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Fecha de referencia: 05-07-2000
Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2000, y catalogada como GOOD.
(
Best Practices Database.)
País/Country: Argentina
Región según Naciones Unidas: América Latina
Región ecológica: Ribera (cuenca hidrográfica)
Ámbito de la actuación: Nacional
Instituciones: Gobierno central, gobierno local, fundaciones, ONGs,
OBCs.
Categorías = Situaciones de emergencia y desastres naturales: reducción
de la vulnerabilidad; rehabilitación y reconstrucción; capacidad
de reacción. Uso de la información en la toma de decisiones:
indicadores (incluidos los sectoriales y de resultados);sistemas
de información cartográfica (SIG), técnicas de cartografía;
investigación. Vivienda: acceso a la financiación de la vivienda;
propiedad del suelo y seguridad.
Contacto principal:
Mario Burgos
Cáritas Argentina
Tipo de organización: ONG
Balcarce 236, Piso 3
(1064) Buenos Aires
Argentina
Teléfono/fax: 011 4334-0585
4331-3173
4342-1076
E-mail: reconstruir@caritas.org.ar
Socio:
Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Stevedores-Institución del Cuidado de la Salud de Trabajadores Rurales y
Stevedores de la República Argentina-Departamento de Vivienda
Rural (UATRE-OSPRERA)
Juliana Rossini
Tipo de Organización: ONG.
Reconquista 630, Piso 10
(1003) Buenos Aires
Argentina
Teléfono: 011 4315-2112 extensión 273
E-mail: iza@fibertel.com.ar
Colaboración: Apoyo financiero y técnico
Socio:
Subsecretaría de Vivienda y Desarrollo Urbano de la Nación
Tipo de Organización: Gobierno Central.
Av. Leandro N. Alem 339, Piso 5, Of. 501(1000)
Buenos Aires
Colaboración: Apoyo financiero y político
Situación previa a la iniciativa
El fenómeno meteorológico "El Niño" se tradujo, durante el mes
de febrero de 1998, en graves inundaciones en el litoral
argentino. Afectaron principalmente a familias con pocos recursos
que habitaban viviendas precarias situadas en zonas bajas o
propensas a la inundación. Resultaron destruidas todas las
viviendas, las infraestructuras, los cultivos y los animales. Las
familias quedaron, por tanto, en situación de completa
vulnerabilidad.
Establecimiento de prioridades
Las prioridades se establecieron a través de talleres de trabajo
regionales, donde se realizaban debates e intercambios y se
llegaba a consensos, y con la participación de los Comités de
Zona de las seis provincias afectadas, del resto de
organizaciones participantes que aportaban sus conocimientos y
de la opinión de las orgainzaciones de base y locales.
La participación de la Comisión de la Campaña de Vivienda fue
imprescindible para poder establecer estas prioridades.
Prioridades:
Formulación de objetivos y estrategias
Movilización de recursos
El Departamento de Vivienda llegó a un acuerdo con Cáritas
Argentina para aportar los fondos necesarios para los materiales
de construcción de las nuevas 468 viviendas y de las 823
rehabilitaciones.
Se llegó a un segundo acuerdo con el Estado para que éste
suministrara la asistencia técnica en temas relacionados con la
construcción, el transporte y el acceso a la propiedad del suelo.
Cáritas se encargaba, por su parte, de la ayuda técnico-social
(transporte, comunicaciones, infraestructuras, formación y
gestión).
Los recursos requeridos son canalizados a través de los Comités
de Zona para la realización de paquetes completos de viviendas.
Estos fondos se complementan con los provenientes del Programa,
y con los recursos de las instituciones participantes.
Los Comités de Zona se han dirigido a los municipios y han
obtenido su colaboración en todo lo relacionado con apoyo
logístico, los equipos y el trabajo, así como en todos los
procesos relacionados con las ordenanzas de vivienda y con la
regularización de la propiedad del suelo.
Las Fundaciones Corporativas han aportado apoyo financiero a
algunos Talleres de Trabajo Regionales.
Las instituciones participantes, encargadas de la realización del
proyecto, ofrecen su infraestructura de apoyo y su colaboración
social y técnica.
Los beneficiarios contribuyen con sus herramientas y su trabajo
y/o con el de sus familias y vecinos.
La presencia del Ministerio de Trabajo se hace efectiva a través
del "Plan Trabajar".
Muchos voluntarios ofrecen su ayuda en todos los ámbitos y a
todos los niveles (local, regional y nacional).
Proceso
En vista de la grave situación a que se enfrentaba el litoral
argentino, Cáritas Argentina, el Consejo Nacional Cristiano
Evangélico, el Instituto de la Cultura Popular, la Fundación Para
el Desarrollo en Justicia y Paz y la Conferencia Argentina de
Religiosas y Religiosos se reunieron, e invitaron a otras
instituciones y sectores de la sociedad a participar en la
estrategia a seguir para superar la dramática situación.
Las familias afectadas se reunieron en grupos comunitarios; sus
propias necesidades les llevaron a crear, diseñar y poner en
marcha el proyecto.
Para poder realizar las actividades de la Campaña, se crearon los
Comités de Zona, formados por representantes de las instituciones
locales participantes, que aportan el apoyo técnico y la
formación de los grupos.
Estos Comités trabajan, divididos por áreas temáticas, con la
Comisión de Trabajo y con el Comité Directivo, integrado por un
miembro de cada Institución.
Tras la recaudación de fondos y la creación de una estructura de
organización, se abrieron cuentas bancarias para la transferencia
de los fondos, que serían gestionados desde los niveles regional
y central.
Cada comité elaboró, a través de reuniones periódicas con cada
familia, un calendario por proyecto, según el cual se fue
poniendo en marcha cada vivienda, y se fueron comprando los
materiales.
Las reglas de trabajo para la ejecución del proyecto se acordaron
con las familias, y fueron verificadas y controladas por ellas
mismas.
Se registraron las actas de comienzo de obra con el fin de poder
comenzar los trabajos de limpieza y mejora de los terrenos.
Durante el tiempo que llevó este proceso, las familias recibieron
formación sobre trabajo compartido y primeros auxilios, y
aprendieron la importancia de cuidar los materiales y las
herramientas.
La contabilidad final se lleva a cabo simultáneamente con los
preparativos para la entrega de fondos.
Uno de los problemas iniciales fue la indignación social por la
crisis de las instituciones argentinas y por su incapacidad de
afrontar la situación de emergencia, esto retrasó la elaboración
de los diagnósticos y la elección de las familias. Una vez
superado este inconveniente, el siguiente problema fue la falta
de experiencia de la Sociedad Civil en la elaboración y gestión
de proyectos de vivienda, teniendo en cuenta, además, el alto
grado de dispersión de la población de las zonas. Después de
haber seleccionado a las familias más pobres y de haber
involucrado a todas las instituciones, los Talleres de Trabajo
Regional se dieron cuenta de que la población a la que iba
dirigida el proyecto se encontraba muy dispersa, lo cual produjo
la división de los proyectos y el aumento de los gastos de
transporte.
Es muy complicado que las autoridades entiendan este tipo de
problemas, puesto que cuantifican todos los costes de la
operación en porcentajes.
Un problema todavía más grave es la situación de la propiedad del
suelo, puesto que, a pesar de haber vivido pacíficamente en las
regiones durante décadas, las personas con menos recursos no son
propietarias del suelo sobre el que viven. Aún se está estudiando
esta cuestión.
El problema se ha resuelto en parte gracias a la figura de la
Ocupación Pacífica, a los ayuntamientos de los municipios que
aportaron suelo, a las delegaciones de Cáritas de cada localidad,
y al equipo de abogados que trabajan de forma voluntaria para
lograr que los ocupantes obtengan la propiedad definitiva del
suelo.
Al principio fue muy difícil trabajar junto a las familias, dada
su vulnerabilidad y su falta de confianza en los planes de
financiación estatal. Esto llevó a un largo proceso; en algunos
casos la mentalidad cambió al comenzar el proyecto, aunque ha
quedado cierta desconfianza.
Tampoco favorece la relización del proyecto la extrema pobreza
registrada en las localidades, puesto que los beneficiarios
pueden aportar su trabajo, pero también necesitan un sueldo para
comer. Afortunadamente, la campaña de donación de alimentos
organizada por el Comité Directivo y el "Programa Trabajar" del
Ministerio de Trabajo han aliviado en parte la situaciòn.
Resultados obtenidos
La participación activa de voluntarios y el despliege de redes
solidaridarias dentro de la sociedad civil han hecho posible la
materialización de resultados importantes.
Incluso la población más desfavorecida y dispersa por lugares
donde nunca llega la ayuda oficial, ha sido atendida.
La Campaña y la Secretaría de Desarrollo Social se han mantenido
permanentemente en contacto, con el fin de elaborar los
proyectos.
Los Comités de Zona se han dirigido a los ayuntamientos y han
obtenido su colaboración en lo relacionado con el acceso a los
recursos públicos, con la regularización de la situación de las
viviendas y con la propiedad del suelo.
Los municipios donan el 25% del suelo, la iglesia y algunas
personas a título privado donan el 5%. Los organismos de
colonización y la ocupación pacífica de parcelas públicas han
garantizado también cierta cantidad de suelo.
La ocupación pacífica del suelo se ha registrado de forma
oficial, esto es importante de cara al futuro, puesto que sienta
un precedente para la ayuda financiera estatal que puedan recibir
proyectos de este tipo.
El proceso formativo impartido por los técnicos y profesionales
voluntarios en los campos socio-técnico, constructivo y
administrativo ha dejado una base en los ámbitos local y
regional, que capacita a los habitantes para sacar adelante
nuevos proyectos en el futuro.
El trabajo ha sido inter-institucional e inter-disciplinario.
La toma de decisiones corrió a cargo de las propias familias, que
junto con los equipos técnicos de cada zona eligieron a los
beneficiarios y desarrollaron el proyecto, lo pusieron en marcha,
y hoy lo gestionan. Esto supone un gran contraste con los planes
oficiales que normalmente ofrecen viviendas acabadas realizadas
a través de entidades promotoras y constructoras.
Se respetó la localización geográfica de cada familia, evitando
los desplazamientos masivos y los traslados a los cascos urbanos.
Las familias también participaron en el propio proyecto de
construcción de las viviendas, respetándose así los modos de
vida, las tradiciones y el tipo de construcción (mayormente
rural).
Las condiciones de vida han mejorado, todos los proyectos
garantizan un buen acceso desde las carreteras, agua potable, una
red de saneamiento adecuada, nuevas viviendas o la rehabilitación
de las que resultaron dañadas, la participación de las familias
en el proceso de toma de decisiones y de realización del programa
y su integración como sujetos activos dentro de la sociedad y
como generadores potenciales de nuevas propuestas.
Se invirtieron los fondos necesarios para hacer real la formación
de todos los participantes en el proyecto.
Sostenibilidad
El proyecto es sostenible económicamente porque los fondos
invertidos por la Secretaría de Desarrollo Social y la Secretaría
de la Vivienda proceden en parte de los impuestos pagados por los
trabajadores y autónomos de todo el país, vía Ley de
Presupuestos.
El dinero invertido en los procesos formativos no se recupera,
pero supone la verdadera base de todo el trabajo.
El proyecto también es sostenible en el aspecto social, puesto
que los beneficiarios se convierten, con el tiempo, en los
propietarios del suelo sobre el que viven, reconociéndoseles así
el derecho a ser los pobladores legítimos de ese suelo.
Esto, junto con el proceso de formación asegura la
sostenibilidad.
Puesto que las familias construyen sus propias casas, aprenden
las nociones básicas de los procesos constructivos, asegurandose
que en el futuro serán capaces de realizar todas las reparaciones
necesarias.
La tecnología empleada está vinculada a cada zona, respetándose
las tradiciones culturales.
Las Asociaciones Civiles Locales, respaldadas por otras de mayor
tamaño o con más experiencia, han apoyado el proyecto. La
creación de estas estructuras actúa como un vínculo entre las
insituciones y la sociedad con que trabajan.
Lecciones aprendidas
Los programas de emergencia frente a desastres naturales como las
inundaciones no son capaces de establecer a corto plazo proyectos
de alojamiento.
El trabajo inter-institucional contribuye al enriquecimiento de
los programas gracias a la variedad de puntos de vista, de
capacidades, de conocimientos y de experiencias.
Los talleres, de nivel regional, permiten la relación entre los
proyectos y los conocimientos técnicos, mejorando las
posibilidades de organización social y constructiva.
Es necesario respetar las características locales, tales como el
tipo de materiales habituales en cada región.
Todas estas lecciones se han aprendido durante la vida del
Programa, que, gracias a que no es meramente estadístico, ha
permitido el reajuste de sus características y el consenso, que
con el trabajo inter-institucional, ha superado las diferentes
posturas y caracteres.
A través de los talleres, las instituciones comparten sus
experiencias, que se va adaptando lo más posible a cada proyecto.
Un ejemplo de esto es el plan de viviendas en zonas de lagos,
preparado desde la Universidad de Buenos Aires y enviado a las
familias para su reelaboración sobre el terreno.
Transferibilidad
Las principales beneficiadas por el proyecto fueron, en primer
lugar, las familias, y en segundo lugar, las instituciones,
puesto que la mayoría no tenía experiencia en proyectos de mejora
del hábitat o de construcción de viviendas.
Todo el proceso se hace transferible gracias a la formación de
todos los agentes en los distintos ámbitos y al proceso de toma
de decisiones y de gestión, que ha permanecido siempre en el
entorno local.
A pesar del esfuerzo que todo esto requiere se mantienen las
capacidades en las distintas áreas y niveles.
Esta iniciativa fomenta la elaboración de proyectos de vivienda
en los ámbitos locales de Cáritas, que ya ha adquirido la
experiencia y las herramientas para la gestión.
El proceso se está sistematizando para poder trasladarlo a otras
situaciones, no necesariamente originadas por inundaciones.
Si tuviéramos que ayudar a otros a responder con este tipo de
iniciativa, enfatizaríamos que es necesario confiar en la
capacidad de los beneficiarios y de las OBCs para tomar
decisiones, gestionarlas y llevarlas adelante.
Les animaríamos a trabajar en equipo, relacionando a las
organizaciones eclesiásticas, civiles y estatales.
También sería aconsejable el análisis previo de los costes más
importantes que pueda producir cada situación; este Programa tuvo
que enfrentarse especialmente con los problemas derivados de la
dispersión de los asentamientos rurales.
Habría que sistematizar todo el proyecto, y contar con el apoyo
de los beneficiarios a la hora de comunicar su experiencia y sus
motivaciones.
Perfil financiero
Socios:
Año | Presupuesto | A | B | C | D | E | F |
1998 | 250.000 dólares EEUU | 50,3% | 20% | 29,7% | |||
1999 | 6.082.797 dólares EEUU | 4,3% | 2,1% | 8,2% | 35,5% | 26,5% | 23,4% |
2000 | 4.432.000 dólares EEUU | 4,5% | 3,5% | 46% | 11,5% | 34,5% |
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