Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas
patrocinado por Dubai en 2004, y catalogada como
GOOD.
(Best Practices Database)
País/Estado — Colombia
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — tropical y subtropical
Ámbito de la actuación — barrio
Agentes — organización no gubernamental (ONG); agencia internacional; sector privado; gobierno central; gobierno local; organización de base comunitaria (OBC).
Categorías —
Erradicación de la pobreza: generación de ingresos; creación de puestos de trabajo; formación profesional; acceso a créditos.
Desarrollo económico: desarrollo económico local / metropolitano; desarrollo industrial; creación de empresas (sectores formal e informal); fomento de la inversión;
formación de capital y capacidad empresarial; formación; oportunidades para la cooperación; microcréditos.
Servicios sociales: educación; ocio; salud y bienestar; seguridad ciudadana; reducción y prevención del delito.
Contacto Principal
Corporación Antioquia Presente — organización no gubernamental (ONG)
Margarita Inés Restrepo Cárdenas, directora ejecutiva
Calle 32F No. 76-56, Medellín
Departamento de Antioquia
Colombia
Teléfono: +57 4 416-0500
+57 4 414-0479
Fax: +57 4 411-1150
E-mail: capresente@epm.net.co
Socio
United States Agency of International Development (USAID) — agencia internacional
Gabriel Escobar
Carrera 69 No. 43B-44, Piso 5
Bogotá, Colombia
Teléfono: +57 1 423-6880
Colaboración financiera.
Socio
Planning and Development Collaborative International Inc. (PADCO) — sector privado
Diego Marulanda G. [dmarulanda@hotmail.com]
Carrera 9 No. 90-47
Bogotá, Colombia
Teléfono: +57 1 623-0891
Fax: +57 1 530-4469
Colaboración técnica.
Socio
Fondo de Reconstrucción del Eje Cafetero (FOREC)
- Red de Solidaridad Social — gobierno central
Luz Clemencia Mejía
Calle 20 No. 18-44, Pisos 3 y 4
Armenia, Departamento de Quindío
Colombia
Teléfono: +57 6 744-2474
Fax: +57 6 744-1853
Colaboración financiera.
Socio
Alcaldía de La Tebaida — gobierno local
Maria Edy Segura, alcaldesa
Alcaldía, La Tebaida
Departamento de Quindío
Colombia
Telefóno: +57 6 754-2444
Fax: +57 6 754-2512
E-mail: latebaida@latebaidaquindio.gov.co
Web: http://latebaidaquindio.gov.co/
Colaboración política.
Socio
Fundación Suramericana — sector privado
Fernando Ojalvo P. [fojalvo@suramericana.com.co]
Carrera 64B No. 49A-30
Medellín, Colombia
Teléfono: +57 4 435-5209
Fax: +57 4 260-2463
Web: http://www.suramericana.com/
Colaboración financiera.
Socio
Beneficiarios directos — organización de base comunitaria (OBC)
José Luis Duque
Barrio El Cantarito
La Tebaida, Departamento de Quindío
Colombia
Teléfono: +57 6 754-1580
Colaboración .
El proyecto residencial El Cantarito ha sido concebido con el
propósito de proporcionar una recuperación integral a las familias
afectadas por el terremoto del 25 de enero de 1999 que afectó a la
región colombiana del Eje Cafetero, especialmente a aquellas familias
que vivían de alquiler (y por tanto no eran propietarias de las
viviendas que habitaban), que durante dos años han tenido que vivir en
condiciones precarias, en campamentos provisionales contruidos por el
gobierno.
Bajo el lema «todos contribuimos», la Corporación Antioquia
Presente reunió los recursos proporcionados por los gobiernos
nacional y local, el sector privado y los propios beneficiarios, para
ofrecer una solución definitiva a las 952 familias afectadas.
El Cantarito es un barrio urbanísticamente planificado y bien
concebido compuesto de 952 viviendas construidas en parcelas de 6 por
12 metros. El entorno urbano cuenta con calles pavimentadas, aceras,
una ciclovía, zonas verdes, un gran parque central y seis plazas
periféricas, así como todos los servicios públicos: alumbrado público,
alcantarillado (y tratamiento para las aguas residuales) y conexión a
la red eléctrica para todas las viviendas, que también cuentan con
agua corriente proveniente de un pozo profundo. Por último, el
proyecto también ha construido una escuela para 900 alumnos.
Como consecuencia de una gestión social, la comunidad ha participado y
ha salido fortalecida; se han creado una mesa de vivienda y seis comités
comunitarios sectoriales encargados de salud, deporte, cultura, medio
ambiente, diseño urbano y generación de ingresos. Del mismo modo se
favoreció la formación de diversos grupos de trabajo sobre temas
específicos como la gestión de la microcuenca, la jardinería de los
espacios públicos, la manipulación de alimentos, la agricultura
ecológica, la agroindustria y el reciclaje.
El proyecto ha proporcionado 360 empleos directos durante 14 meses,
además de aproximadamente 250 empleos indirectos al mes.
También hay que reseñar el desarrollo de un programa arqueológico que
ha excavado, recuperado y clasificado alrededor de cien piezas de la
cultura Quimbaya.
En la actualidad, El Cantarito es una comunidad consolidada y
autogestionada que dirige sus propios proyectos de desarrollo y en la
que la palabra solidaridad ha adquirido un nuevo
significado.
- 16 de diciembre de 2000 — Bendición de la primera piedra,
símbolo del compromiso.
- 18 de febrero de 2001 — Inicio de las obras. Generación de
confianza y participación.
- 10 de septiembre de 2001 — Asignación de las viviendas en plano.
- 20 de febfrero de 2002 — Mudanza masiva de los campos
provisionales a las nuevas viviendas.
- 5 de abril de 2002 — Inauguración oficial. Entrega de las
viviendas a las familias y del barrio al municipio.
El 25 de enero de 1999 un terremoto de intensidad 6,7 en la escala de
Richter asoló la región colombiana del Eje Cafetero, destrozando en
pocos segundos vidas, viviendas, barrios y servicios sociales,
afectando directamente a 1.546.211 personas de cinco departamentos y
28 localidades. Más de 100 familias arrendatarias de viviendas
destruidas de la localidad de La Tebaida (departamento de Quindío),
la segunda más afectada por el terremoto, fueron instalados en un
campamento provisional en condiciones precarias de desprotección y
masificación.
Considerando la gran vulnerabilidad de esta población, se decidió que
la primera prioridad debía ser el diseño y la financiación de un
proyecto integral de viviendas que, aparte de responder a una
situación de emergencia, proporcionase sostenibilidad al proceso. La
búsqueda de recursos financieros fue coordinada por la ONG
Corporación Antioquia Presente y validada por la alcaldía local
y por las familias asentadas en los campamentos provisionales.
Una segunda prioridad era la generación de ingresos para estas
familias, la mayoría formada por desempleados o trabajadores del
sector informal de la economía, procurando garantizar al menos una
seguridad alimentaria para los niños, las mujeres y los hombres.
Se presentaron una serie de objetivos y estrategias, que se debatieron
y se acordaron con la comunidad, tras la definición por parte del
gobierno nacional de unas líneas maestras generales y gracias a la
aplicación del modelo de gestión propuesto por la Corporación
Antioquia Presente. Los principales objetivos eran el realojamiento
definitivo de la comunidad a través de la construcción de 952
viviendas dignas y la generación de empleos temporales para estas
familias durante el proceso.
Teniendo en cuenta la participación como principal eje de actuación,
la principal estrategia se centró en la autoconstrucción y en la
participación de uno o más miembros de cada familia (especialmente
mujeres) en el proceso, generando de esta manera un importante impacto
en términos de identidad con el nuevo hábitat.
Desde el día del terremoto, el Departamento de Anqtioquia ha
movilizado todos sus medios técnicos y humanos y ha ofrecido el apoyo
requerido para superar la situación de emergencia, concentrando su
trabajo en el municipio de La Tebaida y poniendo en marcha, a través
de la Corporación Antioquia Presente, un proceso de sensibilización y
movilización de recursos de sus ciudadanos (se han celebrado 32
eventos masivos y diversas campañas de publicidad y sensibilización,
entre las que cabe destacar una invitando a donar el salario de un
día), así como de empresas privadas y fundaciones. El resultado de la
colecta ha ascendido a 1.832,6 millones de pesos colombianos. Esta
cantidad se empleó como aportación privada para presentar el proyecto
a USAID y al gobierno colombiano. A partir de ahí,
USAID aportó otros 5.886,8 millones y el gobierno nacional,
2.490,6 millones de pesos colombianos.[1]
Por su parte, la alcaldía de La Tebaida, aunque había comprometido
recursos que posteriormente no pudo reunir, ha apoyado de forma
permanente el proceso proporcionando ayudas puntuales en forma de
materiales, personal y labores administrativas. La comunidad ha
proporcionado una importante aportación para complementar la
estructura financiera del proyecto, equivalente a 629,9 millones de
pesos, en efectivo y en forma de horas de trabajo.
En cuanto a los recursos humanos, aunque el equipo técnico ha estado
formado básicamente por profesionales especializados del Departamento
de Antioquia integrados en la Corporación Antioquia Presente, la
mayoría de los profesionales fueron seleccionados, en sus respectivas
áreas, con el objetivo de transferir y formar una base de
conocimientos.
El proceso no ha sido fácil. La gran presión generado por la precaria
situación de las familias, además del tiempo necesario para la
planificación y la espera de las decisiones gubernamentales, que
debían ser tomadas por el recién creado Fondo de Reconstrucción
del Eje Cafetero (FOREC) y por las autoridades de medio
ambiente de la zona, en muchos momentos causaron angustia y pérdida de
fe en el proceso entre los beneficiarios, problemas que se resolvieron
proporcionando información oficial transparente y puntual a las
reuniones de la asamblea comunitaria, a los líderes de la comunidad y
a través de diversos medios de comunicación, como folletos, carteles,
periódicos y programas de radio.
Igualmente resultó difícil cambiar la actitud vistimista asumida en
primera instancia por la gente y por sus líderes, que trajo apatía,
expectativas por una solución externa y un bajo nivel de compromiso y
participación. Estas actitudes se combatieron desarrollando en las
familias la conciencia de su papel en la solución de su situación,
motivando y sensibilizándoles frente al proceso y generando espacios
de participiación y decisión. Los resultados fueron sorprendentes en
términos de cambio de actitud y, a través del proceso de
autoconstrucción, se establecieron vínculos de amistad y buena
vecindad y se pusieron en práctica valores como el respeto, la
tolerancia y la solidaridad. Esto trajo un aumento de la autoestima
así como la dignificación del ser humano a través del descubrimiento
de sus aptitudes y valores individuales y colectivos.
El acuerdo entre las instituciones y la comunidad en torno al proceso
de toma de decisiones también resultó complejo ya que siempre se ha
procurado mantener la política de armonizar las necesidades de la
comunidad, sus estilos de vida y sus preferencias arquitectónicas con
las necesarias decisiones técnicas del proyecto y de las instituciones
participantes, en términos de diseño urbano y arquitectónico del
barrio, tamaño de las viviendas, materiales a emplear y plazos de
construcción, entre otras cuestiones. La experiencia ha validado la
necesidad de una participación activa de la comunidad en los procesos
de toma de decisiones en todos los temas que la incumban de forma que
se eviten traumas y, especialmente, se desarrollen sentimientos de
identidad y pertenencia que favorezcan la sostenibilidad de la
intervención.
Los objetivos perseguidos por el proyecto se han alcanzado totalmente,
presentando un balance positivo del que caben destacarse los
siguientes aspectos:
- Mejoras evidentes en las condiciones de vida de las 952 familias
que, después de tres años viviendo en campamentos provisionales con
refugios construidos de guadua y plástico, se han instalado en un
barrio con todas las condiciones de habitabilidad y dignidad, con
amplias zonas verdes y generosa infraestructura urbana. Las familias
ha dejado de vivir en régimen de alquiler y se han convertido en
propietarias, por primera vez, de sus vidas. La mejoras también
alcanzan otros aspectos como la cohesión familiar, la calidad del
entorno, la higiene y la salud.
- Mantenimiento de la comunidad como unidad social, fortaleciendo
su capacidad de gestión, su organización y el grado de participación
de sus miembros.
- Articulación de la relación entre la comunidad y las
instituciones, inclusión de sus necesidades en los planes de
desarrollo local y fortalecimiento de su capacidad de autogestión.
- Cambios significativos en las políticas locales, especialmente
en términos de planificación urbana, delimitación de los límites del
barrio y participación ciudadana, entre otros temas.
- Liderazgo destacado de las mujeres e inclusión activa de los
temas de género en el proceso. Las mujeres, en muchos casos cabeza de
familia y responsables de los ingresos familiares, han desempeñado un
papel preponderante en el proceso de toma de decisiones y en el
aprendizaje de técnicas de construcción.
- El cambio de actitud, de víctima a
propietario, ha aportado nuevas formas de valorar a las
familias y a los individuos, recuperando valores y mejorando las
relaciones mutuas.
Los recursos proporcionados por USAID, FOREC y
diversas empresas privadas antioqueñas han sido movilizados como
donaciones, garantizando la viabilidad financiera del proyecto. Las
familias, aparte de su trabajo, también han aportado alrededor de
800.000 pesos cada una, que fueron recuadados como condición previa
para la entrega de la vivienda. De esta forma, no ha quedado ninguna
deuda.
Estos son los dos aspectos donde más claramente ha quedado reflejado
el carácter sostenible de la práctica, ya que las familias, en la
medida en que se convierten en propietarias de sus viviendas,
comprenden sus derechos y sus deberes respecto a la comunidad y
respecto a sí mismos y se desarrollan como personas y como familias
para integrarse en la sociedad en la que viven.
En términos económicos, los beneficiarios han adquirido la certidumbre
de su propiedad y, de este modo, un legado para sus hijos y una mayor
posibilidad de acceder al crédito para desarrollar empresas económicas
y otras iniciativas de mejora.
Sobre la base de los principios institucionales de la Corporación
Antioquia Presente, entre los que se otorga especial relevancia a la
cultura y a la autonomía comunitaria, este aspecto se ha puesto de
manifiesto en la conservación de la arquitectura tradicional, a través
de los talleres de trabajo llevados a cabo sobre diseño participativo
de las viviendas, y en el respeto a las formas existentes dentro de la
comunidad de organización y relación.
Una vez puesto en marcha el proyecto, USAID exigió la
definición y la ejecución de un plan ambiental cuyo cumplimiento ha
sido supervisado minuciosamente posteriormente. Entre otros aspectos
incluye la gestión de residuos, líquidos y sólidos, y de la emisión de
partículas a la atmósfera, estudio de seguridad para las obras,
señalización y proteción de la cuenca hídrica. En este sentido, se
optó por garantizar el suministro de agua potable a través de un pozo
profundo y por construir una planta de tratamiento de aguas residuales
para el barrio.
A través de diversos talleres de trabajo desarrollados con la
comunidad se lanzaron varias campañas para plantar especies arbórea
autóctonas, para concienciar sobre diferentes aspectos sanitarios como
hábitos de higiene, control de plagas o prevención de enfermedades, y
para lograr una gestión más eficaz de los servicios públicos. Estas
actuaciones han recibido el reconocimiento de las autoridades
departamentales, que han incluido a El Cantarito dentro de la
categoría de municipios saludables.
La reconstrucción de la región del Eje Cafetero ha dejado importantes
lecciones para el país que se han incorporado al modelo de gestión de
las diversas ONGs que han participado en el proceso y a las políticas
nacionales que tratan temas tan complejos como la recuperación después
de un conflicto.
De la experiencia institucional de la Corporación Antioquia Presente,
después de veinte años trabajando en procesos de realojamiento de
población, y que ha sido validada en este proyecto de El Cantarito, se
pueden extraer las siguientes lecciones:
- La planificación del desarrollo como garantía de
estabilidad. Es necesario concebir el realojo de población como
procesos que permiten desarrollar un modelo de inclusión social que
demanda superar las especificidades locales e incorporar dimensiones
políticas, culturales y socio-económicas que lo complementen.
- El potencial para el desarrollo de los procesos de
realojo. Un proceso de realojo es una oportunidad de promover
procesos de autogestión dentro de la comunidad, orientados a las
necesidades de acuerdo con la cultura y los usos locales más que al
modelo económico predominante. A partir de un proceso de planificación
con la comunidad se crean las condiciones que permiten una apropiación
del conocimiento y el desarrollo de formas de participación, de forma
que es posible romper el círculo visioso de la dependencia de las
instituciones.
- Participación y gestión social. Aunque se acepta
ampliamente que una buena parte de la viabilidad social de un proyecto
reside en la participación, también queda claro que la participación
de la comunidad no se limita a apoyar las propuestas de realojo sino
que debe continuar en cambios personales, procedimentales y sistémicos
que promuevan el aprendizaje mutuo entre instituciones y comunidad.
- El acuerdo como estrategia. Sólo en la medida en que
los procesos sociales incorporen el acuerdo entre todas las
instituciones implicadas, incluyan y refuercen las instancias
establecidas para su desarrollo e identifiquen las condiciones
necesarias para garantizar la sostenibilidad, podrán insertarse en la
realidad de dichas instituciones y de la propia comunidad y todrá
tener capacidad de generar transformaciones sociales reales que
apunten hacia el desarrollo.
- Integralidad. Todo proceso de realojo supone la
ruptura de estilos de vida, relaciones sociales, construcciones
simbólicas y estrategias de supervivencia. De ahí la importancia de
incorporar dimensiones biológicas, psicológicas, sociales,
espirituales, culturales, económicas, políticas y ambientales, así
como sus interrelaciones, como forma de evitar que la realidad se vea
fragmentada.
- El valor de lo local. Aunque los problemas presentes
respondan a una escala macro, las actuaciones debe realizarse dentro
de una escala micro, dirigidas a la familia, los barrios y los
pequeños municipios, proque el individuo existe, es representativo,
reconocible y valorado en los espacios micro y se encuentra allí donde
puede influir y promover actuaciones.
Dado que el proyecto de El Cantarito se encuentra enmarcado dentro de
la reconstrucción intergral del municipio de La Tebaida, encargada por
el gobierno nacional a la Corporación Antioquia Presente, ésta ha
expuesto los principios y las políticas que deberían guiar la gestión
de todas las localidades del área afectada, conformando una propuesta
de modelo para actuaciones en zona de desastre que puedan replicar
las instituciones encargadas de llevar a cabo los distintos proyectos.
La experiencia de El Cantarito, pues, se ha presentado y difundido en
diversos lugares como foros, seminarios y reuniones a través de
presentaciones y propuestas y de un vídeo documental que relata el
proceso.
Como parte de esta replicabilidad, el lema «todos contribuimos»
que pretende reunir las contribuciones de los sectores público y
privado y de la comunidad a todos los niveles --local, regional y
nacional-- se ha adoptado en otros proyectos que, aunque no son
actuaciones relacionadas con desastres naturales, implican procesos
integrales de desarrollo dirigidos a población desplazada y
vulnerable, como es el caso de los desplazados por el genocidio de
Bojaya, por el incendio de La Mano de Dios en Medellín, así como en la
propia política nacional de vivienda, que ha sido reformada siguiendo
estos mismos principios.
Finalmente, es necesario mencionar la difusión que se ha realizado de
la metodología empleada en la experiencia de El Cantatrito a través de
diversos medios de comunicación (radio y televisión) locales,
regionales y nacionales.
José G. Palacio, El Colombiano (26 de enero de 2003)
«Quindío Volvió de las Cenizas»
Zulma A. Sierra, El Colombiano (25 de enero de 2003)
«El Eje Presentó su Nueva Cara»
El Colombiano (25 de enero de 2003)
«Cumplimos»
El Cantarito (enero de 2002)
«Un sueño construido y hecho realidad»
Construyamos (marzo-mayo de 2001)
«Nuevos barrios pueblan a la Tebaida»
Construyamos (febrero de 2001)
«El Cantarito: una opción para la Tebaida»
Construyamos (enero de 2001)
«Directo a la comunidad»
Notas
[1]: N. de E.:
1 dólar EEUU equivale aproximadamente a 2.600 pesos colombianos.