Ciudades para un Futuro más Sostenible
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Documentos > La Construcción de la Ciudad Sostenible > http://habitat.aq.upm.es/cs/p3/a017.html

Energía y buenas prácticas


Joaquín Corominas



1. Introducción histórica al uso de la energía en las ciudades de nuestro entorno


La utilización de la energía ha mejorado la "habitabilidad" en las ciudades al aumentar el nivel de confort por medio de la calefacción y de la iluminación, al posibilitar ciertas transformaciones físico-químicas como el cocinar, la obtención de metales y el cocido de materiales cerámicos y vítreos, o al incrementar el rendimiento de nuestro esfuerzo muscular por medio de motores aplicados a máquinas o a vehículos. Junto a ello se han originado unos efectos indeseados -y a menudo desconocidos y minimizados- que están afectando seriamente a la sostenibilidad del modo de uso de la energía.

La forma como utilizamos la energía también afecta las posibilidades de mantener un desarrollo de nuestra sociedad. Si consumimos demasiado poca energía, deberemos consumir demasiado esfuerzo para cubrir las necesidades básicas, y no podremos dedicar el esfuerzo necesario para desarrollarnos. Pero si consumimos demasiada energía, el coste (monetario, ambiental o de recursos) de este excesivo consumo nos obligará a dedicarle un esfuerzo adicional que no podremos orientar hacia el desarrollo que perseguimos.

Las formas de energía que se han utilizado para las actividades básicas desarrolladas en el medio urbano de nuestro entorno han ido evolucionando con el tiempo. El cocinar -que se hizo casi exclusivamente con leña durante muchos siglos- se ha ido realizando además con carbón en ciertos lugares (en fogones abiertos, en hornos y en cocinas "económicas"), con petróleo, gas (ciudad obtenido a partir del carbón, la leña o el petróleo, o butano y natural en tiempos más modernos) o electricidad en nuestras tierras, pero también se ha empleado estiércol o los rayos solares en otras culturas.

La calefacción se ha conseguido con leña (en chimeneas o diversos tipos de estufas), carbón, petróleo, gas y electricidad, pero también con residuos como el serrín (en estufas), la paja (en los purgatorios, conducciones de aire caliente bajo el suelo), el orujo (en los braseros) o la energía solar ya sea con sistemas pasivos, activos o mixtos.
Para la iluminación se han utilizado aceites, grasas, carburos, ceras, petróleo, gas y electricidad de la red o fotovoltaica. Ciertas actividades mecánicas -como la molienda del grano de los cereales- se han efectuado además de manualmente, por medio de animales, de ruedas hidráulicas o de molinos de viento por lo que es frecuente aún hoy encontrar calles y plazas con nombres que lo recuerdan (del molino, de las muelas, de la acequia).

El suministro de agua a las ciudades se ha conseguido por medio de la gravedad (canalizaciones), por medio de ruedas hidráulicas movidas por los ríos y las mareas, o por medio de bombas accionadas por vapor, gas o electricidad.

Para el transporte colectivo de personas o de mercancías se utilizaron animales de tiro durante siglos,seguidos de vehículos propulsados por motores de vapor (a carbón), por motores eléctricos (a partir de pilas al principio y de baterías posteriormente, o alimentados por cables externos como en metros, tranvías y trolebuses), de gas (natural, licuados del petróleo, u obtenidos por la pirólisis de residuos vegetales como las cáscaras de almendra en los llamados "gasógenos"), o tirados por cables (como los funiculares y el famoso tranvía de San Francisco).

Como puede verse, no hay un determinismo tecnológico respecto a las fuentes y técnicas a utilizar. Las situaciones actuales son producto de las decisiones tomadas a lo largo de la historia en cuanto el tipo y la calidad de las prestaciones, los costes económicos directos y "externos", la salubridad, la contaminación y la asignación de los recursos energéticos entre otros factores.

A título de ejemplo, citemos diversos casos de prohibición de ciertas fuentes en ciudades a lo largo de la historia. En Inglaterra la hulla fue prohibida por los problemas sanitarios causados por el humo que producía, y la leña lo fue por la prioridad que tenía para la marina mercante. El carbón y otros combustibles sólidos similares en París se prohibieron por el problema que originaban las cenizas en las basuras. En situaciones de contaminación demasiado elevada, se prohíben ciertos tipos de combustibles en muchas ciudades. En España los vehículos particulares no pueden utilizar los GLP como lo hacen ciertos vehículos públicos. Lo curioso es que en los domicilios particulares podemos almacenar bombonas con GLP pero no la gasolina que almacenamos en los vehículos particulares.

Los criterios dominantes que han marcado la evolución del uso de la energía en las ciudades han ido cambiando a lo largo del tiempo, y de forma distinta según los recursos, la correlación de fuerzas, el ambiente social propicio para ciertas innovaciones, o el grado de autonomía local para la toma de decisiones energéticas.

Los medios urbanos fueron un buen lugar para la introducción y el desarrollo de la electricidad, comenzando por la iluminación de las calles primero, y de fábricas y locales públicos luego, para terminar con la iluminación de las viviendas y su posterior electrificación generalizada.

La primera central hidroeléctrica de España (1883) fue la transformación de un molino en pleno centro de Girona, cuya energía se utilizó (y aún hoy sigue utilizándose) para la iluminación de las calles durante la noche y para las dependencias municipales durante el día. En otros casos, la central hidroeléctrica que suministraba la electricidad en el municipio era de la cooperativa de los usuarios, como en Camprodón.
Las fábricas comenzaron autoproduciendo su electricidad a partir de motores de vapor, de gas o de gasolina, y que con el tiempo se fueron convirtiendo en pequeñas centrales locales o de barrio.

El gran mercado que significaban las grandes ciudades indujo la creación de grandes centrales hidroeléctricas en las zonas montañosas, como las de Cabdella y Camarasa del Pirineo que suministraron la energía para los primeros FF.CC eléctricos, las industrias y las viviendas de la ciudad de Barcelona.

La ciudad quedaba unida físicamente a las montañas por medio de unos cables que le proporcionaban la energía que no tenía. El agua de las montañas transformada en electricidad transformó la ciudad y la vida de sus habitantes: ferrocarriles, tranvías, funiculares, teleféricos, alumbrado en las calles, en los escaparates, en las viviendas. Los primeros electrodomésticos fueron el signo de modernización de los hogares: planchas, neveras, radios.

Mientras la ciudad pendía de tres hilos de centenares de kilómetros, muchos pueblos cercanos a las centrales hidroeléctricas o a las líneas de alta tensión quedaban sin poder utilizar la energía eléctrica: la tecnología escogida lo hacía demasiado complicado y costoso.

A partir de la Segunda Guerra Mundial se produce un cambio cualitativo en el mundo rico, al que España se fue introduciendo lentamente. La energía ya no es un medio de cubrir las necesidades básicas y ciertos lujos, sino que es una mercadería que debe venderse lo máximo posible y de manera que produzca grandes beneficios. Una de las consecuencias es un crecimiento sin precedentes del consumo de energía primaria, principalmente de combustibles fósiles y en menor grado de la energía nuclear a partir de los inicios de los 60 en algunos países y de sólo una década más tarde en España. Otra de las consecuencias es que las ciudades van quedando conectadas a territorios cada vez más lejanos por medio de tuberías, carreteras, ferrocarriles y barcos que le proporcionan los combustibles, principalmente líquidos y gaseosos.

La calidad de vida en las ciudades mejoró por el mayor confort conseguido con la energía y la utilización de formas más limpias de ésta, como el gas y la electricidad en lugar del carbón, la leña y del petróleo. El incremento del consumo de energía en los medios urbanos debido al aumento de la población y del consumo por habitante va requiriendo de mayor espacio para la transformación, transporte y almacenamiento de la energía y de sus residuos (cenizas, materiales y combustible radioactivos). De este modo aumentan las necesidades de hinterland de las ciudades.

La elevada densidad del consumo de energía en los medios urbanos empieza a provocar un empeoramiento de la calidad de vida por los nuevos impactos -poco o nada previstos- derivados del consumo de energía, como NOx, SO2, CO, partículas, volátiles o plomo que provocan problemas de salud (particularmente respiratorios) y deterioro de los edificios y monumentos (particularmente los de materiales calizos y férreos). Los costes originados por estas consecuencias se consideran "externos" al sistema energético, no los pagamos con la factura energética sino con la del médico o la de los albañiles y pintores.

Otra de las consecuencias de la utilización de cantidades rápidamente crecientes de energía es que ha conllevado accidentes de diversa índole: incendios, explosiones, intoxicaciones. En algunos casos las prisas no dejaron tiempo a una planificación y ejecución de suficiente calidad. En otros, simplemente hacerlo bien resultaba demasiado caro.

La creciente urbanización de una población mundial en aumento y con consumos crecientes de energía, está saturando la capacidad de regeneración de los ecosistemas naturales. La insostenibilidad de este sistema se ha hecho visible ya en el presente. Es por ello que muchas ciudades y pueblos ya han tomado medidas para reducir su grado de dependencia, o el nivel de su inostenibilidad. Estas medidas pueden mejorar la habitabilidad de las ciudades, pero pueden también reducirla en algunos aspectos: éste es un signo que nuestro modelo energético urbano no es sostenible ni en el tiempo ni en el espacio.



2. Sostenibilidad energética


El análisis de los aspectos sobre el nivel de sostenibilidad energética del medio urbano tiene los objetivos siguientes:



1. Metodológicos




2. Informativos



La falta de sostenibilidad en el consumo de energía puede originarse por diversos motivos:

La aplicación de los criterios básicos de sostenibilidad al consumo de la energía nos lleva a las siguientes conclusiones sobre las condiciones de su consumo:



1. Reducir al mínimo necesario el consumo de energía primaria utilizada directamente, y de la contenida en los materiales y servicios empleados




2. Desplazar el consumo de fuentes no renovables hacia fuentes renovables




3. Reducir los impactos derivados del uso de la energía





4. Utilizar las fuentes fósiles sólo:


Una sostenibilidad energética fuerte sólo puede conseguirse con el empleo de fuentes renovables de energía a un ritmo que asegure su renovabilidad y de forma que no afecte la capacidad ecológica del entorno (por ejemplo, destruyendo suelos fértiles por la construcción de embalses) y todo ello teniendo en cuenta todas las fases que conlleva el uso de la energía (su captación, transformación, transporte, almacenaje y uso) y de los equipos necesarios para ello (obtención de los materiales, fabricación, instalación, mantenimiento, desmantelamiento).

Si sólo consideramos algunas fases del ciclo, nos limitaríamos a contemplar una sostenibilidad parcial, lo que podría no representar una sostenibilidad global. Así, si para fabricar el equipo necesario para el uso de una fuente renovable de energía se precisara más energía que la que el equipo nos proporcionara a lo largo de su vida útil, no estaríamos actuando de manera sostenible: en el límite, toda la energía utilizable se emplearía para la fabricación de los equipos.

Forzosamente las condiciones de sostenibilidad local serán distintas unas de otras, puesto que están determinadas por las características locales de intensidad del flujo de reposición, y del tamaño del estoc inicial en caso de existir éste, como sucede en un bosque. La extensión de unas prácticas que pueden ser sostenibles localmente puede muy bien ser que no conduzcan a una sostenibilidad global. En este campo pues, no se trata de copiar las acciones sostenibles de otros o de otras épocas, sino de adaptarlas a nuestras condiciones locales y actuales.



3. El consumo de energía en las ciudades


El consumo de energía no tiene las mismas características y consecuencias cuando se produce en un medio rural que en uno urbano o en uno industrial. El consumo de energía en un medio urbano es más concentrado que en el medio rural, por lo que la dispersión de los contaminantes se dificulta. Por otro lado, por esta mayor concentración, por la estructura de la ciudad y a menudo por el lugar de su asentamiento, se hace más difícil la utilización de los recursos renovables locales, como el sol, el viento, la leña, el agua del río.

La multiplicidad de usuarios (domésticos y en servicios y comercios), todos ellos con sus correspondientes equipos energéticos, hace más difícil actuar sobre éstos (en la calidad y la eficiencia de su uso por ejemplo) que sobre los equipos industriales. Además en las ciudades también consumen energía los transeúntes no residentes en la misma, lo que hace difícil incidir sobre las pautas de estas personas.

El análisis del efecto del medio urbano sobre el consumo de energía no debe circunscribirse al consumo de energía en la ciudad. Como consecuencia de la especialización territorial muchas de las actividades que consumen energía y que son imprescindibles para la vida en y de la ciudad se llevan a cabo fuera de la ciudad, a mayor o menor distancia de ella. Como ejemplo, podemos citar la obtención de la energía primaria y su transformación a energía final (de petróleo a gasolina, de agua a electricidad), la producción de alimentos y de los múltiples artículos de consumo, o el tratamiento de los residuos. De no contabilizar estos consumos energéticos, se llegaría a la paradoja que un mayor aumento de consumo de bienes y servicios en la ciudad se contabilizaría como un aumento de consumo energético fuera de la ciudad con el consiguiente descenso de la sostenibilidad de las áreas no urbanas. De esta forma, estas áreas deberían afrontar las consecuencias del mayor consumo urbano y las ciudades no verían modificar su aportación a la insostenibilidad. Sólo la ignorancia o el egoísmo puede mantener este método contable.

Por lo tanto, el consumo de energía que se produce como consecuencia de la vida en las ciudades debe contemplar tanto el consumo directo de energía en los medios urbanos, como la energía contenida en los bienes y servicios que utiliza la ciudad. Al analizar la relación E/H (consumo de energía y diversidad creada) comentada en el artículo introductorio, debería pues considerarse toda la energía utilizada por la existencia de la ciudad así como toda la "obra construida" o diversidad originada por la existencia de esta ciudad. Evidentemente estamos aún lejos de efectuar análisis cuantitativos de esta complejidad, es como si en economía estuviéramos aún en la Edad Media.

Si el uso de energía en las ciudades fuera sostenible sería por pura casualidad. No sólo se desconocen por lo general los efectos del consumo de los distintos tipos de energía en las ciudades, sino ya el valor mismo de estos consumos. En el aspecto energético de las ciudades estamos por lo general en una etapa en que aún no se han establecido ni unos métodos contables adecuados ni mucho menos una teoría energética equivalente a la económica.

Así, excepto en contadas excepciones, se desconoce:

A menudo cuando se proponen medidas de ahorro energético o de utilización de fuentes renovables de energía se argumenta que estas medidas resultan caras. Si no se conocen los datos que hemos citado anteriormente, ¿cómo puede opinarse sobre los costes de las medidas propuestas en relación con los actuales? Con lo que en realidad se compara es con los costes monetarios inmediatos que debe afrontar un determinado usuario, obviando los costes externalizados, los diferidos en el tiempo y los que costea otra entidad que la del propio abonado de una o de otra forma.

Evidentemente mientras se sigan utilizando estos procedimientos contables (monetarios, energéticos y ambientales) difícilmente se puede cuantificar la sostenibilidad o insostenibilidad energética urbana.



4. Algunas razones para la situación actual


Es conveniente analizar las causas que han conducido al nivel actual de sostenibilidad (o de insostenibilidad según cual sea el aspecto (contemplado) del consumo energético derivado de la vida en las ciudades de nuestro entorno.

Una de las causas básicas es lo que puede calificarse de "especialización territorial" (en un lugar se produce, en otro se consume y en otro se tratan los residuos), pero que utilizando un término más preciso podría calificarse como de rotura del ciclo o de la realimentación (o del "feedback") que tiende a mantener estables los sistemas. Mientras las actividades dependan de los recursos locales, mientras el nivel de consumo esté ligado al esfuerzo total necesario para conseguir los recursos, tratar los residuos y mitigar los efectos nocivos, el consumo de energía tenderá a ser sostenible. En cuanto el consumo en una zona deje de depender de los recursos energéticos de la propia zona y del esfuerzo (o coste) total relacionado con su uso, el consumo tenderá a ser insostenible. La "especialización territorial" tiende a separar los beneficios y los perjuicios derivados del consumo energético, con lo que se debilita uno de los mecanismos correctores del nivel de consumo y del mantenimiento de la sostenibilidad de este consumo.

La "especialización funcional" también contribuye a romper la tendencia a la sostenibilidad del consumo energético. Una gran parte de la población es la consumidora, y una minoría es la que organiza y gestiona este consumo, la cual tiene por función permitir -y a veces fomentar- dicho consumo. La poca educación energética y ambiental proporcionada a la población -por los motivos que sea- y el carácter triunfalista con el que se dota a la idea del progreso conllevan a que la mayoría de los consumidores de energía no sean conscientes de que su consumo puede ser insostenible.

Algunos economistas han asociado al carácter de "bien común" de algunas de las fuentes renovables de energía, como la leña, el mal uso -o el uso poco sostenible- de este "recurso". Otros economistas han asociado el mal uso de los yacimientos fósiles a su propiedad privada que favorece su venta inmediata frente a su mantenimiento como primeras materias para las generaciones futuras. Otros han asociado al bajo precio de los combustibles fósiles la no consideración en su precio del coste de la reposición de los mismos, como si los yacimientos fueran infinitos. Estos precios falsamente bajos favorecen el uso de unos combustibles fósiles sobre el uso de recursos renovables.

Hay otras razones que explican la situación actual en el consumo energético de las ciudades, algunas de las cuales pueden tener un carácter "inconfesable". Entre ellas podemos citar la insolvencia de muchos municipios frente a los suministradores de energía (compañías eléctricas) o de servicios (como la recogida y tratamiento de RSU) que dificulta a estas empresas efectuar inversiones para mejorar la sostenibilidad energética o debilita el poder de la administración de imponer prácticas más sostenibles. Entre otro tipo de actuaciones de carácter más pícaro, podríamos citar la resistencia a cambiar de combustibles en el transporte urbano porque algunos de sus empleados utilizan en sus vehículos el mismo combustible que el de los vehículos públicos. Finalmente mencionaremos la falta de imaginación y de valentía de muchas administraciones en muchas de sus actuaciones. Un ejemplo de las posibilidades de influir en el cambio de pautas es el de incluir criterios de sostenibilidad en los concursos para la adjudicación de servicios y de equipamientos municipales.

Actualmente, la mayor parte de políticos y técnicos municipales y de ciudadanos opina que la energía es una cuestión en la que las administraciones municipales tienen poco que ver, excepto en lo que concierne al consumo en sus propias dependencias o en los espacios públicos y quizá en las infraestructuras (cables, depósitos, conducciones). Si los residuos y el ruido producidos por los ciudadanos son cuestiones en las que las administraciones tienen competencias, ¿por qué no las deben tener sobre el consumo de energía, que produce una serie de efectos negativos? Si las administraciones se preocupan de que exista un suministro adecuado, fiable y sostenible de alimentos y de agua, ¿por qué no deben preocuparse de que también lo sea el de energía? ¿En base a qué creen que el resto del territorio debe suministrarles la energía que deseen, deben soportar los inconvenientes y tratar los desechos producidos por su consumo? Que la mayoría de personas vivan en las ciudades no debería justificar estas imposiciones.



5. Acciones de sostenibilidad en el consumo energético de las ciudades


"... Que como ejemplo en la gestión de los propios edificios de la Administración, debe concederse una atención prioritaria a la política de utilización racional de la energía ,,,

Resolución del Parlamento Europeo sobre Ahorro de Energía en los Edificios, DOCE C99/213, del 13/4/87.



5.1 Sostenibilidad y actuaciones


Por actuaciones de sostenibilidad entendemos aquéllas que contribuyen a aumentar el nivel de la sostenibilidad en el tiempo y en el espacio (es decir, a la sostenibilidad fuerte y global), y aquéllas que reduzcan su insostenibilidad con un carácter valiente o innovador que vaya más allá de las simples buenas maneras de proceder profesional que ya se conocen y practican en otros lugares.

Por sostenibilidad en el espacio entendemos que la pauta de consumo pueda extenderse a todo el espacio mundial, es decir, a todos los habitantes, y por sostenibilidad en el tiempo entendemos que este consumo extendido en el espacio debe poderse mantener a lo largo del tiempo a sucesivas generaciones.

Recordemos que las divisiones y los límites administrativos son poco adecuados al análisis de la sostenibilidad energética urbana, puesto que el concepto de urbano es difícil de precisar en la práctica. De hecho tendría más sentido considerar las áreas de influencia de los medios urbanos al analizar los niveles de sostenibilidad energética, considerando como área de influencia de la ciudad el territorio con gran interacción con ésta, con la que intercambia población, productos y servicios, o energía (E) y diversidad (H) para generalizar.

La información disponible presenta un muestrario bastante amplio de actuaciones de mejora de la sostenibilidad energética en el entorno urbano. Si bien hasta hace poco en los municipios se preguntaban que tenían que ver con la energía, ahora se están dando cuenta de que es una realidad que no pueden ignorar y que les afecta a veces de forma importante. Las vías que han propiciado esta toma de conciencia han sido el coste de la energía (especialmente el alumbrado público), la ocupación territorial de las redes (eléctrica y de gas) y la contaminación originada por las combustiones (calefacción), los vertidos de combustible líquidos y de los gases del vertedero a la atmósfera, que incrementan el efecto invernadero. Los motores de esta evolución han sido agentes sociales (organizaciones ecologistas y ciudadanas), y organismos energéticos nacionales, estatales y comunitarios.

La evolución de la conciencia energética municipal ha ido progresando por medio de auditorías, estudios previos y de viabilidad, actos informativos y de formación, y proyectos de demostración, la mayor parte de las veces promovidos por organismos públicos externos a los ayuntamientos, o por lo menos con una participación importante de aquéllos.

Las actuaciones más generalizadas se producen en el alumbrado público, calefacción y climatización, y en mucho menor grado en el combustible de los vehículos, el autosuministro eléctrico (directo o a través de la red general) y el aprovechamiento de los recursos locales renovables (biomasa, sol, viento). Las técnicas utilizadas han sido el ahorro, el aislamiento térmico, la gestión avanzada del consumo energético, la bomba de calor, las placas solares térmicas y fotovoltaicas, la bioclimatización o arquitectura pasiva, los aerogeneradores y aeromotores de bombeo, las turbinas hidráulicas, recuperación de calor residual, y la cogeneración de calor (o vapor) y electricidad.

Es de destacar la existencia de empresas muy capacitadas, activas y motivadas en el campo que estamos analizando. Se dispone de tecnología nacional, y en algunos casos se fabrican o montan equipos diseñados en otros países. También se ha recurrido a equipos y consultorías del extranjero.

Las actuaciones analizadas cubren el autoconsumo y la venta de energía a la red, nuevas instalaciones y rehabilitaciones, y las fuentes solar (térmica, bioclimática, fotovoltaica), eólica (electricidad y bombeo directo), hidroeléctrica, biomasa (residuos leñosos), biocombustibles (biodiesel) y biogas (vertederos, lodos de depuración).

Hay algunos indicios de planes energéticos municipales y de urbanismo energético, pero en general son actuaciones preliminares. Se puede decir que las actuaciones energéticas municipales se orientan según tres ejes: realizaciones, servicios de soporte y política energética. Por lo general, estos tres ejes no se contemplan de forma integrada, como tres condiciones necesarias para avanzar hacia la sotenibilidad del sistema energético urbano y que se refuerzan mutuamente.



5.2 Criterios de evalución


Para poder evaluar la sostenibilidad de las actuaciones en materia energética, deberían medirse o estimarse los siguientes parámetros:



1. Utilización de los recursos energéticos





2. Importación de tecnología, capital o productos para la utilización de los recursos energéticos locales




3. Exportación de tecnología, capital o productos para la utilización de los recursos energéticos




4. Exportación de impactos derivados del uso de energía en la ciudad fuera de su término municipal, y





5. Importación de productos y servicios con elevado contenido de energía de





6. Exportación de productos y servicios con elevado contenido de energía



Estos dos últimos factores pueden condensarse en uno sólo:

Balance (positivo, negativo) del intercambio de productos y servicios con elevado contenido de energía con otras zonas



5.3 Criterios para la selección de casos


En este estudio sólo se considerarán las actuaciones que sean fruto de políticas de sostenibilidad urbana de administraciones, organizaciones, empresas de servicio público o de otras entidades que "hagan ciudad". Por ello se descartan las actuaciones

El motivo de tal acotación es el de ceñirnos a acciones ejemplares en el ámbito urbano, y evitar citar las múltiples experiencias de ahorro, de diversificación energética y de reducción de los impactos negativos que se llevan a cabo en todo el territorio.

En este sentido conviene tener presente que diversos organismos de las distintas administraciones (Ministerios, Consejerías de las CC.AA, Diputaciones, Institutos y empresas públicas) vienen llevando a cabo actuaciones más o menos generalizadas (en la industria, en los hospitales o en los polideportivos) que tienden a reducir el nivel de insostenibilidad, tales como el ahorro y la eficiencia energética, la sustitución de combustibles por otros más eficientes y menos contaminantes, o la demostración de nuevas técnicas más apropiadas.

La información de base de los casos seleccionados se ha obtenido de la convocatoria o petición de información llevada a cabo por el MOPTMA a los municipios, los informes de las actuaciones de organismos (IDAE, ICAEN...), otras publicaciones y los conocimientos directos a través de documentos no publicados, actos públicos y visitas. En las publicaciones de realizaciones suelen figurar sólo los datos básicos de la instalación, por lo que no es posible describir la actuación. A título de ejemplo, hemos detectado 36 centrales hidroeléctricas propiedad de 34 municipios con una potencia instalada total de 23 MW, pero no disponemos de información para separar las rehabilitaciones de las nuevas instalaciones.



5.4 Casos seleccionados (*)




Casos presentados a la convocatoria




Allariz (Ourense)





Barcelona





Girona





Lanzarote





Mataró





Zaragoza





Otros casos conocidos




Área Metropolitana de Barcelona


Consta de 32 municipios, con un total de más de 3 millones de personas, el 50 por 100 de Catalunya



Bilbao





Cerdanyola del Vallès





Oviedo





Madrid





St. Pere de Torelló





Tortosa




Instalaciones municipales de Minihidráulica
Ayuntamiento
Almenar
Alt Aneu
Ansó
Arbizu
Benasque
Béjar
Bilbao
Durango
Durango
Escart
Garde
Girona
Grañén y Poleñino
Hecho
Isaba
La Seu d'Urgell
Lerma
Llavorsí
Logroño
Mollerusa
Monachil
Munguía
Oñate
Oñate
Placencia
Rentería
Rialp
Rodellar
Sallent de Gállego
Sangüesa
Sartaguda
Sort
Tolosa
Urzainqui
Valle Baztán
Viniegra
Nombre Central
C. de Pinyana
Alòs d'Isil
Ansó
P.Concepción
La Ruda
Tranco del Diablo
Sollano
Olabarría
Olazarra
Escart
Garde
El Molí
Balsa de la Rambla
Molino de Hecho
Isaba
Parque Deportivo
El Pisón
Llavorsí
Est. Tratamiento Aguas
Sant del Durán (Golmes)
Monachil
Sollube
Olate
Lamiategui
Solaruce-Sologoen
Erenozu
Sant Antoni
Rodellar
El Portet
Sangüesa
Sataguda
Sort
Amezketa
Urzainqui
Agozpe
Molino Abajo
kw
325
558
340
22
180
800
1500
22
56
8
252
157
275
25
700
964
45
74
600
163
1392

4341
320
400
207
140
10
2858
300
4200
427
690
64
315
6

Mwh/año
2633
3669
1650
34
810
4440
11168
85
160
3
882
956
1225
81
3200
4746
45
290
4000
800
7400

11564
1059
1260
1256
840
1
10400
1350
25473
2500
3200
225
1227
1




5.5 Conclusiones sobre el análisis de los casos





Grandes ciudades y Areas Metropolitanas
Ciudades Medianas y Pequeñas, y Pueblos
Reducción de los impactos derivados del uso de la energía Reducción del consumo de energía primaria utilizada directamente y contenida en los servicios y materiales empleados Desplazamiento del consumo de fuentes no renovables hacia fuentes renovables
Realizaciones

Realizaciones

Reutilización de instalaciones antiguas Allariz (8) Girona (7), Allariz (11)
otros (12)
Nuevas instalaciones estándar no considerado BARCELONA (1)
ZARAGOZA (16),
otros (17)
BARCELONA (1), BILBAO (2, 12), OVIEDO (2), Tortosa (15), otros (12)
Nuevas instalaciones innovadoras MADRID (4) ZARAGOZA (3), Mataró (3,9), Reus (19), El Masnou (13), Lanzarote (13), Premià de Mar (3), S.Pere de Torelló (14)
Servicios prestados Auditorías no considerado MADRID (4), otros (17)

Política energética
Acciones preparatorias no considerado BARCELONA (1,6), AMB-Cerdanyola (10), otros (17) AMB (5)
Puesta en práctica no considerado BARCELONA (1)
Notas
1) Programes d'actuació per a una política medioambiental a Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona 1994
2) El biogás-La solución, Eurocomercial SA
3) Uso de Biodiesel
4) Sermasa
5) Programa RESET de la UE, junto con otras tres ciudades para reducir un 15 por 100 de energía primaria no renovable por renovable en el 2010
6) Plataforma Ciutadana "Barcelona Estalvia Energía"
7) Fem Ciutat, num 4: l'energia elèctrica, La Central del Molí, Ayuntamiento de Girona 1993; ver también referencia bibliográfica***
8) Rehabilitación de la central minihidraúlica del Arnoia
9) Biblioteca pública Pompeu Fabra, construida con placas fotovoltaicas
10) Modelización del consumo energético de la ciudad, Proyecto en colaboración con la ciudad de Leicester (GB) i la AMB financiado por la UE
11) Cogeneración con rastrojos
12) Central hidroeléctrica; ver instalaciones Municipales de Minihidraúlica. Fuente: inventario de presas españolas 1991, DGOH, MOPT
13) Parque eólico Los Valles
14) Central de cogeneración con residuos madereros y red de distribución de agua caliente
15) Parc Eòlic del Baix Ebre, ENERGIA demo, num 45, ICAEN
16) Telegestión y modernización del equipamiento
17) Diversos organismos del estado, de las CCAA, de las Diputaciones y Cabildos
18) Placas solares térmicas
19) Uso del biogás de los lodos de la depuradora





ANEXOS




A1. Programas e iniciativas españolas


Administración estatal
Plan de Energías Renovables (MINER)
Plan de Ahorro y Eficiencia Energética (IDAE)
Comunidades Autónomas
Plan Energético de Aragón (1994)
Administraciones provinciales
Diputació de Barcelona
Ahorro energético municipal. Proyectos de ahorro, auditorías energéticas, programas informáticos de gestión energética municipal.
Jornadas de Servicios municipales y eficiencia energética
Diputació de Lleida
Uso de geotermia para calefacción



A2. Programas e iniciativas europeas


1. Declaraciones, tratados, libros verdes, políticas

2. Redes
CERE (Communities of Europe for Renewable Energies)
EAUE-Iclei
Energie-Cités
EURE (European Utilities for Renewable Energies)
EURENET (European regions network)
FEDARENE (Federación Europea de agencias regionales de energía)
OPET (Organizaciones para la Promoción de Tecnologías Energéticas)
Entidades de España que la componen:
EVE, ICAEN, IDAE, IMPIVA, OCICARBON, SODEAN

3. Programas de actuación
JOULE (investigación y desarrollo)
THERMIE (proyectos de demostración)
ALTENER (diseminación)
SAVE (ahorro energético, planificación local)



A3. Instituciones


1. Administración estatal
CIEMAT-IER
Grupo TENEO (Ecoauditorías)
IDAE
Instituto Nacional de Industria
MINER - Dirección General de la Energía

2. Comunidades Autónomas
Diputación General de Aragón, Servicio de Energía
Carlos Javier Navarro, Paseo María Agustín, 36, 50004 Zaragoza
GESTENGA (Gestión Energética de Galicia, S.A.)
Manuel Lara, Hórreo 94, 15702 Santiago de Compostela
ICAEN (Institut Català d'Energia)
Juanjo Escobar, Diagonal 453 bis, Atico, 080** Barcelona
IPEAE (Institut per a la Promoció d'Energies Alternatives i Estalvi
Energètic)
Carrer Avellaners 14, 3r F, 46003 Valencia
ITER (Instituto Tecnológico y de Energías Renovables S.A.)
Manolo Cendagorta
Pza. de Esapaña 1, 38003 Santa Cruz de Tenerife
EVE (Ente Vasco de la Energía)
Edificio Albia I, San Vicente, 8, Planta 14, 48001 Bilbao
SERMASA
Madrid
SODEAN (Sociedad para el Desarrollo de Andalucía)
Bolivia 11, 41012 Sevilla

3. Administraciones provinciales
Diputació de Barcelona, Servicio del Medio Ambiente



A4. ONG's CON TRABAJO REALIZADO


AEDENAT
Barcelona Estalvia Energia (c/o Acció Ecologista, Gran de Gràcia, 126 entl,
08012 Barcelona)
CEAN (Coordinadora Estatal AntiNuclear)
CODA (Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental)
GCTPFNN (Grup de Científics i Tècnics per un Futur No Nuclear)
(Apartado de Correos 10095, 08080 Barcelona)
GOB (Grup Ornitològic Balear) (Verí 1, 07001 Palma de Mallorca)
GREENPEACE
WISE (Servicio Mundial de Información sobre la Energía)

Fecha de referencia: 30-6-1997

Documentos > La Construcción de la Ciudad Sostenible > http://habitat.aq.upm.es/cs/p3/a017.html
 
Ciudades para un Futuro más Sostenible
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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid Universidad Politécnica de Madrid
Grupo de Investigación en Arquitectura, Urbanismo y Sostenibilidad
Departamento de Estructuras y Física de la EdificaciónDepartamento de Urbanística y Ordenación del Territorio