Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2000 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/00/bp959.html |
Fecha de referencia: 05-07-00
Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2000, y catalogada como BEST.
(
Best Practices Database.)
País/Country: Macedonia
Región según Naciones Unidas: Europa
Región ecológica: continental
Ámbito de la actuación: ciudad
Categorías = Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; da 10 años a la
edad adulta; salud y nutrición. Servicios sociales: educación;
salud y bienestar.
Contacto principal:
Dijana Gjorgievska
Josif Hristovski 4/4
Bitola 9700
389 97 222874
389 97 226522
didi@osi.net.mk
Socio:
Instituto Sociedad Abierta de Macedonia
Slavica Indzevska
Jane Sandanski 111
P.O. Box 378
Skopje 91000
389 91 444488
389 91 444499
sindzev@soros.org.mk
Colaboración financiera
Socio:
Fundación Rey Balduino
Laurent Messiaen
Brederodestraat
B-100 Bruxelles
32 2 5490284
32 2 5490311
messiaen@kbs-frb.be
Colaboración financiera
El número de niños con edades de entre 6 y 16 años que pasan la
mayor parte de su tiempo vagando por las calles, trabajando o
mendigando para apoyar económicamente a sus familias, o por si
esto no fuera suficiente, adentrándose en el mundo del crimen y
la prostitución, es especialmente alto. La mayoría comenzó el
ciclo educativo, pero acabó por dejarlo para no volver.
Los problemas administrativos y de restricciones financieras en
las instituciones estatales, la ausencia de un sistema adecuado
de beneficios sociales, la falta de calidad y de recursos
materiales del sistema educativo, la opinión pública que tiene
una imagen negativa de los niños de la calle (como si éstos
tuviesen la culpa de su situación), empujaban a los niños aún más
a las calles. Es ahí donde se produce el riesgo de los abusos,
un riesgo considerablemente peligroso para su salud, y aún más
para sus vidas.
Este fenómeno se encuentra en contradicción con la
Declaración de los Derechos del Niño establecida por
las Naciones Unidas, especialmente con su principio
fundamental, que dice que los niños y sus intereses deben ser
prioritarios en buenos y malos tiempos, en la pobreza y la
prosperidad, en la guerra y la paz (Bellamy, 1998, página 1). El
"Centro de Día" que se organizó ha llegado a convertirse en un
lugar de acontecimientos para veinte niños incluidos en el
proyecto. A estos niños se les dió la oportunidad de mantener el
contacto con sus familias y comunidades a través de la educación
general, la educación sanitaria, las consultas, los talleres, una
red social detallada y los análisis psicológicos.
Se asentaron los cimientos para un aumento de la sensibilidad del público en general, con una mayor implicación de las instituciones gubernamentales, del gobierno local y de otras organizaciones no gubernamentales (ONGs), para suplir las diversas necesidades de los niños y para establecer soluciones coordinadas que puedan alcanzar a un mayor número de niños.
Fue exactamente allí, en el entorno habitual de los niños de la
calle, donde comenzamos nuestros primeros preparativos del
proyecto. El comienzo fue más bien desagradable. En un momento
nos encontramos en medio de un grupo de gente con caras de pocos
amigos. Habíamos empezado con mal pie, puesto que debíamos haber
informado en primer lugar a los líderes de la comunidad de
nuestra visita.
Afortunadamente les satisfizo nuestra propuesta de elegir a diez
niños de la barriada que no fuesen a la escuela (dado que nuestro
proyecto tiene un carácter fundamentalmente educativo), y de
organizarles unas cuantas horas al día en un Centro de Día, que
los niños terminarían llamando "escuela".
Encontramos otros diez niños en el centro de la ciudad, in situ,
donde se dedicaban a vagar por las calles y mendigar. Estaban
sucios, vestidos con ropa de verano aunque era otoño y las
temperaturas habían bajado. Después de haberles tomado unas
primeras fotografías, Dzala (uno de los asistentes sociales) les
lavó las caras a dos de ellos en una fuente cercana, les peinó,
y se les fotografió de nuevo.
La elección de los niños no fue fácil. Nos llevó tres meses el
formar el grupo. Fuimos a la casa de cada niño, se informó a los
padres de nuestros objetivos, y se elaboró un historial social
de cada niño y de su familia. Esto luego sirvió para ver que
prácticamente todos los padres estaban sin empleo, tenían un
estatus socio-económico muy bajo, con unas condiciones de vida
insatisfactorias (en lo que se refiere a vivienda, agua, y
aseos). Las familias se componían a menudo de varios miembros que
convivían todos juntos en una habitación, comiendo,
relacionándose, y durmiendo en el mismo suelo.
Sólo un niño de los veinte que elegimos tenía el privilegio de
poder dormir en una cama. Nos vimos completamente sorprendidos
por la situación que encontramos en el poblado, lo cual nos
provocó sentimientos encontrados, llegando a sentir a la vez
resistencia y estímulo para continuar nuestro trabajo con los
niños, dado que todo ocurría tan cerca de nosotros.
En las pruebas psicológicas los niños obtuvieron resultados muy
pobres, bien porque sus padres no les habían formado
correctamente, bien por una falta de educación escolar, o bien
por culpa de un entorno poco estimulante (padres sin educación
escolar, parientes que se pasaban el día en el mercado o yendo
de una casa a otra).
A excepción de tres niños del grupo de veinte, todos eran los
primeros de sus familias en entrar en contacto con algún tipo de
escolarización. Sólo había un niño que asistía a la escuela, y
que estaba en tercer curso, y tres la habían abandonado tras el
segundo curso. Sin embargo, una vez comenzamos con las clases de
lectura y escritura básicas en el Centro de Día, nos quedamos
asombrados de sus ganas de aprender. El asombro fue aún mayor
cuando Kemal, de 14 años y que no había ido ni un sólo día a la
escuela, me dijo en uno de nuestros primeros encuentros: "No me
pienso comer el sandwich hasta que no termine esta página". Ese
día cogió por primera vez un lápiz en la mano, y dedicó una hora
a escribir media página con la letra "A". Ahora escribe con buena
caligrafía y lee el periódico a su madre. De todas formas, debo
admitir que no todos los niños comparten su talento ni empeño.
Nuestra sorpresa fue aún mayor cuando les llevamos a hacer un
reconocimiento médico. Para la mayoría de ellos era su primer
contacto con un centro de salud, un médico escolar, un dentista
o un laboratorio. Afortunadamente todos estaban relativamente
sanos, a excepción de cuatro casos de escoliosis y pies planos.
A estos niños se les llevó a hacer una revisión con el
ortopedista.
Una cosa que verdaderamente nos preocupaba era que ni uno sólo
de ellos estaba completamente vacunado. Era obvio que el número
de niños sin vacunar erea muy grande, más de cien, porque los
padres no les llevaban a vacunar desde su nacimiento hasta los
siete años al centro de salud, y después no les dejaban ir a la
escuela (en Macedonia las vacunaciones posteriores a los siete
años se llevan a cabo en la enfermería de la escuela, en todas
las escuelas). Esto significaba que teníamos un problema: si los
niños no querían, no sabían, o no podían vacunarse, debíamos ser
nosotros los que diesemos el primer paso y les acercásemos a la
vacunación.
Mientras tanto, por nuestras cabezas pasaban muchos pensamientos,
como, por ejemplo, si, o hasta qué punto, realmente se defienden
y protegen los derechos del niño. ¿Qué oportunidades se les da
a los niños de la calle de crecer y transformarse en adultos y
miembros responsables de la comunidad? ¿De quién son
responsabilidad los niños de la calle?
Nos esperaba mucho trabajo. Teníamos que luchar con lo que yo
denominé el "Síndrome de Reacción de la Pobreza", que
básicamente se traduce en que ellos se mostraban dubitativos, con
desconfianza, algunas veces muy callados, vergonzosos, e
inseguros. Esto se podía apreciar claramente en sus ojos y
movimientos.
Las metas que nos establecimos se llevaron a cabo con mucha
energía desde un principio. Teníamos a nuestra disposición muy
buenas enciclopedias, revistas infantiles, libros y estuches
escolares, para la enseñanza de la lectura y escritura básicas,
las matemáticas, la geografía y la biología, la educación
sanitaria, y la urbanidad. Nuestro afán, así como el de los
educadores, de que el programa funcionase, se traducía en dolores
de cabeza diarios. Queríamos ver resultados positivos en los
niños inmediatamente. Pero, seguramente, eso era pedirles
demasiado. De golpe les habíamos sacado de un mundo para ellos
regulado, donde se vive en un medio lleno de misticismo,
hechiceras y curanderos, y se habían encontrado en medio de la
realidad urbana de cada día. Resumiéndolo en una frase:
"Seguramente atiborramos sus cabecitas con un montón de
información a la vez, lo cual podía haber tenido un efecto
desfavorable sobre todos nosotros".
Entendimos que, a través de nuestro trabajo, debíamos explicarles
y hacerles ver las cosas que eran nuevas para ellos, para que
pudiesen llegar a una conclusión y así tomar ellos mismos la
decisión de lo que querían hacer con sus vidas.
A partir de entonces dejamos fluir las cosas con más calma y de
forma diferente. Les pusimos cintas de vídeo, les llevamos al
cine (sólo algunos de ellos habían estado anteriormente en el
cine), y al teatro (ninguno había ido jamás al teatro; cada uno
se arregló para ir, a su manera). También les llevamos de
excursión a Skopie, la capital de la República de Macedonia.
Fuimos a una pastelería y a un McDonald's, donde una de las niñas
me preguntó si se les permitía entrar. Queríamos mostrarles y
mezclarles con la gente, que nos observaba extrañada. En el
interim nos habíamos hecho buenos amigos de los niños, y nos
sentíamos sus protectores. Un hecho desagradable, que causó
indignación, sucedió en el edificio en que se ubicaba el Centro
de Día, con las oficinas vecinas. Los niños estaban tan
impacientes por llegar al centro que llegaban una hora o más
antes de su apertura y se sentaban en las escaleras a esperarnos.
Este grupo de niños, de complexión oscura y de la barriada
"Bair", no eran bien vistos por las oficinas vecinas, y tuvimos
que saltar en su defensa, alegando que al fin y al cabo, eran
sólo niños.
Les dimos dinero para que se comprasen parte de la comida diaria,
para que aprendiesen a tener modales cuando comprasen, a manejar
dinero, a pedir las vueltas, etc.. Luego ponían ellos mismos las
mesas, y si alguno comía con la boca abierta, los demás le
recordaban que eso no se debe hacer. Se había llegado a un punto
en que el grupo influía sobre y criticaba al indivíduo.
Expresaban sus sentimientos, sus esperanzas, sus deseos y sus
impresiones con dibujos. Siempre había alguien del grupo que
quería dibujar. Los dibujos sobre los temas "Mi Casa", "Una
Visita al Zoo", la obra de teatro "Blancanieves y los Siete
Enanitos", sus impresiones sobre las películas "Titanic",
"Otoño", "Tarjetas de Navidad" y otras, nos proporcionaron
material para dos exposiciones, una en el centro de día y otra
en el Centro Cultural de Bitola en ocasión del Año Nuevo. Fue
entonces cuando dieron un recital de Año Nuevo y representaron
una obra de un acto, para lo cual habían estado ensayando
intensamente durante un mes y medio. Invitamos a sus padres,
amigos, y algunos de nuestros colaboradores a este evento.
Finalmente terminamos con un baile tradicional.
Completamos las fiestas de Año Nuevo con la fiesta de cumpleaños
de Mahmut e Ilmija. Siempre teníamos un regalo para cada
cumpleaños. Ese día estaban todos muy contentos, cortamos el
pastel y soplaron las velas, y todos cantamos el "Cumpleaños
Feliz". Los niños que celebraban el cumpleaños recibieron sus
regalos, escuchamos música, y bailamos.
Se sintieron muy contrariados cuando les dije que iban a tener
unas vacaciones de dos semanas, igual que otros niños tienen
vacaciones de la escuela en invierno. Les dimos deberes para
hacer en casa durante ese tiempo: escritura, lectura, dibujo,
pero seguramente hicieron como la mayoría de los niños en esas
fechas y aprovecharon para jugar con la nieve. En los últimos
días de las vacaciones vinieron un par de veces a mi casa a
preguntar cúando empezaban de nuevo las clases. Este gesto me
conmovió. Nuestro trabajo no era en vano. Venían porque tenían
fe en nosotros y nos tenían cariño, igual que nosotros se lo
teníamos a ellos.
Situación Previa a la Iniciativa
De veinte niños que escogimos, uno iba a la escuela, y tres la
habían dejado en segundo curso. Los demás eran analfabetos. Dos
de ellos no habían sido inscritos en el Registro de Nacimientos.
Ni uno sólo había sido vacunado, todos tenían piojos y muy mala
higiene personal, y algunos mendigaban en las calles, abrían
bolsas de basura, y cogían cosas de ellas.
En los test de inteligencia y grafo-motricidad obtuvieron
resultados muy bajos debido a una negligencia en su educación
escolar y extraescolar, con un nivel de tolerancia muy bajo. El
mentir era un comportamiento muy habitual. El público en general,
así como las organizaciones gubernamentales, estaban muy poco
informados sobre el problema de los niños de la calle.
El objetivo principal del proyecto era el de crear un "Centro de
Día" para estos niños.
El alcalde de nuestra ciudad (Bitola), nos dió su apoyo al
proyecto. Es gerente de la empresa dueña del edificio en que se
ubica el Centro de Día, y nos cedió el local sin necesidad de
aportar nada a cambio. En la preparación del local, aparte de
contar con fondos del presupuesto, participaron dos empresas
estatales.
Otro de los objetivos era el de sacar a los niños de las calles
y el influirles educativamente, haciéndoles ver la importancia
de la sanidad y la higiene personales, así como de su educación
personal, y el ofrecerles una comida diaria y material escolar.
Otros objetivos eran:
Formulación de Objetivos y Estrategias
El objetivo pricipal era el de informar tanto al público como a
las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de los
derechos y necesidades de los niños de la calle,con el fin de que
se nos unieran en el esfuerzo por encontrar soluciones a esta
patología social.
La prioridad esencial de nuestro proyecto era la de resocializar
a estos niños e integrarlos en el sistema, el hacerles ver las
normas de moralidad y la forma adecuada de comportarse, así como
el enseñarles a organizarse el día correctamente y a hacer cosas
útiles tanto para sí mismos como para otros. Además queríamos
ayudarles a tener una actitud positiva hacia la escuela, hacia
sí mismos y hacia los demás, y a adquirir unos hábitos de
higiene, una cultura de comportamiento y una cultura sanitaria
y de convivencia, y a conseguir la colaboración de sus familias
para conocerlas mejor y tener en ellas un socio colaborador más.
Movilización de Recursos
Recibimos apoyo finaciero de la Fundación Rey
Balduino, del Instituto Sociedad Abierta de
Macedonia, y del Banco Mundial como socio
administrativo. También tuvimos algo de apoyo del Ayuntamiento
del municipio de Bitola (asistencia técnica).
Obtuvimos apoyo técnico de la empresa constructora "Pelister" de
Bitola, que nos cedió el local para el Centro de Día, y nos hizo
las estanterías y el perchero. Recibimos de dos fábricas material
de segunda mano, una mesa, varias sillas y un aparador sin usar.
También recibimos cuadros de Técnica Bática, del estudio de arte
infantil "Pequeño Montmartre de Bitola", y en cooperación con la
Cruz Roja y varias ONGs, organizaciones
humanitarias y asociaciones de mujeres de Bitola, recibimos ropa,
zapatos, y comida. La mayor inversión en este proyecto fue la
humanidad, la amabilidad, el cariño y la habilidad de los
miembros del equipo que se embarcaron en este proyecto pionero
(un médico, dos psicólogos, un trabajador social, un educador,
y varios voluntarios).
Proceso
Al principio tuvimos problemas por nuestra presencia en su
entorno (gueto). Raramente se adentra alguien en su "territorio"
que sea de otra etnia, y es por esto que se nos recibió con
desconfianza y una dosis de hostilidad. Superamos este problema
a base de explicar detalladamente nuestras intenciones en los
encuentros con los niños, sus familias, y los líderes de sus
comunidades.
Nuestro compromiso con los niños de la calle parecía algo
inaceptable a los convecinos del edificio donde se ubicaba el
Centro de Día. Varias veces se les echó del portal y se les
insultó. Nos tuvimos que poner en actitud protectora, puesto que
son tan sólo niños que necesitan apoyo y consejo.
En una ocasión en que fuimos a comer a un restaurante, no dejaron
entrar al grupo con la excusa de que no teníamos reserva hecha,
cosa que no era cierta. Se nos dejó entrar tras haber tenido una
conversación con el responsable del restaurante y haberle hecho
ver algunos puntos.
Mientras se desarrollaba el proyecto, nos encontramos con el
problema de no tener suficiente espacio para los veinte niños,
y se les tuvo que separar en dos grupos. Mientras tanto, la
empresa constructora "Pelister" y el alcalde de Bitola, una vez
más, nos proporcionaron un local más grande.
Durante el invierno tuvimos un problema con su vestimenta, que
era inadecuada. Llegaban todos empapados al Centro. Pedimos ayuda
a la Cruz Roja y a donantes privados. Desde un
principio todo el grupo tuvo problemas con la policía al ir y
venir al Centro de Día, ya que a algunos policías les parecía
sospechoso que estos niños entrasen al centro de la ciudad, y les
paraban. Resolvimos esto avisando al departamento de policía y
poniéndoles a los niños unos distintivos.
Dos de los niños no podían inscribirse en la escuela, ya que no
estaban inscritos en el Registro de Nacimientos y no tenían
certificado de nacimiento, así que nuestra asistente social se
ocupó junto con las instituciones gubernamentales competentes de
ayudar a estos niños.
Resultados Obtenidos
Organizamos con éxito el Centro de Día. Establecimos un ritmo
diario y regular de funcionamiento. Equipamos el Centro con un
televisor, un vídeo, un radiocassette, varias enciclopedias,
diverso equipamiento escolar, y lo convertimos en un lugar
agradable en el cual los niños pasaban unas cuantas horas al día.
De esta forma, redujimos la influencia que sobre ellos tenía la
calle.
La ubicación del Centro de Día en la zona central de la ciudad,
y nuestras enseñanzas, resaltaron los cambios positivos en su
comportamiento en las calles. Incluso se vigilaban este
comportamiento entre ellos (nos decían si alguno había estado
mendigando). De esta forma se redujo la mendicidad, así como las
mentiras y los hurtos, y se mejoraron sus hábitos de higiene. El
respeto mutuo se acentuó con la lectura y la escritura básicas,
aprendieron a usar el material escolar y las reglas básicas de
urbanidad.
Con la ayuda de los medios de comunicación, informamos al público
del problema de los niños de la calle, y como resultado obtuvimos
ayuda financiera del ayuntamiento de Bitola y de otras
ONGs.
Se les hicieron revisiones médicas y se les dió de alta en un
seguro médico.
Organizamos visitas al teatro, al cine, al museo, al Zoo, así
como a diversas exposiciones y a la antigua ciudad romana de
Heraclea. Cada niño celebró su cumpleaños por primera vez con un
pastel, velas, y regalos simbólicos, junto con sus amigos.
Ninguno de los niños tenía árbol de Navidad en casa, así que
todos participaron en la decoración del árbol del Centro, lo cual
fue una experiencia especial para todos ellos.
Organizamos una función de Año Nuevo, donde actuaron en público
por primera vez con una representación.
Su felicidad no tenía límites cuando Santa Claus les trajo por
primera vez sacos de Navidad con regalos. Cuatro de los niños se
matricularon en una escuela, en primer curso. Nosotros estamos
en contacto permanente con el equipo técnico de la escuela. A
otros cuatro niños se les ha inscrito en la escuela para adultos
ya que tienen 15 años.
Sostenibilidad
El apoyo a nuestro proyecto es cada vez mayor al recibido
inicialmente. La barriada Roma de la ciudad ha mostrado un gran
interés en él. Muchos padres se han interesado por el
funcionamiento del proyecto del grupo Félix, para incluir en él
a sus niños como una fase transitoria hacia la escuela.
En el proyecto concedimos prioridad al respeto a los derechos del
niño, a la igualdad de géneros, y a la prioridad del derecho a
la educación, mediante los cuales el futuro estatus social del
individuo y de la comunidad mejorarán. Hemos apoyado las
características culturales de la minoría Roma como expresión de
su identidad étnica.
Lecciones Aprendidas
La confianza mutua, que en un principio era muy baja. Finalmente
comprobamos que se les podían dar quehaceres a realizar en
beneficio del grupo, y que esto les estimulaba aún más.
La motivación básica que tenían los niños era en un pricipio la
comida diaria que recibían (un sandwich, un zumo, y un postre),
pero con el tiempo nos sorprendieron mostrando interés por la
educación en sí e iniciando ellos mismos varos talleres y
actividades.
Aprendimos que es posible establecer lazos más profundos entre
los niños y sus educadores en compensación por la falta de
atención y afecto por parte de los padres.
Aprendimos que existe un gran potencial en la colaboración entre
el gobierno y las ONGs para resolver el problema
de los niños de la calle, y con actuaciones conjuntas las
resposabilidades se deben dividir, en interés tanto de los niños
como de la comunidad.
Transferibilidad
Nuestra experiencia, forma de actuar, actitud hacia los niños,
y los resultados obtenidos, pueden servir de modelo de actuación
con el problema de los "Niños de la Calle" para las instituciones
estatales, los centros de trabajo social, los centros de
rehabilitación de la infancia y la juventud, y las
ONGs que trabajen con la infancia y la
adolescencia en nuestra ciudad, en nuestro país, y en otros
paises (por ejemplo, presentamos nuestro proyecto e
intercambiamos experiencias con coordinadores de Europa Central
y del Este, cuando visitaron nuestro país).
Nuestros métodos: la elección y estructuración del equipo técnico
del grupo Félix, operando in situ; la elaboración de una
encuesta; la organización de talleres, charlas, coloquios y
actividades; la colaboración con las instituciones
gubernamentales competentes en el tema y las ONGs.
Todo ello ha contribuido a que este proyecto haya sido
considerado cono el de mayor éxito de entre otros cuatro
proyectos que se estaban llevando a cabo en la República.
Nuestro lema: "Una idea: respetar los derechos y la personalidad
del niño" funcionó como medio de promoción en la transformación
de una simple declaración a una Sociedad operativa.
Buenas Prácticas > Concurso Internacional > 2000 > http://habitat.aq.upm.es/dubai/00/bp959.html |