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País/Estado — Pakistán
Región según Naciones Unidas — Asia
Región ecológica — árida y semiárida
Ámbito de la actuación — ciudad
Agentes — organización no gubernamental (ONG)Categorías — Vivienda: vivienda asequible; materiales de construcción y tecnología constructiva. Modelos de producción y consumo: uso y consumo de agua; conservación de recursos, ahorro de recursos. Agua y saneamiento: saneamiento de bajo coste; saneamiento ecológico.
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House 1 Street 20 F-7/2 Islamabad Pakistán Tel: +92-51-2653304-05, 2653597 Fax: +92-51-111-000-102Colaboración financiera.
United Nations Office 9-10 Floors, Saudi Pak Tower 61-A, Jinnah Avenue P.O. Box 1051 Islamabad Pakistán Tel: +92-51-280031/280034Colaboración financiera.
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The Australian High Commission Islamabad Pakistán
Office of the Taluka Nazim Baggan Taluka Keti Bunder District Thatta Sindh Pakistán
Los ecosistemas y las bases de la subsistencia en Thattai se encuentran bajo una presión extrema debido a la rápida deforestación. El objetivo principal del Programa de Mejora de Entorno Construido [Built Environment Improvement Program (BEIP)] consiste en asegurar un acercamiento integral muy productivo gracias a la combinación de varias iniciativas llevadas a cabo por el AKPBSP. Entre ellas, facilitar el acceso a infraestructuras básicas mejoradas, como el sistema de tratamiento de aguas residuales, la construcción de canales para la evacuación de aguas en las calles y diferentes mejoras domésticas asequibles. También se pretende capacitar a las ONG en la gestión de proyectos de desarrollo y asistencia técnica para mejorar el diseño y el planeamiento de viviendas, lo que redunda en una mayor sostenibilidad social, económica y medioambiental.
El Desarrollo Integrado del Entorno Construido [Integrated Built Environment Development (IBED)] ha tenido impacto en la economía local, en la tierra, en el agua y en el aire de la comunidad Keti Bunder. Los informes internos y ajenos al IBED han mostrado que el proyecto ha producido beneficios cualitativos y cuantitativos, incluyendo la mejora en los medios de vida de más de 500 familias, pues se ha observado que el aumento de la renta disponible en los hogares redujo la dependencia del exterior, gracias a una mayor confianza en el concepto de ayuda mutua y a la mayor interacción entre los miembros de poblaciones asociadas al IBED y apertura a otras áreas. Así se mejoró el entorno, el nivel de las infraestructuras, las condiciones sanitarias higiénicas en las áreas definidas como objetivo, se aumentó la capacitación de los gobiernos, ONG y OBC locales en la puesta en marcha del proyecto y en general se incremetó la productividad forestal. Además, se ha observado una mejora de la calidad del aire gracias a la reducción de la carga fecal en el aire y de los parásitos y bacterias contaminantes en el terreno, así como la menor presencia de emanaciones y olores relacionados con aguas negras y estancadas y de dióxido de carbono y otros gases nocivos. Así, el proyecto ha conseguido proponer un modelo de desarrollo comunitario con bajo coste y poco mantenimiento, conservar el sistema de saneamiento y reducir los vertidos de aguas sucias domésticas sin tratar a las aguas superficiales circundantes. También se ha mejorado el medio ambiente mediante la realización de plantaciones y el uso de aguas residuales tratadas, se ha frenado la reducción de la calidad de las aguas circundantes y se ha incrementado la calidad general de las zonas de pesca.
La medida del éxito de las demostraciones prácticas la ha constituido la adopción autónoma del modelo por parte de las comunidades. También otros programas a nivel nacional han replicado el proyecto junto a las ONG, cuya experiencia en capacitación se incorporó a éste, y en cuyos programas tienen un cometido importante.
La población de Thatta, 1,1 millones de personas, ha sometido a una gran presión a los modos de vida y a los ecosistemas de la zona, debido a la rápida deforestación, producto de la falta de agua corriente, del uso de la madera como fuente de energía, del vertido de las aguas fecales sin tratar al mar, y de la sobrexplotación de los pastos. Un 97% de la población carece de acceso a agua potable, y la mayoría no dispone de ningún tipo de letrinas. Los desechos fecales inundan las calles y permiten que los mosquitos sproliferen. El vertido de estos desechos sin ningún tratamiento ha contaminado las aguas de la zona, afectando negativamente a las zonas de pesca, disminuyendo esta última y dañando los manglares. Esto es particularmente grave, dado que casi la totalidad de la comunidad vive de la pesca, siendo los ingresos medios familiares de 5.000 a 6.000 rupias al mes. El consumo doméstico de leña ha supuesto una gran presión para los manglares, y ha causado un incremento de las emisiones de dióxido de carbono. La mayor parte de las viviendas están mal iluminadas y ventiladas, tienen la estructura y el saneamiento en mal estado y sus condiciones son antihigiénicas. Como resultado, ha habido un incremento en la incidencia de enfermedades contagiosas como la hepatitis, el asma y la malaria. La falta de agua ha convertido las tierras fértiles en vertederos, y la reducción de la flora y la fauna ha ido acompañada del avance del mar que cubre tierras cultivables.
La prioridades del IBED consisten, sobre todo, en asegurar la sostenibilidad ambiental y el desarrollo de las infraestructuras de la comunidad, así como incrementar el nivel de vida de los más desfavorecidos. Específicamente, el proyecto pretende mejorar el acceso a las infraestructuras básicas renovadas como los sistemas de tratamiento de aguas residuales o el saneamiento de las calles mediante canales de drenaje, y también llevar a cabo distintas mejoras asequibles de las viviendas, particularmente destinadas a beneficiar a las mujeres. La clave consiste en asegurar un enfoque integral, que es el que ha producido resultados combinando varias iniciativas del AKPBSP, como BACIP y WASIP, además de proporcionar la capacitación a las ONGs en cuanto a la asistencia técnica y de gestión para proyectos de desarrollo relacionados con el planeamiento y diseño de vivendas, cuyos resultados sociales, económicos y ambientales refuerzan su sostenibilidad. La prioridad de la iniciativa consiste en proporcionar asistencia técnica para formar a emprendedores locales y mejorar las habilidades y los conocimientos de los desfavorecidos a nivel comunitario. Las iniciativas del proyecto se formularon tras un debate amplio con una gran cantidad de participantes que incluyó también la información recogida en las comunidades durante las visitas que se realizaron.
El PNUD GEF SGP, el Fondo Pakistaní para la Lucha contra la Pobreza (PPAF), AusAID, la AKF y las comunidades locales han proporcionado el apoyo a las actividades relacionadas con la mejora de las viviendas y la difusión de dichas técnicas en Sindh. A nivel de cada hogar, el IBED funciona con una filosofía de no subsidios, esto es, que los propietarios deben pagar el coste del producto final, por lo que los bienes y servicios han de ser interesantes para ellos y socialmente aceptables. En cualquier caso, este coste refleja únicamente los materiales y la mano de obra, pues la investigación y el desarrollo los financia completamente la AKPBSP. Para todos los productos, el ahorro en gastos compensa en poco tiempo la inversión inicial. Los propios habitantes deben financiar las mejoras de sus viviendas.
A pesar de los distintos problemas que hubo que afrontar al poner en marcha la iniciativa, se desarrollaron estrategias para superarlos, y el plan de trabajo pudo completarse a lo largo del proyecto.
La economía de Keti Bundar se basa en la pesca, con las técnicas y modos de comercialización existentes. No existían albañiles con experiencia entre toda la población. No había interés por el aprendizaje de cómo desarrollar letrinas de compost, pues se pensaba que éste era un oficio menos rentable que la pesca. Normalmente los albañiles llegaban de las poblaciones cercanas para hacerse cargo de cualquiera de los trabajos de construcción. El proyecto localizó a algunos albañiles de la cercana Ghado y los formó para la construcción y fabricación de varios componentes de los productos que se utilizarían; se trataba de artesanos con experiencia en la zona y con buena reputación técnica. También se formó a 12 personas de Keti Bundar, de las que 10 eran mujeres, para la construcción y fabricación de estufas sin humo y sus chimeneas.
Otro problema consistió en hacer aceptables los nuevos productos cuando su utilización no estaba dentro de la norma social o cultural. Por ejemplo, hubo problemas inicialmente debido al rechazo que produjo la técnica de irrigación con agua de lluvia o la propuesta de estufas de barro. Aunque cambiar las actitudes y los comportamientos de las comunidades es un proceso largo, el seguimiento regular e intensivo y las campañas constantes de motivación y concienciación permitieron resolver este problema.
Este problema se solucionó difundiendo y mostrando simulaciones de las iniciativas. Adicionalmente, se crearon maquetas en las viviendas de quienes apoyaban el proyecto para que el resto de la comunidad las reprodujese. Para los proyectos comunitarios (iluminación y saneamiento de calles, etc.), las maquetas se ejecutaron en los lugares más accesibles.
Se desarrollaron manuales ilustrados con las instrucciones paso a paso, y además, se hizo que los miembros con más nivel educativo de las comunidades asumiesen el liderazgo para que los otros pudiesen copiarles.
Fue extremadamente difícil consolidar un equipo de proyecto que entendiese el contexto local, tuviese sensibilidad social y a la vez fuese suficientemente profesional como para gestionar el proyecto de manera eficiente. Este aspecto se solucionó con una formación continuada sobre los conceptos básicos del programa, así como con una búsqueda constante de personal.
El programa llevaba a cabo regularmente el seguimiento participativo de las actividades a través de visitas de campo frecuentes y de debates con los habitantes de las viviendas, con los miembros de los comités de cada población y con los empresarios con más formación. Este seguimiento lo era tanto de los productos como de los procesos, mediante indicadores predeterminados que constituían las herramientas del proyecto.
El IBED se creó como resultado de las profundas investigaciones comunitarias del AKPBSP y sus socios, que pretendían identificar las aspiraciones y necesidades de la población en las zonas en las que se quería actuar. Los organizadores llevaron a cabo una serie de talleres para comprender los problemas de cada aldea concreta. Es entonces cuando los miembros de la comunidad añaden su experiencia a la investigación, al diseño y al perfeccionamiento de cada producto del IBED para asegurar su adecuación, eficiencia y aplicabilidad en función de la región a que va destinado. La comunidad estaba completamente presente en en la agenda del IBED a la hora de la identificación de viviendas individuales, la localización de calles, terrenos públicos y privados, zonas en las que emplazar diversas infraestructuras comunitaroas, etc. Así, la implicación de los participantes en el proyecto era intensa. Incluso durante la puesta en marcha del programa la comunidad presentó sugerencias para realizar cambios que, de esta manera, se introdujeron en el proyecto.
Se buscó específicamente la participación de las mujeres tanto en la fase de planeamiento como en la puesta en marcha. Se les animó a ayudar y colaborar con el IBED a la hora de seleccionar las ubicaciones para los productos de mejora del entorno y las intervenciones técnicas del IBED. También se implicaba a las mujeres en la construcción y utilización de los productos domésticos mejorados. Además, se les proporcionaba una educación informal sobre salubridad e higiene doméstica, particularmente centrada en los peligros de la no evacuación de humos. Para ello, se organizaron talleres, reuniones e informes de nivel básico, y se les dieron programas especiales de educación sobre salud e higiene. De hecho, un grupo de diez mujeres recibieron formación como educadoras en estos aspectos. Hubo varios talleres dirigidos a mujeres para concienciar sobre salud e higiene, ahorro y uso eficiente del agua, reutilización de aguas residuales, organización en la cocina, etc.
El IBED llevaba a cabo regularmente el seguimiento participativo de las actividades a través de visitas de campo frecuentes y de debates con los habitantes de las viviendas, con los miembros de las comunidades y con los empresarios. Este seguimiento incluía tanto los productos como de los procesos. Según los resultados y la información recogida, se introdujeron muchos cambios en el diseño de los productos del IBED.
El impacto del IBED se ha materializado en los medios de vida, en la tierra, en el aire y en agua de Keti Bundar. Las observaciones sobre el impacto exterior e interior del IBED demuestran que el proyecto produce mejoras significativas tanto cuantitativa como cuantitativamente.
En cuanto a las condiciones de vida, las mejoras consistieron en:
Las mejoras incluían:
En cuanto a la mejora de la calidad del aire, se ha observado una disminución de la carga fecal y de los parásitos y bacterias contaminantes de los suelos, así como menor cantidad de vapores y olores de agua residual y estancada y de dióxido de carbono y otros gases nocivos.
Las mejoras relacionadas con el agua y el saneamiento incluían:
En Keti Bundar se instalaron 150 productos que mejoran el medio como modelos demostrativos a nivel doméstico. Dos trabajadoras sanitarias del gobierno recibieron formación sobre educación de salud e higiene, y bajo su supervisión, un grupo de ocho mujeres de la comunidad fueron formadas a su vez como promotoras de salud e higiene, colaborando después en la puesta en marcha del Programa de Intervención sanitaria de la Comunidad y el Programa de Mejora de la Salud Escolar de Keti Bundar. Más de 30 personas recibieron formación sobre los aspectos técnicos, sociales, etc. del proyecto.
El hecho de que las comunidades reproduzcan el modelo por su cuenta prueba el éxito de las demostraciones prácticas. Además, otros programas de nivel nacional han reproducido el proyecto con las ONGs, cuya capacitación formó parte de éste desempeñando un papel activo en sus programas.
Las experiencias del IBED quedan documentadas mediante informes mesuales y trimestrales sobre los procesos en marcha y sobre diversos eventos y mediante visitas de campo. Se han debatido las actividades del proyecto en varios foros, como en las reuniones conjuntas con otras organizaciones para el desarrollo que trabajan en el distrito, con el gobierno local y con agencias donantes, así como en encuantros con el PNUD y el AKPBSP. Los medios más importantes a nivel nacional, tanto en prensa escrita como por internet, han llamado la atención numerosas veces sobre los logros del proyecto.
El indicador más claro de la sostenibilidad social y económica de las intervenciones del proyecto es, en sí, la mejora de la calidad de vida, particularmente de la juventud, tanto de hombres como de mujeres, posible gracias a la generación de puestos de trabajo y a la capacitación empresarial que ha creado actividad. La sostenibilidad ambiental es resultado de la reducción de las emisiones domésticas de gases de efecto invernadero, gracias al menor uso de madera como fuente de enregía.
La base para la sostenibilidad social de los resultados conseguidos se fundamenta en la mejora del nivel de vida y en la experiencia de los adultos jóvenes en la gestión de sus propios asuntos financieros y sociales, y en la satisfacción que produce la implicación en los esfuerzos productivos para incrementar el bienestar de la comunidad en general. Además, con el uso creciente de productos y técnicas mejoradas, los beneficios tangibles de la reducción del gasto doméstico y la mejora de la salud en general, de las condiciones socioeconómicas y del entorno construido, se asegura la sostenibilidad social de los beneficios del proyecto.
El proyecto diseñaba y preveía la implicación de la comunidad al completo y particularmente de los jóvenes, las mujeres, los ancianos y otros grupos marginados, en el planeamiento y delineación de actividades como la intervención social, la defensa de quien la necesitase, el apoyo social y el establecimiento de una comunidad sana. Éstos han sido los mecanismos clave para sostener y guiar el cambio social y económico del área objeto del proyecto para que se aceptasen, adoptasen y aprovechasen de los beneficios a largo plazo del proyecto.
Adicionalmente, el proyecto ha integrado los productos y actitudes en los programas de organizaciones civiles locales que ya trabajaban en la zona con varios proyectos de desarrollo y contaban con una buena reputación entre las comunidades. El proyecto ha transferido los conocimientos, habilidades y técnicas necesarias a estas organizaciones civiles para la puesta en marcha de proyectos y para su futura sostenibilidad. Los vínculos con las organizaciones civiles locales se han establecido gracias a otras agencias de desarrollo para el acceso a financiación y para compartir otros recursos para la futura promoción de las actividades del proyecto en otras áreas. Los emprendedores han sido formados en estas organizaciones civiles, a través de las cuales se asegurarán la organización y distribución de las actividades. Gracias a este funcionamiento, las organizaciones civiles locales han continuado desarrollando las actividades a pesar de que el proyecto haya acabado ya.
Desde su inicio, el IBED se ha concebido como un proyecto para la comunidad y por la comunidad. El proceso de investigación, desarrollo, revisión y documentación participativos supone un enfoque holístico que asegura que los programas responden a las necesidades comunitarias y son fácilmente reproducibles. La implicación directa de la comunidad dota al IBED de flexibilidad para aplicarse en diferentes regiones y en distintas condiciones socioeconómicas. Las características del bajo coste y de la fabricación local de los productos, vinculadas al mercado local gracias al los empresarios de la zona, aseguran la sostenibilidad a largo plazo así como la gestión local independiente del proyecto.
El proyecto ha sido reproducido con éxito a varios niveles. En 1997 el AKPBSP puso en marcha el IBED, y desde entonces ha instalado 700 demostraciones de sus distintos productos en varias poblaciones de las Áreas del Norte y en la región de Chitral. En 2005, se habían reproducido más de 12.000 objetos por parte de los miembros de las comunidades y a su propia costa. En 2003 y a nivel local, el AKPBSP inició una réplica del programa del IBED en Sindh, al sur de Pakistán, con fondos del PNUD. Las necesidades de las poblaciones de la provincia de Sindh son distintas a las del norte, debido a diferencias culturales y climáticas. El proceso de investigación y desarrollo participativos ha hecho posible la fácil reproducción del programa, y de han diseñado y puesto en marcha nuevos productos en distintas poblaciones de Sindh. En las regiones de Azad Jammu-Kashmir y en Nathiagali se han iniciado proyectos similares. A nivel internacional, el AKPBSP ha iniciado varias medidas para difundir los conocimientos adquiridos y las técnicas aprendidas del BACIP. En este contexto, trabaja con distintas instituciones de la sociedad civil, ONG y OBC, que han reproducido estas experiencias en sus propios proyectos.
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