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Programa de Educación e Integración Social de los Niños de la Calle en Bitola (Macedonia)


Fecha de referencia: 05-07-00

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2000, y catalogada como BEST. ( Best Practices Database.)
País/Country: Macedonia
Región según Naciones Unidas: Europa
Región ecológica: continental
Ámbito de la actuación: ciudad

Categorías = Infancia y adolescencia: de 0 a 9 años; da 10 años a la edad adulta; salud y nutrición. Servicios sociales: educación; salud y bienestar.

Contacto principal:
Dijana Gjorgievska
Josif Hristovski 4/4
Bitola 9700
389 97 222874
389 97 226522
didi@osi.net.mk

Socio:
Instituto Sociedad Abierta de Macedonia
Slavica Indzevska
Jane Sandanski 111
P.O. Box 378
Skopje 91000
389 91 444488
389 91 444499
sindzev@soros.org.mk
Colaboración financiera

Socio:
Fundación Rey Balduino
Laurent Messiaen
Brederodestraat
B-100 Bruxelles
32 2 5490284
32 2 5490311
messiaen@kbs-frb.be
Colaboración financiera


R E S U M E N

Durante el periodo de transición y democratización de la República de Macedonia, el país se vió confrontado con el problema de los "Niños de la Calle", una situación que tendía a transformarse en un problema agudo y prioritario en la realidad del día a día.

El número de niños con edades de entre 6 y 16 años que pasan la mayor parte de su tiempo vagando por las calles, trabajando o mendigando para apoyar económicamente a sus familias, o por si esto no fuera suficiente, adentrándose en el mundo del crimen y la prostitución, es especialmente alto. La mayoría comenzó el ciclo educativo, pero acabó por dejarlo para no volver.

Los problemas administrativos y de restricciones financieras en las instituciones estatales, la ausencia de un sistema adecuado de beneficios sociales, la falta de calidad y de recursos materiales del sistema educativo, la opinión pública que tiene una imagen negativa de los niños de la calle (como si éstos tuviesen la culpa de su situación), empujaban a los niños aún más a las calles. Es ahí donde se produce el riesgo de los abusos, un riesgo considerablemente peligroso para su salud, y aún más para sus vidas.

Este fenómeno se encuentra en contradicción con la Declaración de los Derechos del Niño establecida por las Naciones Unidas, especialmente con su principio fundamental, que dice que los niños y sus intereses deben ser prioritarios en buenos y malos tiempos, en la pobreza y la prosperidad, en la guerra y la paz (Bellamy, 1998, página 1). El "Centro de Día" que se organizó ha llegado a convertirse en un lugar de acontecimientos para veinte niños incluidos en el proyecto. A estos niños se les dió la oportunidad de mantener el contacto con sus familias y comunidades a través de la educación general, la educación sanitaria, las consultas, los talleres, una red social detallada y los análisis psicológicos.

Se asentaron los cimientos para un aumento de la sensibilidad del público en general, con una mayor implicación de las instituciones gubernamentales, del gobierno local y de otras organizaciones no gubernamentales (ONGs), para suplir las diversas necesidades de los niños y para establecer soluciones coordinadas que puedan alcanzar a un mayor número de niños.




D E S C R I P C I Ó N

Cuando se atraviesa Bitola de noche por su calle pricipal más elevada, se pueden ver desde el puente miles de luces que brillan como estrellas en la parte de la ciudad que se ha extendido sobre los campos de Pelagonia. Ese mismo lugar, al llegar la luz del día, se descubre como la zona más pobre de la ciudad, donde se asienta la población de la etnia Roma. Está a tan sólo 15 minutos andando del centro de la ciudad.

Fue exactamente allí, en el entorno habitual de los niños de la calle, donde comenzamos nuestros primeros preparativos del proyecto. El comienzo fue más bien desagradable. En un momento nos encontramos en medio de un grupo de gente con caras de pocos amigos. Habíamos empezado con mal pie, puesto que debíamos haber informado en primer lugar a los líderes de la comunidad de nuestra visita.

Afortunadamente les satisfizo nuestra propuesta de elegir a diez niños de la barriada que no fuesen a la escuela (dado que nuestro proyecto tiene un carácter fundamentalmente educativo), y de organizarles unas cuantas horas al día en un Centro de Día, que los niños terminarían llamando "escuela".

Encontramos otros diez niños en el centro de la ciudad, in situ, donde se dedicaban a vagar por las calles y mendigar. Estaban sucios, vestidos con ropa de verano aunque era otoño y las temperaturas habían bajado. Después de haberles tomado unas primeras fotografías, Dzala (uno de los asistentes sociales) les lavó las caras a dos de ellos en una fuente cercana, les peinó, y se les fotografió de nuevo.

La elección de los niños no fue fácil. Nos llevó tres meses el formar el grupo. Fuimos a la casa de cada niño, se informó a los padres de nuestros objetivos, y se elaboró un historial social de cada niño y de su familia. Esto luego sirvió para ver que prácticamente todos los padres estaban sin empleo, tenían un estatus socio-económico muy bajo, con unas condiciones de vida insatisfactorias (en lo que se refiere a vivienda, agua, y aseos). Las familias se componían a menudo de varios miembros que convivían todos juntos en una habitación, comiendo, relacionándose, y durmiendo en el mismo suelo.

Sólo un niño de los veinte que elegimos tenía el privilegio de poder dormir en una cama. Nos vimos completamente sorprendidos por la situación que encontramos en el poblado, lo cual nos provocó sentimientos encontrados, llegando a sentir a la vez resistencia y estímulo para continuar nuestro trabajo con los niños, dado que todo ocurría tan cerca de nosotros.

En las pruebas psicológicas los niños obtuvieron resultados muy pobres, bien porque sus padres no les habían formado correctamente, bien por una falta de educación escolar, o bien por culpa de un entorno poco estimulante (padres sin educación escolar, parientes que se pasaban el día en el mercado o yendo de una casa a otra).

A excepción de tres niños del grupo de veinte, todos eran los primeros de sus familias en entrar en contacto con algún tipo de escolarización. Sólo había un niño que asistía a la escuela, y que estaba en tercer curso, y tres la habían abandonado tras el segundo curso. Sin embargo, una vez comenzamos con las clases de lectura y escritura básicas en el Centro de Día, nos quedamos asombrados de sus ganas de aprender. El asombro fue aún mayor cuando Kemal, de 14 años y que no había ido ni un sólo día a la escuela, me dijo en uno de nuestros primeros encuentros: "No me pienso comer el sandwich hasta que no termine esta página". Ese día cogió por primera vez un lápiz en la mano, y dedicó una hora a escribir media página con la letra "A". Ahora escribe con buena caligrafía y lee el periódico a su madre. De todas formas, debo admitir que no todos los niños comparten su talento ni empeño.

Nuestra sorpresa fue aún mayor cuando les llevamos a hacer un reconocimiento médico. Para la mayoría de ellos era su primer contacto con un centro de salud, un médico escolar, un dentista o un laboratorio. Afortunadamente todos estaban relativamente sanos, a excepción de cuatro casos de escoliosis y pies planos. A estos niños se les llevó a hacer una revisión con el ortopedista.

Una cosa que verdaderamente nos preocupaba era que ni uno sólo de ellos estaba completamente vacunado. Era obvio que el número de niños sin vacunar erea muy grande, más de cien, porque los padres no les llevaban a vacunar desde su nacimiento hasta los siete años al centro de salud, y después no les dejaban ir a la escuela (en Macedonia las vacunaciones posteriores a los siete años se llevan a cabo en la enfermería de la escuela, en todas las escuelas). Esto significaba que teníamos un problema: si los niños no querían, no sabían, o no podían vacunarse, debíamos ser nosotros los que diesemos el primer paso y les acercásemos a la vacunación.

Mientras tanto, por nuestras cabezas pasaban muchos pensamientos, como, por ejemplo, si, o hasta qué punto, realmente se defienden y protegen los derechos del niño. ¿Qué oportunidades se les da a los niños de la calle de crecer y transformarse en adultos y miembros responsables de la comunidad? ¿De quién son responsabilidad los niños de la calle?

Nos esperaba mucho trabajo. Teníamos que luchar con lo que yo denominé el "Síndrome de Reacción de la Pobreza", que básicamente se traduce en que ellos se mostraban dubitativos, con desconfianza, algunas veces muy callados, vergonzosos, e inseguros. Esto se podía apreciar claramente en sus ojos y movimientos.

Las metas que nos establecimos se llevaron a cabo con mucha energía desde un principio. Teníamos a nuestra disposición muy buenas enciclopedias, revistas infantiles, libros y estuches escolares, para la enseñanza de la lectura y escritura básicas, las matemáticas, la geografía y la biología, la educación sanitaria, y la urbanidad. Nuestro afán, así como el de los educadores, de que el programa funcionase, se traducía en dolores de cabeza diarios. Queríamos ver resultados positivos en los niños inmediatamente. Pero, seguramente, eso era pedirles demasiado. De golpe les habíamos sacado de un mundo para ellos regulado, donde se vive en un medio lleno de misticismo, hechiceras y curanderos, y se habían encontrado en medio de la realidad urbana de cada día. Resumiéndolo en una frase: "Seguramente atiborramos sus cabecitas con un montón de información a la vez, lo cual podía haber tenido un efecto desfavorable sobre todos nosotros".

Entendimos que, a través de nuestro trabajo, debíamos explicarles y hacerles ver las cosas que eran nuevas para ellos, para que pudiesen llegar a una conclusión y así tomar ellos mismos la decisión de lo que querían hacer con sus vidas.

A partir de entonces dejamos fluir las cosas con más calma y de forma diferente. Les pusimos cintas de vídeo, les llevamos al cine (sólo algunos de ellos habían estado anteriormente en el cine), y al teatro (ninguno había ido jamás al teatro; cada uno se arregló para ir, a su manera). También les llevamos de excursión a Skopie, la capital de la República de Macedonia. Fuimos a una pastelería y a un McDonald's, donde una de las niñas me preguntó si se les permitía entrar. Queríamos mostrarles y mezclarles con la gente, que nos observaba extrañada. En el interim nos habíamos hecho buenos amigos de los niños, y nos sentíamos sus protectores. Un hecho desagradable, que causó indignación, sucedió en el edificio en que se ubicaba el Centro de Día, con las oficinas vecinas. Los niños estaban tan impacientes por llegar al centro que llegaban una hora o más antes de su apertura y se sentaban en las escaleras a esperarnos. Este grupo de niños, de complexión oscura y de la barriada "Bair", no eran bien vistos por las oficinas vecinas, y tuvimos que saltar en su defensa, alegando que al fin y al cabo, eran sólo niños.

Les dimos dinero para que se comprasen parte de la comida diaria, para que aprendiesen a tener modales cuando comprasen, a manejar dinero, a pedir las vueltas, etc.. Luego ponían ellos mismos las mesas, y si alguno comía con la boca abierta, los demás le recordaban que eso no se debe hacer. Se había llegado a un punto en que el grupo influía sobre y criticaba al indivíduo.

Expresaban sus sentimientos, sus esperanzas, sus deseos y sus impresiones con dibujos. Siempre había alguien del grupo que quería dibujar. Los dibujos sobre los temas "Mi Casa", "Una Visita al Zoo", la obra de teatro "Blancanieves y los Siete Enanitos", sus impresiones sobre las películas "Titanic", "Otoño", "Tarjetas de Navidad" y otras, nos proporcionaron material para dos exposiciones, una en el centro de día y otra en el Centro Cultural de Bitola en ocasión del Año Nuevo. Fue entonces cuando dieron un recital de Año Nuevo y representaron una obra de un acto, para lo cual habían estado ensayando intensamente durante un mes y medio. Invitamos a sus padres, amigos, y algunos de nuestros colaboradores a este evento. Finalmente terminamos con un baile tradicional.

Completamos las fiestas de Año Nuevo con la fiesta de cumpleaños de Mahmut e Ilmija. Siempre teníamos un regalo para cada cumpleaños. Ese día estaban todos muy contentos, cortamos el pastel y soplaron las velas, y todos cantamos el "Cumpleaños Feliz". Los niños que celebraban el cumpleaños recibieron sus regalos, escuchamos música, y bailamos.

Se sintieron muy contrariados cuando les dije que iban a tener unas vacaciones de dos semanas, igual que otros niños tienen vacaciones de la escuela en invierno. Les dimos deberes para hacer en casa durante ese tiempo: escritura, lectura, dibujo, pero seguramente hicieron como la mayoría de los niños en esas fechas y aprovecharon para jugar con la nieve. En los últimos días de las vacaciones vinieron un par de veces a mi casa a preguntar cúando empezaban de nuevo las clases. Este gesto me conmovió. Nuestro trabajo no era en vano. Venían porque tenían fe en nosotros y nos tenían cariño, igual que nosotros se lo teníamos a ellos.

Situación Previa a la Iniciativa

De veinte niños que escogimos, uno iba a la escuela, y tres la habían dejado en segundo curso. Los demás eran analfabetos. Dos de ellos no habían sido inscritos en el Registro de Nacimientos. Ni uno sólo había sido vacunado, todos tenían piojos y muy mala higiene personal, y algunos mendigaban en las calles, abrían bolsas de basura, y cogían cosas de ellas.

En los test de inteligencia y grafo-motricidad obtuvieron resultados muy bajos debido a una negligencia en su educación escolar y extraescolar, con un nivel de tolerancia muy bajo. El mentir era un comportamiento muy habitual. El público en general, así como las organizaciones gubernamentales, estaban muy poco informados sobre el problema de los niños de la calle.

El objetivo principal del proyecto era el de crear un "Centro de Día" para estos niños.

El alcalde de nuestra ciudad (Bitola), nos dió su apoyo al proyecto. Es gerente de la empresa dueña del edificio en que se ubica el Centro de Día, y nos cedió el local sin necesidad de aportar nada a cambio. En la preparación del local, aparte de contar con fondos del presupuesto, participaron dos empresas estatales.

Otro de los objetivos era el de sacar a los niños de las calles y el influirles educativamente, haciéndoles ver la importancia de la sanidad y la higiene personales, así como de su educación personal, y el ofrecerles una comida diaria y material escolar.

Otros objetivos eran:


Formulación de Objetivos y Estrategias

El objetivo pricipal era el de informar tanto al público como a las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de los derechos y necesidades de los niños de la calle,con el fin de que se nos unieran en el esfuerzo por encontrar soluciones a esta patología social.

La prioridad esencial de nuestro proyecto era la de resocializar a estos niños e integrarlos en el sistema, el hacerles ver las normas de moralidad y la forma adecuada de comportarse, así como el enseñarles a organizarse el día correctamente y a hacer cosas útiles tanto para sí mismos como para otros. Además queríamos ayudarles a tener una actitud positiva hacia la escuela, hacia sí mismos y hacia los demás, y a adquirir unos hábitos de higiene, una cultura de comportamiento y una cultura sanitaria y de convivencia, y a conseguir la colaboración de sus familias para conocerlas mejor y tener en ellas un socio colaborador más.

Movilización de Recursos

Recibimos apoyo finaciero de la Fundación Rey Balduino, del Instituto Sociedad Abierta de Macedonia, y del Banco Mundial como socio administrativo. También tuvimos algo de apoyo del Ayuntamiento del municipio de Bitola (asistencia técnica).

Obtuvimos apoyo técnico de la empresa constructora "Pelister" de Bitola, que nos cedió el local para el Centro de Día, y nos hizo las estanterías y el perchero. Recibimos de dos fábricas material de segunda mano, una mesa, varias sillas y un aparador sin usar. También recibimos cuadros de Técnica Bática, del estudio de arte infantil "Pequeño Montmartre de Bitola", y en cooperación con la Cruz Roja y varias ONGs, organizaciones humanitarias y asociaciones de mujeres de Bitola, recibimos ropa, zapatos, y comida. La mayor inversión en este proyecto fue la humanidad, la amabilidad, el cariño y la habilidad de los miembros del equipo que se embarcaron en este proyecto pionero (un médico, dos psicólogos, un trabajador social, un educador, y varios voluntarios).

Proceso

Al principio tuvimos problemas por nuestra presencia en su entorno (gueto). Raramente se adentra alguien en su "territorio" que sea de otra etnia, y es por esto que se nos recibió con desconfianza y una dosis de hostilidad. Superamos este problema a base de explicar detalladamente nuestras intenciones en los encuentros con los niños, sus familias, y los líderes de sus comunidades.

Nuestro compromiso con los niños de la calle parecía algo inaceptable a los convecinos del edificio donde se ubicaba el Centro de Día. Varias veces se les echó del portal y se les insultó. Nos tuvimos que poner en actitud protectora, puesto que son tan sólo niños que necesitan apoyo y consejo.

En una ocasión en que fuimos a comer a un restaurante, no dejaron entrar al grupo con la excusa de que no teníamos reserva hecha, cosa que no era cierta. Se nos dejó entrar tras haber tenido una conversación con el responsable del restaurante y haberle hecho ver algunos puntos.

Mientras se desarrollaba el proyecto, nos encontramos con el problema de no tener suficiente espacio para los veinte niños, y se les tuvo que separar en dos grupos. Mientras tanto, la empresa constructora "Pelister" y el alcalde de Bitola, una vez más, nos proporcionaron un local más grande.

Durante el invierno tuvimos un problema con su vestimenta, que era inadecuada. Llegaban todos empapados al Centro. Pedimos ayuda a la Cruz Roja y a donantes privados. Desde un principio todo el grupo tuvo problemas con la policía al ir y venir al Centro de Día, ya que a algunos policías les parecía sospechoso que estos niños entrasen al centro de la ciudad, y les paraban. Resolvimos esto avisando al departamento de policía y poniéndoles a los niños unos distintivos.

Dos de los niños no podían inscribirse en la escuela, ya que no estaban inscritos en el Registro de Nacimientos y no tenían certificado de nacimiento, así que nuestra asistente social se ocupó junto con las instituciones gubernamentales competentes de ayudar a estos niños.

Resultados Obtenidos

Organizamos con éxito el Centro de Día. Establecimos un ritmo diario y regular de funcionamiento. Equipamos el Centro con un televisor, un vídeo, un radiocassette, varias enciclopedias, diverso equipamiento escolar, y lo convertimos en un lugar agradable en el cual los niños pasaban unas cuantas horas al día. De esta forma, redujimos la influencia que sobre ellos tenía la calle.

La ubicación del Centro de Día en la zona central de la ciudad, y nuestras enseñanzas, resaltaron los cambios positivos en su comportamiento en las calles. Incluso se vigilaban este comportamiento entre ellos (nos decían si alguno había estado mendigando). De esta forma se redujo la mendicidad, así como las mentiras y los hurtos, y se mejoraron sus hábitos de higiene. El respeto mutuo se acentuó con la lectura y la escritura básicas, aprendieron a usar el material escolar y las reglas básicas de urbanidad.

Con la ayuda de los medios de comunicación, informamos al público del problema de los niños de la calle, y como resultado obtuvimos ayuda financiera del ayuntamiento de Bitola y de otras ONGs.

Se les hicieron revisiones médicas y se les dió de alta en un seguro médico.

Organizamos visitas al teatro, al cine, al museo, al Zoo, así como a diversas exposiciones y a la antigua ciudad romana de Heraclea. Cada niño celebró su cumpleaños por primera vez con un pastel, velas, y regalos simbólicos, junto con sus amigos.

Ninguno de los niños tenía árbol de Navidad en casa, así que todos participaron en la decoración del árbol del Centro, lo cual fue una experiencia especial para todos ellos.

Organizamos una función de Año Nuevo, donde actuaron en público por primera vez con una representación.

Su felicidad no tenía límites cuando Santa Claus les trajo por primera vez sacos de Navidad con regalos. Cuatro de los niños se matricularon en una escuela, en primer curso. Nosotros estamos en contacto permanente con el equipo técnico de la escuela. A otros cuatro niños se les ha inscrito en la escuela para adultos ya que tienen 15 años.

Sostenibilidad

El apoyo a nuestro proyecto es cada vez mayor al recibido inicialmente. La barriada Roma de la ciudad ha mostrado un gran interés en él. Muchos padres se han interesado por el funcionamiento del proyecto del grupo Félix, para incluir en él a sus niños como una fase transitoria hacia la escuela.

En el proyecto concedimos prioridad al respeto a los derechos del niño, a la igualdad de géneros, y a la prioridad del derecho a la educación, mediante los cuales el futuro estatus social del individuo y de la comunidad mejorarán. Hemos apoyado las características culturales de la minoría Roma como expresión de su identidad étnica.

Lecciones Aprendidas

La confianza mutua, que en un principio era muy baja. Finalmente comprobamos que se les podían dar quehaceres a realizar en beneficio del grupo, y que esto les estimulaba aún más.

La motivación básica que tenían los niños era en un pricipio la comida diaria que recibían (un sandwich, un zumo, y un postre), pero con el tiempo nos sorprendieron mostrando interés por la educación en sí e iniciando ellos mismos varos talleres y actividades.

Aprendimos que es posible establecer lazos más profundos entre los niños y sus educadores en compensación por la falta de atención y afecto por parte de los padres.

Aprendimos que existe un gran potencial en la colaboración entre el gobierno y las ONGs para resolver el problema de los niños de la calle, y con actuaciones conjuntas las resposabilidades se deben dividir, en interés tanto de los niños como de la comunidad.

Transferibilidad

Nuestra experiencia, forma de actuar, actitud hacia los niños, y los resultados obtenidos, pueden servir de modelo de actuación con el problema de los "Niños de la Calle" para las instituciones estatales, los centros de trabajo social, los centros de rehabilitación de la infancia y la juventud, y las ONGs que trabajen con la infancia y la adolescencia en nuestra ciudad, en nuestro país, y en otros paises (por ejemplo, presentamos nuestro proyecto e intercambiamos experiencias con coordinadores de Europa Central y del Este, cuando visitaron nuestro país).

Nuestros métodos: la elección y estructuración del equipo técnico del grupo Félix, operando in situ; la elaboración de una encuesta; la organización de talleres, charlas, coloquios y actividades; la colaboración con las instituciones gubernamentales competentes en el tema y las ONGs. Todo ello ha contribuido a que este proyecto haya sido considerado cono el de mayor éxito de entre otros cuatro proyectos que se estaban llevando a cabo en la República.

Nuestro lema: "Una idea: respetar los derechos y la personalidad del niño" funcionó como medio de promoción en la transformación de una simple declaración a una Sociedad operativa.



Este documento se ha editado a partir de una versión inglesa.

Traducido por M. Cristina González Ruiz.


Revisado por Carlos Verdaguer.

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