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Fernando Prats
La celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas "Hábitat
II" ha permitido contrastar por primera vez el grado de
coherencia de las prácticas de urbanas españolas en relación al
complejo concepto de la sostenibilidad urbana y local.
La Comisión Interministerial creada con este motivo, constituyó
un grupo de expertos con el objetivo de contrastar dichas
prácticas desde distintos campos temáticos, correspondiendo este
Informe al Área de Desarrollo Urbano Integrado.
A pesar de que el deseo de centrar el análisis en actuaciones
avaladas por una práctica contrastable puede haber perjudicado
una visión más rica, que hubiera incorporado las más recientes
e innovadoras propuestas municipales, la información evaluada
permite afirmar que, en general y salvo excepciones, en nuestro
país todavía no existe todavía una conciencia arraigada,
institucional o social, sobre los problemas de sostenibilidad de
los modelos urbanos y locales vigentes. Y ello por razones que
se apuntan en el propio Informe y que en todo caso denotan la
necesidad de seguir insistiendo en las tareas divulgativas sobre
la importancia de la problemática medioambiental local y global
y, muy especialmente, en la responsabilidad y necesidad de
implicación de las autoridades locales en su solución.
Ello ha llevado a ampliar el contenido del Informe tratando de
contrastar una primera visión sobre algunos de los retos
generales urbanos al final del siglo, incluidos muy especialmente
los medioambientales, su relación con las políticas urbanas en
general, y las propias prácticas de las ciudades españolas. Con
ello se ha evitado, además, establecer una evaluación
excesivamente supeditada al nivel de nuestras experiencias,
posibilitando su contraste con los retos objetivos de la
sostenibilidad. El Informe se ha organizado en tres partes:
En la primera parte se trata de plantear una primera llamada de
atención sobre los problemas generales de las ciudades a final
del siglo, con especial consideración hacia los problemas
globales del medioambiente, la sostenibilidad, y el desarrollo.
En la segunda parte se plantea la relación entre los patrones del
desarrollo global y el rol de las ciudades en el mismo, tratando
de superar la visión de que los problemas de sostenibilidad
general son ajenos a los sistemas territoriales y locales.
En la tercera parte se entra a analizar las prácticas sostenibles
en las localidades españolas, incluyendo los criterios de
evaluación y unos primeros comentarios generales sobre los casos
considerados.
Para terminar, conviene recordar que, como toda primera
convocatoria abierta, es posible que no se haya podido
garantizar la presencia de todas las experiencias más innovadoras
en los temas tratados, o no se haya conseguido realizar el mejor
análisis de las actuaciones estudiadas. Tómense pues como un
primer paso los análisis y comentarios de este Informe, en la
esperanza de que su contenido pueda mejorarse en deseables
revisiones periódicas sobre el tema en el futuro.
La convocatoria en Junio de 1996 de la Conferencia de Naciones
Unidas "Hábitat II" viene a confirmar que los desafíos del nuevo
siglo están cristalizando y se manifestarán aún con mayor fuerza
sobre el conjunto de los asentamientos humanos del Planeta en los
que se en los próximos años se van a congregar cerca del 70% de
la población mundial[1].
Junto a los viejos problemas de nuestras sociedades urbanas
surgen con gran fuerza los nuevos desafíos: los cambios sociales
producidos en los sistemas urbanos de cada región del mundo por
la fase de globalización de la economía mundial; un crecimiento
demográfico que llegará a duplicar la población en los próximos
cincuenta años y que incrementará aún más la presión sobre unas
ciudades, en muchos casos, ya saturadas; la previsible
agudización de la problemática ambiental, general y local,
producida por la pervivencia de patrones de desarrollo
incompatibles con la preservación de los equilibrios básicos de
la biosfera; o la posible repercusión de las fuertes
desigualdades en la redistribución de recursos y riqueza no sólo
en relación a muchas ciudades en los países con mayores
dificultades, desbordadas de problemas y con escasez crónica de
recursos, sino también en el seno de las sociedades urbanas de
los países más ricos, en las que los fenómenos de exclusión
social no sólo subsisten sino que amenazan con ampliarse ante la
insuficiente oferta estructural de empleo y la incierta
reformulación de las tradicionales políticas del "welfare state".
Una hipótesis de desarrollo no sostenible |
|
Factores ambientales |
Tendencias |
Recursos renovables | |
Tierras de cultivo | |
Agua | Consumo mayor que reposición |
Naturaleza | |
Recursos no renovables | |
Combustibles | |
Materiales | |
Emisiones | |
Aire | Emisiones mayores que capacidad de asimilación |
Suelo | |
Agua | |
Ruido | |
Residuos |
Si bien los problemas derivados de la desigual redistribución de
la riqueza o del crecimiento demográfico son, institucionalmente
hablando o incluso desde la cultura popular, viejos temas
conocidos y debatidos, aunque aún por resolver, no sucede lo
mismo con el reparto del empleo ni en relación al alcance del
reto medioambiental actual y las estrategias con las que abordar
su resolución.
Es más, la percepción ambiental existe, pero reducida en muchos
casos sus aspectos más superficiales, sin llegar a considerar en
muchos casos los problemas básicos de la sostenibilidad ambiental
relacionados con el desbordamiento de la capacidad de carga de
los sistemas locales y en el conjunto del Planeta.
Y dado el carácter global de esta problemática, su insuficiente
consideración en los distintos niveles institucionales y sociales
puede tener importantes consecuencias no solo en el retraso en
la adopción de medidas que son urgentes y vitales, sino también
en el posible carácter contradictorio de otras estrategias
globales que por no imputarla pudieran, incluso, contribuir a
profundizar aún más los graves problemas ambientales que amenazan
los equilibrios básicos de la vida en la Tierra.
Lo realmente novedoso de la problemática ambiental reside
principalmente en los recientes descubrimientos que confirman la
gravedad de los problemas acumulados en este campo, y en el
debate sobre la amplitud y alcance de las transformaciones a
introducir en los patrones del desarrollo actual.
Si durante miles de años las propias limitaciones del desarrollo
social le hicieron compatible con los equilibrios básicos de la
biosfera, la actual presión ambiental inducida por la acción de
los seres humanos sobre el planeta amenaza con desbordar su
capacidad de carga. Los viejos impactos locales se han desbordado
y se interrelacionan ya con una serie de nuevos y graves
problemas ambientales de carácter global entre los que cabe
destacar los siguientes:
El cambio climático que amenaza con un aumento de la
temperatura global del Planeta en el que tendrían una
significativa incidencia las actividades humanas. Según
informaciones facilitadas a mediados de 1995 por el Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático, se estiman posibles
incrementos de temperatura entre 1.C y 3,5.C en los próximos cien
años, los más altos de los últimos siglos.
La reducción de la capa de ozono, que permite la
llegada a la superficie de la Tierra de una mayor radiación de
rayos ultravioleta con las correspondientes secuelas. En 1995,
la Organización Mundial de Meteorología ha advertido que la capa
de ozono afectada dobla en extensión a la registrada en 1993,
siendo su dimensión actual similar a la de Europa y la reducción
de su espesor próxima al 10%.
La deforestación producida, entre otras razones, por
las lluvias ácidas, supone anualmente, según datos de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la
desaparición de 12 millones de Ha. de bosques y a la pérdida de
cerca de 17 millones de Ha. de cubierta de árboles.
La pérdida de biodiversidad terrestre y marítima
alcanza cotas definidas por el riesgo de desaparición de cerca
de 5.000 especies animales y 20.000 vegetales, según la UICN.
En todo caso conviene insistir en que algunas de estas amenazas
ambientales podrían producir efectos significativos sobre las
actuales condiciones de vida en el planeta, incluida la especie
humana: aumento del peligro en poblaciones costeras, cambios
climáticos y meteorológicos que afectarían a muchos ecosistemas
y áreas agrícolas, mayor escasez de ciertos recursos y alimentos,
incremento de impactos radiactivos, nuevos riesgos de
salud...etcétera
La insostenibilidad ambiental encuentra su origen en la amplitud
que ha llegado a tener la interferencia de la acción humana sobre
la evolución natural de la biosfera. Esta interferencia se suele
referenciar, más concretamente, con el excesivo consumo de
recursos naturales y de generación de desechos, y con el
desbordamiento que ello produce sobre las capacidades de
reposición de aquéllos y de absorción de estos últimos en el
planeta. Entre los fenómenos más directamente involucrados en la
generación de los desequilibrios descritos, cabe referirse a los
siguientes:
Hace años que se alzan voces advirtiendo sobre los peligros de
desbordamiento de los límites ambientales del Planeta. Sin
embargo sólo han pasado unos 25 años desde que se desarrollaron
las primeras legislaciones en EE.UU. sobre la necesidad de
considerar los impactos ambientales de ciertas actuaciones. Desde
entonces la toma en consideración de la problemática ambiental
por parte de los principales organismos internacionales se ha
acelerado.
Además de algunos programas pioneros de UNESCO en los años 70
(Programa Hombre en la Biosfera entre otros), tres
acontecimientos, relativamente recientes de alcance
internacional, preceden a la próxima Conferencia Hábitat II sobre
los asentamientos humanos: el Informe Brundtland de la Comisión
Mundial sobre Medioambiente y Desarrollo en 1987; el 5. Programa
Comunitario de Política y Actuación en materia de Desarrollo
Sostenible de la Unión Europea de 1992; y la Conferencia de Río
de Naciones Unidas sobre Desarrollo y Medioambiente de ese mismo
año.
Y si bien los debates sobre el alcance de la problemática
ambiental y del concepto de sostenibilidad siguen vigentes, cada
vez parece más evidente que no es posible mantener los actuales
patrones del desarrollo, y que resulta imprescindible su
modificación para hacer viables los actuales equilibrios de la
vida en el Planeta.
La propia Declaración de Río sobre Medioambiente y Desarrollo
establece en su Principio 15. la necesidad de aplicar ampliamente
el criterio de precaución sin que la falta de certeza científica
absoluta o los costes inducidos justifiquen el retraso en la
adopción de las medidas de rectificación requeridas. Como tampoco
cabe ya depositar la esperanza de reequilibrio ambiental en base
a procesos de autorregulación natural, del propio sistema
económico vigente, o por la acción de nuevas tecnologías capaces
de contrarrestar los impactos inducidos por los actuales patrones
del desarrollo humano. Los riesgos son demasiado evidentes y la
experiencia indica que las inercias de la desrregulación
ambiental pueden cubrir períodos de tiempo demasiado amplios como
para confiar en acciones que no se basen en la adopción de las
correspondientes medidas preventivas.
En todo caso, en estos años, la consideración medioambiental no
solo ha emergido a primera línea en la preocupación de los
principales organismos internacionales y de amplios sectores de
la población, sino que ha tenido la virtud de plantear una nueva
lectura sobre la evaluación del desarrollo social. Ha nacido así
un nuevo concepto, el de "sostenibilidad", concepto que requiere
considerar como factor clave del desarrollo global y local la
temática ambiental y su compatibilidad con los aspectos sociales
y económicos, a nivel local y global, en el corto y en el largo
plazo.
Ilustración: Diferencias entre naciones
Ilustración: El Ensayo Estándar de los Límites del
Crecimiento (Hipótesis Informe Meadows)
Las ciudades siempre han establecido y a la vez han reflejado los
valores dominantes en el seno de las distintas civilizaciones;
es más, desde las sociedades urbanas se han venido estableciendo
los patrones del modo de desarrollo dominante en muchas de las
fases históricas más representativas de las diversas regiones del
Mundo. Una lectura de la evolución de los distintos sistemas
urbanos y territoriales permite captar la relación dialéctica
entre desarrollo social y espacial, en una sucesión de continuas
adaptaciones -o crisis- espaciales a los distintos modelos de
desarrollo social vigentes en cada momento.
Hoy más que nunca el mundo se globaliza, organiza, y gestiona a
través de una red de sistemas urbanos que a su vez concentra los
principales centros de información y decisión, residencia,
producción, distribución y consumo del planeta. De como se
conforme esa red, como se interrelacionen las estrategias
globales y las locales, y como se configuren los propios patrones
de comportamiento de sus poblaciones urbanas en los próximos
decenios, en relación a su compatibilidad con los equilibrios
ambientales, sociales y económicos, dependerá en gran medida las
condiciones de vida y supervivencia inmediatas de los seres vivos
y de los humanos sobre la Tierra.
Y el alcance de una afirmación de este tipo ha de enmarcarse en
una situación en la que las tensiones ambientales inducidas por
la acción humana ya están produciendo graves degradaciones
ambientales y escasez de recursos; se prevé una nueva duplicación
de la población para el año 2025 con un crecimiento agobiante de
las ya desbordadas mega-ciudades; y se advierte que las próximas
generaciones, en todas las regiones del mundo, tienen muchas
posibilidades de afrontar la vida en unas condiciones menos
favorables que las actuales.
Los propios trabajos oficiales realizados en torno a "Hábitat II"
reconocen que la necesidad de fortalecer la estabilidad y paz en
el mundo va a requerir superar los crecientes desafíos
procedentes de las difíciles condiciones de vida que se prevén
en sus asentamientos humanos.
Si bien existe una conciencia generalizada sobre los problemas
urbanos derivados de los procesos de desigualdad y segregación
social, agudizados en los últimos años, por lo que parece
anunciarse como el fin del empleo pleno y estable, no sucede lo
mismo con la consideración sobre el alcance de las
responsabilidades ambientales directas de nuestras ciudades.
Todavía sigue siendo usual el que muchos responsables locales
"miren a otro lado" cuando se trata sobre la necesidad de superar
las acciones más superficiales para comprometerse activamente en
la reconversión de la sociedad actual hacia bases más
sostenibles.
Tiende a cometerse el error de considerar que la solución a los
problemas ambientales es responsabilidad de otras instancias
administrativas y que su viabilidad está al margen de las
políticas locales de los sistemas urbanos y territoriales, lo que
es totalmente falso ya que puede afirmarse que el bienestar local
y la sostenibilidad global solo serán posibles en la medida en
que las ciudades lo sean.
Problemas y sectores clave según el 5. Programa de la Unión Europea | |||
Problemas Clave |
A: Agentes E: Efectos |
Objetivo UE | Principales Sectores implicados |
Cambio Climático |
A: CO2, N2O, CH4,
CFC E: Efecto Invernadero y Agujero de Ozono |
Volver a niveles
de CO2 de 1990 Ninguna agresión al ozono |
|
Acidificación y Calidad del aire |
A: SO2, NOX, COV E: Envenenamiento de bosques y agua |
No superar la capacidad de carga | |
Naturaleza y Biodiversidad |
A: Presión del
Modelo de desarrollo E: Retroceso de la biodiversidad |
Desarrollo
sostenible Habitat naturales y control consumo de especies amenazadas |
|
Gestión del agua | A: Presión de la demanda e impacto de emisiones |
Equilibrio demanda Anticontaminación Rehabilitación |
1. Industria 2. Energía 3. Transporte 4. Agricultura 5. Turismo |
Medio Urbano |
A: Urbanización
congestiva y
contaminante E: Pérdida de calidad de vida y entorno |
Mejoras en el desarrollo urbano | |
Zonas costeras |
A: Urbanización
congestiva y
contaminante E: Degradación del medio, suelo y agua |
Desarrollo litoral sostenible | |
Gestión de residuos |
A: Desbordamiento
generación de
residuos E: Contaminación |
Reciclaje Transformación, producción, procesos y utilización |
Demasiado a menudo se olvida que los actuales patrones del
desarrollo se polarizan y gestionan desde unos sistemas urbanos
basados en su capacidad de inducir toda una serie de
externalidades ambientales, relacionadas con el consumo de
recursos y la generación de emisiones, que inciden negativamente
sobre territorios y espacios temporales más o menos distantes.
La falta de consideración de estas externalidades ha propiciado
el uso y abuso de dicha explotación del medio hasta extremos no
sólo insostenibles sino también innecesarios; sencillamente se
ha seguido la línea del menor esfuerzo y máxima dependencia del
medio, pensando que la capacidad de oferta de recursos y de
sumidero de emisiones por parte de la Naturaleza no tenía
límites. Así se ha llegado a una organización de uno
asentamientos urbanos que absorben las tres cuartas partes de los
recursos mundiales, y en los que solamente la construcción y
mantenimiento de los edificios representan aproximadamente un 40%
de los materiales utilizados, un 33% de la energía consumida, y
un 50% de las emisiones y desechos producidos[5].
Indice de la Carta de Aalborg |
|
Etapas de un Plan de Acción según la Carta de Aalborg |
Reconocimiento de los métodos de planificación y de los
mecanismos financieros existentes, así como otros planes y
programas.
Localización sistemática de los problemas y de sus causas
mediante extensas consultas públicas.
Clasificación de las tareas por orden de prioridad para
tratar los problemas detectados.
Creación de un modelo de comunidad sostenible mediante un
proceso participativo que incluya a todos los sectores de la
comunidad.
Consideración y evaluación de opciones estratégicas
alternativas.
Establecimiento de un plan de acción local a largo plazo en
favor de un desarrollo sostenible que incluya objetivos
mensurables.
Programación de la aplicación del plan, incluida la
preparación de un calendario y una declaración del reparto
de responsabilidad entre los participante.
Establecimiento de sistemas y procesamientos para la
supervisión y la notificación de la aplicación del plan. |
Fuente: Carta de Aalborg |
Tales dinámicas se clarifican aún más si interpretamos nuestros
sistemas de urbanización, dentro de la biosfera, como complejos
y poderosos ecosistemas específicos que conforman el hábitat de
los seres humanos y que basan su desarrollo en una relación de
dominio y depredación, - en términos de energía, materiales y
residuos -, sobre otros ecosistemas más débiles, favoreciendo así
la degradación de estos últimos y el empobrecimiento paulatino
de nuestro propio entorno. Es más, lo interesante de una
aproximación de este tipo es que deja abierta las puertas para
una reflexión sobre las posibilidades de establecer nuevas
políticas urbanas y territoriales ambientalmente más eficientes
y elaboradas desde premisas que, como sucede en otros ecosistemas
naturales maduros, tiendan a basar su evolución en una mejor
organización y aprovechamiento de sus potencialidades internas,-
tendiendo a hacer más eficientes los ciclos de energía,
materiales e información,- y en una menor explotación de sus
entornos.
Así pues tampoco puede obviarse el enorme significado que tiene
el hecho de que los asentamientos urbanos vayan a concentrar la
mayoría de una población mundial -el 70% en los próximos treinta
años- que a su vez casi se duplicará en ese período de tiempo.
La presión del medio urbanizado sobre las sistemas naturales se
va a incrementar aún más, y el que ello agudice en mayor o menor
medida las actuales crisis ambientales va a depender de la
capacidad que tengan las sociedades urbanas de reconvertir sus
actuales patrones de desarrollo hacia modelos más compatibles con
sus condiciones locales. Avanzar hacia la sostenibilidad local
no es sólo ya una vía de preservación del patrimonio de un
pueblo, sino una autentica necesidad para evitar aumentar,
también, sus manifestaciones globales.
Además conviene no perder de perspectiva cómo la propia
degradación que el medio urbano induce en otros lugares y
tiempos, no sólo socava las propias bases de su desarrollo
futuro, sino que esta ya afectando a su propia eficiencia interna
-costes de contaminación, congestión ...., y a la salud de sus
propios habitantes. Cada vez abundan más las noticias que
informan como los efectos de las diversas contaminaciones afectan
a las poblaciones urbanas y su calidad de vida. Los expertos de
la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas acaban de
advertir acerca de los graves efectos sobre la salud de los
ciudadanos producidos por una docena larga de contaminantes
persistentes, que además, pueden permanecer largo tiempo en el
medio. La Sociedad Nacional de la Sanidad Pública Francesa acaba
de informar sobre los riesgos de salud inducidos por las
emisiones de los motores de gasóleo en las ciudades francesas.
Y un reciente estudio sobre 150 metrópolis norteamericanas con
problemas de contaminación establecer que el incremento del
riesgo de muerte se puede cifrar entre un 15% y un 17% en este
tipo de conurbaciones[6].
En todo caso parece que ha llegado el momento de afrontar los
problemas derivados de los límites del propio modelo de
urbanización en que estamos instalados. Un modelo excesivamente
consumidor de recursos y energía, generador desproporcionado de
desechos, basado en la lógica de un crecimiento cuantitativo
orientado desde una economía sectorializada y cortoplacista, que
no imputa una visión integrada y a largo plazo de sus efectos,
y que externaliza sus impactos hacia el medioambiente, otros
territorios, y un futuro cada vez más amenazado.
A la vez hay que decir que las posibilidades de introducir
transformaciones positivas en la minimización de los impactos
ambientales urbanos son realmente factibles si existe voluntad
política y acuerdo social. Tal vez por ello, si aspiramos a
recuperar las ciudades para un proyecto civilizatorio lúcido, sea
imprescindible reencontrar la capacidad de comprensión global
sobre las mismas, a nivel local y global, para, a partir de ahí,
volver a proyectar entre todos un futuro más viable y atractivo.
Los Programas de Acción Local en la Agenda de Río |
Como tantos de los problemas y de las soluciones de que se
ocupa el Programa 21 se relacionan con las actividades
locales, la participación y cooperación de las autoridades
locales constituirán un factor determinante para el logro de
los objetivos del Programa. Las autoridades locales se ocupan
de la creación, el funcionamiento y el mantenimiento de la
infraestructura económica, social y ecológica, supervisan los
procesos de planificación, establecen las políticas y
reglamentaciones ecológicas locales y contribuyen a la
ejecución de las políticas medioambientales en los planos
nacional y subnacional. En su carácter de autoridad más
cercana al pueblo, desempeñan una función importantísima en
la educación y movilización del público en pro del desarrollo
sostenible.
Cada autoridad local debería iniciar un dialogo con sus
ciudadanos organizaciones y empresas privadas y aprobar un
"Programa 21 Local". Mediante la celebración de consultas y
la promoción de un consenso, las autoridades locales
recibirán aportes de la ciudadanía y las |
Fuente: Agenda 21 de Río |
La Conferencia de Río y el 5. Programa Comunitario han impulsado
el debate en la sociedad europea sobre la necesidad de establecer
nuevas políticas generales y locales orientadas hacia la
sostenibilidad. Y el hecho de que en la Unión Europea el 80% de
su población ya viva en ciudades induce a que muchos de sus
problemas tengan una fuerte relación con los de nuestras
sociedades urbanas. El paro estructural, los procesos de
exclusión social, y las dificultades de mantener las
tradicionales políticas del estado del bienestar, coexisten con
unos patrones de producción, distribución y consumo, heredados
del tipo de industrialización desarrollado en los últimos
cincuenta años, de alto impacto ambiental a nivel local y global,
que convierten a Europa en uno de los espacios más saturados y
con mayor responsabilidad en la reconversión de los modos de
desarrollo vigentes.
En los últimos años, al calor de la acción combinada ciertos
programas institucionales y de las ONG más activas en estos
temas, diversas organizaciones, municipios y ciudades han
desarrollado toda una serie de ricas experiencias tendentes a
avanzar hacia la sostenibilidad local. La propia Unión Europea
tras la publicación a principios de los noventa de los Libros
Verdes sobre el Medioambiente Urbano y sobre el Transporte, y más
recientemente sobre la Energía (1995), ha impulsado (DGXI) el
"Grupo de ciudades europeas hacia la sostenibilidad" que alumbró
en Mayo de 1994 la "Carta de Aalborg", la primera referencia
europea sobre la aplicación local de los principios de
sostenibilidad emanados de la Cumbre de Río.
Poco a poco, y con la colaboración de organizaciones tales como
Metrópolis, la Federación Mundial de Ciudades Unidas (FMCU), la
Unión Internacional de las Autoridades Locales (IULA), o el
Consejo de las Autoridades Locales en Inglaterra (LGMB), están
surgiendo por todo el continente europeo diferentes iniciativas
desde los municipios que tratan de desarrollar sus Programas o
Agendas Locales de Acción 21.
Objetivos establecidos por el Consejo del Condado de Bedfordshire |
|
Dentro de la lógica variación existente entre los distintos casos
particulares, cabe sintetizar una serie de características que
son comunes a los diversos Programas Locales de Acción 21:
La experiencia indica que trabajar en las ciudades con cierta
coherencia en torno al concepto de sostenibilidad requiere
reformular muchas de las rutinas vigentes en la acción
institucional urbana. A título meramente indicativo, y sin ningún
ánimo de exclusión, se plantean a continuación algunos de los
temas que podrían contribuir a establecer nuevos ejes de
reflexión en torno a las estrategias de nuestras ciudades:
Reconsiderar la filosofía del desarrollo local desde los nuevos
valores de la sostenibilidad, recuperando la capacidad de
interpretación y formulación de objetivos claros en relación al
futuro de cada ciudad y territorio. Ello exige trabajar con
criterios de prevención y de compatibilidad entre medioambiente,
economía, y necesidades sociales, dotándose en cada caso de
procesos de información y debate sobre perspectivas estratégicas
locales integradas y a largo plazo que evalúen distintos
escenarios, oportunidades, riesgos, y la viabilidad de las
distintas opciones.
En esta línea de trabajo es importante fomentar la información
y potenciar la participación de los ciudadanos en la definición
del futuro de sus ciudades.. Ello exige primar la divulgación y
la toma en consideración no solo de los aspectos más
tradicionales de la acción institucional local (urbanísticos,
servicios sociales..), sino también de los problemas más
importantes de la localidad, sean estos de carácter ambiental,
de cohesión social, o los derivados de la actividad económica.
Se trataría al fin y al cabo de fortalecer la capacidad de
interpretación y de responsabilidad local alrededor de sus
problemas fundamentales, al margen de que su resolución requiera
la lógica colaboración con otras entidades o instituciones de
ámbito superior.
Principales contaminantes de aire, y sus efectos respiratorios | ||
Contam
inantes Oxidos de azufre, partículas
Monóxido de
carbono
Oxidos de
nitrógeno (NOX)
Ozono (O3)
Hidrocarbonos
aromáticos
Radón
Arsénico Alergeno |
Fuentes
Carbón y
petroquímicas |
Efectos
en la salud
Bronco
constricción
Cáncer de pulmón
Cáncer de pulmón
Asma, rinitis |
Es importante considerar no solo la problemática estricta
"intramuros" de cada ciudad, sino también su incidencia en el
hinterland espacial y funcional correspondiente, incluido el
ámbito regional o su contribución a la solución de los retos
medioambientales globales. En el plano local ello requiere
conseguir una integración adecuada entre un desarrollo lo más
diversificado, rico y complejo posible, y las condiciones del
propio entorno local, aprovechando las potencialidades endógenas
de forma compatible con la preservación de los ecosistemas y el
conjunto de los requerimientos locales, sin amenazar las
"capacidades de carga" correspondientes.
Ello puede ofrecer una visión enormemente expresiva del balance
ambiental de cada ciudad, lo que facilitaría la delimitación de
los problemas, sectores y agentes clave para la formulación de
nuevas políticas medioambientales a concertar en el plano local
y regional. Así se podrían abordar con una visión de conjunto
estrategias relativas a los principales campos de incidencia
ambiental en la ciudad, como el de la energía, el agua, los
transportes, o las emisiones y los residuos.
Se trata de optar por un escenario cualitativo que, sin obviar
las necesidades sociales, centre sus prioridades en otra forma
de gestionar y usar la ciudad, y en la calidad ambiental y de
vida de los ciudadanos. En este sentido hay que inducir cambios
favorables a la sostenibilidad a la hora de abordar decisiones
estratégicas (tipología del asentamiento, estructura urbana,
equilibrio, complejidad, actividades económicas, accesibilidad
del espacio urbano...), y aplicar el principio de "reciclaje
permanente de la ciudad" frente a la práctica de "usar, tirar
y hacer de nuevo", todavía dominante en muchas de nuestras urbes.
Las ciudades españolas comparten en la actualidad muchos de los
problemas de sus homólogas europeas con las singularidades
propias del país: la dura herencia recibida de un amplio período
de fuerte crecimiento sin libertades políticas y la reciente
instauración de un Estado democrático (1978) con fuerte carácter
federal; el relativo retraso y desequilibrio con que se han
producido los proceso de industrialización y terciarización del
País y sus ciudades, coexistiendo con un desarrollo turístico muy
potente en le litoral; y la condición de contar con una base
territorial muy extensa, diversa, poco transformada, con
densidades medias bajas en relación a la media europea (77 Hab/Ha
frente a 150 Hab/Ha), y con amplias zonas rurales y forestales
y un alto porcentaje de áreas desfavorecidas (38%) en términos
geográficos y socioeconómicos[7].
Estas singularidades inciden a su vez en un perfil propio de la
realidad territorial y urbana española: disponibilidad de una
gran reserva territorial que incluye un porcentaje significativo
de diversidad biológica y de los espacios protegidos europeos;
un sistema de ciudades compactas y bastante jerarquizado
alrededor de una serie de ejes territoriales discontinuos y de
diecisiete áreas metropolitanas con mayor dinamismo de las
ciudades medias; una población urbana (ciudades con más de
20.000 h) próxima al 70% del total, con una problemática social
centrada hoy en la existencia de unos índices de desempleo
(22%)[8] muy superiores a los de los países europeos, y en una
cierta fragilidad de la vertebración social y de los sistemas
de protección; y en un cierto retraso en la consideración de la
problemática ambiental, local y global, erróneamente desplazada
por la necesidad de afrontar tanto los graves problemas heredados
de las grandes migraciones campo-ciudad de los años 60-70, como
las consecuencias de las sucesivas crisis posteriores de 1975-84
y la más recientemente iniciada al principio de esta década.
A la vez, las ciudades españolas han vivido, hasta muy
recientemente, de espaldas a reto territorial (y a la dinámica
de los sistemas de ciudades). Esa visión introspectiva y
autárquica, muy lejana de una autentica consideración de las
claves del desarrollo local, ha favorecido que, en general,
muchas localidades no hayan sentido siempre como propios los
graves problemas ambientales del País[9] debilitando así la
capacidad de la iniciativa para afrontar su solución.
Al margen del resto de las informaciones y propuestas generadas
en cada una de las áreas temáticas seleccionadas, en relación al
campo definido como "Desarrollo urbano integrado", se ha
dispuesto de unas treinta propuestas, con niveles informativos
muy diversos, procedentes de distintas regiones, y comprendiendo
ámbitos espaciales muy distintos, desde pequeños sistemas rurales
hasta alguna de las grandes metrópolis nacionales.
En todo caso, conviene reseñar que a las limitaciones
informativas mencionadas, se ha sumado el deseo de primar
aquellas actuaciones que cuentan con el aval de una práctica
contrastable, lo que ha podido debilitar el análisis de ciertos
proyectos territoriales y urbanos de reciente redacción, con
interesantes planteamientos e innovaciones en este campo. Todo
ello debe tenerse en cuenta para evaluar con cierta prudencia las
propias conclusiones que pudieran extraerse de esta primera
muestra.
La primera de las dificultades a resolver, común al conjunto de
la Comisión de Expertos, ha consistido en el establecimiento de
criterios de evaluación, en relación al concepto de
sostenibilidad en el medio urbano y local, a la hora de analizar
y valorar las diversas propuestas enviadas por las distintas
ciudades. La decisión final en relación al área de "Desarrollo
urbano integrado" se ha basado en el interés por compatibilizar
un nivel razonable de coherencia y a la vez de sentido práctico,
a la hora de evaluar el alcance del concepto de sostenibilidad
referido a las prácticas urbanas. Ello se ha traducido en obviar
las interpretaciones más fuertes del término, centrando la
valoración en la capacidad innovadora de dichas prácticas en
relación la sostenibilidad local, y en su carácter globalizador,
que desborda su consideración estrictamente ambiental. Tal
planteamiento se ha concretado en la elaboración de unos
"Criterios de referencia" con un nivel de exigencia nada
desdeñable, que necesariamente evidencian las carencias de estas
prácticas en nuestra realidad territorial y urbanística.
Intención política de avanzar hacia la sostenibilidad
desde una visión integrada (escalas y temas) y a largo plazo
(carácter preventivo) del desarrollo local. Ello comporta la
introducción de cambios significativos en relación a las
prioridades habituales, contemplando de forma interrelacionada
y compatible los requerimientos medioambientales, sociales y
económicos.
Existencia de instrumentos de intervención coherentes
con la estrategia local de sostenibilidad (planes, programas...)
de carácter general y temático.
Amplitud y carácter integrado de la gestión local con
procesos de concertación público-privado y de participación
social.
Consideración del esfuerzo institucional y local
desarrollado a través de las iniciativas acometidas en dirección
hacia la sostenibilidad local.
En su presentación, se ha utilizado un criterio de agrupación
temática en cuatro campos desarrollados desde principios de
compatibilidad: la calidad medioambiental, la estructura
espacial, la cohesión y calidad de vida social, y la economía
local.
Se trata de considerar la posible participación de la
localidad en programas encaminados a paliar los principales
problemas ambientales globales, como el cambio climático y
reducción de la capa de ozono, deforestación.......
Se trata de evaluar la consideración de los impactos
ambientales producidos por el desarrollo local y urbano sobre su
entorno natural, así como las acciones encaminadas a conseguir
una interrelación compatible con el mismo, que no desborde su
capacidad de carga.
Se trata de tomar en consideración la corresponsabilidad de
cada localidad en relación a la generación y prevención sobre
ciertos accidentes ambientales especialmente dañinos, como son
los incendios forestales, la erosión del suelo......
Se trata de evaluar la existencia de medidas encaminadas a
reducir (por ahorro y eficiencia) el consumo de suelo valioso,
agua, combustibles, y ciertos materiales especialmente
significativos, así como la generación de emisiones no deseables
sobre la atmósfera, el suelo, el agua, la generación de ruido,
o las diversas clases de residuos producidos por el desarrollo
urbano y local. Y en esa línea tienen mucha importancia dos
aspectos concretos y a la vez relacionados: los criterios y
calidad de la gestión de los servicios ambientales locales más
importantes (agua, energía, transportes, residuos...) y las
medidas orientadas hacia los sectores ambientalmente claves, como
el del tráfico, la industria, la edificación.....
Se trata de evaluar las políticas urbanísticas en relación
al sistema y modelo de asentamiento y su adecuación a las
condiciones locales. En este sentido son reseñables las
decisiones sobre la opción del sistema de ciudades, núcleos, y
sus interrelaciones (opción monocelular o polinuclear....); el
modelo de desarrollo espacial (ciudad compacta, difusa...); la
escala del asentamiento en relación a su incidencia sobre su
riqueza y diversidad, la vertebración social, la prevención de
los fenómenos de congestión, o el estimulo de modos blandos en
los desplazamiento urbanos; el carácter equilibrado e integrado
de la propia estructura urbana; o las densidades e intensidades
de los diversos usos y partes de la ciudad.
Se trata de contrastar las políticas urbanísticas en
relación a la forma de entender y priorizar, en cada caso, las
opciones espaciales para resolver las necesidades sociales. Se
trata de evaluar en función de las condiciones concretas de cada
ciudad las opciones sobre el crecimiento y la rehabilitación,
desde perspectiva integradas y más amplias que las estrictamente
inmobiliarias, tomando también en consideración los aspectos
ambientales, sociales, así como su incidencia sobre el conjunto
del desarrollo local.
Se trata de evaluar los esfuerzos orientados a favorecer la
accesibilidad y proximidad del sistema de bienes y servicios,
tanto en su posición en la estructura urbana y su relación con
las áreas residenciales, como en la disposición y calidad de los
espacios y conexiones peatonales y por medios alternativos, y su
articulación con el sistema de transporte público.
Se trata de considerar las acciones orientadas a evitar el
monofuncionalismo espacial urbano, tan vulnerable frente a las
fases de crisis y declive socioeconómico, y las actuaciones
encaminadas a enriquecer e integrar un desarrollo local atractivo
como lugar en el que vivir, interrelacionarse, trabajar, innovar,
y ubicar actividades económicas.
Se trata de evaluar las acciones encaminadas a garantizar
la integración social y la capacidad de accesos a los bienes que
se consideran decisivos para el bienestar de todo ciudadano:
aceptación y respeto por la diversidad cultural, cauces de
participación, alojamiento, educación, salud, trabajo...
Se trata de considerar el conjunto de acciones que tienden
a la mejora del entorno vital, ambiental, y sociocultural de los
ciudadanos ofreciendo un marco rico en oportunidades relacionadas
con el desarrollo personal, familiar, y comunitario.
Se trata de recoger aquellos aspectos que configuran una
sociedad democrática, participativa, descentralizada, con niveles
adecuados de autoorganización, presencia de medios de formación
y opinión.....
Se trata de considerar la adecuación de los equilibrios
básicos e interrelación entre la actividad económica y la
sociedad local a nivel de actividad, empleo, estabilidad,
sinergias.....
Se trata de tomar en consideración las prácticas más
tradicionales de minimización de los impactos inducidos por las
actividades económicas: corrección o minoración de impactos,
renovación tecnológico- ambiental de los procesos productivos....
Se trata de considerar el fomento de actividades cuyo factor
de sostenibilidad pueda cumplir un doble aspecto: su adecuación
ambiental global en base a sus procesos de producción,
distribución, consumo, y reutilización de sus residuos, así como
su compatibilidad en relación a los equilibrios ambientales y
socioculturales locales.
Se trata de evaluar la orientación de las políticas,
viabilidad y equilibrios básicos de las haciendas públicas en
relación a las prioridades locales evaluadas desde la referencia
de la sostenibilidad local.
Prácticas urbanas y sostenibilidad en España. Campos y valores temáticos de valoración |
|
Al margen de la información individualizada sobre las prácticas
más significativas de las distintas ciudades que, de forma
resumida y en formato Hábitat, se adjunta en otra parte de este
Informe, parece interesante tratar de apuntar algunos de los
rasgos generales que refleja el análisis realizado.
Este hecho encuentra su explicación en las propias
características del proceso espacial del país, centrado durante
los últimos 15 años en solventar la dura herencia del pasado no
democrático, y poco consciente de un desafío medioambiental que,
de forma un tanto equivocada, se vive como un problema lejano,
ajeno a la condiciones de vida de los ciudadanos, y que, en todo
caso y hasta fechas muy recientes, se ha venido considerando como
una responsabilidad de otros. Todo ello ha propiciado el que los
criterios que han orientado la actuación local en estos años
hayan estado condicionados por objetivos remediales, y prácticas
segmentadas y cortoplacistas en el interior de las ciudades.
Hasta fechas muy recientes (ver apartado 3.3.E) la política
espacial ha sido municipal, autárquica, y urbana, considerando
las correspondientes áreas rurales bajo el concepto genérico de
"suelo no urbanizable". Así se ha podido llegar a olvidar que la
prosperidad y la calidad urbana requieren un entorno natural
rico, que este puede constituir un recurso estratégico de primera
importancia hacia el futuro, o incluso, la gravedad de la
situación del propio medio natural.
Entre las posibles razones que pueden estar dificultando la
adopción de políticas más equilibradas en las ciudades, pueden
constatarse, entre otras, las siguientes. De una parte, la
pervivencia de las inercias y rutinas de un pasado no tan lejano,
en el que los problemas más acuciantes provenían de la necesidad
de encauzar razonablemente el caótico crecimiento urbano
provocado por las grandes migraciones campo-ciudad de los años
60-70. Y de otra parte, una cierta supeditación acrítica hacia
una concepción del desarrollo cifrado en términos de puro
crecimiento ilimitado, en muchos casos al margen de las propias
necesidades locales, y casi siempre sin que medie una evaluación
sobre los impactos de todo tipo producido sobre unos sistemas
espaciales -ciudades y entornos naturales- que en muchas
ocasiones ya suelen estar muy saturados y sobre los que los
nuevos crecimientos tienden a producir impactos negativos en
proporción exponencial.
También es necesario constatar el hecho de que en el último
quinquenio empiezan a formularse estrategias urbanas integradas,
centradas en mejorar la habitabilidad y la calidad de vida, en
las que se evidencia una sensibilidad generalizada en los poderes
locales hacia la problemática urbanística y sociocultural de las
ciudades. Sin embargo, la percepción medioambiental todavía no
parece superar, en muchos casos, los aspectos físicos y
paisajísticos más superficiales, quedando relegados los aspectos
más sustantivos relacionados con la sostenibilidad local.
Todo ello incide en la insuficiente innovación cultural e
instrumental de los patrones de intervención en las ciudades.
Sigue vigente la fuerza conceptual y operativa del Plan General
Municipal, básicamente anclado en la disciplina urbanística
tradicional, cuya generalización, por cierto, ha supuesto una
de los retos institucionales más importantes por ordenar el
crecimiento urbano de los últimos decenios.
Complementariamente a esta línea "profunda", a finales de los
ochenta las ciudades más dinámicas o con mayores problemas
(Madrid Barcelona, Bilbao....) impulsaron la realización de
Planes Estratégicos con una vocación globalizadora y, en muchos
casos, muy sesgada hacia la competitividad y mejor inserción de
las ciudades en el nuevo sistema económico mundial emergente.
Sin embargo, parece que trabajar en el marco de la sostenibilidad
local, requiere renovar a fondo el marco conceptual y operativo
vigente, en línea con las orientaciones contenidas en la Agenda
21 de Río y en la propia experiencia del "Grupo de ciudades
europeas hacia la sostenibilidad" (Carta de Aalborg).
Además, la renovación mencionada también alcanza en nuestro país
el ámbito de las haciendas públicas locales. Parece evidente que
trabajar con referentes de sostenibilidad, obliga no solo a
establecer una nueva compatibilidad y prioridades entre lo
medioambiental, lo social, y lo económico, sino a articular,
también, un nuevo equilibrio de viabilidad y concertación entre
las haciendas locales y la economía privada. Los recursos
públicos son y serán escasos, y claramente insuficientes para
afrontar por si solos los desafíos urbanos de las próximas
décadas, y así lo avala la reciente experiencia de Aserlocal
(Banco de Crédito Local) en Canarias.
También puede afirmarse que poco a poco se van abriendo camino
una serie de experiencias y prácticas en ciudades y regiones
españolas que abren camino hacia valores relacionados con la
sostenibilidad local[10].
El caso de los núcleos rurales.
En primer lugar hay que referirse a aquellas experiencias que
desde el mundo rural contribuyen a la tarea, imprescindible para
la sostenibilidad del conjunto del territorio nacional, de
preservar los asentamientos humanos en este medio, evitando su
desertización y el deterioro de los amplios espacios rurales y
naturales del país. Es el caso, entre otros, de iniciativas como
las del Concello de Allariz en Galicia,
Oscos-Eos en Asturias, o la Reserva de la Biosfera de
las Alpujarras en Andalucía, que vienen afrontando con
éxito y base participativa, diversos procesos de supervivencia
y revitalización local en base a diversificar su base económica,
preservar su entorno natural, y mejorar las condiciones de vida
de sus ciudadanos.
Las ciudades medias.
En segundo lugar conviene destacar la trayectoria de algunas
ciudades medias que, como Girona en Catalunya,
Vitoria en el País Vasco, y más recientemente
Alcobendas en Madrid, han venido trabajando con
criterios relacionados con la calidad de vida y ambiental sobre
un conjunto de políticas locales razonablemente hilvanadas en
planes integrados locales, que denotan una visión comprensiva del
conjunto de la ciudad, y que pueden suponer pasos de interés en
la formulación de nuevas políticas de sostenibilidad urbana.
Resulta interesante destacar el hecho de que, con las
correspondientes especificidades propias de cada caso, se trata
de una serie de ciudades compactas, de tamaño medio; relación
viva con su entorno natural; nivel de vida relativamente alto;
y un considerable nivel de cohesión social y, o, fuerte liderazgo
institucional.
La ciudad de Girona cuenta con un Plan estratégico
municipal desde 1994 que da continuidad a los trabajos de
rehabilitación y revitalización del centro histórico; incorpora
con visión amplia la interrelación de la ciudad y su entorno
natural mediante la recuperación de la rivera de los Ríos Ter y
Onyar, y el uso sostenible de los Bosques de Palau con los que
conforma un nuevo anillo verde; amplía los programas de acción
integral contra la exclusión social, e impulsa en distinto grado
la minimización de impactos ambientales en diversos frentes:
transporte, energía, residuos.
Tal vez sus principales limitaciones se deriven de la falta de
estrategias de recualificación en la ciudad moderna, y en la
vulnerabilidad que supone la inexistencia de políticas
territoriales concertadas con los municipios vecinos, lo que
podría inducir nuevos desequilibrios en el conjunto de la zona.
Vitoria-Gasteiz, es una de las ciudades más
equilibradas y con más tradición en la planificación y gestión
urbana basadas en la visión integrada de su realidad y de las
políticas a instrumentar. La ciudad, con una base social bien
vertebrada, que favorece una acción consensuada desde hace años,
guía su acción en base a un Plan General Urbanístico
permanentemente renovado desde hace treinta años, con un
planteamiento de preservación de su entorno rural y utilización
razonable de los recursos naturales; un crecimiento urbano muy
controlado y cifrado en base a las necesidades locales;
programas de rehabilitación del centro histórico; acciones de
integración y consecución de una gran calidad del medio urbano
del resto de la ciudad, con especial atención a la creación de
una red de espacios abiertos muy extendida; y unas políticas de
movilidad-accesibilidad, basadas en favorecer la peatonalización
y la eficiencia del transporte público.
Complementariamente al plan urbanístico, se conjugan toda una
serie de programas de diverso tipo: políticas sociales,
educativas y de formación, salud, cultura, control de calidad de
sus productos, e incluso, sobre las actividades económicas en el
ámbito municipal, que permiten hablar de una vida urbana de
calidad y razonablemente equilibrada.
Alcobendas, en el Norte de Madrid, culmina una etapa
de crecimiento y mejora de la calidad urbanística de la ciudad
con la reciente elaboración del "Plan Ciudad" como orientación
estratégica de su desarrollo urbano. El Plan, elaborado con una
amplia participación social, sigue apostando por un fuerte
crecimiento urbano que trata de compatibilizar con cinco
estrategias clave: bienestar y calidad de vida; desarrollo
sostenible; articulación regional; dinamismo económico y empleo;
educación y formación; y modernización y gestión participada.
Las sombras más significativas del Plan pueden plantearse en
torno a la apuesta por un fuerte crecimiento urbano, que la
autoridad local considera como una excelente oportunidad para
resolver los problemas de la ciudad, minimizando, tal vez, los
efectos negativos y el incremento de la congestión y otros
impactos ambientales sobre la ciudad.
Carta verde Málaga
Sobre los deberes y derechos de los ciudadanos
PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD
PRINCIPIO DE INFORMACIÓN
PRINCIPIO DE VECINDAD
PRINCIPIO DE IGUALDAD
PRINCIPIO DE RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS
PRINCIPIO DE CONJUNCIÓN DE ASPECTOS COLECTIVOS E
INDIVIDUALES |
Madrid 21. El desarrollo sostenible en la Comunidad
de Madrid Indice
|
En tercer lugar hay que referirse a la compleja realidad de las
grandes metrópolis del país en base a una doble consideración:
la práctica inexistencia de políticas integrales formuladas con
cierta coherencia desde los valores de la sostenibilidad urbana,
y la existencia, a la vez, de actuaciones de interés, desde dicha
perspectiva, en relación a zonas más reducidas de la ciudad, o
relacionadas con diversos campos temáticos.
El primer aspecto, la pobreza de las estrategias
integrales sobre la sostenibilidad urbana, parece reflejar la
dificultad de abarcar y transformar unas realidades urbanas y
sociales de tanta escala, complejidad, y desvertebración, y tan
asentadas, a la vez, en formas de producción, distribución y
consumo no sostenibles. Y mientras se echa en falta una reflexión
rigurosa sobre dichos temas, Madrid sigue sobreviviéndose a sí
mismo, sin que parezca capaz, a pesar de su reciente Plan General
de urbanismo, de cuajar un proyecto colectivo de futuro en el que
articular sus capacidades vitales hoy dispersas y sin objetivos
claros; Barcelona apuesta con éxito, con su segundo Plan
Estratégico, por una inserción competitiva, con calidad y perfil
propio, en la región europeo-mediterránea, a la vez que estimula
el desarrollo de ciertas experiencias relacionadas con la
sostenibilidad (bicicletas, energía...); y el Gran Bilbao pugna,
a través de sus múltiples programas y planes, por encontrar una
vía de salida a su profunda crisis industrial .
En relación al segundo aspecto, las actuaciones
parciales o temáticas, puede decirse que existen experiencias
diversas en contenido e interés, en las que, en todo caso y en
general, han pesado más los objetivos sociales y urbanísticos que
los estrictos de sostenibilidad medioambiental. Entre ellas, cabe
señalar los casos de Ciutat Vella en Barcelona, la
Remodelación de Palomeras en Madrid, o alguna de las
actuaciones de revitalización alrededor de la Ría de
Bilbao.
La actuación de Ciutat Vella, una operación innovadora
de rehabilitación integral en una de las zonas más
contradictorias y problemáticas de Barcelona, consigue articular
su rehabilitación espacial con aspectos innovadores en la
redefinición de la trama urbana y la accesibilidad-movilidad
local, la revitalización económica y sociocultural, y la
preservación de las poblaciones locales o la diversidad y riqueza
del tejido local.
La remodelación de Palomeras en Vallecas, basada en
amplios procesos de participación social, ha sido capaz de
articular el realojamiento de unas diez mil familias chabolistas,
con el reequipamiento, diversificación poblacional, y la
rehabilitación espacial del conjunto de uno de los distritos más
problemáticos de Madrid.
Alrededor de la Ría de Bilbao, una de los zonas más castigadas
por la crisis de los viejos modelos de industrialización, junto
a grandes operaciones emblemáticas más tradicionales de carácter
inmobiliario o infraestructural, también se están desarrollando
otras, como por ejemplo el Programa Urban de
Barakaldo, que se formulan sobre la base de considerar
la recualificación ambiental-espacial como condición previa e
imprescindible para la revitalización local.
La escala regional.
En cuarto lugar y aunque se trate de formulaciones más recientes
que no cuentan aún con un amplio desarrollo práctico, parece
oportuno dejar constancia del avance conceptual, incluida la
referencia implícita o explícita a los problemas generales de
sostenibilidad y medioambiente, que se empieza a reflejar en los
nuevos trabajos relacionados con las nuevas Estrategias
Territoriales y Ambientales Regionales.
Parece que el afrontar con una visión más actual e integrada
estas escalas espaciales, está permitiendo analizar más
ampliamente los impactos medioambientales del modelo de
desarrollo vigente, favoreciendo, una reflexión novedosa y la
aparición de propuestas estratégicas mucho más ricas y coherentes
que en el pasado. Esta dinámica de reflexión ambiental y
territorial desde la escala regional, ha permitido no solo la
creación de las correspondientes Consejerías y Agencias
territoriales y medioambientales regionales, sino también
desarrollar objetivos de cierto alcance. Así, por ejemplo, entre
otros aspectos cabe mencionar que en los últimos quince años se
ha multiplicado por 13 la superficie de espacios naturales
protegidos en el país que, con cerca de tres millones de
hectáreas, representan hoy más del 40% del total europeo[11].
Análisis Turismo y Entorno Ambiental | ||
Ciclo Turism o | Problemas ambientales |
Incidencia en el Medio Ambiente |
Ciclo |
Ocupación de suelo valioso por infraestructuras |
Consumo de recursos renovables escasos |
Impacto de las infraestructuras sobre la naturaleza | ||
Consumo de combustibles de transporte |
Consumo de recursos no renovables escasos |
|
Consumo de materiales y recursos financieros en infraestructuras | ||
Emisiones producidas por
movilidad (CO2, SO2...) |
Emisiones con
efectos en problemas globales claves |
|
Ciclo |
Ocupación de suelo valioso por urbanizaciones turísticas |
Consumo de recursos renovables y culturales escasos y valiosos |
Presión sobre el patrimonio
natural y cultural Mutaciones en medio físico y paisaje (crisis ecosistemas, desertificación, incendios) Impacto en el medio hídrico Impactos en el medio antropizado |
||
Consumo de combustible por movilidad local |
Consumo de recursos no renovables y financieros escasos |
|
Consumo de materiales y recursos financieros por infraestructuras y equipamientos turísticos | ||
Emisiones contaminantes al aire |
Emisiones |
|
Emisiones contaminantes al agua | ||
Emisiones contaminantes al ruido | ||
Emisiones de residuos | ||
Riesgos por crisis del modelo | ||
Síntesis de la problemática ambiental |
Los problemas del litoral español y el cambio del
modelo turístico
Por último, conviene referirse a una de las singularidades
propias de España, que además tiene una enorme transcendencia
ambiental: la llegada cada año de un contingente de turistas que,
desde hace tiempo, supera en número a la propia población del
País -más de cuarenta y tres millones de turistas en 1994-, y que
en su mayor parte (82%) se concentra en le litoral español, y más
específicamente (63%) en su vertiente mediterránea [12].
Aparte de las oportunidades económicas que el sector turístico
-el más importante del mundo en la actualidad- ha ofrecido y
ofrece a nuestra economía, también es indudable que su intensidad
y los patrones con que se ha implantado en nuestras costas, le
hacen el principal responsable de la extraordinaria degradación
del litoral español.
Por ello tiene especial importancia ambiental en España las
estrategias de desarrollo del sector y de los destinos turísticos
en general y, muy especialmente por su incidencia, de las
localidades turísticas del litoral. Y en este sentido, cuatro son
las consideraciones de interés a hacer sobre este importante
tema: el reconocimiento oficial y social del riesgo de declive
en muchos destinos con alto grado de saturación y deterioro de
su medioambiente; el rápido cambio de valores en el consumidor
medio europeo hacia la exigencia de calidad ambiental en un
sentido muy amplio; la incorporación del componente ambiental
como aspecto clave de las estrategias comerciales de los grandes
touroperadores internacionales; y la detección del cambio de
políticas y patrones en ciertos destinos turísticos de carácter
emblemático, que también giran en sus referentes hacia nuevos
criterios de sostenibilidad.
Ello ha llevado a la puesta en marcha de programas
institucionales específicos de la Secretaría General de
Turismo,-Planes de excelencia turística, Programa
turismo y medioambiente... -orientados a la rehabilitación
integrada y concertada de destinos concretos o a la realización
de trabajos de investigación-divulgación sobre la necesidad de
transformar el modelo vigente de desarrollo turístico.
En cuanto a iniciativas específicas, es especialmente
significativa la experiencia de la Isla de Lanzarote
en Canarias, sobre el Atlántico, en donde ya en 1991 se aprobó
con gran respaldo social un Plan Insular Territorial cuyo eje
central se basó en la salvaguardia de la Capacidad de Carga del
ecosistema insular, de gran belleza y fragilidad, y en la
consiguiente desclasificación las dos terceras partes -unas
ciento cincuenta mil plazas turísticas- de las expectativas del
crecimiento turístico-inmobiliario comprometido. Actualmente
Lanzarote, designada Reserva de la Biosfera en 1994, desarrolla
un nuevo "Plan Lanzarote en la Biosfera" con la sostenibilidad
como eje central del mismo.
Asimismo son representativos de esta revisión del modelo los
casos, en el Mediterráneo, de Calviá, Alcudia, y
Menorca, en las Islas Baleares, destinos turísticos de
características diversas pero con sus propias iniciativas para
consolidar nuevos escenarios locales en clave de sostenibilidad.
Resulta muy significativa la decisión de contener los nuevos
crecimientos y la voladura de instalaciones hoteleras
especialmente impactantes en Calviá, que además plantea
reorientar su desarrollo local con criterios de sostenibilidad
a través de la nueva estrategia elaborada en su Agenda Local 21.
Ilustración: Las cuatro fases del proceso de elaboración de
la Agenda Local 21 para Calvià.
Por último también hay que tomar como referencia el caso de la
Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en la Costa
Cantábrica del País Vasco, que con veintidós mil hectáreas y doce
municipios reúne una de las mayores diversidades ecológicas de
dicha nacionalidad, recibiendo cerca de quinientos mil turistas
cada año. Urdaibai, con su Plan Director de Uso y Gestión de
1993, cuenta con un modelo de planificación consensuado,
integrado, y a largo plazo coherente con los objetivos de
sostenibilidad requeridos en la zona.
Fecha de referencia: 30-06-1997
Documentos > La Construcción de la Ciudad Sostenible > http://habitat.aq.upm.es/cs/p3/a011.html |