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Buenas Prácticas > América Latina y el Caribe > Concurso Internacional 2000 > http://habitat.aq.upm.es/bpal/onu00/bp858.html

Realojo de la población de dos asentamientos informales afectados por una fuerte tormenta (Cuba)

Fecha de referencia: 05-07-2000

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2000, y catalogada como GOOD. ( Best Practices Database.)
País/Country: Cuba
Región según Naciones Unidas: América Latina
Ámbito de la actuación: metropolitana
Región ecológica: tropical y subtropical
Instituciones: organización no gubernamental (ONG), gobierno local.

Categorías = Vivienda: vivienda asequible; carencia de hogar, personas sin hogar; propiedad del suelo y seguridad. Igualdad y equidad de género: plena participación en la sociedad; funciones y cometidos por razón de género; eliminación de trabas a la igualdad de género; integración.

Contacto principal:
María Elena Recio Herrera
Calzada 603 e/ B y C Apartamento T - piso 3
Vedado, La Habana
Cuba
Organización no gubernamental

Socio:
Instituto Nacional de la Vivienda INV
Teléfono: 322042
Fax: (537) 553922
e-mail: inv@ceniai.inf.cu
Autoridad local


R E S U M E N

La experiencia desarrollada ha tenido como principal objetivo el realojo de la población de dos núcleos espontáneos situados en la ciudad de la Habana: Santa Ana y El Basurero. Ambos núcleos están situados a lo largo de la costa norte, en los márgenes del río Jaimanitas y ambos fueron muy afectados por la llamada "Tormenta del Siglo" que se produjo en 1993. Frente a la situación provocada por esta tormenta, la Iglesia Metodista Unida (United Methodist Church) de los Estados Unidos se ofreció para financiar una solución para la demanda de vivienda ocasionada por el desastre natural. Además de la ayuda económica, existía una voluntad de potenciar un mayor entendimiento entre los ciudadanos de Estados Unidos y de Cuba.

Una vez iniciado el proceso de negociación, la organización no gubernamental Habitat-Cuba se incorporó como contraparte desde Cuba y se establecieron los "Términos de Referencia", donde se fijaban las obligaciones y las funciones que debían desempeñar las partes integrantes del proyecto. La ausencia de los actores durante esta etapa originó malentendidos, problemas logísticos y retrasos en el trabajo, por lo que, en fases posteriores de la experiencia, se ha procurado que todos los participantes estuviesen presentes. También se ha recurrido a la participación como una estrategia dirigida a dar credibilidad entre la población a esta nueva forma de enfrentarse a su necesidad de vivienda. Otro aspecto decisivo para la continuidad del proyecto ha sido el desarrollo de las capacidades de la población y su participación en los procesos de toma de decisiones.

En la práctica, se ha enfatizado claramente el papel de la mujer. El 50% de los cabezas de familia son mujeres y han recibido títulos de propiedad al igual que los hombres. Tras mucho trabajo y la firma de la resolución, María, la líder del barrio, fue invitada a participar en el "Congreso de Mujeres Líderes de Barrio" que se celebró en Cochabamba, Bolivia, en 1998.

En el diseño de los espacios públicos e interiores, se han tenido en cuenta las raíces y la distribución de la población antes del desastre natural. Sin embargo, la solución arquitectónica y urbana originaba dificultades con las instancias técnicas que querían imponer normas que afectaban a su imagen urbana.

A pesar de todas las dificultades, se han alcanzado resultados importantes para mejorar las condiciones de vida de la población. Se ha conseguido la coordinación e integración de todos los organismos, lo cual ha permitido mantener el diálogo, influir en las prácticas políticas y estrategias estatales, además de haberse asimilado un nuevo modelo de participación popular que ha sido incluido en los Planes de Vivienda a nivel nacional. La capacidad institucional se ha visto reforzada por la atención que ha despertado el proyecto entre los diversos organismos y gobiernos municipales. Se han producido cambios favorables en la distribución de los recursos del estado, al tiempo que la actitud y la conducta de la población ha mejorado.



Fechas clave

27 de Septiembre de 1996 - Comienzo del trabajo.
7 de Julio de 1997 - Incorporación a la experiencia de la Iglesia Metodista de Cuba.
5 de Noviembre de 1998 - Incorporación de los núcleos familiares a la segunda fase.
3 de Agosto de 1998 - Finalización de los trabajos de construcción.
16 de Diciembre de 1999 - Entrega de los títulos de propiedad.


D E S C R I P C I Ó N

Situación previa a la iniciativa

La experiencia desarrollada ha tenido como principal objetivo el realojo de la población de dos núcleos espontáneos situados en la ciudad de la Habana: Santa Ana y El Basurero. Ambos núcleos están situados a lo largo de la costa norte, en los márgenes del río Jaimanitas y ambos fueron muy afectados por la llamada "Tormenta del Siglo" que se produjo en 1993.

Establecimiento de prioridades

Frente a la situación provocada por esta tormenta, la Iglesia Metodista Unida (United Methodist Church) de los Estados Unidos se ofreció para financiar una solución para la demanda de vivienda ocasionada por el desastre natural. Esta ayuda se canalizó mediante el Comité Religioso Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). El programa estaba enfocado sobre las áreas más afectadas; para trabajar en ellas se unieron al proyecto el Ministerio para la Cooperación Extranjera, la Secretaría de Cooperación, el gobierno municipal y la organización no gubernamental Habitat-Cuba.

Formulación de objetivos y estrategias

La Iglesia Metodista Unida y Habitat-Cuba destacaron dos objetivos:

  1. Dar respuesta a las necesidades de vivienda de la población afectada por la "tormenta del siglo".
  2. Contribuir a mejorar el entendimiento entre los ciudadanos de Estados Unidos y de Cuba.
La estrategia elaborada por Habitat-Cuba consistió en:
  1. Reforzar los grupos de población mediante la introducción de un nuevo foco participativo, con el objetivo de desarrollar sus capacidades en los procesos de gestión, negociación y toma de decisiones.
  2. Formalizar la primera fase del proyecto, de manera que pueda ser replicable.

Movilización de recursos

Los recursos financieros en M.L.C. (moneda libremente convertible) proceden de la contribución externa de la Asamblea General de Ministerios Globales de la Iglesia Metodista Unida de Estados Unidos. La Asamblea Provincial del Poder Popular de la ciudad de La Habana y la ONG Habitat-Cuba contribuyeron en divisas nacionales.

Los recursos humanos y técnicos se han obtenido de distintos actores, entre los cuales cabe destacar a los propios habitantes que participaron en la autoconstrucción de sus viviendas. También fue importante la movilización de recursos personales y materiales ajenos al proyecto, que fue necesaria en distintas ocasiones a lo largo del proceso. La Asamblea Provincial del Poder Popular de la capital, funcionando como grupo asesorado por la Administración del Poder Popular, ha coordinado la mano de obra especializada. Esta mano de obra estaba representada por la microbrigada estatal, que ofrecía formación a los habitantes, asistía al programa con su propio trabajo y facilitaba el equipo necesario para la autoconstrucción. Por otro lado, el Consejo Popular de Santa Fe movilizó a las familias beneficiarias durante la segunda fase, la Iglesia Metodista de Cuba participó de manera voluntaria en una brigada de constructores y, finalmente, Habitat-Cuba contribuyó con un especialista en la administración del proyecto.

Proceso

Primera fase
En esta etapa se inició la fase técnica y legal, se definió la tecnología, se diseñaron las viviendas y se seleccionó a los beneficiarios a través del Consejo Popular y de la Organización de Masas. Tras esto, se adoptaron los acuerdos necesarios y se firmaron los "Términos de Referencia", en los cuales se definieron las funciones y las obligaciones de los actores. Sin embargo, en este proceso no se contó con la participación ni la presencia de todos los actores implicados y esto provocó una serie de problemas:

Como agravante de la situación, la crisis económica afectó a la capacidad de las empresas de construcción al limitar los recursos necesarios para el trabajo.

Segunda fase
Con el objetivo de superar los problemas encontrados, se produjo la ocupación de la tierra sin el apoyo de la empresa constructora, y se hizo un llamamiento a la población, que comenzó a trabajar con sus propias herramientas. Esto permitió:


Para conseguirlo fue necesario lo siguiente:

Estas irregularidades en la oferta de mano de obra especializada provocaron:

La incorporación de un sociólogo a la fase final del proceso culminó con la elaboración de un "Código para la vida en comunidad". El seguimiento del proyecto fue labor de organismos de niveles más altos y del gobierno municipal. Esto apoyó y vitalizó las acciones de los diferentes colaboradores cuya descoordinación había puesto en peligro la culminación de la primera fase.
El apoyo y la aceptación de los habitantes de las nuevas familias que se asentaron fue decisiva para el éxito del proyecto.

Resultados obtenidos

Condiciones de vida:
- Construcción de ocho viviendas, con superficies entre 70 y 76 m2.
- Correspondencia del número de dormitorios de cada vivienda con la composición de las familias.
- Ventilación e iluminación de las viviendas.
- Mejora de las condiciones urbanas.
- Creación de empleo.
- Títulos de propiedad para hombres y mujeres.

Coordinación e integración:
- Se ha mantenido el diálogo entre las partes.
- La ayuda económica prevista inicialmente por el
Departamento Global de los Estados Unidos se ha visto aumentada para financiar los futuros trabajos de infraestructura.

Política y estrategias:
- Asimilación de algunas de las prácticas utilizadas en el proyecto por parte del estado.
- El estado ha validado la introducción del "Modelo Popular de Participación".

Capacidad Institucional:
- Se ha producido un fortalecimiento institucional a nivel subnacional como resultado de la aceptación de la experiencia por parte de varios organismos y gobiernos municipales.

Puntos fuertes y oportunidades:
- Construcción de 8 viviendas.
- Desarrollo de la capacidad de gestión de la población.
- Aumento de la credibilidad de la nueva forma de trabajo, que incluye la participación de hombres y mujeres.
- Importancia del papel de la mujer.

Puntos débiles:
- Escasa formación de los distintos actores implicados en la iniciativa antes del comienzo de ésta.
- Recursos humanos y materiales inaccesibles en las fechas previstas.
- Acuerdos con obligaciones contractuales sin la presencia de todos los actores.

Distribución de recursos:
- Asignación del estado de una empresa constructora diferente con más recursos materiales y humanos.

Comportamiento de la población:
- La población ha integrado a las nuevas familias en el barrio y en sus organizaciones.
- Se ha elaborado un "Código de barrio".
- Se han producido incorporaciones al mercado laboral.
- Se están desarrollando labores de horticultura en los patios traseros de las viviendas.

Sostenibilidad

El estado cubano ofrece a cada ciudadano el derecho a construir una vivienda en combinación con el estado y con las microbrigadas sociales, y a recibir un subsidio, siempre y cuando ofrezca alguna garantía de que volverá al trabajo una vez finalizadas las tareas de construcción. Basándose en esta ley los miembros de las familias beneficiadas por el proyecto contribuyeron en la construcción, adaptándose a la situación. Para desarrollar el trabajo restante se contrató a las microbrigadas estatales como mano de obra.

Tras concluir el trabajo, se distribuyeron las propiedades, que debían pagarse en un plazo máximo de diez años, y que suponían un coste, por núcleo familiar, del 10% del salario medio.

En Cuba, las mujeres tienen las mismas posibilidades que los hombres. Con ello se intenta conseguir su participación total en los procesos de desarrollo del país, de acuerdo con lo establecido en la constitución aprobada en 1994. Esta igualdad de género garantiza los mismos derechos económicos y sociopolíticos, incluyendo la igualdad de condiciones para el acceso en la vivienda. En la práctica, el 50% de los beneficiarios han sido mujeres cabezas de familia, mientras que el resto son copropietarias con plenas garantías y empleo, un derecho del que no pueden ser desposeídas.

En el desarrollo de la práctica se han valorado los factores de conducta, de actitudes y culturales:


Lecciones aprendidas

Acciones que se deben evitar:
Comenzar un proyecto que no esté acompañado por un análisis más profundo del contexto y un estudio de viabilidad, en el que no participen actores cualificados apropiadamente, un trabajador social y un equipo multidisciplinar.

A qué se debe aspirar:


Lecciones incorporadas a otras iniciativas:

Lecciones incorporadas a la experiencia procedentes de otras iniciativas y organizaciones:
ONGs mexicanas:
Se han aplicado los siguientes valores en la experiencia en los dos asentamientos:
  1. El trabajo en grupo
  2. El espíritu colectivo
  3. El intento de ruptura de los esquemas propios de cada disciplina
  4. La necesidad de un sociólogo
  5. La valoración y potenciación de un líder natural
  6. El enfoque de genero
  7. La introducción de técnicas apropiadas para los grupos de habitantes
  8. La dedicación y distribución del trabajo.
Nuestra práctica ha quedado incorporada a los estudios de la ONG Habitat-Cuba para la elaboración de estrategias, con el objetivo de conseguir un Planeamiento Estatal Global y evitar actuar de una manera puntual.
El Instituto Nacional de la Vivienda ha puesto en marcha un proceso de fortalecimiento y formación para todos los Sistemas de Vivienda con el fin de respaldar las nuevas experiencias.

Transferibilidad

Una vez concluida la primera fase, tuve la oportunidad de evaluar el trabajo de varias ONGs, en diferentes regiones y municipios de Cuba. Como resultado, elaboré dos guías de trabajo, concebidos como herramientas para guiar los trabajos. En ellas se recogen las operaciones y actividades a seguir en dos de las tres etapas del proceso dentro del contexto nacional. Por otra parte, tengo la intención de monitorizar las actividades y hacer un seguimiento de algunos proyectos en los que pueda compartir mis experiencias, teniendo presentes siempre las características del lugar donde se vayan a desarrollar los mismos.

He participado en la evaluación de algunas prácticas, con resultados positivos para la continuidad de los proyectos. Esta evaluación ayuda a identificar los factores externos e internos que permiten alcanzar los objetivos propuestos en los distintos momentos y puede contribuir a establecer mecanismos de control para la toma de decisiones.

Gracias al interés de algunos profesionales, también he tenido la oportunidad de trabajar con la socióloga Tatiana Cordero en el "Primer Taller Regional para Administradores de Proyectos". Este trabajo fijó las bases para nuevos encuentros y puso de manifiesto los vacíos que aún existían para guiar estas prácticas y, por tanto, la necesidad de una formación en temas tan importantes como los procesos de negociación, el enfoque de género, las formas de participación y las funciones de los distintos actores implicados en la acción.

Más recientemente, he asistido a la coordinación del "Grupo de Contribución" del Instituto Nacional de la Vivienda, que tiene como objetivo la formación de especialistas procedentes de los Sistemas de Vivienda, en los procesos de negociación con estas nuevas formas de actuar. La responsabilidad asumida representa un nuevo reto para mí y me permite seguir estudiando y profundizar en el conocimiento ya adquirido; por añadidura, me permite seguir ayudando a otros, dentro de mis capacidades, a repetir nuestra experiencia con un éxito aún mayor.


Este documento se ha editado a partir de una versión castellana.

Traducido por Carmen Nieto Méndez.

Revisado por Carlos Verdaguer.

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