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País/Estado — Bolivia
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — tropical y subtropical
Ámbito de la actuación — pueblo
Agentes — fundación.Categorías — Erradicación de la pobreza: formación profesional; generación de ingresos. Ordenación territorial: remodelación urbana y suburbana; igualdad de derechos de propiedad y herencia (especialmente para las mujeres). Vivienda: acceso igualitario a la vivienda y su propiedad; acceso a la financiación de la vivienda; industria de la construcción.
Rapirrán, Pando, Bolivia
Teléfono: 591-3-8429339
Cobija, Pando, Bolivia
Teléfono: 591-3-8429339
Teléfono: 591-2-782003E-mail: funhabbol@mixmail.com
Cada año, durante la estación de lluvias que va de diciembre a marzo, el nivel del río cercano se eleva diez metros e inunda toda la región; sin embargo, eso no es todo, ya que el río trae cocodrilos y serpientes que suponen un riesgo añadido para la población. Debido a estas circunstancias las viviendas se construyen elevadas sobre pilastras de madera, con la altura necesaria en función del nivel de las aguas. Cuando desciende el nivel del río (desde finales del invierno hasta el otoño), el acceso a las viviendas se realiza a través de unas escaleras.
El incendio tuvo lugar el primero de octubre de 2001 a la una y media de la madrugada, afectando a varias personas. Posteriormente se realizó una visita, junto a las autoridades locales, para evaluar los daños.
El nuevo asentamiento se sitúa en una zona adyacente, a dos kilómetros y medio de distancia, al anterior asentamiento y cuenta con una extensión mayor; por otra parte, se encuentra a menos de dos kilómetros de una pista de aterrizaje. Según el plan de urbanización, cada familia tendrá acceso a una parcela y a una vivienda con todos los servicios básicos, agua potable y energía. El aspecto más importante de todo el plan de urbanización es el acceso al agua, que se extrae de un acuifero subterráneo situado a sólo ocho metros de profundidad y que tiene agua potable no contaminada. Por otra parte, el nuevo asentamiento se encuentra en un emplazamiento estratégico, a menos de dos kilómetros de la frontera con Brasil, un mercado potencial para sus productos y mercancías que pueden vender en la zona franca de Cobija, la principal ciudad boliviana de la región, lo que supone una importante fuente de ingresos para la población.
Sin embargo, aunque lo más sencillo sería comprar el suelo y proceder a urbanizarlo, la falta de recursos financieros lo impide, por lo que conseguir la titularidad del terreno se convierte en un serio obstáculo. Para obtener los recursos se han realizado rifas de viviendas construidas en la ciudad y se ha recurrido a la ayuda externa, con los que se ha podido comprar suelo y urbanizarlo aplicando una tecnología de construcción desarrollada por el programa. En temas técnicos se desarrolló un programa de formación profesional, finalizado en 2000.
Hubo varias razones para el éxito de este proyecto, entre ellas posiblemente la más importante fuese la elección de un sistema constructivo propio que emplea la madera, un material barato y abundante, a diferencia del ladrillo, muy escaso en la zona, y que llega a costar hasta 25 centavos de dólar por unidad, y del cemento portland, que tiene un precio de 5,73 dólares los 40 kilos ya que es transportado desde Brasil a través del río (aparte, a diferencia del antiguo asentamiento, que se encontraba a menos de un kilómetro de la frontera, el nuevo se encuentra a más de dos).
Recurriendo a la experiencia previa en el sistema constructivo empleado se pudo construir a muy bajo costo, aunque es necesario mencionar que se hizo difícil colaborar con empresas constructoras, ya que éstas no encontraban incentivos para desarrollar proyectos con un presupuesto tan ajustado, sin los medios técnicos necesarios y, además, con materiales no convencionales.
FUNHAB ha diseñado todo el proyecto, que después ha sido adoptado ampliamente por la población, con un coste total de alrededor de 20.000 dólares, sin ningún tipo de préstamo ni ayudas. En este punto hay que decir que el Fondo Social y Productivo de Bolivia, aunque no tiene medios para desarrollar ningún plan de vivienda, se embolsa por la gestión un 10% de cada proyecto.
La distancia entre La Paz y Cobija (capital del departamento) es de alrededor de 1.200 kilómetros, un vuelo de hora y media, mientras que hasta Montevideo de Rapirrán hay otros 300 kilómetros a través de autopistas brasileñas, otras dos horas de viaje, que incluyen volver a cruzar la frontera y cruzar el río Abuná.
La población --hombres, mujeres y jóvenes-- ha trabajado en el desbroce del terreno para deslindar las parcelas y en la construcción, con madera de itaúba, de un puente de 60 metros de longitud sobre el río Abuná para unir las orillas boliviana y brasileña.
Durante todo el proceso se han celebrado un gran número de reuniones con la población, primero para censar a las fmailias y después para seleccionar el mejor modelo arquitectónico y los sistemas de saneamiento y de captación de agua a emplear. También hubo dos reuniones con las autoridades locales para conseguir apoyo oficial de La Paz, capital del país.
La cimentación tiene forma de paralelogramo y está realizada con cemento y pequeñas piedras o piezas cerámicas. Cada muro tiene una altura de 2,6 m, una superficie de 2,34 m2, un peso de 96 kg (frente a los 116 kg de un muro similar de ladrillo) y un momento de inercia muy elevado. Pero su característica más importante es su bajo coste: 15 dólares, aunque no se trata de un producto comercial ya que sólo se produce para su empleo en estos proyectos. FUNHAB desarrolló esta tecnología, con apoyo del gobierno boliviano, para utilizarla en proyectos de bajo coste; otra característica importante de estos muros es que pueden utilizarse como cubiertas y losas auto-portantes, ya que soportan cargas laterales gracias a su estructura nervada.
El principal secreto para desarrollar la tecnología descrita es la manufactura de los moldes, que han de ser necesariamente de hierro para obtener una superficie uniforme (¡que sólo necesita una mano de pintura!) después de un proceso de seis horas de endurecimiento.
Por último, resulta cómodo trabajar con este sistema porque se trata de un proceso de montaje más que de construcción.
En definitiva, este sistema constructivo es una respuesta a la falta de materiales de construcción que aprovecha la experiencia acumulada para ayudar a las personas con menos recursos y sin hogar de Bolivia.
Se ha conseguido una mejora en la vida de grupos humanos como es el caso de estas cien familias, con sus mejeres, niños y ancianos, gracias a su decisión de colaborar para llevar adelante este proyecto. Las mejoras se pueden concretar en los siguientes aspectos: seguridad en la titularidad de los terrenos donde se asientan sus viviendas, mejoras en las relaciones entre la comunidad y las autoridades locales para la creación de un comité de agua y energía.
Se ha aprobado una estrategia, consensuada entre los líderes comunitarios y las autoridades locales y centrales, para crear una organización de base territorial con el objetivo de representar a la población y de poner en marcha un programa de formación profesional para el mantenimiento de los sistemas de saneamiento y de suministro eléctrico.
Por último, se ha constatado una tendencia a organizar asociaciones para la seguridad, la salud, la educación y el desarrollo económico. Por ejemplo, la noche que se declaró el incendio, toda la población brasileña que vivía frente al poblado cruzó el río para ayudar a crear una cadena humana para sofocar el fuego.
La mayoría de las familias están formadas por un matrimonio con dos o tres hijos en edad escolar, con una media que se sitúa en cinco miembros por familia.
La primera lección es que hay que realizar una acción preventiva y preparar una guía sobre cómo actuar frente a los posibles desastres.
Una segunda lección es que resulta preferible ofrecer formación a la población afectada sobre temas técnicos antes que desarrollar costosos programas de edificación. En otra experiencia desarrollada en Santa Cruz, también después de un incendio forestal que destruyó 634 viviendas, se improvisó un curso sobre electricidad a la población, ya que, aunque estaban auto-construyéndose sus viviendas, no contaban con electricistas; el coste de cada instalación habría supuesto 25 dólares, sin embargo, tras el curso, 26 alumnos aprobaron su examen final y pudieron realizar la instalación de todas las viviendas. En otras poblaciones este sistema ha sido bien recibido ya que la formación profesional suele ser cara y en muchas ocasiones no hay posibilidad de acceder a ella en las proximidades. La mejor forma de ahorrar costes y buscar nuevas fuentes de ingreso para la población es la formación profesional en temas estratégicos; en este sentido, el gobierno podría instalar centros formativos a los que acudirían alumnos becados de los diversos asentamientos. De hecho, el gobierno boliviano ha felicitado al responsable de la práctica por esta iniciativa.
El establecimiento de un banco de suelo tendría un gran impacto en este tipo de proyectos, ya que existe una gran cantidad de suelo a bajo precio en los alrededrores de las grandes ciudades, pero hay una falta de recursos debido a la importante crisis monetaria que sufre el país que retrasa cualquier plan de urbanización. Además, hay dos cuestiones que impiden el desarrollo de los programas de auto-construcción: se producen numerosos cambios en los departamentos responsables de formular las políticas económicas y sociales y de garantizar su cumplimiento; y la normativa de edificación existente está obsoleta, muchas veces heredada de la época colonial, que dificulta las innovaciones tecnológicas y que limita la edificación de nuevas viviendas. Para resolver esta situación, el gobierno podría intervenir en el sector de la construcción obligando a cumplir los códigos técnicos y la legislación urbanística que fomente la auto-construcción.
FUNHAB ha diseñado un plan para extender este modelo. En la actualidad es propietaria de más de 500 parcelas en dos zonas urbanizables próximas a La Paz, destinadas a población sin hogar y sin recursos, para las que se ha desarrollado un modelo arquitectónico adecuado y asequible. Sin embargo, los colectivos con menores ingresos no están en condiciones o no están dispuestos a cubrir los costes. Incluso en el caso de que puedan pagar, se muestran reacios a hacerlo ya que lo consideran una carga, reminiscencia de la economía esclavista. Por otra parte, cuentan con un importante capital humano: su propia capacidad de trabajo físico, cuando están bien alimentados.
Por otra parte, FUNHAB espera conseguir el contrato de recogida de residuos sólidos urbanos de La Paz, una vez que termine el actual en 2004. El plan de FUNHAB pretende incorporar a personas sin hogar en estas tareas, cubriendo aspectos que en la actualidad están desatendidos, como es la recogida de basuras en los barrios pobres y el reciclaje de los residuos. Las actuales autoridades municipales prefieren destinar el monto total del contrato, un millón de dólares anuales, a este proyecto, lo que también podría cubrir los costes de 200 viviendas. De esta forma, un miembro de cada familia (el padre y/o alguno de los hijos) podría trabajar durante seis meses para pagar su vivienda en propiedad.
Por último, una ONG europea cubriría las necesidades de vestido y alimentación de las familias beneficiarias, mientras que la instalación de un invernadero permitiría a estas familias cultivar sus propias huertas.
Este plan fue remitido, bajo el título de «Un hábitat adecuado para la población olvidada», al Primer Congreso de Medio Ambiente Urbano, celebrado en Madrid (España) entre el 6 y el 10 de julio de 1998, donde fue bien recibido.
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