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País/Estado — Argentina
Región según Naciones Unidas — América Latina
Región ecológica — tropical y subtropical
Ámbito de la actuación — ciudad
Agentes — gobierno central; gobierno local; agencia internacional.Categorías — Infraestructuras, comunicaciones y transporte: uso y producción de la energía; abastecimiento de agua potable; gestión y tratamiento de residuos; saneamiento. Equidad de género e inclusión social: funciones y cometidos por razón del género; acceso a los recursos; control de los recursos; eliminación de trabas a la igualdad de género (medidas de discriminación positiva); características étnicas; integración. Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; de 10 años a la edad adulta; salud y nutrición; educación y formación profesional, cuidado de día y cuidados fuera de horario escolar; programas ambientales dirigidos a los jóvenes; desarrollo de la capacidad de participación y del liderazgo en niños; programas de apoyo comunitarios (protección frente a abusos, abandonos, violencia y delincuencia); abusos, trabajo infantil, guerras; grupos vulnerables.
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Tel: (54 3711) 420096Colaboración técnica.
Tel: (54 3717) 424010Colaboración política.
Tel: (54 3717) 433736Colaboración técnica.
Tel: (54 3715) 15616249Colaboración técnica.
Colaboración comunitaria.
Colaboración educativa.
Identificado como un asentamiento de aborígenes (nativos), en el Barrio Obrero ubicado en la periferia de la localidad de Ing. Juárez de la provincia de Formosa, próxima a la frontera norte de la República Argentina, viven más de 3.000 personas en condiciones de extrema pobreza distribuidas en tres comunidades (Obrero, Curtiembre y Belgrano) pertenecientes todas ellas a la etnia wichi. En un cuadro de las necesidades básicas insatisfechas, emergían con dolorosa contundencia las altas tasas de morbi-mortalidad infantil, producto de las deficitarias condiciones sanitarias y alimentarias entre las que resaltaban la falta de agua potable y los bajos niveles nutricionales que afectaban a la salud y el desarrollo de los niños y niñas y vulneraba derechos humanos básicos elementales.
Con el propósito de mejorar las condiciones de vida e incrementar el desarrollo social sustentable, UNICEF propuso desarrollar un modelo de intervención social basado en anteriores proyectos de participación comunitaria para el agua potable y el saneamiento ambiental. Para ello, hacia fines del año 1998, se suscribió un convenio con la Subsecretaria de Vivienda de la Nación a partir del cual surgió el Proyecto de Participación Comunitaria de Saneamiento Integral para el Barrio Obrero.
Para el desarrollo del proyecto se planteó un modelo de gestión y concertación organizado mediante niveles interrelacionados (Financiamiento-Coordinación-Ejecución) entre actores del ámbito público y comunitario. Se trataba de un proceso articulado de gestión asociada, según grados de aportes y responsabilidades.
El proyecto se fundamentó en el criterio de que los programas y proyectos encaminados a mejorar las condiciones de vida debían ser función de las culturas locales o estar ajustados a ellas. De tal forma se propuso la generación de procesos participativos de involucramiento y toma de decisiones que permitieran adecuar las innovaciones propuestas a la diversidad de pautas culturales y a las expectativas de la población beneficiaria.
El proyecto se inscribía así en un proceso de producción de hábitat que se inició con el mejoramiento barrial, la provisión de la red de agua potable, la construcción del sistema de alcantarillado pluvial, las obras de mejoramiento del vial, los sistemas de drenaje y la recuperación ambiental de la laguna.
A través de instancias colectivas de promoción y movilización social se potenciaron las capacidades de organización y autogestión de la comunidad para que esta pudiera involucrarse, participar y tomar decisiones. Sobre la base de la organización plasmada se extendieron luego las mejoras a escala de las familias, con la introducción de las conexiones intradomiciliares del agua potable, las construcciones de 230 núcleos sanitarios (baños) y sus sistemas de tratamiento y evacuación de efluentes, así como la recolección y el tratamiento de los residuos sólidos. Todas estas actividades se realizaron por medio de la autoconstrucción y mediante la participación de la comunidad organizada. De forma simultánea se desarrollaron actividades tanto de capacitación para la ejecución y posterior sostenibilidad del proyecto, como para aumentar los conocimientos sobre higiene, salud y aspectos ambientales a través de la campañas educativas donde participaron animadoras capacitadas (mujeres) de la misma comunidad. En el aspecto productivo se llevaron a cabo actividades para la producción de componentes para la construcción de las obras programadas y para la producción de alimentos. En el primer aspecto se organizaron la fabricación de ladrillos, la producción de prefabricados de hormigón (piletas, inodoros y baldosas) y la reparación de la carpintería para puertas y ventanas. En cuanto a lo segundo, se reactivó la panadería y comenzó el desarrollo de las huertas familiares y comunitarias.
La propuesta intentaba aprovechar el proyecto de intervención para iniciar un proceso de transferencia sustentado a través de la movilización de recursos y el fortalecimiento y capacitación de los niveles locales. Se pretendía por un lado la promoción de procesos de autonomía que garantizaran la sustentabilidad del proyecto y por otro, la generación de niveles de corresponsabilidad de actores y el incremento de las capacidades técnicas locales, que hicieran posible la replicabilidad de la experiencia en otras áreas de similares condiciones.
La emergencia hídrica del año 1998 en el nordeste argentino puso en evidencia situaciones dolorosas para muchas familias compuestas por gran cantidad de niñas y niños en situación de alta vulnerabilidad. Se consideró oportuno en dichas circunstancias replicar una experiencia anterior realizada entre UNICEF y la Subsecretaría de Vivienda de la Nación en otro asentamiento de aborígenes (Barrio Nam Qom) de la mencionada provincia. Para ello se firmó un nuevo convenio de cooperación entre las mismas instituciones, que posibilitaba encarar la ejecución del Proyecto De Participación Comunitaria para el Agua Potable y el Saneamiento Ambiental en el Barrio Obrero, de Ing.Juárez, provincia de Formosa, en el norte de la República Argentina. El Barrio Obrero es un asentamiento periurbano constituido por tres comunidades indígenas (Obrero, Curtiembre y Belgrano) pertenecientes a la etnia wichi.
El proyecto se fundamentaba en el criterio de que los programas y proyectos encaminados a mejorar las condiciones de vida debían ser función de las culturas locales o estar ajustados a ellas. De tal forma se propuso generar procesos participativos de involucramiento y toma de decisión que permitieran adecuar las innovaciones propuestas a la diversidad de pautas culturales y expectativas de la población beneficiaria.
Para ello se generaron procesos de consolidación territorial y productiva de dichos asentamientos, tendientes a promover el desarrollo progresivo de las condiciones del hábitat y a impulsar niveles razonables de autosuficiencia económica que mejoraran la calidad nutricional de la población materno/infantil y que garantizaran la sostenibilidad.
Como resultante del diagnóstico participativo en la etapa preparatoria, se corroboraron las problemáticas inicialmente previsibles tales como los niveles de pobreza y marginalidad extrema que necesariamente se asociaban a la absoluta precariedad de la condiciones habitacionales existentes y el deterioro ambiental. Esta situación se reflejaba consecuentemente en los registros de salud de la población, como por ejemplo los altos índices de mortalidad infantil (mas de 70 por mil).
Desde esta perspectiva el proyecto planteaba promover bases solidarias de organización comunitaria y capacitación tendientes a: mejorar las condiciones habitacionales, sanitarias y nutricionales de la población y generar procesos de apropiación de recursos naturales y económicos.
Socio | Presupuesto (dólares EEUU) | Concepto |
Nación Argentina | 315.000 | Insumos de construcción |
UNICEF | 105.000 | Coordinación, asistencia técnica, gestión, monitoreo y evaluación |
Total | 420.000 |
Ministerio de Desarrollo Humano de la Provincia de Formosa: Aporte de personal colaborador en las actividades de promoción social, material de apoyo para la capacitación y para la campaña educativa sanitaria.
Municipalidad de Ing. Juárez: Aporte de personal colaborador en el relevamiento parcelario, la regularización dominial. Aportación de equipo para acarreo de materiales y de operarios para colaborar en el proceso de autoconstrucción.
Instituto de Comunidades Aborígenes: Colaboración en el relevamiento, el diagnóstico, las regularizaciones dominiales, el aporte de movilidad para el traslado de equipos de asistencia técnica.
Servicio Provincial de Agua Potable: Colaboración en la gestión, la coordinación, el diseño técnico del proyecto, la supervisión en la construcción de la red de agua y aporte de maquinarias para zanjeo.
Asociación Civil Barrio Obrero: Aporte y rol protagónico en el proceso de organización comunitaria tanto para la autoconstrucción, mantenimiento, y diversas actividades sociales y comunitarias, como en la participación de las actividades educativas y productivas.
Cooperativa de Agua Potable: Aporte de personal para colaborador en la construcción de la red de agua potable, las conexiones domiciliarias y la prestación del servicio y su forma de pago.
Delegación Zonal del Ministerio de Cultura y Educación del Departamento de Matacos: Aportación de personal que participó en las actividades de promoción, capacitación e implementación de la campaña educativa en higiene y salud.
En términos conceptuales el proyecto se inscribió en un proceso progresivo de producción de hábitat y medio ambiente iniciado con el mejoramiento barrial y la provisión de la red de agua potable. A través de instancias colectivas de promoción y movilización social se potenciaron las capacidades de organización y autogestión de la comunidad para que ésta pudiera involucrarse, participar y tomar decisiones. Sobre la base de la organización plasmada, se extendieron luego las mejoras a escala de las familias mediante las conexiones intradomiciliares del agua, las construcciones de los núcleos sanitarios (baños) y los sistemas de tratamiento y evacuación de efluentes y residuos sólidos. Todos ellos serían el germen del progresivo mejoramiento habitacional. De forma simultánea se desarrollaron actividades de capacitación y la campaña educativa en higiene, salud y aspectos ambientales.
En los aspectos productivos la estrategia se sustentó en:
Ambas líneas de trabajo pretendían cubrir inicialmente las necesidades alimentarias de la población y las generadas por el proyecto de saneamiento, para luego extenderlas a la venta en el mercado local. Respecto al primer punto, se organizaron la fabricación de ladrillos, la producción de prefabricados de hormigón (piletas, inodoros y baldosas) y la carpintería para puertas y ventanas. En cuanto al segundo apartado se reactivó la panadería y se comenzó con el desarrollo de la huerta comunitaria.
Para el desarrollo del proyecto se planteó un modelo organizado mediante niveles interrelacionados (Financiamiento-Coordinación-Ejecución) entre actores del ámbito público y comunitario. Estos agentes participaban en un proceso articulado de gestión asociada según grados de aportes y responsabilidades.
La propuesta intentaba aprovechar el proyecto de intervención para iniciar un proceso de transferencia sustentada a través de la movilización de recursos y de un fortalecimiento y capacitación de los niveles locales que apuntaran por un lado a promover procesos de autonomía y a garantizar la sustentabilidad del proyecto, y por otro a generar niveles de corresponsabilidad de actores y el incremento de las capacidades técnicas locales para garantizar la replicabilidad de la experiencia en otras áreas de similares condiciones.
Mediante la constitución de la Mesa de Coordinación Interinstitucional, donde convergieron los representantes de todos los actores participantes, se establecieron el ámbito natural de planificación, la coordinación y la decisión para la ejecución del proyecto.
La estructura organizativa se trasladó al nivel barrial y mediante las unidades de participación que se conformaron por manzana se articularon los demás integrantes de la comunidad para la implementación de las acciones, en pos del cumplimiento del programa del proyecto, actuando como órgano participativo y representativo horizontal de las inquietudes de los pobladores.
La capacitación y la educación sanitaria comenzó a encararse a partir de las tareas que fueron surgiendo de acuerdo a las necesidades detectadas, a los hábitos y las creencias de los pobladores. Se hizo un esfuerzo por no convertirlos en un avasallamiento más. Consideramos que para obtener buenos resultados este proceso debía ser participativo. Para que una comunidad pudiera acceder a la información más adecuada acerca del uso del agua potable, del saneamiento básico, de la responsabilidad comunitaria, de la higiene personal y doméstica, ésta no debía ser impuesta sino que debía producirse como resultado de la reflexión, el análisis de situaciones y discusiones colectivas que permitieran tomar conciencia de la realidad social y económica circundante, de su cultura, del medio natural, de los hábitos y costumbres y de su relación con la salud para una mejor calidad de vida.
Las actividades comenzaron en la escuela en conjunto con maestros aborígenes que oficiaban de interlocutores entre los pequeños y los docentes de grado dedicados a facilitar la tarea de la enseñanza. Más adelante se organizaron talleres de capacitación de adultos sobre actividades vinculadas con el proyecto, así como sobre género y familia.
Preparatoria:
Organizativa:
Ejecutiva:
Evaluativa:
Para garantizar la permanencia y funcionalidad de los cambios operados independientemente de las acciones promovidas inicialmente se consideró de vital importancia la instrumentación del proceso educativo. Ello posibilitó generar en la población beneficiaria de los elementos la apropiación de los diversos componentes incorporados por el proyecto y la articulación futura con el resto de la sociedad.
Para que la comunidad pudiera abordar y resolver sus propios problemas de higiene y salud fue de vital importancia el proceso educativo: se les brindaron los elementos adecuados para que pudieran controlar las enfermedades promoviendo una mayor conciencia y comprensión de los riesgos para la salud.
Cada comunidad puede tener explicaciones propias acerca de las causas de las enfermedades, creencias y concepciones tradicionales, pero esto no significa de modo alguno que no puedan entender o incorporar otras explicaciones siempre y cuando éstas resulten creíbles y trabajadas participativamente en un contexto de recíproco respeto.
El abordaje de la campaña educativa se planteó desde agentes multiplicadores capacitados y pertenecientes a la misma comunidad en conjunto con actores del área de salud y la organización de talleres de género para el cuidado de la salud, la calidad nutricional y el mantenimiento de las unidades sanitarias familiares y la higiene.
En principio el aprendizaje en cuanto a la confrontación de culturas y a la posibilidad de un intercambio dialéctico sobre todo con formas de vida ancestrales y de amplio sentido comunitario, ayudó a repensar las marcadas tendencias actuales consumistas e individualistas. Esto se vió consustanciado con el elevado nivel alcanzado en la participación comunitaria y la solidaridad étnica que permitió avizorar con optimismo futuros proyectos a partir del rescate de las culturas nativas y el progresivo mejoramiento de las condiciones de vida.
La designación de un equipo de asistencia técnica con presencia permanente en la comunidad permitió compartir el desarrollo del proyecto y construir desde el comienzo un proceso de trabajo conjunto. A su vez se logró establecer un ámbito de reconocimiento mutuo, de fluidas relaciones sociales, de aprendizaje compartido y superador de antagonismos entre la asistencia técnica dominante del conocimiento y la comunidad receptora. Todo el proceso sirvió para ayudar a desestructurar la asignación de roles preestablecidos y jerárquicos de dominación, dando lugar a formas de relaciones y toma de decisiones horizontales. Esta presencia fue también motivadora y estimuladora para que la comunidad asumiera el proyecto con mayor protagonismo y compromiso. Como aspecto negativo se observó que en algunas circunstancias debido a que el equipo debía ausentarse, el trabajo participativo decaía.
El comienzo de la etapa preparatoria con un proceso participativo como el diagnóstico permitió generar mecanismos de consenso y facilitó el desarrollo organizativo posterior de movilización social y la sensibilización. Como parte de este proceso, fue sustantivo también el enfoque de trabajar inicialmente desde la perspectiva comunitaria de los servicios básicos y no de las necesidades habitacionales particulares de cada familia. Estas estrategias permitieron alcanzar cohesión y solidaridad en el grupo a partir de una necesidad colectiva sentida por todos como era el agua potable para luego avanzar sobre el hábitat familiar.
El componente educativo en higiene, salud y aspectos ambientes como parte del proceso de capacitación y de aprendizaje constituyó un arma vital para transformar los indicadores alarmantes en salud y particularmente las altas cifras de mortalidad infantil.
Este aspecto estuvo presente desde el inicio al plantearse el diseño de un modelo de gestión asociada para el desarrollo del proyecto entre actores públicos y comunitarios que participarían en un proceso conjunto de articulación institucional y social mediante la asignación de responsabilidades y aportes según quedó formalizado en la firma del convenio de cooperación. Subyacía en ello la intención de aprovechar este proyecto como una experiencia acotada en escala y tiempo para iniciar un proceso de transferencia que apuntara a replicar la experiencia en otras áreas de similares condiciones. La misma se sustentaría a través de la movilización, optimización y racionalización de recursos y el fortalecimiento y capacitación de los niveles técnicos locales. Por medio de una estructura organizativa que permitiera llegar con una adecuada red técnica y administrativa se lograraba dar respuesta a las necesidades detectadas, promoviendo una eficiente descentralización operativa y una producción más democrática del hábitat.
Año | Presupuesto Total | SSDUV | UNICEF |
99/00 | 106.500,00 | 57.74% | 42.25% |
2001 | 157.223,20 | 81.00% | 19.00% |
2002 | 156.277,80 | 80.80% | 19.20% |
Socios (tan sólo SSDUV y UNICEF contribuyeron económicamente):
(El presupuesto total se expresa en dólares estadounidenses.)
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