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Conservación del manglar de Itacorubi (Florianópolis, Brasil)

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2004, y catalogada como GOOD. (Best Practices Database)
País/Estado — Brasil
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — costera
Ámbito de la actuación — ciudad
Agentes — gobierno local; paraestatal; fundación; institución académica o de investigación.

Categorías — Procesos de planificación urbana y regional: programación de la inversión del capital; remodelación urbana; aplicación local de la Agenda 21, realización de Agenda 21 Local. Gestión ambiental: restauración ambiental; sostenibilidad ecológica; ecoturismo. Infraestructuras, comunicaciones y transporte: transporte y movilidad; gestión y tratamiento de residuos; tecnología infraestructural.


Contacto Principal

Instituto de Planejamento Urbano de Florianópolis (IPUF) — gobierno local
Carlos Alberto Riederer [riederer@ipuf.sc.gov.br]
Praça Getúlio Vargas 194
Florianópolis
88020-030 ­ Brasil
Tel/Fax: 55 48 224-7644


Socio

Companhia Melhoramentos da Capital (COMCAP) — paraestatal
Lea da Silva
Tel.: 55 48 271-6823
Colaboración financiera.
Colaboración técnica.


Socio

Fundação Municipal de Meio Ambiente (FLORAM) — fundación
Giovani Amboni
Tel.: 55 48 222-4343
Colaboración financiera.
Colaboración política.
Colaboración técnica.


Socio

Secretaria Municipal de Transportes e Obras (SMTO) — gobierno local
Francisco de Assis Filho
Tel.:  55 48 251-6064
Colaboración financiera.
Colaboración política.
Colaboración técnica.


Socio

Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC) — institución académica o de investigación
Clarice Panitz
Tel.: 55 48 331-9286
Colaboración técnica.

Resumen

El manglar de Itacorubi, en Florianópolis, resultó afectado por el establecimiento de un vertedero de residuos urbanos. Con el crecimiento urbano, se fue reduciendo la superficie inundada, especialmente en sus márgenes.

En 1989 se decidió, con la participación de la comunidad, construir un nuevo vertedero, con los necesarios procedimientos de tratamiento de residuos, en un lugar más adecuado de un municipio vecino. El viejo vertedero quedó reservado exclusivamente para el depósito de residuos inertes no reciclables, como los restos de madera serrada.

Desde 1989 se han llevado a cabo las siguientes actuaciones:

Fechas Clave

Descripción

Introducción

El 98% del territorio de la ciudad de Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina, con 342.000 habitantes y situada en la costa del sur de Brasil, es insular. El turismo es una importante actividad económica basada en su privilegiado entorno natural, compuesto de playas, acantilados, montañas, dunas y manglares, entre los que se encuentra el manglar de Itacorubi, cerca del centro de la ciudad.

Florianópolis ha sufrido el mismo proceso de urbanización que se ha desarrollado en todo el mundo. Debido a su bello emplazamiento y a su clima suave, la ciudad ha experimentado un crecimiento que ha resultado especialmente dramático, al unirse dos factores: su gran atractivo y el limitado espacio disponible.

En el pasado, hasta la conferencia internacional sobre el medio ambiente de Río de Janeiro celebrada en 1992, los manglares fueron considerados terrenos inútiles y frecuentemente desecados para facilitar la expansión urbana e, incluso, empleados como áreas de vertido de residuos. La conciencia ecológica y el descubrimiento desde los ámbitos públicos y privados de la importancia de estos intricados ecosistemas costeros para el bien común de la humanidad aún no han salido a la luz.

La transformación del antiguo vertedero

En 1945, el manglar de Itacorubi, con una superficie aproximada de 1,5 km2, se vio afectado por la implantación de un vertedero para el depósito controlado de los residuos de la ciudad de Florianópolis. Con el crecimiento urbano, la superficie del manglar se vio reducida, especialmente en sus márgenes.

En 1960, con la creación de la Universidad Federal de Santa Catarina, la responsabilidad de la preservación de las áreas de manglares fue traspasada a esta institución, ya que todas las áreas marinas y las influidas por las mareas eran competencia federal según las leyes brasileñas.

En 1978 la Universidad acordó transferir una superficie de 75.000 m2, ya afectada por los vertidos de basura, a la Compañía de Mejoramiento de la Capital (COMCAP), para ser utilizada como vertedero para el depósito controlado de residuos.

En 1989, con la participación y la insistencia de la comunidad, se puso en funcionamiento un nuevo vertedero, localizado en una zona más adecuada, a unos 50 km, en una ciudad vecina. Sólo los materiales inertes e inservibles para el reciclaje, como los restos la madera serrada, seguirían siendo depositados en el antiguo vertedero.

Más allá del daño causado al manglar, el vertedero tenía efectos desagradables en los barrios vecinos, como el mal olor y los insectos, por lo que en 1997 las autoridades municipales decidieron llevar a cabo medidas drásticas para corregir inmediatamente estos problemas.

En 1998 el gobierno federal transfirió las competencias sobre el área al municipio, con el requisito de no llevar a cabo ninguna nueva operación de desecación. Posteriormente, el gobierno federal transfirió al gobierno municipal la suma de 600.000 dólares EEUU destinada a la creación en dicha área de un centro de formación y educación ambiental y un centro de selección de residuos con la adecuada infraestructura de transporte.

El 5 de junio de 2000, Día Internacional de la Tierra, se inauguraron las nuevas instalaciones, con mejoras y beneficios espectaculares para toda la zona. La cubierta vegetal hizo posible mitigar el daño ambiental causado por procedimientos incorrectos y actuaciones insensibles.

El nuevo intercambiador

En los años 70, el gobierno del estado de Santa Catarina intentó fomentar el crecimiento económico y el desarrollo de Florianópolis a través de medidas concretas como la cesión de suelo para la instalación de la Universidad, empresas eléctricas y de telecomunicaciones, un centro de ingestigación agrícola de la universidad estatal y un centro cultural. Todas estas instituciones y actividades se situaron en los márgenes del manglar de Itacorubi.

Para proporcionar acceso a estas nuevas instalaciones, se construyó la avenida de Beira-Mar Norte, en los límites del manglar. Más allá de su función para el transporte, esta avenida sirvió para marcar el límite del manglar y protegerlo de la inevitable presión provocada por el crecimiento urbano.

En 1996, el crecimiento de la ciudad y los altos índices de motorización habían incrementado tanto las demandas del tráfico que la capacidad de la intersección entre las avenidas de Beira-Mar Norte y Saudade había visto superada ampliamente su capacidad.

La congestión inevitable y los retrasos que ésta conllevaba, junto a las consecuencias negativas para la seguridad y la salud de motoristas, peatones y ciclistas, requerían una solución más eficaz, como la inserción de un paso elevado en este importante cruce.

Después de los apropiados estudios preliminares, la participación pública y la debida atención a las cuestiones ambientales, el Instituto de Planificación Urbana de Florianópolis (IPUF) contrató el proyecto definitivo del paso elevado de vehículos, peatones y ciclistas, con especial atención al transporte público, ya que formaba parte del Sistema Integrado de Transporte Público.

Una claúsula especial del proyecto definitivo específicaba que la solución debía suponer el menor daño ambiental posible. Este proyecto definitivo supuso un coste para toda la infraestructura de 350.000 dólares EEUU.

La solución para el cruce consistía en dos estructuras, una en sentido norte y otra en dirección a la Universidad Federal. Peatones y ciclistas contaron también con sus propios pasos elevados separados. Igualmente, se proporcionó una adecuada accesibilidad e integración al centro cultural y a los locales comerciales adyacentes. La superficie afectada del manglar se redujo al mínimo; de hecho, para garantizar que el daño sería mínimo y que se pondría la atención necesaria a reducir el impacto ambiental, varios representantes de diversas organizaciones ecologistas participaron en el equipo de redacción del proyecto.

El cliente de este proyecto de infraestructura era la Secretaria Municipal de Transportes y Obras (SMTO). El coste de la construcción del paso elevado para vehículos ascendió a 3.900.000 dólares, mientras que el paso para peatones supuso un coste final de 1.350.000 dólares.

Antes de invadir el área de manglar se realizó un meticuloso esfuerzo para identificar y clasificar la flora y la fauna. En este trabajo resultó esencial la participación de biólogos de la Universidad Federal, no sólo para documentar las características de los manglares, sino también para definir las recomendaciones y las medidas de acompañamiento necesarias para el proceso de intervemción.

Se utilizó una lámina geo-textil en la base de todos los trabajos para evitar que los materiales de la obra pudieran filtrarse y contaminar el manglar. También se cubrieron las zonas de relleno con una cubierta arcillosa para evitar la erosión. Siempre que fue posible se empleó maquinaria con alimentación eléctrica para evitar en la medida de lo posible el vertido al manglar de restos de combustible.

Como resultado de estas medidas, todas las restricciones previas al proceso de construcción fueron canceladas tras la verificación de que la obra se estaba desarrollando cumpliendo todos los requisitos de buena práctica ambiental.

El acceso norte del nuevo paso a nivel se abrió al tráfico en diciembre de 1999 para atender la demanda turística de la temporada de verano. En mayo de 2000 entró en servicio la totalidad de la nueva infraestructura, incluido el paso elevado para peatones, sin que durante su construcción se produjese ningún accidente ni ningú tipo de contratiempo.

Parque del manglar de Itacorubi

El parque del manglar de Itacorubi se creó en julio de 2002 con el objetivo de mitigar los efectos adversos de la urbanización sobre el manglar, así como para preservarlo y reforzarlo. Entre los objetivos del parque también se incluye potenciar las interacciones no destructivas de la población con los manglares a través de actividades educativas y recreativas.

La fundación municipal de medio ambiente (FLORAM) tiene la responsabilidad directa del mantenimiento y la gestión del parque, con un coste operativo de 110.000 dólares EEUU.

Como parte del programa de actuaciones prioritarias, incluido en la Agenda 21 local, el gobierno municipal encargó una investigación técnica y científica para documentar los componentes del ecosistema: geología, suelo, vegetación e hidrología. A partir de los datos extraidos de esta investigación se pudo realizar un diagnóstico de las condiciones existentes y definir una serie de actuaciones básicas para recuperar, preservar, delimitar y gestionar el parque. Una especial atención se está dedicando al control de las urbanización adyacentes a los límites del parque, realizando un seguimiento y una monitorización de las actividades humanas restringidas dentro del manglar.

Para incentivar el ecoturismo y las actividades de educación ambiental se construyeron una serie de pasarelas peatonales de madera y varios observatorios cubiertos completamentamente compatibles con la adecuada conservación del manglar. Investigadores y estudiantes de la Universidad Federal están desarrollando métodos, procedimientos y técnicas para recuperar las áreas dañadas del parque. Numerosas localizaciones se han adaptado para permitir la contemplación, el estudio o simplemente un paseo agradable para disfrutar del tiempo libre.

En el cercano parque ecológico de Córrego Grande, también administrado por FLORAM como parte de la Agenda 21 local, se ha habilitdo un espacio para mantener reuniones con la comunidad y con los grupos de visitantes.

FLORAM ha destinado al mantenimiento y la preservación del parque y de los elementos abiertos al público a dos empleados fijos.

El programa ambiental también otorga un énfasis especial a su componente más importante: los seres humanos. De esta forma, el programa ambiental de FLORAM ofrece diversas actividades, recursos alimentarios y asistencia financiera a 160 niños de familias sin recursos, de forma que estos beneficios se extienden a sus familias y amigos. Las actividades educativas y recreativas forman parte de su formación académica bajo la guía de cuatro monitores. Algunas de estas actividades tienen lugar en el centro de formación y educación ambiental de COMCAP, en la zona recuperada y rehabilitada del antiguo vertedero.

Evaluación de los resultados

La monitorización por aero-fotogrametría de 1994 y 2002 ha permitido documentar, mediante fotointerpretación, los cambios que han tenido lugar como resultado del programa de mejora del manglar. Para realizar esta comparación se han definido ocho categorías:

Del análisis de los datos recogidos se sigue que, sorprendentemente, la zona del manglar más afectada no se encuentra en las proximidades del antiguo vertedero ni en los límites del nuevo paso a nivel, sino en el Centro de Investigación en Acuicultura de la Universidad Federal --actualmente desmantelado--, donde los cursos de agua se han visto muy afectados provocando cambios en la capas subterráneas de la estructura del manglar.

La interpretación aero-fotogramétrica muestra que los claros dentro del manglar se encuentran en proceso de recuperación y que la cubierta vegetal del antiguo vertedero proporciona la protección suficiente contra la infiltración indeseable de materiales dentro del manglar. La vegetación está intacta y vigorosamente activa en las proximidades del nuevo paso a nivel.

En cuanto a la infiltración de efluentes desde el antiguo vertedero, las pruebas realizadas muestran que ésta se ha estabilizado en un nivel mínimo que no supone ningún riesgo significativo para el manglar.

Un enfoque social

Finalmente, se puede concluir que las negativas actuaciones irresponsables del pasado pueden corregirse e invertirse mediante una actuación firme y seria. Ha sido posible tranformar una zona problemática en un parque recreativo con protección ambiental y construir nuevas infraestructuras viarias sin dañar el frágil ecosistema vecino. Y tan importante como lo anterior en este proceso de recuperación de áreas degradadas, se ha proporcionado oportunidades y esperanza de una vida mejor a 160 niños de 25 familias sin recursos.

Perfil Financiero


Cuadro 1: Presupuestos anuales (dólares EEUU)
Socio / Año 1998 1999 2000 2001 2002
IPUF 347.532        
COMCAP 593.161        
FLORAM       1.670 109.444
SMTO   1.583.063 2.737.734 947.383  
Total 940.693 1.583.063 2.737.734 949.053 109.444
Cambio US$/R$ 1,18 1,93 1,86 2,15 2,70



Edición del 12-07-2004
Traducción del inglés: Carlos Jiménez Romera
Revisión: María Cifuentes Ochoa
Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2004 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/04/bp2558.html   
 
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