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Inclusión de los Recuperadores en el Proceso de Gestión de Residuos, Odi-Moretale, Sudáfrica

Fecha de referencia: 26-06-2002

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2002, y catalogada como BEST. ( Best Practices Database.)
País/Country: Sudáfrica
Región según Naciones Unidas: África
Región ecológica: Árida y semiárida
Ámbito de la actuación: Provincial/estatal
Instituciones: Gobierno local, sector privado, ONGs

Categorías = Modelos de producción y consumo: reciclaje y reutilización de residuos. Erradicación de la pobreza: generación de ingresos; creación de puestos de trabajo. Gestión ambiental: tecnología ambientalmente responsable; seguimiento y control.

Contacto principal:
Cyril H. A. Ratnam
Departamento de Desarrollo del Gobierno Local y de la Vivienda (Department of Developmental Local Government And Housing.
Room 25, West Wing 1st Floor
Garona Building
University Drive
Private Bag X 2099
Mmabatho 2735
Sudáfrica (South Africa)
Tel: 27 18 3873614
Fax: 27 18 3873395
e-mail: ratnam@nwpg.org.za
Tipo de organización: Gobierno local

Socio:
HAWKINS HAWKINS & OSBORN
Mr. Paul Taylor
John Hawkins House
354 Rivonia Boulevard
Rivonia
Sandton
Sudáfrica (South Africa)
P.O. Box 244
Rivonia
2128
Tel: 27 11 803 1355
Fax: 27 11 803 3649
Tipo de organización: consultoría de ingeniería; sector privado
Colaboración: Colaboración técnica

Socio:
SISTERS OF MERCY (Hermanas de la Misericordia)
Sister Eucharia Nalan
Winterveld
Sudáfrica (South Africa)
P.O. Box 2271
Rosslyn
0200
Sudáfrica (South Africa)
Tipo de organización: ONG, misión católica
Colaboración: Suministro de alimentos y servicios sociales


R E S U M E N

A través de esta práctica se reconoce la necesidad de encontrar un lugar para los más abandonados, para los desechados por la sociedad, para esas personas que buscan restos aprovechables en los vertederos. Nosotros les llamamos "recuperadores". Los recuperadores no son sólo pobres en el sentido económico, sino también pobres en salud, en autoestima y en dignidad, y también pobres en sus condiciones de trabajo. Resulta irónico que aquellos que fijan todos los parámetros de calidad de vida cuenten con todas las comodidades y no tengan en cuenta ni por un segundo ni a los recuperadores ni la situación que viven. Quién en su sano juicio recogería restos en los vertederos. Estas personas no han esperado la llegada de asistencia procedente de fuentes exteriores, sino que han seguido el dicho "Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos". Aunque trabajan bajo las más despreciables condiciones, son gente honesta.

La puesta en marcha de una gestión de residuos apropiada en la región de Odi Moretale, en la provincia noroeste, era una prioridad. Algunos de los vertederos incontrolados se han ido clausurando de forma gradual; dos de ellos se han transformado en vertederos regulados y se ha construido una estación de transferencia de residuos en cuyo diseño se han tenido en cuenta criterios ecológicos y económicos, así como la integración en el paisaje. Además se asumieron todas las normativas existentes para estos espacios. En un principio, estas regulaciones no permitían la presencia de recuperadores en los vertederos. Finalmente, nos dimos cuenta de lo costoso que resultaba mantener a los recuperadores fuera de los vertederos. Así pues, se incluyó a los recuperadores en el proceso de gestión de residuos y se les concedió la asistencia necesaria para organizar su parte del trabajo, proporcionándoles agua potable, aseos y cuidados sanitarios, además de formación. Esto les ha animado a formar un comité con una estructura legal.



Fechas clave

Mayo de 1993: Comienzan los estudios preliminares destinados a investigar la magnitud del problema de los residuos sólidos en la zona.
Enero de 1994: Se clausuran todos los vertederos incontrolados, dos de ellos se transforman en vertederos legales, finaliza la construcción de la estación de clasificación. Comienza el proceso de gestión controlada de residuos.
Marzo de 1994: Comienzan las operaciones de gestión de los vertederos, incluyendo a los recuperadores como socios de la operación.
Mayo de 1995: Primer estudio de seguimiento. Se revisan los alrededores de los vertederos y su subsuelo en busca de signos de contaminación.




D E S C R I P C I Ó N

Situación previa a la iniciativa

En general, tanto las personas de a pie como las industrias se deshacían de los residuos sólidos de una forma incontrolada. Existían seis grandes vertederos incontrolados y un número indeterminado de vertederos ilegales de pequeño tamaño. Numerosos recuperadores trabajaban en estos lugares de forma independiente y descoordinada, y en unas condiciones precarias e insalubres. No contaban con servicios como agua potable o instalaciones de saneamiento.

Establecimiento de prioridades

Se estableció como prioridad más importante del programa la implantación de un sistema ordenado para la eliminación de residuos. Para lograr esto, era necesaria la identificación de todos los vertederos incontrolados, analizando el tipo de desechos generados, su volumen y procedencia. También había que analizar de forma adecuada en cada vertedero su contaminación y los efectos de ésta sobre el medio, además de establecer los procedimientos de clausura de los vertederos ilegales y estudiar recuperación.

Por otra parte había que identificar a todos los actores y establecer un comité directivo; una vez recopilada y analizada toda la información se estimó el coste total de la operación. Con los fondos disponibles sobre la mesa se planificó, por fin, la ejecución de las obras.

Formulación de objetivos y estrategias

El principal objetivo que se marcó el departamento provincial fue doble, por un lado el establecimiento de vertederos controlados y, por otro lado, su gestión eficaz. Se decidió dar cabida, dentro de todo el proceso, a los recuperadores, cuya presencia estaba excluida por la normativa. Por lo tanto, se adoptaron todas las ordenanzas técnicas sobre vertederos, a excepción de las que hacían referencia a la prohibición de prácticas de recuperación.

El diálogo con los recuperadores se produjo de la siguiente forma: dentro de cada grupo de individuos se identificó a un delegado que debía mantener el orden y actuar como portavoz ante el gestor del vertedero. Se les proporció los siguiente agua potable y aseos, así como servicios educativos y sanitarios. Además se solicitó la visita de los agentes sociales.

Movilización de recursos

El departamento provincial detectó la necesidad de una gestión de residuos adecuada en la región y proporcionó el apoyo financiero necesario para llevarla a cabo. Un ingeniero del departamento fue designado mediador del proceso.

La recogida de los residuos domésticos, que en principio se encontraba en manos de los ayuntamientos, se transfirió a pequeñas empresas, debido a la falta de capacidad de las entidades locales. Para evitar el abandono de las basuras en las calles, se suministraron bolsas de plástico a los ciudadanos. Se designó a expertos en gestión de residuos para que identificaran a todos los agentes productores de basuras, para que analizaran los residuos producidos y para que estimaran sus volúmenes; también debían investigar los vertederos existentes y proponer las medidas correctoras.

Se contactó con los responsables de las industrias que producían grandes cantidades de residuos, se les pidió que hicieran más eficaces sus sistemas de gestión de desechos y que utilizaran los vertederos oficiales.

La búsqueda de material aprovechable entre la basura es una realidad; en los países en vías de desarrollo encontramos personas que pueblan los basureros, y no podemos simplemente borrarlos del mapa. Nunca se contempla esta práctica como una fuente de recursos. La normativa no permite a los recuperadores colonizar los vertederos. La pregunta a la que hay que responder es la siguiente: ¿por qué privarles de su modo de vida en un país económicamente deprimido como Sudáfrica?, ¿no podríamos hacerles un hueco en el sistema?.

Se decidió finalmente integrar a los recuperadores como socios en la organización de la gestión de residuos, dándoles la titularidad del proceso a la vez que se optimizaba la gestión.

Proceso

Históricamente la ética ambiental de los indígenas se basaba en la utilización no destructiva de los recursos naturales, así como en una percepción del individuo como parte integrante del medio. El apartheid forzó el traslado de la población autóctona desde sus hogares ancestrales hacia nuevas ciudades especialmente creadas para este fin. Se privó a estas personas de su dignidad, vivían en unas condiciones miserables alejadas de cualquier consideración hacia el entorno. Este es el marco en el que se planteó la puesta en marcha del sistema de gestión de residuos.

Se clausuraron todos los vertederos incontrolados, a excepción de dos, que se transformaron en vertederos legales. Se construyó una estación de transferencia, se levantaron tapias alrededor de los lugares en que se abandonaban las basuras para evitar el vertido incontrolado, se bloquearon las entradas a estos lugares, pero esto no resultó del todo eficaz, puesto que no había formas reales de castigar a los causantes de la contaminación.

Se informó a los responsables de las industrias sobre la existencia de los nuevos vertederos, así como de su obligación de cumplir con las normativas; incluso se decidió no cobrar el vertido de residuos en los nuevos vertederos, con vistas a favorecer el traslado de los desechos a los vertederos frente a los vertidos incontrolados en cunetas. Se adoptó la política de gratuidad a causa de la inexistencia, favorecida por el apartheid, de una cultura de pago por este servicio. De esta forma, al problema fundamental del elevado coste de las operaciones se unía la falta de ingresos que podrían aportar los causantes de la contaminación. Aún así, los recuperadores han reducido los costes de mantenimiento de los vertederos.

El gobierno provincial se encargó de la financiación y la gestión; la empresa consultora aportó la experiencia técnica y se encargó de la supervisión de todo el proceso; los gobiernos municipales colaboraron en la identificación de los problemas locales y concedieron su apoyo político. Los recuperadores, normalmente rechazados por la sociedad, quedaron incluídos en el proceso de gestión; lograron reducir el volumen de desechos, ayudando a optimizar el proceso. Las Hermanas de la Misericordia (Sisters of Mercy), una misión católica, trasladó su clínica móvil y a dos enfermeras con el fin de ayudar a los recuperadores. En un día cualquiera examinan a unos 25 pacientes, incluyendo habitantes de los alrededores. Los recuperadores pagan 5 rand por consulta, el precio para otras personas es de 10 rand por consulta. Por otra parte, dos maestras de la misión imparten clases de alfabetización para adultos, setsawa y aritmética los martes y los miércoles, de nueve de la mañana a una del mediodía. Los jueves se discute sobre temas relacionados con la salud como la higiene, la prevención de enfermedades y primeros auxilios. A las clases asisten principalmente mujeres. Una vez al mes, las hermanas reparten una bolsa de alimentos básicos (Mealie Meal) a cada familia y atienden otras necesidades.

Resultados obtenidos

Antes de la recuperación de los vertederos incontrolados, a la gente le resultaba indiferente la degradación ambiental que ocasionaba el vertido incontrolado de residuos. Ahora la basura se recoge de forma ordenada, eliminándose bajo unas condiciones controladas. Los vertederos clandestinos estaban repletos de gente que vivía en ellos y que trabajaba en pequeños grupos, los desechos se esparcían de forma aleatoria sobre grandes superficies, por lo que todas las zonas ocupadas por vertederos constituían verdaderas ciénagas compartidas tanto por personas como por animales.

En Magopane, el vertedero no sólo tenía unas dimensiones importantes, sino que además era desagradablemente hediondo y agredía visualmente el paisaje circundante. Por si esto fuera poco, contaminaba un arroyo que corría junto a él, y la propia ciudad había comenzado a crecer sobre el vertedero. Este lugar fue clausurado y transformado en un parque que hoy utilizan todos los niños de los alrededores, incluidos los hijos de los recuperadores. El área en que hoy trabajan los recuperadores se encuentra limpia y seca, ha dejado de ser un lodazal, lo que supone una mejora importante en el entorno de trabajo de estas personas.

Articulados como un grupo, los recuperadores pueden expresar sus deseos y preocupaciones y pueden obtener resultados. Se sienten aceptados por la sociedad y tienen acceso al suministro de agua potable, disponen de aseos, servicios de salud y de educación. También han logrado establecer un mercado estable para vender sus productos, con compradores regulares.

Las cifras registradas en los vertederos entre mayo de 1994 y junio de 1999 constatan que los recuperadores han logrado reducir hasta en un 40% el volumen de desechos. El proyecto ha logrado recuperar el entorno y ha evitado la contaminación del río y de las aguas subterráneas. Todo esto ha ocurrido gracias al empeño conjunto del gobierno provincial, del gobierno local, del sector privado y de los propios recuperadores.

En general, la operación se está desarrollando de forma adecuada. Los efectos de la reducción de desechos son los siguientes:

  1. En la estación clasificadora de Mabopane la reducción de costes producida por la disminución del volumen de desechos se estima en 54.071 rand.
  2. En el vertedero situado en Ga-Ranakuwa la reducción de costes debida al ahorro de volumen se puede cifrar en 13.458 rand; la debida a la reducción del espacio aéreo es de 27.520 rand; la producida por el ahorro en materiales de cubrición es de 5.496 rand. La reducción de coste efectiva debida a la extracción de todo el material reciclable que entra en el vertedero es de 34.101 rand. La reducción del volumen también ha logrado aumentar la vida útil del vertedero en un 62%.
  3. En el vertedero situado en Temba, las cifras son las siguientes: la reducción de volumen ha ahorrado 25.805 rand, la reducción de espacio aéreo ha ahorrado 6.350 rand y la disminución del material de cubrición necesario ha ahorrado 1054 rand al mes. La vida útil prevista del vertedero se ha incrementado en un 67%.
  4. Los ingresos medios obtenidos cada mes por una pareja de recuperadores gacias a todo el material rescatado son los siguientes: latas metálicas: 300 rand; plástico: 80 rand; cartón 90 rand; vidrio: 10 rand; es decir, un total de 480 rand.
  5. Los ingresos totales del grupo de 70 personas que trabajan en el vertedero de Ga-Ranakuwa asciende a 16.800 rand, en la estación intercambiadora de Mabopane trabajan 110 personas, que ingresan 26.400 rand. En Temba trabajan 50 personas que ganan 12.000 rand.

Sostenibilidad

La extracción de un 40% de los desechos es muy importante, sobre todo en comparación con los vertederos en que los recuperadores trabajan de forma incontrolada. Con este sistema, los recuperadores optimizan la extracción y aumentan con ello sus ingresos. Hasta la fecha no se ha producido ningún tipo de incidente ni de accidente entre los recuperadores. Antes del proyecto los recuperadores trabajaban de forma individual; hoy trabajan en grupo, lo que les permite negociar sus precios y conservar clientes habituales.

Con el tiempo, los ayuntamientos deberían comenzar a cobrar a las industrias por la eliminación de los residuos y deberían recaudar algún tipo de impuesto a los ciudadanos que se benefician de este servicio.

Lecciones aprendidas

La lección fundamental que hemos aprendido durante este proceso es que todos los actores deben ser tenidos en cuenta en el desarrollo y materialización de cualquier proyecto. Aquellos que promueven el inicio de un proceso deberían tener amplitud de miras y paciencia.

La operación que comenzó en 1993 ha transformado la percepción negativa que se tenía de los recuperadores que poblaban los vertederos. Pero por encima de todo, esta práctica ha demostrado que incluso aquellos desprovistos de toda esperanza de cambio, como los recuperadores, pueden, con la ayuda adecuada, salir del agujero, generando una nueva situación de esperanza. También se ha demostrado que es posible la sensibilización de las personas sobre los problemas ambientales si se utilizan formas prudentes de acercamiento al tema.

El único interés de los recuperadores consiste en rescatar la mayor cantidad de residuos, de esto dependen sus ingresos, la empresa gestora, por su parte, quiere ganar su beneficio legítimo sin interferencias, el gobierno local debe cumplir las normas. Bajo estas condiciones es necesario establecer objetivos comunes que satisfagan a todas las partes.

Para materializar este proceso, se informó a los gestores de los vertederos de la existencia de comunidades informales dedicadas a la recuperación. La clasificación y recuperación de los residuos comenzó a permitirse una vez que los recuperadores firmaron contratos para ello.

A los recuperadores se les concede un permiso para extraer de cada partida de desechos que llega al vertedero el material que consideren necesario, siempre dentro de unos límites razonables de tiempo. Para garantizar la seguridad de los recuperadores en las proximidades de la maquinaria y de las cintas transportadoras, se han tomado las medidas necesarias, de esta forma se ha creado una atmósfera saludable en la que los recuperadores pueden buscar los materiales rescatables sin estorbos, la llegada de residuos al vertedero se lleva a cabo con eficacia y el departamento queda satisfecho con el acuerdo por el que los gestores de los vertederos permiten la presencia de los recuperadores. Los ayuntamientos han utilizado sus armas políticas y administrativas para animar a los residentes a practicar hábitos correctos de organización de basuras. En el caso de las industrias, las negociaciones se resolvieron a través de sus órganos de representación.

Transferibilidad

Este proyecto es único en su concepción. Se podrían realizar proyectos similares en cualquier parte del mundo, aunque antes de ponerlos en marcha, habrá que observar el entorno en que van a aplicarse. También habrá que considerar los pros y los contras de la introducción de una práctica como ésta y habrá que investigar las necesidades de las personas y la cultura existente en la zona. Esto se consigue sentando en una mesa a todos los actores y logrando que se relacionen entre ellos.

Presentamos la idea de incluir a los recuperadores en el proceso de gestión de residuos en una conferencia internacional, una organización internacional mostró su interés por la práctica y por retomarla en India y en Bangladesh.

El proyecto ha ganado tres premios en Sudáfrica. Dos de ellos dentro del departamento. Son los siguientes: el Premio Impumelelo a la Innovación (Impumelelo Innovation Award), por el que se recibieron 20.000 rand; el premio fiabilidad ecológica (Green Trust Award), por el que se recibieron 15.000 rand, su jurado comentó que "la implantación del proyecto en toda Sudáfrica supondría una revolución". Los fondos obtenidos se invirtieron en la difusión del proyecto y en ayudas para los recuperadores. El tercer premio lo obtuvo Hawkings, Hawkings & Osborn cuando presentó el proyecto en la conferencia anual de la Asociación Sudafricana de Consultorías de Ingeniería (South African Association of Consulting Engineers) celebrada durante el año 2000.

Se ha elaborado un folleto sobre gestión de residuos que ha sido enviado a gran parte de las organizaciones donantes. Este folleto ha despertado el interés de los donantes daneses, además, una delegación procedente de Finlandia ha visitado los lugares en que se ha realizado la experiencia.

Parte del premio concedido por Green Trust se ha cedido al municipio minero de Orkeny. Este dinero se ha empleado en pagar a los recuperadores por la limpieza de una zona que se podrá utilizar para la fabricación de ladrillos a partir de los residuos de minas. Una empresa planea comenzar la fabricación de estos ladrillos y de briquetas de fuel procedentes de la madera obtenida de los restos de podas. De esta forma se crean nuevas oportunidades de trabajo para los recuperadores.

Perfil financiero

El presupuesto ha sido aportado por el Departamento de Desarrollo Local y de la Vivienda. Las cifras se indican en dólares estadounidenses:

Año 1993/94 458.347 dólares estadounidenses
Año 1994/95 607.126 dólares estadounidenses
Año 1995/96 606.169 dólares estadounidenses
Año 1996/97 594.701 dólares estadounidenses

Referencias

Barry Streak (1999) Community Projects Honoured- The Award Winners (Mail & Guardian News Paper; 10 to 16 December)

Fiona Macleod (2000) Green Trust Awards; "Making A Difference- From Scavengers To Salvagers" (Mail & Guardian News Paper; 2 to 6 June)


Este documento se ha editado a partir de una versión inglesa.

Traducido por Adrián Masip Moriarty.

Revisado por María Cifuentes.

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