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Alfonso del Val
Aún dentro de la concepción más "débil" del término "sostenible"
aplicado a desarrollo, debemos aceptar que los residuos derivados
de las actividades económicas extractivas, transformadoras,
consumidoras no son otra cosa que recursos naturales
desaprovechados. Ello exige -en aras de un mínimo rigor- tener
en cuenta no sólo su condición y estado material, sino su
contenido energético. Por residuos debemos considerar tanto los
materiales, sólidos, líquidos y gaseosos -con su contenido
energético intrínseco-, como los exclusivamente energéticos:
vibraciones, radiactivos, electromagnéticos..., que abandonamos
en el entorno. A este respecto es preciso señalar que los límites
del hipotético crecimiento indefinido no están sólo establecidos
por el agotamiento o progresiva disminución de la disponibilidad
de los recursos, sino por la propia y limitada capacidad de la
biosfera para acoger los residuos.
La cuestión de los residuos afecta en general y de forma
horizontal a todas las actividades, personas y espacios,
convirtiéndose en problema no sólo por lo que representa en
términos de recursos abandonados sino por la creciente
incapacidad para encontrar lugares que permitan su acomodo
correcto desde un punto de vista ecológico. Esta incapacidad
viene determinada no sólo por la excesiva cantidad de residuos
que generamos sino por su extraordinaria peligrosidad en
determinados casos: radiactivos, algunos organoclorados....entre
otros.
A pesar de generar más residuos que bienes útiles, debido a
nuestra baja eficiencia en las actividades económicas, no se
conoce ni la cuantía ni la peligrosidad de los mismos. En España
no existe una contabilidad de los recursos naturales abandonados
en forma de residuos, pero se puede estimar en unos seiscientos
millones de toneladas anuales los residuos materiales generados
en las actividades de extracción, transformación, distribución
y consumo; casi la mitad de esta cifra corresponde tanto a
residuos gaseosos (CO2 neto, en su absoluta mayoría) como a
residuos sólidos (en gran parte materia orgánica fermentable).
Partiendo de la premisa de que el mejor residuo es el que no se
produce, se llega lógicamente a entender que la prevención debe
ser el objetivo prioritario, para aquellos residuos de difícil
o nulo aprovechamiento: peligrosos (radiactivos), la mayor parte
de los gaseosos, electromagnéticos, vibraciones (ruido),
calor...; pero no todos los residuos que se generan pueden ser
fácilmente evitados por lo que aún siendo la prevención el
objetivo principal a conseguir -entendida como la evitación
absoluta de residuos y no el desplazamiento geográfico o el
cambio de estado de los mismos-, ésta debe ser contemplada
conjuntamente con la reutilización, reciclaje y disposición final
-lo más respetuosa posible con el entorno- de los inevitables
residuos que se obtengan. Sólo podremos encontrar un destino
final aceptable -ecológicamente hablando- para los residuos si
estos no son excesivos y, sobre todo, si carecen de peligrosidad
para la biosfera e incluso para el espacio exterior.
Una gestión "sostenible" de los recursos naturales traspasa
necesariamente el marco espacial de la ciudad y obliga a actuar
de forma global y coordinadamente a lo largo de todas las
actividades económicas: extracción, transformación, distribución
y consumo, integrando en las mismas los objetivos de prevención
y aprovechamiento de los residuos con el fin de reducir
progresivamente la actividad extractiva y las agresiones
ambientales derivadas de la generación de residuos; reducir los
casi trescientos millones de toneladas de residuos de CO2 netas
(descontando lo que ya recicla la vegetación) que emitimos
anualmente a la atmósfera sólo sería posible si se actuase sobre
el sector energético y del transporte principalmente (reducción)
y se aumentase espectacularmente la cubierta vegetal (reciclaje),
por citar un ejemplo ilustrativo.
Evolucionar hacia una mayor sostenibilidad en la gestión de los
recursos implica ser capaz de evaluar la eficiencia alcanzada en
términos de ahorro de recursos naturales -tanto materiales como
energéticos- y evitación de residuos. La metodología que intenta
ponerse a punto actualmente, no sin dificultades, para evaluar
comparativamente la eficiencia en el uso de los recursos se basa
en el estudio integral del "ciclo de vida" - de la "cuna a la
tumba" en la terminología anglosajona- de los productos, con el
propósito de conocer el balance ecológico o "ecobalance" de todo
el proceso: extracción, transformación, distribución, consumo,
reutilización, reciclaje, disposición final de los residuos
(tanto materiales como energéticos). Lógicamente gestionar de
forma más sostenible los recursos implica acercarse
progresivamente hacia la "producción limpia", objetivo que
implica no sólo el menor consumo de recursos (materias primas y
energía), sino la drástica disminución de los residuos gracias
a la integración de la reutilización y el reciclaje de los mismos
en el proceso productivo; los bienes así producidos deben a su
vez ser diseñados para alcanzar una mayor durabilidad -duplicar
la vida útil de los objetos significa reducir a la mitad los
residuos- en su fase consuntiva y una posterior reciclabilidad.
No obstante la producción limpia y las estrategias de durabilidad
-sólo posibles generalmente en países de alto nivel tecnológico
y gran capacidad de planificación e integración social en los
sectores productivos y consuntivos- lejos de ser extensible al
resto del planeta, sólo está desarrollada en algunos limitados
sectores. En España los conceptos de "ecobalance", "producción
limpia" o "durabilidad" apenas son manejados fuera de las simples
estrategias del "marketing" verde, y la prevención y reducción
de residuos no son objetivos aún perseguidos ni por las
administraciones públicas ni por los sectores de la producción
y el consumo.
A pesar de las grandes cantidades de residuos que se generan en
España, no es ni la pérdida de recursos naturales, ni incluso la
peligrosidad para el entorno lo que más suele preocupar a los
gestores públicos o privados de los residuos, sino las
dificultades de todo tipo -económicas, geográficas, ecológicas,
sociales- para encontrar un destino final aceptable para los
mismos.
La situación más paradójica se da en relación a la fracción
mayoritaria de los residuos sólidos: la constituida por materia
orgánica fermentable (más de 160 millones de Tn anuales sobre un
total de residuos sólidos próximo a los 280 millones), ya sea
ésta de origen urbano (doméstico, mercados, hostelería...),
industrial, agropecuario o forestal. Por un lado nos encontramos
con el enorme déficit de materia orgánica de nuestros suelos
-duplicar al menos el escaso 1% con que cuentan muchos de ellos,
exige un aporte continuado de materia orgánica superior a los
doscientos millones de toneladas anuales, -lo que facilita y
aumenta el quizás mayor problema ecológico español: la erosión
y desertización de nuestro territorio; por otro lado, el
incorrecto tratamiento o simple abandono de estos residuos
ocasiona gravísimos daños al medio, contribuyendo a agravar
considerablemente el otro gran problema ecológico: la
contaminación de las aguas dulces -el 75% de la cual es debida
a los vertidos de materia orgánica-, así como a incrementar los
costes de tratamiento (vertederos controlados, incineración) y
a fomentar la incultura ecológica, incluida la parte que afecta
a los agricultores y el rechazo social de la gestión de los
residuos.
Reciclar los residuos orgánicos fermentables debería ser en
España prioritario -aún más en este caso, lógicamente, que la
prevención mediante un proceso de fermentación aerobia
exquisitamente controlada contamos con medios y experiencia para
ello- que permita la obtención de un "compost" o abono orgánico
cuya adecuada utilización, ya sea urbana (parques), agrícola
(cultivos más ecológicos) o forestal (recuperación de espacios
quemados), permita ir devolviendo al suelo la materia orgánica
y los nutrientes que extraigamos de él y que tanto necesita. Aún
compostando todos los residuos orgánicos no se cubriría más que
una pequeña parte de las necesidades. Compostar masivamente estos
residuos -el único reciclaje propiamente dicho que podemos hacer
de forma muy similar al que se produce en la naturaleza- exige
hacerlo desde una perspectiva o "estrategia mediterránea" que
contemple no sólo objetivos puramente ecológicos: freno a la
erosión del suelo, sino otros de contenido también económico y
social: recuperación de espacios quemados y desarrollo de una
agricultura más ecológica y sostenible que pueda ir prescindiendo
de los enormes costes ambientales y económicos de los
fertilizantes inorgánicos de síntesis, sustituyendo al máximo las
cuantiosas importaciones de estos abonos por el compost, cuya
producción debería al menos ser apoyada,-legal, técnica y
económicamente- de la misma forma que lo es la de fertilizantes
sintéticos.
Respecto a la otra importante fracción de los residuos sólidos,
la constituida por los materiales directamente reciclables por
la industria: papeles, cartones, metales, vidrios, plásticos,
textiles, cauchos..., conviene señalar la también paradójica
situación de que mientras su presencia es abundante en las
basuras, tanto de origen urbano como industrial, la industria
recicladora española tiene que importarlos de otros países que
los recuperan abundantemente. Por ello, anualmente gastamos
cantidades próximas a los cien mil millones de pesetas en
importar unos cinco millones de Tn de residuos (sólo de papel y
cartón se superan las 600.000 Tn) que en muchos casos están
presentes en las basuras, mientras en éstas se gastan cada vez
sumas más elevadas (doscientos mil millones anuales sólo en las
urbanas) en su recogida, transporte y "tratamiento" o
"eliminación", términos éstos últimos que en realidad se refieren
a meros intentos de ocultación (vertido controlado en el mejor
de los casos) y transformación físico-química (incineración) muy
poco respetuosos siempre con el entorno.
Satisfacer adecuadamente la demanda real de residuos sólidos -ya
sean estos para aprovechamiento industrial o agrícola- exige que,
como corresponde a su condición de recursos naturales, sean, al
menos cuidadosamente recogidos por separado y debidamente
tratados posteriormente para su mejor integración ecológica,
económica y social en los ciclos productivos que así podrían ser
cada vez más locales y cerrados en materiales y energía; aquí el
papel de la ciudad, gran generadora de residuos, y de sus
ciudadanos, toma de decisiones y participación colectiva en la
gestión de los recursos y los residuos, es decisivo.
Actualmente, la integración de los aún considerables residuos
sólidos, tanto inertes como orgánicos fermentables, en los ciclos
productivos industriales y agrícolas, está casi en su totalidad
presidida por criterios estrictamente económicos, aunque ello no
signifique que no se obtengan también beneficios ecológicos -que
generalmente podrían ser mayores- y sociales (generación de
empleo). Más de cinco millones de toneladas de residuos sólidos,
gran parte de los cuales tienen su origen urbano, son anualmente
aprovechados por la industria y la agricultura españolas gracias
a una actividad recuperadora y recicladora que alcanza muchas
veces su máxima eficacia cuando es llevada a cabo por los
sectores más marginados de nuestra sociedad; como ejemplo
significativo cabe señalar que la recuperación urbana de
chatarras metálicas por parte de los siete poblados marginales
que existen en Madrid capital es probablemente superior a la
obtenida por todos los sistemas públicos existentes en España
para la recuperación de residuos.
Por otro lado el aumento de la generación de RSU (residuos
sólidos urbanos) ha ido paralelo al del grado de complejidad y
peligrosidad de los componentes de la basura; a su vez el
esfuerzo de recuperación y aprovechamiento ha ido descendiendo.
Como consecuencia de ello, las crecientes cantidades de R.S.U han
comenzado a constituir un problema cada vez mayor: contaminación
de suelo,aire, aguas y degradación del paisaje debido a los
vertidos y quemas incontroladas; rechazo de la población hacia
los tratamientos más antiecológicos (incineración, vertederos
controlados e incluso planta de selección y compostaje sin
separación de origen); y últimamente discriminación y perjuicios
económicos directos respecto a los países de la U.E. que cuentan
con sistemas avanzados -generalmente más complejos y costosos-
de recuperación y reciclaje de RSU, de los cuales Alemania es el
más importante (punto verde).
Como consecuencia de todas o algunas -según los casos- de las
causas y circunstancias antes señaladas, se han ido abriendo paso
con lentitud y no sin dificultades, pero generalmente con gran
apoyo ciudadano, las nuevas prácticas de gestión de los RSU
basadas en la prevención, recogida selectiva en origen,
compostaje de la fracción orgánica fermentable y reciclaje de
gran parte del resto de los materiales.
A comienzo de la década de los ochenta comienzan las primeras
recogidas selectivas municipales en origen de papel, cartón y
vidrio en algunas ciudades españolas. En 1983 se inicia en
Pamplona el primer Plan Integral de recogida selectiva,
reutilización y reciclaje de todos los componentes de la basura
por deseo del propio Ayuntamiento y ante las enormes dificultades
que había encontrado para aplicar las soluciones clásicas: planta
de selección y compostaje que había fracasado, proyecto de
vertedero controlado que es violentamente rechazado por la
población afectada y pequeña planta incineradora (Burlada) que
se quema antes de su inauguración; el equipo que elabora y pone
en marcha el plan, consigue, en un tiempo récord (6 meses) que
los vecinos de un barrio de Pamplona separen y depositen de forma
diferenciada, para su posterior recogida selectiva 6 componentes
diferentes de la basura: papel, cartón, textiles (ropas) vidrio
y voluminosos, en una primera fase, y materia orgánica
fermentable (bolsa verde) y el resto (bolsa azul) con los
materiales inertes reciclables y otros no aprovechables en la
segunda fase. Posteriormente fue aprobada la extensión del Plan,
por decisión unánime de todos los Ayuntamientos, a toda la
Comarca de Pamplona (1986).
El Plan de la Comarca de Pamplona da un salto cualitativo en la
gestión de los residuos sólidos urbanos al introducir, por vez
primera en España, unos criterios de prevención y aprovechamiento
basados en la integración de los sistemas tradicionales de
recuperación, reutilización y reciclaje locales -procurando
mejorar los aspectos técnicos y sociales- dentro de una
estrategia más amplia y a largo plazo en la que se contempla la
participación de la población -adulta e infantil (educación)- en
la separación y recogida selectiva de los residuos y la
elaboración y posterior aplicación en la agricultura navarra de
un compost de alta calidad. Como realizaciones más significativas
cabe destacar la creación de un sistema de recogida selectiva de
envases de vidrio, altamente eficaz, que combinaba la recogida
directa (hostelería), a cargo de una cooperativa de jóvenes
exprofesamente formada (primer curso del INEM sobre
aprovechamiento de los RSU), con la aportación de los ciudadanos
a los contenedores, (diseñados para evitar roturas) situados por
toda la Comarca, El destino mayoritario de los envases era su
reutilización en las bodegas navarras y La Rioja, para lo cual
se clasificaban y lavaban en una planta (con maquinaria de
fabricación española) proyectada dentro del plan y en cuya
gestión participaba el recuperador (trapero) de vidrio en la
Comarca, siendo la propietaria de las instalaciones una empresa
privada (RECRISA) formada por los propios generadores
(hosteleros) y reutilizadores (bodegueros) del vidrio navarro;
la potenciación del colectivo "Traperos de Emaús" (apenas una
docena de personas sin estabilidad laboral, ni ingresos fijos y
garantizados), dedicado a la recuperación y venta de
electrodomésticos y muebles usados, mediante su integración en
el Plan para hacerse cargo de la recogida de todos los
voluminosos, papel, cartón y ropa de toda la Comarca; actualmente
con 70 empleos fijos, recogen unos cuatro millones de kilos de
estos materiales en 7 mancomunidades navarras, de las cuales se
reciclan realmente el 75%; en el campo de la educación cabe
señalar la creación de un complejo programa para introducir la
prevención y el reciclaje de residuos en la escuela que contó con
una huerta de agricultura ecológica (funciona todavía en Ansoain)
cuyas instalaciones y maquinaria fueron construidas por los
propios alumnos con materiales reciclados, incluido la
recuperación del suelo a base de compost de recogida selectiva
y estiércol, así como una exposición itinerante en la que, entre
otras cosas, se podían observar los ciclos y procesos de
reutilización y reciclaje (con materiales reales) de cada uno de
los componentes de la basura doméstica (los resultados altamente
positivos de estas experiencias dieron lugar a los primeros
materiales didácticos editados en España, a cargo del Gobierno
de Navarra, y premiados por el Ministerio de Cultura en 1986).
El éxito de este primer programa desarrollado en la Comarca de
Pamplona no debe atribuirse tanto a los logros del mismo -no
todos los objetivos se alcanzaron, como se explica más adelante-
sino a la demostración de la viabilidad de una nueva forma de
gestionar los residuos que sabe establecer objetivos ambientales
prioritarios propios de nuestras necesidades ecológicas:
prioridad al aprovechamiento de la materia orgánica siendo además
capaz de integrar los sistemas tradicionales de recuperación y
reciclaje de los RSU dentro de una estrategia amplia y avanzada
de recogida selectiva basada en la educación y participación
ciudadana. El programa navarro (1993-96) se adelantó a las
actuales y ya habituales y obligatorias prácticas de recogida
selectiva y reciclaje de los países más adelantados de Europa y
EE.UU. en materia ambiental.
Si bien el programa navarro encontró excesivos obstáculos-fuera
siempre del ámbito técnico y ambiental- para su completa
realización, su coherencia teórica y la demostración de su
viabilidad práctica lo convirtió en punto y modelo de referencia
para su aplicación, con reducidas variantes en Madrid (Barrio del
Pilar, Colonia Mirasierra y Ciudad de los Periodistas), Barcelona
(Torrellas de LLobregat, S. Cugat del Valles y Molins del Rei),
Córdoba y Navarra (Mancomunidad de Montejurra), donde se alcanza
el mejor resultado español de reciclaje de los R.S.U: más del 60%
de todo lo generado con costes monetarios equivalentes e
inferiores al vertido controlado e incineración, respectivamente
en España, y uno de los más altos de Europa. En otras ciudades
y pueblos se han desarrollado programas similares sólo de forma
experimental: Motril, Granada, y la Coronada (Badajoz), con éxito
en la participación y obtención de los objetivos previstos en la
mayoría de los casos pero sin continuidad, lo que resulta siempre
desaconsejable.
Ante la relativa complejidad de este nuevo modelo integral de
recogida selectiva y aprovechamiento de los residuos, derivada
de la novedad, falta de equipos profesionales, incertidumbre en
la comercialización de los materiales recuperados,...,los
responsables municipales españoles, carentes de una especial
preocupación ambiental relativamente seria y no estando obligados
por legislación alguna al respecto, han optado en general -salvo
las excepciones señaladas- por recogidas selectivas de aquellos
materiales -vidrio,papel,cartón,envases- directamente recogidos
en algunos casos o, en su defecto, garantizada siempre su
comercialización por la industria recicladora correspondiente;
recogidas selectivas que han contado con generosas y
discrecionales ayudas de las administraciones central, autonómica
y local,así como de los propios sectores económicos afectados:
industrias de pastas papeleras de recuperación y de envases
(sobre todo vidrio)
Actualmente, casi todas las poblaciones españolas cuentan con
sistemas de recogida selectiva de envases de vidrio mediante
contenedores situados en los espacios públicos para su
fraccionamiento y posterior fabricación (reciclaje) de nuevos
envases, regulados mediante contratos normalizados suscritos
entre la Asociación Nacional de Empresas de fabricación
automática de envases de vidrio (ANFEVI) y las administraciones
locales. Algo semejante, aunque menos extendida su recogida
selectiva, a pesar de la mayor dependencia exterior, sucede con
los residuos de papel y cartón. Además, las recogidas selectivas
de estos residuos -envases de vidrio, papel y cartón- han sido
apoyados con inversiones directas y ayudas de diferentes tipos
desde las administraciones autonómica, y central (MOPTMA),
gracias a las iniciativas de los propios fabricantes de envases
y embalajes de vidrio, papel y cartón; intentos parecidos han
surgido posteriormente de los otros sectores industriales:
fabricantes de envases de plásticos, aluminio, compuestos,...;
pero los objetivos de estas iniciativas no son sólo el
aprovechamiento de estos residuos de envases y embalajes, sino
que responden también a intereses de tipo legal, económico y
comercial ("marketing" verde).
En el campo de lo legal cabe señalar los intentos de la CEE de
reducir la generación de residuos de envases y embalajes
(cincuenta millones de toneladas al año) que dieron origen a la
"Directiva del consejo relativa a los envases para alimentos
líquidos" (85/339/CEE) la cual preconizaba una serie de medidas
genéricas para la prevención, reutilización y reciclaje de
envases de bebidas, pero sin objetivos cuantitativos concretos,
lo que dio lugar a interpretaciones y actuaciones muy diferentes
con consecuencias desiguales dentro de los países de la CEE;
algunos estados optaron por normativas de reducción,
reutilización y reciclaje de envases y embalajes (Dinamarca,
Alemania) que fueron consideradas como barreras comerciales
(opuestas, incluso al Tratado de Roma) por los sectores afectados
(fabricantes de envases y envasadores-exportadores) de los países
más reacios al cumplimiento de la directiva. España, que en 1989
aun conservaba una buena parte del tradicional sistema (garantía
de depósito) de envases retornables para relleno (reutilización)
en alimentos líquidos (y el 34% de todas las bebidas se
comercializaban en envases rellenables de vidrio), fundamental
para el logro de los objetivos de prevención de residuos de
envases contemplados en la directiva, eludió sistemáticamente el
cumplimiento de la misma siendo denunciada por ello por la
Comisión Europea (Asunto C-192/90) ante el Tribunal de Justicia
de la CEE de Luxemburgo que dictó sentencia condenatoria en 1991
contra nuestro país por incumplimiento de la directiva. (La
trasposición se efectuó mediante R.D. 319, 1991, de 8 de marzo
del Ministerio de Relaciones con las Cortes, pero sin los
programas operativos necesarios, por lo que dicho R.D. no ha
tenido incidencias práctica alguna).
Con el objetivo de armonizar las diferentes políticas y
realizaciones llevadas a cabo por algunos Estados miembros en
este asunto, la Comisión Europea inicia, en 1989, el primer
proyecto de modificación de la directiva 85/339 con propuestas
de elevados objetivos por parte de algunos países (100% de
reciclaje de todos los residuos -excepto plásticos- por parte de
Holanda), y que se concreta en un segundo proyecto en 1991 con
objetivos cuantitativos concretos: límite máximo de 150 kg. de
residuos de envases y embalajes por habitante y año; 90% de
recuperación de estos residuos para su aprovechamiento con un
mínimo de 60% de reciclaje. Cuatro años más tarde (20-XII-94) se
aprueba, tras sucesivas modificaciones a la baja impuestas por
los estados más reacios a estos objetivos, la nueva directiva
(94/62/CE) relativa a todos los envases y sus residuos que obliga
al cumplimiento de unos objetivos sensiblemente más bajos que los
ya conseguidos por una buena parte de los Estados miembros. Así,
entre otras novedades, se reduce del 90% al 50% el
aprovechamiento y del 60% al 25% el reciclaje de los envases y
sus residuos, se elimina el objetivo de prevención-máximo de 150
kg/hab/año de estos residuos y se introduce la prohibición de
aprovechar (!) más del 65 % y reciclar más de 45% de estos
residuos; excluye además prácticamente del cumplimiento de estos
objetivos a tres Estados (Portugal, Grecia e Irlanda). El Estado
Español (MOPTMA) intenta el cumplimiento de la nueva directiva
mediante un Real Decreto que, tras quince borradores, no consigue
ver su aprobación definitiva.
Paralelamente a las iniciativas de la Comisión europea, los
sectores fabricantes de materiales para envases y envasadores
(comercialización de productos) propugnan una estrategia- ante
el temor de una normativa europea apoyada por varios países, que
pudiera apostar por la prevención, envases reutilizables,
reciclaje elevado y prohibición de materiales peligrosos (PVC,
ciertos aditivos)- basada en la recogida selectiva de estos
residuos y argumentada en el derecho de los industriales a
escoger libremente el material y tipo de envase y a no sufrir
trabas comerciales por parte de cualquier país por razones
ambientales. En 1989, los veinticinco grandes grupos industriales
de los sectores fabricantes de materiales de envases y embalajes,
así como envasador de diferentes productos de gran consumo,
constituyen en Bruselas una poderosa asociación -European
Recovery and Recycling Association (ERRA)- con el objetivo de
materializar en la práctica la estrategia antes señalada y
adelantarse a la nueva directiva con realidades basadas en
experiencias de recogida selectiva de residuos de envases y
embalajes para su reciclaje (o incineración posterior) que sirvan
de "modelo europeo" basado en una alternativa consolidada a
posibles normativas estatales o comunitarias (nueva directiva)
que pudiera contener objetivos cuantitativos de prevención,
reutilización y prohibiciones de ciertos materiales y tipos de
envases -normativas ya existentes en países como Alemania,
Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Holanda y Suecia dentro
de la Unión Europea, y Suiza-. Después de realizar diez
experiencias piloto de recogida selectiva en Europa -todas ellas
en países (Portugal, España, Grecia,Italia, Irlanda, Reino Unido,
Francia) carentes de normativas restrictivas como las citadas
anteriormente, excepto Holanda- ERRA tiene como objetivo actual
construir una red más amplia integrada por más de veinte
experiencias dentro de su "programa de referencia". En España el
"modelo europeo" propugnado por la ERRA se materializó en
Barcelona (B. de la Sagrada Familia) con apoyo técnico,
financiero, publicitario y comercial; un sistema similar es el
finalmente adoptado por la Mancomunidad de la Comarca de
Pamplona.
Con la actual directiva que obliga a reciclar un 15% de cada
materia, el sistema de recogida selectiva de residuos de envases
de vidrio es el único que puede permitir su cumplimiento con
relativa rapidez y sin grandes esfuerzos gracias al formidable
y eficaz sistema de recogida selectiva implantado por ANFEVI,
circunstancia que no se da en el resto de los envases:
celulósicos, plásticos metálicos, complejos, textiles y maderas.
En el campo de lo económico cabe señalar la dependencia exterior
de residuos de papel y cartón -en 1994 se importaron 644.200
toneladas de estos residuos, a pesar de haber arrojado cerca de
3 millones de toneladas a las basuras, lo que explica la
necesidad del sector fabricante de contar con un suministro
nacional mediante recogidas selectivas al menor coste posible
(financiadas actualmente de forma generosa por las
administraciones públicas). Respecto al modelo de recogida
selectiva de residuos de envases de vidrio implantado en España
por ANFEVI, su objetivo principal es el abaratamiento de los
costes de producción gracias al empleo de calcín (chatarra de
vidrio recuperada) y la eliminación de los envases retornables
para relleno (el sistema más eficaz para la prevención de
residuos de envases); las empresas del sector, ante la falta de
cumplimiento de las previsiones de crecimiento de las ventas de
envases de vidrio, optaron, para dar ocupación a la gran
capacidad de producción instalada, por fomentar la exportación
y el desarrollo tecnológico para producir envases ligeros no
retornables como el envase del futuro (en 1985 se destinaron 175
millones de pesetas a la promoción de estos envases, cifra
superior al ahorro obtenido por el vidrio recuperado para
reciclar en los contenedores). En 1993 se recuperaron mediante
23.401 contenedores 111.250 Tn de residuos de envases de vidrio
frente a más de un millón de toneladas que acabaron en las
basuras.
En el terreno del llamado "marketing verde", el interés de las
recogidas selectivas de papel y cartón potencian la imagen
"verde" y/o "ecológica" del sector en general a la vez que
aumentan más los beneficios por la venta de "papel reciclado" en
el caso de las empresas fabricantes de este producto frente a las
del sector de pastas químicas que han acuñado el contra-término
de "papel ecológico" (supuestamente fabricado sin productos
agresivos -cloro- para el entorno). En el caso de los envases de
vidrio -el envase más valorado actualmente por los consumidores-
el sistema de recogida selectiva de los residuos de envases
permite a los fabricantes a través de una bien cuidada
organización (Centro de Envases del Vidrio, CEVI), el desarrollo
de intensas campañas por medio de publicaciones periódicas,
congresos, sesiones técnicas y supuestos programas de educación
ambiental, la introducción, en los ámbitos del consumo y sobre
todo en las escuelas de toda España, de materiales didácticos y
profusas informaciones en las que se insiste en los beneficios
ambientales de consumir envases de vidrio desechable frente al
resto de los envases fabricados con otros materiales. De esta
forma no sólo se incentiva el hábito de depositar los envases en
los contenedores, sino que se promociona el envase de vidrio
desechable como garantía de higiene, reciclabilidad y su
correspondiente beneficio ambiental, frente a los grandes
competidores de este envase -envases complejos (cartón, aluminio,
plástico) tipo "brik" y de PET (polietileno-tereftalato, un nuevo
plástico)-
Los residuos de gran volumen: electrodomésticos, muebles,
material de oficina, son objeto de recuperación en escasos
municipios, si bien en varios de los que se efectúa esta recogida
selectiva se obtienen altos rendimientos en términos económicos,
ecológicos y sociales. En estos casos, los servicios de recogida
corren a cargo de colectivos con marcado carácter de integración
social que obtienen ingresos procedentes de la venta de los
objetos recuperados -venta directa con o sin reparación previa,
desguace y aprovechamiento para reciclaje de los materiales- y
en algunos casos también en concepto de servicio de recogida de
basuras por el ayuntamiento correspondiente. Estos colectivos o
"empresas sociales marginales" constituyen una oportunidad
extraordinaria para aprovechar la rica y eficiente -aunque
carente de organización, adecuación técnica y dignidad laboral-
tradición recuperadora -traperos, chatarreros, chamarileros- y
adecuarla a las necesidades actuales con un contenido social
elevado y digno (generación de empleo estable). Actualmente se
está en trámite de constitución de una Federación de 38 empresas
sociales marginales dedicadas a la recuperación que proporcionan
empleo estable a cerca de mil personas. Sólo seis de ellas
(Traperos de Emaús de Pamplona, Fundación Engrunes de Barcelona,
R que R de Albacete, Recikleta de Basauri, Traperos de Emaús de
Bilbao y Fundación Deixalles de Mallorca) recuperan más de veinte
millones de kilogramos de residuos, de los cuales se reciclan
actualmente más del 80%.
La dependencia exterior de residuos, el paro estructural en
sectores marginales con tendencia a procurarse ganancias a través
de otros comercios ilícitos y socialmente perjudiciales, y la
necesidad de elaborar un sistema de recogida selectiva que sea
eficiente y poco costoso monetariamente nos debe obligar a
considerar la necesidad de ir integrando a los aún numerosos
grupos y personas que aún actúan libre y desorganizadamente en
esta actividad de recuperación, dentro de los planes integrales
de gestión de residuos tanto de ámbito municipal como autonómico
y estatal. Como ejemplo significativo y no único, cabe citar que
tan sólo las aproximadamente cincuenta familias gitanas que
habitan uno de los poblados marginales de Madrid capital,
recuperan más chatarra metálica (férrica y no férrica) que todas
las instalaciones mecánicas municipales de Madrid de recuperación
de materiales de las basuras (planta de recuperación y
compostaje de 700 Tn/día de capacidad, complejo TIR-Madrid de
1.200 Tn/día y separador magnético de 850 TN/día). En conjunto
la recuperación de chatarras metálicas que obtienen las familias
gitanas de los siete poblados marginales que existen en Madrid
capital es probablemente superior a la obtenida por todos los
sistemas públicos (ayuntamientos, comunidades autónomas y
administración central) existentes en España (plantas de
recuperación y compostaje, separación magnética, centros de
aportación voluntaria :"deixallerias, puntos limpios, centros de
recuperación y reciclaje, ecoparques,... y sistemas de recogida
selectiva en origen); España importa anualmente más de cuatro
millones de Tn de chatarras férricas, frente a una capacidad de
recuperación que no alcanza el millón y medio de Tn.
En las ciudades se generan residuos de materia orgánica
fermentable que proceden básicamente de restos de alimentos
(domiciliarios, de hostelería, mercados, industrias
alimenticias...) mataderos y carnicerías, barrido y poda de
parques y jardines, y lodos de depuradoras de aguas residuales.
En aquellos municipios en los que existen plantas de compostaje,
éstas se hacen cargo generalmente sólo de la materia orgánica
constituida por restos de alimentos, transformándola en compost
que normalmente no ofrece la calidad necesaria para ser un
producto apreciado y valorado monetariamente dado su nivel de
impurezas e incluso de contaminantes peligrosos. Aunque
actualmente los procesos mecánicos de separación de la materia
orgánica y de compostaje posterior han mejorado notablemente sólo
se consiguen calidades y rentabilidades monetarias aceptables en
contados casos en los que se procede a la recogida selectiva en
origen de los residuos orgánicos, separados previamente por los
vecinos. La planta de compostaje de Cárcar en Navarra, que
composta la fracción orgánica domiciliaria, separada por los
vecinos, e industrial de la Mancomunidad de Montejurra, y la
planta de Castelldefels (Barcelona) que composta restos de
parques y jardines y lodos de la depuradora de aguas residuales
del municipio y de la industria, junto con los residuos de
alimentos de Mercabarna (Barcelona) y restos del cultivo de
champiñón, son dos ejemplos significativos.
Las basuras urbanas que se tratan en las plantas de compostaje
no llegan al 11% de todos los RSU españoles, obteniéndose menos
de 400.000 Tn de compost, representando la producción de compost
de las dos plantas antes citadas menos del 2% de la cifra
anterior; como dato significativo que indica en gran parte el
nivel de materiales ajenos al compost, cabe señalar que mientras
en la planta de Cárcar el compost obtenido es el 17,5% del total
de la basura, en el conjunto de las plantas de toda España, se
obtiene un 25%.
Desafortunadamente, la gestión de los lodos de depuradoras de
aguas residuales, de restos de parques y jardines y de la
fracción orgánica constituida por restos de alimentos y
similares, no goza de una gestión conjunta a pesar de su
excelente complementariedad para elaborar un compost de calidad;
diferentes departamentos y empresas (públicas y privadas) que
gestionan estos residuos, falta de experiencias y conocimientos
de los procesos de compostaje por parte de los técnicos, ausencia
de legislación al respecto que obligue al cumplimiento de ciertos
objetivos, son algunas de las causas de esta situación y cuya
explicación más completa sólo hay que buscarla en el abandono
general de los asuntos ambientales concernientes a la erosión del
suelo, a la agricultura y al aprovechamiento de los residuos.
Por último es importante señalar el eficiente sistema de recogida
selectiva "domiciliaria" que se lleva a cabo para el
aprovechamiento de los residuos de mataderos y carnicerías, que
superan el millón y medio de Tn al año y de los cuales se
reciclan 1.200.000 Tn con objeto de obtener grasas y harinas para
piensos. De no existir este sistema de aprovechamiento,
totalmente privado, y sin apoyo oficial alguno, el problema
ambiental que ocasionarían estos desechos sería muy elevado y muy
difícil de resolver correctamente, circunstancia que se da en
aquellos lugares en los que por razones generalmente geográficas
(Islas Baleares y Canarias, pequeñas poblaciones lejanas a las
fábricas...) no se pueden aprovechar estos residuos.
En contraposición a las valoraciones anteriores, es necesario
señalar que los dos sistemas más extendidos y que mayor cantidad
de residuos consiguen recoger selectivamente: envases de vidrio
y papel-cartón, si bien han supuesto un avance en lo que a
extensión de la recogida selectiva en toda España supone y sin
dejar de considerar que son necesarios, también hay que dejar
constancia que han supuesto un cierto retroceso en lo que a
prevención y aprovechamiento de los residuos supone. La recogida
actual de residuos de envases de vidrio ha contribuido
decisivamente a la eliminación de los envases retornables para
relleno -cuya desaparición total, según los datos de 1989, aún
aumentando el número de contenedores y duplicando las
Tn/contenedor que se obtienen con el sistema actual,
representaría una generación y pérdida de dos millones de
toneladas de residuos de envases de vidrio más que irían a la
basura anualmente-; igualmente este sistema ha supuesto una
pérdida de empleo en el sector de la recuperación y lavado de
botellas -la sustracción de envases, sobre todo de cava en
Cataluña, de los contenedores fue uno de los primeros problemas
con este sistema- y de competitividad para numerosas bodegas y
embotelladoras que obtenían parte de su margen comercial al
utilizar botellas recuperadas. En el caso del papel y cartón,
lejos de aumentar los niveles de recogida, estos continúan
descendiendo -"la tasa de recogida" (porcentaje de papel y cartón
recuperado sobre el total consumido) se ha reducido del 44% en
1985 al 36% en 1994-; de forma aún más acusada que en el caso de
los envases de vidrio, el nuevo sistema ha supuesto la
eliminación de buena parte del circuito tradicional de
recuperación con la consecuencia de respuestas perjudiciales para
el nuevo sistema por parte de cierto sector de la recuperación
(incendio de contenedores, saqueo sistemático de los nuevos
contenedores metálicos). La complementaridad y adecuación de los
dos sistemas -tradicional y contenedores- hubiera permitido, con
el mismo apoyo dado a ambos, elevar la "tasa de recogida" de
forma considerable, circunstancia que también se hubiera debido
llevar a la práctica en el caso de los envases de vidrio -la
experiencia de Pamplona en los años 80 demostró la viabilidad
económica del sistema mixto gracias a la planta privada de
lavado; sin embargo, los apoyos oficiales sólo han beneficiado
a los nuevos sistemas de recogida; sólo en 1993, la
administración central (MOPTMA), destinó 700 millones de pesetas
a la compra de camiones y contenedores para dichas recogidas.
De la valoración, tanto pormenorizada como de forma global, de
las nuevas realizaciones llevadas a cabo en España en este campo
durante más de una década, se pueden extraer una serie de
conclusiones y recomendaciones que se refieren tanto al ámbito
local -urbano por excelencia-, como autonómico y sobre todo
nacional (legislación, grandes acuerdos intersectoriales e
interministeriales) y de la propia Unión Europea.
Cabe señalar en primer lugar que, en lo que a la gran incógnita
de la participación popular en los sistemas de recogida selectiva
se refiere, la respuesta española está en niveles aceptables, e
incluso en algunos casos superiores, a los niveles que se
obtienen de promedio en los países de la UE; incluso podría
añadirse, por los escasos pero significativos datos existentes,
que la demanda de los ciudadanos hacia este sistema se deja
sentir cada vez más en un número creciente de poblaciones. La
"disculpa" por este motivo ("la gente no va a separar aunque se
le pida") por parte de los responsables municipales para evitar
este sistema, aún manifestando muchas veces su idoneidad desde
el punto de vista ambiental, está realmente tan extendida como
injustificada, a esta supuesta disculpa se añaden otras quizás
más fundamentadas de tipo cultural, económico, operativo y legal
que merece la pena explicar con algo más de detalle.
En primer lugar la consideración de recursos valiosos otorgada
a los desperdicios -palabra con más de 100 acepciones distintas,
muchas de las cuales están cargadas de connotaciones muy
negativas de toda índole- es muy reciente en España y se carece
aún de elementos para su valoración, no sólo de tipo global o
cultural, sino concreta de cara a su aprovechamiento material
(y/o energético): contabilidad de su generación, inclusión del
estudio de su aprovechamiento en las enseñanzas oficiales...:
todo ello permitiría poder cambiar la "cultura del desperdicio"
-por otra parte la mayor producción material de nuestro sistema
económico- en un plazo menor y permitir la aparición de expertos
y la generación de conocimientos prácticos para abordar
correctamente la gestión de los RSU y asimilables desde la óptica
de su aprovechamiento.
Desde el punto de vista económico, la comercialización de los
materiales recuperados de los RSU no cuenta con los canales
adecuados -el mercado, como tal, apenas existe o está muy
enrarecido, la gestión no suele estar en manos de expertos,...-
y además se enfrenta cada vez más a ofertas crecientes de los
excedentes de residuos provenientes de los grandes sistemas de
recogida selectiva de otros países financiados por las propias
exigencias legales. Todo ello conduce a la inexistencia de
garantía alguna sobre un precio relativamente estable para los
diferentes materiales recuperados, algunos de los cuales dependen
directamente del precio de las materias primas vírgenes cuyo
precio "político" y artificialmente bajo -petróleo, aluminio,
madera...- contribuye decisivamente a la baja valoración
monetaria de los residuos correspondientes: polímeros plásticos,
envases de aluminio... Los ayuntamientos, lógicamente, se
enfrentan a la incertidumbre de una comercialización dudosa de
unos residuos que para su correcta recogida selectiva han de
invertir más recursos -y no sólo monetarios- que los habituales
para esta labor.
Pero a los inconvenientes culturales y económicos, se unen los
estrictamente derivados de la novedad, escaso desarrollo de estos
sistemas aún en nuestro país y lo que, paradójicamente puede
parecer, aún más escaso conocimiento de lo existente en este
campo; la inercia en la manera de abordar los "planes de gestión
de los RSU", las inversiones realizadas en sistemas tradicionales
de recogida (y, en algunos casos de tratamiento) y los modelos
de explotación de los servicios correspondientes (cada vez más
a través de concesiones a largo plazo a un reducido número de
empresas privadas), son algunos de los "inconvenientes
operativos" a la hora de cambiar profundamente los sistemas de
recogida y tratamiento de los RSU (servicios que representan un
gasto de 200.000 millones de pts anuales a cargo de los
ayuntamientos españoles).
Las explicaciones anteriores, que nos llevan a desear un cambio
cultural, económico y operativo (o de gestión) de los Rsu (y de
los residuos en general) nos conducen también a la necesidad
inevitable del correspondiente cambio legislativo[1]. Este
cambio legal debe servir de base para el establecimiento de un
marco estratégico que considere los residuos como auténticos
recursos necesarios, no sólo desde el punto de vista ecológico,
sino económico y social (generación de empleo); el desarrollo
legislativo deberá a su vez contemplar los necesarios
instrumentos -fiscales, económicos,y técnicos- para que los
nuevos sistemas de recuperación y aprovechamiento de los Rsu sean
fácilmente establecidos en los municipios españoles a la mayor
brevedad posible, obviando los actuales inconvenientes antes
señalados; a su vez, la nueva legislación deberá recoger las
potencialidades de aprovechamiento que ofrece nuestro tradicional
sistema de recuperación y aprovechamiento y la reciente
experiencia que en este campo han aportado las nuevas
realizaciones, todo ello deberá servir para el establecimiento
de objetivos cuantitativos y cronológicos de prevención,
reutilización, reciclaje y depósito o destino final de los
residuos no aprovechables. Como medida urgente es necesario
informar, coordinar y asistir técnicamente y económicamente a los
ayuntamientos que actualmente están -o desearían hacerlo-
desarrollando planes de aprovechamiento integral de los RSU en
la línea aquí señalada.
Actualmente, y al margen de un posible cambio como el señalado
anteriormente, se deben tener por objetivos mínimos los
siguientes:
En el campo de los Rsu la utilización de envases y embalajes
retornables y reutilizables, tanto de transporte como de compra,
en los productos de consumo, debe ser el primer objetivo
(Alemania ha reducido en un millón de Tn los residuos de envases
y embalajes entre 1991 y 1994 como consecuencia de la nueva
legislación); de forma urgente se deberá detener la degradación
de nuestro actual sistema de envases retornables para relleno,
adecuándolo técnica (sobre todo mediante la normalización de
envases por capacidades y contenidos) y económicamente a las
necesidades actuales y establecer penalizaciones para los envases
no rellenables cuando éstos puedan ser sustituidos por los
anteriores. Se debería actuar, regulando legalmente e
incentivando con mecanismos variados (económicos, logísticos...),
el mercado de piezas de automóviles y electrodomésticos, al igual
que el de otros objetos recuperados, terreno en el que se
confluye con la prevención que ya ha sido señalada.
También de carácter extramunicipal, es preciso una normativa que
fomente el diseño de los objetos para su posterior desgüace y
reciclaje, así como su fabricación a partir de los materiales
recuperados de los RSU mediante recogidas selectivas que
garanticen la calidad de los mismos. Es necesario desarrollar los
sistemas de presentación por separado de los RSU por parte de los
ciudadanos para su posterior recogida selectiva, en función
siempre de la capacidad posterior de aprovechamiento de los
mismos, pero contemplando siempre la integración de los circuitos
ya existentes de recuperación y reciclaje locales; se deberá
cuidar siempre el "balance ecológico" o "ecobalance" de todo el
proceso, corrigiendo, si es necesario, los déficits ambientales
que puedan darse en muchas actividades tradicionales. Los
sistemas de recogida selectiva deben dar prioridad -por razones
ambientales antes que monetarias- a las recogidas selectivas de
RSU peligrosos (cualquiera que vaya a ser el destino posterior
de los RSU exige esta retirada) y de residuos orgánicos
fermentables. En la producción de compost se debe dar prioridad
a la calidad estable y garantizada del producto, única garantía
de comercialización y de beneficio ecológico para el suelo, y su
aplicación agrícola, forestal u ornamental debe ser lo más local
y experimentada previamente posible.
Una vez retirados los RSU peligrosos y la materia orgánica
fermentable, el resto de los residuos contienen materiales que
podrán ser reciclados en función de la demanda industrial que
exista para los mismos; el "rechazo" (RSU no aprovechables aunque
pudieran ser reciclados) que variará siempre, en función del
lugar y el tiempo, no deberá contener, por tanto, elementos que
compliquen su depósito en vertedero, pudiéndose comprimir y
cubrir con los residuos de construcción debidamente reciclados
(tierra de cubrición).
Considerar que una gestión de los RSU alcanza, o se aproxima, al
grado de sostenible -en las circunstancias ecológicas, económicas
y sociales de nuestro país-, exige una evaluación que contemple
el cumplimiento de una serie de requisitos, si no todos al menos
los más importantes, y pondere la importancia de cada uno de
ellos. Con objeto de poder hacer esta evaluación al conjunto de
las nuevas realizaciones estudiadas, se ha establecido un total
de once criterios de valoración y una puntuación -según la
importancia otorgada a cada uno de ellos- que es de diez enteros
en cuatro de ellos y de cinco en el resto. La puntuación así
obtenida, y que refleja el cuadro adjunto, permite al menos una
aproximación "cuantitativa" que compense en parte la inevitable
valoración subjetiva al no existir datos ni metodologías
comparables.
Los criterios establecidos son los siguientes:
1. Existencia de un plan integral de gestión que contemple los
objetivos antes señalados para la prevención, reutilización,
reciclaje y disposición o destino final de los RSU; el plan debe
adecuarse a las circunstancias locales de producción y consumo
y considerar el impacto ambiental global, incluido los consumos
de agua, energía y otros recursos.
2. Capacidad del plan, en sus planteamientos y posibilidades de
realización, para ser extendido a otras poblaciones.
3. Prioridad a la prevención de los residuos -sobre todo
peligrosos- y a la separación de la materia orgánica fermentable
para su transformación en compost de alta calidad.
4. Integración en el proceso de compostaje de los lodos de la
depuración de aguas residuales -con las garantías de ausencia de
metales pesados u otros contaminantes peligrosos- y de otros
residuos orgánicos aprovechables: forestales, agropecuarios,
industriales,...
5. El plan debe contemplar el aprovechamiento de los escombros
de obras o derribos y de las tierras de excavación.
6. Participación de la población en el cumplimiento de los
objetivos de prevención, reutilización y reciclaje de los RSU Las
recogidas selectivas deberán permitir a los vecinos la
presentación por separado de al menos las fracciones siguientes:
residuos peligrosos, materia orgánica fermentable, residuos de
vidrio, papel y cartón, textiles y voluminosos. Se debe
planificar la introducción de los conceptos de prevención,
reutilización y reciclaje en la educación primaria y secundaria;
esta introducción se deberá llevar a cabo mediante experiencias
previas y voluntarias por parte de los responsables de los
centros de enseñanza y deberá tener un amplio contenido
experimental y práctico.
7. Integración del proceso de compostaje en la agricultura local
o, en su defecto, contar con un sistema que garantice su correcta
comercialización y aplicación posterior de forma continuada. Para
ello es preciso llevar a cabo:
Control de calidad del proceso de compostaje y conocimiento de
la demanda potencial de cantidades y calidades de estos productos
según diferentes usos.
Planificación de la utilización agrícola del compost para
garantizar un consumo adecuado y continuo. Para ello es preciso
un período de investigación, previo conocimiento de las
características del suelo, sobre el nivel de materia orgánica y
otras necesidades de los suelos, así como de las dosis adecuadas,
épocas y sistemas de aplicación del compost según cultivos.
Evaluación de los resultados obtenidos y adecuada divulgación de
los mismos, no sólo entre los agricultores sino entre los propios
vecinos protagonistas de la separación en origen, previa a la
recogida selectiva de la materia orgánica fermentable.
8. Integración de los materiales recuperados de carácter inerte
en la industria local -si ello fuera posible-, recicladora,
mejorando, si fuere necesario, el nivel técnico y ecológico
-elaborando el "ecobalance" de los procesos de reciclaje- de la
misma. El objetivo debería de ser conseguir un aumento del empleo
local asociado a los programas de recogida selectiva y reciclaje
y contribuir a la disminución de la dependencia exterior en lo
que a residuos se refiere.
9. Establecer una metodología fiable que permita evaluar el nivel
de recuperación y reciclaje: porcentaje de los residuos recogidos
selectivamente y reciclados posteriormente sobre el total
generado.
10. Fomento de la creación de "empresas sociales marginales", o
concierto con las ya existentes para que se hagan cargo de la
recogida selectiva de todos o parte de los residuos.
11. Elaborar una metodología que permita la evaluación de la
participación ciudadana en los procesos de prevención, separación
en origen de las diferentes fracciones de los RSU y presentación
para su recogida selectiva. Este análisis debería permitir el
establecimiento de pautas de consumo y relación con la ciudad más
respetuosas con el entorno que se podrían extender al ámbito de
la prevención de la limpieza viaria (el mayor coste monetario de
la recogida de RSU), la utilización de los transportes, el
consumo de agua y energía, la construcción de viviendas y el uso
de los espacios urbanos de forma más sostenible y participativa.
Del estudio de las 18 experiencias sobre gestión de residuos que
han sido conocidas con diferentes grados de información se deduce
la existencia de un reducido número de nuevas realizaciones que
se puedan considerar como "buenas prácticas para una gestión
sostenible de los residuos sólidos urbanos", algunas de las
cuales ya cumplen con los requisitos necesarias (ver Apartado
anterior y cuadro adjunto) para alcanzar dicha consideración. La
Mancomunidad de Montejurra y Córdoba obtienen una puntuación
superior al 50% del máximo previsto (75 puntos) y otras se sitúan
próximas a esta puntuación o se encuentran dentro del desarrollo
de un Plan que les permitirá, de cumplirse, entrar a formar parte
del primer grupo: Fundación Traperos de Emaús de Pamplona,
Fundación Deixalles de Mallorca, Ayuntamientos de San Cugat,
Molins de Rei y Torrelles de Llobregat en Barcelona. En un tercer
nivel se sitúan las nuevas realizaciones que se alejan más del
cumplimiento de los objetivos señalados como necesarios para una
gestión sostenible de los RSU: Ayuntamientos de Madrid y
Barcelona, Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, Planta de
compost en Castelldefels, pero que presentan valoraciones muy
positivas respecto a alguno de los criterios de evaluación
considerados.
El resto de las realizaciones (Madrid, Barcelona, Sagunto, Vigo,
Olot, Allariz) apenas pueden ser incluidas dentro de las
consideraciones antes señaladas por su escasa relevancia, estar
ya extendidas en casi todas las poblaciones (contenedores para
vidrio, papel-cartón, pilas), e incluso ofrecer un balance global
o "ecobalance" de dudosa aceptación desde el punto de vista de
la conservación del entorno (complejo TIR-Madrid). Por último se
señala, sólo a título de ejemplo singular, el Plan de
aprovechamiento integral de los residuos sólidos de la isla de
La Palma (Canarias), en fase de elaboración por ser el primer y
único caso de gestión prevista bastante próxima a la
consideración de sostenible que abarca a todos los residuos
sólidos -no sólo urbanos- y a toda la isla. Se han desestimado
dos experiencias que no coinciden con los objetivos señalados:
la realizada por el Ayuntamiento de Torrelavega (Cantabria),
consiste en unas prácticas eventuales de reciclaje de papel, y
la labor que lleva a cabo la empresa PETROLEV. S.A., gestor de
residuos peligrosos, de reciclaje de aceites industriales usados
que es su objetivo industrial y empresarial dentro del
cumplimiento de la legalidad vigente.
Cuenta desde 1993 con un Plan plenamente realizado (iniciado en
1989) de recuperación y reciclaje de residuos sólidos urbanos e
industriales (fábricas de conservas vegetales) que afecta a 104
ciudades y pueblos (45.000 habitantes en total) que generan
anualmente 16.000 Tn de estos residuos. La mancomunidad abarca
la merindad de Estella, con poblaciones comprendidas entre los
13.000 (Estella) y algunos pueblos de menos de 100 habitantes;
la superficie de la mancomunidad de todos los ayuntamientos (M.
de Montejurra) se aproxima a los 2.000 Km2. Los residuos son
recogidos selectivamente por medio de diferentes sistemas:
vidrio, mediante contenedores específicos situados en todos los
pueblos; medicamentos, a través de las farmacias, centros médicos
y cooperativas de distribución de fármacos; voluminosos (muebles,
electrodomésticos), papel y cartón (contenedores específicos),
textiles (trapos y ropas), son recogidos por Traperos de Emaús
de Pamplona; materia orgánica fermentable (separada previamente
en origen) mediante contenedores específicos; resto de los
residuos (metales, plásticos, maderas,...) en contenedor
específico; pilas eléctricas en estudio su próxima recogida
selectiva.
El destino del vidrio (67 Tn/mes) es el fraccionamiento para su
posterior reciclaje (fabricación de nuevos envases); el de los
fármacos es, previa selección por parte de las distribuidoras de
medicamentos, su reutilización; los voluminosos y textiles (6
Tn/mes) junto con el papel y cartón (128 Tn/mes) son reutilizados
y reciclados por Traperos de Emaús y las industrias (papeleras,
fundiciones metálicas, de reciclaje de trapos,...); la materia
orgánica fermentable (792 Tn/mes) se transforma en compost de
alta calidad (233 Tn/mes) en la planta de compostaje situada en
el municipio de Cárcar, y el compost obtenido se vende ( 3.000
ptas por Tn) a la agricultura (32%), jardinería (45%) y otros
usos (propios, entrega a los vecinos en campañas de
concienciación, experimentación, etc.), con un 23% del total; con
la fracción restante se procede a su selección en la planta de
separación (situada conjuntamente con la de compostaje en Cárcar)
para su aprovechamiento posterior: plástico, con 8 Tn/mes;
metales férreos y no férreos, con 27 Tn/mes; vidrio, con 67
Tn/mes, incluido el recogido en contenedores; papel y cartón (128
Tn/mes, incluido recogida selectiva previa); envases "brik" y
otros (4 Tn/mes); con el resto (527 Tn/mes), que constituye el
"rechazo" de la planta de separación (39% del total de los RSU
recogidos en 1994, y algo menos en la actualidad), se procede a
su depósito en vertedero.
El plan de la Mancomunidad de Montejurra cuenta con un programa
de comunicación, información y educación ambiental permanente
dirigido a adultos y escolares. El coste de todos los servicios
de comunicación y educación ambiental, recogidas selectivas,
selección de materiales y elaboración de compost, supone una tasa
de basuras promedio (6.800 ptas/año y familia en 1994) similar
o inferior al de otras mancomunidades próximas y con mayor
densidad de población. Esta experiencia ha sido objeto del premio
nacional de Medio Ambiente del MOPTMA en 1994.
En conjunto esta realización obtiene la máxima puntuación (46
puntos sobre 75), pese a no contar con actuaciones en el campo
de la prevención (de competencia extramunicipal mayoritariamente)
y carecer de un programa de reciclaje de escombros.
Cuenta con un Plan de recuperación y reciclaje de los RSU
elaborado por la empresa pública SADECO, en fase de finalización,
que afecta a toda la ciudad (305.000 habitantes); en 1984
comienza la recogida selectiva de envases de vidrio por medio de
contenedores para su reciclaje que posteriormente se complementa
con recogidas directas a establecimientos hosteleros; se procede
a la recogida selectiva de papel y cartón por contenedores y
recogida directa (centros de enseñanza, empresas,....) en
doscientos establecimientos; se recogen también vehículos
abandonados. voluminosos, pilas eléctricas, escombros y animales
muertos; en 1993 se procede a la implantación (25.000 habitantes)
de la recogida selectiva domiciliaria, con separación en origen,
de la fracción orgánica fermentable y el resto (metales,
plásticos, "briks", etc.) que son recogidos en contenedores
diferentes; actualmente esta última modalidad de recogida,
ampliada a 50.000 habitantes en 1994, se ampliará al 80% de la
población en 1998 cuando esté finalizada la construcción de la
planta de selección y compostaje (actualmente en fase de
construcción). En los procesos de recogida y reciclaje posterior
están integrados varios recuperadores tradicionales e
industriales recicladores (fábrica de cartón de Córdoba), así
como empresas sociales creadas al efecto para la recogida y
clasificación de vidrio, voluminosos y plásticos; SADECO cuenta
actualmente con unas instalaciones provisionales para la
selección y acondicionamiento de los residuos recuperados y para
la elaboración experimental de compost a la espera de la
finalización de la construcción de la planta de separación y
compostaje. Los residuos recuperados que no son reciclados en
Córdoba (vidrio, pilas botón, plásticos, textiles) son enviados
a industrias recicladoras en Andalucía o, en su defecto, a otras
partes de España. Destaca el programa de comunicación y educación
ambiental (adultos y escolares) y sobre todo el de
experimentación en la elaboración de compost (materia orgánica
de los Rsu, restos de podas y lodos de E.D.A.R.) y de aplicación
de compost sobre suelos agrícolas (olivar, viña, patata,
cítricos) en colaboración con centros de investigación y con los
propios agricultores cordobeses, habiéndose obtenido rendimientos
de hasta un 60% más (olivar) en la producción gracias al abonado
con compost de los RSU
En la valoración global, Córdoba obtiene (42 puntos sobre 75) una
puntuación superior al 50% del total posible a pesar de no contar
aún con el pleno desarrollo del plan previsto y se convierte en
la experiencia de mayor alcance de cuantas realizaciones se han
llevado a cabo en España.
Estas tres ciudades barcelonesas, próximas a la capital, cuentan
con unos planes coordinados de gestión de los de los RSU basados
en la recuperación y aprovechamiento de los residuos en la misma
línea de las realizaciones anteriormente citadas (Montejurra y
Córdoba), pero con menor grado de desarrollo. Estos planes
cuentan con el apoyo de la Entitat Metropolitana de Serveis
Hidraulics y Tractament de Residus y de la Junta de Residus del
Departament de Medi Ambient de la Generalitat de Catalunya, que
considera estas realizaciones como experiencias piloto para el
futuro desarrollo en Catalunya de la "Lley reguladora dels
residus" que obliga a la separación domiciliaria de la fracción
orgánica de los de los RSU y su posterior recogida selectiva y
aprovechamiento. La realización de estos planes comenzó en 1993
y afecta a toda la población (62.500 habitantes) que actualmente
separa vidrio (contenedores específicos y aportación a
"deixalleries"), papel y cartón(igual sistema), voluminosos,
textiles, pilas eléctricas y medicinas que se recogen
directamente y por aportación a las "deixalleries" o "Centros de
recepción de residuos" (contemplados en la citada Lley dels
Residus); estos centros cuentan con espacios adecuados para la
recogida por separado de prácticamente todos los residuos
domésticos aprovechables: diferentes plásticos y metales,
textiles, calzado, papel y cartón, vidrio para reutilización
(relleno) y reciclaje, radiografías, aceite de cocina, pan,
voluminosos, escombros y restos de poda y jardines. Igualmente
se recogen en ellos los residuos domésticos peligrosos: productos
de limpieza y del automóvil, pinturas, disolventes, colas,
fluorescentes y lámparas de mercurio, termómetros, pilas y
baterías, insecticidas y fitosanitarios, materiales electrónicos,
cartuchos de tóner, productos de revelado fotográfico y
aerosoles. Actualmente funciona una de las Deixalleries previstas
en Torrelles de Llobregat los siete días de la semana con gran
éxito de participación pública y organización interna
(información al público, tratamiento de los residuos).
Los materiales recuperados (42 residuos distintos) por los
diferentes sistemas son reciclados o aislados y tratados
(peligrosos) posteriormente. La separación de la fracción
orgánica para su compostaje posterior se iniciará cuando finalice
la construcción de la planta de clasificación y compostaje de
Torrelles y Molins (la segunda planta está prevista para S. Cugat
en un futuro próximo). Estos planes cuentan con una amplia y muy
cuidada cobertura informativa y educacional de cara a la
población, lo que está redundando en un alto nivel de
participación y en la obtención de altas tasas de recogida de
residuos.
En la valoración global (28 sobre 75) se aleja de las
puntuaciones obtenidas por las primeras realizaciones estudiadas
debido al menor desarrollo material de los planes.
Como experiencia piloto, se inicia en 1990 la recogida selectiva
de envases de vidrio (contenedores), papel y cartón, voluminosos
y pilas eléctricas y se completa con la separación domiciliaria
de la fracción orgánica del resto de la basura para su recogida
por separado; es precisamente este esfuerzo separador en origen,
de dos fracciones, de la basura doméstica por parte de los
vecinos y la posterior recogida por separado para su
aprovechamiento (compostaje de la materia orgánica y reciclaje
de los materiales inertes) lo que el Ayuntamiento de Madrid ha
pretendido experimentar en una pequeña parte de la ciudad: 7.300
habitantes (B. del Pilar, Ciudad de los Periodistas) entre 1990
y 1994 y ampliación a 23.000 habitantes en 1994. Los residuos de
vidrio y de papel y cartón son recogidos de la misma forma que
en el resto de la ciudad y reciclados; la fracción orgánica se
deposita en contenedor específico, siendo recogida por el
servicio de recogida de los RSU de toda la ciudad (empresa
privada concesionaria) y tratado en la planta de separación y
reciclaje (construida por ENADIMSA y gestionada actualmente por
una empresa privada) situada en el vertedero de Valdemingómez,
donde se procede a su compostaje; la fracción restante se recoge
también por separado y se trata en la misma planta para
posteriormente ser reciclados parte de los materiales
clasificados: plásticos, vidrio, cartón, metales.
En la clasificación global esta experiencia obtiene ya una
puntuación bastante menor que las anteriores al carecer de un
plan de aprovechamiento integral que afecte a toda o parte de la
ciudad e integre en el mismo las necesarias prácticas de
compostaje de diferentes residuos orgánicos fermentables, así
como a los eficientes sistemas e recogida selectiva y reciclaje
tradicionales existentes en la ciudad.
Abarca una extensión de 1.168 Km2, 40 municipios y 232 núcleos de
población (284.000 habitantes) que generan 104.000 Tn de los RSU
al año. El origen de esta realización se remonta a los años 83-84
en que tuvieron lugar las primeras experiencias de recogida
selectiva de todos los componentes de la basura en Pamplona
(descrito en el Apdo. "Los sistemas para el aprovechamiento
integral de los de los RSU") que supusieron el comienzo en España
de esta nueva gestión de los de los RSU orientada a su
aprovechamiento integral. Actualmente el Plan en vigor, a
diferencia de los anteriores estudiados, ya no contempla el
compostaje de la materia orgánica que es recogida, sin separación
en origen, junto con otros residuos para su depósito en
vertedero; la recogida selectiva para su aprovechamiento
posterior comprende la mayor parte de los materiales inertes:
residuos y envases de vidrio mediante 342 contenedores
específicos, contenedores para residuos de envases y recogida
directa en 320 establecimientos de hostelería; residuos de papel
y cartón mediante contenedores en centros escolares y
directamente de los portales de las viviendas (Traperos de Emaús)
en 719 establecimientos del sector terciario, así como mediante
el contenedor para residuos de envases; voluminosos y ropas
mediante recogida directa por Traperos de Emaús, que también
recogen ropas y trapos depositados dos veces al año en los
portales de las viviendas; los medicamentos se recogen en todas
las farmacias para su clasificación y posible aprovechamiento;
las pilas eléctricas se recogen mediante 720 pequeños
contenedores distribuidos en los establecimientos comerciales y
adosados a los contenedores para vidrio. Estos residuos, al igual
que los escombros que también se recogen por separado, no tienen
aprovechamiento posterior. Con el resto de la basura, los
ciudadanos proceden a separarla en origen en dos fracciones:
residuos de envases y embalajes que se depositan en contenedor
específico (3.175 contenedores en toda la Comarca) y el resto,
la fracción mayoritaria, (materia orgánica y otros residuos) que
se recoge para su vertido posterior mediante un parque de 5.507
contenedores. Los residuos de envases son seleccionados en la
planta de separación existente en el vertedero de Góngora, y los
materiales recuperados (vidrio, papel y cartón, plástico, metales
férricos y envases "brik") son acondicionados para su
comercialización y reciclaje posterior. El total de residuos que
actualmente son reciclados es relativamente bajo (11,5% en 1995)
y si se excluye lo recogido y posteriormente reciclado por los
servicios que Traperos de Emaús presta a la Mancomunidad, el
porcentaje se reduce a menos del 10% (9,74%), cifra muy modesta,
dado los años e implantación y los recursos invertidos, en
comparación con los resultados que se obtienen en la muy próxima
Mancomunidad de Montejurra que sí aprovecha la materia orgánica
y consigue un porcentaje de aprovechamiento real superior al 60%
de todos los de los RSU Por esta razón fundamental, en la
valoración global esta realización alcanza una puntuación
relativamente modesta (23 sobre 75).
Las recogidas selectivas se inician en 1982 con los envases de
vidrio por medio de contenedores y se extienden al papel y cartón
en 1986, cuyos residuos se recogen por diferentes sistemas
(contenedores, sacos, directamente) y, al igual que el vidrio,
son reciclados posteriormente. Se recogen también por separado
pilas eléctricas (reciclándose las tipo "botón"), escombros,
voluminosos y fármacos. En 1989 se inicia en el barrio de
Trinitat-Vella una experiencia de separación en origen de la
basura en dos fracciones: una con residuos de envases y embalajes
para su reciclaje posterior y otra con el resto de la basura
(materia orgánica y otros residuos) que no será objeto de
aprovechamiento; en 1991 se extiende a un barrio mayor, Sants
(30.000 habitantes) con resultados no muy satisfactorios en lo
que a participación de los vecinos se refiere, debido a
deficientes campañas de información y comunicación; éste mismo
año y conjuntamente con la European Recovery and Recycling
Association (ERRA), el Ayuntamiento inicia una nueva experiencia
en la misma línea que las anteriores en el barrio de la Sagrada
Familia (78.675 habitantes) que posteriormente va ampliando a
toda la ciudad. Los residuos de envases recogidos son
posteriormente seleccionados (papel y cartón, vidrio, metales,
plásticos -color, blanco, PVC, ligero, otros-, y compuestos
-brik-) y comercializados para su reciclaje. El rendimiento del
sistema es bajo: un escaso 8% -y cerca del 10% si se consideran
todos los sistemas de recogida selectiva- se recicla realmente
del total de los de los RSU; por esta razón la valoración global
es más bien escasa: 17 puntos sobre 75.
La actividad de esta Empresa social es la recogida selectiva y
recuperación de residuos para su reutilización y reciclaje en
Navarra. Sus diferentes servicios de recogida están contratados
con siete Mancomunidades de ayuntamientos navarros: Comarca de
Pamplona, Montejurra, Comarca de Tafalla, Argá-Valdizarbe, Valle
de Aragón, Sakana, Bidauzi (375.000 habitantes y 4.500 km2 de
extensión), y proporciona empleo estable a 79 personas que
difícilmente encontrarían trabajo, la mayoría de ellas, en el
mercado laboral. La elevada calidad de trabajo realizado, la
organización de los servicios de recogida, selección,
almacenamiento y venta -gracias al control informatizado que se
lleva a cabo- permiten que esta empresa recoja cerca de cuatro
millones de kilos de residuos (voluminosos tales como muebles,
electrodomésticos..., papel y cartón, vidrio, ropas...) que son
aprovechados en un 75%: venta directa (con o sin reparación) de
muebles, material de oficina, electrodomésticos, pequeños
objetos, ropas..., en varios establecimientos comerciales propios
(un "rastro" y dos tiendas) y mediante el desguace y venta
directa a la industria recicladora de diversos materiales:
chatarras metálicas, vidrio, papel y cartón, trapos...,
operaciones que se practican en los almacenes de Traperos de
Emaús.
Esta empresa social representa un modelo de integración social
y laboral de la tradicional actividad recuperadora (traperos,
chatarreros, chamarileros, pequeños almacenistas) dentro de un
nuevo y más alto nivel de funcionamiento, tanto organizativo como
técnico y social, que permite su incorporación, altamente eficaz,
a los actuales requerimientos de la gestión sostenible de los
residuos sólidos urbanos, convirtiéndose así en una parte
fundamental de los planes de recogida selectiva y aprovechamiento
de los residuos de siete mancomunidades de ayuntamientos de
Navarra. Es preciso reconocer la importancia de este nuevo modelo
de "empresa social marginal" a escala de toda España, la cual se
está traduciendo en la formación de una Federación de 38 empresas
sociales similares a Traperos de Emaús (ver Apdo. "Los sistemas
de aprovechamiento de residuos textiles y voluminosos") labor de
agrupación que lidera también Traperos de Emaús de Pamplona.
La valoración global de esta realización, a pesar de la nula
implicación en el aprovechamiento de la materia orgánica
fermentable, es elevada por las razones antes señaladas,
obteniendo un total de 32 puntos sobre 75.
Esta empresa social, cuya finalidad principal es la formación e
inserción socio-laboral de personas afectadas por
drogodependencias mediante terapias de trabajo social y
ecológicamente útil, está formada por 54 personas (14 monitores
y 40 en proceso de inserción) que cuentan con 32 grupos de apoyo
(en Palma de Mallorca y 25 ciudades y pueblos de la isla) que se
encargan de la recogida previa de papel y cartón, envases de
vidrio, voluminosos..., que posteriormente es retirado por
Deixalles que también se hace cargo de la recogida selectiva de
los materiales depositados en todos los "puntos limpios" o
"Deisalleries" que el Consell Insular ha instalado en toda la
isla. Los materiales recuperados son aprovechados directamente
por esta empresa social (fabricación de muebles de alta calidad,
masajiles..., con la madera recuperada: 35 m3 en 1993); vendidos,
previa reparación en algunos casos (electrodomésticos, muebles,
ropas...) en su propio "rastro", clasificados y vendidos para
reutilización (botellas de vidrio, según colores) y reciclaje
(chatarras metálicas y vidrio, papel y cartón, plásticos...). La
ropa recogida (160 Tn/año) y no vendida en el "rastro", se
comercializa a través de cinco familias que la revenden
(mercadillos) y mediante la exportación. En total Deixalles
recupera unos nueve millones de kilos de residuos anualmente, de
los cuales se aprovecha más del 80%.
Esta empresa social, al igual que la anterior, constituye también
un modelo de integración social y adecuación del sistema
tradicional de recuperación a las exigencias actuales. La
valoración global (29 sobre 75) es por tanto elevada a pesar de
no implicarse en el aprovechamiento de la materia orgánica.
Esta realización está exclusivamente referida al ámbito del
aprovechamiento de los residuos orgánicos fermentables mediante
su compostaje en una planta modélica en España situada en
Castelldefels (Barcelona) y perteneciente a un consorcio formado
por la entidad pública Area Metropolitana de Barcelona y la
empresa de jardinería Jarfels, S.A. de Castelldefels. La planta
composta los residuos vegetales municipales procedentes de la
poda y limpieza de jardines, los lodos de la depuradora municipal
de aguas residuales, los residuos de Mercabarna (Barcelona) y
varios residuos industriales (fabricación de cerveza, cultivo de
champiñón...); el proceso de compostaje está controlado en todo
momento gracias a un complejo sistema de indicadores regulado por
ordenador, que permite la elaboración de un compost de alta
calidad y precio (entre 5 y 30 veces el del compost de los RSU)
y un nivel de aprovechamiento del 100% de los residuos.
El producto obtenido se comercializa sin obstáculo alguno en
diferentes tipos (según suelos y destinos) de compost a granel
y envasado con garantía de calidad. Esta planta, carente de
olores (está situada junto al parque municipal de Casteldefels)
produce anualmente 7.000 m3 de compost de uso en jardinería e
invernaderos principalmente, y su alto nivel de eficiencia ha
sido posible por una labor conjunta de investigación, a cargo de
L'Escola Superior d'Agricultura de Barcelona y operación de la
planta a cargo de Jarfels, S.A.
La valoración que obtiene esta realización es elevada (11 sobre
75) si tenemos en cuenta la atipicidad de la misma, dado que tan
sólo es una actuación aislada fuera de un plan de aprovechamiento
integral de los de los RSU.
Con menor importancia, desde el punto de vista de la gestión
sostenible de los de los RSU se han estudiado las realizaciones
de varias ciudades españolas, y cuya valoración global no supera
los 5 puntos sobre 35. Estas bajas valoraciones se deben en
general a la poca aportación que suponen en términos de
aprovechamiento de los residuos. Mención especial corresponde al
Plan de aprovechamiento integral de los residuos sólidos de la
isla de La Palma, en fase de redacción, por su amplitud y
novedad.
Esta entidad ha desarrollado durante 5 años una experiencia de
aplicación de compost (elaborado en la antigua planta de
Gavá-Viladecans) a la agricultura, gracias al trabajo llevado a
cabo por un equipo técnico de 15 personas. Sin embargo, el
trabajo no ha estado inserto en plan alguno de aprovechamiento
integral de los de los Rsu, ni supone tampoco, por la calidad
escasa del compost utilizado y las deficiencias de la metodología
empleada, una aportación significativa e este campo.
Corresponde esta realización a la planta de separación,
compostaje e incineración (complejo TIR-Madrid) de reciente
construcción y cuya puesta en funcionamiento aún no se ha
completado debido, entre otros factores, a exigencias legales y
ambientales reclamadas desde la fiscalía judicial madrileña. Esta
planta no ofrece en su conjunto aportación apenas aceptable desde
el punto de vista de la gestión sostenible de los de los RSU.
Las realizaciones estudiadas consisten en la recogida selectiva,
mediante contenedores, de envases de vidrio (sistema ya
implantado en toda España y comentado en el apdo. "Los sistemas
para el aprovechamiento de residuos de papel y cartón y envases
y embalajes"), de residuos de papel y cartón (de incierta
continuidad al no estar garantizada la recogida por parte
municipal y depender totalmente del mercado, y de recuperación
y regeneración de gases de sistemas frigoríficos (CFR) por parte
de una empresa privada como actividad lucrativa privada y de la
que no se ofrecen resultados. Como única realización municipal
se presenta el "ecoparque" (a modo de punto limpio" o
"deixalleria") de interés pero escasa importancia dentro de una
gestión sostenible de los de los RSU.
La realización consiste en pequeños "puntos limpios" para
residuos de papel y envases y embalajes que son depositados en
contenedores específicos por los ciudadanos. La financiación de
ha sido básicamente privada y del MOPTMA. La aportación, dentro
del panorama español actual en el que muchas poblaciones cuentan
ya con sistemas iguales o parecidos, a la sostenibilidad de la
gestión de los de los RSU es escasa.
La realización consiste en la colocación de contenedores
específicos (no se ofrece número, situación urbana, resultados
obtenidos...) para residuos de vidrio, papel y cartón, muebles,
metales y pilas, tanto en la ciudad como en la planta de
transferencia de RSU. Relativamente similar en planteamiento a
la anterior, no ofrece apenas nada significativo dentro de la
gestión sostenible de los de los RSU.
Esta pequeña población gallega que ofrece realizaciones modélicas
en otros campos, apenas aporta nada significativo en lo que a
gestión sostenible de los de los RSU se refiere, al consistir la
realización en la colocación de contenedores para la recogida de
papel-cartón y envases de vidrio, sistema ya implantado en
numerosísimas poblaciones españolas.
Afecta a toda la isla de La Palma. Contempla la recuperación,
mediante recogida selectiva, de todos los residuos orgánicos
fermentables -principalmente procedentes del cultivo y
empaquetado del plátano- con el objetivo de su transformación en
compost para uso agrícola; la recogida selectiva de vidrio, papel
y cartón y del resto de residuos aprovechables mediante sistemas
diversos entre los que se contemplan sistemas de recogida con
separación domiciliaria de materia orgánica y el resto. El Plan
pretende involucrar al sector agrario -evolución hacia un cultivo
más ecológico y sostenible- y al turístico -como elemento de
prestigio dentro de lo que podrían ser prácticas de un turismo
sostenible. El Plan está en fase de elaboración.
1 (10) Plan integral adecuado, Sistema local y consumo |
2 (10) Capacidad de extensión del Plan a otras poblaciones |
3 (10) Prioridad a la prevención y compostaje de la materia orgánica |
4 (5) Integración de diferentes residuos en el compostaje |
5 (5) Reciclaje de escombros |
|
1. Mancomunidad de Montejurra | 6 | 10 | 5 | 2 | 0 |
2. Ayuntamiento de Córdoba | 7 | 7 | 5 | 1 | 1 |
3. Ayuntamientos de Molins de Rei, T. Llobregat y San Cugat | 6 | 7 | 5 | 0 | 0 |
4. Ayuntamiento de Madrid: Ciudad de los Periodistas-Mirasierra | 0 | 5 | 4 | 0 | 0 |
5. Mancomunidad de la Comarca de Pamplona | 2 | 5 | 0 | 0 | 0 |
6. Ayuntamiento de Barcelona, Barrio de la Sagrada Familia | 2 | 5 | 0 | 0 | 0 |
7. Fundación Traperos de Emaús, Navarra | 2 | 10 | 0 | 0 | 0 |
8. Fundación Deixalles, Mallorca | 1 | 7 | 0 | 0 | 0 |
9. Area Metropolitana de
Barcelona-Jarfels. S.A. (Planta de Compost) |
0 | 1 | 3 | 5 | 0 |
10. Area Metropolitana de Barcelona. Planta de Compost. | 0 | 2 | 1 | 0 | 0 |
11. Ayuntamiento de Madrid. (Complejo TIR Madrid) | 0 | 0 | 1 | 0 | 0 |
12. Ayuntamiento de
Sagunto. Papel-Vidrio- CFCs-Ecoparque |
0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
13. Ayuntamiento de Vigo. Islas de reciclaje | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
14. Ayuntamiento de Olot. Contenedores papel, vidrio, pilas, muebles | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
15. Concello de Allariz. Contenedores papel, vidrio | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
16. Cabildo de la Palma. Plan de aprovechamiento | (sí) | (sí) | (sí) | (sí) | (sí) |
6 (5) Participac ión de población, introducci ón en la educación infantil |
7 (5) Integración del compostaje en la agricultura local |
8 (5) Integración de materiales recuperados en la industria local |
9 (10) Eficacia del sistema de recuperació n y reciclaje (evaluación ) |
10 (5) Existencia de empresas sociales que recojan los residuos |
11 (5) Evaluación de la participaci ón ciudadana en el proceso separador |
Puntuación total |
|
1. Mancomunidad de Montejurra | 4 | 2 | 2 | 8 | 5 | 2 | 46 |
2. Ayuntamiento de Córdoba | 3 | 4 | 3 | 4 | 4 | 3 | 42 |
3. Ayuntamientos de Molins de Rei, T. Llobregat y San Cugat | 2 | 0 | 2 | 3 | 0 | 3 | 28 |
4. Ayuntamiento de Madrid: Ciudad de los Periodistas-Mirasierra | 2 | 0 | 1 | 4 | 0 | 1 | 17 |
5. Mancomunidad de la Comarca de Pamplona | 2 | 0 | 2 | 4 | 4 | 4 | 23 |
6. Ayuntamiento de Barcelona, Barrio de la Sagrada Familia | 2 | 0 | 2 | 4 | 0 | 2 | 17 |
7. Fundación Traperos de Emaús, Navarra | 2 | 0 | 3 | 7 | 5 | 3 | 32 |
8. Fundación Deixalles, Mallorca | 3 | 0 | 4 | 7 | 5 | 2 | 29 |
9. Area Metropolitana de
Barcelona-Jarfels. S.A. (Planta de Compost) |
0 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 11 |
10. Area Metropolitana de Barcelona. Planta de Compost. | 0 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 5 |
11. Ayuntamiento de Madrid. (Complejo TIR Madrid) | 0 | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 2 |
12. Ayuntamiento de
Sagunto. Papel-Vidrio- CFCs-Ecoparque |
1 | 0 | 1 | 1 | 1 | 0 | 4 |
13. Ayuntamiento de Vigo. Islas de reciclaje | 1 | 0 | 1 | 1 | 0 | 0 | 3 |
14. Ayuntamiento de Olot. Contenedores papel, vidrio, pilas, muebles | 1 | 0 | 1 | 1 | 0 | 0 | 3 |
15. Concello de Allariz. Contenedores papel, vidrio | 1 | 0 | 0 | 1 | 0 | 0 | 2 |
16. Cabildo de la Palma. Plan de aprovechamiento | (sí) | (sí) |
Fecha de referencia: 30-06-1997
Documentos > La Construcción de la Ciudad Sostenible > http://habitat.aq.upm.es/cs/p3/a014.html |