercusión de los talleres llevados a cabo por la Red de Mujeres Solidarias y teniendo en cuenta que esas organizaciones se componían fundamentalmente de mujeres, se decidió abordar el problema del género como un problema más dentro de un nuevo proyecto común de creación colectiva entre la Red de Mujeres Solidarias y el Centro Cultural y Social Rodolfo Walsh.
Ambas organizaciones convenieron presentar el proyecto mediante una representación teatral el día 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, ya que se celebraría un festival donde también mostrarian sus producciones otros centros comunitarios. Se encargó a un director de teatro llevar la obra, mientras que los actores y actrices eran personas del barrio sin experiencia previa. El tema y los papeles se discutieron conjuntamente. Después de la primera representación, se propuso representar la obra en otros barrios. La obra funcionaría como herramienta motivadora y, tras ella, se celebrarían debates encabezados por la Red de Mujeres. Al extenderse la repercusión de la obra se planteó el rodaje de una película para alcanzar a más población. Se realizó siguiendo la misma metodología.
La experiencia aumentó el poder de influencia de los talleres y el trabajo de los promotores del género, que iban detectando casos y descubriendo más problemas que resolver en relación con la violencia. Uno de los casos más problemáticos era el de la violencia sufrida a manos de la policía al denunciar un caso de maltrato. En algunos casos, la policía se negaba a realizar la denuncia e incluso las maltrataban verbalmente. En otros casos, aunque se hiciera el parte de denuncia, la posterior inacción de la policía causaba que las mujeres perdieran la confianza en la justicia y que renunciaran a buscar una salida de la violencia.
Otra de las mayores dificultades era el factor económico: el desempleo y la responsibilidad hacia los hijos suponían barreras que dificultaban tomar la decisión de separarse. Considerando este panorama, se reunieron y aportaron una serie de demostraciones contra puestos de policia y contra funcionarios de justicia, de los que se sabía que no habían recogido o habían desestimado declaraciones de denuncia. Gracias a estas medidas se logró una entrevista con el Fiscal General Provincial, quien se comprometió a llevar a cabo una serie de acciones para hacer frente a esta situación.
Uno de los mayores logros del proyecto de incorporar el problema del género como un tema más dentro de un proyecto cultural de creación colectiva, fue la positiva integración de la gente de los barrios más desfavorecidos, que les aportó una perspectiva focalizada de sus diferentes puntos de vista, con el apoyo de profesionales expertos en la materia. Esto fomentó el interés de la gente para participar en los talleres y puso el tema en boca de la comunidad, incluso entre los hombres, que asistieron a las representaciones y acabaron interesándose por el debate.
Cuantitativamente, la participación en los talleres culturales ascendió de 5 a 40 personas en varios proyectos que se están siguiendo en este momento. No todos ellos están relacionados con el asunto del género. Hasta el 8 de marzo de 2006, 25.000 personas de todo el país habían asistido a la proyección del video o a la representación.
En cuanto al diálogo con las autoridades, de la entrevista realizada con el Fiscal Público Provincial surgió el compromiso de adoptar una serie de medidas para mejorar la situación de las mujeres sometidas a maltrato. Por ejemplo, la orden de alejamiento del hogar para el maltratador, la posibilidad de ejecutar acciones contra el maltratador por terceras personas, los subsidios para mujeres en esta situación y la creación de un lugar para prestar asesoramiento y asistencia a las mujeres víctimas de violencia. Además, se creó un Departamento Judicial exclusivo para asistencia de familias en situación de violencia.
En relación al aspecto financiero, ya se ha mencionado la escasez de recursos disponibles para invertir en la estructura física. Los recursos técnicos y humanos provienen de organizaciones y, en algunos casos, de contribuciones personales de los participantes. Además, se cobraron entradas por la asistencia en algunas representaciones, y eso permitió recuperar algunos gastos. Se obtuvo una ayuda de la Secretaría de Cultura de la Nación para producir tres películas más. Este panorama nos muestra una situación con fuertes posibilidades de sostenibilidad, ya que el fortalecimiento del trabajo se obtiene de la implicación de las organizaciones participantes, que cuentan con los recursos y el interés necesarios para ahondar con mayor profundidad en trabajos de cara al futuro. Los cambios en los marcos jurídico y legal están en proceso, por lo tanto se requiere seguimiento y refuerzo para su ejecución efectiva.
Con este proceso hemos aprendido a implicar de forma creativa a varias organizaciones, que tratan de hacer frente a diversos problemas desde sus diferentes perspectivas, pero siempre buscando mejorar la calidad de vida de los sectores más necesitados. Además, esto reafirma el potencial del arte como una herramienta para el cambio, un catalizador de debates complejos y profundos que, muchas veces, son dificiles de abordar si no es incorporando creatividad a los espacios participativos. También hemos aprendido que es posible que las mujeres formen parte de organizaciones comunitarias donde asuman responsabilidades y lideren grupos, si se establecen las condiciones adecuadas. Es posible llamar la atención de las autoridades aportando firmas recogidas a través de acciones creativas.
De cara a esta práctica, fue fundamental la experiencia previa de las organizaciones participantes. Esta práctica se puede transferir fácilmente ya que estas organizaciones desarrollan su labor también en otras partes del país. Igualmente pueden aplicarla otras organizaciones que consideran este asunto de vital importancia. Durante este año, se ha planeado participar en festivales culturales y foros para compartir esta práctica y establecer nuevos contactos que permitan dicha transferencia.
Esta práctica no se apoya en norma o legislación de ningún tipo. En cuanto a la ayuda recibida de la Secretaría de Cultura de la Nación, fue una competición organizada por dicha secretaría, y estamos esperando que los fondos lleguen lo antes posible para poder fortalecer la práctica.
En cuanto a los logros obtenidos, ya hemos mencionado las instrucciones del Fiscal Público de la Provincia, la ley aprobada por la Legislación Provincial sobre violencia doméstica, la orden de alejamiento para el maltratador, la posibilidad de denunciar al maltratador terceras personas, ayudas a las mujeres en esta situación, la creación de un espacio para asesoramiento y asistencia de mujeres víctimas de la violencia y un Departamento de Justicia exclusivo para este asunto.
Es importante mencionar que estas nuevas normas y leyes no son una lucha únicamente de las organizaciones participantes en esta práctica, sino de varias otras más que luchan contra el problema del género y de la violencia doméstica desde diferentes perspectivas que convergieron en estas solicitudes a las autoridades, pero sin previa coordinación con las organizaciones participantes en esta práctica. Esta coordinación es un objetivo para el futuro.
Socio | Aportación |
Red de Mujeres Solidarias | 62% |
Centro Rodolfo Walsh | 31% |
Red de Comedores | 27% |
Total (dólares EEUU) | 11.300 |
Nota: las cantidades porcentuales son aproximadas, ya que parte de los recursos usados y contabilizados aquí fueron destinados a actividades comunes entre las organizaciones, siendo difícil precisar las cantidades concretas relativas a cada una.
Florencia Vercellone (2005) «Cinependiente», De igual a igual, n. 2, diciembre.
Beatriz Molinari (2005) «Cine de barrio», La voz del interior, Sección de Espectáculos, 9 de noviembre.
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