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País/Estado — Argentina
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — costera
Ámbito de la actuación — barrio
Agentes — sector privado; organización no gubernamental (ONG)Categorías — Buena gestión urbana: gestión y administración públicas; políticas públicas; recursos humanos y formación de dirigentes; descentralización; movilización de recursos; sistemas de informacion administrativa; apertura y transparencia; responsabilidad; colaboración con la sociedad civil; presupuestos y toma de decisiones participativas; seguimiento, evaluación y auditoría; mujeres en puestos de responsabilidad. Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; de 10 años a la edad adulta; salud y nutrición; programas ambientales dirigidos a los jóvenes; desarrollo de la capacidad de participación y del liderazgo en niños; programas de ocio y culturales; programas de apoyo comunitarios (protección frente a abusos, abandonos, violencia y delincuencia); abusos, trabajo infantil, guerras; grupos vulnerables. Participación ciudadana y riqueza cultural: participación comunitaria; riqueza social y cultural; expresión y animación; educación cívica; artes; respeto a la diversidad cultural.
48 nº 817 oficina 6. La Plata, Buenos Aires, CP1900, Argentina. Teléfono: +54 (0221) 489 / 75 84E-mail: ceds@netverk.com.ar
Dirección en Córdoba: Laprida 175 Barrio de Nueva Córdoba, CP 5000, Córdoba, Argentina. Tel/Fax: +54 351 4210060 Dirección en Buenos Aires: Azcuenaga 1077, 2B Buenos Aires, Argentina. Tel: +54 11 48256882E-mail: elagora@agora.com.ar
514 e/ 515 y 12, Ringuelet, La Plata, Buenos Aires, CP1900, Argentina Teléfono: +54 (0221) 484 / 70 99Colaboración en infraestructura.
El presente programa tiene como finalidad generar un espacio educativo y de fomento cultural, en el cual se logre coordinar acciones conjuntas entre cada uno de los sectores que conforman la estructura barrial. Un instrumento fundamental para llevar efectivos estos fines ha sido la gestión para firmar un Convenio de Cooperación con la Cooperativa de Trabajo Limitada Unión Papelera Platense por el cual las instituciones se comprometen a asegurar la realización de actividades que favorezcan al desarrollo social del barrio de Ringuelet. En el marco del mismo, desde el Centro de Estudios para el Desarrollo Social (CEDS) se diseñaron un conjunto de propuestas destinadas, por un lado, a promover prácticas para niños y jóvenes orientadas a la socialización y expresión y, por el otro, a generar estrategias de desarrollo humano con los adultos, a través de la capacitación en:
De esta manera, en el predio cedido por la Cooperativa de Trabajo Limitada Unión Platense Platense, se instaló un centro cultural y recreativo con la pretensión de construir un lugar en el que se conjuguen —de manera coordinada y responsable— los lazos sociales y culturales necesarios, entre cada una de las instituciones barriales, para establecer estrategias de trabajo comunes al bienestar social de la comunidad. Para ello, a través de la realización de actividades culturales y de formación gratuitas, se pretende fomentar el desarrollo individual y colectivo de cada uno de los destinatarios. Así, consideramos de vital importancia plantear que a largo plazo las mismas se transformen en una acción abierta a las comunidades barriales aledañas, con el objetivo de socializar a los niños, jóvenes y adultos con otros grupos y estratos sociales, teniendo en cuenta lo importante que es conocer otras realidades para su futuro desarrollo en la sociedad de la que forman parte.
Comenzamos a trabajar hace sólo seis meses y las problemáticas cotidianas son: deserción escolar, adicciones, violencia, problemas sanitarios, desempleo, delitos menores y ausencia de participación comunitaria. Todas ellas, problemáticas causales de la carencia de políticas de contención por parte del municipio.
Los referentes locales plantearon la necesidad de contar con un espacio físico para desarrollar y unificar las actividades, gestionándose un predio en la Cooperativa de Trabajo Limitada Unión Papelera Platense. Así, se dio inicio a lo que los chicos llamaron Centro Cultural y Recreativo Ringuelet. Se abrieron clases de: arte, música, baile y apoyo escolar.
En esta instancia, el rol del CEDS fue el de coordinar y monitorear las decisiones planteadas por el equipo barrial, para dar forma al Programa Cultural y Educativo en el que se incluyeron actividades para adultos y adolescentes para la gestión de acciones destinadas al desarrollo social de toda la comunidad.
Esta propuesta tiene dos motivaciones. La primera —referida a los chicos y adolescentes— tiene como idea incorporar acciones culturales, preventivas, de expresión y esparcimiento, etc. destinadas a formar y motivar y así reducir el tiempo de ocio en las calles. La segunda —destinada a la capacitación de los adultos— tiene como propósito otorgar las herramientas necesarias para generar o promover pequeños emprendimientos; además de brindarles los instrumentos para la construcción de consenso y organización comunitaria. Pensamos que estos objetivos son posibles a través de la consolidación de un espacio en el que se objetiven y enraícen las estrategias de desarrollo comunitarias.
Recursos humanos: La iniciativa fue realizada por tres militantes comunitarios que tenían contacto con los profesionales del CEDS. Conformamos un equipo de trabajo interdisciplinario para dar forma a la formulación del proyecto. Dividimos tareas y se propusieron coordinadores generales para potenciar el tiempo con el que contábamos. Así, mientras los referentes se encargaron de conseguir los docentes necesarios para brindar una actividad de calidad educativa, el CEDS coordinó la estrategia de comunicación de la propuesta, con el objeto de transmitirla a la comunidad barrial. Así se consiguieron docentes de música, plástica y baile. También se realizaron reuniones de padres y reuniones semanales entre los coordinadores.
Recursos materiales y financieros: Por un acuerdo entre el CEDS, los referentes y la Unión Papelera Platense, el Centro de Estudios cedió los materiales para la actividad plástica, así como los instrumentos musicales para las clases de guitarra y murga. Mientras, la Unión Papelera Platense cedió y acondicionó un espacio de manera que los chicos y docentes contaran con los instrumentos necesarios. Se realizaron bonos de contribución y rifas con el objeto de mantener en buen estado los instrumentos y cualquier eventualidad para asegurar la continuidad de las actividades.
Guillermo, Sebastián y Verónica viven en Ringuelet desde toda la vida. En este barrio hicieron amigos, compañeros de militancia de la vida, con los que desde hace tiempo organizan actividades destinadas a contener y estimular a los niños y adolescentes; también organizan jornadas para el día del niño y fin de año, con el objeto de poder brindar a la comunidad en su conjunto espectáculos culturales gratuitos.
Comienzan a ver que las familias no son ajenas a la crisis del país. Estas familias pertenecen las mismas a los estratos más desprotegidos y descuidados por las políticas de estado de esta época, son los más chicos y adolescentes los que comienzan a adquirir de manera cada vez más veloz, la ‘cultura de la calle’ —lo que aumenta el consumo progresivo de drogas lícitas e ilícitas; el tiempo de ocio en las esquinas; los delitos menores, con la consecuente penalización; el trabajo infantil y la deserción escolar—. No estábamos equivocados al pensar que si no se establecían acciones de contención y motivación, su destino estaría circunscrito a las voluntades del sistema de minoridad o, lo que es peor, a la perdida de los valores de la vida.
Se comenzaron a trazar, entonces, las primeras líneas de trabajo de lo que hoy conocemos como Programa Cultural y Educativo, con el objeto último de conformar una red social que permitiera al común de la gente acceder al aprendizaje de instrumentos básicos para la construcción de consenso y organización comunitaria. En primera instancia planteamos la necesidad de incluir a los adolescentes de manera que fueran ellos mismos los responsables de lograr la inclusión y el cuidado de los más chicos en cada actividad, a la vez que aseguraban la equidad entre sus pares. El proceso no fue fácil: una vez que las actividades empezaron a generarse, como grupo de trabajo nos vimos desbordados por la cantidad de chicos a los que debíamos brindarles apoyo, a la vez que notábamos la necesidad de comenzar a trabajar con los padres la idea de que todo el trabajo estaba hecho desde la buena voluntad, y que era importante la manera en que ellos debían relacionarse con las actividades. Estamos en un proceso de maduración, en el que las prioridades se concentran en aportar nuevas acciones orientadas al ejercicio del autodiagnóstico, la construcción de consenso y la delimitación de responsabilidades que nos permitan trabajar aún mejor como grupo y comunidad.
Ciento cincuenta fueron los chicos, de 4 a 16 años, que accedieron a cada una de las actividades del Centro Cultural. En comunión con los padres y docentes, se produjo una presentación de fin de año en la que más de doscientas personas pudieron ver cada una de las actividades aprendidas y espectáculos en vivo. Esto se constituyó como el primer trabajo coordinado por parte de la Unión Papelera Platense, la escuela, la sala de primeros auxilios, los padres y chicos; en la marcha hacia el bien común: la mejora de las condiciones sociales del barrio.
De entre los adolescentes, los más adultos estuvieron comprometidos desde el inicio a ejercer de coordinadores de las tareas, optimizando su tiempo libre en tareas destinadas a acompañar a los más pequeños, alcanzando los mismos un rol fundamental en la construcción de consenso grupal. La propulsión de estas acciones dio inicio a una propuesta más comprometedora y responsable por parte de los adolescentes: dejar de lado su tiempo en las calles para trabajar y enseñar en un espacio que les era propio.
Se logró la consolidación social del Centro Cultural como lugar de desarrollo individual y colectivo; a la vez que se incentivó el compromiso de otros actores —sector académico, empresario y público— en las estrategias locales impulsadas.
Cada una de las actividades propulsadas por nuestro equipo se encuentran en un momento de maduración. Nos encontraríamos, entonces, en una etapa en la que si bien logramos instalar y comenzar a debatir sobre la idea de desarrollo social como un emprendimiento del conjunto; estamos en el tiempo en el que se inician las nuevas estrategias destinadas a abordar nuestro proyecto desde una perspectiva relacional en la que emergen la gestión con entidades del municipio, competentes en las tareas barriales; el sector académico y los beneficiarios. Todas estas entidades propician el establecimiento de un marco de acción muchísimo más amplio, gracias al apoyo que las mismas pueden hacer tanto desde el aspecto económico como de recursos humanos.
Es muy apresurado establecer con exactitud cuál va a ser la relación de estas entidades con el Centro Cultural. Sin embargo, sí podemos objetivar la forma en que hemos logrado mantener sobre rieles cada una de las actividades que se han desarrollado. Si bien la Unión Papelera Platense y el CEDS hicieron la donación inicial, nos planteábamos si era estratégico ser nosotros mismos los que mantuviéramos económicamente las actividades. Así, llegamos a la conclusión de que el rol al que debíamos limitarnos era el de incentivadores, de manera que fueran los coordinadores los propulsores de sus propias destrezas de mantenimiento. Así, comenzaron a trabajar en la promoción de actividades para la recaudación de fondos: bailes, rifas, bonos de contribución, donaciones de particulares, inclusión de los padres para el arreglo de materiales: colchonetas, vestimenta de baile, instrumentos, etc.
Este Programa Cultural y Educativo se alza como la primera práctica barrial concreta llevada a cabo por el CEDS. Al respecto, como grupo profesional y sobre todo como grupo humano, evaluamos que la misma posibilitó la consolidación de espacios de discusión e intercambio interdisciplinarios en los que se establecieron momentos para replantear objetivos y prioridades, tanto en nuestro quehacer en esta propuesta, como en las que habíamos emprendido en otros áreas sociales.
De esta manera, consideramos que el mayor de los aportes estuvo dado por el intercambio explícito que se produjo en la construcción de consenso entre nosotros y los referentes locales. Entendiendo, en definitiva, que tanto ellos como nosotros somos sujetos de conocimiento y educadores de la propia experiencia. Fue esto lo que nos permitió entender, y hacer definitivamente nuestra, la idea de que de nada vale impulsar acciones desde el conocimiento académico y profesional si no somos capaces de escuchar al otro, participarlo y hacerlo presente tanto en la palabra como en la acción. En este sentido, esta práctica nos desveló el gran secreto: comprender que el escenario social —en lo cultural y lo político— es el lugar en el que se intercambian los argumentos, los pensamientos y las pasiones de cada uno de los actores.
La zona de influencia de la Unión Papelera Platense está constituida por un sector de la sociedad que ha sido descuidado en los últimos años. Como en muchos otros barrios de la Ciudad de La Plata, en Ringuelet han crecido los números de deserción escolar, la desocupación, el trabajo infantil y la adicción a las drogas. Frente a esto, en los últimos años los diferentes barrios de la ciudad —según sus necesidades— promovieron, gracias a la ayuda de los propios beneficiarios, múltiples actividades como: comedores, bibliotecas públicas, clases escolares, actividades recreativas, etc. Los datos de evaluación son por lo demás satisfactorios.
El impulso de actividades culturales, de educación y esparcimiento, con el objeto de generar acciones individuales y colectivas, orientadas a la formación y contención de los niños y jóvenes del barrio de Ringuelet; la construcción de ámbitos de debate en materia social; y la capacitación de los actores sociales en diferentes áreas para iniciar nuevos cursos de acción en el barrio; se erigen como propuestas válidas siempre y cuando tengamos la vitalidad y el interés de generar estas acciones en el marco del desarrollo de la comunidad en la cual vamos a actuar, teniendo en cuenta sus particularidades sociales, culturales, económicas y demás.
A lo largo de las diferentes prácticas profesionales y preprofesionales que cada uno de los integrantes ha tenido, hemos considerado que son las dinámicas de taller donde cada uno de los participantes educadores/educandos puede lograr desarrollarse en los aspectos que más le interese, con compromiso y seriedad, a través de la socialización con su entorno y el potencial particular de cada uno.
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