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Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2004 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/04/bp2608.html   
Fondo Solidario de Vivienda (Chile)

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2004, y catalogada como GOOD. (Best Practices Database)
País/Estado — Chile
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — costera
Ámbito de la actuación — nacional
Agentes — gobierno central

Categorías — Vivienda: vivienda asequible; carencia de hogar, personas sin hogar; propiedad del suelo y seguridad; acceso a la financiación de la vivienda; industria de la construcción; materiales de construcción y tecnología constructiva; acceso igualitario a la vivienda y su propiedad. Buena gestión urbana: gestión y administración públicas; colaboración con la sociedad civil; fomento de la colaboración pública y privada; legislación; políticas públicas; presupuestos y toma de decisiones participativas; recursos humanos y formación de dirigentes; descentralización; movilización de recursos; reforma institucional; sistemas de informacion administrativa; auditoría; apertura y transparencia; evaluación; responsabilidad; gobernabilidad urbana y metropolitana; mujeres en puestos de responsabilidad.


Contacto Principal

Ministerio de Vivienda y Urbanismo — gobierno central
Sonia Tschorne Berestesky, Subsecretaria de Vivienda y Urbanismo
Claudia Pinto González [cpinto@minvu.cl], directora nacional de Financiamiento de Vivienda Cooperativa
Avda. Libertador Bernardo O'Higgins
No. 924, 3a. planta
Santiago, Chile
Teléfono: (562) 351 33 09
Fax:      (562) 639 63 69
Web: http://www.fsv.cl/

Resumen

Durante muchas décadas el tema de la vivienda para la población de baja renta ha sido asumido por el gobierno chileno como un asunto económico o técnico. De acuerdo con estos criterios, el foco principal de las autoridades gubernamentales ha consistido básicamente en construir viviendas, asumiendo una responsabilidad completa sobre todo el proceso. Sin embargo, ofrecer vivienda, y la idea de ser dueño de una casa y de una parcela va más allá de simplemente comprar una casa, está el reflejo de una profunda necesidad de un hábitat seguro, un lugar que ofrezca seguridad a la familia y a los hijos. Tener un hogar se equipara a asentarse, tener una estabilidad, asumir una responsabilidad y disfrutar de la oportunidad de formar parte de una comunidad. Desde luego hay muchos aspectos psicológicos y sociales implicados en el hecho de tener un hogar.

La cuestión de la pobreza extrema (una preocupación importante para el gobierno chileno) no va a resolverse tratando exclusivamente los aspectos económicos. La educación, la integración, la no discriminación, la participación, el incremento de la autoestima, la creación de capital social y el fortalecimiento de su autonomía, el respeto por el patrimonio histórico, social y cultural, el acceso a las nuevas tecnologías y las nuevas formas de gestión comunitaria y de administración financiera son algunos de los principales conceptos que deber tomarse en consideración a la hora de trabajar por una sociedad libre de pobreza. Un programa de viviendas para familias con bajos ingresos que incluya todos estos conceptos ofrece nuevas oportunidades para la integración en la estructura social y económica de la comunidad y abre las puertas para reconstruir la dañada red social y económica de los pobres.

El Fondo Solidario de Vivienda o Fondo Concursable para Proyectos Habitacionales Solidarios va dirigido no sólo a resolver la escasez de viviendas para pobres, sino también a apoyar la aparición de iniciativas, y a reforzar su capacidad de actuación, que busquen erradicar la pobreza de Chile. El gobierno chileno es consciente de la importancia de dar más a aquellos que tienen menos y este programa es, hoy, la respuesta a esta demanda.

Fechas Clave

Descripción

Situación previa a la iniciativa

Antes de la aplicación de la nueva política de vivienda, los diferentes programas de vivienda no estaban resolviendo las necesidades de vivienda de las familias más pobres del país. El Informe CASEN [Encuesta de Caracterización Socioeconómica] de 1998 mostró que entre el 22% y el 65% de los recursos manejados por el ministerio no llegaban al 40% más pobre de la población. Es más, la corporación de vivienda estimaba que el plazo medio de espera en el registro de vivienda marginal del ministerio excedía los 15 años. De todos los postulantes registrados, más del 70% no tenía una fuente estable de ingresos y el 58% de ellos ganaban menos de 164 dólares al mes. Esta situación, ciertamente, no les daba ninguna oportunidad de financiar la adquisición de una vivienda a través de un préstamo hipotecario. Esta situación se veía agravada por el hecho de quem durante los últimos años, los programas de vivienda hacían frente a un importante aumento en el precio de las viviendas destinadas a personas de bajos ingresos, subida que suponía un aumento en las hipotecas y no en los subsidios gubernamentales.

En un sentido similar, antes de la implantación de esta nueva política, los programas de vivienda se concentraban en las ciudades y los municipios más ricos y no estaban llegando a las regiones más pobres. Mientras que en los municipios más prósperos el número de viviendas el parque residencial se incrementaba en 59,3 viviendas por cada mil habitantes entre los años 1992 y 1998, en los municipios más pobres esta tasa sólo aumentaba en 16,5 viviendas durante el mismo periodo.

El sector público estaba en crisi debido a la compleja regulación que había que cumplir para contratar la construcción de nuevos proyectos y debido al limitado acceso al mercado de suelo. La existencia de subsidios ocultos en las viviendas construidas por el gobierno que bajaban el valor del suelo generaban transferencias a familias que no solían pertenecer al 40% más pobre de la población. Todas estas razones hacía absolutamente necesario implicar al sector privado en la construcción de viviendas destinadas a familias con bajos ingresos.

Por último, los programas entonces existente carecían de un enfoque holístico sobre el problema de la vivienda y se limitaban a la construcción de viviendas, dejando de lado otros temas relacionados con la superación de la pobreza.

Prioridades

Objetivos

Movilización de recursos

Los recursos financieros provienen de fos fuentes: el estado, con un subsidio de 8.500 dólares, y las familias, con 280 dólares que deben aportar de sus ahorros. Estos fondos son transferido a la entidad organizadora para que ella realice el pago a la empresa constructora.

Además el Estado concurre con 300 dólares por familia para el pago del diseño y ejecución técnica y social de los proyectos, pago que se hace a las entidades organizadoras.

Puesto que el programa enfatiza la acción local, reforzando la idea de descentralización, los recursos invertidos están ayudando a desarrollar las economías locales. Para construir las nuevas viviendas se contrata a trabajadores locales y se adquieren los materiales de construcción a distribuidores de la zona, de forma que se movilizan los recursos locales reactivando y dinamizando la actividad económica de la zona donde se van a emplazar las viviendas.

En tres años de aplicación, el programa ha repartido 218.617.541 dólares por todo el país ayudando a mejorar la economía de miles de familias. Para 2004, el presupuesto gubernamental que van a manejar comunidades de todo el país ascenderá a 176.575.734 dólares.

Proceso

En 2001 el Ministerio de Vivienda y Urbanismo puso en marcha una nueva política de vivienda. El recién creado programa Fondo Solidario de Vivienda se puso en marcha con la aprobación de todos los instrumentos legales (decretos y resoluciones) y la creación de la unidad administrativa encargada de gestionarlo.

El primer paso fue concienciar a las autoridades locales y regionales sobre los beneficios de esta nueva política de vivienda y, específicamente, del Fondo Solidario de Vivienda. Se realizó una gira por numerosas regiones informando a los municipios, las fundaciones y las corporaciones. El programa está abierto a la participación tanto de hombres como de mujeres; en caso de que la beneficiaria sea una mujer, la vivienda siempre se registrará a su nombre. El primer año se puso en marcha como programa piloto para seis regiones del país (V, VII, VIII, IX, X y metropolitana).

Tras la conclusión del programa piloto se hizo necesario realizar algunos ajustes sobre los instrumentos legales. En el año 2002 se incluyó al resto de las regiones, por lo que el programa se hizo de ámbito nacional.

En 2002 se estableció una nueva regulación que creó el Banco de Pryectos, asociado al Fondo Solidario de Viviendas. Se trata de un sistema de información compuesto, por una parte, de un servidor en internet que guarda los datos de las familias y de los proyectos residenciales, y por otra, de un registro físico con los expedientes de los proyectos residenciales. El principal impacto es la posibilidad para los usuarios internos y las entidades gestoras de conocer en tiempo real si la familias que solicitan una vivienda en un proyecto concreto cumplen los requisitos establecidos por el programa. Este sistema on-line cuenta con un administrador a nivel nacional y con trece a nivel regional. Todo los profesionales relacionados de alguna manera con la evaluación legal, técnica, económica y social de estos proyectos residenciales tienen acceso inmediato al Banco de Proyectos, ya que este sistema informático, al estar disponible en internet, es accesible a través de cualquier línea telefónica del planeta.

Desde el año 2002, cada región cuenta con un jurado regional presidido por la máxima autoridad del gobierno regional, el Intendente Regional, las autoridades regionales del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, la Secretaría Regional de Planificación Social, un representante de la asociación regional de municipios y un asesor regional de esta asociación. La participación activa de las autoridades locales ha permitido seleccionar proyecto relevantes para la región, bien porque ofrecieran una aproximación interesante al proyecto edificatorio, bien porque estuviesen dirigidos a segmentos de la población con necesidades reales. La implicación activa de las autoridades y de la comunidad es de la máxima importancia en el proceso de descentralización de la política chilena de vivienda.

Según el programa ha ido creciendo y desarrollándose, muchas familias han empezado a contactar con entidades locales asociadas al mismo para participar y organizarse de acuerdo con sus propias necesidades y posibilidades. Aumentar aún más la motivación de las familias es uno de los desafíos del programa, para superar una situación en que la sociedad civil estaba acostumbrada a que las viviendas para gente sin recursos debían ser proyectadas y construidas por el gobierno, al estilo del estado de bienestar, sin espacio para la intervención y la participación de la comunidad.

Resultados obtenidos

En los tres años de funcionamiento del programa se ha obtenido los siguientes resultados:

Sostenibilidad

Financiera: el gobierno otorga un subsidio de vivienda de aproximadamente 8.500 dólares a cada familia, que debe aportar por su parte una media de 280 dólares procedentes de sus ahorros. En cualquier caso, el reglamento del programa admite contribuciones de otros organismos.

Social: no hay discriminación en el acceso al programa, siempre que el solicitante cumpla los requisitos básicos. Hombres y mujeres son igualmente aceptados y no hay que pagar ninguna tasa para inscribirse. La participación de organizaciones locales (municipalidades, organizaciones no gubernamentales, corporaciones sin ánimo de lucro) que ayudan a organizarse a las familias sin vivienda es un importante elemento de apoyo al programa; sin la organización de las familias no sería posible éste.

Cultural: el respeto por el patrimonio y la cultura local refuerza la identidad del lugar y favorece la descentralización y el gobierno local. El diseño arquitectónico de las viviendas está adaptado a las características geográficas, climáticas y étnicas de la región. Las familias que participan en los proyectos desarrollan un sentimiento de pertenencia que les anima a quedarse en la zona y que refuerza las redes sociales.

Lecciones aprendidas

Después de tres años de funcionamiento, la estructura tradicional del Ministerio de Vivienda aún no es lo bastante flexible como para aceptar la nueva forma de afrontar el tema de la vivienda. Se requieren mayores cambios en la estructura del ministerio, incluso a pesar de que los directores y los profesionales han ofrecido una completa cooperación para afrontar el desafío de este nuevo programa de vivienda. En algunos casos no se han reestructurado y reajustado los recursos humanos para ofrecer un servicio adecuado a los solicitantes del programa y un asesoramiento apropiado e información técnica a los equipos profesionales que trabajan para las entidades gestoras.

A lo largo de todo el país hay numerosas entidades interesadas en patrocinar proyectos residenciales y que cuentan con profesionales competentes y con la formación adecuada para desarrollar estos proyectos y para formar a las familias en temas de convivencia comunitaria y mantenimiento de las viviendas. Sin embargo, es necesario incrementar el presupuesto para apoyar más intensamente el proceso de diseño arquitectónico y el plan de acción social.

Las municipalidades, en su papel de entidades gestoras, han asumido muy seriamente el desafío de reducir el déficit de viviendas en sus comunidades, y el Ministerio de Vivienda ha aprendido que son perfectamente capaces de gestionar y asumir la solución de los problemas locales de vivienda, convirtiéndose en protagonistas del proceso de descentralización.

Las familias han demostrado tener criterio para juzgar la idoneidad de una solución habitacional. Saben lo que quieren y son perfectamente capaces de participar cuando tienen la oportunidad. Aunque han participado activamente en el proceso de toma de decisiones y en otros aspectos de la gestión de los proyectos, incluyendo el plan de acción social, es necesario diseñar un mecanismo que garantice que las familias conocen sus derechos y obligaciones, así como las formas más eficaces de particiar en el proceso de toma de decisiones.

En cualquier caso, es necesario que el ministerio continúe financiando campañas divulgativas e informativas que den a conocer el programa de vivienda.

Transferibilidad

La réplica del programa a lo largo de todo el país, desde las principales ciudades hasta las comunidades rurales más pequeñas, ha sido posible una vez que la acción gubernamental ha reforzado los siguientes factores:

Perfil Financiero

Durante los tres años de funcionamiento del programa, el ministerio ha comprometido subsidios por valor de 218 millones de dólares EEUU; de esta cifra, sólo el 24,4% se ha hecho efectivo, desfase que se debe al hecho de que estas cantidades se comprometen en la aprobación del proyecto mientras que se gastan durante la ejecución del mismo. De esta forma, durante el año 2001, el presupuesto ascendió a 16.136.685 dólares, en 2002, a 55.500.795 dólares, y en 2003 a 113.504.760, haciendo un total de 185.142.240 dólares para el conjunto del periodo. La importancia y el valor del programa se ve reflejado en el aumento significativo de recursos dedicados al mismo, con un incremento del 700% entre 2001 y 2003.

Para el año 2004 el presupuesto gubernamental dedicado al programa de vivienda ascenderá a 176.575.734 dólares, beneficiando a 22.500 familias. Este presupuesto es prácticamente el mismo que se ha dedicado en el conjunto de los tres primeros años de funcionamiento del programa, lo que demuestra el interés real en este sistema.


Edición del 12-07-2004
Traducción del inglés: Carlos Jiménez Romera
Revisión: María Cifuentes Ochoa
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