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País/Estado — España
Región según Naciones Unidas — Europa
Región ecológica — montañosa; ribera (cuenca hidrográfica)
Ámbito de la actuación — ciudad; pueblo
Agentes — gobierno regional; gobierno local.Categorías — Buena gestión urbana: gestión y administración públicas; fomento de la colaboración pública y privada; políticas públicas; gobernabilidad urbana y metropolitana. Procesos de planificación urbana y regional: remodelación urbana; gestión y resolución de conflictos; recursos para el planeamiento regional. Arquitectura y diseño urbano: paisajismo; diseño comunitario sostenible.
C/ Pedro Arnal Cavero, 12 22145 Alquézar, Huesca España Teléfono: 974 31 84 16 Fax: 974 31 84 16E-mail: dajsl@telefonica.net
Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) C/ Nuncio, 8 28005 Madrid España Teléfono: +34 91 364 37 00 Fax: +34 91 365 54 82E-mail: grodriguez@femp.es
C/ Pedro Arnal Cavero, 12 22145 Alquézar, Huesca España Teléfono: 974 31 84 16 Fax: 974 31 84 16E-mail: dajsl@telefonica.net
Paseo Maria Agustín, 36 50071 Zaragoza España Teléfono: 976714555 Fax: 976714580E-mail: jtejedor@aragob.es
C/ Porches De Galicia, 4 22071 Huesca España Teléfono: 974 29 41 00 Fax: 974 29 41 11E-mail: dphuesca@dphuesca.es
A finales de los años 70 la estructura socio-económica tradicional de Alquézar estaba agotada. Los medios de vida históricos del lugar, agricultura y ganadería a pequeña escala, ya no rendían lo suficiente como para evitar la emigración de la población en busca de otras formas de subsistencia.
Este agotamiento se veía reflejado en el lugar, en sus arquitecturas semiderruidas por falta de medios, en sus cubiertas deformadas y retejadas una y otra vez por no poder afrontar su reposición.
La no intervención auguraba el descenso radical de la población y la ruina definitiva de las edificaciones, muchas de ellas abandonadas y embargadas por no hacer frente a los impuestos.
A principios de los 80 comienzan las actuaciones tendentes a invertir este proceso. Un grupo de jóvenes, desde el Ayuntamiento, comienza a involucrar a sus vecinos en la tarea común de regenerar el núcleo como fuente de vida en sí mismo.
El proyecto de convertir Alquézar en un centro turístico importante dentro de la Comarca del Somontano empieza a cobrar sentido. Y esta inyección de vida empieza a ofrecer a los jóvenes del lugar otras formas de subsistencia basadas en sus visitantes. Ya no han de emigrar: la explotación turística de su entorno natural, de su arquitectura, de sus costumbres y tradiciones consigue desarrollar una nueva trama socio-económica que se torna sostenible.
Aunque el apoyo económico de las instituciones ha sido y es fundamental para el proyecto, Alquézar ha alcanzado ya un importante grado de desarrollo. Recibe la visita constante de miles de visitantes que en ocasiones multiplican por diez el número de habitantes de derecho de la Villa. Alquézar ya no teme el abandono, sino que ha recuperado su dignidad y afronta un futuro de desarrollo sostenible confiando plenamente en sus posibilidades.
Sólo así, con políticas participativas fomentadas desde el Ayuntamiento y con un esfuerzo en gestión desde la autoridad local, con la ilusión de los vecinos y el apoyo de las instituciones, se han podido alcanzar los objetivos: aumento de la población; restauración del núcleo histórico con respeto a la trama medieval; corrección de intervenciones desafortunadas llevadas a cabo en los años 60; nuevas actividades y puestos de trabajo para los residentes; fomento del turismo mediante una oferta total; nuevos servicios para residentes soportados por el turismo; protección del núcleo y su entorno.
Los recursos financieros de la entidad local eran ciertamente escasos, por lo que fue fundamental el apoyo económico para empezar a mover el proyecto de restauración integral.
En 1986 se finaliza el empedrado de las calles. La forma en la que se desarrolló esta obra es fundamental para la comprensión de la estrategia básica del proyecto: con apoyo económico institucional fueron los propios vecinos los que, piedra a piedra, ejecutaron la restauración de una pavimentación medieval que cambió en primer término el aspecto de abandono del lugar.
Se puede decir que tras la obtención de los recursos económicos y hasta bien avanzado el desarrollo del proyecto, los recursos humanos fueron propios: los vecinos. Más adelante, con la restauración en marcha, se dispuso de las circunstancias oportunas para iniciar el apoyo técnico, en cuanto a la necesidad de intervenciones estructurales importantes, de criterios de restauración y de desarrollo normativo que vele por el conjunto urbano y por el entorno. El proyecto se consolida y la corporación dispone ya de técnicos propios en coordinación con las instituciones colaborantes.
En este sentido, la mentalización de los vecinos, conseguir que cada uno de ellos anteponga el objetivo común al interés particular, fue uno de los principales escollos con los que la iniciativa se encontró al despegar. Es ciertamente difícil romper una tendencia negativa arrastrada a lo largo de muchos años. Convencer de que para superar la economía básica de subsistencia sería necesaria la inversión fue, hasta hace poco tiempo, uno de los mayores esfuerzos que el proyecto ha requerido.
La importancia de la actuación finalizada en 1996 del empedrado de las calles radica precisamente en que ésta fue la que inició el trabajo en común mediante una inversión no económica, ya que la hacía la Diputación, sino de trabajo. Ese aporte de trabajo común rompió el hielo y dio pié al inicio de esa colaboración fundamental entre el vecino y las instituciones.
Desde el Ayuntamiento siempre se ha intentado impartir el ejemplo a seguir antes de negociar y gestionar. Así, todas las actuaciones llevadas a cabo desde la corporación local han sido escrupulosas en el cumplimiento de los criterios básicos de restauración que se pretendían exigir en las intervenciones promovidas por los vecinos.
Esta fuerza moral y los buenos resultados obtenidos han ido creando esta trama de complicidad que facilita enormemente el desarrollo positivo de la iniciativa. Es evidente que si el Ayuntamiento no contase con la colaboración de la mayoría de los vecinos la iniciativa hubiese fracasado, ya que no se disponen de los medios de vigilancia y control urbanísticos propios de una ciudad mayor, ni los recursos necesarios para obviar la necesidad de la aportación particular de los vecinos de Alquézar.
Las reducidas dimensiones del núcleo, con una población en torno a los 200 habitantes, han permitido que la toma de decisiones se efectúe de forma participada, incluso en ocasiones mediante votación de los vecinos.
Este esfuerzo continuado ha conseguido que la relación entre el particular y las instituciones sea especialmente fluida. De la continua colaboración ha surgido el mutuo conocimiento que facilita enormemente la necesaria coordinación entre ambos. El vecino tiene una imagen positiva y cercana del Ayuntamiento y las instituciones colaborantes. El habitante se siente parte importante de lo habitado, no es un espectador, no está sometido por las instituciones, sino que colabora y entiende en parte como suya la responsabilidad e incluso la propiedad del objetivo logrado: de ese reconocimiento que el visitante está brindando a un trabajo bien hecho.
La actitud de la población ha cambiado. Ya no existe aquella reticencia, aquel debate entre el interés particular y el objetivo común. Ahora la gran mayoría de los vecinos son conscientes de que lo que más puede interesar a nivel particular es, precisamente, la potenciación y el mantenimiento de ese objetivo común.
En el aspecto económico-social la iniciativa consiguió unir en igualdad a todo aquél que creyó en el proyecto durante las jornadas de trabajo y convivencia que permitieron el empedrado de los viales. El éxito de la iniciativa ha permitido que Alquézar ofrezca nuevos medios de vida invirtiendo el proceso de despoblación y acogiendo incluso nuevos habitantes venidos de lugares diversos.
Como un recurso turístico más, la cultura tradicional y las costumbres del lugar se han visto recuperadas y potenciadas. En este aspecto, lo más positivo es la convivencia, la admiración y el respeto ante la tradición de las gentes de Alquézar y de los visitantes venidos de Europa o África.
El entorno de Alquézar ha sido incluido en la zona periférica del Parque de la Sierra y Cañones de Guara, lo cual supone un especial grado de protección del entorno natural. El Ayuntamiento está asumiendo además la obtención de los antiguos huertos familiares que rodean la villa y que ya no se cultivan para crear recorridos peatonales verdes que permitan recuperar el aspecto cuidado que ofrecían estos terrenos cuando eran explotados. En las Balsas de Basacol, el agua es la protagonista: se ha recuperado el exconjuradero y se está urbanizando el entorno a base de piedra de la zona y plantación de arbolado.
Sí se ha detectado la posibilidad de trasladar el sistema a los núcleos vecinos dependientes del mismo municipio: el relanzamiento de la villa se ha convertido en la actual presión urbanística que necesita ser regulada, con la posibilidad de desviarla hacia Radiquero y San Pelegrín utilizando el mismo sistema para regenerar sus arquitecturas y estructuras economico- sociales que adolecen de los mismos problemas que está superando Alquézar.
En este sentido, a cualquier localidad que cuente con las posibilidades que disponía Alquézar puede ayudarle esta experiencia. Sobre todo en cuanto a la forma de superar los momentos decisivos que supondrán alcanzar o no el éxito en la iniciativa. Romper la inercia negativa de la localidad e invertir la realidad y la mentalidad de sus habitantes es quizá el extremo más delicado del proyecto.
Es en ese momento cuando el apoyo institucional y el trabajo de la administración local deben ser evidentes al ciudadano. Una vez mostrado el convencimiento de que las cosas pueden cambiar, la experiencia nos ha demostrado que el primer paso ha de darse en común: en nuestro caso fue el empedrado de las calles, donde se unieron los esfuerzos de todos los socios y el trabajo de los vecinos, creando ese clima fundamental para el desarrollo del proyecto y superando el punto de inflexión a partir del cual la experiencia se puso en marcha.
Año | Presupuesto total en euros | Ayuntamiento de Alquezar (7,7%) | Gobierno de Aragón (53,85%) | Diputación de Huesca (38,45%) |
1998 | 800.000 | 200.000 | 300.000 | 300.000 |
1999 | 1.000.000 | 50.000 | 600.000 | 350.000 |
2000 | 1.400.000 | 50.000 | 800.000 | 550.000 |
2001 | 1.800.000 | 150.000 | 900.000 | 750.000 |
2002 | 1.500.000 | 50.000 | 900.000 | 550.000 |
Huguet, Ángel (2003) «Alquézar tiene como prioridad seguir con la rehabilitación de la Colegiata», Diario del AltoAragón, 9 de marzo de 2003 (p. 12)
Huguet, Ángel (2003) «Alquézar es un estandarte de turismo cultural», El Cruzado Aragonés, 17 de mayo de 2003 (p. 8)
Huget, Ángel (2003) «Alquézar, sede de unas jornadas de promoción deportiva-turística», El Cruzado Aragonés, 10 de mayo de 2003 (p. 7)
Huguet, Ángel (2003) «El alcade de Alquézar destaca las inversiones en la Colegiata», Diario del AltoAragón, 9 de diciembre de 2003 (p. 12)
Huguet, Ángel (2003) «Touroperadores de diversos países participan en unas jornadas de turismo activo», Diario del AltoAragón, 5 de abril de 2003 (p. 12)
Huguet, Ángel (2004) «Alquézar mejora su oferta turística con el nuevo monumento al agua», Diario del AltoAragón, 4 de marzo de 2004 (p. 11)
Pano, José Luis (2003) «La Colegiata de Alquézar recupera su policromía», Heraldo de Aragón, 15 de mayo de 2003 (p. 21)
Pelegrín, Ana E. (2003) «Una vuelta a la Edad Media», Heraldo de Aragón, 20 diciembre de 2003 (pp. 6 y 7)
(2003) «La firme apuesta del gobierno», La Crónica de Barbastro, abril de 2003 (p. 3)
(2003) «La cuarta edición de la feria de artesania de Alquézar se desarrolla con gran éxito», Diario del AltoAragón, 28 de julio de 2003 (p. 21)
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