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Fecha de referencia: 26-06-2002
Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2002, y catalogada como BEST.
(
Best Practices Database.)
País/Country: Brasil
Región según Naciones Unidas: América Latina
Región ecológica: tropical y subtropical
Ámbito de la actuación: nacional
Instituciones: organización no gubernamental
Categorías = Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; de 10 años a la
edad adulta; situaciones límite: abusos, trabajo infantil,
guerras; salud y nutrición; programas de ocio y culturales;
grupos vulnerables. Participación ciudadana y riqueza cultural:
participación comunitaria; expresión y animación; riqueza social
y cultural. Servicios sociales: salud y bienestar; ocio.
Contacto principal:
Doutores da Alegria (ONG)
Wellington Nogueira Santos/
Rodrigo Alvarez
Rua Alves Guimar, 73
São Paulo
Brasil
05411-000
Tel/Fax: 55 11 3061-5523
E-mail:wellington@doutoresdaalegria.org.br
http://www.doutoresdaalegria.org.br
Mediante el trabajo personal con los niños enfermos crónicos, sus
padres y los profesionales de la salud, estos médicos de la risa
ayudan a relajar el estrés de la hospitalización reintroduciendo
en sus vidas un poco de alegria.
El programa, establecido en 1991, ha recibido un importante
reconocimiento a nivel nacional y la consideración como modelo
digno de ser imitado debido a su trabajo profesional e innovador.
De hecho, el Ministerio de Sanidad acaba de poner en marcha un
programa de alcance nacional para la humanización del sistema
sanitario, en parte gracias a la atención que Doutores da Alegria
ha dedicado a este asunto. El programa se inscribe en el marco
de un convenio con el ministerio y se centrará en desarrollar
programas de formación para difundir este sistema.
En los cerca de once años que lleva funcionando el programa, más de 250.000 niños han recibido la visita de los Doutores da Alegria en nueve hospitales distintos, siete en São Paulo y dos en Río de Janeiro.
Situación previa a la iniciativa
Doutores da Alegria nace en São Paulo, Brasil, por la iniciativa
del actor de origen brasileño
Wellington Santos. Entre
1983 y 1991, había vivido en Nueva York, estudiando arte
dramático y trabajando como actor; en 1988 se unió a la Big
Apple Circus Clown Care Unit (unidad de cuidado-circo de clowns
de la gran manzana), un programa que se encargaba de enviar
payasos profesionales a los hospitales para realizar visitas
individuales a los niños ingresados; el objetivo consistía en
ayudarles a superar los traumas de la hospitalización y con ello
colaborar en el tratamiento médico. Esta labor supuso un cambio
radical en la vida de este brasileño que le llevó a desarrollar
un proyecto similar en Brasil: Doutores da Alegria.
En un momento en el que existía en Brasil un gobierno militar,
donde se consideraba al teatro, la cultura o el arte como cosas
superfluas, y a los artistas como personajes subversivos;
trabajar en los hospitales como artista profesional, influyendo
visiblemente en la vida de los pacientes de pediatría, era una
forma de recuperar el papel social del artista.
Durante los tres años en los que
Wellington trabajó como
payaso en Nueva York, actuó principalmente en el Memorial
Sloan-Kettering Cancer Centre, donde se encontraban ingresados
un número significativo de pacientes brasileños que se mostraban
realmente encantados de interactuar con un payaso de su mismo
origen; de esta manera escuchó a los padres quejarse sobre la
inexistencia de este cualquier tipo de actividades en los
hospitales de Brasil para hacer más llevaderos los tratamientos
médicos y las largas estancias hospitalarias tanto a los
pacientes como a sus familias.
Sintiendo que ya había adquirido suficiente experiencia en Nueva
York, decidió que era la hora de regresar a Brasil y poner en
marcha un programa de las mismas características.
1991 fue un año traumático en la vida económica y social de
Brasil: depreciaciones monetarias, inflación, corrupción
política, la despreocupación absoluta por temas sociales, la
producción artística en su peor momento histórico, y como colofón
a todos estos problemas, el proceso de destitución del presidente
del país. Esta fue la situación a la que tuvo que enfrentarse
esta iniciativa en sus comienzos, sin olvidarse de la ignorancia
y de los recelos que se oponían a cualquier innovación.
Establecimiento de prioridades
La prioridad era combatir la ignorancia de forma activa:
Formulación de objetivos y estrategias
Se diseñó un plan de trabajo según el cual
Wellington
actuaría dos veces por semana en el hospital, durante un período
experimental de tres meses, adaptando y ajustando su
interpretación al marco hospitalario y a los pacientes
pediátricos, de tal manera que el trabajo pudiera ser evaluado
por el personal del hospital.
El propósito del trabajo no debía ser ni recreativo ni
terapéutico, sino una interacción artística creativa con los
niños hospitalizados, en la cual el actor ofrece lo mejor de su
trabajo y de sus habilidades y sólo el niño puede decidir si
participar o no en ella, recobrando parte de control sobre su
vida durante el período de hospitalización. Por medio de su
capacidad de elección, se respeta la dignidad del niño, quien
puede abrirse a la interacción en cualquier momento, a su propio
ritmo, gracias a la calidad y la continuidad del trabajo de los
actores. La propia regularidad de las visitas ayuda a los niños
a seguir el tratamiento con mayor ánimo y alegría. El mayor deseo
compartido por todos los niños hospitalizados consiste en
recuperar una vida normal tras el tratamiento.
De acuerdo con el doctor Martin Nash, del Hospital Infantil de
Nueva York, "es mucho más fácil tratar a un niño feliz". El
trabajo se centra en los niños, pero también incluye a los padres
y a los trabajadores del sistema sanitario. De esta forma,
durante las visitas de los médicos de la risa todos los
implicados pueden incorporarse a la terapia y disfrutar del poder
sanador de la risa, incorporando el juego y la alegría al
ambiente hospitalario. Estos momentos de alegría permiten a todos
los implicados recuperar el aspecto más humano de su trabajo y
proporcionan una estupenda forma de colaboración con el personal
médico.
Esta iniciativa supone una oportunidad de generar un nuevo
concepto de tratamiento, oportunidad que sólo puede aprovecharse
si se trabaja con absoluta profesionalidad y con visión de
futuro.
Movilización de recursos
Todas las necesidades del proyecto debían establecerse a partir
de criterios estrictamente profesionales. La evaluación del
proyecto piloto arrojó unos resultados muy poco alentadores:
Seis meses después, Wellington y su nueva compañera iniciaron la
segunda fase del proyecto. Un prestigioso noticiario televisivo
descubrió la iniciativa: un periodista que se encontraba de
visita en el hospital fue testigo de una de las actuaciones de
los actores y quedó gratamente impresionado por la belleza y la
seriedad de la interacción, lo que fue origen de una extensa
cobertura mediática.
Esta experiencia mostró que los medios de comunicación podían
llegar a ser unos importantes aliados para difundir el trabajo
de los Doutores da Alegria, especialmente la televisión, que
tiene una gran influencia sobre las actitudes de la gente.
Algunos de los logros alcanzados en 1992 fueron los siguientes:
Proceso
A mediados de 1993, el proyecto se había extendido a tres
hospitales de São Paulo y contaba con nueve actores profesionales
conocidos en todo el país. Sin embargo, a pesar del creciente
interés suscitado, empresas y particulares seguían sin considerar
el patrocinio del proyecto como una buena inversión.
Los problemas no surgieron por el desarrollo de la iniciativa en
distintos hospitales; más bien, los problemas eran de tipo
social, económico y cultural:
Investigación sobre los resultados
En este momento los actores empezaban a intensificar su relación
con el proyecto y sentir la necesidad de un sistema de apoyo
emocional. La psicóloga
Morgana Masetti, especialista en
preparar a los pacientes para enfrentarse a operaciones
quirúrgicas de alto riesgo, aprovechó la oportunidad para
incorporar el humor y el mundo de los payasos a la ciencia de la
salud. Los resultados de esta colaboración fueron los
siguientes:
Resultados obtenidos
A mediados de 1997 se habían producidos los siguientes
hitos:
Sostenibilidad
En 1999, tras dar por terminado el convenio de colaboración con
Seguros Itaú que se había hecho cargo del 95% del presupuesto de
la iniciativa a lo largo de cinco años, Doutores da Alegria
inició una nueva estrategia en la que esperaba obtener una
autosuficiencia financiera.
El primer año se negociaron dos contratos con dos empresas
diferentes, Telemar (la mayor empresa brasileña de
telecomunicaciones) y los Laboratorios Janssen-Cilag, que
se convirtieron en los dos patrocinadores principales de la
iniciativa, con una aportación que cubría el 80% del presupuesto
total. El 20% restante se obtuvo a través de diversos actos
recaudatorios, convenios con empresas de tarjetas de crédito y
cursos en empresas bajo el título "La diversión en tiempos de
adversidad".
En la actualidad, aparte de los dos patrocinadores principales,
Tylenol y TRW, que cubren el 60% del presupuesto anual, se han
conseguido los siguientes logros:
Lecciones aprendidas
Tras una experiencia de diez años, la apertura del proyecto hacia
la comunidad ha pasado a ser el principal objetivo,
convirtiéndose en una organización dedicada no sólo a llevar
esperanza a los niños hospitalizados, sino también en un
auténtico foco de generación y difusión de información sobre el
trato a los enfermos.
Por otra parte, la calidad y la integridad del trabajo realizado
han animado a los hospitales de todo el país a humanizar el trato
dispensado a los pacientes hasta el punto que el Ministerio de
Sanidad se unió a la iniciativa y la convirtió en uno de sus
principales proyectos.
Por último, ha quedada clara la posibilidad de generar recursos
financieros a partir de un trabajo y una investigación
innovadores para retroalimentar el proceso y permitir su
continuidad.
Transferibilidad
Doutores da Alegria se encuentra en estos momentos haciendo un
registro de todas las iniciativas similares existentes tanto a
nivel nacional como internacional, con el objetivo de invitarlas
a debatir la ética y el futuro de esta actividad. Sólo en Brasil
se han localizado 152 proyectos similares que ya han recibido un
cuestionario de doce páginas. Con dicha información se pretende
descubrir la mejor forma de ayudar a cada una de las diferentes
iniciativas.
Gracias a las lecciones aprendidas, también se ha definido una
estrategia concreta de expansión de la ONG. En lugar de iniciar
nuevos programas en nuevos hospitales, se pretende enfrentarse
a las necesidades inmediatas de cada lugar mediante la
colaboración y la implicación efectiva de las diversas
instituciones y estamentos. Así, se están manteniendo contactos
con diversos organismos e instituciones para poner en marcha
programas que desarrollarán y definirán ellos mismos a nivel
local. Se ha conseguido una cierta inercia en el funcionamiento
de este tipo de iniciativas, sin embargo, en cualquier caso, su
continuidad depende exclusivamente de las futuras generaciones.
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