Ciudades para un Futuro más Sostenible
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Buenas Prácticas > América Latina y el Caribe > Concurso Internacional 2000 > http://habitat.aq.upm.es/bpal/onu00/bp605.html

Protección del aire y el clima en las ciudades de américa. Programa de repoblamiento (Chile)


Fecha de referencia: 05-07-2000

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2000, y catalogada como best. ( Best Practices Database.)
País/Country: Chile
Región según Naciones Unidas: América latina
Región ecológica: continental
Ámbito de la actuación: ciudad
Instituciones: gobierno municipal; gobierno local

Categorías = Vivienda: acceso a la financiación de la vivienda. Ordenación territorial: incentivos al desarrollo; remodelación urbana y suburbana. Buena gestión urbana: fomento de la colaboración pública y privada; movilización de recursos.

Contacto principal:
Mario Valenzuela Verdugo (mvalenzuela@munistgo.cl)
Secretaría Comunal de Planificación Municipalidad de Santiago. Planificación urbana
Santo Domingo, 916
Santiago centro
Santiago
Chile
Tel:(56-2)2806369
Fax:(56-2)6323802
emeve@ctcinternet.cl


R E S U M E N

Estableciendo una nueva forma de relación con la sociedad civil, a comienzos de los 90, el Municipio desarrolló un programa de participación de la comunidad residente y usuaria de la comuna, a objeto de acordar en conjunto una propuesta básica para el desarrollo local de Santiago. Este proceso, denominado Primera Convención de Santiago, movilizó a más de 60.000 personas, y logró consolidar una Visión de desarrollo para la comuna que se expresó como el deseo de Renovar Santiago como un Centro metropolitano atractivo, eficiente y humano.

Entre las propuestas estratégicas señaladas por la comunidad para conseguir este propósito, figuraba en primer lugar la necesidad de recuperar el rol residencial de la comuna, lineamiento que se materializó a través de la creación e posterior implementación del Programa de Repoblamiento de Santiago.

Las estrategias que impulsó el Programa de Repoblamiento, tuvieron diversos ámbitos de acción, concentrándose particularmente en la creación por parte del Gobierno Central, de un marco de incentivos y estímulos para la Renovación Urbana, que rompieran la inercia del deterioro de las áreas centrales de las ciudades. Pero también desarrolló líneas estratégicas de acción dirigidas al sector privado (residentes actuales y potenciales, así como al sector inmobiliario); modernizando de paso la forma institucional del Gobierno Local para hacer gestión urbana pública de alto nivel.




D E S C R I P C I Ó N

Perfil del lugar

En cuanto a su situación geográfica y topográfica, la ciudad de Santiago se encuentra ubicada en un valle precordillerano de la Cordillera de Los Andes, a unos 100 kilómetros del Océano Pacífico; y se ha desarrollado en una cuenca hidrográfica de 60 kilómetros de largo en el sentido norte sur, y unos 40 kilómetros de ancho en el sentido oriente poniente. Su aspecto general es de una planicie con pendiente aproximada de un 1% en el sentido oriente poniente, y con una altura promedio en torno a los 500 metros sobre el nivel del mar. Esta cuenca se encuentra rodeada en todo su entorno por cordones montañosos de una altura promedio de 1.500 metros, con una apertura hacia la Cordillera de Los Andes (denominado Cajón del Maipo), y otras dos aperturas (una hacia el norte y la otra hacia el sur) que no coinciden linealmente, lo que no permite una ventilación del valle en el sentido horizontal de sur a norte.

Climáticamente, la cuenca de Santiago está clasificada como mediterránea, es decir con Veranos cálidos (hasta 35. C), secos (sin lluvia) y largos (6 meses). Las estaciones de Otoño e
Invierno son más bien frescas y ligeramente frías (-1. C como mínimo) y con pocas lluvias (no más de 15 a 20 días al año).

La temperatura media anual alcanza los 15. C, en tanto que la precipitación media anual se ha considerado en los 300 mm., catalogándose como año normal este nivel de lluvias. Respecto a los vientos del valle, estos están dirigidos por la acción del anticiclón del Pacífico, que es un centro de altas presiones, y se desplaza a 20. y 30. de latitud sur.

Durante la mayor parte del año caen sobre el valle estas masas de aire lentas y permanentes, produciéndose el choque de las masas que ascienden conformándose una capa de inversión térmica que no permite la ventilación del valle, especialmente en Invierno, en que se ubica a baja altura no permitiendo la difusión vertical ni horizontal de los contaminantes atmosféricos. Esta capa de inversión térmica sólo desaparece en invierno cuando el valle es afectado por depresiones o mal tiempo con lluvias prolongadas.

La estabilidad de esta situación climática del valle en que se asienta la ciudad de Santiago, ligado a los fenómenos que determinan la producción de los distintos componentes de contaminantes atmosféricos, llevó al gobierno nacional -en octubre de 1996- a declarar la Región Metropolitana de Santiago como zona saturada por cuatro contaminantes (Monóxido de Carbono, Partículas Totales en Suspensión, Material Particulado Respirable y Ozono) y en estado latente por un quinto (Dióxido de Nitrógeno).

En términos administrativos y jurisdiccionales, La Municipalidad de Santiago es la instancia de Gobierno Local responsable de la administración de la comuna central de un área Metropolitana de 4,7 millones de habitantes (casi el 40% de la población total de país), repartida en 34 municipios que ocupan una extensión total de 230.000 hectáreas, y en una superficie urbana consolidada equivalente al 20% del total, lo que arroja una densidad promedio de la ciudad en torno a los 100 habitantes por hectárea.

Hacia principios de la década de los 90, cuando se dio inicio al Programa de Repoblamiento que aquí se expone como caso de estudio, la comuna de Santiago alojaba tan sólo 230.974 habitantes, en una superficie total -casi enteramente urbanizada- de 2.230 hectáreas (poco menos del 10% de la superficie de los 34 municipios que componen el área Metropolitana), y con una densidad bruta de casi 104 habitantes por hectárea.

Sin embargo, esta situación actual es fruto de un acelerado proceso de despoblamiento residencial que experimentó la comuna fundacional, en conjunto con otras 10 a 12 comunas del área central de la ciudad. En efecto, entre 1940 y 1992, y mientras la población total de la ciudad crecía casi 5 veces (de 952 mil a 4,7 millones de habitantes), la población residencial de la comuna de Santiago disminuyó casi a la mitad, pasando de 444.196 habitantes en 1940 a poco más de 230.000 en 1992.

Este proceso de despoblamiento residencial es particularmente severo entre los años 1960 y 1982, período en el que la comuna de Santiago perdió 170.000 habitantes, que equivalen al 80% del total de la población que dejó de vivir en la comuna de Santiago durante los últimos 100 años.

Al modelo de desarrollo urbano claramente expansionista que ha dominado la forma de hacer ciudad durante el último siglo, se asigna como una de las causas de este vaciamiento de su área central, que ha afectado no solo a la comuna de Santiago sino a un sector más amplio. La explosión expansiva comenzó a fines de la década de los 30, cuando la población de mayores ingresos comenzó a buscar una forma de vida suburbana, ligado a la idea del emergente modelo de la ciudad jardín junto a la introducción del automóvil.

En esta forma de la ciudad, de los 80 en adelante, el sector público tuvo un papel preponderante a través de la ejecución de programas de vivienda de interés social, mayoritariamente construidos sobre las márgenes de la ciudad periférica, en un proceso de instalación que va a provocar además una fuerte segregación socio espacial de la población.

En términos de la administración de recursos financieros es posible señalar que el Municipio de Santiago, es el más poderoso y autónomo de la ciudad y del país, dada la estabilidad en el crecimiento de sus recursos propios permanentes. Actualmente el presupuesto municipal anual de la comuna de Santiago equivale a 110 millones de dólares.

Tema del caso

Repoblamiento Residencial de áreas Centrales deprimidas en su Rol Habitacional

Concepto clave de la gestión realizada

La recuperación y el fortalecimiento del rol residencial de las áreas centrales deprimidas de las ciudades, pueden generar beneficios sociales, económicos y ambientales a su comunidad, por medio de una integración a la planificación de los usos de suelo de un modelo eficiente de gestión urbana que asocie estratégicamente al sector privado, al gobierno nacional y al municipio, para revertir la espiral de deterioro que afecta a estas zonas.

Los beneficios económicos y sociales de repoblar áreas centrales en proceso de vaciamiento residencial, se expresan como ahorros en los costos diferenciales que para el nivel público representa la localización alternativa dentro de la ciudad de nuevos residentes, en consideración a las inversiones que se deben realizar para equilibrar el nivel de dotación de equipamientos y servicios que en la actualidad ofrece esta área central.

Los beneficios ambientales del repoblamiento en cambio, son relevantes en cuanto a la modificación en la matriz de origen y destino de viajes en la ciudad, desconcentrándolos, reduciendo su número, distancia y tiempo, y por ende disminuyendo las emisiones de contaminantes atmosféricos provocadas por las fuentes móviles, sean realizados estos viajes en transporte público o privado.

Objetivos del programa

Recuperación habitacional de la comuna de Santiago, área central de una aglomeración metropolitana de 5 millones de habitantes; que experimentó un vaciamiento residencial en los últimos 50 años, provocado por la dominancia de un modelo de desarrollo urbano claramente expansionista, apoyado por la emergencia de un estilo de vida suburbano de ciudad jardín y la creciente incorporación del automóvil en los modos de desplazamiento de las personas.

Importancia del tema

El proceso de deterioro y pérdida de población como consecuencia de la pérdida de calidad en las condiciones de vida, no sólo afectó a la comuna de Santiago, sino que a un amplio espacio interior de la ciudad, no siendo -en consecuencia- un fenómeno de carácter local, ni mucho menos exclusivo de esta realidad latinoamericana, sino que un proceso que únicamente puede ser adecuadamente comprendido e intervenido en la escala de toda la ciudad.

Algunas de las razones que explican este fenómeno son: la ausencia de políticas urbanas y la falta de una visión de ciudad que sus actores principales y el gobierno hubieran hecho propias; la ausencia de un gobierno metropolitano o al menos una instancia de coordinación intermunicipal; el desarrollo no planificado en extensión, en el que el sector público tuvo un rol principal a través de la ejecución de programas de vivienda social; el desinterés manifiesto por el patrimonio acumulado en términos de inversiones en edificios, infraestructura y servicios; la invasión del espacio público por el comercio informal; la proliferación de sitios baldíos o eriazos; las dificultades crecientes de accesibilidad al centro de la ciudad y; entre otras, la mezcla excesiva de usos de suelo que competían bajo el principio de la ley del más fuerte.

Revertir el proceso de despoblamiento del centro de la ciudad puede ser considerada entonces como una de las iniciativas de mayor sustentablidad y cuidado con el medio ambiente, de toda experiencia de gestión urbana pública llevada a cabo durante los últimos 20 años en Chile. Ello por cuanto su acción respecto a la recuperación del valor residencial en los usos de suelo de las áreas centrales de la ciudad, constituye una acción de planeamiento y gestión urbana orientados hacia el desarrollo sustentable de su comunidad.

Descripción del caso

Aún cuando el Programa de Repoblamiento no toma forma como tal sino hasta comienzos de los 90, la preocupación por la recuperación urbana de la comuna es bastante anterior, incluso se advierte ello en los estudios "Política de Remodelación de la comuna de Santiago" realizado por una comisión conformada por representantes del Ministerio de Vivienda, el Colegio de Arquitectos y el propio municipio, en agosto de 1976; o el documento de trabajo "Deterioro y Despoblación" de un par de meses antes.

Guiado por esta preocupación es que el Municipio de Santiago crea la Corporación para el Desarrollo de Santiago (Cordesan) el 27 de diciembre de 1985, la que en los años siguientes va a constituirse como el principal promotor de toda actividad relacionada con la implementación de dicho programa.

La Cordesan se constituye entonces como institución de derecho privado, con personalidad jurídica, sin fines de lucro, y que mediante el esfuerzo conjunto y organizado de personas, instituciones y empresas tiene por objetivo general el desarrollo de la comuna de Santiago. Entre sus objetivos más específicos figuran:

Para el cumplimiento de su cometido la Cordesan se organiza en torno a un Consejo de Administración presidido por el mismo alcalde de la comuna de Santiago, y en base a una estructura de asociados donde se encuentran representadas diversas instancias de la vida pública local. Actualmente este Consejo de Administración está compuesto por cuatro bancos (Banco del Desarrollo, Hipotecario y de Fomento BHIF, de A. Edwards y de Chile); tres organizaciones no gubernamentales (Taller Norte, Sur Profesionales e Instituto RioRío Colorado); cinco universidades (Universidad de Chile, Católica de Chile, Nacional Andrés Bello, Diego Portales y Arcis); tres empresas de servicios públicos (Chilectra Metropolitana, Telefónica S.A. y Metro S.A.); cinco asociaciones (Cámara de Comercio de Santiago, Cámara Chilena de la Construcción, Asociación de Corredores de Propiedades, Colegio de Arquitectos y la Confederación de Pequeños Industriales y Artesanos); y dos cooperativas de vivienda (Cooperativa Abierta de Viviendas Habitacoop y Fundación Invica).

Durante sus primeros años de funcionamiento, la Cordesan se avocó principalmente a la elaboración de estudios y diagnósticos que permitieran conocer en detalle el proceso de despoblamiento que venía experimentando la comuna central, cuales eran sus causas estructurales, y de que forma se podían activar iniciativas de renovación que apuntaran a la recuperación de la vitalidad urbana de la cual había gozado este sector de la ciudad tradicionalmente.

Es así como en 1987 la Cordesan publicó un estudio denominado "Imperativo de la Recuperación Urbana: Algunos Costos de la Expansión", que tenía como propósito contribuir al desarrollo de acciones urbanas que permitieran renovar los centros históricos de las ciudades, que hasta entonces experimentaban un fuerte proceso de deterioro como consecuencia del modelo expansionista imperante. En él se describen los antecedentes de un sector de la comuna de Santiago "sector Centro Poniente" en términos de su oferta ociosa de equipamientos e infraestructura de servicios, para luego establecer los costos diferenciales que le implicaban al sector público como inversión social, el localizar un nuevo habitante residencial en el centro o en la periferia expansiva de la ciudad.

Para realizar esta comparación se calculó los costos de instalación de un nuevo habitante en términos de sus requerimientos de infraestructura de servicios (abastecimiento de agua potable, evacuación de aguas servidas, evacuación de aguas lluvia, abastecimiento de energía eléctrica, y vías de acceso y circulación), así como en sus demandas de equipamientos (para el caso de esta investigación sólo se consideraron los equipamientos de Salud, Educación, Vigilancia Policial y, Deportes y Recreación), tomando como base la comuna de Santiago respecto de las comunas periféricas de Renca y La Pintana.

Los resultados de este estudio fueron concluyentes: mientras los costos sociales de las inversiones necesarias de realizar para incorporar un nuevo residente en la comuna de Santiago ascendían apenas a US$ 363, en la periferia llegaban a los US$ 6.487. Este sería a futuro uno de los antecedentes más significativos con que se argumentó la necesidad de crear una línea de subsidio habitacional especialmente dirigida a la construcción habitacional en la zonas definidas como de Renovación Urbana, y que complementará los beneficios tributarios que otorgaba la Ley de Renovación Urbana, promulgada el mismo año 1987.

Con este argumento, que indicaba que localizar un nuevo habitante en la comuna de Santiago era 16 veces más barato (a nivel de inversión social) que en la periferia, el municipio y la Cordesan gestionaron ante el Gobierno Central la creación (en 1992) de un Subsidio estatal espacial para las viviendas que se construyeran en las denominadas Zonas de Renovación Urbana, y postuladas dentro del sistema general unificado del subsidio habitacional.

Este se constituyó en un impulso decisivo al proceso de recuperación urbana de centros urbanos deprimidos en su condición residencial, por cuanto implicó una modificación sustantiva en la estructura financiera de los subsidios habitacionales; colocando a estas zonas de renovación urbana en una situación de discriminación positiva respecto de su competitividad metropolitana frente a la oferta de viviendas.

En efecto, cuando uno postula adquirir una vivienda "por intermedio del sistema general unificado de subsidio habitacional" de hasta US$ 13.889, puede optar a un subsidio equivalente a US$ 3.889, si esta residencia se encuentra fuera de las zonas de renovación urbana. Sin embargo, sí la misma vivienda está dentro de la zona, el monto del subsidio se incrementa en un 43% llegando a US$ 5.556, es decir un 40% del valor total de la vivienda.

Otra característica del subsidio especial de renovación urbana, lo constituye su monto fijo independiente del valor de la vivienda, contrario al subsidio tradicional, que disminuye en monto y porcentaje en la medida que se incrementa el valor de la solución habitacional. En la vivienda más cara que puede optar por este sistema, de hasta US$ 41.667, el subsidio tradicional es de US$ 2.500, en tanto que el de renovación urbana se mantiene en los US$ 5.556, lo que representa un incremento relativo del 122%.

En otro orden de cosas, y el mismo año 1988, la municipalidad de Santiago contrataba a la Pontificia Universidad Católica de Chile para desarrollar a través de sus facultades de Arquitectura y Economía, los estudios tendientes a la formulación de un Plan de Desarrollo Urbano, Económico y Social para la comuna.

La recuperación democrática del país en 1990 después de 17 años de dictadura militar, posibilitó al municipio de Santiago entre otras instancias de gobierno la suscripción de un nuevo pacto social basado en la construcción de un acuerdo comunitario con los actores sociales y grupos de interés, respecto a la visión de desarrollo, deseada y posible, para la comuna de Santiago en el horizonte del año 2000. A este proceso de participación de la sociedad civil se le denominó Primera Convención de Santiago, y de allí se desprendieron los principales lineamientos de acción a los que el municipio se avocó de manera prioritaria.

El imperativo de la acción estuvo dominado por la idea de Renovar y Repoblar la comuna de Santiago, recuperando su rol residencial prioritario y fortaleciendo su identidad barrial tradicional, como una manera de construir un centro urbano metropolitano atractivo, eficiente y humano.

Concertada esta visión de desarrollo, el municipio y la Cordesan se avocaron a la formulación de una estrategia que diera cuenta de estas demandas sociales, y formuló el denominado Programa de Repoblamiento de Santiago, que en sus fases efectivas se implementó en la articulación de acciones concertadas en tres niveles distintos pero complementarios.

De esta forma se consolidaron tres frentes de gestión, respecto de los cuales las estrategias fueron las siguientes:
En el nivel instrumental, las acciones se concentraron principalmente en gestionar ante el Gobierno Central el perfeccionamiento del marco jurídico existente, relacionado fundamentalmente con la promulgación de la Ley de Renovación Urbana, la definición de sus zonas en el nivel local, y la promoción de los beneficios tributarios que su aplicación generaba para los propietarios e inmobiliarias. Además de lo anterior se gestionó la implantación de la estructura de incentivos a las personas (futuros residentes) a través del subsidio especial de renovación urbana.

En el ámbito de la gestión público-privada, se desarrolló una estrategia de articulación de intereses que respondía a tres preguntas claves:
¿Quién quiere vivir en el Centro?
Para ello el Municipio a través de su Unidad de Vivienda, abrió un registro de personas interesadas en vivir en la comuna denominado Bolsa de Demanda, asesorándolas en términos de ofrecer los planes más aptos para la adquisición de vivienda de acuerdo a su realidad socioeconómica, asegurando de paso un volumen de compradores potenciales

¿Quién quiere vender su propiedad?

La Cordesan localizó sitios y propiedades susceptibles de ser escenario de un proyecto inmobiliario nuevo constituyendo un Banco de Terrenos, gestionó la transacción entre los propietarios vendedores y las inmobiliarias compradoras, o participando directamente en la compra en función de sus atribuciones especiales
¿Quién quiere construir Viviendas?
A partir de los antecedentes de la Bolsa de Demanda y del Banco de Terrenos, se buscó a la Empresa Constructora o Inmobiliaria dispuesta a construir las viviendas requeridas en los terrenos ofertados, firmando un Convenio de Acción Conjunta denominado Convenio de Repoblamiento.

El tercer frente de gestión, estuvo definido por las acciones desarrolladas en forma directa por el Municipio y la Cordesan, relacionadas en lo pertinente con la marcha de una Campaña de Mejoramiento de la Imagen del centro, y la realización directa de inversiones locales destinadas a incrementar estas ventajas comparativas de la centralidad, particularmente en el espacio público.

De esta forma se puso en práctica una fuerte campaña pública de mejoramiento de la imagen de Santiago, como un lugar con las mejores condiciones para habitar, auspiciando y patrocinando el conjunto de proyectos que construyó el Programa de Repoblamiento en su etapa inicial. Se destacó la amplia oferta de servicios locales, la disponibilidad de una variada gama de equipamientos de salud y educación, el acceso a la cultura, la proximidad al lugar de trabajo, la gran disponibilidad de áreas verdes, la óptima dotación de infraestructura pública, entre otros. Paralelamente se implementó una estrategia de mejoramiento de los espacios públicos existentes (plazas y paseos peatonales), así como la creación de nuevas áreas verdes de gran impacto metropolitano (Parque de los Reyes, Parque Almagro).

En síntesis, el Programa de Repoblamiento operó de esta forma durante los primeros años, basados además en una política local de vivienda nueva que respondía a tres necesidades básicas de la comuna:

Además de lo anterior, se programó la necesidad de apoyar a los sectores de escasos recursos de la comuna, que hasta antes del programa solo tenían la alternativa de migrar hacia la periferia de la ciudad, en la lógica del modelo expansivo de crecimiento urbano. Por esta vía el municipio cumplía su rol social frente a las perspectivas de desarrollo local, estructurando esquemas de acción distintos en función de la población objetivo que se postulaba como beneficiaria:
Además de lo anterior y valido para todos los estratos, se debía garantizar tanto al sector privado inmobiliario como al grupo de nuevos residentes, que las condiciones normativas contenidas en los instrumentos de planificación urbana, de aquellos barrios en proceso de renovación iban a preservar sus aptitudes residenciales, restringiendo al máximo la instalación en ellos de usos de suelo económicamente rentables pero ambientalmente incompatibles con el destino habitacional.

En el desarrollo más estructurado del Programa de Repoblamiento desde 1992 a la fecha, ha experimentado varias transformaciones con las que se ha respondido adecuándose a los diversos escenarios que se han ido presentando, y que se pueden caracterizar en las siguientes fases:

Resultados del programa

En casi 10 años de aplicación del Programa de Repoblamiento las cifras son elocuentes en cuanto a resultados obtenidos en materia de dinámica residencial de la comuna:

La dinámica de los permisos de edificación en la comuna, experimentó un cambio sustantivo en cuanto a su composición interna, dado que en 1990 los permisos con destino de vivienda representaban un 10% del total de permisos de edificación, en tanto que en 1996, representaban un 60% del mismo total, sin que el volumen del resto de permisos sufriera modificaciones significativas respecto de su evolución natural de crecimiento.

La localización de estos nuevos proyectos habitacionales al interior de la comuna, cambiaron definitivamente el paisaje urbano local, verificándose además una lógica de asentamiento que concentró el interés inmobiliario en función de:

Los beneficios económicos se expresan por la cuantificación de los resultados del Programa de Repoblamiento con relación a los ahorros derivados del asentamiento residencial en la comuna de Santiago, versus en la periferia de la ciudad.

Según el estudio "Repoblamiento en la comuna de Santiago: Quienes son los clientes y Cuales sus motivaciones" (noviembre de 1997), se determinó en base a una encuesta muestral, que el estándar de los nuevos residentes era de 2,6 habitantes por vivienda, constatando también que poco más del 56% de los nuevos residentes, no vivía en la comuna hasta antes de adquirir su vivienda a través del programa. Si consideramos las 19.193 viviendas nuevas construidas en la comuna entre 1992 y 1998, estos dos antecedentes anteriores nos señalan que Santiago habría acogido en torno a los 28.265 nuevos residentes.

Para establecer el cálculo aproximado de los ahorros sociales que habría generado el programa, se utilizó el estudio "Imperativo de la Recuperación Urbana: Algunos Costos de la Expansión" (Cordesan 1987), ya citado anteriormente, con el que se determinó que cada uno de estos 28.254 nuevos residentes en Santiago, generaba un ahorro social equivalente a US$ 6.124, lo que para el total de habitantes acogidos entre 1992 y 1998, había producido un ahorro total de más de 173 millones de dólares. Para tener una referencia baste señalar que el Presupuesto Anual de la municipalidad de Santiago, equivale actualmente a 110 millones de dólares.

En cuanto a la determinación de los beneficios ambientales, se diseñó una metodología para evaluar un cambio en la Matriz de Origen y Destino de los viajes, identificando la reducción de su número, la reducción de sus distancias y la reducción de los tiempos de viaje. Para ello se utilizó los resultados de la "Encuesta Origen-Destino de Viajes del Gran Santiago 1991", realizada por la Comisión de Planificación de Inversiones en Infraestructura de Transporte, conforme al siguiente procedimiento:

En primer término, y basado en la encuesta de origen de los nuevos residentes de Santiago, contenida en el estudio "Repoblamiento en la comuna de Santiago: "Quienes son los clientes y Cuales sus motivaciones" ya citado; se agrupó según las grandes áreas de la encuesta OD, todas las comunas de la aglomeración metropolitana donde tenían su origen estos nuevs residentes. De acuerdo a ello se puede señalar que el 43,38% de estos nuevos habitantes ya vivían en la comuna de Santiago, un 11,08% vinieron del Área Norte, un 10,77% del área Oriente, un 7,08% del área Sur, un 17,85% del área Poniente y un 9,85% del área Surponiente.
Según la misma encuesta OD, en el Gran Santiago se producen diariamente 2,1 viajes por persona, lo que multiplicado por los 28.265 nuevos residentes que no vivían anteriormente en la comuna, determina que el Repoblamiento estaría incidiendo sobre la matriz de casi 60.000 viajes diariamente, que corresponden a las personas que tenían localizaciones alternativas de residencia en cualquiera de los otros sectores de la ciudad.
En tercer lugar, se construyó una matriz de ahorro en tiempo teniendo como lugar de destino a la comuna de Santiago, y de origen a todas las grandes Áreas de la encuesta OD. Se determinó como valor de base el tiempo promedio de viaje interno en la comuna de Santiago (26,1 minutos), y se comparó con los tiempos promedios de viajes de cada una de las Áreas de la ciudad a la comuna. Por ejemplo, el tiempo promedio de viaje desde el Área Norte a la comuna es de 37,3 minutos, lo que implicaría -siempre en promedio- un ahorro de 11,2 minutos por cada viaje realizado.
En función a que la emisión de contaminantes atmosféricos como producto de la combustión de fuentes móviles, es distinta según el modo de transporte, se verificó que los viajes que tienen como origen o destino la comuna de Santiago, se distribuyen de la siguiente manera: un 70% en Transporte Público, un 15% en Transporte Privado, un 10% por Caminata, y un 5% Otros.
Con todos los ante-cedentes expuestos, se construyó una tabla que sintetiza los ahorros en tiempo y número de viajes como producto de la relocalización de población residencial en la comuna de Santiago, respecto de una alternativa en cualquier otra comuna de la aglomeración metropolitana. El ahorro en tiempos de desplazamiento, ya sea al trabajo, al estudio, o bien a los servicios, es el más sensible desde el punto de vista de las mejorías en la calidad de vida de la nueva población residente. En el caso del Transporte Público, que concentra el 70% de los medios para todos los destinos y propósitos, el ahorro al año alcanza al 26%. Esto quiere decir que su una persona realiza en promedio 2,1 viajes diarios, lo anterior implica que cada dos días hace un viaje menos, exclusivamente por el factor de localización residencial.

En base a los antecedentes relativos a disminución de viajes y ahorro en el tiempo de los desplazamientos, se calculó un factor que permite dimensionar las ventajas ambientales (en materia de contaminación del aire a causa de Fuentes Móviles), que genera la localización de nuevos residentes en la comuna de Santiago, respecto de las otras zonas de la ciudad.

A modo de ejemplo se puede afirmar que un nuevo residente de Santiago, produce menos de la mitad de las emisiones por este factor, que un nuevo habitante del Área Sur Oriente.

Lecciones aprendidas

En general el Programa de Repoblamiento implementado en la comuna de Santiago, nos ha permitido revalorizar los imperativos del proceso de descentralización que ha venido fortaleciendo los gobiernos locales en Chile desde la década de los 80. La modificación de sus roles y atribuciones, en el sentido de dotarlo de un mayor nivel de autonomía, independencia financiera y una toma de decisiones ligada a sus propias iniciativas, lo ha consolidado como un dinamizador, generador y promotor del desarrollo local, superando su tradicional visión como administrador de los servicios que provee un territorio jurisdiccionalmente determinado.

Cuando se habla del municipio de Santiago y su programa de repoblamiento, este concepto de gestión urbana supero en la práctica de nuevas formas asociativas el enfoque clásico de proveedor de servicios y constructor de infraestructura, activando nuevas capacidades para la generación de iniciativas locales a través de la puesta en práctica de esfuerzos de coordinación y convergencia de recursos tradicionales y no convencionales en torno a un programa construido a partir de un consenso del municipio, la comunidad y los grupos de interés.

La consolidación de la forma de trabajo del programa de repoblamiento a través de la Cordesan, constituye de hecho un modelo de integración de intereses, deseos y voluntades en beneficio de una acción determinada, que se ha validado en el éxito de sus resultados. Se puede inducir entonces, y aunque sus estatutos así lo definen explícitamente al momento de creación, que la Corporación para el Desarrollo de Santiago es una forma de consolidar el rol del Gobierno Local como gestor del desarrollo comunal, más allá de la implementación exitosa de uno u otro programa.

Sin embargo, la implementación del programa ha generado algunos impactos negativos derivados de su dedicación casi exclusiva a la recuperación del parque habitacional y su población residente, como un objetivo marco que prevalecía sobre toda otra consideración de carácter urbanística. La complejidad de las áreas metropolitanas en el ámbito de sus relaciones, así como de sus centros de servicios en su diversidad y vitalidad, establecen una aproximación al problema del deterioro en términos de que éste no puede ser adecuadamente resuelto, sólo en función de una acción sobre las expresiones del mismo.

Aquí se quiere asegurar que el vaciamiento o pérdida de población residencial de las áreas centrales, es un efecto más de un proceso de deterioro que encuentra sus causas en una serie diversa de factores. De esta forma revertir el proceso de despoblamiento que experimentó Santiago, es un programa que actúa sobre un efecto de ese deterioro, y no sobre sus causas, provocando en algunas de sus instalaciones una modificación tal del paisaje urbano local que amenazaba con situarlo en algunas de sus expresiones como un nuevo gatillador de deterioro.

Su forma de instalación en el territorio, privilegió las metas cuantitativas en orden a recuperar para la comuna de Santiago en un plazo de 10 años en torno a los 100.000 nuevos habitantes, por encima de aquellas relacionadas con la producción del conjunto de condiciones que sintetizan la calidad de vida urbana como una forma de asentamiento racalificado para acoger una mayor densificación habitacional.

Otro efecto no controlado del proceso, dice relación con el progresivo incremento del valor final de venta de las soluciones habitacionales, derivado del notable alza del valor del suelo en la comuna a propósito del creciente interés del mercado por la edificación residencial que promovía el Programa de Repoblamiento. En algunos sectores el valor del suelo pasó de US$ 60 el metro cuadrado de terreno, a más de US$ 300, impactando directamente en los valores de las viviendas con un incremento que a futuro tiende a restringir el acceso de los sectores sociales que más dependen de las ventajas de la centralidad.

A la fecha no hay estudios adecuadamente estructurados que permitan saber a ciencia cierta si el Programa de Repoblamiento ha expulsado a las clases populares de sus antiguos y tradicionales lugares de residencia, por cuanto su consolidación como programa todavía no afecta en forma masiva el territorio comunal. Aún así, y en la evolución natural de su implementación, el programa ha ido progresivamente eliminando la posibilidad de acceso a este vasto sector social, con lo que a futuro se podría ver amenazada la valiosa heterogeneidad en la composición social de la población residente en la comuna, que a la fecha se considera como una situación de excepción dentro del paisaje de una ciudad fuertemente segregada, que ha marginado a la población de escasos recursos a una localización espacial periférica.

Se deben incluir las lecciones más importantes aprendidas de la experiencia general de emprender esta iniciativa. Defina las condiciones que han sido determinantes para dar inicio al proyecto y cuáles han permitido su implementación exitosa ¿Cuáles fueron las principales barreras y oportunidades; ¿Qué logros ha obtenido el proyecto en relación con la situación anterior; cuál ha sido la razón principal para obtener ese logro: la determinación del gobierno, el interés público, la presión de la comunidad, la organización de ésta, todos o solo parte de esos actores? ¿Cómo se logró la articulación? ¿Qué errores se convirtieron en una importante oportunidad para el aprendizaje; cuáles han sido/son los problemas que se presentaron en cada etapa del proyecto; cómo han sido enfrentados; ha sido posible resolverlos y si no, por qué? ¿En caso de volver a hacer un proyecto similar reformaría su concepción original?

Si es posible, puede clasificar los aspectos positivos y negativos en función de su peso relativo en el proyecto, y definir su procedencia (P. ej.: Fallas de comunicación con los organismos públicos, con la comunidad, con algún sector especifico, en la difusión del proyecto, importancia de haber involucrado el sector político, o el sector privado, o la comunidad, etc.).

Describa formas en las cuales estas lecciones serán aplicadas en el trabajo a futuro o cómo obtener beneficios de la experiencia. En síntesis, estos aspectos constituyen aquellos factores claves sobre los que actualmente es necesaria una adecuación del programa, en orden a corregir o mitigar los impactos indeseados del mismo. Por una parte se hace necesario entender la intervención del repoblamiento como una acción integral de gestión urbana que considere todas las variables del desarrollo territorial, como un sistema de valores ambientales asociados a la forma de vida urbana; y por otra, asegurar que los valores de la centralidad son accesibles al más amplio espectro social de la comunidad, como una forma de preservar la heterogeneidad en la composición de la población residente, estrategia que se ha consolidado como una iniciativa de control del deterioro..

Aspectos claves del caso posibles de replicar

En general los aspectos que viabilizan la replicabilidad del caso de estudio, dicen relación con sus factores más esenciales en términos de la estructura organizativa. Como ya se dijo, el proceso de vaciamiento residencial de las áreas centrales de las ciudades, no es una dinámica que afecta sólo a la comuna o ciudad de Santiago, sino también a un conjunto más amplio de asentamientos humanos en el país y la región latinoamericana. En el caso de la ciudad de Santiago, este fenómeno se viene dando con distinta graduación en al menos 15 comunas centrales, y actualmente en gran parte de ellas, la recuperación de población residente es una dinámica ya instalada a partir del modelo de gestión diseñado e implementado por el Programa de Repoblamiento.

Las bases de esta replicabilidad dentro del contexto de la ciudad de Santiago, pero también en otras ciudades del país, está dado fundamentalmente por lo siguiente:
Corresponde a una iniciativa construida a partir de un consenso de actores, donde se han articulado los distintos y diversos intereses del gobierno (nacional y local), la sociedad civil en todas su formas, y el sector privado empresarial. Este acuerdo para la acción es considerado la base de toda la formulación del programa, y para su definición sólo se requiere activar mecanismos de participación social y comunitaria ya internalizados en la forma de hacer gobierno local tanto en Chile como en la Región.

Corresponde a una iniciativa que pone en práctica los esfuerzos de coordinación y convergencia de recursos tradicionales y no convencionales, sean estos del nivel central en su gestión descentralizada, del sector privado, de la propia comunidad, de organizaciones no gubernamentales, de la cooperación internacional y/o del mismo municipio; y en consecuencia el modelo de acción puede ser adaptado a otras realidades presupuestarias de municipios no tan independientes y autónomos financieramente como la comuna capital. Esta consideración es de vital importancia, dado que la factibilidad de la intervención urbanística no está condicionada por la cuantía de los recursos económicos involucrados, sino por la forma en que se construye la disponibilidad financiera para su materialización. En otras palabras la pregunta no es ¿cuanto cuesta?, sino ¿como se paga?.
Corresponde a una iniciativa que a pesar de su envergadura puede ser liderada eficientemente por los Gobiernos Locales, lo cual depende sólo de que ellos puedan asumir su rol de gestor del desarrollo comunal por encima de sus funciones tradicionales como prestador de servicios, constructor de infraestructura o administrador de políticas asistenciales en materia social.
Corresponde a una iniciativa que se implementa sin requerir un cambio estructural de las condiciones institucionales vigentes, sino más bien a partir de pequeñas adecuaciones posibles de articular en el nivel organizativo o legal del ámbito local. De esta forma, y aunque la creación de la Corporación para el Desarrollo en el caso de Santiago la consolidó como un gran facilitador del proceso de gestión del programa, también es posible afirmar que en el ámbito de su replicabilidad como caso no se ve como imprescindible la instalación de esta nueva institucionalidad para garantizar el éxito de la iniciativa.

Financiación

Sin embargo, y con el exclusivo propósito de tener una referencia acerca de la cantidad de dinero que el municipio ha debido involucrar en la administración del programa, baste señalar que la transferencia de recursos económicos que el municipio viene realizando a la Cordesan para estos fines en promedio durante los últimos 5 años, equivale aproximadamente a US$ 100.000 anuales. Cabe señalar que este monto solo constituye el aporte del presupuesto municipal a dichas funciones administrativas, a lo que hay que agregar los ingresos propios de la Corporación para consolidar el gasto total de dicho ítem.

A nivel del Gobierno Central, su aporte financiero lo constituye de manera indirecta el otorgamiento de subsidios especiales de Renovación Urbana en la comuna de Santiago, y que en su conjunto para el período comprendido entre 1990 y 1998 equivalen a 5.400 subsidios por un monto total de US$ 30.000.000.

El sector privado empresarial, responsable de la construcción de poco más de 1.700.000 metros cuadrados de obras nuevas con destino habitacional en el período 1990-1998, invirtió del orden de US$ 770.000.000; cifra que se recupera en parte con el Subsidio señalado, en parte con el ahorro previo de los postulantes, y en parte a través de un Crédito Hipotecario que otorga la Banca.

La cifra más compleja de cuantificar, corresponde a las inversiones municipales con cargo a su presupuesto de ingresos propios o bien a transferencias de la cooperación internacional, destinadas al mejoramiento global del medio ambiente urbano donde las iniciativas de renovación urbana tienen lugar. Se incluye aquí la construcción de nuevos parques, la remodelación de plazas existentes, el mejoramiento integral del alumbrado público y ornamental, la óptima mantención de los pavimentos de aceras y calzadas, la peatonización o semipeatonización de calles, la mantención de fachadas, el mejoramiento de los servicios de recolección y disposición final de residuos domiciliarios, el incremento de la seguridad ciudadana, entre otros. Visto de esta forma, y aunque la suma de las inversiones puede realizarse de manera rápida, no resulta sencillo asignar el conjunto de dicho monto como acciones vinculadas exclusivamente al programa de repoblamiento, dado que ellas importan simultáneamente a un conjunto diverso de estrategias municipales.

Referencias

Miguel Contreras (1998) Santiago Poniente: Análisis Socio-Espacial del Proceso de Renovación Urbana, Comuna de Santiago (1992-1997) (Memoria para optar a título de Geógrafo, Universidad de Chile, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Escuela de Geografía, Santiago de Chile)

Cordesan (1999) Tendencias centrales del mercado de viviendas en la comuna de Santiago (Informe Ejecutivo, Corporación para el Desarrollo de Santiago, Unidad de Gestión Inmobiliaria)

Cordesan (1998) Programa de Repoblamiento (1992-1998): Logros y Proyecciones, Importancia del Subsidio de Renovación Urbana (Documento de Trabajo, Corporación para el Desarrollo de Santiago)

Antonio Daher (1997) La gestión territorial como instrumento de descontaminación atmosférica de Santiago (Revista EURE N.70)

Sectra (1992) Encuesta de origen-destino de viajes del Gran Santiago (Comisión de Planificación de Inversiones en Infraestructura de Transporte)

Aberto Ureta, Luis Musalem, Jorge Domeyko,María Eugenia Hofer, Nicolás Sostin (1987) Imperativo de la Recuperación Urbana: Algunos Costos de la Expansión (Corporación para el Desarrollo de Santiago)

Jaime Valenzuela(1994) Urban Decay and Local Management Strategies for the Metropolitan Centre: The Experience of the Municipality of Santiago, Chile (UNCRD Research Report Series N.8, Latin American Regional Development in an Era of Transition, The Challenges of Descentralization, Privatization and Globalization, United Natios Centre for Regional Development, Nagoya, Japón)

Emilio Vasallo V. (1997) Repoblamiento en la comuna de Santiago: Quienes son los clientes y cuales sus motivaciones (Municipalidad de Santiago, Estudios Sociales)

Agradecimientos

El autor de este artículo desea agradecer a todas las personas que se involucraron en su redacción, pero en particular a Don Pablo Contrucci Lira, Director Ejecutivo de la Corporación para el Desarrollo de Santiago, por su estupenda disposición y colaboración en la entrega de información relevante del programa; así como a Don Jaime Valenzuela Gálvez, Secretario Regional para América Latina de ICLEI, por la nitidez de sus comentarios y aportes, que guiaron permanentemente el rumbo de este artículo



Este documento se ha editado a partir de una versión castellana.

Revisado por Almudena Sánchez Moya.

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