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El Programa Bantay Banay: una campaña a favor de las mujeres, las familias y la comunidad (Filipinas)


Fecha de referencia: 05-07-00

Experiencia seleccionada en el Concurso de Buenas Prácticas patrocinado por Dubai en 2000, y catalogada como BEST. ( Best Practices Database.)
País/Country: Filipinas
Región según Naciones Unidas: Asia
Región ecológica: isleña
Ámbito de la actuación: nacional
Instituciones: Organización de base comunitaria.

Categorías = Igualdad y equidad de género: plena participación en la sociedad; funciones y cometidos por razón del género; necesidades por razón del género; eliminación de trabas a la igualdad de género; integración. Uso de la información en la toma de decisiones: mejora de la participación; indicadores (por sectores y por resultados); medidas políticas. Servicios sociales: reducción y prevención del delito.

Contacto principal:
Tessie Banaynal Fernandez
c/o Lihok Pilipina
(Organización de base comunitaria)
P. del Rosario Extension
Cebu City, Philippines
Tel: (63) (32) 254-8092 / 256-1341
Fax: (63) (32) 254-8072
lihok@cnms.net


R E S U M E N

Desde sus comienzos, el proyecto Bantay Banay ha ampliado su alcance, con el fin de dar respuesta de una forma holística, a las necesidades de mujeres y niños víctimas de malos tratos. Con el tiempo, el programa ha crecido y se ha ampliado desde varios puntos de vista. En cuanto a la participación y la creación de socios, el programa se ha llevado a cabo con éxito en más de cincuenta poblaciones de Cebu City, y se ha extendido ya a otras siete ciudades y doce municipios cercanos. Además, se está planeando su futura aplicación en otras trece ciudades y otros dos municipios. Las iniciativas de formación e información del programa han generado un gran interés y un serio compromiso a todos los niveles. Las instituciones gubernamentales municipales, regionales y estatales, así como los líderes locales, han mostrado su apoyo a los grupos del programa Bantay Banay desde sus respectivos ámbitos. Diversos sectores (el sanitario, el de servicios sociales, la iglesia, la policía, el de justicia y el sector privado, por nombrar a unos pocos) se han coordinado y han colaborado con los vecinos y las autoridades locales en la consecución de determinados servicios para las víctimas y sus familias. Gracias a la implicación de otros sectores, se han conseguido recursos alternativos para el mantenimiento de las iniciativas locales. La comunidad a la que está dirigida el proyecto vive un proceso de autoaprendizaje y práctica de lo aprendido. A través de innovadores sistemas de mediación, consejo y seguimiento, han descubierto nuevas maneras de cuidar de los demás. Los programas Bantay Banay han ampliado los temas a tratar en la comunidad, incluyendo importantes asuntos y cuestiones de carácter familiar. Las experiencias realizadas, lo aprendido y las prácticas han generado una nueva perspectiva sobre los derechos y las titularidades de las mujeres, que se basa y cuenta con el apoyo firme y entusiasta de las propias mujeres.



Fechas clave

1984: se crea la organización Lihok Pilipina, la principal impulsora del proyecto Bantay Banay.
1991: A raíz de un estudio que desvela la magnitud de los malos tratos domésticos y los abusos sexuales, se va formalizando el proyecto Bantay Banay.
31 de enero de 1992: Establecimiento formal del proyecto en coordinación con organismos gubernamentales, ONGs y la policía, con la asesoría legal de la Federación Internacional de Abogadas (FIDA).
1995-1998: Extensión del proyecto a otras siete ciudades y doce municipios gracias a la colaboración de Misereor.
1998: Segunda ampliación del proyecto a trece ciudades y dos municipios más, gracias a la colaboración de Misereor y el TUCP DAW proyect.



D E S C R I P C I Ó N

La fundación Lihok Pilipina empezó con un grupo de veinte mujeres en un barrio deprimido de Cebu, que se organizaron para intercambiar información sobre cuestiones de atención sanitaria. Esta pequeña organización fue creciendo y, con el tiempo, ha llegado a incluir un programa de crédito social y medios de vida, un programa de saneamiento y abastecimiento de agua, y el programa de educación y creación de organizaciones de mujeres. Bantay Banay surgió al hacerse evidente que, para liberar a las mujeres de las condiciones que les impedían participar activamente en la sociedad y mejorar sus condiciones de vida, no bastaba con ayudarles a aumentar su poder económico. Además, un estudio realizado por Lihok Pilipina en dos comunidades desfavorecidas de la ciudad descubrió que seis de cada diez mujeres eran víctimas de malos tratos y que el 60 por ciento de las víctimas de incesto tenían menos de quince años. Se constató que los malos tratos físicos y psíquicos eran comunes a todos los estratos sociales creando círculo vicioso de autodestrucción: muchos maltradores habían sido niños maltratados, y muchas madres de niñas víctimas de abusos habían sufrido abusos a su vez; entre las mujeres maltratadas, más de la mitad de los maridos tenían problemas con las drogas, y muchos casos de pobreza, carencia de hogar y enfermedad eran resultados de la violencia. Cuando se presentaron estos casos en una asamblea de representantes de instituciones gubernamentales, ONGs, POs, miembros de la policía y de la iglesia, grupos de abogados y líderes de barangays (distritos) celebrada en 1992, se decidió, que para hacer frente al problema, era necesario un programa con participación de la comunidad mucho más amplio. Bantay Banay se organizó formalmente de forma coordinada con agencias gubernamentales, ONGs, la Policía Nacional de Filipinas y con la asistencia legal de la FIDA.
Bantay Banay es un programa integrado y basado en la comunidad, impulsado y dirigido por mujeres de base, que cuenta con una variedad de actividades dirigidas a reducir la violencia en el hogar y contra las mujeres. En cuanto a su funcionamiento, aboga por los siguientes objetivos:

  1. La organización de grupos Bantay Banay, con las características de ser de base comunitaria y multisectoriales, así como estar capacitados para acceder a sus propios recursos, y disponer de personas a quienes se pueda acudir en caso de necesidad de alojamiento temporal, reconocimiento médico inmediato, asistencia jurídica, consejo y acceso a medios de vida.

  2. La movilización de grupos comunitarios, atendidos por los organismos presentes en Bantay Banay, frente a la violencia contra las mujeres y otros problemas que afectan a las comunidades.

  3. La formación de equipos de base que puedan hacerse eco de cuestiones de género mediante talleres de sensibilización básica, asistencia a procesos jurídicos y legales, asesoramiento básico, violencia contra las mujeres y mediación familiar.

  4. El establecimiento de un inventario de recursos, de compromisos y relaciones de trabajo entre los diferentes grupos existentes en los distritos (las ONGs, la iglesia, las autoridades locales y los grupos privados) para hacer frente a la violencia.

  5. La sensibilización hacia el problema de la violencia contra las mujeres en las políticas y los programas del gobierno local en las áreas identificadas, mediante resoluciones y asignación de presupuesto.

  6. La documentación sistemática de los casos, con el fin de disponer de una base de datos permanentemente actualizada sobre el problema de la violencia contra las mujeres, y de establecer tendencias, tales como el alcance de los malos tratos, los abusos sexuales y el incesto; cómo hacen frente al problema las víctimas; los efectos sobre los niños, el perfil de los maltratadores/abusadores y de las víctimas; y qué actitudes prevalecen.

En su calidad de organización basada en la comunidad, Bantay Banay accede a la mayoría de las comunidades por medio de organizaciones de mujeres ya existentes, utilizando las estrategias y los criterios siguientes:


Bantay Banay proporciona los servicios generales y realiza las actividades directas siguientes:


El programa Bantay Banay se ha extendido desde su creación tanto en horizontal (hacia otras zonas), como en vertical (hacia organismos de diverso rango). Además de 50 barangays en Cebú, la participación de Misereor y de TUCP DAW ha permitido su repetición en otras regiones.

En un principio, algunos organismos eran poco partidarios de participar en el programa, pero la capacitación y la formación impartida han cambiado radicalmente la estructura y el punto de vista de estos organismos. No puede enfatizarse lo suficiente la importancia de los seminarios que han ido desarrollando los compromisos mediante una profunda comprensión de la magnitud del problema y de la necesidad de una actuación inmediata. Los seminarios han puesto de manifiesto que todos trabajan por un objetivo común, y son unos medios eficaces de generación de interés y compromisos.

La experiencia del programa Bantay Banay ha cambiado la faz del gobierno local. La puesta en práctica de la Ley Nacional 7192 Women in Nation Building - Gender and Development Act (WIN GAD) (El papel de las mujeres en la construcción de la nación - Ley de Desarrollo y Equidad de Género), en 1996, supuso la designación del Departamento de Interior y Gobierno Local (DIGL) como organismo a la cabeza de la aplicación de la ley. Debido a la poca experiencia de sus miembros, el Departamento de Interior consideró necesario contactar con la asociación Lihok Pilipina, la principal impulsora de programas relacionados con aspectos de género y de mujeres. Durante un seminario sobre sensibilización en temas de género, los miembros del Departamento de Interior se percataron de que los problemas a los que atendía el programa Bantay Banay, ofreciendo apoyo y participación, eran muy similares a los que a ellos les surgían en la aplicación de la ley sobre desarrollo y equidad de género (WIN GAD). El Departamento de Interior reaccionó ofreciendo formación, asignando presupuesto y contactando con los líderes de los barangays. Este Departamento controla además el destino del 5% que se supone que gasta el gobierno local en el apoyo a la ley WIN GAD en el pleno anual del consejo de los barangays. La difusión de la información se consigue mediante la difusión de los memorandos de estas reuniones. Finalmente, se ha formado un consejo para la coordinación entre organismos (CCEO), para una mejor colaboración entre los miembros. Este consejo se creó para que todos los miembros estuvieran representados en las reuniones. El CCEO de Bantay Banay proporciona servicios de apoyo, como albergues temporales, organización, sustento, consejo, formación, asistencia jurídica y legal, garantía de cumplimiento de la ley, servicios médicos y apoyo a los jóvenes.

Como la labor del cumplimiento de la ley se consideraba un trabajo administrativo, los funcionarios no mostraron ningún interés por los cursos de formación que se les ofrecía, pues pensaban que la participación les supondría más trabajo. Gracias a la perseverancia de asociaciones como Lihok Pilipina y del Departamento de Interior, se pudo finalmente llevar a cabo algún seminario, como el de formación sobre sensibilización de género. Los funcionarios de la policía que asistieron se declararon mucho mejor informados tras el mismo. Actualmente, muchos se han hecho voluntarios y responden de inmediato a las llamadas de los grupos Bantay Banay, y han establecido oficinas de atención a mujeres en las comisarías, además de mantaner una comunicación fluida con otros miembros del consejo de coordinación entre organismos. Otras instituciones, como la Comisión Presidencial sobre Pobreza Urbana, funcionan como coordinadoras. Esta comisión la observado cómo Bantay Banay ayuda a los desfavorecidos en las ciudades mediante la sensibilización de género, la información sobre la violencia contra las mujeres y la formación básica sobre temas legales. El Departamento de Interior consideraba a las ONGs la competencia, pero después de haber trabajado juntos, ambas partes han reconocido mutuamente su capacidad, y han entendido que se complementan. Todas hacen hincapié en la prevención de la violencia doméstica, mediante la celebración de la semana de la familia, la formación sobre aspectos legales, la orientación familiar, la información previa al matrimonio y la capacitación.
Los grupos Bantay Banay están a la vanguardia de la atención a mujeres y niños víctimas de malos tratos, en colaboración con ciertas instituciones (por ejemplo, los hospitales) y ONGs. Diversas instituciones y ONGs imparten formación y cursos sobre temas como la sensibilización de género, los derechos de las mujeres, los abusos sexuales y psíquicos, y sobre violencia doméstica. Las personas que han participado en estos cursos se han mostrado muy interesadas y aludidas, y han difundido lo aprendido entre sus colegas y compañeros de trabajo. La capacitación se ha llevado a cabo con unos costes mínimos, utilizando el conocimiento de los participantes, que se convierten a su vez en educadores y ponentes. En ese momento se dieron cuenta de que la intervención debe superar los aspectos médicos, ya que el dolor no es sólamente físico.

Mientras que antes se daba cierta tendencia a "medicalizar" los problemas, ahora los médicos están más motivados, y se implican más en su trabajo. A sus pacientes les ofrecen un trato más humano y personalizado, se interesan por ellos y les hacen un seguimiento. Los hospitales se han convertido en lugares donde se realizan experiencias piloto de unidades de protección para mujeres y niños. Se han habilitado habitaciones especiales "rosas" y violetas" para dotar de privacidad y confidencialidad a las víctimas de abusos sexuales y maltrato psíquico, además de dar respuesta a su necesidad de un trato sensible, de apoyo y consejo y de atención inmediata. Las pacientes no tienen que pagar nada en concepto de certificados, reconocimientos médicos, ni tasas de laboratorio.

La importancia de temas como la violencia contra las mujeres, la atención pediátrica especial y los malos tratos a niños se está institucionalizando mediante su incorporación a los currícula sanitarios. La colaboración con Bantay Banay ha dado como resultado un tratamiento más holístico de las mujeres y los niños en los hospitales públicos, al tenerse en cuenta diversos aspectos, conexiones y referencias.

Otras ONGs han integrado el programa Bantay Banay en sus proyectos destinados a capacitar a comunidades mediante cursos y seminarios. Estos grupos han ofrecido respuestas muy innovadoras a las necesidades de las comunidades, como la creación de Centros de la Mujer en los distintos barangays, el apoyo y consejo telefónico, los hogares temporales; y han aplicado medidas preventivas como las sesiones familiares a domicilio, en las que se anima a una comunicación más abierta, y que han resultado muy eficaces. Algunos socios juristas, como PIALO, empezaron como abogados de oficio asignados a Lihok Pilipina, llevando casos de derecho penal (violaciones, maltrato a menores) y civil (declaraciones de nulidad, apoyo jurídico). Hay un buen número de fiscales y grupos simpatizantes que están dispuestos a ayudar en la preparación de personas que necesiten de servicios jurídicos. También existen grupos a los que se puede acudir en caso de necesitar servicios de apoyo. Dado que las tarifas aplicadas son las mínimas, estos servicios jurídicos se han vuelto más asequibles para las mujeres, especialmente para las más desfavorecidas. La asistencia legal es uno de los aspectos más importantes en la resolución de los problemas de las mujeres.

Mediante la participación y la cooperación, las distintas organizaciones e instituciones implicadas han aprendido que los casos de violencia doméstica se solucionan mejor y de una forma más concreta mediante un trabajo coordinado. A través de la valoración de la experiencia, se ha desarrollado un eficaz sistema de coordinación, apoyo y conexiones, que ha aumentado la capacidad de cada institución para atender inmediatamente y de forma adecuada a aquellos que lo necesitan. Estos esfuerzos se caracterizan por una especial sensibilidad hacia las víctimas, mujeres, niñas y niños, y gracias a ellos se han podido movilizar más recursos de manera más eficiente. El efecto expansivo y multiplicador puede observarse en cómo la capacitación se ha ido transmitiendo. Los recursos se utilizan a escala local, y las lecciones se transmiten mediante un proceso de enseñanza y aprendizaje. Unos recursos mínimos se unen eficazmente con un talento máximo. Los participantes se sienten más capaces y motivados para trabajar, tanto a nivel individual como en cuanto que miembros de un grupo, gracias a las relaciones de apoyo mutuo que se han ido creando. Los miembros se sienten unidos y saben que no están solos. Es más, se sienten orgullosos de su trabajo cuando han visto cómo las supervivientes se han convertido en ejemplos muy válidos para las víctimas.

A pesar del alcance de la violencia doméstica y del maltrato psíquico y sexual a mujeres y menores, existía la tendencia generalizada a pensar que los problemas domésticos eran problemas privados, y que no era correcto intervenir. Estos asuntos se trataron en debates sobre la magnitud del problema, y mediante la concienciación a través de cusos de formación. Los seminarios impartidos por Lihok Pilipina y otras instituciones consisten en sensibilización en temas de género y frente a la violencia contra las mujeres, en información sobre custiones legales básicas, en orientación familiar, consejo y apoyo básico, en información sobre los derechos de las mujeres, y otros temas relacionados con el género y la familia. Se han establecido grupos de Bantay Banay y se ha movilizado a voluntarios. En los grupos locales, todo el trabajo es voluntario, y está motivado por la creciente concienciación de los vecinos. Como bien dijo el representante de un barangay: "un público informado es un público dinámico". Los voluntarios hacen de mediadores en conflictos, organizan los grupos de trabajo por tareas y gestionan los programas de medios de vida. En la mediación de conflictos, se sigue un proceso de respuesta inmediata, intervención (montando un escándalo para detener el acto de violencia) y resolución del problema en el mismo lugar. Si no es posible resolver el conflicto en el lugar, se contacta con la policía local y los funcionarios del barangay para que se hagan cargo del caso, y se da la referencia de grupos socios del programa. Cuando los conflictos requieren procedimientos legales, los voluntarios inician la movilización para asistir a los juicios, y ofrecer así apoyo moral a las víctimas. Otras formas de apoyo consisten el el cuidado de los hijos, los servicios de alojamiento temporal y la hospitalización de las víctimas, que, o bien es gratis, o se paga en especie.
Las comunidades han utilizado la forma de organización de Bantay Banay para hacer frente a otras preocupaciones diferentes a cuestiones de género o de carácter familiar. Después de establecer el sistema de Bantay Banay en sus comunidades, los grupos se embarcan en empresas económicas, tales como cooperativas, dado que se han percatado de que muchos problemas tiene su origen en la inseguridad financiera. Se anima especialmente a las mujeres a que establezcan pequeños negocios. La mayoría de estos proyectos se autofinancian, y algunos grupos utilizan los ingresos para apoyar otros proyectos de Bantay Banay y mejorar las condiciones de la comunidad. Su capacidad de organizarse también ha posibilitado el acceso de las mujeres a la política, mediante la promoción. Algunos ejemplos de otras de sus actividades son:

Los programas de educación y concienciación continuas instruyendo a la comunidad en la resolución de conflictos, ayudan a las mujeres a romper el silencio. Estos esfuerzos se han ampliado hasta incluir la formación de grupos juveniles de Bantay Banay, que han incorporado cuestiones relacionadas con los derechos de los menores y con los abusos a menores. Este es un punto muy importante, dado el gran número de niños que han sido víctimas y la necesidad de educar a la siguiente generación. El compromiso cada vez mayor de las comunidades ha llamado la atención de los funcionarios locales. Inicialmente existía cierta prevención por parte de los funcionarios de los barangays respecto a prestar apoyo al proyecto, debido a que se le veía como una amenaza política. Sin embargo, posteriormente observaron la manera en que Bantay Banay llevaba a cabo su labor con mayor facilidad mediante la aplicación de la ley en nombre de ellos. Actualmente los dirigentes de los barangays apoyan el movimiento mediante el aporte de fondos a los proyectos de Bantay Banay, y algunos de ellos han acudido al sector privado en busca de recursos y financiación, y han obtenido resultados satisfactorios.

Bantay Banay ha beneficiado a las comunidades en su conjunto e individualmente. Anteriormente, las comunidades se caracterizaban por mostrar interés y preocupación únicamente por los problemas propios. Ahora, los vecinos hablan de un sentimiento de compromiso verdadero, unidad y preocupación por la comunidad, nacido del deseo de ayudar a los otros. El acercamiento de los miembros de la comunidad a Bantay Banay les ha puesto de manifiesto, especialmente a las mujeres, la importancia de conocer los derechos de cada uno y de tener confianza en uno mismo para hacer valer esos derechos y luchar por ellos. La formación básica en asuntos legales ha supuesto un importante paso para el aumento de la confianza de las mujeres en ellas mismas y para su plena participación. Los hombres han empezado a acudir a los cursos de sensibilización sobre temas de género, cuya eficacia se manifiesta en una mayor colaboración entre las parejas, en la participación de los hombres en las tareas domésticas y en la equiparación en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos. Además, los métodos tradicionales para "disciplinar" a la esposa y a los hijos están cambiando, así como las ideas tradicionales sobre las diferencias entre los géneros y sobre la maternidad. El concepto de "madre soltera" está cambiando desde que se ha extendido la lucha de las madres solteras por convertirse en ejemplos de cómo salir adelante con éxito. El estigma y la vergünza que significaba ser madre soltera ha disminuido gracias al creciente apoyo y aceptación por parte de la comunidad. A pesar de que se han ido superando muchos problemas y obstáculos, los líderes y los miembros de las comunidades señalan las drogas como un problema emergente, pero frente al que sólo se puede actuar con muchas limitaciones.

La sostenibilidad del programa depende del esfuerzo de las propias comunidades. Sin embargo, también hay planes de sostenibilidad mediante la institucionalización de la ley WIN-GAD, que fija una parte del presupuesto asignado para iniciativas de mujer y de género. El consejo para la coordinación entre organismos también contribuye a la sostenibilidad del proyecto mediante la movilización de recursos propios y la capacitación de personas mediante la educación. Las diferentes áreas de proyecto de Bantay Banay también han encontrado maneras de institucionalizar el programa para garantizar su sostenibilidad. Algunas áreas han hecho un esfuerzo expansivo gracias a la financiación por parte del programa municipal de nutrición y salud urbana. Otros ayuntamientos han adoptado el programa, otorgándole carácter municipal, y han establecido resoluciones para que la policía y su departamento de servicios sociales lo incluyan en sus presupuestos. La provincia de Cebu ha asignado 3 millones de pesos para el desarrollo de programas Bantay Banay en cuatro ciudades. Cada ciudad tendrá su propio consejo de coordinación entre organismos, agrupará a instituciones y socios locales, y capacitará a sus vecinos. Las experiencias de extensión del programa y los esfuerzos por hacerlo sostenible demuestran que esta práctica puede repetirse con éxito en otras ciudades, municipios y regiones

Perfil financiero

La organización Lihok Pilipina ha recibido financiación de diversas instituciones para la expansión del proyecto y su aplicación dentro de las comunidades. A pesar de ello, y por ser una iniciativa de base, los dirigentes del programa Bantay Banay obtienen sus fondos de contribuciones de la comunidad y de los proyectos de producción de los grupos, principalmente. Otras vías de financiación son las donaciones y contribuciones de los gobiernos locales (concretamente, de los consejos de desarrollo municipal y comunitario).

Referencias



Este documento se ha editado a partir de una versión inglesa.

Traducido por María Cifuentes.

Revisado por Carlos Verdaguer.

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